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PSICOANÁLISIS
Y
GRUPOS
Comité editorial
Mario Campuzano (México)
Alejandro Tarragó (México)
Jorge Sánchez-Escárcega (México)
Miren de Izaurieta (México)
Lilian Lasky de Dubson (México)
Alfredo Alcántar (México)
Diana Singer (Argentina)
Graciela Selener (Argentina)
Alejandra Bó de Besozzi (Argentina)
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Waldemar Fernandes (Brasil)
Beatriz Silverio (Brasil)
Alejandro Ávila Espada (España)
Los artículos firmados no reflejan necesariamente los criterios de AMPAG y son respon-
sabilidad exclusiva de los autores. Para la reproducción total o parcial de los artículos se
requiere autorización por escrito del comité editorial.
Pluralidad temática 5
Mario Campuzano
Desde la clínica
sucesos
noticias bibliográficas
varios
PLURALIDAD
TEMÁTICA
E
l segundo número de nuestra revista sigue manteniendo
su vocación de pluralidad temática. De tal modo, en la sección
Artículos, Simone Hazan –desde el psicoanálisis individual–
hace una magnífica revisión de la perspectiva técnica en la psicología del yo,
que dejara propuestas clásicas en los libros de Fenichel y que busca
siempre contrastarse y diferenciarse de la técnica kleiniana concebida –ideo-
lógicamente y en la rivalidad de escuelas– como “psicoanálisis salvaje”, a
partir de una de sus propuestas técnicas más trascendentes: tener como
tarea central el análisis de los núcleos psicóticos de la personalidad
(esquizoides y depresivos), que ha permitido mantener una unidad técni-
ca en el abordaje de neuróticos, fronterizos y psicóticos y que no ha
podido ser resuelto técnicamente en la psicología del yo, llevando a mu-
chos de los psicoanalistas norteamericanos a utilizar en la práctica un
marco dual según el tipo de patología: psicología del yo para los neuróticos
(edípicos) y psicología del self para los preedípicos (fronterizos y
psicóticos).
Mario Campuzano,
Ciudad de México, abril de 2004
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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••• artículo •••
UN VIAJE POR EL TIEMPO. ENCUADRE, TRANSFERENCIA Y CAMBIO PSÍQUICO EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
•••
* Instituto Mexicano de Psicoterapia Psicoanalítica de la Adolescencia, AC y Asociación Mexi-
cana de Psicoterapia Analítica de Grupo, AC.
sobre el tiempo, el solo hecho de especificar una idea tan intangible presupone
una limitación, sin embargo, es importante ajustarla a conceptos específicos
para estudiarla.
Por ello, en este trabajo se usarán las definiciones de tiempo que propo-
nen Norbert Elías (1989) y Elliot Jacques (1984). Al hablar de la historia del
estudio del tiempo, Elías plantea que la hegemonía de los físicos y de la repre-
sentación naturalista es reciente. Hasta la época de Galileo, el estudio del tiem-
po y la naturaleza estaban centrados alrededor de los grupos humanos. El tiempo
era un medio para orientarse en el mundo social y para regular la convivencia
humana (Elías, 1989).
En el centro de la larga discusión filosófica sobre la naturaleza del tiem-
po se han presentado dos posturas encontradas. Las teorías de Newton plan-
tean que el tiempo es un hecho objetivo de la creación natural y no se diferencia
de otros objetos naturales más que por la cualidad de no ser perceptible. En el
marco teórico de Kant y Descartes se considera la percepción del tiempo como
una forma de contemplar los eventos, basados en la peculiaridad de la concien-
cia humana. En ambos casos, plantea Elías (1989), el tiempo se presenta como
un dato natural, en el primero se le considera objetivo, independiente de la
existencia del hombre, y en el otro como una representación subjetiva. El autor
establece que no basta con oponer el tiempo objeto de la física con el tiempo
objeto de la filosofía, pues al determinarlo se presuponen, por un lado, proce-
sos físicos, aunque el hombre no intervenga para modelarlos y, por otro, indivi-
duos capaces de hacer una síntesis reflexiva. En el fenómeno tiempo no se
trata del hombre y la naturaleza sino del hombre en la naturaleza.
Por otra parte, Elliot Jacques propone que el tiempo tiene realidad como
un concepto abstraído y construido desde la experiencia de la sucesión, los
procesos, los sucesos y la continuidad. Para Jacques, la experiencia del tiempo
abarca los sucesos del mundo material exterior y el mundo psicológico interior.
Define el tiempo psíquico desde una perspectiva filosófica y psicoanalítica.
Sugiere que para el sujeto hay tres experiencias psíquicas del tiempo: en el
consciente, en el preconsciente y del inconsciente. Retoma el modelo tópico de
Freud para definir las tres vivencias que el hombre tiene del tiempo. A nivel
temporal el mundo consciente es vivenciado como estático, mecánico, como
un mundo en que actúan fuerzas entre objetos situados a distancia. En este
sentido es un mundo espacializado que puede ser descrito en el lenguaje de la
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UN VIAJE POR EL TIEMPO. ENCUADRE, TRANSFERENCIA Y CAMBIO PSÍQUICO EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
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UN VIAJE POR EL TIEMPO. ENCUADRE, TRANSFERENCIA Y CAMBIO PSÍQUICO EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
propiedades del aparato psíquico, que los procesos del sistema inconsciente
se hallan fuera de tiempo, no aparecen ordenados cronológicamente ni sufren
modificación alguna por el paso del tiempo lineal.
El tiempo del consciente va incesantemente al encuentro de los tiempos
del inconsciente. El analista, desde la transferencia, es un eje de temporalización.
La transferencia en el vínculo analista-paciente es el lugar de encuentro o su-
perposición de los diferentes tiempos. La compulsión a la repetición en la trans-
ferencia se vuelve entonces no una réplica del pasado en el presente, sino un
nuevo encuentro. La actualización en la transferencia de los diferentes tiempos
permite el entrecruzamiento de éstos que, de otra manera, no se encontrarían.
El cambio psíquico en psicoanálisis toma en cuenta la multiplicidad y
complejidad de los procesos psíquicos. La revivencia y entrecruzamiento de
los tres tiempos permite la resignificación del vínculo infantil en la transferencia
y posibilita el cambio psíquico que conduce a la cura analítica, no como algo
que se adquiere sino como un acontecimiento que abre otro campo y desenca-
dena un tiempo de recomposición (Le Poulichet, 1996). Una visión conservado-
ra del cambio psíquico es planteada como una “adquisición”, desde esta
perspectiva se hace referencia al tiempo lineal del consciente, pero se dejan
fuera los del preconsciente y del inconsciente.
Según Coderch (1995), el cambio psíquico se refiere a modificaciones
estructurales en la psique del paciente que suceden en dos niveles: en el del
conflicto y en el de fallas o detenciones en el desarrollo. Este autor plantea que,
al lograr una resolución del conflicto, entre los diversos componentes de la
psique del paciente se abordan también detenciones en el desarrollo. La reso-
lución del conflicto en la psique del paciente permite reanudar el proceso de
desarrollo y da lugar al crecimiento y al cambio psíquico. Desde los tres tiem-
pos psíquicos que se reviven en la transferencia, el conflicto entre las instan-
cias psíquicas es resignificado. Fallas en el desarrollo que fueron experimentadas
en el pasado salen de la vivencia lineal del tiempo (pasado-presente-futuro),
pasado y presente se encuentran en la transferencia y se abre una puerta para
una solución diferente.
Así, el agente del cambio psíquico es la transferencia. Dentro del encua-
dre, una adecuada relación paciente-analista hace efectivas las interpretacio-
nes. La interpretación en la transferencia es el único instrumento capaz de dar
lugar al insight en el paciente que lleva al cambio psíquico (Coderch, 1995).
••• Conclusiones
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UN VIAJE POR EL TIEMPO. ENCUADRE, TRANSFERENCIA Y CAMBIO PSÍQUICO EN EL PROCESO PSICOANALÍTICO
••• Bibliografía
EL ARTISTA Y EL PROCESO
CREATIVO
•••
* Artista plástica autodidacta, economista (UNAM) y maestra en psicología (UIA), recibió men-
ción honorífica durante la Segunda Bienal de Pintura del Instituto Nacional de la Nutrición y
el Premio Hilla Rebay del Museo Guggenheim de Nueva York.
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EL ARTISTA Y EL PROCESO CREATIVO
ser humano se descubrió capaz de representar al animal que cazaba –es decir
capaz de crear una imagen como reflejo de la realidad, una abstracción que no
había tenido paralelo en la naturaleza– dio un brinco cualitativo en el desarrollo
de su conciencia, en su crecimiento mental y espiritual.
El arte, entendido como reflejo, floreció sin embargo a la sombra de un
ejercicio de sustitución. Luego, el trabajo propiamente artístico ha ido más allá
del espacio que late entre las imágenes, reflejos o imitaciones y la realidad. El
trabajo artístico más bien ya está situado en el espacio arte-vida, en el espacio
en que yacen y se yerguen fuerzas opuestas y encontradas.
Lo que está en juego es una necesidad de comunicación entrañable-
mente humana del artista con su oficio; y frente a sí mismo es vulnerable y
poderoso, construyendo y destruyendo, dando forma y por lo tanto exponiéndose.
El proceso creador es intrínsecamente riesgoso, un acto en el que el
artista se violenta al intentar dar salida a dos corrientes que lo impulsan en
sentidos opuestos. Juego y trabajo, planeación y azar, libertad y control, incer-
tidumbre y certeza, el proceso creador siempre está situado en medio del con-
flicto y en busca del equilibrio.
El concepto de obra de arte que mi reflexión contiene excluye a los obje-
tos de arte de la relación inmediata con la realidad, la imagen no explica ni
tampoco ilustra, la idea subyace, es la esencia del conflicto que la gestó: es
síntesis. Sólo entonces la metamorfosis se sostiene y cobra fuerza, lo que que-
da es el instante, sólo el precario momento del equilibrio vuelto imagen y de
esta forma estrecha los vínculos entre juegos, sueños y fantasías con la fuerza
metafórica de los colores, la armonía de las formas y la intensidad dramática de
una composición.
Lo que nos conmueve al admirar una obra de arte, además de su belle-
za formal, es el contenido universal del equilibrio estético. El artista se vuelve
adicto a ese instante efímero que sobreviene al concluir una obra. La búsqueda
se vuelve fehaciente necesidad vital, un constante regresar a ese momento, a
ese instante de equilibrio que se traduce en una especie de compulsión creativa.
Conocimiento de cosmos diminuto que se expande, conocimiento entendido
como una breve certeza.
Así, dedicarse al arte se convierte en una forma de vida: la acción creativa
es el camino y el destino es la exaltación del ser y la afirmación de lo humano como
significación de lo que se estremece al contacto con la totalidad de la vida.
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EL ARTISTA Y EL PROCESO CREATIVO
••• Bibliografía
Danto, Arthur (2002). La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte,
México: Paidós.
Read, Hebert (1985). Carta a un joven pintor. Buenos Aires: Siglo XXI.
Tapies, Antoní (1989). La realidad como arte. Vol. 22. Murguía, España: Coleccio-
nes de Arquitectura.
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••• artículo ••• EL ARTISTA Y EL PROCESO CREATIVO
•••
* Profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM y psicoterapeuta analítico de grupo de AMPAG.
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
••• Postulados
Los manifiestos de los otros grupos tienen el mismo tono y contenido con dife-
rentes propuestas estéticas. El grupo del puente, representando el expresionismo
y el dadaísmo; el grupo rojo representando el realismo expresionista, los
futuristas, el surrealismo, el rayonismo, constructivismo y varios grupos más
muestran esta actitud. El manifiesto del expresionismo empieza:
Anzieu agregó que debe haber una parte del yo que permanece consciente y
que al recoger el material reprimido se encuentra siempre bajo la jurisdicción
del yo ideal, que funciona como organizador en doble sentido: permite decodificar
de una manera nueva ciertos datos de la realidad exterior o interior, estable-
ciendo un código particular para procesar el material concreto, estableciendo
su propio orden, su marcado espacial y temporal donde puedan desplegarse.
En la elaboración secundaria posterior, el material traído del inconsciente y
codificado de manera original, finalmente tiene que adaptarse a condiciones
reales de la vida, por lo que toma en consideración al super yo, proceso doloro-
so por las negociaciones que se requieren entre las distintas instancias, lo que
lo hace más complicado que un proceso no creativo en el que se puede optar
por privilegiar sólo alguna de las instancias psíquicas que exigen satisfacción
libidinal.
Sin embargo, es precisamente por esto que el resultado final en el pro-
ceso creativo es tan satisfactorio, y no desde una perspectiva de placer libidinal,
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
Prerrafaelitas
Al ver los procesos de creatividad dentro de estos grupos tenemos que cuestio-
nar y reflexionar acerca de nuestra mirada psicoanalítica de la creatividad y
vemos entonces que nuevamente la teoría psicoanalítica nos ofrece nuevos
horizontes en la comprensión del proceso creativo.
Cuando consideramos cómo se juntaron diversos pintores, podemos ver
que aunque todos se consolidan como grupos bien constituidos varía el grado
de cohesión, apertura, identidad compartida y recambio de sujetos. Los
prerrafaelitas, por ejemplo, se consolidan como una auténtica hermandad don-
de los integrantes son los mismos y de manera continua, con un patrón más fijo
para sus reuniones y en donde el grado de convivencia es muy estrecho,
intercambiando además inquietudes literarias, principalmente poéticas y en
donde también se enriquecen con la mitología. De hecho, se inspiran en un
grupo de pintores del Renacimiento que trabajaba en un templo cerrado con
una relación muy estrecha. En este grupo, sobre todo al inicio, los procesos
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
intersubjetivos son tan estrechos y poco diferenciados que los llevan a firmar
sus cuadros con las siglas PRB (prerafaetlih brotherhood) para identificar que se
trata de lienzos elaborados por el grupo. Si vemos el parecido de los bocetos
con los que trabajaban parecerían que eran realizados por el mismo autor. La
forma de abordar los lienzos y utilizar los colores es exactamente la misma, por
lo que sus cuadros son sumamente luminosos e imposibles de confundir con lo
que se producía en Inglaterra y en otros países. Entre ellos pintaron sus retra-
tos y permanecieron unidos durante muchos años.
Aquí vemos cómo la ilusión grupal tiene un factor de estimulación para
la manufactura y no estorbaba a la creatividad, se rompe así con los esquemas
tradicionales en que se parte de la base de que se requiere una crisis personal
para ser creativo. Tal vez podamos decir, si consideramos la vivencia de estos
pintores, que describieron su grupo como uno cálido y con un estrecho contac-
to entre ellos, por lo que el crecimiento sin dolor no sólo se da en el enamora-
miento, sino que posiblemente también pueda darse en la producción pictórica,
sobre todo en estas condiciones grupales. Mientras lo que predomine sean los
procesos identificatorios y la cohesión grupal y no la ilusión grupal descrita por
Anzieu con una negación importante de los problemas internos, se favorece un
clima donde los artistas pueden proyectar lo malo hacia fuera pero más limitado
a los elementos ideológicos y que lo que prevalezca sea una producción de
cuadros con posibilidades de manifestación de la visión intragrupo, considera-
da mejor que la de afuera pero en un contexto sublimado y no en una lucha
furiosa y destructiva. Eros triunfa sobre Tanatos.
Impresionistas
de la luz, los colores y los instrumentos ópticos. Estaba más relacionado con el
conocimiento positivista y con el deseo de agradar con los colores que con
manifestar algo más profundo con su pintura. Su objetivo era plasmar, de la
manera más parecida a lo que sus ojos percibían, y para eso había que aban-
donar los sistemas tradicionales de los academicistas, no por instalarse en una
posición contraria sino más bien incorporando los nuevos conceptos que la
óptica les ofrecía y saliendo a pintar al aire libre y con la luz natural.
Se unieron en un grupo por afinidades, pero mucho también porque to-
dos fueron rechazados de la exposición oficial de pintura y tuvieron que expo-
ner en un local alternativo llamado el Salón de los rechazados. Como grupo
que produjo imágenes, rápidamente entran en un procesamiento interindividual
cuyos resultados son la clara transformación, potenciación y síntesis de todos
los integrantes del impresionismo, de tal manera que tienen un periodo de ocho
a diez años, y especialmente de tres años, en que sus cuadros se hacen muy
similares. Posteriormente, podemos ver en los cuadros la evolución que tenía
cada uno desde su individualidad y desde su aparato psíquico. La desintegra-
ción del aparato psíquico grupal plasmado en las imágenes que mostraban en
sus obras se refleja en la forma en que nuevamente van adquiriendo un estado
de diferenciación pero siempre tocados por lo que se transformaron al estar en
interdependencia en un fenómeno grupal intenso. Sin existir el planteamiento
de conflicto humano presente en otros grupos, la influencia intersubjetiva pictó-
rica es, inclusive, mucho más evidente.
Sería muy interesante especular sobre el futuro de cada uno de los jóve-
nes impresionistas si no hubieran coincidido en el Salón de los rechazados. Es
factible que si alguno de ellos hubiera sido aceptado y no hubiera pertenecido a
ese grupo, su técnica hubiera cambiado a una que se ajustara más a los cáno-
nes de los academicistas que entonces era el imperante, y que la expresión del
aspecto impresionista de ese determinado sujeto nunca se hubiera dado. Esta
especulación es tan sólo para considerar la importancia que puede tener la
partencia a un grupo para desarrollar un perfil estético determinado.
El efecto agradable visual que crea ese juego de colores provoca una
sensación placentera que difícilmente alguien pueda rechazar, lejos del
cuestionamiento de los aspectos más profundos del humano. Renoir decía que
los cuadros tenían un fin decorativo, por lo que los colores deberían ser agrada-
bles. Es probable que sea más deseable si los mecanismos de defensa no son
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
cuestionados, como puede suscitarse cuando veo una pintura de los románti-
cos, por ejemplo. La función de la obra, de antemano, sería sólo en el sentido
estético instrumental. Tal vez no exista otra corriente en el mundo que sea tan
conocida y tan aceptada como la de los impresionistas y puede ser que eso
hable del siglo XX, donde el consumo fácil ha abonado pródigamente a los ho-
gares de Occidente.
Al mantener su objetivo en un plano meramente técnico los impre-
sionistas, desde la visión psiconalítica escrita sobre la creación, tal vez no se-
rían muy distintos a lo que puede pasar entre albañiles que intercambian
opiniones acerca de cuál sería la mejor forma de alinear dos paredes o cómo
hacer la mezcla para el cemento. Pero como en el psicoanálisis tenemos la
costumbre de interpretar absolutamente todo, bien podríamos especular con la
biografía de cada uno de los impresionistas y ver lo que llevaba a este acto
creativo. Inclusive, podríamos decir, considerando nuestra teoría psicoanalítica
de la creación, que los impresionistas más bien llegaban a un falso acto
reparatorio, más bien de características maníacas en donde se niega el conflic-
to, se da sólo salida al principio de placer libidinal y mediante representaciones
coloridas se evade con omnipotencia la verdadera reparación que debería ser
dolorosa. Nada, o por lo menos casi nada, de lo inconsciente se pone en juego
y, por lo tanto, no consideraríamos a los impresionistas como creativos, sino
más bien como buenos técnicos.
Con esta posición, dentro del ámbito de la estética, quedamos los psi-
coanalistas nuevamente como los aguafiestas que no saben jugar debido a que
todo lo queremos llevar a nuestro marco teórico, cuando la estética existe inde-
pendientemente de lo que nosotros analicemos al respecto. Lo anterior tam-
bién puede sugerirnos que no nos quedemos con una sola acepción de la
creatividad, desde la emergencia sublimada de conflictos inconscientes, y así
como existen diversos tipos de inteligencia, también podamos hablar de dife-
rentes formas de creatividad. La de los impresionistas tal vez pueda ser mejor
comprendida desde lo neuropsicológico, en donde ésta se da precisamente en
la capacidad para manejar los espacios, los tonos, las cantidades, las dilucio-
nes, de tal manera que los efectos logrados a nivel del ojo receptor sean espec-
taculares.
Si los impresionistas se llevan las palmas cuando consideramos la difu-
sión y aceptación de la obra a nivel general, tal vez los surrealistas se las lleven
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
ción de pinturas de sueños debido a que era una forma de representar las
imágenes oníricas que estaban más cerca del inconsciente, decían que la
producción colectiva era más congruente con la vida social. Inclusive, fue-
ron precursores de nuestra teoría psicoanalítica de los grupos al manifestar
que no se contradecían el freudismo y el marxismo, que la visión intrapsíquica
tenía que integrarse con la visión social. Esto les costó ser expulsados del Par-
tido Comunista.
Un aspecto muy interesante de los surrealistas –en comparación con
los grupos previos– es que tuvieron una difusión mundial al no centrarse en un
grupo cerrado de artistas del mismo lugar, se abrieron a distintos países, con-
gruentes con su visión social y lograron proyectarse en todo el mundo como
ningún otro grupo lo había hecho.
Lacan diría que el surrealismo “se inclina a una filosofía particular de la
inmanencia, según la cual la surrealidad estaría contenida en la misma reali-
dad, y no sería superior a ella ni exterior, se trataría casi de un vaso comunican-
te entre el continente y el contenido”.
Si consideramos estos postulados, los surrealistas fueron unos
buscadores de la creatividad porque se mostraron perfectamente congruentes
sobre lo que consideramos como creativo. Lo interesante es que sería muy
difícil decir que este grupo fue más creativo que otros que no buscaron
propositivamente esta meta. A final de cuentas, el acto reparador no es una
estrategia que intelectualmente se propone y se lleva a cabo, como sería cons-
truir un edificio, es más bien un proceso que requiere una posición de madurez,
de una auténtica preocupación y compromiso con lo que sale del ego, una
oportunidad que requiere de factores internos y externos para que pueda dar-
se. Por eso creo que algunos de los trabajos de los surrealistas son más bien
una desorganización de aspectos que se quisieron agrupar y nunca lo lograron
y, a veces, los impresionistas tienen auténticos actos creativos cuando no se
proponían racionalmente otro objetivo que pintar bonito.
••• Conclusiones
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GRUPO, CREATIVIDAD, ARTE Y PSICOANÁLISIS
••• Bibliografia
LA INSTITUCIÓN
¿ENFERMA O SE ENFERMA?1
Grizel Salomón2
•••
1
Obviamos el uso metafórico de esta expresión.
2
Asociación Mexicana de Psicoterapia Psicoanalítica, AC; Universidad Anáhuac y Universi-
dad Intercontinental.
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LA INSTITUCIÓN ¿ENFERMA O SE ENFERMA?
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Siguiendo un término de Elliot Jaques (cit. por Kernberg en Käes, 1998).
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LA INSTITUCIÓN ¿ENFERMA O SE ENFERMA?
4
Así como infinitas las instituciones.
5
Recordemos algunos de ellos: Adler, Stekel, Jung, Rank, Ferenczi.
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LA INSTITUCIÓN ¿ENFERMA O SE ENFERMA?
••• Bibliografía
Freud, S. (1913). Tótem y tabú, en Obras completas. (Vol. 13). Buenos Aires:
Amorrortu, 1986.
Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo, en Obras completas.
(Vol. 18). Buenos Aires: Amorrortu, 1986.
Freud, S. (1929). El malestar en la cultura, en O.C. 21.
Käes, R., et al. (1989). La institución y las instituciones. Estudios psicoanalíticos.
Buenos Aires: Paidós.
Käes, R. (1998) Sufrimiento y psicopatología de los vínculos institucionales. Ele-
mentos de la práctica psicoanalítica en institución. Buenos Aires: Paidós.
LA REGLA DE LA SUPERFICIE
EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
Simone Hazan*
•••
* simhazan@prodigy.net.mx
1
Las traducciones de los textos de Kris (1951) “Ego psychology and interpretation in
psychoanalytic therapy”; Chessick (1974) Technique and Practice of Intensive Psychotherapy
y Laplanche y Pontalis (1998), Vocabulaire de la Psychanalyse, son de la autora.
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LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
Este caso de Anna Freud es de un niño que, después de una visita penosa al
dentista, despliega una serie de acciones sintomáticas en su sesión analítica:
destruye varios objetos en el consultorio y rompe repetidas veces las puntas de
unos lápices para después volverles a sacar punta. El autor señala tres tipos
posibles de interpretación para el comportamiento del niño.
2
Este artículo es una versión ligeramente modificada del trabajo final que presenté en junio
de 2003 para la clase de Teorías psicoanalíticas contemporáneas III, impartida por Eduardo
Ongay, en el marco de la maestría en Psicoterapia general de la Asociación Psicoanalítica
Mexicana.
Aunque el autor precisa que el tipo de interpretación que se debe escoger de-
pende de la fase del análisis en la que se encuentra el paciente, como regla
general prefiere el tercer tipo, que según él es el más amplio: al mostrar la
identificación como mecanismo de defensa, incluye el segundo tipo citado; es
probable que el niño utilice ese mecanismo en varios aspectos de su vida, y la
interpretación le permitirá reconocer el patrón en sus auto-observaciones. Lo
que pretende Kris con estos tres ejemplos no es afirmar que hay que evitar
interpretar las pulsiones, sino que el tipo c) abarca las primeras dos posibilidades:
Más aun, el autor subraya que el interpretar únicamente las defensas (y no las
pulsiones) es un procedimiento que se debe restringir a los momentos en los
cuales el paciente no está listo para la interpretación completa; Kris agrega
que, por un lado, ciertos analistas se muestran exageradamente cuidadosos en
este aspecto y, por otro, aun cuando solamente se interpreta la defensa, el
paciente infiere las pulsiones subyacentes.
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LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
Fenichel (1945)
Chessick (1974)
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45
LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
nocido es violado por jóvenes terapeutas” (p. 194). Hay que destacar que el
autor parece equiparar resistencias con conciencia, como si se hubiera queda-
do con la primera tópica de Freud, a pesar de que El yo y el ello (Freud, 1923)
figura en su bibliografía. En efecto, en un mismo párrafo recomienda:
Greenson (1976)
[...] de que los kleinianos no laboraban con las resistencias como tales, des-
deñaban la alianza de trabajo, subestimaban la historia del paciente y uni-
Kernberg (1995)
Este autor es el único entre los cuatro revisados que pertenece a la psicología
del yo en el sentido amplio únicamente (Kolteniuk, 1990). De hecho, ha incor-
porado conceptos kleinianos a su teoría, en particular el de escisión. En cuanto a
los otros tres autores, “puros y duros” y menos recientes, es claro lo radical de
sus puntos de vista, así como su rechazo a cualquier aporte al psicoanálisis
que no provenga de la psicología del yo. En particular, es interesante ver que
tanto Kris como Fenichel y Greenson critican la teoría de Klein de manera más o
menos abierta, como refiriéndose a un enemigo que temen y desprecian al
mismo tiempo. Este punto es el que llama más la atención porque por otro lado,
la regla que expone Kris parece bastante razonable en sí. La expresión psicoanáli-
sis silvestre, usada por Chessick, merece ser aclarada, lo que haré a continuación.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
la que en años recientes (es decir tal vez en los sesenta), surgieron otros tipos
de terapia, los cuales Greenacre desaprueba de forma manifiesta, como “for-
mas inusuales de terapia de grupo, análisis ‘silvestre’, combinaciones de
farmacoterapia con otras formas de psicoterapia y, en algunos casos, trata-
mientos en alguna escuela “neo-freudiana” (p. 110).
No resulta muy claro a qué se refiere la autora por análisis “silvestre” o
escuela “neo-freudiana”, pero por el tono de su artículo podemos suponer que
en el análisis “puro” al cual se refiere, no están incluidas teorías como la kleiniana
o la lacaniana. Parece ser que en las dos instancias de uso del término psicoa-
nálisis silvestre mencionadas aquí, se refiere al hecho de hacer interpretacio-
nes brincando etapas, o sea, profundas, pero no necesariamente en el sentido
de que sean del ello. En el Vocabulario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis
(1998), se encuentra lo siguiente: El concepto de psicoanálisis silvestre provie-
ne de un artículo de Freud de 1910 (Über “wilde” Psychoanalyse), en el que se
refiere al uso que hacen los que no tienen los conocimientos necesarios para
ello. La crítica de Freud:
Este último párrafo parece indicar que para Freud, el análisis salvaje consiste
en interpretaciones demasiado profundas y, por lo tanto, agresivas. En lo que
sigue, intento aclarar el concepto de superficie que ya se ha mencionado tantas
veces.
mente, el inconsciente era la parte interna de ese espacio. Esta visión del apa-
rato psíquico se justifica, por una parte, por el hecho de que el sistema cons-
ciente era para Freud “el receptor de la información perceptual e introspectiva”
(Kolteniuk, 2000: 23); así, nuestro sistema consciente, visto de manera
topográfica, se situaría entre el mundo externo y el interno, en la superficie de
nuestro cerebro.
Por otra parte, el conceptualizar nuestro inconsciente como una parte
profunda, o una subterránea, parece ser un componente casi arquetípico de los
humanos: muchas personas, aun sin haber oído de Freud y del psicoanálisis, lo
manifiestan en sus sueños. Más aún, existen múltiples expresiones en varios
idiomas que usan los adjetivos profundo y superficial para referirse a hechos
significativos, difíciles de inferir, por un lado, y hechos triviales o poco intere-
santes por el otro.
En esta primera tópica de Freud, el yo era equiparado con el sistema
consciente, y el ello con el inconsciente. Al pasar a su segunda tópica, Freud
renunció a la idea de ubicar los sistemas consciente, preconsciente e incons-
ciente topográficamente, y se limitó a usar los calificativos correspondientes en
un sentido descriptivo o dinámico (Freud, 1923, 1933). De allí en adelante, se
admitió que el yo tenía partes inconscientes o preconscientes y que existía una
tercera instancia llamada superyó. No obstante, en los diagramas que apare-
cen en esos dos artículos, las partes inconscientes siguen representándose
más abajo y las conscientes más arriba. A pesar de haber renunciado a su
primera tópica, Freud seguía representando esas partes de manera topográfica,
con la diferencia de que dichas representaciones eran de un momento dado; es
decir que en otro momento, las partes inconscientes podrían achicarse y posi-
blemente partes del ello volverse partes del yo. Por otro lado, la siguiente cita
tomada del yo y el ello muestra cierta confusión acerca de cómo algo incons-
ciente se vuelve preconsciente:
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LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
••• Conclusión
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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LA REGLA DE LA SUPERFICIE EN LA PSICOLOGÍA DEL YO
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••• artículo •••
LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
•••
* Terapeuta familiar y de pareja (IFAC); psicoterapeuta de niños y adolescentes (APM); psicoa-
nalista de grupo (AMPAG); miembro de la Sociedad Médica de la Clínica Londres.
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LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
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LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
T: ¡Qué tal si hacemos una pausa para tratar de entender tu juego!, ¿te
parece? —G voltea a verme con cara de sorpresa— ¿Recuerdas lo que me
contaste las sesiones anteriores: ¿cómo te has sentido desconcertado y
triste por la separación de tus papás…? Parece que en el juego expresas
claramente todo lo que me platicaste. El hijo del gobernador que se accidenta
eres, tú, y el accidente es la separación intempestiva y violenta de tus pa-
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LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
pás, que fue algo que no esperabas, que te tomó por sorpresa y te “choqueó”
y te dejó mal herido en tus sentimientos, por eso tuviste que venir conmigo
al consultorio-hospital para que te atienda y te ayude a curar tus heridas
emocionales y tu tristeza, causadas por algo que te es muy doloroso: el no
poder vivir con tus padres juntos en tu casa de La Herradura y tener que vivir
en un departamento pequeño en el que no tienes amigos como a ti te gusta.
El coche de tu padre (“el gobernador”) que se avería representa tu relación
con él, que sientes ahora deteriorada.
G: ¡Híjoles eres un mago!, yo no creí que en un juego pudiera decir tantas
cosas.
tiene que pedir refuerzos para lograr atrapar a los ladrones hasta que, final-
mente, atrapan a los que van en uno de los coches y los meten a la cárcel, en
tanto los del otro coche escapan por otro camino sin llegar a ser descubiertos.
Cuando termina su juego le pregunto:
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LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
G: Pues tal vez en cierta forma sí, porque acá no tengo la libertad ni el
espacio de allá, acá el departamento es mucho más chiquito.
T: Además allá tenías muchos más amigos que acá, ¿no?
G: No, pues más bien acá no tengo, sólo el que te platiqué, todos viven por
allá en La Herradura o acá en Palmas (en esa época que lo atendí tenía el
consultorio a dos cuadras de Palmas).
T: Entonces, seguramente, has de sentir que de alguna manera te han qui-
tado, “te han robado” o has perdido todo eso que antes tenías y disfrutabas:
tu casa, tu jardín, tu calle donde podías salir a jugar, tus amigos con quienes
jugabas y quién sabe cuántas cosas más y tal vez también temes que te
quiten o te puedan “robar” a mamá. Puede ser que estés muy enojado por
todo eso, tanto con papá como con mamá y con ganas de desquitarte.
Relataré finalmente un breve sueño de esa época inicial (al que yo le llamé “la
misa diabólica”), que algunas sesiones más tarde compartió conmigo y le pro-
vocó gran angustia por su contenido fantasmagórico terrorífico:
En esta sesión G relató algunos pleitos fuertes entre sus padres (ambos practican-
tes religiosos) y amenazas por parte del padre (concordando con el relato de la
madre en la entrevista inicial que tuvimos y a la que no asistió el padre por no estar
de acuerdo con el tratamiento psicológico del niño) que confirmaron el contenido
terrorífico del sueño y la transfiguración que en él hizo del padre, primero como
sacerdote oficiante de la misa (padre bueno) y, luego, en diablo capaz de lanzarlos
fuera, al espacio (padre malo). Transfiguración que muestra su ambivalencia: “amor-
temor-odio” hacia la figura paterna enojada y fuera de sí, y misma de la que
transferencialmente podría yo ser objeto en cualquier momento.
En alguna ocasión posterior en que el padre trajo a su hijo a la terapia le
pedí hablar con él, se mostró dolido y resentido con la esposa, a la que no
estaba dispuesto a concederle el divorcio y en desacuerdo también con la tera-
pia que su hijo estaba tomando conmigo, ya que había sido propuesta por la
madre; sin embargo, durante el último año que G estuvo asistiendo, lo trajo el
padre y pagó puntualmente los honorarios, ya que él se hizo cargo de su hijo,
quien vivió con él ese último año, en que la madre se fue a vivir con su nueva
pareja a Estados Unidos. Después de más de tres años de pleito legal la sen-
tencia de divorcio fue favorable y la madre emigró al país del norte. G se fue a
pasar nuevamente las vacaciones del verano allá y a estudiar un año de High
School, para terminar la secundaria; a su regreso, hace poco más de dos me-
ses, me llamó para saludarme y decirme que no sabía si reiniciar sus estudios
aquí o continuar allá y me pidió una cita a la que no acudió.
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LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
••• Síntesis
••• Bibliografía
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65
••• artículo •••
LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES DURANTE LA TRANSICIÓN DE LA PUBERTAD A LA ADOLESCENCIA
LA CLÍNICA VINCULAR
CON ADOLESCENTES
Graciela Selener*
•••
* Miembro titular de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo (AAPPG);
ex-directora del departamento de Grupos de niños y adolescentes; docente del Instituto de
Configuraciones Vinculares de la AAPPG; miembro adherente de la Asociación Psicoanalítica
de Buenos Aires (APdeBA).
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LA CLÍNICA VINCULAR CON ADOLESCENTES
grupo. Las partes del psiquismo de cada uno están puestas en juego y trabaja-
das en el espacio intersubjetivo. Kaës plantea que:
••• La intersubjetividad
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LA CLÍNICA VINCULAR CON ADOLESCENTES
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LA CLÍNICA VINCULAR CON ADOLESCENTES
Una escena que transcurre en un grupo es infinita en cuanto a su análisis. Haré sólo
un recorte para ilustrar un recorrido de la clínica vincular en el escenario de un
grupo. La escena se desarrolla en un grupo terapéutico de adolescentes de 17 a 19
años. Sus integrantes son cuatro mujeres, tres están en 5° año de secundaria,
próximas a realizar el viaje de egresados; la cuarta está buscando trabajo.
En una de las sesiones anteriores, Mariana comenta sobre un frustrado
encuentro sexual con un íntimo amigo del hermano, después de sucesivos jue-
gos seductores. Transmite este relato angustiada y con sensación de maltrato.
La sesión con la que quiero ejemplificar, fue posterior a una en la que
Mariana faltó. Explica su ausencia diciendo que se recostó junto a la madre, se
quedó dormida y tuvo un sueño: le ponían una tortuga que le caminaba hacia la
cabeza y le pasaba por la cara. “Había algo muy raro –dice–, mi piel estaba
arrugada como una naranja”. Se despertó muy angustiada gritando.
Gisella comenta que ella también se angustió mucho por algo que le
sucedió. Se presentó a una entrevista de selección para un trabajo de promotora
en una exposición. El señor que la atendió le hizo preguntas íntimas sobre su
sexualidad y sin darse cuenta, ella le contestó. Llora intensamente, por haberse
sometido a esa situación.
A Lucrecia, paciente que suele estar callada porque cada vez que habla
–dice– se angustia y llora inconsolablemente (su padre murió a los pocos me-
ses de su nacimiento, producto de una larga enfermedad), relata que en ese
momento recordó un episodio que le sucedió a los nueve años, lo mantuvo en
secreto sin contarlo a nadie, salvo a su mamá apenas ocurrió.
Se cruzó con un señor en la calle, y éste le dice que si le contesta algu-
nas preguntas ganará un atractivo premio, concurrir a un parque de diversiones
con todo pago. Ella accede y es manoseada. Sale corriendo asustada en busca
de su mamá. Está muy sorprendida por la aparición en el grupo de este recuer-
do secreto durante tanto tiempo.
Lo relatado provoca mucho impacto, se produce un momento de silen-
cio y luego aparecen comentarios en relación con las distintas situaciones en
las que no pudieron decir “no” frente a los requerimientos de otro.
Mariana, frente al amigo de su hermano aun suponiendo el maltrato;
Gisella a su entrevistador y Lucrecia al adulto que no conocía.
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LA CLÍNICA VINCULAR CON ADOLESCENTES
••• Bibliografía
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
75
LA CLÍNICA VINCULAR CON ADOLESCENTES
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REVISIÓN CRÍTICA
DE LOS CONCEPTOS
DE SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD
Y AGRUPABILIDAD
EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO
GRUPAL
•••
* Miembros del Comité de investigación de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica
de Grupo, A C.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
su beneficio del trabajo grupal o conjunto; es decir que el grupo –en buena
medida– depende de su propia estructura, ritmo y capacidad de dar y tomar a
partir del interjuego pulsional, fantasmático, relacional, vincular que se da entre
los diferentes compañeros aunque, por supuesto, existen también diferencias
individuales. Naturalmente esto conduce enseguida a preguntarse por los fac-
tores que pueden incrementar el beneficio del grupo en lo general y del pacien-
te en lo individual. Si el beneficio del grupo está en los miembros que lo
componen, entonces parece una preocupación lógica el establecer criterios
para seleccionar a sus integrantes:
¿A qué pacientes debe indicarse la terapia analítica de grupo? ¿Qué
debe valorarse en una entrevista, o simplemente en un solicitante de tratamien-
to? Y también: ¿Cómo podemos establecer que un grupo es mejor que otro
para un paciente determinado, o que un paciente es mejor que otro para un
determinado grupo? ¿O que un terapeuta lo es para ese u otro grupo?
Es difícil dar respuesta inmediata a estas preguntas, principalmente por-
que son multicausales los factores estructurales que dan respuesta al proble-
ma que todavía permanece en discusión entre los diferentes teóricos del
psicoanálisis (individual y grupal), es decir, cuáles son los factores básicos que
determinan que una persona pueda obtener su plena curación, mientras que
otra –supongamos que igualmente dotada, con el mismo diagnóstico y con un
terapeuta de las mismas condiciones– tendrá que conformarse tan sólo con
una ligera mejoría y hasta un retroceso.
El asunto se vuelve de mayor importancia y complejidad cuando se trata
de seleccionar pacientes a través de grupos de admisión en una clínica que,
por lo general, manejan un volumen mayor de solicitudes, y cuyos resultados
en la recepción, evaluación y derivación de pacientes determinarán en buena
medida el éxito o el fracaso de esta área de la institución.
Muchos de los analistas de grupo que se han ocupado del tema coinciden en
afirmar que una cuidadosa selección de los pacientes es crucial para el destino
del grupo y el tratamiento, en tanto que está relacionada no sólo con la deser-
ción sino también con el resultado de la relación terapéutica. Para estos auto-
res el punto de mayor cuidado es el de la selección de los futuros candidatos a
recibir tratamiento; piensan que la composición del grupo terapéutico gravita de
manera determinante en la efectividad de todo el proceso. Por ese motivo insis-
ten en que se debe ser muy cauto, procurando evitar la formación de grupos
disparejos en lo que se refiere a los siguientes factores: edad, sexo, estado
civil, nivel social y cultural, personalidad, síntomas clínicos, etcétera.
Dentro de esta postura parece haber “alas radicales” que consideran no
sólo la necesidad de evitar formar grupos disparejos, sino incluso promover
que éstos sean similares y homogéneos en la mayor parte –o en determinados
aspectos– de los factores mencionados. Los que sostienen este criterio de ho-
mogeneidad lo fundamentan con argumentaciones que se apoyan esencial-
mente en las ventajas de la interrelación y la comunicación entre personas con
aspectos comunes. De esta manera orientan su selección basándose en la
similitud de las características individuales o de los problemas que les afligen.
Para Davidovich et al. (s/f.), por ejemplo, el agrupar pares provee a los pacien-
tes de un dispositivo facilitador de la emergencia de las ansiedades y dificulta-
des propias de una etapa de la vida, que son fácilmente comprendidas y
aceptadas por los otros.
Sin embargo, existe otro gran grupo de autores que coinciden en la convic-
ción de que no es necesario poner tantas expectativas en la selección de los pa-
cientes. Incluso afirman que es inútil la selección previa porque los actuales
conocimientos en este sector aún están en la fase preliminar, no disponiéndose en
consecuencia de elementos que permitan juzgar con anterioridad para qué pacien-
tes será indicada y para cuáles contraindicada la psicoterapia de grupo.
Así piensan, por ejemplo, Grinberg, Langer y Rodrigué (1957) cuando
afirman que en su práctica clínica tan sólo evitan “naturalmente que las diferen-
cias individuales o clínicas lleguen a extremos exagerados”. Foulkes (1975) por
su parte, sería el representante “radical” de este grupo opuesto a la postura que
propone una selección homogénica. Su criterio es totalmente laxo, y sostiene
que prácticamente cualquier paciente que logre mantenerse en el grupo de
admisión es candidato a recibir terapia de grupo.
Sin selección previa, sin preparación y sin ningún conocimiento previo acer-
ca de ellos, cogía a los últimos ocho pacientes que habían sido remitidos y
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
los veía juntos. Casi nunca me pareció necesario cambiar nada, es decir,
que encontré que podía comenzar con ocho pacientes cualesquiera, y con-
tinuar con ellos como grupo durante toda su permanencia (p. 99).
Grinberg, Langer y Rodrigué (1957) piensan que Foulkes, con su método, des-
tacó los beneficios de la formación de grupos con personalidades contrastantes.
Su utilidad no consiste tan sólo en el logro de un equilibrio entre tendencias
opuestas como pueden ser: inhibición-impulsividad, agresividad-pasividad,
manía-depresión, etcétera, sino también en que se ponen en evidencia con
mayor facilidad las características latentes y reprimidas contrarias a las mani-
festadas por las respectivas personalidades.
El grupo terapéutico, para cumplir con esta tarea, no tendrá que diferir
fundamentalmente en su composición de la de cualquier otro grupo casual reu-
nido con una finalidad común, aunque en ocasiones se deberá tener en cuenta,
para el criterio selectivo, las necesidades específicas de los grupos, es decir
que, en algunos casos, determinadas personalidades podrán ser útiles o perju-
diciales para ciertos grupos y no para otros (ibid.).
Más recientemente, Bernard (1979) parece tener una postura interme-
dia en la que considera que funcionan igualmente bien los grupos en los que
los terapeutas “se contentan con una selección menos cuidadosa” con tal de
que sean heterogéneos en edades, homogéneos en nivel intelectual y
sociocultural, que tengan patologías variadas y que, en lo posible, haya un
número equilibrado entre mujeres y hombres. Considera que, si bien los proce-
dimientos de selección no son inútiles, en la práctica corriente son suficientes
las entrevistas libres y poco dirigidas hechas por profesionales experimentados.
Aun cuando se tome con toda seriedad el argumento a favor de realizar
una cuidadosa y estricta selección de pacientes, todavía resta a esta corriente
contestar dos objeciones más:
a) Ninguna selección puede garantizar el éxito o el fracaso de la terapia:
Bach (1984) piensa que si bien es cierto que cuando se utiliza un grupo de
pacientes como medio psicoterapéutico, su selección cuidadosa es una res-
ponsabilidad clínica esencial, no lo es menos el que aun la mejor técnica de
selección no garantiza el éxito o fracaso de un plan de psicoterapia, puesto que
–como ya se mencionó– psicológicamente un grupo terapéutico es más que la
suma de sus miembros individuales cuidadosamente elegidos, por lo que aca-
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
Junto con Yalom (1995), concluye esta autora: “…resulta más fácil identificar
las características que pesan en contra de la admisión a un grupo, que estable-
cer indicaciones claras para este tipo de tratamiento”.
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
Ya hemos visto que para Díaz Portillo (2000) es de gran importancia la existen-
cia o posibilidad de desarrollo de motivación terapéutica e insight, por lo que
correspondería a la categoría de quienes utilizan el criterio de analizabilidad
para determinar la selección de un paciente candidato a recibir tratamiento grupal.
En realidad, muchos otros autores han considerado antes diferentes cri-
terios para realizar la selección de un paciente basándose en las posibilidades
reales de ser analizado, sólo que sin hacer mayor distinción de si este análisis
se hace en forma individual o grupal. Autores como Paz (1971) se han ocupado
extensamente del problema de la analizabilidad en el tratamiento psicoanalítico
general.
Según este autor, existen tres posturas acerca de la analizabilidad: Los
que consideran que la analizabilidad es un aspecto exclusivo de los pacientes,
aquellos que piensan que es exclusivo de los analistas, y los que creen que la
analizabilidad se construye en el campo o situación analítica. Las dos primeras
posturas aspiran a detectar la analizabilidad previamente al tratamiento, mien-
tras que la última lo hace a partir del trabajo analítico.
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
1
Al respecto, Pichon-Rivière (1971:16) dice: “El campo operacional del análisis debe ser tra-
tado como campo operacional de la psicología experimental. Todo observador es siempre
participante y modificador del campo de observación, por lo que considera que el analista
siempre participa y modifica el campo de observación de la sesión analítica. Entre observa-
dor y observado se crea una situación de interacción, una unidad de relación, una unidad
dialéctica en la que el terapeuta actúa sobre el paciente y el paciente sobre el terapeuta”.
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
2
En este sentido Grinberg, Langer y Rodrigué (1957), consideraban que si hay identificacio-
nes y proyecciones en un grupo entonces tenemos agrupabilidad. Es de hecho una
precondición para la agrupabilidad. Un grupo no funcionará bien si durante un cierto tiempo
permanece estático, si los papeles de cada participante son invariables, pero muy frecuen-
temente tales hechos sólo podrán ser verificados a posteriori cuando el grupo ya está fun-
cionando, por lo cual el problema en sí es evaluar tales posibilidades a priori con fines de
agrupamiento.
A lo largo de este trabajo hemos intentado exponer cómo se utilizan casi indis-
tintamente los términos “criterios de selección”, “valoración”, “analizabilidad” y
“agrupabilidad”. Éstos frecuentemente incluyen una mezcla diversa de estipu-
laciones de inclusión/ exclusión, de indicación/contraindicación de tratamiento
(comúnmente basados en diagnósticos nosológicos o psicodinámicos), así como
de otros criterios varios.
Por otro lado, también hemos podido ver que las descripciones de los
distintos elementos que componen un criterio de inclusión/exclusión y de indi-
cación/contraindicación, frecuentemente quedan sobrepuestas y sus límites
desdibujados. Así, de manera intercambiable, comúnmente se les considera a
estos elementos como clasificados bajo otro criterio distinto, es decir, como
pertenecientes a los otros criterios de selección o valoración, de analizabilidad
o de agrupabilidad.
Consideramos a la valoración de pacientes como la integración de una
serie de círculos concéntricos, donde la selección sería el nivel más amplio, la
analizabilidad el intermedio, y la agrupabilidad como el estrato más específico.
1) Identificamos como valoración del paciente a aquel periodo del trata-
miento psicoanalítico, con un principio y un fin más o menos definidos, en el
cual se determina la idoneidad de la terapia –si está indicada o no– y su moda-
lidad (individual, grupal, etc.). Descriptivamente hablando, el proceso completo
se inicia con la llamada telefónica (y a veces antes) y termina con la inclusión
del paciente en un grupo, en un tratamiento individual o en una derivación.
Este periodo de valoración incluye, como ya se dijo, una decisión sobre
la selección, la analizabilidad y la agrupabilidad (en el caso de los tratamientos
grupales) del paciente.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
3
Utilizamos la noción de psicodinamia y no la de diagnóstico nosográfico porque “no cubre
por sí solo los datos que necesita el clínico a la hora de establecer sus predicciones y
planificar el tratamiento, no reflejan adecuadamente una realidad en permanente cambio”
(Rodríguez Sutil, 2002:167).
Sin embargo, más recientemente autores como Maganto Mateo y Ávila Espada
(1999) sostienen que el concepto de accesibilidad sí tiene un valor predictivo,
y es de hecho una herramienta para promover que el paciente pueda ser ana-
lizable:
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
95
SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
Podemos añadir algunas palabras más sobre cada uno de estos tres
elementos:
5) Del paciente, es necesario señalar que con frecuencia se olvida eva-
luar en el proceso de selección la disposición que tiene para tratarse grupalmente,
es decir, su motivación para el tratamiento grupal. Rutan y Stone (1993) sostie-
nen que una proporción significativa de entre 34-41% de los pacientes deriva-
dos a grupo evaden la indicación de ese tratamiento sin comunicárselo al
terapeuta que los derivó, mientras que sólo 8% lo hacen así cuando se les
indica tratamiento individual; dicha evasión estaría relacionada, por un lado,
con el temor a enfrentar la relación con el grupo y, por el otro –como menciona-
mos al inicio del trabajo–, con la idea de que recibirán más atención en el trata-
miento individual.
Por nuestra parte, podemos decir que la experiencia que hemos tenido
en los grupos de admisión de la clínica de AMPAG parece coincidir con estos
datos. La cantidad de pacientes, que una vez concluido el proceso de valora-
ción, no se presentan a su grupo terapéutico definitivo, oscila entre 10 y 14%. A
estos números añadimos el de los pacientes que hacen lo que llamamos “en-
tradas en falso” (es decir, se presentan a una o dos sesiones de su grupo defi-
nitivo y después abandonan sin avisar), y que representan aproximadamente
de 14 a 20%. El total observado en la clínica AMPAG es, entonces, relativamente
menor a los datos obtenidos por esos autores, pero bastante aproximado.
Por otro lado, concluimos que, excepto en las contraindicaciones abso-
lutas, la cuestión de la selección de los pacientes pensados para terapia de
grupo tendría que hacerse valorando la triada paciente-grupo-terapeuta
(agrupabilidad), tal como lo hemos discutido a lo largo de este trabajo, y que
hacerlo así nos proporciona un criterio mucho más sólido y efectivo que el ba-
sado en los diagnósticos nosológicos, caracteropáticos, estructurales o
psicodinámicos, sea que formen parte de una noción de analizabilidad, sea que
lo hagan como parte de un criterio de inclusión/exclusión o de una serie de
indicaciones/contraindicaciones de tratamiento.
6) En relación con el terapeuta del grupo en cuestión, mencionaremos el
hecho de que muy frecuentemente debiera revisar sus propias motivaciones
contratransferenciales para decidir sobre la inclusión de un paciente en un de-
terminado grupo, tanto como su propia relación emocional con los grupos que
coordina.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
Bach (1984), por ejemplo, afirma que algunos terapeutas tienden a pen-
sar en la posibilidad de indicar una psicoterapia grupal cuando: a) no encuen-
tran satisfechas sus necesidades contratransferenciales como figuras de
autoridad o parentales, b) requieren de mayores respuestas emocionales de
sus pacientes individuales o c) enfrentan manifestaciones transferenciales hos-
tiles, así como demandas de fusión y simbiosis de sus pacientes individuales
que les parecen intolerables o el proceso de elaboración les resulta frustrante o
difícil. Es decir, efectúan sus canalizaciones al grupo debido a motivos contra-
transferenciales. Kesselman (1977), por su parte, sugiere que para prevenir
esto el coordinador debería hacerse frecuentemente la siguiente pregunta:
¿De acuerdo al diagnóstico que tengo de mí mismo, con qué tipo de estruc-
tura grupal me puedo manejar más operativamente? O si no: ¿De acuerdo
al diagnóstico que tengo de mí mismo, cuál sería el diagnóstico más conve-
niente para compartir la coordinación de este grupo con otro colega? ¿Un
diagnóstico homólogo (idéntico, similar) al mío o complementario (opuesto,
distinto) al mío?
••• Bibliografía
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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SELECCIÓN, ANALIZABILIDAD Y AGRUPABILIDAD EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO GRUPAL
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101
desde la clínica
GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
tinente, Chile fue víctima de un terrible golpe de Estado comandado por Augus-
to Pinochet, el resultado fue incontables e impronunciables actos de violencia,
muerte y tortura llevadas a cabo por parte del régimen militar en contra de la
población y la oposición chilena y la muerte heroica del presidente constitucio-
nal de ese entonces, Salvador Allende.
Hace dos años, también el 11 de septiembre pero ahora en el norte de
nuestro continente ¡lo inimaginable! aparece un ataque terrorista a las torres
gemelas de la ciudad de Nueva York provocando miles de muertos y desapare-
cidos. Un mes después ¡la escalada!, en respuesta a estos ataques el gobierno
estadunidense invade Afganistán con la tecnología militar más costosa y avan-
zada de nuestros tiempos. Miles de afganos mueren y otros tantos quedan en
una situación de una miseria tan absoluta que se pensaba que no podría existir.
Según se dijo desde la Casa Blanca, el objetivo de la administración Bush –con
esta incursión militar– fue eliminar a la organización terrorista Al-qaeda y a su
líder Osama Bin Laden, el resultado fue el fracaso.
No obstante, la escalada continuó, el 19 de marzo de 2003 pasando por
encima de lo establecido por el consejo de seguridad de las Naciones Unidas,
a las 20:45 la pareja Bush y Blair “empiezan una danza macabra”, atacan Irak
bajo el argumento de que ese régimen contaba con armas de destrucción ma-
siva que podrían ser usadas en un lapso no mayor a los 50 minutos, en contra
de ellos o de los países aliados. Asimismo se aseguró que el régimen iraquí
contaba con fuertes vínculos en diferentes organizaciones terroristas, entre ellas
la organización Al-qaeda.
El resultado de la invasión hasta ahora fue no haber encontrado armas
químicas o de destrucción masiva ni tampoco haber comprobado vínculo algu-
no entre el régimen iraquí y la organización terrorista Al-qaeda. En cambio, la
invasión provocó miles de iraquíes muertos, mutilados y/o destinados a una
miseria aún mayor de la que tenían antes del derrocamiento de Sadam Hussein;
la invasión también provocó caos y rapiña en el país y en uno de los patrimo-
nios culturales más importantes de la humanidad. Asimismo generó el surgi-
miento de una resistencia civil en forma de guerra de guerrilla y de ataques
terroristas en contra de las fuerzas invasoras y de sus intereses en diferentes
partes del mundo.
Ante esto, la pregunta necesaria es: ¿qué sucede con el hombre cuando
expresa tal capacidad de violencia, agresión y muerte?
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
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GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
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GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
mientras que lo malo está fuera de él o de lo que no sea él. Nuevamente recor-
demos una de las tristemente celebres declaraciones de Bush: “El mundo ten-
drá que decidir si está con nosotros o pertenece al eje del mal”.
Continuando con el enfoque de Klein se podría decir, considerando lo
que la pareja Bush-Blair ha declarado en diferentes medios que, estarían en su
desarrollo psíquico muy lejos de la posición depresiva o que pocas veces mani-
fiestan características propias de esta posición; ya que en este segundo mo-
mento los objetos tanto internos como externos están integrados y más acordes
con el principio de realidad. Klein sostiene que esta posición se caracteriza por
el interés del sujeto por el objeto, es decir, el yo siente culpa y teme por el daño
que ha hecho al objeto amado con sus impulsos agresivos, esto le lleva a em-
pezar a tener un tipo de relación con un objeto total. Ahora los objetos con los
que el yo se vincula son percibidos más “completos”, más coloridos y ya no
“blancos o negros” y por lo tanto menos parciales. El niño ha aumentado el
proceso de integración y de mejor reconocimiento de “un afuera” necesario y al
que hay que cuidar y en su caso reparar. La característica principal en esta
etapa es la reparación, es decir, el atender y preocuparse por el objeto interno
y externo. Esta nueva estructura no es solamente un progreso madurativo, es
una configuración diferente en donde los intereses narcisistas de la posición
esquizoparanoide que trataban de proteger al yo de las amenazas persecutorias,
cambian a la preocupación central que ahora tiene el yo de cuidar y preservar
sus objetos. Así pues, desde Klein, cuanto más se desarrolle el amor hacia los
objetos por encima de los deseos narcisistas y egoístas, el resultado será una
moral de mayor benevolencia y generosidad. Por desgracia estas cualidades
psíquicas parecen estar muy lejos de la poderosa y narcisista pareja Bush-
Blair.
Otro importante teórico que nos puede dar “luz” para entender a la pareja que
nos ocupa es Otto Kernberg, desde su óptica, considero que la pareja Bush-
Blair no sólo presentan características de estar regresionados a la primera po-
sición planteada por Klein, sino que además pueden contar con un narcisismo
maligno con trastorno de personalidad antisocial, ya que la grandiosidad y el
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
Bibliografía
Freud, Sigmund (1954). Pulsión y destino de pulsión. En Obras completas. Buenos
Aires: Amorrortu.
Freud, Sigmund. (1954). Más allá del principio del placer. En Obras completas.
Buenos Aires: Amorrortu.
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GUERRA, PULSIÓN DE MUERTE Y PAREJA NARCISISTA. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PSICOANÁLISIS
DISCURSO Y ACTUACIONES
CODEPENDIENTES
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DISCURSO Y ACTUACIONES CODEPENDIENTES
a los que se relacionan con los que usan cualquier tipo de sustancia tóxica
al organismo, como a los que se vinculan con personas que presentan algu-
nas tendencias obsesiva-compulsivas al trabajo, al juego o a las compras,
al sexo, ante la comida y/o que tienden a relacionarse con los “adictos” a la
relaciones destructivas.
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DISCURSO Y ACTUACIONES CODEPENDIENTES
2
También un fenómeno común de Latinoamérica; es decir, la presencia del “macho latino-
americano” (Lopátegui y Mendizábal, 1986: 31).
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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DISCURSO Y ACTUACIONES CODEPENDIENTES
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119
DISCURSO Y ACTUACIONES CODEPENDIENTES
do de sí mismas y actúan conforme con las necesidades y deseos del otro, esto
como una forma de ganar aprecio y evitar conflictos, todo lo cual las(os) expone
al riesgo de relaciones desventajosas y de maltrato para ellas(os).
Se observa cada vez con mayor frecuencia que el estilo vincular
codependiente no sólo pertenece al ámbito de las adicciones, sino que se aso-
cia con fallas en la capacidad de intimidad en la pareja moderna y con dificulta-
des relacionales desde las diferencias de género.
Bibliografía
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
121
desde la clínica DISCURSO Y ACTUACIONES CODEPENDIENTES
NUEVOS ODRES
PARA LOS NUEVOS VINOS
haya cambiado. La acción del entorno ejerce sus efectos sobre el yo desde el
exterior del aparato psíquico o, más intensamente, cuando ya ha encontrado
cobijo en su interior, especialmente en el sistema del superyó. El sistema
pulsional no ha variado como dotación humana desde el debut de nuestra es-
pecie aunque, como bien sabemos, muestra algunas diferencias cuantitativas
individuales. El acelerado proceso de variación ambiental presente obliga a
optar por transacciones adaptativas a veces agobiantes.
Durante la vida del psicoanálisis hemos transitado del carruaje de trac-
ción animal a los vuelos espaciales, del telégrafo a la comunicación universal
de los sistemas de cómputo, de los antisépticos elementales a la ingeniería
genética, del predominio habitacional del campo a las megalópolis, de las vela-
das compartidas hasta los romances por correo electrónico, y de la moralidad
victoriana a la liberalidad sexual propiciada, entre otras cosas, por el fácil acce-
so a los anticonceptivos.
Hoy día se continúa albergado en el preconsciente el fantasma
persecutorio del holocausto nuclear que podría resultar en la extinción de nues-
tra especie y presenciamos, además, por más que apelemos a la negación,
cómo se destruye progresivamente el ecosistema global.
Las circunstancias que nosotros creamos son tan cambiantes que los
futurólogos titubean, dado que sus esferas predictivas proyectan imágenes con
una celeridad tal que resultan confusas. El saber total de la humanidad, por
sólo mencionar un dato representativo, se duplica antes de que termine cada
década. Las posibilidades de clonación del ser humano y el reemplazo de órga-
nos –enfermos o envejecidos– está saliendo de las páginas de las novelas de
ciencia ficción para ingresar a una realidad deslumbrante y de efectos imprevi-
sibles. Esos avances alientan la esperanza de prolongar enormemente los pro-
medios de vida que, en la época de Freud, no llegaba al medio centenar y que
hoy, tan sólo en México, llega a los 74 años.1 Las consecuencias psicológicas
de tal longevidad se encuentran, por ahora, en el territorio de lo especulativo.
En el siglo XIX las parejas tendían a vivir no más de diez años después
del matrimonio de su último hijo; ahora se ha triplicado. Matrimonios tan
longevos reclaman transacciones interaccionales de gran exigencia. Pero, en
realidad, atravesamos una etapa en la que un elevado porcentaje se di-
1
Aguayo Quesada, S. (editor) (2000). El almanaque mexicano, México: Hechos Confiables.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
123
NUEVOS ODRES PARA LOS NUEVOS VINOS
años formativos, es el cincel que esculpe la materia prima que heredamos. Los
padres –esos mensajeros del entorno– lo adviertan o no, intentan moldear a su
prole en concordancia con el mundo donde se espera que transcurra su existencia;
labor, por cierto, mucho más previsible en épocas pasadas, cuando los cambios
sociales se daban de manera tan lenta, que las comunidades parecían estáticas.
La historia del concepto de enfermedad mental no es muy longeva. Du-
rante decenas de miles de años no existían enfermos. Las selvas, las estepas
y las aldeas contaban con un porcentaje poblacional de poseídos por demo-
nios, de víctimas de malévolos hechizos o de practicantes de un acendrado
animismo religioso. La idea de enfermedad es hija de la Ilustración. Hace poco
más de dos siglos que Pinel desencadenó a los locos y poco menos de uno
cuando Kraepelin otorgó una respetable coherencia taxonómica a la patología
psiquiátrica. Freud desentrañó los mecanismos subyacentes a la psicopatología.
Sabemos –o creemos saber– que las formas de enfermedad mental han
variado pero no existen, a mi entender, comprobaciones documentales y esta-
dísticas que nos permitan apoyar con seguridad nuestras impresiones.
La neurosífilis, quizá la más generosa productora de psicosis, desapa-
reció de los hospitales psiquiátricos hace poco más de medio siglo. Con los
antibióticos se desocupó 20% de las camas de esos hospitales. La locura que
seguía en frecuencia: las esquizofrenias, demuestra una incidencia similar en
todas las culturas, dando así testimonio de su parcial etiología genética. Su
incidencia no parece haber variado aunque sí la severidad de sus síntomas y
su curso, gracias a los psicofármacos.
Los otros trastornos –aquellos que no han demostrado un sustrato anato-
mopatológico– siguen apareciendo con distintos ropajes. Los mecanismos
neurobioquímicos que los acompañan se van conociendo, poco a poco; pero
no hemos definido con claridad si son causa, consecuencia o concomitancia.
No parecen caber serias dudas de que las formas conversivas de la
histeria han dejado de verse en los países industrializados y en los estratos
urbanos más favorecidos de los países en vías de desarrollo. En cambio los
síndromes depresivos, en especial los reactivos, parecen haberse incrementado.
Estos trastornos y muchos otros cuadros clínicos, psicosis funcionales, fobias,
trastornos obsesivos y reacciones neuróticas de otras denominaciones –de
manera similar a las esquizofrenias– han reducido su dramatismo sintomático
gracias a los avances de la psicofarmacología de los últimos cincuenta años.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
125
NUEVOS ODRES PARA LOS NUEVOS VINOS
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NUEVOS ODRES PARA LOS NUEVOS VINOS
Mario Campuzano*
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AMPAG EN LOS SETENTA. SUS ATRAVESAMIENTOS
1973: Primer análisis institucional. Se realizan otros en 1975 y 1977 con inter-
ventores externos: Emilio Rodrigué y Fernando Ulloa, ambos argentinos.
1975: Primeras publicaciones que evidencian los polos de tensión para la for-
mación de un marco teórico- técnico propio: de una parte el libro de Agustín
Palacios con el paradigma del enfoque unidisciplinario, el psicoanálisis grupal;
de la otra parte, un artículo de José Antonio Carrillo, José Luis González, Adela
Jinich y Sylvia Radosh sobre la inclusión del psicodrama en la psicoterapia
analítica grupal que plantea un marco teórico- técnico multi e interdisciplinario.
institucional– que dio lugar al espaciamiento del siguiente análisis por ocho
años, hasta 1989.
Terminé en 1982, coincidiendo con otro gran evento institucional: el pri-
mer Congreso Nacional, en Oaxtepec.
Un año después, en 1983, fundé la primera revista de AMPAG y con ese
evento final quedó definido el perfil político, organizativo, académico y clínico
de AMPAG, esto es, su particular identidad institucional.
El periodo fundacional, 1962- 1975, fue previo a mi ingreso. Y mi lectura
es que ese tiempo transcurrió en convivencia y competencia con dos institucio-
nes: la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM) y el Convento Benedictino de
Cuernavaca, que devendría en Centro Psicoanalítico Emaús.
Me tocó un efervescente periodo organizativo iniciado por la fundación de la
Clínica, el establecimiento de un gobierno colegiado de miembros plenos y alum-
nos, el primer Congreso Nacional y la aparición de la primera revista societaria.
Ahora bien, la efervescencia no era sólo al interior de la asociación. En
todo el mundo occidental los sesenta habían sido años de intensa movilización
política y cultural, de ascenso de los movimientos progresistas de oposición y,
consecuentemente, de planteo de una serie de propuestas contraculturales,
entre otras el existencialismo, el hippismo, el estructuralismo. La música, espe-
cialmente de rock, acompañaba estos movimientos y daba un peculiar estado
de ánimo: idealista, romántico y pasional. Aguilar Camín destacó esta última
característica como paradigmática de esas generaciones, ciertamente acom-
pañadas de la búsqueda de transformaciones políticas radicales y de nuevas
formas de convivencia humana. Buscábamos la revolución. El asalto al cielo.
La transformación del mundo. Un mundo mejor para las siguientes generaciones.
El 68 fue el año cúspide de estos movimientos y luego vino la derrota y
la progresiva instauración del neoliberalismo, aunque en el horizonte del mo-
mento eso no era evidente, si bien ya se veía la aparición de los instrumentos
de control social que apoyaban el retorno de la derecha: la difusión masiva de
las drogas psicotrópicas, la proliferación de distintos movimientos místicos y la
incitación a estilos de vida centrados en el hedonismo y la banalidad.
Los setenta se definieron, en los distintos países, en torno a su particu-
lar respuesta a la agitación social de la década previa.
En el primer mundo se establecieron esfuerzos enormes no sólo para el
control de la inquietud social, sino para el olvido de esos años de lucha. Se
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
131
AMPAG EN LOS SETENTA. SUS ATRAVESAMIENTOS
pasó del homo faber, del hombre económico constructor del capitalismo na-
ciente que describiera Max Weber en ese libro central que es La ética protes-
tante y el espíritu del capitalismo donde se requería como modelo caracterológico
el del carácter obsesivo, a una nueva propuesta necesaria al capitalismo avan-
zado: el hombre-masa ya no productor sino consumidor adicto de las diversas
ofertas del mercado, no sólo de mercancías sino de diversiones y propuestas
de estilos de vida. Consecuentemente se indujeron dos propuestas carac-
terológicas predominantes: los manipulables caracteres fronterizos y los explo-
tadores caracteres narcisistas, o sea, los borregos y sus amos.
En la Unión Americana ese cambio se propició mediante “la explosión del
self” a través de varias vías, entre otras una psicológica, el Movimiento del Poten-
cial Humano en la llamada Corriente Humanista o Tercera Vía, aquella que abría un
espacio distinto al de la confrontación entre el psicoanálisis y el conductismo.
Un historiador estadunidense que falleciera en los noventa da cuenta de
ese giro en otro libro fundamental: La cultura del narcisismo de Christopher
Lasch. Su equivalente europeo en mostrar los resultados del postmodernismo,
aunque no sus orígenes, es el libro de Lipovetsky La era del vacío. Unas pelícu-
las del realizador francocanadiense Denys Arcand marcan, asimismo, este pro-
ceso; la reciente: Las invasiones bárbaras, donde los personajes –cincuentones–
son los mismos del film que inició el tema cuando los actores tenían 30 años,
dos décadas antes (La decadencia del imperio americano).
En el tercer mundo, desde siempre sobreexplotado por las grandes po-
tencias capitalistas, el control social se logró sólo a sangre y fuego. Los movi-
mientos políticos opositores habían pasado a la lucha armada guerrillera desde
los años cincuenta en algunos países de Latinoamérica y, ante la falta de res-
puestas políticas y el incremento de la represión por parte de los gobiernos,
estos movimientos guerrilleros se generalizaron en el subcontinente. La res-
puesta estatal, hegemonizada desde Norteamérica, fue la instalación de múlti-
ples dictaduras militares y la estrategia de guerra de exterminio contra los
insurgentes de izquierda, lo que hoy, con claridad, se llama la guerra sucia, que
dejara en Argentina 30 mil desaparecidos y en México más de un millar, mues-
tra comparativa de la despolitización mexicana y no de diferencia en la feroci-
dad de la represión. Un chiste era paradigmático de la época: ¿Por qué no hay
golpes de Estado en la Unión Americana y sí en toda Latinoamérica? Y la res-
puesta era: Porque no hay embajada norteamericana en Washington.
Bibliografía
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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AMPAG EN LOS SETENTA. SUS ATRAVESAMIENTOS
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
135
sucesos
EL PSICOANÁLISIS EN JALISCO.
VEINTICINCO AÑOS DE HISTORIA
CONGRESO LUSOBRASILEÑO
EN CAMPINAS, SAN PABLO, BRASIL
7-9 DE NOVIEMBRE DE 2003
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
137
diantes del área. El coordinador estuvo auxiliado por dos personas para
facilitar la traducción y el manejo grupal (Francisco Navarrete, mexicano, y
una chilena radicada en Brasil). El trabajo comenzó cuando se les pidió a
los asistentes quitarse los zapatos y caminar en cualquier dirección, pen-
sando en la razón por la que habían acudido, que miraran y tomaran en
cuenta a las personas que estaban en el lugar y que se concentraran en la
forma de su cuerpo, a fin de crear conciencia de sí mismos, de los otros y
del lugar de trabajo. Posteriormente, se puso música y el coordinador pidió
que imitaran sus movimientos. Así, danzando, fue comandando un movi-
miento de todo el grupo que se amalgamanba en el baile (los movimientos
de los brasileños eran sueltos y armónicos, con raras excepciones). En el
grupo predominaban las mujeres.
Posteriormente, pasadas unas cinco canciones y lograda la integración
por el movimiento del cuerpo, el coordinador solicitó a los asistentes que
dijeran sus expectativas del trabajo grupal y/o fantasías y/o algunos sueños
que quisieran compartir. Así se abrió un abanico de fantasías y de sueños:
1) la primera persona dijo que soñó que habían invadido su casa, y que del
congreso esperaba aprender más;
2) la segunda compartió que había soñado una enorme cantidad de elefan-
tes anaranjados, mamut ahora (aseverando posteriormente la realidad
de su sueño “premonitorio”);
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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Los videos
Jorge Margolis
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a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
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Hospedaje
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[...] por un lado, las fuerzas de la naturaleza, que dan lugar a la presión de las
pulsiones individuales, tanto sexuales como agresivas, que buscan su expre-
sión y descarga (nivel o dimensión pulsional, instintual o del deseo); y por el
otro, una respuesta de coacción social, que genera diversos temores, normas
morales e ideales con capacidad de interiorizarse, que buscan la regulación
de las pulsiones de los individuos (nivel o dimensión institucional o social).
Ambos niveles, el institucional y el pusional, participan en la elección y el
mantenimiento de la pareja, así como en la determinación de su ruptura cuan-
do esto llega a suceder (p. 18).
Por otro lado, el libro parece estar organizado alrededor de tres ejes: el
histórico-social, el psicodinámico y el terapéutico, y una especie de apéndi-
ce sobre la pareja homosexual. Cada capítulo está ampliamente ilustrado
con viñetas clínicas y fragmentos de novelas contemporáneas, lo cual es,
sin duda, el segundo gran acierto del autor y colaboradoras.
El libro tiene otra gran virtud y es la claridad del lenguaje. Mario Campuzano
es conocido como un escritor prolífico y como maestro teórico y clínico de va-
rias generaciones, lo que le da todos los elementos necesarios para transmitir
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
147
a) Considerarla como una unidad social valiosa que hay que preservar a
ultranza (que es el punto de vista dominante en grupos de autoayuda religio-
sos y en muchos terapeutas creyentes); b) Que hay que destruir, según la
tendencia opuesta expresada por antipsiquiatras como Cooper; y c) Considerar
a la pareja conyugal como una estructura operativa, sujeta a cambios en función
de los intereses y necesidades de los individuos que la componen (p. 101).
taría destacar uno que tiene que ver con una pregunta que, probablemente,
todos nos hemos formulado decenas de veces: ¿Existe un criterio de salud
mental en la pareja? O al menos de, ¿qué significa “madurez”? Mario Cam-
puzano nos ofrece una propuesta metapsicológica al estilo Kernberg: una
relación amorosa anclada –pero no tironeada– en la expresión y conviven-
cia armónica de lo más maduro e inmaduro que todos tenemos dentro:
Un último aspecto que me gustaría mencionar tiene que ver con el interés
de Mario Campuzano y colaboradoras por el estudio de la pareja humana.
En la tendencia creciente a la deshumanización de las relaciones, la
desafectivización defensiva como producto del individualismo, la pérdida de
la responsabilidad social como nueva ideología colectiva, resulta de un mérito
muy encomiable el que un grupo de investigadores psicoanalistas dediquen
sus esfuerzos a analizar y sanar vínculos, a conocer lo que está en medio
de dos personas que se aman o se odian porque no se pueden amar. El
analista de parejas –si se lo propone– juega del lado de una real oposición
a las tendencias masificadoras, tecnologizantes y marginadoras, a través
de su participación en los procesos de vinculación, de relación con un otro,
que establecen algunas personas en su vida. La apuesta del libro es, en
última instancia, a favor de la vincularidad, aunque en algunos casos el
éxito sea ayudar a deshacer una pareja.
Sé que Mario Campuzano y sus colaboradoras no gustan de los home-
najes excesivos, pero me gustaría terminar diciendo que me he sentido muy
honrado de poder comentar su libro y de haber tenido a Mario como maes-
tro, y es que él es un hombre que da mucho, y este libro, que lo refleja,
también da mucho
Jorge Sánchez-Escárcega
México, DF
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
149
noticias bibliográficas
INVESTIGACIÓN
CUALITATIVA/CUANTITATIVA
EN CIENCIAS PSI*
Hoy, más que nunca, se encuentra totalmente abierto el debate entre las
ciencias. El punto central parece estar en decidir si los hechos del mundo
existen o se explican, es decir, si son, o significan. La idea de una unifica-
ción de los diferentes enfoques sobre lo que es investigar en ciencia parece
cada vez más difícil y, tal vez, la solución debe vislumbrarse por el lado de la
aceptación de las pluralidades, de las diferencias.
Por muchos años el enfoque cuantitativo dominó las formas de hacer
ciencia, de investigar en ella (epistemología) y a través de ella (investiga-
ción experimental aplicada o pura). En las universidades, el enfoque se ins-
taló en las aulas y en los laboratorios, y desde mediados de los años treinta
del siglo pasado, hasta prácticamente unos veinte años antes del nuevo
milenio, dominó la mayor parte del pensamiento científico. A partir de ahí,
poco a poco comenzó a abrirse camino el enfoque cualitativo, la interpreta-
ción del significado de los fenómenos del mundo.
Los dos grandes polos han presentado sus argumentos de una forma
bastante convincente, y ambas aproximaciones tienen la máxima validez
científica desde sus diferentes ópticas. Sin embargo, parecen siempre re-
presentar pares antitéticos como objetivismo/subjetivismo, empirismo/es-
peculación, holismo/relativismo, etcétera. Como han mencionado algunos
autores: cuantitativo sería igual a números-exterior-explicación-facticidad;
mientras que cualitativo haría referencia a palabras-interior-comprensión-
virtualidad...
Sin embargo, parece que en el momento actual se ha abierto la posibili-
dad de superar esta oposición. La dicotomización radical de ambos enfo-
ques, en cuanto pretenden ser absolutos en lugar de reconocer sus
La exactitud, como ideal del conocimiento, la persiguen por igual todas las
ciencias. También todas son rigurosas, pues el rigor cualifica los procedimien-
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
151
Jorge Sánchez-Escárcega
EL PSICOANÁLISIS GRUPAL
EN SAN PABLO
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
153
noticias bibliográficas
REVISTA DA SPAGESP
SOCIEDAD DE
PSICOTERAPIAS ANALÍTICAS
GRUPALES DEL ESTADO DE
SAN PABLO, BRASIL
GRUPO
REVISTA DE LA FACULTAD
DE PSICOLOGÍA
DE LA UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
CONTENIDO
EDITORIAL
CRÍTICA HERMENÉUTICA
ESTRUCTURALISMO Y PSICOANÁLISIS
Julio Ortega Bobadilla
LA HISTORIA PARA EL PSICOANÁLISIS
Luis Hornstein
EL PROBLEMA DE LA IDEALIZACIÓN EN LOS GRUPOS
Guillermo Vanegas
PSICOTERAPIA COMBINADA
Nestor Braunstein, Frida Saal, Paulino Moscovich
PERSPECTIVAS DE LA PSICOTERAPIA
FAMILIAR CON ORIENTACION
PSICOANALÍTICA EN CUBA
Ignacio Maldonado
PSICOANÁLISIS Y MARXISMO
Conferencias Radiofónicas 2ª parte
Armando Suárez
CRUZANDO LAS FRONTERAS CON FREUD
Eckart Leiser
MOMENTOS DE GRUPO
Armando Bauleo
RESEÑAS
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155
noticias bibliográficas
INTERSUBJETIVO
QUIPÚ, INSTITUTO DE FORMACIÓN EN
PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA Y SALUD MENTAL
Volumen 5 Número 2 Diciembre 2003
SUMARIO
EDITORIAL
SECCIÓN ESPECIAL: PSICOPATOLOGÍA Y PERSONALIDAD
Coordinada Por Carlos Rodríguez Sutil.
Contribución de W.R.D. Fairbairn al estudio de la patología de la personalidad,
Carlos Rodríguez Sutil. 155
La relación paranoide: la vida desde el búnker, Jorge L. Tizón García. 163
El Complejo de Fausto, César Pelegrín. 193
Del cuerpo biológico al cuerpo pensante, Francois Moreau. 209
ARTÍCULOS
¿Por qué Ferenczi y Rank afirmaron que la inteligencia emocional de Freud,
correspondía a la etapa pre-edípica, Robert Kramer. 221
Ética científica, Psicoanálisis y Postmodernismo, Jorge Sánchez-Escárcega. 235
El ADL y las vicisitudes transferenciales en los inicios de un tratamiento
psicoterapéutico, David Maldavsky, Liliana H. Álvarez, Nilda Neves, Clara R.
Roitman, Cristina Tate de Stanley. 251
Evolución de las atribuciones referidas a sí misma y a personas
significativas a partir de los contenidos narrativos de las sesiones psicoterapéuticas
de «María», Mercedes Mitjavila, Alejandro Ávila y Gerardo Gutiérrez. 297
REFLEXIONES
El aprendiz de Aviador. Un relato clínico,
Belén Arembilet. 312
RESEÑA DE LIBROS Y REVISTAS
Psicoanalizar, Didier Anzieu (Biblioteca Nueva)
[Reseña de Pilar Cano]. 321
Incontrando Sándor Fereczi. Alioscia Boschiroli,
Cesare Albasi y Antonella Granieri (Moretti
& Vitali) [Reseña de Alejandro Ávila]. 325
Ética en el diván. Araceli Gómez Alva (coord.)
(Lumen) y otros libros de Juan Vives [Reseña
de Alejandro Ávila]. 326
Libros y revistas recibidos 328
NOTICIAS
En memoria de Concha García de Robles Vara 330
Primer Congreso Internacional de Terapia
Familiar Psicoanalítica 331
Novedad: Revista de Psicopatología del Niño
y del Adolescente 334
PÁGINAS DEL INSTITUTO
Programas de Formación y Actividades
2003-2004 336
Publicaciones del Instituto 340
CONTENIDO
Subjetividad y Cultura No. 20 – Octubre 2003
2 ESTE NÚMERO
TEXTOS
BIBLIOGRÁFICAS
Comentarios de libros
87 Marina Durand, Doença ocupacional. Psicoanálise e relaçôes
de trabalho.
89 Bernard Burgoyne y Mary Sullivan (comps.). Los diálogos
sobre Klein-Lacan.
91 Pascale Molier, L énigme de la femme active. Égoisme, sexe
et compassion.
95 Publicaciones recibidas
NOTICIAS Y COMENTARIOS
99 Acerca del “porqué de las gue-
rras”.
103 Desarrollos teóricos y clínicos
de la psicoterapia analítica de
grupos en Latinoamérica, una
perspectiva argentina.
107 La represión política en México
y sus secuelas.
110 Argentina 2003: entre el miedo
y la ilusión.
112 Marcos Bernard.
113 Derechos Humanos para los
anti-humanos.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
157
varios
INSTRUCCIONES PARA LOS
ARTICULISTAS
REVISTA DE PSICOANÁLISIS Y GRUPOS
1. Generales:
1.1 Que el artículo no haya sido publicado o que su publicación no esté pen-
diente en alguna otra revista. El envío de un trabajo implícitamente supone
que se cumple con esta condición.
1.2 Se admiten textos en otros idiomas; la revista se encargará de su traducción
si se acepta su publicación.
1.3.Cuando se envíe la versión en español de un artículo escrito inicialmente en
otro idioma, deberá anexarse también el texto original.
1.4 Los autores de artículos publicados en revistas extranjeras deberán comuni-
carse primero con su editor y solicitar su autorización antes de enviarlos.
Esta revista dará por hecho que al enviarnos un artículo éste cuenta con la
aprobación para su publicación.
1.5Se aceptan colaboraciones para los distintos apartados que conforman la revista.
1.6 El consejo editorial de la revista no acepta responsabilidad alguna sobre los
contenidos de los trabajos publicados, opiniones o proposiciones expresa-
das por los autores.
2. Contenido:
2.1 Los artículos deberán ser coherentes con los temas a los que está dedicada
la revista: psicoanálisis, psicoterapia psicoanalítica, grupos, parejas, fami-
lias e instituciones abordados desde una perspectiva psicoanalítica.
2.2 La carátula del trabajo deberá contener: a) título, se recomienda que sea
breve, claro y preciso para que pueda dar una idea del contenido; b) nombre
o nombres completos del autores o de los autores del artículo; c) institución
a la que pertenece el autor; d) título profesional, correo electrónico y teléfo-
no del autor responsable del artículo.
2.3 Se espera que los artículos contengan una introducción en la que se planten
los objetivos generales del trabajo, un desarrollo, y conclusiones que apor-
ten alguna idea original del autor.
2.4 Consultar las pautas para las citas y referencias bibliográficas en el siguien-
te apartado.
3. Formato:
4. Dictamen y publicación:
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
159
5. Ventas y suscripciones:
Un solo autor:
Hewlett (1996)…
Hewlett (1999a, 1999b) …
Autor múltiple:
Klimoski, R. y Palmer, S. (1993). The ADA and the hiring process in organizations.
Consulting Psychology Journal: Practice and Research, 45(2), 10-36.
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Wolchik, S. A., West, S. G., Sandler, I. N., Tein, J., Coatsworth, D., Lengua, L., et
al. (2000). An experimental evaluation of theory-based mother and mother-child
prograrns for children of divorce. Journal of Consulting and Clinical Psychology,
68, 843-856.
Cita en el texto:
… el estudio de Seidenberg y McClelland (citado en Coltheart, Curtis, Atkins y
Haller, 1993) …
Entrada en la lista de referencias:
Coltheart, M., Curtis, B., Atkins, P. y Haller, M. (1993). Models of reading aloud:
Dual-route and parallel-distributed-processing approaches. Psychological Review,
100, 589-608.
Cita de un libro:
Libro editado:
Gibbs, J. T. y Huang, L. N. (Eds.). (1991). Children, of color: Psychological
interventions with minority youth. San Francisco, CA, E. U.: Jossey-Bass.
Enciclopedia o diccionario:
Sadie, S. (Ed.). (1980). The new Grove dictionary of music and musicians
(6a. ed., Vols. 1-20). Londres, Inglaterra: Macmillan.
1
Hemos decidido no seguir el estilo de la APA en este punto, para lo cual ofrecemos la
siguiente explicación y sugerencia: algunos trabajos psicoanalíticos, sobre todo los que
citan extensamente a los autores clásicos, suelen tener hasta veinte, treinta, cuarenta refe-
rencias a obras de Freud, Klein, etc., lo que implicaría señalar el año de la presente edición
(y no de publicación original del artículo o libro), distinguiendo cada entrada con una letra
del alfabeto, lo cual en ocasiones sería insuficiente y se prestaría a gran confusión. Nuestra
propuesta entonces es que en estos casos se indiquen entre paréntesis ambas fechas.
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
163
Tesis no publicadas:
Utilice s.f. (sin fecha) cuando la fecha de una publicación no esté disponible.
2
Como mínimo, una referencia de una fuente de Internet debe proporcionar el título o una
descripción del documento, una fecha (ya sea la de publicación, actualización o la de recu-
peración) y la dirección electrónica (en términos de internet, un URL [Uniform Resource
Locator = Localizador Uniforme de Recursos]. Asimismo, identifique a los autores de un
documento cuando sea posible.
GVU’s 8th WWW user survey. (s. f.). Recuperado el 8 de agosto de 2000, de
http://www.cc.gatech.edu/gvu/ user_surveys/survey-1997-10/
Correo electrónico:
Los correos electrónicos enviados de una persona a otra, deben citarse como
una comunicación personal.
Copia electrónica del artículo de una revista científica, entre tres y cinco
autores, recuperado de una base de datos:
Hilts, P .J. (1999, 16 de febrero). In forecasting their emotions, most people flunk
out. New York Times. Recuperado el 21 de noviembre de 2000, de http://
www.nytimes.com
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
165
varios
ASOCIACIÓN MEXICANA
DE PSICOTERAPIA ANALÍTICA
DE GRUPO, AC
Presentación general
La institución y su historia
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
167
a s o c i a c i ó n m e x i c a n a d e p i s c o t e r a p i a a n a l í t i c a d e g r u p o
169
La clínica de la AMPAG
Requisitos de ingreso
Suscripción anual
(dos números, envío por correo certificado)
México: $ 220.00
Extranjero: $ 25.00 (dls.)
Formato de suscripción
Nombre:
Dirección:
CP Ciudad País
Tel.: E-mail:
1. Giro por:
Observaciones