- ¡VAYA A saer una, Virgen Santísima! ¿Pa qué me pregunta a mí? Lo vi
leantarse temprano, peir el caallo y cortar p'al Sauce. Yo no lu haulo. ¿Después que le salió el machito y me ijo no sé cuántas porquerías? ¡Venga no más! Pero la señora lu atrincó, le ijo que no tenía por qué faltarme. Hasta que no me pía perdón me queo en las mías. Un amor debe tener, si crecen como la mala yerba. Una que le limpió la caca reciencito y ya lo ve jinete y enamorao. ¿Pa ónde corta? ¡sepa Dios! Ejante la señora ice que los curas lo mandaron retobao y que queó pegao en la mesma clase... Y usté, ¿de qué se ríe?, ¿tengo monos en la cara? ¡Venaiga no más!, usté es el tapaera, si andan acolleraos a sol y a sombra ¿cómo no van a mandarlos de güelta pa la casa? La señora ice que son las malas juntas las que ponen flojo al niño. Lo más bien que cuando era chiquitito sabía portarse y cuidaba la ropa. Si hasta feo se está poniendo con esos pelos guachos en la cara... Mi acuerdo qui una vez, ¡hace tiempo d'esto!, pilló al caballero con la cabeza caliente y de dos aguantas lo ejó coloriando. Vino pa que yo lo efendiera pero n'hubo caso; me lo quitaban de las manos, pataliaba, hast'a mi me llegaron algunos trinches. Nu hay forma de aburrirse en esta casa. Entre las peleas d'ellos con el niño, una que tiene que estar en too y las empliás qui ahora no sirven pa ná. Ni porqui una las reta aprenden; se lo llevan pensando en el lacho, en la película, en ponerse esas mugres en la cara. Ya son tres las que la señora ha echao por hacerse muzarañas con el niño. ¡Chiquillo e moleera! Pero en justicia la culpa nu es d'el: la señora que lo malenseña; lo ejaba salir con los traajaores y aprendía cochinás. Ahora no sé qué cosas icen en el pueulo, ¡es tan haulaora la gente! Su mamá de usté, pué... ¡Virgen Santa!, no me vaya a castigar Dios. Así son las cosas, Robertito. Una se mata traajando pa qu'el perla goce. Tamos en agosto y ya salió a vacaciones; él es el mejor puesto. Al principio lo ejaron encerrao en la galería. Se lo pasaba leyendo y aburrío. Pero a la semana lo pillé aguaitando la hora en qu'el caballero sale p'al campo pa correrse callaito. ¡Ejante vieja qu'está una y tapándole las espaldas! ¡No igo yo!; tanto vigilarlo, que no s'estruya, pa qui un día se güele como si ná. Mi señora es recontra güena y el patrón, un caballero muy caballero. Si casi lo crié a él, ¡no le miento! Van a ser treinta años questoy en los Pintaos. Misiá Rosa, qu'en paz descanse, me trajo p'acá como patrona, dueñ'e casa que le icen. Pero no se le dé ná, Robertito. Nu hay que creer lo que ic,e la gente. El niño es diaulo pero no malo. ¡Cómo va-ser cierto, Diosito santo! Su mamá di usté, pué... itá loca la gente! Yo sé qu'el niño hace diauluras, ¡me lo icen a mí que le miro la ropa!; pero diai a que sea cierto que lo ven salir de su casa di usté en la mañana, hay mucho trecho pué. El lunes eché a la Magda, la laandera, por andar corriendo esos cuentos. Decía qu'el niño y la mamá di usté pues Robertito, se encontraban en los potreros del Sauce, que los habían visto cómo qu'esta boca es mía. ¡Hábrase visto! Se jue tranquíando, me ¡jo no le ayan a manchar a su niño me ijo. Son puros cuentos de la gente envidiosa, no saen qué ecir. Too porque su mamá es viuda, si se deería irse pa Santiago más mejor. Hasta ahora no venía más que pa las vacaciones y este año se queó pegá. ¡Juerza qui haule la gente!, no tienen más entretención qui haular. íNo se ponga así, mire! Usté lo conoce más que naiden. Yo creo que toa la custión se va acaar cuando manden al niño a Viñ'el Mar. Mientras tanto ¡paciencia! Ahora me tengo qu'ir pa dentro qui hay mucho traajo. Pase tamién si quiere, espérelo sentaíto en el liing.