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Basándose en diversos análisis referentes a las actitudes, se puede definir como una organización
duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de
un objeto definido, que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos a
dicho objeto. Las actitudes son consideradas variables, al no ser observables directamente pero
sujetas a inferencias observables.
Componente cognitivo: Está formada por las percepciones y creencias hacia un objeto, así
como por la información que tenemos sobre un objeto. En este caso se habla de modelos
actitudinales de expectativa por valor. Los objetos no conocidos o sobre los que no se posee
información no pueden generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o
errónea, en el primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso.
Cuando sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto.
Actitud de servicio: es la disposición que mostramos hacia ciertas situaciones, influye para realizar
nuestras actividades y nos permite facilitar u obstaculizar nuestro camino.
Para poder tener una buena actitud de servicio debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
ESCUCHA: Saber entender las necesidades de los clientes al momento de preguntar lo que
están necesitando.
¿Qué es la atención?
• Es una necesidad básica de los seres humanos, igual a comer, respirar o ingerir agua
• Es hacerle sentir al otro que si nos interesa: él, sus gustos, sus preferencias, su punto de
vista aunque este difiera del nuestro. Y también, que lo respetamos y valoramos.
• Es hacer sentir que “cuentas conmigo”
• Es una herramienta para el éxito de la vida y de los negocios
Este es el símil del primero de los diez mandamientos de Dios "Amar a Dios sobre todas las cosas",
en este caso es el cliente a quien debemos tener presente antes que nada.
A pesar de que muchas veces los clientes solicitan cosas casi imposibles, con un poco de esfuerzo y
ganas de atenderlo muy bien, se puede conseguir lo que él desea.
Este sí que se incumple (más que el de "No desearás a la mujer del prójimo", creo yo), son muchas
las empresas que tratan, a partir de engaños, de efectuar ventas o retener clientes, pero ¿qué pasa
cuando el cliente se da cuenta?
4. SOLO HAY UNA FORMA DE SATISFACER AL CLIENTE, DARLE MÁS DE LO QUE ESPERA
Es lógico, yo como cliente me siento satisfecho cuando recibo más de lo que esperaba. ¿Cómo
lograrlo? conociendo muy bien a nuestros clientes y enfocándonos en sus necesidades y deseos.
5. PARA EL CLIENTE, TU MARCAS LA DIFERENCIA
Las personas que tienen contacto directo con los clientes tienen una gran responsabilidad, pueden
hacer que un cliente regrese o que jamás quiera volver, ellos hacen la diferencia. Puede que todo
"detrás de bambalinas" funcione a las mil maravillas pero si un dependiente falla, probablemente la
imagen que el cliente se lleve de todo el negocio será deficiente.
Como se expresaba en el punto anterior, puede que todo funcione a la perfección, que tengamos
controlado todo, pero qué pasa si fallamos en el tiempo de entrega, si la mercancía llega averiada o
si en el momento de empacar el par de zapatos nos equivocamos y le damos un número diferente,
todo se va al piso. Las experiencias de los consumidores deben ser totalmente satisfactorias.
Los empleados propios son "el primer cliente" de una empresa, si no se les satisface a ellos, cómo
pretender satisfacer a los clientes externos, por ello las políticas de recursos humanos deben ir de
la mano de las estrategias de marketing.
Aunque existan indicadores de gestión elaborados dentro de las empresas para medir la calidad del
servicio, la única verdad es que son los clientes quienes, en su mente y su sentir, quienes lo califican,
si es bueno vuelven y no regresan si no lo es.
Aunque se hayan alcanzado las metas propuestas de servicio y satisfacción del consumidor, es
necesario plantear nuevos objetivos, "la competencia no da tregua"
Los equipos de trabajo no sólo deben funcionar para detectar fallas o para plantear soluciones y
estrategias, cuando así se requiera, todas las personas de la organización deben estar dispuestas a
trabajar en pro de la satisfacción del cliente, trátese de una queja, de una petición o de cualquier
otro asunto.
Algunos especialistas mencionan que 83% de las decisiones que tomamos se basa en lo que vemos,
ya que la imagen, más que un tema de vanidad o superficial como algunos podrían pensar,
constituye una parte fundamental para formar una opinión de las personas. De esta manera, si
nuestro arreglo es profesional, los atributos influyen en nuestra percepción como tal.
Por eso factores como la vestimenta, la forma de comportarse y de hablar adquieren gran relevancia
como complemento al desempeño profesional, con la finalidad de lograr una buena impresión y
ganar un lugar en la mente del grupo de trabajo y de los superiores. En ese sentido, es clave tener
una visión integral de uno mismo para poder construir y cuidar lo que comunicamos con nuestra
imagen.
Nunca se debe subestimar el poder de la primera impresión. Cuando una persona se presenta ante
otras, antes de pronunciar palabras ya está transmitiendo datos e ideas aún sin quererlo; la imagen
es parte de tu “marca personal y profesional”. Vale la pena recordar que la vista es más rápida que
el oído y que una imagen suele ser más efectiva que mil palabras.
En la vida, nuestra imagen se convierte en tarjeta de presentación. La imagen es importante en
cualquier lugar, es tu reflejo, una vista de ti, una probadita de tu personalidad para quienes están a
tu alrededor.
Factores a considerar para generar una buena primera impresión:
VESTIMENTA
CUIDADO PERSONAL
CABELLO
ROSTRO
GESTOS / POSTURA