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FERTILIZACIÓN COMO CONTROL DE NATALIDAD, ¿PRIVILEGIO O CONDENA?

El control de natalidad es un sistema social que se originó para monitorizar la población y las distintas
políticas demográficas de un país. Este control comenzó a principios del año 1970 en Colombia siendo este
un sistema externo sin tener en cuenta las decisiones de la mujer. Para controlar esta natalidad existen varios
métodos para la realización de este, como por ejemplo la planificación, la esterilización, la inyección,
píldoras, el anillo, etc. Sin embargo al ser un método para prevenir el embarazo, tiene sus consecuencias ya
que para muchas mujeres esto les ocasiona malestar en su cuerpo y en otras ocasiones pueden reaccionar de
una manera no saludable.

Ángela Davis cuenta en su texto “historia de una conciencia” como la decisión de las mujeres no es
válida, no es tenida en cuenta, como son obligadas a tener hijos y tener una esterilización forzada lo que
conlleva a que suceda casos como los abortos y los infanticidios, como también sus derechos son violados,
si lo único que ellas quieren es controlar su sistema reproductor.

Esta es una historia que deja muchas reflexiones sobre lo que está pasando con el derecho de la mujer,
nos deja enseñanzas para tomar en conciencia de que las mujeres no tienen que ser obligadas a nada, son
libres de pensar y hacer lo que ellas quieran para la vida, por esto la invitación es que leas este texto de
Ángela Davis para tomar conciencia sobre esto.

La gran mayoría de las mujeres tienen la capacidad de concebir vida en su vientre mientras están en la
edad fértil, esto es lo que ha logrado que la vida tal y como la conocemos hoy, haya subsistido. De no ser
por la gran cantidad de individuos que hay en el mundo, la raza humana hubiera sido extinta desde hace
mucho tiempo porque nosotros no contamos con un mecanismo natural de defensa ni de adaptación ante los
diversos peligros que presenta la vida salvaje, lo único que nos hizo sobrevivir fue nuestra capacidad
racional y el hecho de que habitábamos en comunidades.

Desde entonces, el papel de la mujer como mediador de la vida ha sido fundamental en la historia del ser
humano. Con el paso del tiempo, los hombres al ser más fuertes eran los que cazaban y llevaban la comida
a la casa, mientras la mujer cuidaba de los críos para que nada malo les pasara. Esta práctica ha sido
malentendida desde la edad media hasta el siglo xix debido a que se extendió un pensamiento machista en
donde solamente el hombre era capaz de ver por la familia, de obtener grandes responsabilidades y de hacer
extraordinarios proyectos. En pocas palabras, era el hombre el único capaz de pensar y llevar a cabo diversas
actividades de variada complejidad mientras que la mujer solamente era una sumisa que acataba lo que el
hombre decía; si ella se revelaba en contra de él o no estaba de acuerdo con las demandas realizadas hacia
ellas, era motivo suficiente para matarlas pues era el hombre el que mandaba.
Por los años 70, en Estados Unidos empezaron movimientos que promulgaban el control de natalidad
como una manera de mejorar la vida de las mujeres. Esto debido a que al tener un control sobre los posibles
embarazos, podían emplear el tiempo que era utilizado para cuidar niños, como una forma de superación
profesional y la oportunidad de desarrollar otros caminos fuera del matrimonio que conllevarían a impactar
sus vidas de manera positiva y alcanzar un desarrollo individual. Por supuesto, los ideales de este
movimiento no eran inclusivistas ya que solamente las mujeres blancas de clase media serían las que
obtendrían estos derechos al legalizar un control de natalidad mientras que las mujeres pobres, negras y de
clases trabajadoras, no tendrían el derecho de alcanzar un desarrollo profesional debido a la esclavitud
propia de la época.

Como era de esperarse, las mujeres de la clase obrera no apoyaban de manera activa esta propuesta sobre
el control de natalidad porque lo que el movimiento presentaba como un privilegio y un derecho para las
mujeres, este concepto solo aplicaba a la clase media y a la burguesía. El control de natalidad en las mujeres
que eran esclavizadas no era viable para el estado, ya que al dejar de nacer individuos en esta clase entonces
la fuerza de trabajo se iba a reducir. Al mismo tiempo, ellas no estaban interesadas en este control porque
el hecho de tener menos hijos no les iba a abrir la posibilidad de obtener una mejor educación y un desarrollo
profesional autónomo ya que el que nacía siendo pobre, moría de la misma manera.

No obstante, a pesar de que las mujeres blancas y las negras no luchaban por el mismo ideal en torno a
un único objetivo, las mujeres esclavizadas si estaban desesperadas para poder tener un control en su
natalidad. La razón de esto es que no se podían negar a las peticiones de sus maridos por el pensamiento
machista propio de la época y al no haber un método apropiado que impidiera la concepción, estas mujeres
quedaban embarazadas con más frecuencia. El gran problema en ese entonces no era tener o no hijos en la
clase trabajadora, el problema es que ellas iban a traer al mundo más personas para que fueran esclavizadas
y para que les vulneraran sus derechos y les impidieran un desarrollo individual por la imposición de
actividades negreras.

Con tal pensamiento en mente, las mujeres negras buscaban en los médicos que les atendían los partos
una solución para dejar de concebir. Ante la desesperación de que los médicos y enfermeras no tenían
realmente un método efecto anticonceptivo y solo recomendaban una abstinencia sexual que, por supuesto,
el marido no iba a aceptar, muchas de estas mujeres sucumbieron ante este sentimiento de desespero e
intentaron abortar por ellas mismas. Durante estos actos se perdieron la vida de muchas mujeres ya que no
recibían una atención oportuna y las prácticas abortivas realizadas por las propias mujeres en su feto eran
bastante peligrosas. Si bien es cierto, muchas mujeres morían en la práctica de estos abortos, otras
simplemente esperaban a que el embarazado culminase y de manera casi inmediata, mataban al recién
nacido.
Diversas personas al ver en las mujeres pobres un mercado rentable en cuestiones de abortos, se
decidieron a montar lugares de bajo perfil en donde se realizaban estos abortos a un precio relativamente
bajo en comparación con el costo de crianza de un niño. Las personas que realizaban estos abortos, no les
preocupaba en lo más mínimo la salud y la integridad de la mujer, lo único que querían era sacar al feto del
vientre y cobrar por el servicio prestado sin dejar rastro de que ese hecho ocurrió allí. Desde agujas de cocer
hasta manojos de perejil eran utilizados en mujeres que iban a estos centros a abortar, muchas de ellas
obtuvieron una infección, se desangraban e incluso morían después de esta práctica.

En Colombia, cifras realmente desalentadoras empezaron a rodar en los años 90. "Cada año se practican
más de 250 mil abortos en madres menores de 19 años", declaró el ministro de salud en la apertura de un
seminario sobre el tema (ET, 1992). Los abortos clandestinos eran cada vez más frecuentes debido al marco
legal que prohibía a la mujer abortar y gracias al aumento de personas que practicaban el aborto, miles de
mujeres morían al año por un aborto clandestino mal realizado que no cubría con los estándares mínimos
de salubridad.

Con el paso del tiempo, las feministas defensoras del control de natalidad, replicaron ideas exclusivistas
en donde ya no era elección de la mujer si quería o no tener hijos, el hecho de que la mujer fuera pobre
convertía el control de natalidad en un deber y una obligación moral. La razón de este cambio en la visión
es que en las clases trabajadoras se veían numerosas familias, en comparación con las mujeres blancas de
clase media. Esto creó la idea de que los ricos estaban pagando impuestos para que los hijos de los pobres
los consumieran, debido a su gran número. Adiconal a esto, el reciente movimiento eugenésico influyó de
manera negativa en los movimientos sobre el control de natalidad ya que la nueva visión adquirida es que
solamente los “aptos” podían tener hijos, mientras que a los pobres o menos “aptos” se les debería quitar la
posibilidad de tener hijos.

Con este nuevo pensamiento absolutamente racista en mente, se crearon políticas sobre una esterilización
obligatoria, la cual era practicada en su gran mayoría en mujeres pobres que eran consideradas no aptas para
producir una mejora cualitativa biológica mediante un embarazado. A finales de los años 90 se presentó el
auge de las políticas eugenistas en donde no solo bastaba con que las mujeres fueran esterilizadas, si no que
esta decisión ya no era propia de la mujer si no que era impuesta por el estado quien, en muchas ocasiones,
se valían de engaños y de creencias falsas que eran impuestas a las mujeres para que estas aceptaran
“inocentemente” una esterilización forzada, dejando en ellas un daño de por vida.

Como bien se sabe, Estados Unidos ha presentado una oportunidad de superación y de avanzar en
cuestiones laborales para dar una mejor vida a sus familias. Es por eso que miles de hombres y mujeres
latinos han decidido ir al país de las oportunidades para progresar. Lo que no sabían estas personas que se
fueron para Estados Unidos, es que eran consideradas de raza baja y por lo tanto, eran la población objetivo
junto con negros y pobres nacionales para las esterilizaciones forzadas. Es por esto que muchas personas
que recibieron prestaciones asistenciales en dicho país, también recibieron una esterilización sin su
consentimiento y solo se dieron cuenta de esto cuando quisieron tener hijos. Esto abrió un gran debate moral
ya que le quitaron el derecho, tanto a hombres como a mujeres, de decidir qué hacer sobre su cuerpo y si
querían o no tener hijos.

No obstante, hasta el día de hoy se han vulnerado los derechos de libre albedrío que tienen los individuos,
en su mayoría mujeres de clase media-baja sobre la decisión de ser o no madre. A pesar de que actualmente
no se realizan estas prácticas con tal crudeza como en el pasado, sí se le induce a la mujer a pensar que está
mal tener hijos si no cuenta con una posición económica que le permita disfrutar de un estilo de vida bueno,
casi que lujoso. En pocas palabras, a las mujeres consideradas no aptas, ya sea por el color de piel o por la
clase a que pertenecen, se les insiste incesantemente a la infertilidad permanente mientras que a las mujeres
que gozan de una buena posición socio-económica, casi que se les quita el derecho de una esterilización
voluntaria.

Aunque en Colombia no se vieron casos tan crudos como la esterilización forzada en mujeres pobres, si
se ha pensado en una infertilidad permanente para mujeres que no son aptas, siguiendo el ejemplo de Estados
Unidos. En Colombia se consideran como “no aptas” a las mujeres con alguna incapacidad, ya sea física o
psicológica y es precisamente a ellas a quienes se les ha quitado el derecho a decidir por sí mismas cuando
se les impone una esterilización forzada.

A pesar de que hay algunos reglamentos que intentan regular estas esterilizaciones, a muchas entidades
prestadoras de servicios no les importa que el procedimiento sea realizado de manera legal, solamente les
importa realizarlo para evitar, según ellos, “situaciones de abuso” sin detenerse a pensar que al realizar una
intervención quirúrgica sin su consentimiento, realmente son ellos quienes abusan de estas mujeres.

Es ilógico pensar que una persona con alguna insuficiencia pueda aprender a tomar decisiones sobre
cómo vestirse, como actuar e incluso, como moverse en el entorno; pero que sean estas mismas personas
las que no sean capaces de decidir libremente cuantos hijos quieren tener y así mantener su fertilidad en
igualdad de derecho con respecto a las otras personas. La esterilización forzada, sin importar cuales sean
los motivos que justifican su realización, es una imposición que violenta los derechos de las personas y
como tal, hay que velar y crear conciencia de la igualdad que hay entre todos las individuos, sin importar
que sean negras o que tengan una posición socio-económica baja, para desnaturalizar estos que actos que
violentan los derechos y la integridad de las personas que han sido segmentadas como “no aptas”.
REFERENCIAS.

Davis, A. (2016). Una historia de la conciencia: ensayos escogidos. Biblioteca Afroamericana de Madrid,
pp.109 - 135.

Gutiérrez Torres, C. (2013). Esterilizadas y sin derecho a opinar. [En línea] ELESPECTADOR.COM.
Disponible en: https://www.elespectador.com/noticias/salud/esterilizadas-y-sin-derecho-opinar-articulo-
456266 [Retomado 13 Mar. 2019].

Novak, N. and Lira, N. (2018). Las latinas fueron el blanco del plan de esterilización forzada de California
durante la primera mitad del siglo XX. [En linea] EL PAÍS. Disponible en:
https://elpais.com/elpais/2018/03/22/ciencia/1521744191_254530.html [Retomado 12 Mar. 2019].

Rubio, M. (2015). Vista de El mito de los 400 mil abortos en Colombia. [En linea] Revista de Economía
Institucional. Disponible en: https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/4313/5307
[Retomado 13 Mar. 2019].

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