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Título: La muerte en emboscada

Autor: François Ansermet i

Fuente: La Cause du désir, Revue de Psychanalyse, N° 96, Juin 2017 –


Paris, Navarin Éditeur, pp.73-76.
Traducción realizada por el Lic. Luis Volta, para circulación interna del Servicio de Salud
Mental y del Centro Provincial de atención de pacientes adultos con Fibrosis Quística -
HIGA Prof. Dr. R. Rossi, La Plata, marzo de 2018.

Estamos en la época de la predicción genética. La medicina apunta a decir lo


que será, a anunciar el avance de la enfermedad. Incluso cuando lo hace con la
esperanza de borrar ese destino, la predicción pone inevitablemente en juego la
muerte en la vida, una muerte cuyas condiciones son conocidas de antemano.
El sujeto está allí, bien vivo, pero he aquí que le es revelado aquello por lo que
va a desaparecer. Está literalmente muerto en vida. En todo caso, no puede
hacerse ilusiones en relación a una muerte que desde ahora está presente, como
en emboscada. ¿Lo peor se habrá vuelto seguro1? La predicción no anuncia la
infinidad de todo lo que podría producirse antes de que se cumpla. Pero en todo
caso, ya nada será más como antes. Lo que está predicho no puede deshacerse.

Un traumatismo temporal
La predicción implica el tiempo. Realiza un telescopaje temporal por el que el
futuro se impone como presente. El anuncio de lo que será funciona así como la
crónica de un traumatismo anunciado. La predicción revela un destino ya
trazado, un devenir marcado irreversiblemente.
La predicción es una sombra que viene del futuro. Gracias a la predicción, el
futuro ya está ahí – un futuro que determina al sujeto, que lo representa, que
satura desde allí lo que es y lo que será, como si no hubiese ningún juego más.
A menos que se sea como en Minority Report (Sentencia previa), la película de
Spielberg2, adaptación de la novela de Philip K. Dick3, en la que John Anderton
se encuentra acusado de un crimen por venir, que aún no ha cometido. Uno de
los problemas de la predicción genética es detectar lo que está determinado,
medir el riesgo, e intervenir antes de que eso suceda. Salvo que en medicina
predictiva, contrariamente al trabajo de la agencia Precrime, es de un crimen del
propio organismo contra sí-mismo de lo que se trata. Y que la investigación no
apunta a detener al culpable sino a salvarlo, ya que es él quien está en riesgo de
ser alcanzado: evitar que lo inevitable se produzca, un inevitable que
frecuentemente ya está en marcha. Esto sucede a través procedimientos
específicos, seguimientos muy ajustados, incluso, si tomamos el ejemplo de la

1
Para aludir al subtítulo de Paul Claudel en Zapato de raso: “Lo peor no siempre es seguro”.
2
Spielberg, S., Minority Report, 2002.
3
K. Dick P., “The Minority Report”, Fantastic Universe, 1956.

1
oncogenética predictiva del cáncer de mama genéticamente determinado, con
mamectomías de meta preventiva.

Formas contemporáneas del oráculo


La predicción puede ser vista como una forma contemporánea del oráculo. Si
bien el oráculo se pronunciaba en el equívoco, la mayoría de las predicciones
genéticas ponen en juego la probabilidad: se expresan a menudo en términos
estadísticos, que implican la incertidumbre de lo que sucederá para el sujeto en
cuestión. Esto conduce a hacer frente a una “certeza de la probabilidad”, como
lo señaló tan bien Marta Vitale4. Una certeza de la probabilidad que puede ser al
mismo tiempo una incertidumbre de la probabilidad!
Sin embargo, hay formas nuevas de tecnologías predictivas: las biopsias
líquidas5, que aparecen hoy en el campo de la oncogenética predictiva, y que
conducen más allá de la incertidumbre estadística. Las biopsias líquidas
predicen con efecto de certeza. Permiten diagnosticar un cáncer que va a
suceder6. Pero a pesar de esta certeza, un no saber insiste: no se sabe cuándo
surgirá este cáncer, ni a veces dónde surgirá. La predicción a través de las
biopsias líquidas inaugura así una nueva clínica de la predicción: una predicción
segura, pero sin saber.
Algunos pacientes no quieren encontrar esta certeza sin saber. Como esta
mujer7cuya madre está enferma de cáncer: la hija rechaza hacerse el test,
rechaza saber. Prefiere no saber. Esta paciente quiere “ganar” tiempo al no
hacerse el test. Tampoco quiere “perder” tiempo hablando de esto. Pero de todos
modos habla, y cuando habla, no habla ya de la enfermedad, sólo habla del
tiempo. El tiempo que va a perder, el tiempo que se va, el tiempo que pasa.

Una relación inédita con el tiempo


Una predicción, indubitable, es entonces anunciada, pero acompañada de un no
saber sobre la temporalidad de la llegada de ese cáncer. La predicción introduce

4
Vitale, M, Aporte del psicoanálisis en oncogenética predictiva. Tesis de doctorado en ciencias de la
vida, Universidad de Lausanne, 2012, ediciones Érès, (2017) bajo el título: La certeza de la probabilidad.
Psicoanálisis y predicción genética del cáncer. (Psychanalyse et prédiction génétique du cáncer. La
certitude de la probabilité)
5
Las biopsias líquidas se basan en el fenómeno natural de la degradación de las células tumorales
(también sucede en el caso de células normales luego de una renovación de tejidos): en consecuencia,
filamentos de ADN tumoral circulan en el flujo sanguíneo. Pueden entonces ser detectados y analizados
en laboratorio. Presentado en el congreso internacional sobre el cáncer (ASCO 2016), un gran estudio
subraya el interés de la biopsia líquida (análisis del ADN circulante) para permitir tratamientos
genéticamente dirigidos de los cánceres. Cf. Crowley E et al., “Liquid biopsy: monitoring canger-genetics
in blood”, Nature Reviews Clinical Oncology, N° 10, August 2013, pp. 472-484.
6
De hecho, éstas fueron concebidas para personalizar los tratamientos de los cánceres conociendo
mejor sus especificidades genéticas, abriendo paralelamente el hecho de poder predecirlas.
7
Caso discutido a partir de una presentación de Marta Vitale en el marco de su actividad en
oncogenética predictiva

2
así una nueva forma del traumatismo: un traumatismo temporal. La temporalidad
clásica del traumatismo implica el pasado: un traumatismo sucedió y está en
juego la memoria de lo que tuvo lugar. El traumatismo de la predicción, más que
el pasado, implica el futuro. El porvenir más que la memoria. El traumatismo
resulta del conocimiento de lo que va a suceder. Un traumatismo anunciado8: el
traumatismo de un futuro seguro en el caso de las biopsias líquidas.
¿Qué hacer en la vida de este futuro que ya se hizo presente a través de un
anuncio indubitale? Sabemos más o menos enfrentar un traumatismo que tuvo
lugar en el pasado. ¿Pero cómo hacer frente a un futuro traumático, con un
traumatismo en el futuro? ¿Se puede hacer como el héroe de la serie de T.V.
FlashForward9, que intenta evitar lo que ya sabe que va a suceder, porque una
catástrofe temporal lo empujó de golpe al futuro, de donde regresó con un saber?
Por el hecho de la predicción, la fuente del tiempo viene de golpe a situarse en
el futuro. La predicción genética realiza una inversión del tiempo: éste más que
transcurrir del pasado hacia el futuro, se pone a venir del futuro hacia el presente.
El presente es entonces el instante en que el futuro se vuelve pasado. El futuro
toma el lugar del pasado. Esto da la característica de este nuevo traumatismo
temporal.
La predicción pone entonces el tiempo en impasse. Fija el tiempo a partir de un
futuro cerrado. La predicción impone el reinado de lo necesario. Incluso la
contingencia se vuelve necesaria por efecto de retroacción, como en la paradoja
de los futuros contingentes10. Lo que puede conducir a querer evacuar la muerte.
Algunos se obsesionan con poder escaparle, como lo revelan las tentaciones de
eternidad, tales como la criogenización, el sueño de una clonación idéntica, o las
perspectivas del transhumanismo que apunta a que el hombre sobreviva a sí
mismo gracias a la mediación de la máquina, hibridándose como un ciborg, o
hasta ensalzar la muerte de la muerte11, a través de las potencialidades de las
células madres, la nano-medicina, las nanotecnologías reparadoras 12.

Una muerte que subyace a la vida


La predicción de la muerte no elimina sin embargo, la vida. Por el contrario,
puede reintroducirla en el juego y despertar al sujeto. Que un organismo esté
enfermo no dice nada sobre qué sujeto se deduce allí. La predicción no evacúa
toda la contingencia. La predicción no elimina la diferencia. Esta diferencia

8
Un traumatismo anunciado: no se lo encuentra solamente en genética predictiva. Se lo encuentra
también en la amenaza de un atendado. Se sabe que un atentado puede suceder. Incluso son
anunciados. Pero no se sabe cuándo, ni dónde.
9
Braga B.,Goyer D.S. FlashForward, 2009-2010.
10
Cf. Miller J.-A., “Introducción a la erótica del tiempo”, La Cause freudienne N° 56, marzo 2004, p- 63-
85. (Hay versión en español en “La erótica del tiempo”, Edit. Tres Haches, 2001)
11
Cf. Alexandre L., La Mort de la mort, Paris, JC Lattès, 2011.
12
Sea como sea, todas estas fantasmagorías tecnológicas no san tan nuevas: están precedidas desde
hace largo tiempo por todo tipo de creencias en una vida después de la muerte, las creencias en la
reencarnación o en la resurrección, que no dejan de retornar.

3
implica una salida. Una salida que pasa por el tiempo, por un manejo del tiempo
que tiene en cuenta lo que surge más allá de la predicción: lo que surge en la
contingencia.
La diferencia proviene de la contingencia. Pero de la contingencia, uno puede
servirse o no. Es allí que se juega una salida posible frente al traumatismo
predictivo. Se trata de no dejarse llevar por la pendiente que consiste en tomar
a la contingencia como una necesidad predicha. La cuestión clínica es entonces
saber cómo reinstaurar el lugar de la diferencia y de la contingencia, cuando la
contingencia se ve arrastrada sin cesar por la necesidad predictiva.
Existe paradójicamente una necesidad de la contingencia13: una necesidad en
esas situaciones de apostar por la contingencia, para salir del traumatismo
predictivo que fija el tiempo en la espera de un traumatismo anunciado. Una
salida del abatimiento predictivo implica entonces un manejo del tiempo, que
consiste darse cuenta de que el tiempo está allí, siempre allí, en el instante – el
instante significativo, la versión Kairos del tiempo14, distinta de la del Cronos que
devora el instante.
La predicción no tiene la última palabra sobre el destino. No elimina la
contingencia que puede ser puesta en juego, y aprovechada, en el espacio de la
indeterminación temporal que ofrece el instante15: a cada instante el pasado ya
no es más, y el futuro aún no llegó. A cada instante, el sujeto puede plantear su
acto, según una fuerza diagonal16 que puede ir hacia lo nuevo en el instante,
más allá de lo que parece determinado en el transcurrir del tiempo, a pesar de la
predicción.
Una respuesta es aún posible para el sujeto, más allá de una predicción fatal. De
su posición, el sujeto es en efecto responsable17. Seguro que es particularmente
difícil frente a un traumatismo de una predicción fatal. Sin embargo, la paradoja
de una predicción semejante es que revela lo que constituye lo propio de la
condición humana. Cada quien sabe que va a morir. Pero lo sabe sin saberlo. La
muerte es una “creencia”, como lo enunciaba con fuerza Lacan en Lovaina. “Creo
en eso tan poco como en la muerte”, dice el proverbio citado por Freud18. Lo
sabemos sin querer saberlo, logrando ignorarla. La predicción puede así

13
Como lo enuncia Quentin Meillassoux, hay una necesidad de la contingencia: Cf. Después de la finitud.
Ensayo sobre la necesidad de la contingencia, Ed., Caja Negra, 2015.
14
Cf. Agamben G., Infancia e Historia, Adriana Hidalgo Editora, 2001.
15
El instante es esquivo, sin extensión. Cf. San Agustín, La création du monde et du temps, Paris,
Gallimard, Folio, 2006, p.48-49.
16
Cf. Arendt H. La Crise de la culture, Paris, Folio, Essais, 2007, p.22.
17
Responsable, es decir también que es él quien responde, que su posición es su respuesta. Cf. “De
nuestra posición de sujeto somos siempre responsables”: Lacan, J. “La ciencia y la verdad” (1965),
Escritos 2, Siglo XXI, 2009, p. 816.
18
Freud mostró hasta qué punto no se dispone de una representación de la muerte. Cf. “De guerra y
muerte. Temas de actualidad” (1915) Amorrortu Editores, Tomo IV.p. 290.

4
despertar al sujeto, para que finalmente viva, para que ponga en juego la muerte
que subyace a la vida, y no solamente aquella que le pone un término19.

i
François Ansermet es psicoanalista, miembro de la Escuela de la causa freudiana en París. Este texto
retoma ciertos elementos de la conferencia “Crónica de un traumatismo anunciado”, brindada por el
autor en el marco de la jornada de estudio Identidad y trauma del Departamento de Psicoanálisis, Paris
VIII, el 9 de enero de 2017.

19
“Pues no basta decidirlo por su efecto: la Muerte. Se trata además de saber qué muerte, la que la vida
lleva o la que lleva a ésta”. Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo” (1960), Escritos 2,
Siglo XXI, 2009, p. 771.

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