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Electrocardiografía
está indicado por las etiquetas de las derivaciones. El polo positivo de la derivación I está
marcado como 0° y el negativo como ±180°. El polo positivo de aVF está marcado como +90°
y el negativo como −90°. Los polos positivos de las derivaciones II y III están a +60 y +120°,
respectivamente, etcétera. El sistema de referencia hexaxial se utiliza para trazar el eje QRS,
el eje T y el eje P.
El eje de la derivación I representa la relación izquierda-derecha, con el polo positivo a
la izquierda y el negativo a la derecha. La derivación aVF representa la relación superior-
inferior, con el polo positivo dirigido hacia abajo y el negativo hacia arriba. La onda R de cada
derivación representa la fuerza de despolarización dirigida hacia el polo positivo; las ondas Q
y S son la fuerza de despolarización dirigida hacia el polo negativo. Por lo tanto, la onda R
de la derivación I representa la fuerza hacia la izquierda y la onda S de la misma derivación
representa la fuerza hacia la derecha (v. fig. 3-1, A). La onda R de aVF representa la fuerza
dirigida hacia abajo y la onda S la dirigida hacia arriba. Por la misma razón, la onda R de la
derivación II representa la fuerza hacia la izquierda y abajo y la onda R de la derivación III
representa la fuerza hacia la derecha y abajo. La onda R de aVR representa la fuerza hacia la
derecha y arriba y la onda R de aVL representa las fuerzas hacia la izquierda y arriba.
La figura 3-2 muestra un sistema de referencia hexaxial fácil de recordar, trazado por la
superposición de un organismo con los brazos y las piernas estiradas sobre los ejes X e Y. Las
manos y los pies son los polos positivos de los electrodos. Las manos derecha e izquierda son los
polos positivos de las derivaciones aVR y aVL, respectivamente. Los pies izquierdo y derecho son
los polos positivos de las derivaciones II y III, respectivamente. Las derivaciones bipolares de las
extremidades I, II y III están en secuencia horaria respecto al electrodo positivo.
FIGURA 3-1 El sistema de referencia hexaxial (A) muestra la proyección frontal de un bucle vector, y
el sistema de referencia horizontal (B) la proyección horizontal. La combinación de A y B constituye el
electrocardiograma de 12 (o 13) derivaciones. (De Park MK, Guntheroth WG: How to Read Pediatric ECGs,
4th ed. Philadelphia, Mosby, 2006.)
FIGURA 3-3 Forma habitual de un electrocardiograma escalar de 12 derivaciones. El registro muestra tres grupos de
información. La información sobre el plano frontal y horizontal está ofrecida por la parte superior del registro. Los factores
de calibración se muestran en el borde derecho del registro. La tira de ritmo (derivación II) se muestra abajo.
ondas R altas en V5 y V6; v. fig. 3-5) raras veces se observa en el primer mes de vida; en cambio,
puede existir una inversión completa de la progresión R/S de tipo adulto, con ondas R altas en V1
y V2 y ondas S profundas en V5 y V6. Suele existir una inversión parcial, con ondas R dominantes
en V1 y V2, así como en V5 y V6, en los niños de entre 1 mes y 3 años de edad.
El ECG normal de adulto que presenta la figura 3-5 muestra un eje QRS cercano a +60° y las
fuerzas QRS dirigidas a la izquierda, abajo y atrás, lo que se manifiesta por ondas R dominantes
en las derivaciones precordiales izquierdas y ondas S dominantes en las derivaciones precordiales
derechas, la denominada progresión R/S del adulto. Las ondas T suelen estar orientadas en sentido
anterior, y dan lugar a ondas T invertidas en V2 a V6 y, a veces, en V1.
Ritmo
El ritmo sinusal es el normal a cualquier edad, y se caracteriza por unas ondas P que preceden
a cada complejo QRS y un eje P normal (0 a +90°); este último es un criterio que a menudo se
pasa por alto. La necesidad de un eje P normal es importante para distinguir el ritmo sinusal del
no sinusal. En el ritmo sinusal, el intervalo PR es regular, pero no tiene por qué ser un intervalo
normal. (El intervalo PR puede estar prolongado, como se observa en el ritmo sinusal con un
bloqueo auriculoventricular [AV] de primer grado.)
Como el nódulo sinoauricular está situado en la zona superior derecha de la masa auricular,
la dirección de la despolarización auricular va de la porción superior derecha hacia la porción
inferior izquierda, lo que da lugar a que el eje P esté en el cuadrante inferior izquierdo (0 a +90°)
(fig. 3-6, A). Algunos ritmos auriculares (no sinusales) pueden tener ondas P antes de cada com-
plejo QRS, pero presentan un eje P anormal (fig. 3-6, B). Para que el eje P esté entre 0 y +90°,
las ondas P deben ser positivas en las derivaciones I y aVF, o al menos no estar invertidas en
estas derivaciones; la inspección simple de estas dos derivaciones es suficiente. Un eje P normal
también produce ondas P positivas en la derivación II, y ondas P invertidas en aVR. Más adelante
se presenta un método para trazar los ejes, relativo al eje QRS.
Frecuencia cardíaca
Hay muchas maneras de calcular la frecuencia cardíaca, pero todas se basan en la conocida escala
temporal de las tiras de ECG. A la velocidad habitual del papel de 25 mm/s, 1 mm = 0,04 s y
5 mm = 0,20 s (fig. 3-7). Los métodos siguientes se utilizan a menudo para calcular la frecuencia
cardíaca.
1. Contar el ciclo R-R en seis divisiones grandes (1/50 min) y multiplicarlo por 50 (fig. 3-8).
2. Cuando la frecuencia cardíaca es baja, contar el número de divisiones grandes entre dos
ondas R y dividir por 300 (porque 1 min = 300 divisiones grandes) (fig. 3-9).
3. Medir el intervalo R-R (en segundos) y dividir 60 entre el intervalo R-R. El intervalo R-R de
la figura 3-8 es de 0,36 s: 60 ÷ 0,36 = 166.
4. Utilizar una regla de ECG adecuada.
5. Se puede determinar la frecuencia cardíaca aproximada memorizando las frecuencias cardíacas
de determinados intervalos R-R (fig. 3-10). Cuando los intervalos R-R son de 5, 10, 15, 20
y 25 mm, las frecuencias cardíacas respectivas son de 300, 150, 100, 75 y 60 latidos/min.
FIGURA 3-7 Papel de electrocardiograma. El tiempo se mide en el eje horizontal. Cada milímetro equivale a 0,04 s, y cada
5 mm (una división grande) equivale a 0,20 s. Treinta milímetros (o seis divisiones grandes) equivalen a 1,2 s o a 1/50 min.
FIGURA 3-12 A, Conjunto de las seis derivaciones de las extremidades. B, Se muestra el diagrama del eje QRS.
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Paso 2. El complejo QRS es equifásico en aVL. Por lo tanto, el eje QRS está a +60°, es decir,
perpendicular a aVL.
Eje QRS normal. El rango normal del eje QRS varía con la edad. Los recién nacidos suelen tener
una DED en comparación con el patrón adulto. A los 3 años de edad, el eje QRS se aproxima al
valor medio del adulto de +50°. En la tabla 3-1 se muestran la media y los límites del eje QRS
normal
Eje QRS anormal. El eje QRS fuera de los límites normales denota anomalías del proceso de
despolarización ventricular
1. Existe una desviación del eje a la izquierda (DEI) cuando el eje QRS es menor que el límite
inferior de la normalidad para la edad del paciente. La DEI se observa en la hipertrofia
ventricular izquierda (HVI), el bloqueo de rama izquierda (BRI) y el hemibloqueo anterior
izquierdo.
2. Se encuentra DED cuando el eje QRS es mayor que el límite superior de la normalidad para
la edad del paciente. La DED se observa en la HVD y en el bloqueo de rama derecha (BRD).
3. Se encuentra un eje QRS «superior» cuando la onda S es mayor que la onda R en aVF. Se debe
observar el solapamiento con una DEI y el hemibloqueo anterior izquierdo. El hemibloqueo
anterior izquierdo (del orden de −30 a −90° se observa en cardiopatías congénitas como el
defecto de los cojinetes endocárdicos y la atresia tricuspídea) o con el BRD. Raras veces se
observa en niños por lo demás sanos.
Eje T
El eje T se determina con los métodos utilizados para determinar el eje QRS. En los niños sanos,
incluidos los recién nacidos, el eje T promedio es de +45°, con unos límites de 0 a +90°, igual
que en los adultos sanos. Esto significa que las ondas T deben ser positivas en las derivaciones I
y aVF. Las ondas T pueden ser planas, pero no deben estar invertidas en estas derivaciones. El
eje T fuera del cuadrante normal indica alteraciones con disfunción miocárdica similares a las
enumeradas para el ángulo QRS-T anormal (v. a continuación).
Ángulo QRS-T
El ángulo QRS-T está formado por el eje QRS y el eje T. Un ángulo QRS-T superior a 60° es poco
frecuente, y el superior a 90° es, con toda seguridad, anormal. Un ángulo QRS-T anormalmente
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ancho, fuera del cuadrante normal (0 a +90°) se observa en la hipertrofia ventricular intensa
con «sobrecarga», las alteraciones de la conducción ventricular y la disfunción miocárdica de
naturaleza metabólica o isquémica.
Intervalos
En la interpretación de un ECG, se suelen medir tres intervalos importantes: intervalo PR,
duración de QRS e intervalo QT. También se inspecciona la duración de la onda P (fig. 3-13).
Intervalo PR
El intervalo PR normal varía con la edad y la frecuencia cardíaca (tabla 3-2). Los datos de
Davignon y cols. son inadecuados para su uso clínico, porque se presentan por separado según
la edad y la frecuencia cardíaca. El intervalo PR es más prolongado en las personas mayores y
con una frecuencia cardíaca más lenta.
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manifestarse como ondas Q profundas o amplias, o como derivaciones anormales en las que
aparecen. Se pueden observar ondas Q profundas en la hipertrofia ventricular del tipo de «so-
brecarga de volumen» y en la hipertrofia septal. Las ondas Q profundas y amplias se observan
en el IM. La presencia de ondas Q en las derivaciones precordiales derechas (p. ej., HVD intensa
o inversión ventricular) o la ausencia de ondas Q en las derivaciones precordiales izquierdas
(p. ej., BRI o inversión ventricular) es anormal.
Segmento ST y ondas T
El segmento ST normal es isoeléctrico. Sin embargo, en las derivaciones de las extremidades, la
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Hipertrofia auricular
Hipertrofia auricular derecha
Las ondas P altas (>3 mm) indican una hipertrofia auricular derecha (HAD) o una «P pulmonar»
(fig. 3-14).
Hipertrofia biauricular
En la hipertrofia biauricular (HBA) se observa una combinación de aumento de la amplitud y la
duración de la onda P (fig. 3-14).
Hipertrofia ventricular
Alteraciones generales
La hipertrofia ventricular produce anomalías en una o más de las siguientes características:
eje QRS, voltajes de QRS, cociente R/S, eje T y diversas áreas.
1. Cambios del eje QRS
El eje QRS suele dirigirse hacia el ventrículo que está hipertrofiado. Aunque en la HVD se observa
DED, la DEI se observa con la HVI del tipo de sobrecarga de volumen, pero no con la del tipo de
sobrecarga de presión. Una DEI marcada (como la que se observa en el hemibloqueo anterior iz-
quierdo o eje QRS «superior») suele indicar trastornos de la conducción ventricular, no hipertrofia.
2. Cambios de los voltajes del QRS
Desde el punto de vista anatómico, el VD ocupa la zona derecha y anterior, y el VI la zona
izquierda, inferior y posterior de la masa ventricular. En la hipertrofia ventricular, el voltaje del
complejo QRS aumenta en dirección al respectivo ventrículo.
En el plano frontal (fig. 3-15, A), la HVI muestra un aumento de los voltajes de R en las
derivaciones I, II, aVL, aVF y, a veces, III, especialmente en los lactantes pequeños. La HVD
muestra un aumento de los voltajes de R en aVR y III y un aumento de los voltajes de S en la
derivación I (v. los voltajes normales de R y S en la tabla 3-4).
En el plano horizontal (fig. 3-15, B), se observan ondas R altas en V4R, V1 y V2 u ondas S pro-
fundas en V5 y V6 en la HVD. En la HVI se observan ondas R altas en V5 y V6 u ondas S profundas
en V4R, V1 y V2 (v. tabla 3-4).
3. Cambios del cociente R/S
El cociente R/S representa la fuerza electromotriz relativa de los ventrículos opuestos en una
derivación determinada. En la hipertrofia ventricular, se puede observar un cambio sólo en el
cociente R/S, sin aumento del voltaje absoluto. El aumento del cociente R/S en las derivaciones
FIGURA 3-15 Representación esquemática de las fuerzas ventriculares izquierda y derecha en la proyección frontal (sis
tema de referencia hexaxial) (A) y en el plano horizontal (B). (De Park MK, Guntheroth WG: How to Read Pediatric ECGs,
4th ed. Philadelphia, Mosby, 2006.)
precordiales derechas sugiere una HVD; la disminución del cociente R/S en estas derivaciones
indica una HVI. Del mismo modo, el aumento del cociente R/S en las derivaciones precordiales
izquierdas sugiere una HVI y la disminución del cociente apunta a una HVD (tabla 3-5).
4. Cambios del eje T
Los cambios del eje T se observan en la hipertrofia ventricular intensa con isquemia relativa
del miocardio hipertrofiado. En presencia de otros criterios de hipertrofia ventricular, un án-
gulo QRS-T ancho (es decir, >90°) con el eje T fuera del rango normal indica un patrón de
«sobrecarga». Cuando el eje T permanece en el cuadrante normal (0 a +90°), un ángulo QRS-T
ancho indica un posible patrón de «sobrecarga».
5. Cambios inespecíficos diversos
a. HVD
1) Una onda Q en V1 (patrón qR o QRS) sugiere HVD, aunque se puede observar en la
inversión ventricular.
2) Una onda T positiva en V1 una vez superadas los 3 días de vida es signo de probable
HVD.
b. HVI
Las ondas Q profundas (>5 mm) y las ondas T altas en V5 y V6 son signos de HVI
del tipo de «sobrecarga de volumen». Se pueden observar en una comunicación
interventricular (CIV) con gran cortocircuito.
La figura 3-16 constituye un ejemplo de HVD. Existe una DED respecto a la edad del paciente
(+150°). El eje T es de −10°, y el ángulo QRS-T es anormalmente amplio (160°) con el eje T
en un cuadrante anormal. La duración del QRS es normal. Los voltajes de las ondas R de las
derivaciones III y aVR y de las ondas S en las derivaciones I y V6 superan los límites superiores
de la normalidad, lo que indica una fuerza anormal hacia la derecha. Los cocientes R/S en V1 y
V2 son mayores que los límites superiores de la normalidad, y el cociente en V6 es menor que
los límites inferiores de la normalidad, lo que vuelve a indicar HVD. Por lo tanto, este trazado
muestra HVD con «sobrecarga».
El diagnóstico de HVD en los recién nacidos es especialmente difícil, por el predominio
normal del VD durante este período de la vida. Los signos útiles para el diagnóstico de la HVD
en los recién nacidos son los siguientes.
1. Ondas S en la derivación I de 12 mm o mayores.
2. Ondas R puras (sin ondas S) en V1 superiores a 10 mm.
FIGURA 3-16 Trazado de un lactante de 10 meses de edad con intensa tetralogía de Fallot.
FIGURA 3-17 Trazado de un niño de 4 años con una CIV moderada. Obsérvese que algunas derivaciones precordiales
están con una estandarización seminormal.
FIGURA 3-18 Trazado de un lactante de 2 meses con una CIV con gran cortocircuito, ductus arterioso persistente e intensa
hipertensión pulmonar.
prolongación anormal de la duración del QRS. Los trastornos de la conducción ventricular son
los siguientes:
1. Bloqueo de rama, derecha e izquierda.
2. Preexcitación (p. ej., preexcitación de tipo WPW).
3. Bloqueo intraventricular.
En los bloqueos de rama (y los ritmos ventriculares), la prolongación se encuentra en la porción
terminal del complejo QRS (es decir, «empastamiento terminal»). En la preexcitación, la prolon-
gación se encuentra en la porción inicial del complejo QRS (es decir, «empastamiento inicial»),
produciendo ondas «delta». En el bloqueo intraventricular, la prolongación se produce durante
toda la duración del complejo QRS (fig. 3-19). La duración normal del QRS varía con la edad; es
más breve en los lactantes que en los niños mayores o los adultos (v. tabla 3-3). En los adultos,
una duración del QRS superior a 0,10 s se considera anormalmente prolongada. En los lactan
tes, una duración del QRS de 0,08 s es el límite superior de la normalidad. Dependiendo del grado
de prolongación, se puede diagnosticar un bloqueo completo o incompleto.
El más habitual de los trastornos de la conducción ventricular es, con mucha diferencia, el
BRD. La preexcitación WPW es poco frecuente, pero es una entidad bien definida que merece
una breve descripción. El BRI es sumamente raro en los niños, pese a ser frecuente en los adultos
con cardiopatía isquémica e hipertensiva. El bloqueo intraventricular se asocia con trastornos
metabólicos y enfermedades miocárdicas difusas.
FIGURA 3-20 Trazado de un niño de 6 años sometido a cirugía correctiva de una tetralogía de Fallot que implicó una
ventriculotomía derecha para la reparación de una CIV y la resección del estrechamiento infundibular.
coartación aórtica en los lactantes menores de 6 meses, el defecto de los cojinetes endocárdicos
y el retorno venoso pulmonar anómalo parcial; a veces también se observa en los niños sanos.
En raras ocasiones, se observa un BRD en las enfermedades miocárdicas (miocardiopatía,
miocarditis), miopatías (distrofia muscular de Duchenne, distrofia miotónica) y en el síndrome
de Brugada.
El significado del BRD en los niños es distinto que el de los adultos. La rama derecha está
intacta en varios ejemplos pediátricos de BRD. En la CIA, la duración prolongada del QRS se
debe a una vía más prolongada a través de un VD dilatado, en lugar de a un auténtico bloqueo
en la rama derecha. La ventriculotomía derecha para la reparación de la CIV o la tetralogía de
Fallot interrumpe la red subendocárdica de Purkinje en el VD y causa la prolongación de la
duración del QRS sin lesionar necesariamente la rama derecha principal, aunque en ocasiones
puede verse interrumpida.
el envejecimiento. Una publicación reciente sugiere que puede ser un marcador de fibrilación
auricular aislada en adultos (que se define como fibrilación auricular en ausencia de enfermedad
cardíaca o pulmonar identificable).
Bloqueo intraventricular
En el bloqueo intraventricular, la prolongación perdura durante todo el complejo QRS
(v. fig. 3-19, D). Esto suele sugerir alteraciones graves, como trastornos metabólicos (p. ej.,
hiperpotasemia), enfermedades miocárdicas difusas (p. ej., fibrosis miocárdica, enfermedades sis-
témicas con afectación miocárdica), hipoxia grave, isquemia miocárdica o toxicidad farmacológica
(quinidina o procainamida).
Preexcitación de Wolff-Parkinson-White
La preexcitación de Wolff-Parkinson-White se origina a partir de una vía de conducción anómala
(p. ej., haz de Kent) entre la aurícula y el ventrículo, que elude el retraso normal de la conducción
en el nódulo AV. La despolarización prematura de un ventrículo produce una onda delta y
ocasiona la prolongación de la duración del QRS (v. fig. 3-19, C).
Criterios para el síndrome de Wolff-Parkinson-White
1. Intervalo PR corto, menor que el límite inferior de la normalidad para la edad del paciente.
Los límites inferiores de la normalidad del intervalo PR según la edad son los siguientes:
FIGURA 3-21 Trazado de un niño asintomático de 2 años cuya CIV se cerró de forma espontánea. El trazado muestra la
preexcitación de Wolff-Parkinson-White (v. el texto para su interpretación).
FIGURA 3-22 Algoritmo para la distinción entre la hipertrofia ventricular (HV) y los trastornos de la conducción ventricu
lar (TCV). VD, ventrículo derecho; VI, ventrículo izquierdo.
Hay otras dos formas de preexcitación que también pueden producir una taquicardia ex-
trema (TSV):
1. El síndrome de Lown-Ganong-Levine se caracteriza por un intervalo PR corto y una duración
normal del QRS. En esta alteración, las fibras de James (que comunican la aurícula con el haz
de His) eluden el nódulo AV superior y provocan un intervalo PR corto, pero los ventrículos se
despolarizan con normalidad a través del sistema de His-Purkinje. Cuando no hay antecedente
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1. Cuando la duración del QRS es normal, los voltajes normales del QRS indican un ECG normal.
El aumento de los voltajes del QRS indica una hipertrofia ventricular.
2. Cuando la duración del QRS está claramente alargada, existe un trastorno de la conducción
ventricular tanto si los voltajes del QRS son normales como si están aumentados. No se debe
establecer un diagnóstico adicional de hipertrofia ventricular.
3. Cuando la duración del QRS muestra una prolongación límite, la distinción entre estas dos
alteraciones es difícil. Los voltajes normales del QRS van a favor de un ECG normal o de un
leve trastorno de la conducción (VD o VI). El aumento del voltaje del QRS va a favor de la
hipertrofia ventricular.
FIGURA 3-23 Alteraciones no patológicas (no isquémicas) y patológicas (isquémicas) del segmento ST y de la onda T.
A, Segmento ST no isquémico característico denominado depresión J; obsérvese que la pendiente de ST es ascendente.
B y C, Ejemplos de alteraciones patológicas del segmento ST; obsérvese que la pendiente descendente del segmento ST (B)
o que el segmento horizontal es sostenido (C). (De Park MK, Guntheroth WG: How to Read Pediatric ECGs, 4th ed. Phila
delphia, Mosby, 2006.)
Alteraciones de la onda T
Las alteraciones de la onda T suelen estar asociadas con las alteraciones que se manifiestan con
una desviación patológica del segmento ST. Las alteraciones de la onda T con o sin desviación
del segmento ST también se observan con el bloqueo de rama y las arritmias ventriculares.
Pericarditis
Las alteraciones del ECG observadas en la pericarditis son consecuencia de la lesión miocárdica
subepicárdica o del derrame pericárdico y constan de lo siguiente:
1. El derrame pericárdico puede producir unos bajos voltajes del QRS (voltajes del QRS <5 mm
en todas las derivaciones de las extremidades).
2. La lesión miocárdica subepicárdica produce las siguientes alteraciones, dependientes del
tiempo, en el segmento ST y la onda T (fig. 3-25):
a. La elevación del segmento ST se produce en las derivaciones que representan al VI.
b. La desviación del segmento ST se normaliza al cabo de 2-3 días.
c. La inversión de la onda T (con segmento ST isoeléctrico) se produce de 2 a 4 semanas
después del inicio de la pericarditis.
FIGURA 3-24 Trazado de un chico sano de 16 años que muestra repolarización temprana y depresión J. El segmento ST
se desvía hacia la dirección de la onda T y es más marcado en II, III y aVF. Se observa la depresión J en la mayoría de las
derivaciones precordiales.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Infarto de miocardio
El IM es infrecuente en los lactantes y los niños, pero diagnosticar correctamente la alteración es
importante para una atención adecuada. Todas las alteraciones que se han asociado con un IM
en los adultos se han descrito como causas de IM en los niños, como la aterosclerosis, la enfer-
medad inflamatoria del miocardio, el lupus eritematoso, la poliarteritis nudosa, la hipertensión
y la diabetes mellitus. Las causas poco frecuentes de IM en los pacientes pediátricos incluyen
el origen anómalo de la arteria coronaria izquierda en la arteria pulmonar, la fibroelastosis
endocárdica, la embolización de la arteria coronaria resultante de la endocarditis infecciosa o de
procedimientos de cateterismo intervencionistas o diagnósticos realizados en el lado izquierdo
del corazón y la interrupción quirúrgica accidental de la arteria coronaria durante la cirugía
cardíaca. En los últimos años, las secuelas tempranas y tardías de la enfermedad de Kawasaki,
las complicaciones quirúrgicas de la operación de intercambio arterial por la transposición de
las grandes arterias y la miocardiopatía dilatada han aparecido como causas importantes del
IM en la población pediátrica.
Los hallazgos en el ECG en el IM del adulto dependen del tiempo y se muestran en la
figura 3-26. Las alteraciones observadas durante la fase hiperaguda son de corta duración. Los
hallazgos más habituales en el ECG son los de la fase de evolución temprana. Consisten en
ondas Q patológicas (anormalmente anchas y profundas), elevación del segmento ST e inversión
de la onda T. La duración de la onda Q es de 0,04 s o más en los adultos, y debe ser de al menos
0,03 s en los niños. Durante las siguientes semanas, el segmento ST elevado regresa de forma
gradual a la situación inicial, pero las ondas T invertidas persisten (fase de evolución tardía). Las
ondas Q patológicas persisten durante años tras el IM (fig. 3-26). Las derivaciones que muestran
estas anomalías varían con la localización del infarto, y se resumen en la tabla 3-7.
FIGURA 3-26 Alte
raciones secuenciales
del segmento ST y de la
onda T en el infarto de
miocardio. (De Park MK,
Guntheroth WG: How to
Read Pediatric ECGs,
4th ed., Philadelphia,
Mosby, 2006.)
TA B L A 3 -7
*Ninguna de las derivaciones está orientada hacia la superficie posterior del corazón. Por lo tanto, en el
infarto de cara posterior, las alteraciones que hubieran aparecido en las derivaciones de la superficie
posterior se observarán en las derivaciones anteriores como una imagen especular (p. ej., ondas R altas
y ligeramente anchas en V1 y V2, comparables a ondas Q anormales, y ondas T simétricas, altas y anchas,
en V1 y V2).
Alteraciones electrolíticas
El calcio y el potasio son dos electrólitos séricos importantes que producen alteraciones del ECG.
Calcio. El ión calcio afecta a la duración del segmento ST y, por ello, cambia la posición
relativa de la onda T. La hiper o hipocalcemia no produce una derivación del segmento ST
ni alteraciones de la onda T. La hipocalcemia prolonga el segmento ST y, en consecuencia,
prolonga el intervalo QTc (fig. 3-28). La hipercalcemia acorta el segmento ST, lo que provoca el
acortamiento del intervalo QTc (v. fig. 3-28).
Potasio. La hipopotasemia produce una de las alteraciones del ECG menos específicas.
Cuando la concentración sérica de potasio es inferior a 2,5 mEq/l, las alteraciones del ECG con-
sisten en una onda U prominente con aparente prolongación de QTc, ondas T planas o difásicas
y depresión del segmento ST (fig. 3-29). Al disminuir aún más las concentraciones séricas de
potasio, el intervalo PR se prolonga y puede ocurrir un bloqueo sinoauricular.
La anomalía del ECG más precoz en la hiperpotasemia es la existencia de ondas T altas,
picudas, simétricas con base ancha (la onda T denominada «en tienda»). En la hiperpotasemia,
puede aparecer bloqueo sinoauricular, bloqueo AV de segundo grado (tanto Mobitz I como II)
y ritmo de escape de la unión o ventricular acelerado. La hiperpotasemia intensa puede causar
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 3-27 Trazado de un lactante de 2 meses con origen anómalo de la arteria coronaria izquierda en la arteria
pulmonar. Una onda Q anormalmente profunda y ancha (0,04 s) observada en I, aVL y V6 y un patrón QS observado entre
V2 y V6 son característicos de un infarto de miocardio anterolateral.
fibrilación o parada ventricular. La siguiente secuencia del ECG se asocia con un aumento pro-
gresivo de la concentración sérica de potasio (v. fig. 3-29):
1. Ondas T altas, «en tienda».
2. Prolongación de la duración del QRS (bloqueo intraventricular).
3. Prolongación del intervalo PR (bloqueo AV de primer grado).
4. Desaparición de la onda P.
5. Complejo QRS ancho, anómalo, difásico («onda del seno»).
6. Asistolia final.
Estas alteraciones del ECG suelen observarse mejor en las derivaciones I y II y en las precor-
diales izquierdas.