You are on page 1of 3

172   Enrahonar 48, 2012

Ressenyes

Shklar, Judith (2010)


Los rostros de la injusticia.
Traducción de Alicia García Ruiz. Prólogo de Fernando Vallespín
Barcelona: Herder, 200 p.

En un contexto en el que el tema de la académica y acabó como primera presi-


justicia está de moda, como puede com- denta de la Asociación Americana de
probarse por el éxito editorial del libro de Ciencia Política. Ella se califica a sí
Michel J. Sandel Justícia ¿hacemos lo que misma con una expresión poco sugerente,
debemos? no está de más que aparezca un que es la del liberalismo del miedo. El
libro que hable de la injusticia, como el valor de utilizar un adjetivo tan poco
que nos ocupa. Porque no es evidente, atractivo da muestra de su sinceridad y
como dice la autora del libro, el plantea- libertad intelectual. Está claro que ella no
miento platónico de que una vez defini- busca aplausos ni hace guiños a la galería
mos la justicia sabremos por deducción sino que se plantea muy seriamente una
lo que es la injusticia. Porque si el intento forma rigurosa de analizar el fenómeno
de decir lo que es la justicia es necesaria- de la injusticia diferenciándolo del de la
mente racional y abstracto, la experiencia justicia. Como he comentado antes, hay
de la injusticia es inmediata, directa y un componente emocional en la injusti-
emocional. cia que la aparta de concepciones norma-
De hecho, otro éxito de ventas, el tivistas y legalistas. No son las leyes ni las
libro de Stephan Hessel Indignaos habla normas las que evitarán la injusticia, aun-
de este sentimiento moral cuando capta- que evidentemente son necesarias. Pero
mos algo injusto. El mismo Michel para desarrollar un análisis en profundi-
Foucault, que tanto criticó la idea abs- dad de las raíces y de los rostros de la
tracta de justicia, acabó defendiendo los injusticia hay que hacer un análisis más
derechos humanos en nombre de la ne- complejo. Hay que abordar las institucio-
cesidad de reaccionar contra lo insoporta- nes y las actitudes y las conductas huma-
ble. En todo caso, tanto Hessel como nas, no solamente las leyes. Esto en
Foucault defienden la necesidad de resis- EE.UU. (y no hay que olvidar que aun-
tirse a la injusticia sin necesidad de defi- que su alcance sea más amplio, éste es el
nir lo que es la justicia. En contra de lo contexto) es muy claro: un país puede
que planteaba gente como Althusser no discriminar racialmente o sexualmente
hay que ver en esta reacción primaria una incluso si sus leyes son igualitarias. Hay
expresión de la ideología, sino una mues- una diferencia clara cuando tratamos la
tra de que los humanos tenemos un sen- injusticia entre lo que es subjetivo (acti-
timiento moral común que hay que pre- tudes, sentimientos) y lo que es objetivo
servar y alimentar en contra de los (normas, instituciones), pero ambos están
relativismos y comunitarismos. entrelazados y no podemos tampoco
Judith Shklar, nacida en el año 1928 separarlos.
y muerta prematuramente a los 64 años, El libro plantea muchas y muy inte-
tiene el mérito de abordar el tema de la resantes cuestiones. Dos de ellas son las
injusticia desde una reflexión basada en que desmontan dos tópicos: «La natura-
su experiencia personal. Nacida en Leto- leza es injusta» y «Todos somos culpa-
nia de familia judía, tuvo una juventud bles». Empezaremos por el primero, y la
nómada marcada por la persecución, que base crítica será la diferencia entre injus-
le llevó de Suecia a Canadá pasando por ticia y desventura. Esta última es produc-
Japón. Finalmente se instaló en EE.UU., to de un desastre natural y podríamos
donde desarrolló una brillante carrera actualizarlo con un ejemplo diferente del
Ressenyes Enrahonar 48, 2012   173

que se utiliza en el libro, que sería el de mente en la consideración de la víctima,


los terremotos. Es sugerente la analogía fundamental dentro de un sentido repa-
entre el drama y la tragedia. Esta última, rador de la justicia aunque quizás hoy
vinculada a una concepción más antigua, habría que revisar constatando los peli-
plantea el carácter irremediable de los gros de una sociedad victimista. No
males humanos, que se ven entonces más comparto, por el contrario, la reticencia
como una desventura que como una in- de Judith Shklar delante de la noción de
justicia. Aquí las religiones han tenido el justicia distributiva y su sustitución
nefasto papel de presentar como natura- por justicia primaria, que me parece aún
les o causadas por la Voluntad Divina más ambigua.
injusticias humanas con responsables cla- Entraré finalmente en las implicacio-
ros que lo que han hecho es salvaguardar nes políticas de la opción de Judith Sklar.
sus privilegios a costa del sufrimiento Esta reflexión se dificulta enormemente
colectivo. Pero aquí entran también los por la confusión que acompaña hoy al
matices que la autora señala, que es que término liberalismo, profundamente des-
es una responsabilidad humana el preve- acreditado por el neoliberalismo económi-
nirlos y, en su caso, el paliarlos. Judith co. Lo primero que hay que decir es que
Shklar es una liberal con sensibilidad so- el liberalismo de Judith Shklar es un libe-
cial y esto le hace evidenciar la diferencia ralismo social, preocupado por las des-
entre la responsabilidad de los que ges- igualdades sociales. Hace una crítica ex-
tionan las instituciones y el resto de los plícita y radical de los que en su época lo
mortales. Con esto enlazamos con la si- defendieron, como es el caso de Haydeck,
guiente crítica a la generalización de la que defiende el mercado y la competencia
culpa. Es preciso delimitar las responsa- como el orden económico natural y que
bilidades porque de esta manera lo hace- teoriza a partir de aquí que sus efectos
mos también con las culpas. Cuando negativos son más desventuras que injus-
Jean Genet, hace muchas décadas, criti- ticias. Lo que distingue su liberalismo es
caba a los que se escandalizaban por los la defensa de la libertad personal y sobre
atentados terroristas palestinos diciendo todo su resistencia a los efectos de la
que todos éramos culpables de su situa- crueldad humana como causa del sufri-
ción, lo que hacía era diluir las responsa- miento. En este sentido podría estar en la
bilidades. Aunque tampoco podemos línea de John Stuart Mill, aunque éste
contentarnos con dar la culpabilidad a resalte más el segundo aspecto y la autora
los agentes directos cuando somos espec- el primero. Judith Shklar es escéptica res-
tadores pasivos, como muy bien recalca pecto a la condición humana (aunque sin
la autora del libro. El tema es complejo llegar a planteamientos como el de Hob-
y lleno de matices y una de las virtudes bes, al que critica en profundidad en sus
del libro es no obviarlos para encontrar opciones políticas) y esto le lleva a cen-
una respuesta simple. Judith Sklar, por trarse más en los vicios a evitar que en las
otra parte, recurre a una tradición que virtudes a potenciar. Se sitúa por tanto
no es la anglosajona, como ponen de ma- en la defensa de la libertad negativa y
nifiesto sus constantes referencias a cuestiona, como dice el buen prólogo de
Montaigne y Rousseau. Otros temas que Fernando Vallespín, las concepciones
aparecen en el estudio son el de la ven- democráticas-republicanas basadas en el
ganza, tema poco tratado en filosofía desarrollo de la participación política y
moral y política (una excepción es Paul las virtudes públicas. Ella no es una hipó-
Ricouer) y que como bien señala la au- crita como muchos liberales que se lla-
tora remite básicamente a Nietzsche y su man demócratas sin serlo para encajar en
Genealogía de la moral. Insiste básica- el discurso políticamente correcto. Libe-
174   Enrahonar 48, 2012 Ressenyes

ralismo y democracia no son lo mismo, resolver los conflictos sin negarlos ni pla-
nos dice, pero son un matrimonio de nearse la eliminación del contrario.
conveniencia. En todo caso aunque sea Es, en conclusión, una lectura reco-
más liberal que democrática está claro mendable, más interesante en algunas
que no es por razones elitistas sino más partes que otras, pero que en todo caso
bien escépticas. Ella no desconfía de las nos permite pensar sobre un tema, el de
masas para fiarse de las élites sino que la injusticia, que pocos han tratado con
sencillamente no contempla esta diferen- su rigor.
cia. Quizás sería interesante comparar su
teoría de la democracia con la de Chantal Luis Roca Jusmet
Mouffe, que insiste en la necesidad de Universitat Autònoma de Barcelona
contemplar las pasiones humanas y ver
la democracia como un escenario para

Milner, Jean-Claude (2005)


La politique des choses
París: Navarin Editeur

L’any 2003 es produeix a França un ter- la psicoanàlisi i «qualsevol altre discurs


rabastall important entre la «petita bur- que se n’autoritzi» (pàg. 6).
gesia intel·lectual». Aquest terrabastall Milner aprofita els fets legislatius del
esdevindrà amb el temps «una novetat en 2003 i les protestes que se’n derivaren per
el control social» sota el significant «ava- generar una anàlisi de la crisi de la políti-
luació». Heus aquí el punt d’arrencada de ca a partir del problema de l’avaluació,
l’anàlisi de Milner sobre «la política de les definit no pas com una paraula sinó com
coses». un imperatiu (un mot d’ordre) en la po-
El 8 d’octubre del 2003 els parlamen- lítica. «L’avaluació dels avaluadors no
taris francesos de dreta i d’esquerres indica un concepte, sinó una pràctica
voten un text (l’amendement Accoyer) que d’aparell; no és interna al saber teòric,
pretén controlar les així anomenades sinó externa; no requereix cap saber de-
«professions psy» arreu del país. Segons terminat, ni teòric ni empíric» (pàg. 10).
Milner, aquest fet no tindria, en si ma- Hi ha, en el funcionament social i polític
teix, gaire abast històric. Sí, en canvi, de l’avaluació, una dimensió que esbirra
tindrà abast històric la batalla que desen- el diàleg social i converteix el govern en
cadenà en la defensa de la llibertat de un govern de coses. La crítica de Milner,
pensament: d’aquesta manera s’engegà com sempre, és punyent i colpidora:
una mobilització que mogué la burgesia «De fet, la ideologia de l’avaluació
intel·lectual per primera vegada per causa serveix per a tot, amb la condició de no
sui. La decepció per l’esquerra fou im- sortir-ne. Serveix fidelment tant els de-
mensa: la petita burgesia, que havia «llan- fensors més aferrissats del liberalisme eco-
çat tots els moviments importants, des de nòmic com les tendres ànimes humanis-
1789 fins a 1968, mesurà la seva humili- tes, somniadores d’una distribució ètica i
ació» (Milner: 9) L’«esmena» Accoyer justa; tan aviat manté els privilegis adqui-
revelà un fet flagrant: que les mesures le- rits com també prepara les reformes més
gislatives podien ser no únicament injus- imprudents. (...) Però més enllà d’això,
tes sinó també basades en els prejudicis. projecta intervenir fins al més íntim i més
En el cas d’Accoyer, els prejudicis contra secret de la vida dels individus. No ens

You might also like