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ARTE ALQUIMICA
FEDERICO GONZALEZ
A raíz de ciertas apreciaciones limitadas sobre la Alquimia, aún dentro del
campo de estudio de los investigadores esotéricos, las cuales encasillan a nuestra
ciencia y la definen como exclusivamente mineral y metálica, externa y
material, debemos aclarar de qué trata esta disciplina y a qué nos referimos
cuando utilizamos el término, ya que la perspectiva y la universalidad de lo que
se denomina Alquimia es muchísimo más amplia y desconocida que lo que se
suele entender por tal, como igualmente su fijación histórica y geográfica, la
Edad Media y el Renacimiento Occidental; aunque no negamos a la alquimia
metálica su carácter tradicional y sus antecedentes ilustres que se remontan a los
pueblos arcaicos que trabajaron los cuerpos minerales.
Es bajo esta luz que la palabra Alquimia adquiere su sentido original, indicado,
por lo demás, en la etimología del vocablo, que se refiere al color negro (los
egipcios daban a su país el nombre de Kemi, o tierra negra), de donde la
arabización Al-kimia indica por un lado el aspecto oscuro y subterráneo de las
operaciones transmutatorias, y por otro su fin último y eterno, que apunta a
superar la primera determinación, la del Fiat Lux, equiparable a la generación
por el Verbo, y por lo tanto lo que está más allá de ella: el Silencio Primordial, o
la Oscuridad Original. Por lo tanto otras posibilidades siempre presentes del Ser
Universal, reflejadas por cierto en el ser particular, que son la materia de la que
trata la Alquimia, y la que experimentan los sujetos que se acercan a ella con el
ánimo de constituirse en Filósofos, es decir en agentes responsables del gran
laboratorio cósmico, donde la obra aún se encuentra inacabada y debe ser
culminada con la intervención del "hombre verdadero", lo que explica la
importancia del arte y justifica cualquier hecho creativo.
grabado
sabe por intuición directa que es en lo más pequeño donde se oculta el secreto y
donde se aloja la central de más alto poder.
Nada de esto indica, por otra parte, que pensemos siquiera en limitar a la
alquimia metálica, y menos aún su simbólica, que por otra parte es universal y
está referida fundamentalmente a un fin espiritual. Toda la alquimia de
occidente, medieval y renacentista, da testimonio de ello por medio de miles de
obras, la mayor parte ilustradas, cuyo objeto es la transformación del alma
humana, ya que ésta es el vehículo, o plano intermedio, donde se efectúa la
transmutación a que nos estamos refiriendo; y es sabido que en la alquimia
mineral esa operación está simbolizada por el athanor, recipiente donde se
"cuece" la materia de la Gran Obra -y donde se separan las partes más sutiles de
las más densas mediante sucesivas "coagulaciones" y "disoluciones", como ya
iremos viendo-, el cual constituye un ejemplo vivo de la transformación, tanto
del microcosmos como del macrocosmos, del alma humana como del alma
universal.
sabemos también que no es exclusivo del proceso mineral el poder servir como
base de una transformación del alma (aunque dicho sea de paso, nos parece tal
vez el más curioso que conozcamos); en efecto son conocidas por los
hermetistas otras artes transmutatorias, tanto relacionadas con la Espagiria
(Paracelso), como con la Magia Natural (C. Agrippa), la oración, o invocación,
el arte de la memoria (Giordano Bruno) y sistemas completos de juegos de
relaciones, analogías, símbolos, mitos y ritos (muchos de ellos compartidos con
los alquimistas minerales) sin mencionar las exégesis, hermenéuticas, filosofías,
escritos, etc., que tratándose de pura Alquimia, o Ciencia Sagrada, no se han
expresado de modo metálico, o con nomenclatura astrológica.
Por otra parte se conocen diversos tipos de alquimia de acuerdo a los reinos que
toma de soporte para su trabajo: mineral, vegetal, animal. También la ingestión
de sustancias provenientes de esos reinos forman parte del método de muchos
procesos alquímicos, y una misma tradición puede usarlos indistintamente, o en
diferentes momentos de su desarrollo. Es sabido que los emperadores de la
China ingerían cantidades de jade (que es veneno) y aún hoy determinadas
medicinas utilizan muchos elementos minerales y sales en sus recetas. En cuanto
a la alquimia vegetal es conocida por todos los pueblos arcaicos y
numerosísimas plantas son sagradas entre ellos por considerarse mágicas,
despertadoras de la conciencia, o emisarias celestes, a la par que la misma
(4)
transformación de los vegetales testifica los procesos generativos. Los hongos
"alucinógenos" en cuanto a su acción, entran en este mismo campo, aunque
podrían tal vez ser considerados más como del reino animal, al que pertenecen
también ciertos gusanos y otros bichos que se comen y forman parte de
determinadas ceremonias, así como la sangre de animales, etc.
Se puede seguir, entonces, que este proceso del adepto -o el chamán, que ha
recibido sucesivas iniciaciones, o comprendido distintos estados del Ser
Universal- que va obteniendo para sí paulatinamente los colores de la Obra es
una verdadera inmersión en el tiempo, ya que advierte la simultaneidad de todo
lo posible (que se da merced a la proyección temporal o sea, gradualmente), y
reconoce estados no humanos desde una perspectiva distinta, donde ve girar la
rueda de los sucesos y fenómenos sin apego, tal cual el alquimista metálico
observa de una manera imparcial las sustancias que combustionan -coagulan y
se disuelven- en su athanor. En todo esto juega también un papel decisivo la
memoria, materia con que está tejido el tiempo y por lo tanto el hombre, ya que
éste es tanto lo que conoce como lo que recuerda, y en todo caso si es algo en sí,
lo es por su memoria: imprecisa y frágil substancia que cambia con los
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momentos y los días y constantemente se actualiza.
oficiales.
Eso se debe a que la vida interior está invertida con respecto al mundo exterior,
exactamente igual que la vida sagrada y la profana.
huracán colérico, el dragón alado un animal casi doméstico. El ángel bebe agua,
el dragón vino.
NOTAS
1
Solamente piénsese en los numerosísimos hinduístas y budistas dedicados al tantra
actualmente. (R)
2
En algunos casos los libros alquímicos parecen ser libros recordatorios de una Enseñanza
o realidad que se da por supuesta, o conocida y que los escritos testimonian, como es el caso
de los hieroglifos egipcios, o los códices mesoamericanos. En otros la idea de una enseñanza
práctica e individual es más notoria aunque se encuentre oscurecida en su expresión. La
mayor parte de ellos perpetúan esa extraña, y cuantitativamente importante, forma de
realización, que constituye toda una ciencia de la que en estos textos figuran fragmentos, o
demostraciones, cuando no mapas de ruta para aquellos que están internándose en la Vía
Simbólica. Es de destacarse la importancia de los símbolos gráficos que acompañan a textos
y "experimentos" en la realización interior. (R)
3
Sobre la identidad de los símbolos alquímicos con los de la construcción, ver F. Ariza en
esta misma Revista, No. 1, "La simbólica de la Francmasonería". (R)
4
Señalaremos la relación directa que se puede obtener con el mundo vegetal y la
consiguiente alteración de lo percibido comparado con la cotidianidad ordinaria y vinculado
a estados distintos de la conciencia, por el insumo paciente de plantas crudas e infusiones.
(R)
5
"Por esta razón es justo que el pensamiento del filósofo tenga sólo alas, pensamiento que
se liga siempre cuanto es posible por el recuerdo de las esencias a que Dios mismo debe su
divinidad. El hombre que sabe servirse de estas reminiscencias está iniciado constantemente
en los misterios de la infinita perfección y solo se hace él mismo, verdaderamente, perfecto.
Desprendido de los cuidados que agitan a los hombres y curándose sólo de las cosas divinas,
el vulgo pretende sanarle en su locura y no ve que es un hombre inspirado. " Del Amor,
Platón. (R)