Pareciera una verdad de Perogrullo la relación entre las variables
que rotulan esta nota, pero no lo es. La necesidad de capital físico en el Perú, visto como la brecha de infraestructura, está estimada en algo más de US$ 40,000 millones. Mi reflexión es que debe de repararse en que una gradual reducción de esta siempre será funcional al crecimiento (existiendo otros dos factores determinantes), pero no necesariamente al desarrollo económico. Miremos el tema.
Los efectos benéficos de la inversión en infraestructura en la
economía, de manera muy simplificada, son a nivel micro y macroeconómico. En el primer caso, la infraestructura ampliada hace a la producción empresarial del país más competitiva, y al hacerlo favorece la inserción económica de las empresas locales con las economías del mundo al facilitarse el acceso a mercados. En cuanto al segundo caso, la mayor inversión amplía la capacidad de producción de riqueza y hace posibles potenciales productos brutos internos mayores, impulsando el ingreso local y la demanda vía remuneración del trabajo y excedentes de explotación mayores, aparte del efecto proveniente del componente local de la inversión. De esta manera, demanda y productos más dinámicos posibilitan una mayor captación impositiva, por la cual el Estado tendría una capacidad mayor de atención de requerimientos ciudadanos. Por añadidura, la inversión en infraestructura es funcional a una mayor cohesión territorial, mejores condiciones de vida e inclusión social.
Si la relación directa es más inversión, más capacidad productiva y
más crecimiento, no perdamos también de vista que los otros dos determinantes de este último son la inversión en capital humano y la productividad de los factores, sobre los cuales sería interesante calcular sus respectivas brechas para posibilitar una tasa de crecimiento de largo plazo, cuando menos parecida al 6% actual de corto plazo; pero ojo que solo nos referimos a crecimiento… Puede haber específicos procesos de inversión en infraestructura funcionales al crecimiento económico, pero si a la vez intensifican, por ejemplo, emisiones de dióxido de carbono, y en general exacerban los efectos del cambio climático, entonces dichas inversiones serían funcionales al crecimiento pero no al desarrollo económico. Solo un ejemplo para graficar: cuando una empresa de transportes se constituye para invertir en unidades de transporte que usan diésel, si bien podría, eventualmente, originar algo de menos horas-hombre perdidas por el tráfico vehicular, pero a la vez estaría multiplicando la polución medioambiental, se impulsa el crecimiento pero a la vez se afecta adversamente al desarrollo económico
Finalmente, si bien el Perú actualmente presenta una envidiable
perspectiva macroeconómica en general y de crecimiento en particular en la región, sin embargo, dado que este año en el Perú se desarrollará la cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático (COP) esta es una vitrina al mundo demasiado importante para desperdiciar la oportunidad de señalar, además, que nuestra agenda efectivamente está direccionada por el desarrollo y no simplemente por el crecimiento. Tarea por cumplir.