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CONCEPTO

La acción y el capital social son dos conceptos básicos e interrelacionados de la sociedad


mercantil. La acción constituye una parte alícuota del capital social que se conforma como un
título valor, que atribuye a su titular la cualidad de socio, con la consiguiente posibilidad de
ejercicio de los derechos políticos y económicos inherentes a tal titularidad, y transmisible a
terceros.

Las acciones contra la sociedad y su administrador

II. NATURALEZA JURÍDICA

Las acciones son títulos valores. El artículo 92 del Real Decreto Legislativo 1/2010 de 2 de julio
(Ley de Sociedades de Capital) establece que las acciones pueden estar representadas por
medio de títulos o por medio de anotaciones en cuenta, según establezcan sus estatutos
sociales y que, en ambos casos, tienen la consideración de valores mobiliarios.

De ello se desprende tres notas esenciales de la acción, a saber:

a) su consideración de parte alícuota del capital social

b) su consideración como título valor

c) la acción como expresión de un elenco de derechos y obligaciones que se atribuyen a su


titular

El artículo 113.2 de la mencionada Ley de Sociedades de Capital establece que los socios
tienen derecho a recibir sus acciones sin gasto adicional alguno por su emisión. Sin embargo,
las acciones no pueden ser entregadas si la sociedad no está debidamente inscrita o no está
inscrita la escritura de ampliación de capital social.

Los estatutos sociales pueden contemplar la emisión de títulos múltiples, que representan
varias acciones de la misma serie o valor nominal.

El artículo 114 de la Ley establece los requisitos de emisión de los títulos:


a) Deben ser numerados correlativamente

b) Debe hacerse constar la clase a la que pertenecen, caso de ser varias las existentes

c) Deben extenderse en libros talonarios

d) Deben contener como mínimo las siguientes menciones:

- La denominación y domicilio de la sociedad, los datos identificadores de su inscripción en el


Registro Mercantil y el número de identificación fiscal.

- El valor nominal de la acción, su número, la serie a que pertenece y, en el caso de que sea
privilegiada, los derechos especiales que otorgue.

- Su condición de nominativa o al portador.

- Las restricciones a su libre transmisibilidad, cuando se hayan establecido.

- La suma desembolsada o la indicación de estar la acción completamente liberada.

- Las prestaciones accesorias, en el caso de que las lleven aparejadas.

- La suscripción de uno o varios administradores, que podrá hacerse mediante reproducción


mecánica de la firma. En este caso se extenderá acta notarial por la que se acredite la
identidad de las firmas reproducidas mecánicamente con las que se estampen en presencia del
notario autorizante. El acta deberá ser inscrita en el Registro Mercantil antes de poner en
circulación los títulos.

III. LA ACCIÓN COMO VALOR Y COMO TÍTULO DE DERECHOS DEL SOCIO

El capital de la sociedad anónima se divide en acciones, representando éstas "partes alícuotas


del capital social (artículo artículo 90 de la Ley de Sociedades de Capital). La acción es, pues, un
instrumento que determina la medida en que participa el socio en el capital de la sociedad.

El valor nominal de la acción se constituye por la expresión en términos monetarios de cada


parte alícuota del capital social y debe constar necesariamente en los estatutos sociales y, en
el caso de que las acciones vengan documentadas en títulos físicos, debe aparecer en el propio
título. Este valor nominal es inmutable salvo que se modifique por el procedimiento
legalmente habilitado para la modificación estatutaria. El valor teórico se obtiene como
resultado del cociente de la división de la cifra de fondos propios por el número de acciones. El
valor real se obtiene como resultado del cociente de la división del patrimonio social por el
número de acciones existentes. Finalmente el valor de mercado se establece tomando en
cuenta el valor nominal, el valor real y el valor contable más otros factores económicos que
coadyuvan a la fijación de un valor de las acciones cotizadas de las empresas en los mercados
secundarios de capitales. El valor real de la acción es un límite a la libre autonomía de la
voluntad a la hora de establecer cláusulas restrictivas de la libre transmisión de las acciones
(artículo 123.6 del Reglamento del Registro Mercantil). La Ley 44/2002, de 22 de noviembre,
de Medidas de Reforma del Sistema Financiero, introdujo la referencia al "valor razonable",
entendido como el valor de las acciones determinado por un auditor distinto del de la
sociedad, a efectos de enervar la transmisión de acciones al heredero del socio fallecido
(artículo 124.1 de la Ley de Sociedades de Capital) o para excluir el derecho de suscripción
preferente (artículo 308.1).

El valor nominal debe estar representado por una suma dineraria concreta, no admitiéndose el
supuesto de las acciones de cuota, esto es, las que representan el valor de forma indirecta en
cuanto que se refieren a una fracción o cuota del capital social.

Pero la acción asimismo constituye el título que incorpora los derechos políticos del socio,
esencialmente el derecho al voto y de control y para el ejercicio de éstos es esencial el derecho
de información.

Conforme al artículo 96.1 de la Ley de Sociedades de Capital queda prohibida la emisión de


acciones que no respeten la proporcionalidad entre el valor nominal de la acción y el derecho
de voto.

Y el artículo 97, introducido por la Ley 3/2009, de 3 de abril sobre modificaciones estructurales
de las sociedades mercantiles, bajo la rúbrica “igualdad de trato”, establece que la sociedad
deberá dar un trato igual a los accionistas que se encuentren en condiciones idénticas.

IV. LA ACCIÓN COMO DERECHO ECONÓMICO

Los derechos de carácter económico que confiere la acción son tres: derecho a participar en
los beneficios; derecho a participar en la cuota de liquidación, y derecho de suscripción
preferente.

El derecho al dividendo, entendido en abstracto, resulta irrenunciable a priori, lo que no obsta


a que la Junta General pueda, legítimamente, adoptar el acuerdo de que no se proceda al
reparto de los beneficios de un ejercicio entre los accionistas sino que, por el contrario,
aquéllos se incorporen a reservas o se destinen a otras finalidades tales como la compensación
de pérdidas de ejercicios anteriores, por ejemplo. Cuando la Junta General ha adoptado el
acuerdo de repartir a los accionistas un determinado dividendo, los socios adquieren un
derecho de crédito frente a la sociedad, que ya no puede ser revocado.
Disuelta la sociedad, y abierto el periodo de liquidación, cada uno de los accionistas tiene
derecho a recuperar la parte del patrimonio social resultante después de que hayan sido
atendidos los créditos de todos los acreedores de la sociedad. La cuota de liquidación será
proporcional a la efectiva participación del socio en el capital social, con la excepción del caso
en que los estatutos de la sociedad concedan a algunos accionistas una cuota de participación
privilegiada.

Finalmente, entre los derechos de carácter económico, se encuentra el derecho de suscripción


preferente de las acciones que proporcionalmente les correspondan en los aumentos de
capital, así como en las emisiones de obligaciones convertibles. Se trata de un derecho
renunciable y transmisible, y también puede venir suprimido con observancia de determinados
presupuestos.

V. LOS RESGUARDOS PROVISIONALES

La Ley de Sociedades de Capital también prevé en el artículo 116.5 la existencia de unos


documentos provisionales cuya función es sustituir a los títulos hasta que éstos sean emitidos.
Se trata de los resguardos provisionales y de los certificados de inscripción, si bien estos
últimos sólo referidos a las acciones nominativas.

Los resguardos provisionales son títulos necesariamente nominativos que la sociedad puede
entregar a los accionistas en sustitución de los títulos definitivos, debiendo extenderse, al igual
que en el caso de los títulos, en libros talonarios. En cuanto a los certificados de inscripción,
son también títulos provisionales cuya función es certificar la inscripción del accionista en el
libro registro de acciones nominativas, así como el número de acciones cuya titularidad se le
reconoce, en tanto no se proceda a la emisión de los títulos definitivos.

VI. CLASES DE ACCIONES

Cuando las acciones se representan por medio de títulos pueden adoptar la forma de acciones
al portador o nominativas. No obstante, en algunos supuestos la Ley impone la forma
nominativa. Esto ocurre en tanto las acciones suscritas no estén totalmente desembolsadas,
cuando su transmisibilidad está sujeta a restricciones o bien cuando llevan aparejadas
prestaciones accesorias o así lo exija una disposición especial.
Cuando la sociedad opta por la emisión de títulos físicos y éstos son nominativos, asume la
obligación de llevar un libro registro de acciones nominativas, debidamente legalizado en el
que los administradores sociales deben inscribir a los titulares sucesivos, así como la
constitución de derechos reales y otras cargas que eventualmente graven las acciones. La
jurisprudencia ha llegado a condicionar la validez de una Junta General de accionistas a la
regular existencia de dicho libro (Sentencia del Tribunal Supremo de 14 de febrero de 1986).

Cuando los títulos son al portador y se han emitido y entregado, su tenencia legitima la
posición de su titular y para poder ejercer los derechos como accionista es precisa la exhibición
de los mismos, tal como dispone el artículo 122 de la Ley de Sociedades de Capital. También
puede sustituirse su exhibición por la del certificado que acredite su depósito en una entidad
autorizada. Por el contrario, en el caso de las acciones nominativas, la legitimación viene dada
por la inscripción del accionista en el libro registro de acciones nominativas y ello con
independencia, incluso, de que los títulos se hayan emitido y entregado, o no.

Alternativamente a la documentación de las acciones en títulos físicos, las acciones de la


sociedad pueden venir representadas mediante anotaciones en cuenta, es decir, a través de
individualizaciones numéricas debidamente inscritas a favor de su titular en un Registro
especial. Tales anotaciones en cuenta son valores mobiliarios según la Ley de Sociedades de
Capital, en tanto que la Ley de Mercado de Valores se refiere a las mismas como valores
negociables. Se trata de una pura anotación contable a favor de persona determinada de unas
acciones. Las acciones se transmiten mediante cargos y abonos en la cuenta de los registros,
tratándose de valores fungibles en cuanto a su compensación y liquidación; el registro
contable es constitutivo, siendo igualmente constitutiva la información que del mismo resulta;
se entregarán periódicamente al titular de las acciones certificación de los saldos contables a
su favor; las acciones representadas por anotaciones en cuenta no podrán ser representadas o
incorporadas a títulos, mientras que, por el contrario, las acciones documentadas en títulos
físicos pueden transformarse en anotaciones en cuenta.

En cuanto a las entidades encargadas de llevar el registro contable: (art. 7 Ley 24/1988, de 28
de julio, del Mercado de Valores)

• Cuando se trate de acciones admitidas a cotización oficial en Bolsas de Valores, la llevanza


del Registro contable corresponderá, como regla general, al depositario central de valores
designad, que ejerce dicha función con sus entidades participantes.

• En el caso de las acciones no cotizadas en Bolsa ni en sistemas multilaterals de negociación,


la entidad emisora puede escoger libremente a la entidad responsable del Registro contable,
de entre las empresas de servicios de inversión y entidades de crédito autorizadas para llevar a
cabo la actividad de depósito y administración de valores y llevanza del Registro contable de
valores .

• En el caso de valores representados por medio de anotaciones en cuenta correspondientes a


una emission, la llevanza del Registro se atribuye a una única entidad que debe velar por la
integridad de la misma.

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