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1. El romancero
la zampoña y el pellico
con que se vistió Tirreno,
Camila, Albanio y Salicio.
Vos solo, a Gregorio Hernández
aquel espíritu altivo 75
con que hizo castellanas
las Eneidas de Virgilio.
Y sin estos, otros muchos
que han enseñado y escrito,
sin lo que hoy mayor os hace 80
que el famoso Tibre y Mino.
Cisnes tiene el claro Betis
y pastores de cortijos,
pero los nuestros exceden
las riberas de Caístro. 85
Donde quiera hay Anteones
que se miran afligidos,
pero no, como en Toledo,
hermosísimos Narcisos.
Si él cría caballos fuertes 90
y jinetes peregrinos,
gracias al moro, inventor
de acicates y de estribos,
que vos criaréis ovejas,
como el cordero del Frigio 95
que al Tusón del Rey de España
ofrezcan el vellocino.
Y si se duele que estáis
desengañado y corrido
de la premática nueva 100
que vuestra fama deshizo,
decilde que vuestros rostros
están agora escondidos
y que su belleza esconden
por no matar ni ser vistos. 105
Y que si vos no tenéis
la belleza que se ha dicho,
que se mire a sí y que calle,
vergonzoso de sí mismo.
¡Oh, cuánta dama andaluz (sic), 110
cuánto manto y sombrerillo,
al Sol, como el caracol,
saldrá agora con el frío!
¡Oh cuánta color castaña,
oh , cuánto bayo bruñido, 115
oh, cuánta color de cobre,
de azabache y cardenillo!
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2. Los sonetos
A ti, Lope de Vega, el elocuente,
repentino poeta acelerado;
morador de la fuente del Mercado
sustentado con sangre de inocente.
Hanme dicho que dices de repente, 5
y que de tu decir estás pagado,
y también que arrojas de pensado
coplones que caminan a los veinte.
Huélgome de ello, Lope, y gusto mucho
del rumbo que traéis y la braveza. 10
Sed buen hijo; serví a doña Fulana,
que a fe de pobre, por lo que escucho
es murmurar de vos tanta pobreza
con vanagloria y presunción ufana
A LA JERUSALÉN CONQUISTADA
QUE COMPUSO LOPE DE VEGA
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Luis de Góngora
¿Qué lleva el señor Esgueva?
Yo os diré lo que lleva.
Romance
Poeta de ¡Oh, qué lindicos!
verdugo de los vocablos,
que a puras vueltas de cuerda
los haces que digan algo;
perseguidor de los ríos, 5
como si fueras borracho,
sin perdonar a las fuentes
ni, por lo sucio, a los charcos;
tú, que de tajo le diste
en un romancito a Tajo, 10
porque en las sierras de Cuenca
le dan los pinos de palos,
acordársete debiera
de aquel buen tiempo pasado
que fuiste poeta Encina 15
por lo que te varearon.
Poeta de bujarrones
y sirena de los rabos,
19
hallándote despreciado,
quemar lo mejor del mundo,
abrasar dos templos altos;
que es tanta la infamia tuya,
que buscas nombre, afrentado 70
por medio de un gran castigo,
a costa de mil agravios.
Hiciéraste tus coplitas
una bueno y otro malo,
y cuando van por aceite 75
cantáranlas los muchachos.
De la herida a la jineta,
estribos cortos y largos
remataran de tus chistes
los conceptillos de asco, 80
y dejaras de pedir
antojos, de vista falto,
pues los que tú has menester
son los que traen los caballos.
Par sacar versos flojos, 85
o sea para soltarlos,
basta la vena que tienes:
hartos arrojas cada año.
No entendemos los greguescos
por acá, aunque los usamos; 90
dánoslo a entender tú,
que andas siempre en los barrios.
[Y] advierte que ni Quevedo
ni Lope harán de ti caso,
para honrarte con respuesta: 95
que fuera grande pecado.
Yo, que soy un poetilla
hijo de todos los diablos,
humildemente nacido
entre hongos y entre esparto; 100
como el barbero aprendiz,
que para probar la mano
se ejercita en zanahorias
antes que en venas de brazos,
así yo poeticomienzo, 105
para ver cómo lo hago;
atreveréme después
a satirizar cristianos:
Gongorilla, Gongorilla,
de parte de Dios te mando 110
que, en penitencia de haber
hecho soneto tan malo,
21
Soneto
Yo te untaré mis obras con tocino,
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino.
22
Soneto
Quien quisiere ser culto en solo un día,
la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica armonía;