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Cómo impactan los trastornos del

lenguaje en la vida del niño


Conoce cómo impactan los trastornos del lenguaje en la vida del
niño. Identifica la relación del lenguaje con el desarrollo cogniivo y la
socialización.
El lenguaje es el medio de comunicación que le permite al niño la
interacción con su entorno. Lo fantástico es que en cada intercambio
comunicativo da pasos para estructurar su pensamiento, pues estos dos
aspectos están íntimamente relacionados.
El adecuado desarrollo y evolución del lenguaje depende de dos factores
fundamentales: la maduración genética del cerebro y la estimulación del
entorno. Como consecuencia, los niños que estructuran un lenguaje a
más temprana edad tienen la oportunidad de aprehender y lograr un
desarrollo cognitivo más profundo y de desarrollar mejores procesos de
socialización. Recuerde que hacia los cuatro años el niño debe haber
consolidado su lenguaje.
¿Qué sucede cuando un niño presenta una alteración en la
construcción de su desarrollo del lenguaje? ¿Hasta qué punto una
alteración en el desarrollo del lenguaje puede convertirse en una
limitación? ¿Cómo se impacta la vida de una persona si no se atiende
oportunamente un trastorno del lenguaje?
En primer lugar, se deben distinguir tres conceptos que resultan
diferentes: alteraciones del habla, retraso del lenguaje y trastorno del
lenguaje.
Las alteraciones del habla se refieren a las dificultades que impiden
que el habla sea clara y entendible. Estas alteraciones afectan:

 La articulación, que se refiere a la producción de fonemas, es


decir, de los sonidos de las letras. Por ejemplo, el niño dice “calo”,
para referirse a “carro”.
 El ritmo, que da lugar a la disfemia o tartamudez que se manifiesta
en tropiezos, espasmos y repeticiones al hablar.
 La voz, lo cual genera las llamadas disfonías, que se relaciona con
problemas en las cuerdas vocales que origina una vibración
defectuosa y una voz ronca, rasposa o entrecortada.

Es importante aclarar que una alteración del habla no implica una


dificultad en la construcción adecuada de oraciones y frases; sin
embargo, un niño que tenga un problema de habla puede conducir a una
alteración del lenguaje.
El retraso del lenguaje se refiere al niño que completa sus etapas del
desarrollo del lenguaje de una forma tardía con respecto a su edad
cronológica. En un retraso del lenguaje se afectan otras áreas, como:

 La sintáctica o correcta organización de frases y oraciones; por


ejemplo, el niño dice: “Mamá a salí paque no Juan”, cuando quiso
decir: “Mamá, Juan no puede salir al parque”. En este ejemplo, hay
problemas de articulación y de sintaxis.
 La semántica o significado de palabras y oraciones. Por ser niños
que cuentan con un léxico muy reducido, sus definiciones son muy
limitadas e imprecisas. Por ejemplo, si le pedimos que defina qué
es un tigre, un niño de cinco años dirá: “te come”. Por supuesto, un
niño que no tenga esta dificultad dirá: “Es un animal salvaje y
carnívoro”.
 La pragmática o el uso que pueda dar al lenguaje. Un niño que
tiene un buen desarrollo del lenguaje, lo utiliza para descubrir su
entorno, pero cuando hay un retraso, el niño se limita y no explora,
con su lenguaje, de la misma forma. Por eso, estos niños, por
ejemplo, no respetan el turno para hablar, no leen el contexto en el
que están, interrumpen las conversaciones sin que se percaten, no
tienen una conversación coherente de acuerdo al entorno, entre
otros.

El retraso del lenguaje tiene una recuperación relativamente fácil y


pronta, porque de base no cuentan con un trastorno neurológico, ni
obedece a una deficiencia auditiva o una disfuncionalidad cognitiva. Todo
esto depende de una adecuada intervención profesional.
Es importante aclara que un niño con retraso del lenguaje no presenta
mayores problemas en cuanto a lenguaje comprensivo.
El trastorno del lenguaje es una dificultad mayor en la que el niño no
solo adquiere tardíamente el lenguaje, sino que presenta problemas de
estructuración, es decir, dificultad para construir de manera organizada
las frases y las oraciones; además, cuenta con una pronunciación
incorrecta y, lo más grave, problemas severos de comprensión. Estas
características persisten con el paso del tiempo. Este trastorno puede ser
congénito o adquirido, por ejemplo por una lesión.
Ejemplo. Al preguntarle a un niño de 7 años sobre lo que hizo en el
colegio, responde: “jugamo ojo, a colego, a jugal a la plati… a colelo una
talea; palabas más no”. Se observa, entre otros, una dificultad muy
grande para organizar las ideas y darle secuencia; es evidente la
dificultad de articulación y de gramática. Como se le dificulta
comunicarse, dice “palabas más no”, lo que quiere decir: “no quiero
hablar más”.
Efectos del trastorno del lenguaje
Un trastorno del lenguaje afecta el contexto expresivo y comprensivo. Por
esta razón, se torna muy notorio con el ingreso del niño a la etapa
escolar.
Infortunadamente, en muchas ocasiones los padres y los maestros no se
dan cuenta o no le dan la dimensión de la gravedad de la situación y el
trastorno pasa desapercibido.
Si el contexto educativo no se percata de lo delicado de su condición, el
inicio de la escolaridad, para un niño con trastorno del lenguaje, traza un
camino de dificultades y un historial de sufrimiento. Este tortuoso camino
se presenta porque el contexto empieza a exigirle una serie de
respuestas que el niño no va a poder generar. Como consecuencia, el
niño se llena de ansiedad y de frustración.
Entre otros, un niño con trastorno de lenguaje se enfrenta a las
siguientes situaciones:

 Dificultad para adquirir el proceso lectoescritor. A este tipo de niños


le cuesta mucho este proceso, pues se les cuesta enormemente
entender los códigos gramaticales (estructura). Un alto número de
estos niños no logran, incluso, consolidar este proceso. Por eso,
será el último en copiar, en tomar los dictados o en elaborar
cualquier escrito.
 Problemas para expresar sus ideas, pues no se le entiende lo que
quiere decir. Esto porque no puede organizar las frases ni las
oraciones. Su lenguaje pareciera, en muchas ocasiones, que no
tiene un fin específico.
 Conjuga mal los verbos. Ejemplo: “a la casa también tiene calos”.
Es decir: En mi casa también tengo carros.
 Entiende el lenguaje de forma literal. Ejemplo: la maestra le dice al
curso: “Vamos a hablar sobre los animales”. Acto seguido, el niño
comienza a hablar porque entiende la expresión “vamos” como una
invitación que lo incluye. Al comenzar a hablar, le llaman la
atención por hablar en clase e interrumpir.
 Gran dificultad para comprender todo tipo de instrucciones en las
evaluaciones, en los trabajos y en las tareas. Esto significa que
presenta grandes problemas en la comprensión de lectura.
 En las relaciones con sus compañeros, lo más probable es que
estará expuesto a las burlas. Dado que no se le entiende lo que
dice o se demora mucho en expresarse, los compañeros van a
tener poca tolerancia, por lo que se desesperarán, no le permitirán
hablar, le cortarán cuando hable. En estos casos, los compañeros
completan las frases o ideas, con lo que se ahonda el problema.
 Tienen fallas en la conciencia fonológica (no integra
adecuadamente el sonido de las letras) y fallas ortográficas; por lo
tanto, omite letras y une palabras al escribir.
 Por ser la atención y la memoria dispositivos básicos para el
aprendizaje del lenguaje, por lo general, presentan otros trastornos
asociados, entre ellos, déficit de atención, dislexia, discalulia,
disgrafia y disortografía.
 También surgen problemas de tipo comprensivo. Esto quiere decir
que no entienden las explicaciones de los maestros porque en sus
códigos lingüísticos son restringidos. Como consecuencia, se
afectan los dispositivos de aprendizaje. Esto se refleja en todo su
contexto comprensivo: lecturas, clases, diálogos y películas, entre
otros.
 En otros ámbitos, si no es posible consolidar su lengua materna,
tampoco puede aprender una segunda lengua. Como el contexto
se lo exige, le va a generar mucha angustia.

Todas estas limitaciones impiden que el niño pueda tener una sana
relación con los niños de su edad, por lo que su vida social se ve
disminuida.
Muchos de ellos no tienen amigos y se desvinculan totalmente de su
entorno y pasan a vivir en soledad. Esto genera trastornos en el estado
de ánimo, como depresión y ansiedad. Todo esto se agudiza porque no
solo le resulta difícil responder a un contexto escolar, sino porque
muchos padres centran su vida en el éxito escolar. Muchos de estos
chicos llegan al suicidio.
Efectos a largo plazo
Es altamente probable que de joven y de adulto el trastorno del lenguaje
siga impactando su emocionalidad, su autoestima y, en general, en todas
las esferas de su vida, la cual se marca por la angustia, la frustración y la
tristeza, que dan paso a los miedos y las fobias sociales (miedo total al
contacto social), ante todo, por la dificultad para comunicarse
asertivamente.
Por eso, a este chico le puede resultar muy difícil ingresar a la
universidad, responder bien a una entrevista y comprender sus deberes
laborales. Igualmente, las relaciones de noviazgo o de pareja pueden ser
conflictivas, pues pueden sacar toda su frustración con arranques de ira y
de agresividad. No es extraño que muchos de ellos generen trastornos
de conducta. Es decir, de adulto llegan a tener una vida disfuncional.
Es evidente la importancia de detectar los trastornos del lenguaje desde
temprana edad y garantizar un manejo asertivo, estimulante, que
involucren todo su contexto familiar. En el mismo sentido, es clave que
estos niños cuenten con una institución educativa que los entienda y los
apoye; es decir, lo ideal es conseguir un sistema que los entienda y no, al
revés, que el niño tenga que entender el sistema.
A pesar de tener una base biológica, estos niños pueden salvar su vida,
pues no cabe duda que el contexto es determinante, si se acompaña de
un trabajo riguroso, profundo y amoroso como el que se desarrolla con la
propuesta de Pedagogía Sana.
Superar un trastorno del lenguaje
Conoce la experiencia de cómo una niña diagnosticada con trastorno del
lenguaje logra mejorar sustancialmente sus dificultades comunicativas, a
través del trabajo constante, amoroso y asertivo del enfoque de
Pedagogía Sana. Para el efecto, puedes ver el video Trastorno del
lenguaje.

Recomendaciones para estimular el


desarrollo del lenguaje

Conoce algunas recomendaciones para estimular el desarrollo del


lenguaje de los hijos desde los primeros meses de nacidos.
Primeros meses
 El lenguaje está ligado con el tacto. De ahí la importancia de
proporcionarle contacto físico con masajes suaves. A medida que
se le da el masaje, es clave hablarles de manera cariñosa.
 Cada vez que le hablemos, mirarlo de frente y ofrecerle diferentes
gestos con el rostro (de alegría, de sorpresa, enojo) y explicarle el
significado.
 Ubicar al niño de frente para que observe cómo le cantamos en
diferentes tonalidades.
 Hacer sonar objetos, como sonajeros e instrumentos musicales,
para que el busque de dónde proviene el sonido.
 Ubicar una mano del bebé en nuestra garganta, para que el
perciba la vibración cuando hablamos.
 Anticipar todo lo que van a realizar, por ejemplo, “vamos a salir al
parque y a jugar con la pelota, luego vamos a visitar a tu tía”
 Pasearlo por la vivienda para buscar o hacer diversos sonidos, por
ejemplo, el golpeteo de dos cucharas, arrugar una hoja de papel,
abrir la llave del agua y explicarle cada uno de los sonidos.
 Mostrarle diferentes láminas, dibujos para explicarle
extensivamente sobre la imagen.
 Meter muchos juguetes y objetos en una caja. Nombrarlos para
que él los saque uno por uno.
 Pedirle que señale las partes del cuerpo en él y en otra persona.
 Hacerle sonidos con diferentes instrumentos musicales como
maracas, flauta, pandereta y tambor. Explicarle qué son y cuáles
son sus características. Luego darle órdenes sobre los
instrumentos como alcanzar, hacer sonar o escuchar (“¿Qué
instrumento está sonando?
 Mostrarle fotografías de la familia, para describirle los sitios y las
personas. Luego preguntarle sobre esto, para que él señale.
 Mostrarle dos objetos y luego taparlos con un pañuelo. Pedirle que
ubique uno de ellos. Con el tiempo aumentar el número de objetos.
Hablarles mucho, leerles cuentos, describirle todo lo que existe en
su entorno, como los olores, los sabores de lo que come, los
objetos, las personas.
 Explicarle los sentimientos de las personas, por ejemplo, si
observan a una persona reír, comentarle que esa persona está
alegre.

Hacia el año
Para potenciarlos, es importante mediar con él, hablarle con una buena
estructuración lingüística, escucharlo, ofrecerle una gran estimulación
con actividades como:

 Ubicar sobre una mesa una serie de objetos. Pedirle al niño que
los señale y los alcance; darle instrucciones sobre ellos (“pon la
pelota dentro de la caja”).
 Es muy importante que el niño desde ese momento tenga una
estimulación profunda a nivel de seguimiento de instrucciones;
esto es clave para generar una adecuada atención (dispositivo
básico para el aprendizaje). Al salir de paseo, hablarle claramente
sobre todo lo que observamos, con el mayor detalle posible; no
quedarnos solo en la nominación de los objetos. Es decir evitar un
diálogo como: “mira el árbol”.
 Para trabajar la memoria y las secuencias, decirle al niño qué
vamos a hacer en un día determinado, con todo el detalle posible y
el orden en que se van a hacer.
 Mostrarle una serie de láminas, unas 10, en la que cada una tenga
el dibujo de un objeto. Decirle que las va a observar. Luego se
voltean, para que el niño ubique las imágenes indicadas.
 Leerle cuentos que sean del agrado del niño, explicarle sobre
diferentes temáticas. A ellos le encanta, por ejemplo, temas sobre
la naturaleza y los animales.
 Leerle poesía infantil.
 Proporcionarle cantos y canciones sencillas, para que niño pueda
aprender.
 Mostrarle una secuencia de láminas, por lo menos 3, para que él
organice la secuencia: El niño se quita la ropa, entra al baño y se
seca.
Facilitarle la socialización con otros niños.
 Formularle muchas preguntas abiertas, para que pueda responder
varias cosas, por ejemplo, “¿Qué te gustaría que hiciéramos hoy?”
 La hora de ir a dormir debe ser muy tranquila y relajada, pues en
ese momento su cerebro procesa todo lo aprendido en el día.

Hacia los 3 años

 Proporcionarle lecturas variadas y de profundidad, como el


universo, culturas de otros países, animales extraños, deportes,
etc.
 Proporcionarle visitas a museos, centros de tecnología y ciencia.
 Ofrecerle materiales para que construyan cuentos, narraciones y
objetos.
 Permitir que siempre tengan un cuento de cabecera y que armen
su propia biblioteca con los libros que les interese.
 Frente a cada pregunta formulada por el niño, responderle con
profundidad y con una actitud positiva y demostrarle que nos
sentimos gustosos por el interés que manifiesta.
 Nombrarle una serie de palabras (ejemplo: luna, árbol, montaña)
para que las memorice e ir aumentando la lista.
Etapas del desarrollo del lenguaje

Conoce cuáles son las etapas del desarrollo del lenguaje y cuáles son
los indicadores ara saber si este proceso está bien encaminado.
Cualquier manifestación de progreso en el desarrollo de nuestros hijos es
motivo de alegría. Precisamente, uno de los aspectos más fascinantes y
que nos llena de satisfacción es ver que ellos empiezan a producir sus
primeras “palabras”, lo cual se convierte en el encanto de padres,
abuelos y personas cercanas.
Pero, ¿cómo se desarrolla el lenguaje? ¿Cuáles son los indicadores de
que este proceso está bien encaminado?
El desarrollo del lenguaje pasa por unas etapas que van vinculadas con
el crecimiento cronológico de niño, pues el aprendizaje del lenguaje
empieza desde el mismo momento en que nacen.
De los cero a los 2 meses, el bebé empieza a aprender los rasgos
vocálicos del lenguaje, la pronunciación y la correcta acentuación de las
palabras, o sea, la prosodia. Se trata de una etapa muy importante en la
que ellos no están listos para pronunciar, pero sí para escuchar y
distinguir los diversos sonidos del lenguaje.
Resulta muy tierno ver cómo padres y allegados se dirigen hacia al bebé
con palabras que al entender del adulto son ofensivas, por ejemplo, “hola
mi mounstrico”. Sin embargo, como el tono de voz y el rostro de quien le
habla es agradable, el bebé sonríe, pues está atento a los rasgos
prosódicos y no al significado de las palabras.
En esta etapa se observa el llanto como primera manifestación de
comunicación, por ejemplo, al tener hambre, frio, sueño; también emite
gritos indiferenciados.
Entre los 3 y 4 meses, el bebé empieza a producir sonidos vocálicos y
guturales o laríngeos como gaga, gugu (estos sonidos no corresponden a
sílabas).
Al pronunciar sus vocalizaciones, muestra alegría y responde con agrado
a las voces conocidas, como la de los padres, pero también puede
manifestar sorpresa y temor. Son los primeros intentos de comunicación.
Hacia los 5 meses inicia el silabeo con sonidos como pa-pa, ba-ba, da-
da, ga-ga, es decir, empieza a emitir los primeras producciones vocálicas
y consonánticas, ya no son sonidos laríngeos.
Para el desarrollo del lenguaje, el bebé debe contar con unos dispositivos
de aprendizaje fundamentales como la memoria y la atención.
En el sexto mes, el bebé aprende a imitar, a escucharse y a escuchar a
los demás. Por momentos, hace pausas en sus balbuceos y espera que
el adulto le responda.
Para el séptimo mes puede responder a órdenes muy sencillas, como
“no”, “ven”, “toma”; identifica el nombre de las personas de su entorno;
empieza a atribuir el mismo sonido cuando quiere nominar algún objeto
(ejemplo, siempre a su vaquita le dirá: “mu”); le fascina la música y
cuando la escucha se ríe y se balancea.
Entre los 8 a 10 meses, el bebé alcanzan la capacidad de memorizar las
palabras que escucha constantemente; le agrada escuchar
conversaciones; aparecen las primeras exclamaciones; comprende y
obedece órdenes más complejas (por ejemplo, tómate el jugo, dale a
galleta a tu hermanito); imita las palabras del adulto.
De ahí la importancia de hablarles con claridad, pues se demuestra que
la imitación es la primera vía de comunicación entre el adulto y el bebé.
Este proceso de la imitación es absolutamente sorprendente. Es el
momento en el que el bebé empieza a descubrir que eso de las palabras
es algo con lo que se puede comunicar.
En esta etapa se destacan dos aspectos: el fonológico (sonidos de las
letras) y la memoria, que va a servirle para grabar su vocabulario.
Por eso, para el adecuado desarrollo en del área del lenguaje es
fundamental que los padres establezcan un buen vínculo afectivo con el
niño y brindar un entorno familiar que sea seguro, tranquilo y estimulante.
Esto permitirá que el niño pueda empezar a vivir esta gran experiencia
positivamente y pueda arriesgarse a expresarse y no inhibirse o sentir
temor.
De los 10 a los 12 meses empieza a pronunciar sus primeras palabras,
propiamente dichas, por lo general: mamá, papá, tete, agua. Algunos
consideran que el niño le da significado de frase a una palabra o al
menos así lo entienden muchos padres; por ejemplo, si el niño dice agua,
algunos padres entienden “mamá quiero agua”.
Así, después del primer año de vida el niño empieza a dominar el
mundo de la palabra; prestar más atención a la lectura de cuentos e
imágenes; es capaz de reproducir palabras y frases cortas, a pesar de
que no comprende su significado; solicita cosas mediante gestos y
palabras; puede responder a preguntas sencillas (por ejemplo, ¿dónde
está el juguete?).
A nivel de lenguaje comprensivo, hacia el año, el niño, como mínimo,
debe comprender órdenes sencillas de tipo: “dame tus zapatos”, “lleva
las llaves a tu papá”, “pásame el teléfono”
Hacia los 18 meses el niño ha de contar con un vocabulario entre 50 y
100 palabras, su memoria distingue una palabra familiar de una
desconocida y puede construir frases de dos palabras. Corresponde a lo
que le algunos llaman la etapa telegráfica del lenguaje, pues con dos
palabras trasmiten un mensaje completo; por ejemplo, mamá paque
(mamá quiero ir al parque); mamá jugo (mamá, quiero jugo).
El niño se encuentra tan fascinado, que el lenguaje se convierte en el
principal mecanismo de exploración de su mundo y aprende, como
mínimo, una palabra diaria.
A nivel comprensivo, como mínimo, debe entender órdenes de dos y tres
elementos, por ejemplo: “ve al cajón, saca la pelota y pásamela”.
Hacia los 3 años (para iniciar el proceso preescolar) el niño ya debe
tener una comunicación eficaz, totalmente entendible, con frases y
oraciones completas y complejas; debe mostrar una adecuada
estructuración, pronunciación y organización lingüística

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