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NUDO DE LA MARÍN

“EL NUDO DESHECHO: COMPENDIO GENEALÓGICO DE EL


LIBERTADOR”,

De la autoría de Antonio A. Herrera-Vaillant, Presidente del Instituto Venezolano


de Genealogía. El libro, un volumen de 546 páginas, publicado por la Academia de
Historia de Venezuela y el Instituto Venezolano de Genealogía, es una obra acabada y
completa de la genealogía de Simón Bolívar (1783-1830), tanto de sus ascendientes
como de sus herederos, los descendientes de sus hermanos, ya que El Libertador no
tuvo hijos, ni matrimoniales ni extramatrimoniales, a pesar de sus muchas aventuras e
idilios amorosos.

El autor, de forma amena y rigurosa, desvela el misterio de la bisabuela desconocida


de Bolívar, que tanta tinta ha hecho correr, llegando a la conclusión de que se trata
de Doña María Martínez de Cerrada, mujer que no era ni india, ni negra como
algunos apuntaron en su día. Doña María, hija de un encomendero, tuvo
una hija natural de Don Francisco Marín de Narváez, Doña Josefa
Marín de Narváez, la rica abuela de El Libertador.

Doña Josefa, nacida en 1668 y registrada como “expósita”, fue reconocida a corta edad
por su padre, quien en su testamento, descubierto por Herrera-Vaillant en el Archivo
Histórico de Protocolos de Madrid, la nombró heredera universal, aunque no identificó
a la madre de la niña, diciendo solamente de ella que se trataba de “una doncella
principal”.

De ahí el misterio y el anonimato de alguien, perteneciente a una familia importante,


que necesitaba “preservar su decencia”. El misterio de la bisabuela de Bolívar se Commented [OY1]: Tatarabuela
conoce como “el nudo de la Marín” porque el abuelo de El Libertador usó esa
expresión en una carta dirigida a uno de sus hijos para referirse a la dificultad que ello
suponía para su propósito de obtener un título nobiliario.

Obra de fácil lectura, pese a ser un tratado de genealogía, se lee con el interés de una
novela detectivesca hasta llegar a desentrañar “el nudo de la Marín”. La descendencia
colateral de Bolívar, totalmente actualizada y al día, es magistral.

Un dato curioso que consigna el autor es que el 98% de la sangre de El Libertador es


europea, sobre todo española (90%), con antepasados gallegos, vascos y canarios.
Contrariamente a algunas versiones que ahora se quiere hacer circular, Simón Bolívar
solo tenía unas gotas de sangre indígena, que se remonta a sus ancestros en el siglo
XVI, y ninguna gota de sangre africana. Esto, en sí, no es ni bueno ni malo, es
sencillamente la verdad histórica.
El misterio de una tatarabuela de El
Libertador empieza a aclararse
Bogotá.- El genealogista, historiador, escritor y periodista venezolano Antonio
Herrera-Vaillant, que en su último libro desvela un misterio sobre los orígenes de
El Libertador Simón Bolívar, afirma que la genealogía no es una ciencia de
chismosos ni para vanidosos, sino que tiene una función social.

Bogotá.- El genealogista, historiador, escritor y periodista venezolano Antonio


Herrera-Vaillant, que en su último libro desvela un misterio sobre los orígenes de
El Libertador Simón Bolívar, afirma que la genealogía no es una ciencia de
chismosos ni para vanidosos, sino que tiene una función social.

Después de mucho investigar, Herrera-Vaillant, de origen cubano y argentino, ha


llegado a la conclusión de que la tatarabuela desconocida de Bolívar (1783-1830),
una figura que ha dado mucho que hablar y que escribir a detractores, partidarios
y biógrafos de El Libertador, fue María Martínez de Cerrada.

En su recién publicado "El nudo deshecho: compendio genealógico de El


Libertador", de 547 páginas, añade que esa mujer no era ni india ni negra como
algunos apuntaron en su día con ánimo de "descalificar" al hombre que contribuyó
a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y
Venezuela.

María fue hija de un encomendero y tuvo una hija natural con Francisco Marín de
Narváez, Josefa Marín de Narváez, la rica abuela de Bolívar, de la que éste heredó
las minas de Aroa, declaró el genealogista en una entrevista con Efe en Bogotá.

Josefa Marín de Narváez, nacida en 1668 y registrada como "expósita", fue


reconocida a corta edad por su padre, quien en su testamento, descubierto por
Herrera Vaillant en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, la nombró su
heredera universal.

El tatarabuelo no identificó legalmente a la madre de la niña, solo dijo que era "una
doncella principal", pero el autor de "El nudo deshecho" está convencido de que
fue María Martínez de Cerrada, de quien Marín de Narváez se acordó en su
testamento, pues le legó algún dinero a condición de que se metiera monja o se
casase.

La dama decidió esta última opción, a pesar de ser la que menos dinero le
reportaba, señala Herrera-Vaillant, cuya teoría ha recibido el aval del español
Javier Goméz de Olea, entre otros respetados genealogistas.

El libro ha sido publicado por la Academia de Historia de Venezuela y el Instituto


Venezolano de Genealogía.

El misterio de la tatarabuela de Bolívar se conoce como "el nudo de la Marín"


porque el abuelo de El Libertador usó esa expresión en una carta dirigida a uno de
sus hijos para referirse a la dificultad que ello suponía para su propósito de obtener
un título nobiliario.

Para Herrera-Vaillant, sin embargo, en genealogía es "absurdo" hablar de "pureza


racial".

En el caso de El Libertador, el 98% de su sangre es europea, sobre todo española


(90%), con antepasados gallegos, vascos y canarios, fundamentalmente, afirma.

Tenía solo unas gotas de sangre indígena que se remontan a sus ancestros en el
siglo XVI, agrega el especialista, al que no le sorprende que los detractores de
Bolívar trataran de enlodar su figura con referencias a supuestos orígenes indígenas
o africanos.
Un historiador describió como una "negra tinta" a la tatarabuela misteriosa y al
mismo Bolívar le llamaban "zambo" y le señalaban su pelo ensortijado.

Al igual que hoy, en las colonias había "discriminación racial" y la practicaban


también los que buscaban la independencia de España.

El libro trata también de la descendencia de los herederos de Bolívar hasta nuestros


días. El Libertador no tuvo hijos e hizo sus herederos a los vástagos, también los
naturales, de sus hermanos.

Pese a la fama de chismosos y cultivadores de la vanidad ajena que tienen los


genealogistas, para Herrera-Vaillant ésa es una ciencia "importante" para la
sociedad porque se relaciona, y no por "gazmoñería" o cuestiones morales, con la
importancia de los núcleos familiares como transmisores de valores e impulsores
de la superación personal del individuo, además de con la Historia.

Hoy en día se vive una democratización de esa ciencia en base a la creencia de que
todo el mundo tiene genealogía, no solo los que están más altos en la escala social,
dice.

Además, a diferencia de la tradicional, la genealogía "democrática" está volcada


en descubrir la realidad objetiva de los ascendentes de una persona o familia, no a
"disfrazarla ni maquillarla" ni a mantener "tabúes", destaca el experto.

"Hacerse una genealogía falsa es una especie de onanismo", subraya, para a


continuación referirse con mayor benevolencia a las abuelas, que -dice-
generalmente suelen "embellecer" los árboles genealógicos.

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