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Mentira Verdad: La historia

Tiempo, pasado, presente, futuro, lo qué paso, ¿Qué es el pasado? ¿Qué es la Historia? En
términos estrictos y de sentido común la historia es la narración de los acontecimientos del
pasado. Pero en términos filosóficos lo que nos preguntamos es acerca de la posibilidad de su
objetividad, ¿se puede saber de verdad que es lo qué pasó realmente en el pasado?

Hay quienes cuestionan que sea posible acceder a los hechos del pasado de manera objetiva y
muestran que siempre que alguien habla en nombre de la objetividad histórica es muy
probable que este tapando algo, o que este escondiendo algo.

La historia nos llega a través de fuentes que no son más que textos, y los textos siempre
suponen una interpretación. Pero uno interpreta siempre situado en su presente. Entonces,
¿es alcanzable la objetividad pura? ¿O habrá que pensar a la historia desde un lugar distinto?

Hay una manera tradicional de contar la historia que es reducirla narración de los grandes
acontecimientos de los grandes hombres, como si la historia fuera un conjunto de hechos que
por alguna razón se consideran más importantes que otros.

Mucho depende la perspectiva desde donde se cuente la historia. ¿Qué será lo más
importante de la vida de Emilio Bianca para Graciela, la empleada domestica? ¿Cuál será su
versión de la historia?

La historia de Emilio Bianca es la de tantos otros que como él construyeron su vida en base a
una idea hegemónica muy propia de la realidad, la idea de progreso lineal.

La idea de progreso supone una visión acumulativa de la historia donde parece haber una
meta que parece inalcanzada. Se cruzan los hechos como relevantes, diferentes o retrógrados.
La historia cobra sentido en cómo relación la estamos expresando en el presente. O mejor
dicho, en relación a los valores dominantes del presente.

En las sociedades modernas capitalistas el progreso se relaciona con el bienestar económico


individual. Pero existe otra manera de analizar la historia, una perspectiva diferente sobre el
progreso que ya no sería lineal ni acumulativa.

Dice Marx en el Manifiesto Comunista “Toda la historia de la sociedad humana hasta la


actualidad es una historia de lucha de clases”.

A lo largo de la historia algunos hombres han venido enriquecerse a costa del trabajo una gran
mayoría. Algunos pocos logran progresar en la vida gracias a la explotación de muchos que no
progresan. Esta historia lineal cubre otra historia no lineal, algunos ascienden sobre los
hombros de los que quedan abajo sepultados.

A través de la historia la explotación cambia, pero el sometimiento se mantiene.


En el relato de Marx y en el del progreso parece haber algún sentido en la historia, los hechos
no ocurren casualmente, sino que parecen estar eslabonados hacia algún objetivo superior, la
libertad, la revolución o la igualdad. Pero todo parece estar justificado.

La Filosofía de la historia supone que la idea de la historia persigue una finalidad con la
existencia de algún sentido por debajo de los hechos que los une en una trama más general.
¿Cómo hacer para demostrar que este sentido oculto no es una operación hecha por alguien
desde el presente para justificarse así mismo?

Los hechos que recorrieron la vida de Emilio Bianca pueden leerse como piezas de una cadena
si uno ayuda a que las piezas encadenen. De esta manera todo lo que no encaja en la trama de
lo que estamos narrando es dejado de lado, queda completamente por fuera de la historia de
Emilio Bianca. ¿Y no pasa lo mismo en la historia de una nación?

¿Qué pasó el 25 de Mayo de 1810? La historia recuerda obviamente que ese día comenzó la
emancipación de nuestro país. El 25 de mayo de 1810 a tres cuadras del cabildo un esclavo
negro llamado Juan Quiñones fue muerto a latigazos, ¿Por qué lo mataron? Por haber robado
comida para sus hijos. Murió un 25 de Mayo de 1810, sin embargo, ¿Quién se acuerda de Juan
Quiñones? Nadie. Porque para los que cuentan la historia ese día no pasó eso, sino que
comienza la liberación de nuestra tierra. La historia se escribe por parte de algunos, y otros
quedan históricamente oprimidos, derrotados, dejados de lado.

La historia de Juan Quiñones es falsa, pero no importa. Nos hace pensar en realidad quién
escribe la historia.

Para Walter Benjamín la historia es siempre la historia de los vencedores, y si hay una historia
oficial, una historia que se impone es porque también existe otra historia, la historia de los
derrotados, y por eso de lo que se trata es de redimir y de hacer justicia con todos los muertos
y excluidos de la historia.

Dejar de pensar en términos de progreso lineal es abrirle las puertas a las pequeñas historias
de los que se quedaron afuera, al indigente, al marginado, al indeseado, al extranjero.

Estamos siempre resinificando quienes somos, repensándonos en nuestro presente pero


también en nuestro pasado, es que no sólo luchamos por un futuro mejor, sino que luchamos
para que no se nos arrebate nuestra historia. Por eso hay que insistir en que no hay una
historia con mayúsculas que descarta a quien quiere, sino que hay historias pequeñas,
minoritarias, diversas, esas con las que nos conformaron en aquello que somos, esas que
apuntalan nuestras diferencias, esas que en sus tragedias y en sus realizaciones nos obligan a
seguir luchando por un mundo para todos.
Mentira la verdad IV: Karl Marx, Manifiesto comunista

Filosofía en la calle, la pregunta que circula en una conversación infinita. La filosofía que vuelve
a recuperar su vocación originaria, la pregunta por el por qué, y durmiendo en una plaza, en
una calle, en un rio, pero sobre todo con el otro.

Las obras clásicas de las filosofías diseminándose por la ciudad para que cualquiera se apropie
de sus ideas y si quiere las incorpore para pensarse a sí mismo sobre las diferentes
perspectivas, pensarse por fuera del sentido común establecido, emanciparse.

Con la Revolución Industrial del siglo XIX una nueva forma de desigualdad social se impone.
Karl Marx en el “Manifiesto Comunista” la denuncia y suelta su fantasma como una denuncia
posible, el fantasma del comunismo.

Paul Ricdeur, filosofo francés, en un texto hace la siguiente clasificación: toma a tres
pensadores de finales del siglo XIX y principios del XX y los junta bajo la categoría de la escuela
de la sospecha. Esos tres pensadores son Marx, Nietzsche y Freud. Freud con el inconsciente
demostrando que lo que suponemos que son las motivaciones de nuestras acciones en
realidad siempre son desconocidas. Nietzsche con su crítica radical al lenguaje y a la
posibilidad que tenemos los seres humanos de dominar lo que decimos cuando en realidad
más que hablar el lenguaje es el lenguaje el que nos habla. Y Marx con su famosa teoría de la
enajenación o alienación según en cual las cosas que nosotros creemos que pensamos,
decimos o hacemos, responden a motivaciones que no son propias.

En los tres casos Ricdeur lo que ve es la necesidad de romper con la cotidianidad tal como se
nos representa de manera univoca, como si los fenómenos que rodean todo lo que hacemos
estuviesen tan naturalizados que uno entonces los acepta como que son propios de las cosas,
los tres pensadores van por la misma línea, la desnaturalización.

Nos interesa pensar a Marx a partir de lo que escribe junto con Engles en el Manifiesto
Comunista (1848). Que sea un manifiesto significa un libro para la acción, Marx repiensa la
relación entre la teoría y la pracsis, entiende que si la filosofía no sirve para cambiar el mundo
no sirve para nada, o peor, sirve para lo contrario, para reproducir lo existente. Cuando él dice
los filósofos no han hecho otra cosa que interpretar el mundo significa que no han hecho otra
cosa que sostener y legitimar el estatus cubo. Pero una filosofía realmente revolucionaria, que
hace a una varadera filosofía, es aquella que logra transformar la realidad.

El Manifiesto Comunista es un libro que se escribe en el fragor de dos revoluciones, por un


lado la revolución del 48 y por otro lado la Revolución Industrial. La revolución del 48 son las
primeras revoluciones donde aparece por primera vez la voz del obrero. El obrero como clase
proletaria surge en consonancia con el surgimiento del capitalismo. Nos olvidamos que en la
edad media no había obreros, había esclavos, vasallos. Esta revolución encuentra por primera
vez a la clase obrera constituida, la liga de los comunista de estos personajes revolucionarios
empiezan a pensar en un cambio radical del mundo se encuentran con esa revolución en su
salsa.
La Revolución Industrial supone una transformación en las condiciones de trabajo, en el inicio
de todo cambio está en los cambios de nuestras condiciones de producción. Marx dice que
todo cambio social se inicia siempre en los cambios que la tecnología genera en nuestra forma
de trabajar. Cambia el trabajo y después cambia todo.

Por otro lado lo que genera la Revolución Industrial es que se instala la idea de un cambio
permanente. Empezamos a insistir en la idea de todo el tiempo se van revolucionando los
medios de producción, que cada tantos años empieza a surgir un nuevo invento que modifica
las formas en las que trabajamos. Eso genera una sensación de cambio permanente. Es como
todo sucumbe, nadie puede estar tranquilo ni seguro, nadie puede aferrarse a nada concreto,
a nada estable. “Todo lo sagrado se profana, todo lo sólido se desvanece en el aire”.

EL texto de Marx comienza con una famosa frase, “Un fantasma recorre Europa, el fantasma
del comunismo”. Un fantasma es algo invisible, y el fantasma de la clase obrera como sujeto
revolucionario es una clase que para el sujeto burgués y capitalista no existe. Entonces, su
característica espectral tiene que ver con su invisibilidad. El otro elemento que hace a la
característica de fantasma es clasificación. Un fantasma no se entiende bien qué es, ¿está vivo
o está muerto? Es inclasificable el fantasma y es inclasificable la clase obrera porque no encaja,
encaja para el capitalismo en la medida en que haga lo que tiene que hacer. Y el tercer
elemento de esta clasificación es que el fantasma aterra, da miedo. El comunismo como una
oposición que con todas sus características: abolición de la propiedad privada, abolición de la
patrias, abolición de la religión. Nos hace pensar que si eso desaparece desaparecemos
nosotros.

Otro tema que trabaja Marx es lo que después con el tiempo se empieza a llamar “El
materialismo histórico”. Hegel pensaba que a lo largo de la historia los seres humanos nos
íbamos emancipando porque íbamos progresando siendo cada vez más conscientes de lo que
somos. Lo que hace Marx es invertir este esquema, “No es la conciencia la que determina su
ser sino el ser el que determina la conciencia”.

Para Marx pensar es un efecto de una realidad material concreta, no cree que pensando
cambiamos el mundo, cree que el mundo se cambia en su ser, en la materialidad, en el trabajo.
La consciencia y la forma que tenemos de pensar es siempre un derivado. Creemos que
cuando pesamos estamos pensando autónomamente. Marx dice “uno piensa lo que otros
necesitan que pensemos”.

“La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”. Lo que se encuentra uno a lo


largo de la historia esta lucha de clases que explota cada tanto, genera una revolución y el
mundo cambia. Para Marx lo más importante de la antigüedad es que era una época en el que
el modo de producción era esclavista, en el que la lucha de clases se efectuaba entre amor y
esclavos. Entonces hay que potenciar ese elemento en la lectura de la historia antigua y no lo
que leemos en los manuales de historia en los que vienen las pirámides, el griego, el romano
como si no hubiese ahí un conflicto de clases permanente.

Marx modifica la lectura de la historia, la lee como la lucha de clases y llega al final al
capitalismo. ¿Cuáles son las clases impugnan el capitalismo? Dos, por un lado la clase
capitalista burguesa y por el otro lado, la clase proletaria. Los burgueses son los dueños de los
medios de producción y el proletario es el que no es dueño de nada salvo de su fuerza de
trabajo, que cobra por ello un salario. Marx dice que el salario siempre es injusto, dice que es
un problema técnico no de cantidad. Llama plusvalía a la diferencia entre lo que yo produzco
como valor y lo que yo cobro después por ese trabajo. Para él el fruto del trabajo es entero
para el que lo realiza, pero como uno está asalariado evidentemente el capitalista se va a
quedar con su parte, que es la ganancia. Esa parte con la que se queda es “un robo”, por eso,
dice Marx dice que no hay otra manera para pensar un cambio de perspectiva social que la
revolución. Supone una concepción filosófica de fondo muy radicalmente diferente a la que
en el capitalismo se sostiene, no hay reforma posible en la alienación, porque el problema es
la raíz.

Alienación viene de otro, otro me constituye, me define, decide sobre mí. Estar enajenado o
alineado significa que no somos nosotros los que definimos nuestros deseos, nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos, sino que estamos repitiendo sin darnos cuenta lo que
otros necesitan que seamos. La enajenación se produce sobre todo en el trabajo, Marx dice
“en realidad lo propio del trabajo es la realización vocacional del ser humano, pero como nadie
trabaja de lo que quiere o que tenemos que trabajar haciendo cualquier cosas para sobrevivir,
en el lugar donde deberíamos realizarnos vocacionalmente, que es el trabajo, en realidad nos
sentimos como animales porque no hacemos nada que nos realicen en términos de realidad
sino que estamos haciendo tareas mecánicas nada más que para cobrar un mísero salario y
sobrevivir a fin de mes. Y cuando nos vamos del trabajo y llegamos a nuestras casas, y en
nuestras casas solo hacemos funciones mínimas y “animales” como comer, dormir y otras
cosas que hacen los seres humanos naturalmente y bilógicamente los seres humanos en sus
casas, lo que compartimos como función animal es definitiva lo que nos hace humanos.

Marx se “pelea” contra las críticas que se les hace al comunismo, busca disolver la crítica
invirtiendo el carácter del sentido de lo cuestionado. Se le crítica al comunismo que el
comunismo lo que hace es abolir la propiedad, “no es cierto que el comunismo quiere
terminar con la propiedad, el comunismo quiere terminar con un tipo de propiedad que se nos
impone como única, la propiedad privada. El gran éxito del capitalismo es haber instalado que
propiedad es tener propiedad privada. Hay otras formas de propiedad, por ejemplo la
propiedad colectiva. “Nadie defiende más la propiedad que el comunismo, pero la propiedad
colectiva”

Se cuestiona al comunismo de querer abolir o destruir a la familia. Marx dice no, cero, al revés.
El marxismo lo que hace es denunciar que las familias que existen hoy en nuestras sociedades
son familias funcionales al sistema de producción vigente, nuestras familias han terminado
convirtiéndose en unidades productivas. Max dice que “el obrero no tiene familia porque no es
como el burgués que puede estar con su familia, trabajar con ellos, formarlos, el obrero tiene
que estar todo el día trabajado y cuando llega a su casa llega muerto. Hay una injustica
estructural. Que no nos corran a los comunistas diciéndonos que estamos en contra de la
familia si la clase obrera no tiene familia. Lo que queremos es recuperar justamente a la
familia“.

Y por ultimo dicen que el comunismo está en contra de la patria. Marx les dice “los obreros no
tienen patria. La Patria es una construcción que en realidad que lo que busca es dividir a los
obreros para que se peleen entre sí. Constituyendo identidades parciales cuando en realidad
todos los obreros del mundo padecen el mismo mal, el sometimiento”

“No puede haber una revolución real en el mundo hasta que en todo el mundo se produzca la
revolución. “

Termina con su famosa apelación diciendo “Proletarios del mundo unido”

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