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La fosforilación oxidativa es la
transferencia de electrones de los
equivalentes reducidos NADH y
FADH, obtenidos en la glucólisis y
en el ciclo de Krebs hasta el oxígeno
molecular, acoplado con la síntesis
de ATP. Este proceso metabólico
está formado por un conjunto de
enzimas complejas, ubicadas en la
membrana interna de las
mitocondrias, que catalizan varias
reacciones de óxido-reducción,
donde el oxígeno es el aceptor final
de electrones y donde se forma finalmente agua.
La fosforilación oxidativa es un proceso bioquímico que ocurre en las células. Es el
proceso metabólico final (catabolismo) de la respiración celular, tras la glucólisis y el
ciclo del ácido cítrico. De una molécula de glucosa se obtienen 38 moléculas de ATP
mediante la fosforilación oxidativa.
Dentro de las células, la fosforilación oxidativa se produce en las membranas biológicas.
En procariotas es la membrana plasmática y en eucariotas es la membrana interna de las
dos de que consta la mitocondrial. El NADH y FADH2, moléculas donadores de
electrones que "fueron cargadas" durante el ciclo del ácido cítrico, se utilizan en un
mecanismo intrincado (que implica a numerosas enzimas como la NADH-Q reductasa, la
citocromo c oxidasa y la citocromo reductasa), gracias a la bomba H+ que moviliza los
protones contra un gradiante de membrana.
La teoría quimiosmotica establece que ambos procesos -(F.O y CTe-) están acoplados
energéticamente. Por Ej, la Oligomicina se une a la Fracción Fo de la Atpasa e inhibe la
síntesis de ATP, por lo tanto detendrá también a la cadena de transporte de electrones.
Por lo tanto disminuirá el consumo de O2. Hay sustancias que actuan como desacoplantes
de estos dos procesos, para que puedan actuar de manera individual. Por ejemplo
siguiendo con el caso anterior, si ahora se agregara 2,4-dinitrofenol, que es un ácido débil
que actúa como desacoplante, el consumo de O2 se reestablecería, ya que tenderá a liberar
la cadena de transporte de electrones, aunque la oligomicina continue bloqueando la
producción de ATP. La fracción Fo está formada por proteinas transmembrana en la
membrana mitocondrial interna (MMI), y es básicamente un poro que permite el paso de
H+. La fracción F1 se encuentra del lado interno de la MMI y es la encargada de utilizar
la disipación del gradiente electroquímico para fosforilar ADP + Pi y liberar ATP.
Los nucleótidos entran y salen de la mitocondria a través de transportadores específicos.
Un gran complejo proteico llamado ATP-sintasa situado en la membrana mitocondrial
interna (MMI), permite a los protones pasar a través en ambas direcciones; genera el ATP
cuando el protón se mueve a favor de gradiente. Debido a que los protones se han
bombeado al espacio intermembranoso de la mitocondria en contra de gradiente, ahora
pueden fluir nuevamente dentro de la matriz mitocondrial y mediante la vía ATP-sintasa,
se genera ATP en el proceso. La reacción es:
ADP3- + H+ + Pi ↔ ATP4- + H2O
Cada molécula de NADH
contribuye suficientemente a
generar la fuerza motriz de un
protón que produzca 2,5 moléculas
de ATP. Cada molécula de
FADH2 produce 1,5 moléculas de
ATP.[1] Todas juntas, las 10
moléculas de NADH y las 2
FADH2 provenientes de la
oxidación de la glucosa
(glucólisis, descarboxilación
oxidativa de piruvato en acetil-
CoA y ciclo de Krebs) a formar 28 de las 36 moléculas totales de ATP transportadoras de
energía. Hay que decir que estos valores de moléculas de ATP son máximos. En realidad
cada molécula de NADH contribuye a formar entre 2 y 3 moléculas de ATP, mientras
que cada FADH2 contribuye a un máximo de 2 moléculas de ATP.
La función principal de los procesos explicados hasta ahora es suministrar el hidrógeno
de la molécula de glucosa en formas oxidables. La oxidación del hidrógeno sucede a
través de una serie de reacciones que desdoblan cada átomo de H en un protón y un
electrón (H2 ® H+ + e-). Los electrones se combinarán con el oxígeno disuelto con las
moléculas de agua y generar iones hidroxilo y, después, éstos junto con el hidrógeno se
combinan para formar agua. Durante esta secuencia se liberan enormes cantidades de
energía para formar ATP. Esta síntesis de ATP recibe el nombre de fosforilación
oxidativa y se produce enteramente en las mitocondrias, en la llamada cadena
transportadora de electrones (CTE), que esencialmente constituye la respiración interna
y tiene lugar en la membrana interna mitocondrial, mediante un proceso muy
especializado llamado mecanismo quimiosmótico.
Básicamente la CTE comprende 2 procesos: 1) los electrones son transportados a lo largo
de la membrana, de un complejo de proteínas transportador a otro y 2) los protones son
translocados a través de la membrana, lo que significa que son pasados desde el interior
o matriz mitocondrial hacia el espacio intermembrana provocando un gradiente de
protones. El oxígeno es el aceptor final del electrón, combinándose con ellos y con el ión
H para producir agua.
El primer paso de la fosforilación oxidativa es ionizar los átomos de hidrógeno extraídos
hasta ese momento de los sustratos alimentarios. Se libera el otro átomo de H unido al
NAD y éste último se reutiliza una y otra vez para captar H. Los electrones extraídos de
los átomos de H para su ionización entran inmediatamente en la CTE. La CTE está
formada por 4 complejos proteicos con moléculas transportadoras y sus enzimas
correspondientes (Complejo I, NADH deshidrogenasa; Complejo II, Succinato-CoQ
reductasa; Complejo III, citocromo C reductasa; Complejo IV, citocromo oxidasa), 1
componente no proteico (ubiquinona –Q-) que está embebido en la membrana, y una
pequeña proteína llamada citocromo C, en el espacio intermembrana pero adosada a la
membrana interna.
Cada electrón es lanzado desde uno de estos aceptores hasta el siguiente hasta que se
alcanza finalmente el citocromo-oxidasa, llamado así porque es capaz de ceder 2
electrones y de reducir el oxígeno elemental para formar oxígeno iónico, que luego se
combina con los hidrogeniones dando agua.
El siguiente paso en la fosforilación oxidativa consiste en convertir el ADP en ATP, a lo
cual contribuye una gran molécula proteica que sobresale por toda la membrana
mitocondrial interna. Se trata de una ATPasa llamada ATP sintetasa. La elevada
concentración de hidrogeniones con carga positiva creado entre las dos membranas
mitocondriales y la gran diferencia de potencial a través de la membrana interna provoca
que los hidrogeniones fluyan al interior de la matriz mitocondrial a través de la ATPasa.
La energía liberada por este flujo de hidrogeniones es utilizada por la sintetasa para
fosforilar el ADP en ATP que es transferido al citoplasma. Por cada 2 electrones que se
introducen en la cadena transportadora, provenientes de la ionización de 2 átomos de H,
se sintetizan 3 moléculas de ATP.
Para hacernos una idea del rendimiento energético en la formación de ATP podemos
seguir lo que ocurre a partir de 1 molécula de glucosa , cuyo balance energético sería el
siguiente:
IMPORTANCIA BIOMÉDICA
El ciclo del ácido cítrico (ciclo de Krebs, ciclo del
ácido tricarboxílico) es una secuencia de reacciones
en las mitocondrias que oxidan la porción acetilo de
la acetil-CoA, y reducen coenzimas que se reoxidan
por medio de la cadena de transporte de electrones,
enlazada a la formación de ATP.
El ciclo del ácido cítrico es la vía común final para la
oxidación de carbohidratos, lípidos y proteínas porque la glucosa, los ácidos grasos y casi
todos los aminoácidos se metabolizan hacia acetil-CoA o intermediarios del ciclo.
También tiene una función fundamental en la gluconeogénesis, lipogénesis e
interconversión de aminoácidos. Muchos de estos procesos ocurren en casi todos los
tejidos, pero el hígado es el único tejido en el cual todos suceden en un grado significativo.
En consecuencia, hay profundas repercusiones cuando, por ejemplo, grandes números de
células hepáticas quedan dañadas, como en la hepatitis aguda, o remplazadas por tejido
conjuntivo (como en la cirrosis). Los pocos defectos genéticos de las enzimas del ciclo
del ácido cítrico que se han informado se relacionan con daño neurológico grave como
resultado de alteración muy considerable de la formación de ATP en el sistema nervioso
central.
La hiperamonemia, como ocurre en la enfermedad hepática avanzada, lleva a pérdida del
conocimiento, coma y convulsiones como resultado de actividad alterada del ciclo del
ácido cítrico, lo que lleva a formación reducida de ATP. El amoniaco disminuye
intermediarios del ciclo del ácido cítrico (al retirar el α-cetoglutarato para la formación
de glutamato y glutamina), e inhibe también la descarboxilación oxidativa del α-
cetoglutarato.
Bibliografía