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Existen tres modos de administrar un cuestionario. En primer lugar, las entrevistas cara a cara
en las que se debe tener cuidado con el perfil del entrevistador dado que la primera impresión
puede ser determinante. También es importante la preparación de los entrevistadores y que estos
no manifiesten sus expectativas durante la entrevista.
En segundo lugar, las entrevistas telefónicas, que permiten una gran rapidez en la realización de
la encuesta, además de que conllevan costos inferiores a la anterior modalidad y cubre a
entrevistados localizados en áreas más periféricas, presenta menores resistencias a la concesión
de la entrevista, etc. Sin embargo, también tiene ciertas desventajas: el entrevistado se siente
menos implicado en la entrevista, no se pueden recoger datos no verbales, existe una limitación de
tiempo…por citar algunos.
En tercer lugar, los cuestionarios autocumplimentados que el sujeto rellena solo. Deben ser
cortos, concisos y lo más sencillos posible dada la ausencia de entrevistador. Existen dos tipos de
cuestionarios autocumplimentados: la encuesta de grupo y la individual. Aunque esta modalidad
conlleve considerables ahorros en los costos, una mayor garantía del anonimato, ausencia de
distorsiones debidas al investigador, etc., también presenta ciertas desventajas como el bajo
porcentaje de respuestas, la distorsión de la muestra debido a la autoselección, la imposibilidad de
cuestionarios complejos…
También puede mencionarse una cuarta modalidad: las entrevistas electrónicas o teleentrevistas.