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ANTÚNEZ DE MAYOLO”
PAZ Y VIOLENCIA
Los conflictos son difíciles de hacerlos desaparecer porque son fruto de la propia
interacción social, ya que se originan cuando aparecen intereses incompatibles entre los
diferentes actores, ya sean nacionales o internacionales. No obstante, los conflictos
potencialmente pueden dar lugar a enfrentamientos, de ahí que deban crearse los
mecanismos y las instituciones precisas para salvar esas incompatibilidades o al menos para
encauzar las energías que impidan su aparición entre las partes involucradas.
LEL CICLO DE VIDA DE UN CONFLICTO
Un conflicto puede ser dividido en tres fases sucesivas: antes, durante y después de la
violencia, separados entre sí por la rotura de las hostilidades y el alto el fuego. Lógicamente
no todo conflicto tiene que desembocar en el enfrentamiento físico. La prevención tiene
como objetivo transformar la existencia de intereses incompatibles entre las partes en otros
positivos para todos los implicado os, buscando formas imaginativas de combinar todos
ellos sin el recurso a la fuerza. Galtung considera que: E/fallo en transformar un conflicto
conduce a la violencia y cada acto de violencia puede ser visto como un monumento al
fracaso por parte del ser humano.
RESOLUCIÓN DE CONFLICTO
Visiones más radicales se pueden trazar a la visión original de Hobbes, de acuerdo a quien
la sociedad está en cambio constante y es integrada por elementos contradictorios. Ese
cambio social y esos elementos contradictorios obvian la necesidad de explicar el cambio
social pero necesitan una de la estabilidad o permanencia de las instituciones. Esta se
encuentra en la coacción. Esto a su vez da origen a dos visiones: la clásica o conservadora,
de acuerdo a la cual esa coacción da, o puede dar, origen a abusos de poder, que deben ser
aceptados a fin de garantizar el buen funcionamiento social (posición de Hobbes mismo).
Dentro de esta posición general hay visiones más moderadas que abogan por un estado que
mejore las condiciones o abusos más extremos a fin de evitar revoluciones. (ver Lorenz von
Stein) (cabe notar que una de las diferencias principales entre Hobbes y von Stein -
diferencia de la que von Stein estaba perfectamente consciente- es que entre los periodos
que ellos vivieron sucedió la Revolución francesa8)
La segunda versión de la visión radical es la de Marx. Para él, las contradicciones sociales
de Hobbes existen sobre una base fundamental: la objetividad económica. Este conflicto
central se expresa o tiene repercusiones en la superestructura social, por ejemplo, en
la ideología (ver lucha de clases). De acuerdo a Marx este conflicto no puede ser, tratese
como se trate, aminorado sino que, por el contrario, se agudiza.
Otros seguidores de esta segunda versión de la teoría conflictista radical son C.W. Mills de
acuerdo a quien las contradicciones o coacción genera "elites del poder". Para Ralf
Dahrendorf, el conflicto es un hecho social universal y necesario que se resuelve en
el cambio social. La posición de Dahrendorf se puede trazar a Hobbes. A esta posición se
suman otros pensadores como Lewis A. Coser, Oscar Lewis, Anthony Giddens, Alain
Touraine, entre otros.
Se debe hacer una mención especial de Max Weber para quien esas consideraciones
significan que el Estado (que Weber concibe como teniendo el monopolio de la fuerza) va,
inevitablemente, hacia una estructura racional-legal de la autoridad, utilizando una
estructura burocrática a fin de ganar aceptabilidad. Sin embargo, para él, la política se
deriva inanbigüamente del poder (entendido como la capacidad de tomar decisiones e
imponerlas a otros), política se entiende como cualquier actividad a la que puede dedicarse
el estado para influir sobre la distribución relativa de fuerza. La cuestión central es la
transformación de esa fuerza de violencia desnuda en fuerza legitima, lo que se logra, como
se ha dicho, a través de la construcción de estructuras burocráticas, es decir, reguladas y
sustentadas.
Aunque Weber no negó que el orden económico determinase el orden social y político, la
concepción weberiana de las clases económicas es más amplia que la marxista, en que la
pertenencia a clases no se determina solamente por la posición en relación al medio de
producción que los individuos posean. Weber introdujo tres dimensiones a lo largo los
cuales se estratifica socialmente a los individuos, incluyendo el estatus y un sistema de
estratificación de acuerdo con el consumo de bienes (ver Estratificación social). Sin
embargo, una vez que un grupo o clase ha obtenido un estatus elevado a través de ciertos
logros, sus miembros tienden a limitar las oportunidades de que otros individuos las
sustituyan, lo que a su vez genera conflictos que pueden incluso desembocar en
revoluciones. Así, esta teoría puede ser vista en ocasiones como una parte de la teoría social
evolucionista o, a veces, como parte de una percepción fuertemente influida por visiones
tales como la de Marx o la de von Stein.
Sin embargo, no parece ser posible explicar con ese soporte teórico otros aspectos más
extremos del conflicto, tales como la revolución y la guerra. Quizás la primera es
predecesora de la segunda y se originen en una primera fase del conflicto, el cual se falle en
encontrar posiciones de consenso.
En efecto, algunos autores han conceptualizado la guerra como una tentativa de superar
conflictos internos a través de la "externalización" de los mismos.
EL CONFLICTO EN MARX
Si alguna frase caracteriza e identifica a pensamiento marxista, ésta es, precisamente, “La
historia es la historia de la lucha de clases”. Con ella, en tan sólo unas palabras, se
desmitifica la historia y la sitúa, justamente, en un plano conflictual, en el plano del
enfrentamiento, y la saca de la visión evolucionista e idílica con que se había enfocado el
devenir humano. No obstante, la multicitada afirmación de Marx suscita la reflexión en
torno al supuesto o real motor de la historia y cual es su relación con el conflicto,
dimensión sociológica de nuestro interés.
En efecto, cuando afirma que la sociedad se divide en clases, las clases son una realidad
conflictual y relacional, sin la cual no es posible concebir siquiera la existencia de la
sociedad misma. La sociedad existe, por tanto, en, por y para el conflicto, el conflicto de
clases.
Así, las clases sociales son determinadas por su condición en torno a la variable propiedad
y, finalmente, son los sujetos del proceso social. Por ello la tendencia del marxismo a
concebir el esquema de clases a partir de un modelo dicotómico en permanente conflicto, al
que finalmente se incorporan las otras clases sociales (que por cierto nunca ignora). Aunado
a esto, el conflicto entre la burguesía y el proletariado desembocaría, una vez desarrolladas
plenamente las fuerzas productivas en contradicción (o conflicto) con las relaciones
sociales de producción, en un estallido revolucionario, mismo que llevaría a la dictadura del
proletariado o socialismo.
Paralelamente Marx observó, con tino, un crecimiento inusitado del proletariado, lo que le
hizo suponer que esta era la clase social llamada a ser la mayoritaria conforme se
desarrollara la producción, misma que en su esquema no pareciese tener más límite que la
imaginación.
Mas aun, de acuerdo a los datos presentados por Bell, la propiedad es ya una mera ficción
jurídica que en realidad se convierte en renta, ya que la sola propiedad no garantiza ni
dirección ni dominación en el proceso productivo, y tampoco se extiende a la política.
Ejemplo de ello es que buena parte de los ciudadanos norteamericanos son propietarios de
acciones de empresas, sin que ello los convierta en clase dominante en la economía o en la
política; caso semejante en México, donde un gran número de ciudadanos son accionistas
de Teléfonos de México, a pesar de lo cual son incluso víctimas de dicha empresa.
Este proceso es apreciable, por una parte, en la medida que el desarrollo del capitalismo
moderno supone una concentración inimaginable de recursos humanos y materiales, nunca
antes vista, en aras de un principio de racionalidad económica en el sentido weberiano: la
productividad. Dicha racionalidad supone eliminar las relaciones tradicionales de la esfera
industrial, tales como el parentesco o el compadrazgo, en aras de la competencia y la
ganancia. Aunado a ello, esta racionalidad obliga a la utilización privilegiada de la ciencia y
la tecnología en la producción o, para decirlo en términos marxistas, a la utilización
creciente del capital constante en detrimento del capital variable. Por otro lado, la
producción intensiva urgió en “diversificar” el grupo propietario, quien ya por sí mismo no
podía dirigir, el proceso, ni concentrar la totalidad de la riqueza.