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EL USO FRAUDULENTO DE LAS COOPERATIVAS.

ANÁLISIS DEL
SUPUESTO DE HECHO Y BREVES COMENTARIOS SOBRE LA
JURISPRUDENCIA

Abstract:

En el presente artículo se analiza el uso fraudulento de la forma jurídica


cooperativa a la luz de la jurisprudencia española. Se parte del origen y las
finalidades propias de las cooperativas, para abordar seguidamente el fraude de
ley en el uso ficticio de las mismas, especialmente en el cooperativismo de
vivienda y en el cooperativismo de trabajo, así como en el reciente fenómeno de
las llamadas “cooperativas de facturación”.

Finalmente, se introducen algunos instrumentos legales para combatir el fraude de


ley, con una especial consideración crítica a la modificación introducida el marzo
2017 en la Ley 12/2015, de 9 de julio, de cooperativas de Cataluña.

Palabras clave:

▪ ​Cooperativas
▪ ​Fraude de ley
▪ ​Falsas Cooperativas
▪ ​Cooperativas de trabajo
▪ ​Cooperativas de vivienda
▪ ​Cooperativas de facturación

Índice:

I. Introducción. II. La naturaleza de las sociedades cooperativas, el origen de la


figura y las
finalidades que persigue. III. El fraude de Ley en el empleo ficticio de
la forma jurídica cooperativa.
a) El uso fraudulento de la cooperativa en el cooperativismo de vivienda b) El uso
fraudulento de la cooperativa en el cooperativismo de trabajo c) Breve comentario
sobre las cooperativas de facturación IV. Análisis de los instrumentos legales
para combatir este fraude de ley. Algunas consideraciones críticas sobre la
modificación de la Ley de cooperativas catalana.

I.- Introducción.

En los últimos meses han aparecido en los medios de comunicación, sobre todo
en la prensa escrita y en la digital, diversas noticias que tienen por objeto las
denominadas falsas cooperativas.

Bajo ésta denominación se engloban experiencias diversas cuyo denominador


común es el empleo de la figura societaria de la cooperativa para perseguir fines
contrarios al ordenamiento, además de contravenir los que son propios de estas
entidades, lo que sin duda alguna constituye un claro supuesto de fraude de Ley,
lo que ha llevado también a calificaras como “cooperativas fraudulentas”.

Para comprender en qué consiste esta práctica, y el interés o la conveniencia de


emplear la forma cooperativa frente a otros modelos societarios, se hace preciso
analizar las particulares características de estas organizaciones y la regulación
que le resulta de aplicación.

II.- La naturaleza de las sociedades cooperativas, el origen de la figura y las


finalidades que persigue.

Las cooperativas son sociedades de naturaleza personalista. Así lo declara la


Alianza Cooperativa Internacional: «​son empresas centradas en las personas que
son propiedad, están controladas y son dirigidas por y para sus miembros [​ que las]
crean con el fin de responder a necesidades y aspiraciones comunes» «son
empresas basadas en valores, no solamente para crear riqueza, las cooperativas
comparten principios internacionalmente y actúan juntas para construir un mundo
mejor a través de la cooperación. Al colocar a la equidad, la igualdad y la justicia
social en el seno de la empresa, las cooperativas de todo el mundo están
permitiendo a la gente trabajar junta para crear empresas sostenibles que generan
puestos de trabajo a largo plazo y crean prosperidad»1​ .​

1​
https://www.ica.coop/es/cooperativas/que-es-una-cooperativa

Esta naturaleza personalista de la sociedad se refleja en los principios a los que


sujetan su actuación: asociación voluntaria y abierta; control democrático de los
miembros; participación económica de los socios; autonomía e independencia;
educación, formación e información; cooperación entre cooperativas y sentimiento
de comunidad. Son los denominados Principios Cooperativos 2​​ .

Esta naturaleza se constata también en la definición que el legislador español


ofrece la sociedad cooperativa. Así, el artículo primero de la Ley estatal 27/1999,
de 16 de julio, de Cooperativas, establece:

«​la cooperativa es una sociedad constituida por personas que se asocian,


en régimen de libre adhesión y baja voluntaria, para la realización de
actividades empresariales, encaminadas a satisfacer sus necesidades y
aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento
democrático, conforme a los principios formulados por la alianza
cooperativa internacional, en los términos resultantes de la presente Ley».
En sentido similar se define la cooperativa en las distintas leyes
autonómicas​3​.

Así pues, el fin de la cooperativa, la causa del contrato societario cooperativo es el


desarrollo por parte de sus miembros de una actividad, de naturaleza económica,
que tiene como objetivo último la mejora de la calidad de vida de tales miembros.
Y ello las diferencia, y aún las contrapone, a las sociedades de capital cuya
finalidad no es otra

2​
Estos principios fueron puestos al día en el Congreso de Manchester de 1995, Declaración de la

Alianza Cooperativa
​ Internacional sobre Identidad Cooperativa, Ed. Consejo Superior de
Cooperativas de Euskadi, Vitoria-Gasteiz, 1996, pàgs. 39 i 55) y
https://www.ica.coop/es/cooperativas/identidad-alianza- cooperativa-internacional

3​
La regulación sobre cooperativas forma parte de las competencias autonómicas, por lo que, junto

a la citada
​ Ley estatal 27/1999, ​c​ada Comunidad Autónoma ha regulado estas forma social. Así,
La Ley 14/2011, de 23 de diciembre, de Sociedades Cooperativas Andaluzas; la Ley 9/1998, de 2
de diciembre, de Cooperativas de Aragón, la Ley 6/2013, de 6 de noviembre, de Cooperativas de
Cantabria; la Ley 4/2002, de 11 de abril, de cooperativas de Castilla y León; la Ley 11/2010 de 04
de noviembre, de Cooperativas de Castilla-La Mancha; la Ley 12/2015, de 9 de julio, de
cooperativas de Cataluña; el Decreto Legislativo 2/2015, de 15 de mayo, por el que se aprueba el
texto refundido de la Ley de Cooperativas de Comunidad Valenciana, la Ley 9/2018, de 30 de
octubre, de Sociedades Cooperativas de Extremadura, la Ley 8 / 2006, de 23 de diciembre, de
sociedades cooperativas especiales de Extremadura, la Ley 5/1998, de 18 de diciembre, de
cooperativas de Galicia; la Ley 1/2003, de 20 de marzo, de cooperativas de las Islas Baleares, la
Ley 4/2001, de 2 de julio, de Cooperativas de La Rioja; la Ley 4/1999, de 30 de marzo, de
Cooperativas de Madrid, la Ley Foral de 14/2006, de 11 de diciembre de Cooperativas de Navarra;
la Ley 4/1993, de 24 de junio, de Cooperativas de Euskadi, la Ley 4/2010, de 29 de junio, de
Cooperativas del Principado de Asturias, la Ley 8/2006, de 16 de noviembre, de Sociedades
Cooperativas de Murcia.

que la obtención de un lucro mercantil por parte de socio o accionista, como


recoge el artículo 116 del Código de comercio​4​.

La satisfacción de las necesidades de los socos para mejorar su calidad de vida


como finalidad y causa del contrato societario se encuentra en el origen mismo de
la cooperativa. De manera pacífica la doctrina sitúa este origen en 1844,
considerando la “Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale” (Inglaterra)
como precursora de las cooperativas modernas y fundadora del movimiento
cooperativo.

Un grupo de 28 trabajadores de las fábricas de algodón de la localidad, sometidos


a penosas condiciones de trabajo y bajos salarios, no podían atender sus
necesidades domésticas y alimenticias básicas por el elevado precio de estas
mercancías. Por ello reunieron sus escasos recursos y trabajo juntos, para
hacerse con bienes de consumo básicos a bajo precio, inicialmente, solo harina,
avena, azúcar y mantequilla. Pronto consideraron que los consumidores debían
«​ser tratados con honestidad, transparencia y respeto, que debían participar de los
beneficios según su contribución y que debían disfrutar del derecho democrático a
tener algo que decir en el negocio.5​

La satisfacción de necesidades del socio motiva que, para poder ingresar como
socio cooperativista​6​, el solicitante debe cumplir los requisitos que le hacen apto
para desarrollar la actividad cooperativizada, pues el motivo de la agrupación,
como se ha dicho, es el desempeño de la misma, para que el socio obtenga una
mejora de sus condiciones de vida, ya sea ésta el consumo (como es el caso de
las cooperativas de consumidores y usuarios), el trabajo en común (caso de las
cooperativas de trabajo), la promoción de vivienda (en las cooperativas de
vivienda), la venta en común de la producción agrícola o ganadera, su tratamiento
y transformación (cooperativas agrícolas), la prestación de servicios para el
desarrollo de los negocios de los socios

4 ​
De acuerdo con dicho precepto «​El contrato de compañía, por el cual dos o más personas se

obligan a poner
​ ​ ara obtener lucro,​
en fondo común bienes, industria o alguna de estas cosas, p
será mercantil, cualquiera que fuese su clase, siempre que se haya constituido con arreglo a las
disposiciones de este Código.»

5​
https://www.ica.coop/es/cooperativas/historia-movimiento-cooperativo

6 ​
Cabe la posibilidad de vincularse a la cooperativa mediante relaciones que coadyuven al

cumplimiento de ​ los fines sociales, sin que comporten el desarrollo de la actividad


cooperativizada, como ha sucedido tradicionalmente con el socio en situación de excedencia en
las cooperativas de trabajo asociado, y tras diversas modificaciones de las leyes cooperativas, con
la figura del socio colaborador, asociado o adherido, según la denominación que recibe en cada
norma autonómica, pero estos socios tiene limitada su participación económica y en los órganos
sociales con el fin de que la mayoría decisoria se encuentre siempre en manos de socios
cooperativistas que sí lleve a cabo tal actividad.

(cooperativas de servicios), mejor retribución por el ahorro (caso de las


cooperativas de crédito) o mejor previsión (cooperativas de seguro), educación
(cooperativas escolares), etcétera. Este principio personalista, vinculado al
desarrollo de la actividad del socio, se patentiza en la regulación de las distintas
instituciones cooperativas, en particular, al regular los derechos y las obligaciones
económicos y políticos de las personas socias, en las que se toma en cuenta a la
persona, y la actividad que ésta desempeña en el seno de la sociedad. Así:

- la distribución de los resultados económicos del ejercicio, los excedentes, se


basa en la actividad desarrollada por la persona socia y no en el capital
aportado por éste (artículo 58 de la citada Ley 27/1999); - en caso de baja de la
persona socia ésta recupera el capital aportado, actualizado limitadamente
para no perder el valor nominal, pero las plusvalías generadas colectivamente
permanecen en la cooperativa (artículo 51); - la retribución del capital se
efectúa mediante intereses, y sólo limitadamente
(artículo 48); - en cuanto a los derechos políticos, se aplica el principio general de
“un socio, un voto”, si bien se permite que los estatutos sociales puedan
establecer un voto plural ponderado, pero siempre en proporción al volumen de
la actividad cooperativizada, y nunca en función el capital aportado (artículo
26); - son los socios quienes forman parte de los órganos de gobierno y gestión
de la cooperativa y sólo limitadamente pueden formar parte terceras personas
que no tengan tal condición (artículo 34)​7​.

Por ello, la relación que se establece entre el socio y la cooperativa tiene rasgos
propios que la diferencian de la relación societaria mercantil, confiriéndole una
singularidad con respecto a otras relaciones jurídicas. Esta singularidad ha sido
reconocida por el legislador constitucional en el artículo 129 de nuestra Carta
Magna, ordenando al legislador la promulgación de una regulación adecuada que
fomente las sociedades cooperativas y reconozca dicha singularidad. Y tiene
igualmente reflejo en nuestra jurisprudencia.

Así, la Disposición Adicional Quinta de la Ley 27/1999 establece que «​Las


entregas de bienes y prestaciones de servicios proporcionadas por las sociedades
cooperativas a sus

7​
Otras leyes autonómicas exigen, además, que la mayoría de los miembros de los órganos

sociales sean socios


​ cooperativos que desarrollen actividad cooperativizada.

socios, ya sean producidos por ellas o adquiridos a terceros para el cumplimiento


de sus fines sociales, no tendrán la consideración de ventas.» ​Y en tal sentido, la
Sentencia de la Sección Decimoquinta de Audiencia Provincial de Barcelona de 8
de mayo de 1995, al enjuiciar si las operaciones de suministro de libros a sus
socios, realizadas por una cooperativa, constituían una compraventa sujeta a la
Ley del Libro de 1975, que como la actual, impone en la venta un precio fijo,
estableció:

«​Las cooperativas son agrupaciones de consumidores que, además de la


actividad consumerista, de formación, de información y de defensa de este
colectivo social, desarrollan una actividad económica tendente a abrir
canales alternativos y obtener los bienes precisos por vías diferentes a la
compraventa para mediadores con ánimo de lucro, mediante sistemas de
adquisición y de distribución colectivos, con una reducción de costes,
huyendo del mercado minorista [...], con efectos beneficiosos para el interés
general​» (fundamento jurídico décimo).

Y en el mismo sentido, sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia han


venido declarando que la adjudicación de viviendas por parte de las cooperativas
de esta clase a sus socios no tienen la condición de venta y, por tanto, no se
hallaban sujetas al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados, como la del TSJ de Catalunya de 10 de marzo de 2000 o la del
TSJ de Madrid, (Sección 5a) Sentencia número. 2371/2002 de 27 noviembre.

Y por ello tampoco cabe predicar que la relación cooperativa del socio trabajador
con la cooperativa de trabajo sea una relación laboral, dado que no se produce en
este caso uno de los elementos configuradores del contrato, en particular, la
“ajenidad”, pues si bien el socio presta su trabajo personal a la cooperativa, forma
a su vez parte de ésta, en tanto que socio, sin que quepa predicar que nos
hallamos ante un tercero ajeno a la cooperativa.

Así lo recoge el artículo 80 de la ley 27/1999 al definir a las cooperativas de


trabajo asociado aquellas «​que tienen por objeto proporcionar a sus socios
puestos de trabajo, mediante su esfuerzo personal y directo, a tiempo parcial o
completo, a través de la organización en común de la producción de bienes o
servicios para terceros. También podrán contar con socios colaboradores»
añadiendo que «​La relación de los socios trabajadores con la cooperativa es
societaria.»

Dichas relaciones se regulan por el Derecho cooperativo, es decir, por la


legislación cooperativa, por los propios estatutos y reglamentos de la sociedad, y
por los demás acuerdos válidamente adoptados por sus órganos sociales, como
plasmación del cuarto principio de la Alianza cooperativa internacional (Autonomía
e independencia, que conlleva asimismo la libertad de regulación –o
autoregulación-).

En el mismo sentido el artículo 87 de la Ley 27/1999, atribuye la competencia para


conocer de las cuestiones litigiosas que se susciten entre el socio trabajador y la
cooperativa al orden social, si bien contiene una norma primaria, dirigida al
juzgador, al declarar que «​las cuestiones contenciosas que se susciten entre la
cooperativa y sus socios trabajadores, por su condición de tales, se resolverán
aplicando, con carácter preferente, esta Ley, los Estatutos y el Reglamento de
régimen interno de las cooperativas, los acuerdos válidamente adoptados por los
​ .
órganos sociales de la cooperativa y los principios cooperativos»

Por ello devienen inaplicables a las relaciones entre socio trabajador y cooperativa
de trabajo las normas laborales, como reiteradamente han declarado los
Tribunales. Así se desprende de la Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de
octubre de 1998 (Sala Contenciosa, Sección 2a) o las de 3 de febrero de 1997, 15
de mayo de 1994 (sala del Civil), las de 22 de febrero de 1990 y 24 de octubre de
1988 (Sala del Social) o las del TSJ de Asturias de 17 de diciembre de 1999, o la
del TSJ de Andalucía de 26 de julio de 1999.

Finalmente cabe decir que la singularidad de la cooperativa la ha hecho acreedora


de un régimen fiscal específico, el contenido en La ley 20/1990, de 9 de
diciembre​8​, que toma en consideración la especial naturaleza de las relaciones del
socio y la cooperativa y el particular modo de desarrollo de su actividad social​9​.

8 ​
Si bien cabe pensar que esta norma encuentra su apoyo en el antes citado artículo 129 dela

Constitución, debe
​ tenerse en cuenta que encuentra también su antecesor el Decreto 888/1969,
de 9 de mayo, por el que se reguló el Estatuto Fiscal dela Sociedad Cooperativa.

9​
En este sentido se ha pronunciado la Sentencia del Tribunal de Justicia (Sala Primera) de 8 de

septiembre de​ 2011 dictada en el «Procedimiento prejudicial – Admisibilidad – Ayudas de Estado


– Ventajas fiscales concedidas a las sociedades cooperativas – Calificación de ayuda de Estado
en el sentido del artículo 87 CE – Compatibilidad con el mercado común – Requisitos» en los
asuntos acumulados C 78/08 a C 80/08, al declarar que, en el caso allí enjuiciado, el tratamiento
fiscal diferenciado dado a las cooperativas italianas no podía ser considerado ayuda de estado
incompatible con el Tratado fundamentado en lo siguiente: «​Habida cuenta de las características
específicas propias de las sociedades cooperativas, es preciso, por tanto, señalar que, en
principio, no puede considerarse que las sociedades cooperativas de producción y de trabajo
como aquéllas de que se trata en los litigios principales se encuentren en una situación de hecho y
de Derecho comparable a las de las sociedades comerciales, dado que las sociedades
cooperativas actúan persiguiendo el interés económico de sus socios y mantienen con éstos una
relación

III.- El fraude de Ley en el empleo ficticio de la forma jurídica


cooperativa.

Como ha quedado dicho en el apartado precedente, la particular forma de


organizar la empresa cooperativa comporta, de una parte, que no sean siempre
aplicables a esta sociedad las normas de derecho común, sino sus normas
específicas, y de otra, el disfrutar de un régimen fiscal especial, que tiene
contrapartida en los deberes que, entre otros aspectos, se imponen a la sociedad,
en la dotación de fondos cooperativos, de naturaleza colectiva e irrepartible, ya
sea total, ya parcialmente, incluso en caso de disolución.

Por ello, la cooperativa ha devenido un instrumento atractivo para ciertas


finalidades espurias, que no perseguían las finalidades propias de estas
sociedades, a saber, la satisfacción de las necesidades de las personas socias,
sino disfrutar indebidamente de su régimen fiscal especial, más favorable en
ciertos aspectos que el aplicable a las sociedades de derecho común, o evitar que
se aplique determinado régimen legal, de carácter tuitivo, como la normativa de
protección a los consumidores y usuarios o las normas de derecho laboral.
Normas que pretenden restablecer el justo equilibrio entre las partes, protegiendo
a aquella que el legislador considera la parte más débil.

Este uso de la forma social cooperativa para eludir la aplicación de otros bloques
normativos se encuadra en la figura del fraude de ley, regulada en el artículo 6.4
del Código civil, según el cual «​los actos realizados al amparo del texto de una
norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o
contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la
debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir.»

Al respecto el Tribunal Supremo tiene declarando que «​Esta Sala se ha


pronunciado abundantemente en relación al fraude y ha considerado en la
sentencia de 21 diciembre 2000 que “es sinónimo de daño o perjuicio conseguido
mediante un medio o mecanismo utilizado a tal fin, valiendo tanto como
subterfugio o ardid [...] e implica en el fondo un acto contra legem por eludir las
reglas del derecho, pero sin un enfrentamiento frontal, sino al revés, buscando
unas aparentes normas de cobertura”, de manera que “requiere como elementos
esenciales una serie de actos que pese a su apariencia de legalidad, violen el
contenido ético de los preceptos en que se amparan ya se tenga o no conciencia

no meramente comercial, sino personal particular, en la que los socios están activamente
implicados y tienen derecho a un reparto equitativo de los resultados económicos.»

8
de burlar la Ley”. El fraude requiere la concurrencia de dos normas: «la de
"cobertura", que es a la que se acoge quien intenta el fraude, y la que a través de
éste y en forma fraudulenta se pretende eludir», de modo que «se reputa
fraudulenta la sumisión a una norma llevada a cabo con el propósito de obtener un
resultado prohibido o contrario al ordenamiento jurídico» (sentencia de 17 octubre
​ .​
2002, así como las de 17 enero 2001 y 13 junio 2003, entre otras)10

Es en este caso, por tanto, que hablamos de “falsas cooperativas” 11​


​ , puesto que
la voluntad que subyace al constituir la sociedad no es la de satisfacer las
necesidades de los socios, mediante la creación de una empresa colectiva,
formada por sus trabajadores, por los destinatarios finales de los servicios o los
productos que suministra la cooperativa, o por ambos, sino que los verdaderos
titulares (ocultos la mayor parte de las veces) de la empresa, son personas
distintas de los socios, o en ocasiones sólo una parte de estos, y que pretenden,
mediante la cooperativa, obtener beneficios fiscales o eludir el cumplimiento de
normas imperativas tuitivas.

Analizamos seguidamente los usos más frecuentes de la cooperativa con fines


espurios:

a) El uso fraudulento de la cooperativa en el cooperativismo de


vivienda.

Uno de los ámbitos de actuación en el que, desde tiempo, se ha producido un uso


cuanto menos dudoso de la forma jurídica cooperativa, es en ámbito de las
Cooperatives de vivienda, que constituyen una de las clases tradicionales que se
contemplan en el ordenamiento jurídico español.

El objeto de estas cooperativas consiste en suministrar a sus socios viviendas a


precio de coste​12​, haciendo, así, que este bien resulte más asequible para sus
destinatarios.

10 ​
Sentencia número 1080/2006 de 31 de Octubre de la TS (Sala de lo Civil,

Sección 1a)
11 ​
También consideró que las denominadas falsas cooperativas constituyen un supuesto de fraude

de ley, la
​ Profesora GEMMA FAJARDO en su comunicación en el Col·legi de l’Advocacia de
Barcelona de 18 de marzo.
http://www.observatorioeconomiasocial.es/actualidad-observatorio.php?id=4170

12 ​
Esta referencia expresa al coste de la vivienda la encontramos, por ejemplo, en el artículo 122.1

de la Ley
​ catalana de cooperativas, la Ley 12/2015, de 9 de julio, a cuyo tenor «​son cooperativas
de viviendas las que tienen el objeto de procurar a precio de coste viviendas, servicios o
edificaciones complementarias a sus socios, organizar su uso con respecto a los elementos
comunes, y regular su la administración, la conservación y la mejora». S ​ i bien otras leyes no se
refieren de modo expreso al precio de coste, sí contienen una referencia implícita al regular la
transmisión de la vivienda del socio cooperativo, estableciendo un derecho de tanteo a favor de la
sociedad (a título de ejemplo, el artículo 92.1 de la Ley 27/1999, norma que reproducen sin
excepción las leyes autonómicas) previendo que «​el precio de tanteo

Ciertamente, la vivienda constituye la inversión más importante que el ciudadano


medio realizará a lo largo de su vida. Inversión que además tiene por objeto hacer
efectivo el derecho fundamental a la vivienda, contemplado en el artículo 47 de la
Constitución. Por ello, la Ley debe proteger a quien se erige como parte débil de la
relación, al consumidor​13​.

Pero en las cooperativas, el usuario final de la vivienda se agrupa para llevar a


cabo colectivamente la promoción, mediante la empresa colectiva, la cooperativa.
Una vez concluida la promoción, se adjudicará al socio la vivienda que le
corresponda, sin que, como ya se ha hecho referencia en el apartado precedente,
esta adjudicación tenga la consideración de compraventa y, sin que, en
consecuencia, le sean aplicables las normas que regulan este contrato, tampoco,
prima facie, ​las normas dictadas como protección al consumidor, puesto que éste,
agrupado con otros, ha actuado en calidad de autopromotor.

Para entender cómo ha funcionado el fraude de ley en el cooperativismo de


vivienda debemos tener en cuenta que el proceso constructivo es un proceso
complejo, en el que se conjugan distintas disciplinas; entre ellas la urbanística, la
arquitectónica, la energética, la financiera, la tributaria, la jurídica. Se trata,
asimismo, de un proceso altamente reglamentado.
Por ello, al socaire de esta clase de cooperativas, aparecen equipos
multidisciplinares técnicos para asesorar y gestionar a la cooperativa en su fase de
promoción. Son las conocidas como sociedades gestoras de cooperativas, que
asumen un papel

será igual a la cantidad desembolsada por el socio que transmite sus derechos sobre la vivienda o
local, incrementada con la revalorización que haya experimentado, conforme al índice de precios
al consumo, durante el período comprendido entre las fechas de los distintos desembolsos
parciales y la fecha de la comunicación de la intención de transmisión de los derechos sobre la
vivienda o local», ​con lo que se pone de relieve la naturaleza no especulativa de la sociedad
cooperativa.

13 ​
A título de mero ejemplo de las normas dictadas en esta materia, como protección al

consumidor, el ​Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el


texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes
complementarias, encontramos el artículo 13, al regular materiales que deben emplearse como
protección de la salud de los consumidores; el artículo 64 al reglar la documentación de la que
debe disponer el consumidor en la contratación de la vivienda, la regulación en el artículo 89.3 de
cláusulas abusivas específicas en materia de vivienda, entre otros, o determinadas normas
contenidas en la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación (LOE) o la Ley
57/1968, de 27 de julio, sobre percepción de cantidades anticipadas en la construcción y venta de
viviendas, hoy derogada por la letra a) de la Disposición Derogatoria tercera de la citada Ley
38/1999, según la redacción introducida por el apartado cuatro de la Disposición Final Tercera de
la Ley 20/2015, de 14 de julio, de ordenación, supervisión y solvencia de las entidades
aseguradoras y reaseguradoras que regula las garantías por la entre anticipada de cantidades a
cuenta de la vivienda.

10

protagonista durante el proceso constructivo, en ocasiones en menoscabo del que


corresponde al propio socio, que ve mermada su capacidad de decisión cuando
ésta debe recaer sobre cuestiones que trascienden el conocimiento del ciudadano
medio.
Fuente:
https://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/1270480/05/09/CONCOVI-avisa-de-las-falsas-
cooperativas-de-vivienda-surgidas-con-la-crisis.html

Pues bien, la inaplicación a las cooperativas de las normas de derecho común,


también las de protección al consumidor, habida cuenta que en la cooperativa de
vivienda, el usuario se erige, a su vez, como promotor, ha sido la causa que ha
llevado a algunas promotoras inmobiliarias de naturaleza lucrativa a emplear la
fórmula cooperativa para eludir el complimiento de estas normas de ​ius cogens,​ so
pretexto de convertir a sus clientes en socios cooperativos, pero privándoles, a su
vez, de la capacidad decisoria inherente al socio, ya que se han reservado a la
promotora, so pretexto de tratarse de aspectos técnicos, las decisiones
arquitectónicas o financieras de mayor trascendencia.

Sobre este particular, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sala de lo Civil


y Penal, Sección 1a, se pronunció en la Sentencia número 18/2011, de 31 marzo,
en un recurso no 182/2010, admitido a trámite en interés casacional por
inexistencia de jurisprudencia, consideró lo siguiente:

«​En el caso examinado, resulta que de la integración del "factum" realizada


precedentemente POR FONT S. C. C. L. intervino directamente en el proceso
constructivo, desde sus inicios, como propietaria de la finca que adquirió con
anterioridad a la captación de socios, obtuvo la financiación, eligió a todos los
intervinientes en el proceso constructivo y posteriormente fue integrando bajo su
veste a los socios cooperativistas bien directamente o a través de otras
cooperativas, encargándose de su gestión directamente con la sociedad gestora
que también contrató y que obtuvo la oportuna remuneración mediante un
porcentaje del total de costes y gastos de la promoción, sin perjuicio de la venta
de los locales y

11

departamentos desvinculados. Asimismo, la adjudicación a coste de la vivienda


no es razón suficiente para aplicar el beneficio de patrimonio separado cuando
no se trata, como hemos dicho, de una cooperativa de viviendas haciendo
supuesto de la cuestión al estimar que su condición de promotor -no impugnada
la aplicación del art. 17.3 LOE - solamente puede hacerse valer frente al
patrimonio de la sección -que serían los propios actores- cuando en la realidad
probada ni intervinieron en la gestión (aunque formalmente aprobaron las
cuentas en las Asambleas anuales) ni fueron los propietarios del terreno y el
precio de las adjudicaciones no solo se constituyó mediante aportaciones sino
con un fuerte gravamen hipotecario (la mayor parte del precio, en un casi 75%)
que era la cantidad pendiente de amortización del préstamo hipotecario que
gravaba el departamento y anexos adjudicados. Nótese que el denominado
socio cooperativista se incorpora a la S. C. C. L. cuando la obra se había
iniciado, adquirido el solar, formalizado el contrato de ejecución de obra,
obtenido la financiación y mediante una aportación simbólica, obteniendo la
gestora SOGEUR que gestionaba la Cooperativa un porcentaje del total de los
gastos y costes de promoción, siendo contratada por la Cooperativa desde un
momento previo al de la incorporación de los socios». (​ Fundamento Jurídico
Tercero)​14

Así pues, analizando el supuesto, se constata que la aparente forma cooperativa,


y la consecuente sujeción a su normativa reguladora, actúa en realidad como
mera norma de cobertura, para evitar la aplicación de la legislación protectora del
consumidor, vulnerando, así, la finalidad protegida por el ordenamiento, a saber, la
protección al consumidor como mecanismo de restablecimiento del desequilibrio
​ ntre partes contratantes (consumidor y empresario)​15​.
ab origine e

Por tanto, en estos casos se produce una doble vulneración de las finalidades
perseguidas por ordenamiento, lo que deviene una característica común a los
distintos supuestos que se producen ​in fraudem legis ​cooperativo, ya que la
apariencia
14 ​
Téngase en cuenta que, entre los hechos probados, la Sentencia considera que «​a) POR FONT,

S.C.C.L. no
​ es propiamente una cooperativa porque su estructura es la de una sociedad limitada,
con forma de cooperativa, que no fue creada "ad hoc" para la construcción de las viviendas de
autos, sino que se constituyó en 1989 -la realización de la obra de autos se inició en 2002- por
tiempo indefinido».

15 ​
Tanto ha sido el papel protagonista de las gestoras en el cooperativismo de viviendas el

legislador de la LOE,
​ al regular las responsabilidades del promotor introdujo en el artículo 17.4 a la
figura del gestor de las cooperativas al establecer «​Sin perjuicio de las medidas de intervención
administrativas que en cada caso procedan, la responsabilidad del promotor que se establece en
esta Ley se extenderá a las personas físicas o jurídicas que, a tenor del contrato o de su
intervención decisoria en la promoción, actúen como tales promotores bajo la forma de promotor o
gestor de cooperativas o de comunidades de propietarios u otras figuras análogas».

12

cooperativa deviene una mera formalidad, pues quienes acuden al uso falsario de
esta figura societaria, pues si bien se cumplen formalmente las disposiciones
imperativas del Derecho cooperativo (norma de cobertura), se incumplen los fines
de tales normas, al sustraer a quienes asignan el papel de “socio” los derechos
que le son inherentes, imponiéndole, en cambio, las obligaciones que
corresponden al socio, y eludiendo, asimismo, las normas tuitivas que resultarían
aplicables a la verdadera relación subyacente, en este caso, la relación de
consumo.

b) El uso fraudulento de la cooperativa en el cooperativismo de


trabajo.

Como también se ha expuesto con anterioridad, las normas de derecho laboral


que regulan las relaciones entre empresario y trabajador no son aplicables a la
relación que el socio trabajador establece en y con las cooperativas de trabajo
asociado, al no existir la ajenidad del primero con respecto de la segunda. Por ello
tampoco son aplicables a estas relaciones ciertos derechos inherentes al
trabajador por cuenta ajena como, por ejemplo, el derecho de sindicación.
Así, el artículo 83 de la Ley 27/1999 establece que el socio cooperativo regulará a
través de los Estatutos, de los reglamentos de la sociedad o, en su defecto, por
acuerdos de la Asamblea General, la duración de la jornada de trabajo, el
descanso mínimo semanal, las fiestas y las vacaciones anuales, respetando, en
todo caso, las normas de orden público laboral, entre ellas las normas sobre salud
laboral y sobre la prevención de riesgos laborales, que el propio precepto
determina​16​.

Asimismo, el artículo 14.1 del Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre,


por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social establece que «​los socios trabajadores de las cooperativas de trabajo
asociado disfrutarán de los beneficios de la Seguridad Social, pudiendo optar la
cooperativa entre las modalidades siguientes: a) Como asimilados a trabajadores
por cuenta ajena ​[...] ​b) Como

16 ​
El artículo 83.1 establece las siguientes normas mínimas, de obligatoria observancia para las
cooperativas: ​a) Entre el final de una jornada y el comienzo de la siguiente, mediarán como
mínimo doce horas. b) Los menores de dieciocho años no podrán realizar más de cuarenta horas
de trabajo efectivo a la semana. c) Se respetarán, al menos, como fiestas, la de la Natividad del
Señor, Año Nuevo, 1 de mayo y 12 de octubre, salvo en los supuestos excepcionales que lo
impida la naturaleza de la actividad empresarial que desarrolle la cooperativa. d) Las vacaciones
anuales y, al menos, las fiestas expresadas en el apartado c) de este número serán retribuidas a
efectos de anticipo societario. e) Las vacaciones anuales de los menores de dieciocho años y de
los mayores de sesenta años tendrán una duración mínima de un mes. A ​ simismo el apartado dos
regula los supuestos de permisos obligatorios que, en todo caso podrán ampliarse por los
Estatutos, el Reglamento de régimen interno o la Asamblea General.

13

trabajadores autónomos en el régimen especial correspondiente»,​ debiendo


ejercitar esta opción en los estatutos de la Cooperativa.

Por ello, como en el caso de las cooperativas de viviendas, empresarios ávidos de


ahorrar en los costes fijos de su empresa, encuentran en la forma cooperativa una
vía de eludir el cumplimiento de las normas imperativas de derecho laboral, y el
consiguiente ahorro de costes que de ello deriva, puesto que no deben cumplir
con la retribución fijada en el correspondiente Convenio Laboral, ni con las normas
relativas a la jornada laboral ni a cuantos aspectos pueden ser regulados por vía
estatutaria o reglamentaria por la cooperativa.

A su vez, han visto en la cooperativa una vía de ahorro directo en las cotizaciones
a la Seguridad Social, adscribiendo a los trabajadores en el régimen especial de
trabajadores autónomos (RETA), cuyas cotizaciones son mucho más económicas
que las que corresponden a los trabajadores por cuenta ajena, si bien también son
menores sus prestaciones, por ejemplo, en caso de desempleo, eliminando a su
vez, el riesgo de indemnizaciones por despido, al configurar al trabajador como un
autónomo.

La práctica fraudulenta que, lamentablemente, se utiliza de modo cada vez más


extenso, consiste en que el empresario segregue una fase del proceso de
producción de bienes y servicios que constituya una rama de actividad para que
los trabajadores que en ella se ocupaban pasen a formar parte, formalmente, de
una sociedad cooperativa cuyo objeto social consiste en el desempeño de dicha
actividad. Esta “nueva cooperativa” actúa en régimen de prestación de servicios,
mediante contrato mercantil, usualmente para un único empresario, el que
originalmente era el titular de la empresa.

Así, fases del proceso de producción y distribución de bienes y servicios que se


hallaban internalizadas en la entidad empresarial, ahora se externalizan, mediante
la creación de la falsa cooperativa, lo que conlleva un abaratamiento de los costes
de producción, pues por lo común el empresario establece una cantidad alzada
por la prestación del servicio que desarrolla la cooperativa, que comprende todos
los costes, por lo que será la cooperativa la que, con base a estos ingresos, deba
hacer frente a todos los costes, lo que implica, en la mayoría de casos, reducir los
derechos de sus “nuevos socios”, adscribiéndolos, por lo común, a un régimen de
Seguridad Social más económico (el RETA), y reduciendo asimismo sus
retribuciones (anticipos laborales en terminología cooperativa), los cuales tiene
naturaleza societaria y pueden, por tanto, legalmente, ser inferiores a los fijados
por el correspondiente convenio laboral.

14

De este modo, la fórmula redunda en un claro perjuicio de los derechos y la


protección de los trabajadores, con el consiguiente abaratamiento de los costes de
producción para el empresario, empresario que mantiene su posición preeminente
en la toma de decisiones, ya que le basta con la amenaza de denunciar o
simplemente no renovar el contrato mercantil de prestación de servicios que ha
concertado con la cooperativa – normalmente en régimen de exclusividad o como
cliente principal- y, al privarla de sus ingresos únicos o de la mayoría de éstos,
para poner en cuestión la continuidad de la cooperativa. Por ello, fácilmente puede
seguir imponiendo sus condiciones.

Y como hemos visto, la nueva realidad comporta una menor protección para los
trabajadores, ya que si el empresario rescinde el contrato de prestación de
servicios, por lo común no comportará para él deberes indemnizatorios, por lo que
muy probablemente la cooperativa se vea abocada a disolverse, finalizando, por
tanto, la relación sociolaboral con sus socios. Socios que, a pesar de verse
privados de trabajo por causas objetivas o económicas, dada su cotización en el
RTEA, no han acreditado derecho a percibir prestación alguna por desempleo.

Esta práctica, que, como claramente puede deducirse, supone una precarización
de la relación laboral, se produce en distintos sectores de actividad, siendo
posiblemente los más conocidos los de las camareras de hotel (las “​kellis”)​ , los
transportistas, los mensajeros, o los trabajadores del sector cárnico, supuesto este
último especialmente grave, pues muchos de los afectados son personas
procedentes de otros países que se encuentran en situaciones vulnerables por
diversos motivos.

Como en el caso de las cooperativas de vivienda, la organización cooperativa es


una mera apariencia, una formalidad, pues tampoco los trabajadores disponen de
la libertad regulatoria para ser dueños de su destino y el de su cooperativa, ya sea
porque su vinculación con la cooperativa adopta formas distintas de las del socio
trabajador, como seguidamente veremos, ya porque cuando hacen ejercicio de
esta capacidad y adoptan acuerdos tendentes a conseguir una mayor protección,
el empresario rescinde el contrato que ha suscrito con la cooperativa, abocándola
al cierre. Doble fraude, pues, la elusión, por una parte, de las normas de Derecho
laboral, al emplear la fórmula cooperativa, y de otra parte la no aplicación de la
propia norma de cobertura, la legislación cooperativa​17​.
17 ​
Es ilustrativo a este respecto el artículo “​FALSAS COOPERATIVAS, USOS ABUSIVOS Y

DERECHOS DE LOS TRABAJADORES.


​ ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL Y PROPUESTAS DE
ACTUACIÓN”​ de Manuel García Jiménez, publicado en CIRIEC-España. Revista Jurídica No
33/2018, ​www.ciriec-revistajuridica.es​. Resumiendo, a su vez, un artículo del periódico El País de
13 de julio de 2018 (Sección de Economía) titulado “​“Ofensiva de

15

Fuente​:
https://elpais.com/economia/2019/05/02/actualidad/1556826727_472578.html

Estos supuestos de falsa cooperativa han sido objeto de distintos


pronunciamientos judiciales. En cuanto al sector cárnico, uno de los que con
mayor gravedad sufre el fenómeno de la falsa cooperativa​18​, la cuestión se ha
ventilado a través de la institución de la cesión ilegal de trabajadores, concluyendo
el Tribunal Supremo en la Sentencia, STS 9880/2001, de 17 de diciembre de
2001, que la cooperativa enjuiciada, «​es desde luego una empresa real, con más
de dos mil socios, de los que sólo una mínima parte prestan sus servicios en la
empresa comitente. Tiene una organización propia que se pone a disposición de la
arrendataria. Las órdenes y coordinación de los socios cooperativistas que prestan
servicios en el grupo de empresas SADA son impartidas por Jefes de Equipo de la
cooperativa, aunque estos, a su vez, reciban las directrices de los mandos de
SADA. El utillaje es de SADA con excepción de las herramientas propias de los
socios. Servicarne, ocupa un local en las instalaciones de la comitente sobre el
que ostenta titularidad arrendaticia»​ .
Trabajo contra los falsos autónomos de la industria cárnica: Servicarne no es una cooperativa”,
refleja algunos de los elementos que caracterizan el fraude en cuanto a la legislación cooperativa:
«concluye con la afirmación de que “la mayor proveedora de mano de obra al sector es una
empresa pantalla”. Para la Inspección, dice el periódico, “no puede constatarse que sea algo más
que una oficina de ocupación dirigida a proporcionar trabajadores”. El objetivo sería, citando el
acta de la Inspección, “huir de las relaciones laborales y sus costes”; “La cooperativa es una
apariencia”, “carece de patrimonio propio, de infraestructura organizativa empresarial y de
mercado”. Y los socios no se adhieren a ella voluntariamente, “entendiendo voluntario como
consentimiento y facultad de decidir, ni ejercen derecho cooperativo alguno”. Los cooperativistas
“no tienen poder de decisión ni de información alguno”, “la toma de decisiones es absolutamente
vertical y la participación prácticamente inexistente”».

18 ​
Es ilustrativo a este respecto el artículo publicado en el digital ​El Temps de fecha 20 de marzo

de 2017,
https://www.eltemps.cat/article/1102/les-falses-cooperatives-passen-de-les-carnies-als-hotels ​o la
entrevista al Secretario general de UGT en Osona, Cesc Poch, Nadiodigital.com, de 7 de enero de
2015
https://www.naciodigital.cat/osona/noticia/44635/cesc/poch/cooperatives/falses/sector/carni/2500/tr
eballadors​.

16

Asimismo, esta Sentencia considera que «​el ordenamiento jurídico no contiene


ninguna prohibición general que impida al empresario recurrir a la contratación
externa para integrar su actividad productiva y así lo reconoce el artículo 42.1 del
ET cuando se refiere a la contratación o subcontratación para “la realización de
obras o servicios correspondientes a la propia actividad de la empresa”, lo que
supone que, con carácter general, la denominada descentralización productiva es
lícita, con independencia de las cautelas legales e interpretativas necesarias para
evitar que por esta vía puedan vulnerarse derechos de los trabajadores” (STS
Social de 27 de octubre de 1994)»19​ .​
Fuente: ​https://www.elconfidencial.com/empresas/2018-06-04/servicarne-falsos-autonomos-inspeccion-
trabajo_1572122/

Ciertamente, al circunscribir el debate judicial a la figura de la cesión ilegal de


trabajadores, se sustrajo al juzgador la verdadera cuestión subyacente, a saber, la
realidad de la cooperativa, si ésta responde a un proyecto de autoocupación
colectivo, nacido de la libre voluntad de los socios trabajadores, y si son estos
quienes gestionan su empresa participada y democráticamente, eligiendo sus
órganos rectores, las normas por las que se regirá su relación, entre ellas el
régimen de adscripción a la Seguridad Social, si la cooperativa es una sociedad
autónoma e independiente, etcétera.

Frente a esta posición, que ha dado lugar a otras resoluciones del Alto Tribunal,
como la Sentencia 4985/2001, de 12 de junio, en una corriente que han seguido,
por ejemplo, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, en la Sentencia 471/2018,
la reciente Sentencia número 549/2018 de 18 mayo de 2018 de la Sala Social,
Sección 1a del Tribunal Supremo reconoce que en el caso analizado se produce
un uso fraudulento de la cooperativa​20​.

19 ​ ​
Destacado asimismo por Manuel García Jiménez en el artículo antes citado. ​20 Cuanto se

expone sobre dicha resolución fue publicado por la autora en el número 426 de la revista
Cooperació Catalana, Ed. Fundació Roca Galés, diciembre de 2018, págs. 16 a 18

17
El caso enjuiciado es el de una cooperativa de trabajo de transportistas, sujeto a la
legislación valenciana. Entre los hechos que la Sentencia declara probados
destacan:

a) la cooperativa está formada por tres socios de trabajo, que se encargan de


la
gestión administrativa de la cooperativa; b) los transportistas, que no son los
titulares de tarjeta de transporte, ni los propietarios del vehículo, son dados de
alta como trabajadores autónomos, e ingresan a la cooperativa como socios
colaboradores, siendo 115 en el momento de interponer la demanda; c) la
titular de la tarjeta de transporte es la propia cooperativa, la cual, a través de
contratos de arrendamiento de servicios con una empresa del sector del
transporte, alquila los vehículos que utilizan los conductores, los cuales están
obligados a realizar los servicios que la empresa les ordena; d) es esta tercera
empresa la que establece el precio por kilómetro a pagar por la empresa
cooperativa a los transportistas, sin la intervención de estos en el contrato; y e)
la cooperativa no dispone de clientes propios, sino que trabaja en exclusiva
para la empresa de transporte, que es la que fija los servicios que deben
prestar los transportistas igualmente fija la retribución de estos, según lo
pactado con la cooperativa

La demanda fue interpuesta por un transportista que, tras una baja médica,
pretendía reincorporarse a su puesto de trabajo. La cooperativa dio por resuelto el
supuesto contrato mercantil que los unía, ante lo que el transportista interpuso
demanda por despido improcedente ante la jurisdicción social, demanda que fue
estimada por el Juzgado Social número 2 de Elche.

La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana,


revocó dicha Sentencia por resolución de 13 de julio de 2016, declarando que la
relación era mercantil. Al considerar que esta última Sentencia es contradictoria
con la de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia Navarra de 5 de
junio de 2015, el transportista interpuso recurso de casación para unificación de
doctrina ante el Tribunal Supremo, que estimó el recurso, revocando la sentencia
de 13 de julio de 2016 que dejó sin efecto la del Juzgado Social 2 de Elche, que
resulto confirmada en su integridad.
El vigente artículo 1.3.b) del Estatuto de los Trabajadores prevé que están
excluidas de la actividad laboral las personas prestadoras del servicio de
transporte al amparo de las autorizaciones administrativas de las que sean
titulares, realizada, mediante el

18

correspondiente precio, con vehículos comerciales de servicio público la propiedad


o el poder de disposición directo de los que ostenten. Cuando concurren estos
requisitos, la relación laboral queda excluida, incluso si los servicios se realizan de
forma continuada para un mismo cargador o comercializador.

El Alto Tribunal recuerda que el legislador pone el acento en la titularidad del


transportista de la correspondiente tarjeta de transporte, y sobre todo, en la del
vehículo, como elemento diferenciador entre el trabajador por cuenta ajena y el
empresario autónomo declarando que «​se asentó definitivamente el criterio de
calificar la relación jurídica como laboral cuando la aportación de la mano de obra
era el elemento determinante de la contratación respecto al valor económico del
vehículo del que era propietario el conductor, mientras que se mantuvo la
calificación del contratante como mercantil cuando la relevancia económica del
vehículo era especialmente trascendente y superior en valor a las meras
aportaciones personales de mano de obra​».

El Tribunal considera que las mismas exigencias deben aplicarse cuando la


prestación de servicios se realiza a través de una cooperativa «​en su lógica
adaptación a las peculiaridades que conlleva el singular régimen jurídico de
ejercicio de cualquier actividad económica cooperativizada», y​ puntualiza: «​en
ningún caso pueda admitirse que la fraudulenta utilización de las normas legales
que permiten la creación de cooperativas sea utilizada como un mero subterfugio
para la formalización aparente de este tipo de entidades carentes de cualquier
actividad económica propia» ​ , sino que también en estos caos debe aplicarse la
doctrina del “levantamiento del velo” para discernir la posible existencia de una
actuación fraudulenta «​con la que se busca perjudicar los derechos de los
trabajadores con la utilización en fraude de ley de cualquiera de las distintas
formas societarias que admite nuestro ordenamiento jurídico, creando entidades
ficticias carentes de cualquier actividad económica real y que por ello vulneran las
reglas que permiten su constitución​».

Y analizando la definición legal de las cooperativas de trabajo contenida en el


artículo 80.1 de la citada Ley 27/1999, el Tribunal considera que el elemento
relevante para determinar la realidad del contrato societario radica en analizar cuál
es la actividad de esta clase de cooperativas y lo que motiva su existencia,
considerando que debe serlo «​la organización en común de la producción de
bienes o servicios para terceros»​ , constituyendo el objeto social de esta forma de
organización del trabajo «​proveer estructuras organizativas, materiales,
financieras, de gestión, o de cualquier otra clase, que permitan y faciliten la más
eficaz prestación del trabajo autónomo a través de la puesta en común del
esfuerzo personal y directo de los socios trabajadores que la

19

integran».​ Igualmente el Tribunal considera que en sede judicial la carga de la


prueba de que existe una actividad real corresponde a la cooperativa.

Desde esta perspectiva se analiza la prestación de servicios de transporte para las


cooperativas de trabajo asociado. Y así, el Alto Tribunal reconoce que de acuerdo
con el artículo 1.3 g) del Estatuto de los Trabajador, con el Real Decreto
1211/1990, de 28 de septiembre, que aprueba el Reglamento de la Ley de
Ordenación del Transporte Terrestre y el propio artículo 100 de la citada Ley
estatal 27/1999, las cooperativas de trabajo, al igual que las de transportistas,
pueden ser titulares de las autorizaciones administrativas de transporte. Ahora
bien, en el caso de las cooperativas de trabajo de transporte, la cuestión para
determinar si se excluye o no el vínculo laboral pivota en torno a dos elementos:
«​la forma y manera en la que las cooperativas de trabajo asociado utilizan tales
autorizaciones en beneficio de sus asociados» i​ ​«al mecanismo mediante el que
concurre el segundo de los elementos a los que se refiere ese precepto legal, la
propiedad o poder de disposición del vehículo utilizado por el prestador del
servicio»​ .

El Tribunal argumenta que si «​la cooperativa carece de la más mínima estructura


material u organizativa, y su intervención se limita solamente a aportar la
titularidad de la tarjeta de transporte y formalizar un contrato de arrendamiento de
servicios con una empresa del mismo sector que es la propietaria de los vehículos,
y es esta empresa la que dispone de los clientes, la que organiza el trabajo, las
rutas y todo lo relativo a la gestión de cada uno de los encargos, hasta el punto de
que trata directamente con los conductores sin la intermediación de la cooperativa,
estaríamos ante una actuación interpuesta que simplemente busca facilitar la
mano de obra para ponerla a disposición de la empresa transportista con la
intención de eludir las exigencias que impone el art. 1.3 g) ET para excluir del
ámbito laboral la prestación de servicios de transporte.​ »

Fuente: ​http://elvigia.com/el-supremo-dicta-jurisprudencia-para-poner-freno-a-las-falsas-cooperativas-de-
transporte/

20

En base a esta doctrina, y dado que en el caso enjuiciado la cooperativa


demandada no es la titular de los vehículos, ni organiza la actividad de transporte,
pues quien lo hace es una tercera empresa con la que la cooperativa tiene
relaciones contractuales y societarias, considera que no existe una verdadera
actividad económica en la cooperativa, de lo que concluye que se trata de un
supuesto de uso fraudulento de la forma societaria, lo que aún se manifiesta con
más evidencia en el hecho de que la cooperativa «​tan solo dispone de tres socios
trabajadores, mientras que los restantes 115 socios, entre ellos el actor, ostentan
la condición de socios colaboradores en una muy anómala y desproporcionada
relación de unos y otros» p​ ara seguir declarando «​si bien es cierto que el art. 80.1
de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas, admite que las cooperativas de
trabajo asociado puedan contar con socios colaboradores, no lo es menos que la
presencia tan absolutamente mayoritaria de esta figura es claramente reveladora
de la utilización abusiva de la forma societaria, teniendo en cuenta que conforme
al art. 14 de la Ley los socios colaboradores se definen en contraposición a los
socios trabajadores, como las "personas físicas o jurídicas, que, sin poder
desarrollar o participar en la actividad cooperativizada propia del objeto social de
la cooperativa, pueden contribuir a su consecución", tras lo que se establece que
el socio colaborador no "podrá desarrollar actividades cooperativizadas en el seno
de dicha sociedad», ​lo que acaba de soportar en les limitaciones en cuanto al
derecho de voto y participación en los órganos sociales que la Ley impone a esta
clase de socios.

El abuso de la “falsa cooperativa de trabajo” ha motivado que en el vigente “Plan


Director por un Trabajo Digno 2018-2019-2020” aprobado por Acuerdo del
Consejo de Ministros de 27 de julio de 2018​21​, el Ministerio de Trabajo,
Migraciones y Seguridad Social cifra esta realidad en el 1,6% de los socios de las
cooperativas de trabajo asociado (32.800 personas), reconociendo que «​Figuras
como las de los falsos autónomos, los falsos becarios o las falsas cooperativas
han proliferado en el mercado; y la incidencia de la siniestralidad también ha
aumentado».

Y sobre el particular el informe destaca: «​Relacionado directamente con la figura


del falso autónomo, se han detectado ciertos comportamiento consistentes en la
“utilización” de forma fraudulenta de las distintas formas de organización social
(cooperativas) para aprovecharse del legítimo derecho de opción que la normativa
concede a las mismas, en cuanto al régimen de seguridad social aplicable,
especialmente en las cooperativas de trabajo asociado, sirviendo estas para
enmascarar verdaderas

21 ​
Boletín Oficial del Estado de 28 de julio de 2018, número 182, págs.75677 a 75719. También se

puede ver
​ en https://www.boe.es/boe/dias/2018/07/28/pdfs/BOE-A-2018-10653.pdf

21

relaciones laborales con la mercantil que utiliza las citadas cooperativas, dado que
no existe una autentica relación societaria. El objetivo de este comportamiento es
no asumir las obligaciones y responsabilidades que la ley les atribuye como
empleador, con los efectos tan devastadores que provoca en las personas que
emplea, ya que carecen de derechos laborales, así como de determinada
protección social». ​Asimismo se reconoce que «​la precariedad y las situaciones de
abuso laboral son una de las principales causas de la devaluación salarial y de
que haya crecido el número de trabajadores y trabajadoras pobres, aquellos que,
aun teniendo trabajo, no pueden sobrevivir sin ayuda externa, frecuentemente de
la familia».

Si bien el Plan reconoce que «​Estas prácticas fraudulentas no se corresponden


con el comportamiento mayoritario de las sociedades cooperativas» p ​ rosigue
estableciendo que ​«La Inspección de Trabajo y Seguridad Social incidirá en esta
materia, tanto desde el punto de vista de la planificación de actuaciones como en
el número de visitas de inspección a través de las siguientes».

Y para combatir esta forma de fraude se propone la Medida 40 con el fin de


intensificar las relaciones y la coordinación con la Tesorería General de la
Seguridad Social y las Entidades Gestoras de la Seguridad Social, así como con la
Agencia Estatal de la Administración Tributaria para disponer de una información
que permita la identificación de las empresas que se sirven de los denominados
falsos autónomos.

c) Breve comentario sobre las cooperativas de


facturación

Un fenómeno más reciente es el de las denominadas popularmente “cooperativas


de facturación”. Estas cooperativas constituyen una iniciativa empresarial que
pretende dar cobertura a quienes realizan una actividad empresarial, profesional o
artística que, o bien se encuentra en sus inicios, o bien no obtiene de ella sus
rendimientos principales o bien simultanea con una relación laboral por cuenta
ajena.

En este último caso, uno de los supuestos en los que ha tenido éxito esta fórmula
es el de artistas musicales que son, por ejemplo, profesores de música, y
eventualmente ejecutan representaciones musicales que, por los escasos
rendimientos que les reportan, mantienen como ocupación principal, su trabajo por
cuenta ajena como educadores.
22

Diversas son las problemáticas que se pretenden resolver a través de la


cooperativa. Por un lado, abaratar los costes que derivan del régimen de
trabajador por cuenta ajena, ya sea en el régimen general, ya en cualquiera de sus
especiales, como el de artistas y profesionales. Por otra parte, si por cualquier
motivo el afectado cesa en su condición como trabajador por cuenta ajena, figurar
dado de alta simultáneamente como trabajador autónomo le impediría percibir
prestaciones por desempleo.

Para dar cobertura a estas situaciones se acude a la figura de la cooperativa de


trabajo asociado, aprovechando nuevas clases de éstas que tienen por objeto
facilitar el acceso al mundo empresarial de nuevos emprendedores, como por
ejemplo, las cooperativas de impulso empresarial andaluzas​22 ​o las de fomento
empresarial, preavisas en la legislación catalana​23​.

Este supuesto de falsa cooperativa por lo común funcionan dando de alta a los
“socios trabajadores” en el régimen asimilado al general de Seguridad Social,
siendo la cooperativa la que cursa el alta del “trabajador” cuando éste dispone de
un encargo concreto, y la baja una vez éste termina​24​. Con ello, la cooperativa
ofrece la doble ventaja del ahorro en las cotizaciones en el Seguridad Social en
cuanto a la cuota correspondiente, a la vez que se mantienen las cotizaciones en
el régimen general, con lo que se mantiene, asimismo, el derecho a la prestación
por desempleo.

El fraude radica en que, en realidad, estas cooperativas no actúan como una


cooperativa de trabajo asociado, dado que el cliente y el encargo lo aporta el
propio socio, lo presta éste de manera personal y directa, sin que la cooperativa
intervenga en modo alguno, más allá de la tramitación de las altas y bajas en la
Seguridad Social, gestione el pago de la correspondiente cotización y emita la
factura por el trabajo realizado por el presunto socio, llevando a cabo su gestión y
tributación. Por prestar estos servicios a sus presuntos socios trabajadores, la
cooperativa cobra a sus socios los pertinentes emolumentos en forma de
“comisión”.
Parece claro, pues, que en este proceder nos hallaríamos ante una cooperativa de
servicios, ya que los socios deviene usuarios de los servicios que presta la
cooperativa,

22 ​
Reguladas en el Decreto 123/2014, de 2 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento

de la Ley 14/2011,
​ de 23 de diciembre, de Sociedades Cooperativas Andaluzas.

23 ​
Disposición Adicional Tercera de la Ley 12/2015, de 9 de julio, de cooperativas de Cataluña. 24

Sumamente esclarecedor sobre el funcionamiento de estas cooperativas el artículo de Silvia


​ n Cooperació
Moncayo “​​ Les anomenades Cooperatives de Facturació. De que parlem? E
Catalana, Ed. Fundació Roca Galés, enero de 2018, número 416.

23

para facultar a su socios el desarrollo de una actividad empresarial, profesional o


artística, y no ante una cooperativa de trabajo la correspondiente, pues el objeto
de estas últimas es proveer a los socios de un puesto de trabajo, trabajo que
prestan en el seno de la cooperativa, siendo esta la que actúa frente a tercero.
Proceder que en modo alguno encaja con el modelo seguido por las cooperativas
de facturación.

Fuente:
https://www.elconfidencial.com/empresas/2017-08-17/facturar-sin-pagar-autonomos-empleo-disuelve-
factoo_1429954/

Como en los demás casos de uso fraudulento de la forma societaria, el socio


ignora sus derechos, en especial el de participación y gestión democrática, el de
información o el de participación en las ganancias. En definitiva, en su
funcionamiento interno la cooperativa no funciona como tal, ni desde el puto de
vista normativo ni, desde luego, observa ninguno de los principios cooperativos
que ha de presidir su actuación. Por el contrario, se limita a prestar servicios de
intermediación entre los usuarios (presuntos socios) y la Seguridad Social y
Hacienda, percibiendo por ello una comisión; usuarios a los que, a pesar de
denominar “socios trabajadores” no trata como tales, sino como clientes de
servicios, los servicios de gestoría que presta la cooperativa, por lo que también
en este caso se aprecia de modo indubitado el carácter instrumental de la forma
jurídica y el doble fraude de ley a la legislación general y aún a las normas
cooperativas.

No existe, en estas cooperativas «​trabajo de base colectiva, sino una multitud de


actividades individuales [​ ...] ​no existe proyecto cooperativo: más allá de la mejora
individual de los usuarios/socios, no existe un proyecto de mejora colectiva ​[...] ​el
cumplimiento de los principios cooperativos no se presenta como prioritario. [​ ...]
como cualquier otra cooperativa, debe aplicar transparencia en la gestión,
promocionar y cumplir la gestión democrática, convocar y celebrar asambleas,
​ .​
etc.»25

25 ​
​ ota anterior. La traducción es de la
Ibídem n

autora.

24

Ante la generalización de esta práctica, que supone la merma de ingresos en la


Seguridad Social a eludir las correspondientes cotizaciones, la Inspección de
Trabajo inició actuaciones contra la cooperativa Factoo, una de las mayores del
ramo, que concluyó con la descalificación de la cooperativa por numerosas
conductas infractoras. La cooperativa ha recurrido la resolución en vía
contencioso-administrativa, por lo que sigue en activo y, según publicó CINCO
DÍAS​26​.

En paralelo, la Seguridad Social ha levantado actas inspectoras contra personas


socias que cotizaron indebidamente como trabajadores por cuenta ajena, cuando
en realidad actuaban como autónomos, y debían cotizar como tales, en las que,
considerando que los socios han incumplido sus deberes tributarios, además de
reclamar las cotizaciones que en realidad debieron haber abonado, ha impuesto
las correspondientes multas, y en algunos casos incluso ha procedido por la vía de
apremio.​27

IV.- Análisis de los instrumentos legales para combatir este fraude de ley.
Algunas consideraciones críticas sobre la modificación de la Ley de
cooperativas catalana.

El empleo de las falsas cooperativas en el sector cárnico, las penosas condiciones


de sus trabajadores y le escaso nivel de protección, ha producido una alarma
social. En el caso de Cataluña, los Grupos parlamentarios Junts pel Sí y
Candidatura d’Unitat Popular (CUP)-Crida Constituent introdujeron el uno de
febrero de 2017 una enmienda a al Proyecto de Ley de Medidas fiscales,
administrativas, financieras y del sector público para introducir modificaciones​28​.

26 ​
​ aquel Pascual Cortés.
La cooperativa de ‘freelances’ Factoo lleva su disolución ante Bruselas. R

CINCO DÍAS.
​ de
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/04/10/midinero/1523392701_612363.html​. 11 de abril
de 2018.

27 ​
Según publica La Voz de Galicia en su seccione de economía en el artículo de “Empleo ordena

embargos a​ autónomos que facturan en cooperativas «on-line»”. M. Sío Dopeso. 25 de marzo de


2018. La versión digital en
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2018/03/25/empleo-ordena-embargos-
autonomos-facturan-cooperativas-on-line/0003_201803G25P33991.htm

28 ​
Sobre el contenido de la enmienda y nota crítica véase Cooperació catalana, ​NOTA CRÍTICA A
L’ESEMENA PARLAMENTÀRIA QUE MODIFICA LA LLEI DE COOPERATIVES. ​Cristina R. Grau
López. COOPERACIÓ CATALANA número 407 de marzo 2017. Versión digital en
http://www.rocagales.cat/nota-
critica-a-lesmena-parlamentaria-que-modifica-la-llei-de-cooperatives/

25

Con ciertas modificaciones, la enmienda prosperó, convirtiéndose en el art. 229.1


de Ley núm. 5/2017 de 28 de marzo, que introdujo los apartados 5 a 9 del artículo
132 de la Ley 12/2015, de 9 de julio, de cooperativas de Cataluña, que regula las
cooperativas de trabajo.

Estos apartados establecieron que las cooperativas de trabajo con más de 25


socios, cuya actividad principal consista en el suministro o la prestación de
servicios de toda o parte de la propia actividad o de la actividad principal de otra
empresa o empresas o grupos empresariales contratistas, mediante
subcontratación mercantil de obras, o si llevan a cabo una actividad económica de
mercado para un cliente con dependencia de un 75% o más de la facturación
anual de la cooperativa deberán recoger en sus estatutos o en el reglamento al
menos las condiciones de trabajo, especialmente con respecto a la jornada
laboral, las retribuciones que deben ser, como mínimo, equivalentes a las que
reconozcan los convenios colectivos laborales que sean aplicables a los
trabajadores por cuenta ajena del sector o centro de trabajo de la empresa
principal para la que presten servicios. En cuanto a la protección social, debe ser
equivalente al régimen general de la seguridad social. Si no cumplen este
contenido normativo, las cooperativas podrán ser descalificadas.

Entidades representativas del sector, como la ​Confederació de Cooperatives o ​ la


Xarxa d’Economia Solidària,​ consideraron que esta propuesta vulneraba los
principios de participación y gestión democrática, así como el principio de
independencia de la cooperativa, respectivamente el segundo y el cuarto
principios cooperativos, al aplicar a los socios trabajadores la regulación laboral
propia de los trabajadores por cuenta ajena, con menoscabo del vínculo societario.

Comparto plenamente esta posición​29​, dado que, como he sostenido a lo largo de


este artículo, nos hallamos ante un supuesto de fraude de Ley, que no debe ser
objeto de una regulación normativa propia​, ​que le confiera carta de naturaleza de
normalidad, pues la situación descrita en el apartado 5 del modificación artículo
132 constituye una patología, que se enmarca en la institución del fraude de ley,
por lo que la respuesta del ordenamiento jurídico cooperativo debería ser la de
configurar este supuesto como uno de los casos de descalificación de la
cooperativa, que la debe abocar, bien a su disolución, bien a su transformación en
una forma societaria mercantil, con la

29 ​
Como tuve ocasión de argumentar en el artículo ​LA MODIFICACIÓ DE LA LLEI: UN

RETROCÉS PER A LES ​COOPERATIVES ​Cristina R. Grau López. COOPERACIÓ CATALANA


número 409 de mayo 2017. Versión digital en
http://www.rocagales.cat/nota-critica-a-lesmena-parlamentaria-que-modifica-la-llei-de-
cooperatives-2/

26

consiguiente aplicación del derecho laboral a las relaciones que ésta mantenga
con sus trabajadores.

A tal efecto es consolidada la doctrina jurisprudencial que considera que la


institución del fraude de ley debe aplicarse a las formas societarias. A título de
ejemplo la Sentencia de 28 de mayo de 1984 del Tribunal Supero (Sala de lo Civil)
declaró: «​Que ya, d​ esde el punto de vista civil y mercantil, la más autorizada
doctrina, en el conflicto entre seguridad jurídica y justicia, valores hoy
consagrados en la Constitución (arts. primero, 1, y noveno, 3), se ha
decidido prudencialmente, y según casos y circunstancias, por aplicar por
vía de equidad y acogimiento del principio de la buen a fe (art. séptimo, 1, del
Código Civil), la tesis y práctica de penetrar en el «substratum» personal de
las entidades o sociedades, a las que la ley confiere personalidad jurídica
propia, con el fin de evitar que al socaire de esa ficción o forma legal (de
respeto obligado, por supuesto) se puedan perjudicar ya intereses privados
o públicos o bien ser utilizada como camino del fraude ​(art. sexto, 4, del
Código Civil), admitiéndose la posibilidad de que los jueces puedan penetrar
(«levantar el velo jurídico») en el interior de esas personas cuando sea preciso
para evitar el abuso de esa independencia (art. séptimo, 2, del Código Civil) en
daño ajeno o de «los derechos de los demás» (art. 10 de la Constitución) o contra
interés de los socios, es decir, de un mal uso de su personalidad, de un «ejercicio
antisocial» de su derecho (art. séptimo, 2, del Código Civil)».

Los argumentos que se han esgrimido contra la posición que sostengo en este
artículo son las dificultades de cimentar la descalificación de la cooperativa sobre
conceptos jurídicos indeterminados, como el fraude de ley, el uso antisocial del
derecho, o la doctrina del levantamiento del velo de la persona jurídica, sobre todo
cuando la descalificación constituye una sanción, materia en la que rigen, entre
otros, el principio de tipicidad (​nulla poena sine llege previa)​ y el de
proporcionalidad, lo que parece exigir una clara definición de las conductas
infractoras, especialmente si llevan anudadas la máxima sanción, la
descalificación de la sociedad cooperativa.

En Derecho cooperativo había sido tradicional la inclusión, entre las infracciones


muy graves, únicas que comportan la descalificación, la consistente en encubrir
bajo la fórmula cooperativa, finalidades típicas de otras formas societarias.

El antecedente más remoto de esta norma se encuentra en el artículo 66 de la ​Llei


de Bases de la Cooperació per a Cooperatives, Mutualitats i Sindicats Agrícoles,
del Parlament de Catalunya,​ de 17 de febrero de 1934, que establecía que
«​cuando el servicio de la cooperación por medio de las correspondientes
inspecciones, o bien de

27

otros medios a su alcance, compruebe que una sociedad inscrita como


cooperativa, mutualidad o sindicato agrícola emplea prácticas contrarias a las
establecidas en las leyes , la invitará a ponerles fin, i le advertirá que, de no ser
atendido, pondrá el caso en conocimiento del Consell Superior de la Cooperació,
el cual podrá retirarle la calificación y excluirla del registro».

Algunas voces consideran que formulaciones como las que acaban de referirse,
siguen conteniendo conceptos jurídicos indeterminados, que pueden redundar en
una falta de seguridad jurídica, por más de comportar dificultades probatorias en el
proceso administrativo de descalificación, o en el contencioso que puede seguir al
mismo.

Por ello considero que una posible legislación sobre la materia debería producirse
en sede de tipificación de las conductas infractoras que pueden llevar anudada la
descalificación de la cooperativa, si bien, la definición de dicha conducta podría
efectuarse con el máximo detalle que nos aportan las experiencias espurias que
se describen en este artículo, en una norma del corte del vigente apartado 5 del
artículo 132 de la Ley de cooperativas catalana, en tanto en cuanto resulta muy
precisa al tipificar la conducta infractora, norma que sin duda aportaría todas la
garantías y seguridad jurídica exigibles, en beneficio de todos los actores
implicados, a la vez que el sector cooperativo dispondría de un instrumento
eficiente para poner fin a esta cada vez más frecuente forma de fraude de ley.

Barcelona, 23 de mayo de 2019. ​Cristina R. Grau López ​-- ​Autora: ​Cristina R.

Grau López Cargo:


​ ​Abogada ejerciente y miembro del Ilustre Colegio de la
Abogacía de Barcelona. Experta en Derecho Cooperativo y Economía Social.
Socia fundadora, directora y presidenta de la firma FGC ADVOCATS, SCCL. --

Consulta la publicación digital en el Portal Jurídico ​A definitivas.​

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