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Midas, el rico rey de Frigia

Los frigios vivieron su apogeo en el siglo VIII a.C. bajo el


gobierno de Midas, el rey que convertía en oro todo lo que
tocaba
19 de junio de 2017, 16:33

DIOSES

MITOLOGÍA

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El juicio del rey Midas


Este óleo de Botticelli se basa en una pintura perdida del pintor Apeles
(siglo IV a.C.). En ella Midas, asesorado por la Sospecha y la
Ignorancia, juzga a un hombre.
Crédito: Erich Lessing / Album
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La gran diosa Cibeles


Esta antigua diosa de la fertilidad de la tierra era la principal divinidad
del panteón frigio. Busto del siglo II a.C. Museo Nacional Romano,
Roma.
Crédito: Werner Forman / Gtres
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El oráculo del dios Apolo


El rey Midas, casado con una princesa griega, tuvo una relación muy
estrecha con los helenos y fue el primer rey extranjero que envió un
regalo al santuario de Delfos.
Crédito: Age Fotostock

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Una bacanal para los dioses
Gillis van Valckenborch recreó en este óleo la fiesta que Midas dio en
su palacio en honor de Dioniso y su compañero Sileno. Siglo XVII.
Museo Pushkin, Moscú.
Crédito: Age Fotostock
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Monumento al rey Midas


En la localidad anatólica de Yazilikaya se alza esta fachada
monumental llamada «tumba de Midas», del siglo VII a.C. En realidad,
se trata de un templo dedicado a Cibeles.
Crédito: Chris Hellier / Corbis

Midas, el rico rey de Frigia


Midas, el rey de Frigia, es el protagonista de uno de los mitos más
conocidos de la Antigüedad. Evocado por infinidad de escritores y
artistas, fue el poeta romano Ovidio el que dio la forma definitiva
al relato. En sus Metamorfosis (XI, 85 ss.) Ovidio explica cómo
Midas logró capturar a Sileno, una divinidad o genio que se
presentaba como un hombre ya entrado en años y muy dado al vino,
pero poseedor de una profunda sabiduría y que había educado a
Dioniso en su juventud. Sileno vivía libre en un maravilloso jardín
situado al pie del monte Bermio, en Macedonia, donde crecían raras y
fragantes rosas de sesenta pétalos. Midas rellenó con vino la fuente
donde el viejo demonio solía beber y así, al caer embriagado,
pudo hacerlo prisionero.

Midas le pidió "que todo lo que toque con mi


cuerpo se convierta en resplandeciente oro"
En varios lugares de Asia Menor existían manantiales
denominados "fuente de Midas" donde, según tradiciones locales,
aquel monarca había hecho prisionero a Sileno. Según otras
versiones, los pastores de Midas lo sorprendieron mientras dormía en
el jardín real y entonces lo ataron y lo condujeron ante el rey. Una vez
en presencia de Midas, las ligaduras que sujetaban al viejo se
desprendieron como por encanto; su llegada se celebró con alegres
fiestas, que duraron diez días, y Sileno, sin mostrarse enojado, habría
instruido al monarca "sobre la naturaleza y sobre el pasado".
A continuación, Midas llevó a Sileno ante Dioniso, quien, encantado de
haber recuperado a su viejo ayo, y en agradecimiento por el buen
trato que le dispensaron, decidió otorgar a Midas la facultad de
elegir el don que prefiriese, garantizando que su deseo sería
satisfecho. Midas le pidió "que todo lo que toque con mi cuerpo se
convierta en resplandeciente oro". La demanda se realizó y el rey frigio
pudo comprobar, gozoso, la efectividad de la promesa tocando toda
clase de objetos; sucesivamente transformó en oro la rama de una
encina, una piedra, un terrón del suelo, varias espigas de cereal,
las piezas de una puerta, una fruta, el agua que se desliza entre
sus manos.

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ZEUS TOMA A DÁNAE EN FORMA DE LLUVIA DE ORO
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Fotografías

Mas cuando se disponía a reponer fuerzas, vio cómo una lámina de


oro cubría los manjares simplemente al roce de los dientes, y los
líquidos escapaban de su boca abierta como metal
fundido. Estupefacto e infeliz, muerto de hambre y abrasado por la
sed, el rey pidió perdón al dios y le rogó que suprimiera aquel
regalo pernicioso. Dioniso accedió y restableció a Midas su condición
natural, ya que el rey demostró arrepentimiento. No obstante, debería
practicar un ritual de purificación, sumergiendo su cuerpo en el
nacimiento del río Pactolo (junto al monte Tmolo, en Lidia). Midas
resolvió de este modo el problema y desprendió de su cuerpo el
fatídico don, pero a partir de entonces sería la corriente del río la
que arrastrase pepitas de oro.

¿Existió Midas?
La leyenda del rey Midas estaba enlazada con la historia primitiva de
los frigios. El pueblo brigio o frigio estuvo originariamente
establecido en la región de Macedonia, pero hacia finales del II
milenio a.C. emigró desde Europa hasta asentarse en una amplia
región situada al norte de Asia Menor (la actual Turquía) que con el
tiempo tomaría el nombre de Frigia. Fueron estos frigios quienes
trajeron consigo hasta Asia la leyenda de Sileno, que no era sino
una divinidad o genio híbrido de la naturaleza, un daímon o ente divino
inferior ligado a los rituales báquicos y al séquito del dios Dioniso.
Por otra parte, la fábula del don divino recibido por Midas, que le
permitía transformar en oro todo lo que tocaba, se basó en la
extendida idea de que los reyes frigios poseían enormes riquezas
naturales, pues tanto en Macedonia y Tracia, de donde procedían los
frigios, como en las regiones de Asia Menor ocupadas por su estirpe
hubo montes auríferos –las minas de Pangeo, del Tmolo y del Sípilo–
y corrientes fluviales que transportaban oro, como los ríos
Pactolo y Hermo.

Bajo su gobierno, entre el último tercio del siglo


VIII a.C. y comienzos del siglo VII a.C., los
frigios alcanzaron su etapa de mayor esplendor
Pero hoy sabemos, además, que el protagonista del mito, el rey
Midas, fue una figura que existió realmente y que se corresponde
con uno de los primitivos monarcas de Frigia. Hijo de Gordio, bajo
su gobierno, entre el último tercio del siglo VIII a.C. y comienzos del
siglo VII a.C., los frigios alcanzaron su etapa de mayor esplendor. El
escritor cristiano Eusebio de Cesarea estableció en su Crónica
histórica (versión armenia) la época de Midas aproximadamente
entre los años 740-739 y 696-695 a.C. Midas reinó, por tanto, sobre
los frigios durante más de una generación. Estas fechas se hallan
confirmadas por fuentes orientales que documentan la existencia de
un rey llamado Mittaa (Mitâ), que dominaba el país de Moshki o
Mushki (Frigia) entre los años 718 y 709 a.C.

Los imperios vecinos


Durante ese período, los frigios gozaron de cierto protagonismo en
sus relaciones con el resto del mundo griego y con los reinos de
Oriente, en particular con el Imperio asirio. Midas fue contemporáneo
de los reyes asirios Tiglatpileser III, Salmanasar V, Sargón II y
Senaquerib. Ya en tiempos del monarca asirio Tiglatpileser I, el pueblo
de los moshki había tratado de invadir una parte del Imperio asirio,
llegando a amenazar seriamente la frontera occidental del mismo. Los
anales de Sargón II nos informan de que en el año 717 a.C. Midas
había establecido un pacto con el rey luvita de Karkemish, vasallo de
Sargón, iniciando luego hostilidades contra Asiria. Sabemos también
que urdió varios planes junto con los reyes luvitas de las
ciudades de Atuna (Tiana), Gurgum y Meliddu, en la zona oriental
de Anatolia, en contra de los intereses asirios.
MÁS INFORMACIÓN
LAS LEGENDARIAS REINAS DE ASIRIA
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Fotografías
Entre otras acciones intentó, infructuosamente, asentarse en Cilicia
(en la costa sudoriental de Asia Menor), y más tarde, de común
acuerdo con los monarcas de Armenia, fomentó los levantamientos
populares que estallaron en Capadocia; Sargón se vio entonces
obligado a establecer fortificaciones para protegerse de armenios y
frigios. Fue en ese momento cuando el reino de Midas alcanzó su
máxima expansión, ya que se extendía desde el curso superior del
río Halis hasta tocar, por el sector meridional, la frontera de Cilicia.
Pero, finalmente, Midas, desoyendo las propuestas hechas desde el
vecino reino de Urartu y temeroso de la amenaza que representaban
para su país los nómadas cimerios, decidió ponerse bajo la
protección de los asirios, de manera que entre los años 710 y 709
a.C. firmó un tratado de paz por medio del gobernador asirio de
Cilicia y remitió a Sargón una serie de regalos, como era costumbre, y
se comprometió a entregar anualmente un tributo al rey asirio.

El rey hizo donación al santuario de Delfos del


trono real desde donde administraba justicia a sus
vasallos
A los ojos de los griegos, la importancia y magnificencia de
Midas quedaron de manifiesto ya en vida del propio monarca. En
efecto, cuenta Heródoto que el rey hizo donación al santuario de
Delfos del trono real desde donde administraba justicia a sus vasallos.
Esta pieza se custodiaba en el interior del llamado tesoro de los
Corintios (que pasaba por ser el tesoro del tirano Cipselo), junto con
otros valiosos regalos de oro y plata que habían sido remitidos a
Delfos por el rey Giges de Lidia.
En tiempos de Heródoto (mediados del siglo V a.C.), el trono
todavía permanecía en el tesoro, aunque resulta evidente que no se
trataba del verdadero asiento real, sino de una ofrenda a los dioses
típica de la diplomacia oriental. Representaciones de tronos vacíos se
encuentran también a menudo, con función de exvotos, en los templos
de la antigua Frigia.

El final de un rey mítico


La donación de aquel trono al famoso oráculo de Delfos constituye
un indicio indirecto de que el rey frigio mantenía buenas
relaciones con los griegos de Asia Menor y con sus vecinos
lidios. Existen, además, otras pruebas de ese contacto estable, como
es el hecho de que Midas contrajera matrimonio con Demódice (o
Hermódice, según otras versiones), la hija del rey Agamenón de la
ciudad eolia de Cumas (Kyme). Es muy probable que este enlace
revistiese un carácter de alianza política y que tuviera por objeto
consolidar las tendencias expansionistas del reino de Frigia hacia
la costa occidental de Anatolia.

MÁS INFORMACIÓN
EL VIAJE DE LAS ALMAS AL MÁS ALLÁ. EL INFIERNO
DE LOS GRIEGOS
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Fotografías

Una explicación similar puede darse a la anécdota del supuesto


epigrama funerario de Midas. Contaba cierta tradición que los
suegros o los cuñados del rey frigio, Gorgo y Janto, habrían
encargado al propio Homero que redactase un texto para que
fuera grabado en la estela mortuoria del rey Midas, en la que
aparecía representada la imagen de una "virgen de bronce", tal vez
una sirena. Éste sería el epitafio creado por Homero: "Soy una virgen
de bronce y reposo sobre la sepultura de Midas. / Mientras el agua
fluya y los grandes árboles se cubran de hojas, / permaneciendo aquí,
sobre su tumba muy llorada, / anuncio a quienes pasan que Midas se
encuentra aquí enterrado" (Antología Palatina, VII 153).
Aunque esta composición tiene grandes visos de ser una historia
apócrifa y es seguro que los versos atribuidos a Homero datan de
época posterior, probablemente del siglo IV a.C., es ilustrativa de las
relaciones políticas que existían entre Frigia, Lidia y las ciudades
griegas de la costa de Asia Menor entre los siglos VIII y VII a. C.

Su tumba tal vez se halla cerca de Gordion en


cuyo interior, ricamente ornamentado, los
arqueólogos encontraron un ataúd de madera y
numerosos muebles funerarios
Respecto al resto de la biografía de Midas, las fuentes antiguas
solamente añaden que el reino autónomo de Frigia quedó
severamente dañado por la invasión de los cimerios, un pueblo
nómada del sur de Rusia, y que Midas prefirió darse muerte ingiriendo
un veneno. Su tumba tal vez se halla cerca de Gordion, en el llamado
montículo de Midas, en cuyo interior, ricamente ornamentado, los
arqueólogos encontraron, en la década de 1950, un ataúd de madera
y numerosos muebles funerarios. Fue también en Gordion donde
Alejandro Magno, al principio de su ofensiva contra el Imperio persa,
se detuvo para cortar el célebre "nudo gordiano", la atadura que,
según la tradición, sujetaba el carro del rey Midas y que había
permanecido como emblema del poder de aquel monarca
guerrero y míticamente rico.

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