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Malala Yousafzai: su lucha por la

educación de las mujeres


Nació el 12 de julio de 1997 en el distrito de Swat, en Khyber
Pakhtunkhwa en el noroeste de Pakistán, en una familia
musulmana sunita de la etnia pastún. Se le dio su primer
nombre Malala (que significa "afligido"). Es hija de Toorpekai y
Ziauddin Yousafzai, y tiene dos hermanos.

“Un niño, un profesor, un lápiz y un libro pueden


cambiar el mundo”, dijo Malala Yousafzai, la
persona más joven en haber recibido un Nobel de Paz y la voz de las
mujeres a quienes por condiciones sociales, económicas y políticas,
se les ha negado el acceso a la educación. Si quieres conocer su
historia revisa la siguiente nota.
En el año 2012, Malala Yousafzai recibió un disparo en la cabeza cuando
regresaba de la escuela a su casa en la ciudad de Mingora, Pakistán. Entonces
ella lo supo, levantar su voz para defender los derechos de las niñas fue la
causa de este ataque perpetrado por el Talibán, movimiento opositor del
derecho a la educación de la mujer. En el año 2009, la joven activista (en ese
entonces de 11 años) escribía un blog anónimo para el Servicio Urdu de la BBC
en el cual comunicaba sus miedos y la esperanza de poder seguir yendo a la
escuela. Aunque el blog era anónimo, no dudaba en expresar públicamente
sus opiniones sobre los derechos de las mujeres en la educación y
participaba en programas de televisión nacional. Era famosa y a pesar de recibir
constantes amenazas se había convertido (al igual que su padre) en la principal
opositora de las restricciones educativas de el Talibán.

El discurso que lo cambió todo

Después de varias operaciones, Malala se recuperó del ataque y dio un famoso


discurso frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de Naciones Unidas
en Nueva York. Su voz, la voz que intentaron silenciar alguna vez, aquella
que representa a millones de niñas sin educación, se amplificó hasta llegar a
lugares del mundo que en algún momento parecían inalcanzables.
“Cuando vi a 400 jóvenes de más de 100 países me dije: no sólo le estoy
hablando a la gente de Estados Unidos y otros países. Le estoy hablando a
todas las personas del mundo”.
Su lucha

Desde ese entonces, la lucha de Malala ha sacado a la luz una realidad


devastadora: la mayoría de niños que no asisten a la educación formal en el
mundo son niñas. La discriminación, la violencia y el matrimonio
prematuro han impedido que cientos de niñas vayan a la escuela y terminen
sus estudios, lo que desemboca en un problema aún mayor: casi 800 millones
de adultos iletrados en el mundo son mujeres. Si Malala hubiera seguido en
Pakistán sin educación, actualmente sería una madre de 18 años, estaría casada
y su vida estaría siendo controlado por otros.

Su temor más grande era justamente eso, no poder ser independiente, no poder
tener educación y tampoco ser lo que quería ser; su temor más grande era
justamente vivir la vida que hoy millones de niñas viven. Por eso decidió
luchar por ellas, luchar por una sociedad más justa en términos de igualdad
de género, una igualdad que empieza en los primeros años de vida, en el
jardín infantil o escuela.

La representante de millones de niñas

Malala habla por ellas y se siente afortunada, pero cree que lo más importante
es que todas las niñas, sin importar la edad, piensen que sus voces son
poderosas. Si todas las niñas se unieran podrían formar un “ejército” que sería
escuchado por los grandes líderes. Hoy a través de The Malala Fund, ella y
todos quienes hacen parte de la causa, buscan ofrecer a todas las niñas
educación primaria y secundaria gratuita para el año 2030. Esto
significa, 12 años de educación. No 6 años, ni 9 años… 12 años porque todas
las niñas merecen más que educación básica. ¿Cómo lo están logrando? La
organización de la activista pide a los gobiernos e instituciones que inviertan en
educación. El déficit actual de financiamiento se estima en 39 mil millones de
dólares al año y aunque parece mucho, el monto equivale a sólo ocho días de
gastos militares a nivel global. El asunto es decidir en qué invertir o no invertir
ese dinero.

El foco principal
Las niñas (como Malala) que viven en países en situación de conflicto, son un
90% más propensas a quedarse sin educación secundaria. El miedo a la
violencia, la necesidad de huir de la guerra, la falta de escuelas y profesores
las aleja de las salas de clase y de la posibilidad de volver a el aula. Por eso, el
foco principal del trabajo de Malala está en trabajar para que todas las niñas,
incluyendo las más afectadas por los conflictos, puedan acceder a la educación
de 12 años gratuita. Esto incluye también trabajar en función de la igualdad de
género en un mundo donde los niveles de aprendizaje de las niñas siguen siendo
menores que las de los niños.

¿Y por qué vale la pena su causa? Porque sólo así las mujeres tendrán la
confianza necesaria para prosperar en el hogar, en el trabajo y en las
comunidades. Porque sólo con educación, los países pueden evolucionar y
transformarse. Porque sólo con la voz de mujeres como Malala, las armas se
silencian y los cambios sostenibles aparecen.

“Tomemos nuestros libros y lápices, éstos son las armas más poderosas”,
uno de tantos mensajes de Malala que hoy, en el día de la mujer, queremos
recordar. Porque una educación de calidad para TODAS sí debería ser
posible.

Fuentes:
The Malala Fund, UNESCO, National Geographic.

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