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Resumen
Este artículo aborda dos poemas, tres ensayos y dos cuentos de Jorge
Luis Borges, cuya temática común gira en torno a la noción de conflicto,
entendido según la perspectiva de análisis de la crítica Beatriz Sarlo y
sus manifestaciones en la narrativa borgeseana. Desde una visión pro-
blemática de la propia existencia, hasta el cuestionamiento del significa-
do de la creación literaria o el valor del arte de contar para el hombre:
el conflicto en Borges reviste múltiples aspectos, muchos de los cuales
permanecen vigentes.
Abstract
This article analyzes two poems, three essays, and two stories by Jorge
Luis Borges based on his notion of conflict, according to Beatriz Sarlo’s
theory, and its expression in Borges’ narrative. From a problematic view
of own existence to the questioning of literary creation meaning, or the
art of narration for the Man, conflict in Borges has different aspects, and
many of them are still valid.
Key words: Jorge Luis Borges, Beatriz Sarlo, conflict, questioning, Latin
American literature
Résumé
Cet article étudie 2 poèmes, 3 essais et 2 contes de Jorge Luis Borges, ayant en commun
la thématique du conflit, selon la conception de la critique Beatriz Sarlo, pour mettre en
évidence ses diverses manifestations. Commençant par une vision problématique de la
propre existence, jusqu’à la mise en question de la signification de la création littéraire,
ou encore la valeur de l’art de raconter pour l’Homme : le conflit se présente chez Borges
sous de multiples formes, dont plusieurs restent encore en vigueur.
Mots clés: Jorge Luis Borges, Beatriz Sarlo, conflit, mise en question, littérature d’Amé-
rique Latine
J
orge Luis Borges se ha conso- esta perspectiva los diferentes aspec-
lidado como uno de los escri- tos que podrían revestir esa visión del
tores latinoamericanos más tránsito por los bordes, la mezcla, la
constantes en el gusto de los lectores de nostalgia y el conflicto que transitan
las más diversas latitudes. Su poesía y la narrativa borgeana.
su cuentística siguen atrayendo espí- Ahora bien, para que pueda identi-
ritus sedientos de lecturas desafiantes ficarse la noción de conflicto, es necesa-
por sus construcciones estéticas o por rio el concepto de diferencia: crea con-
sus planteamientos metafísicos. Los flicto todo aquello que no se inserte en
estudios sobre la narrativa borgeseana lo preestablecido, en lo esperable, en lo
incluyen análisis sobre su erudición, que el grupo social hegemónico define
sus concepciones estéticas y sus plan- como norma.
teamientos como autor. El conflicto y su En el caso de Borges y de la valo-
manifestación y vivencia es uno de los ración de su literatura como una lite-
aspectos que ha llamado notablemente ratura de conflicto, conviene entonces
la atención de la crítica literaria. tratar de definir cuáles son las dife-
Para citar un ejemplo concreto, rencias no negociables que el autor ex-
quien conoce la narrativa de Jorge Luis presa en relación con los cánones so-
Borges a través de la visión de la crí- bre aspectos como: el acto de escribir,
tica Beatriz Sarlo acabará convencido el rol del autor y del lector, la literatu-
de que el rasgo distintivo del narrador ra, el papel del escritor, la ficción y la
argentino está marcado por el roce, el verosimilitud —incluso la realidad—,
desencuentro, el conflicto nacido del la vida, la ceguera y la muerte.
hecho de transitar por bordes que se Ya nos había señalado Beatriz
tocan y frecuentemente se repelen. Sarlo que la obra de Borges no está
La periodista argentina afirma en dotada de tersura y no puede insta-
su obra: Borges, un escritor en las ori- larse en ninguna parte completamen-
llas, que tal condición se explica por te, porque los rasgos típicamente ar-
la esperable “tensión de la mezcla y gentinistas o latinoamericanos se van
la nostalgia por una literatura euro- mezclando con lecturas heterogéneas
pea que un latinoamericano nunca en sus orígenes y en sus géneros, y re-
vive del todo como naturaleza original ciben además la influencia de un hom-
(1995:13-14). Comentaremos desde bre que se va asumiendo y perdiendo
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al mismo tiempo a causa del agrava- Quien escribe se hace llamar “yo” y
miento de la ceguera. se caracteriza por sus actos de volun-
Para la presente reflexión, nos he- tad: “Yo camino por Buenos Aires y me
mos permitido escoger una serie de demoro, acaso ya mecánicamente, para
textos que estimamos representativos mirar el arco de un zaguán y la puerta
de tres ejes narrativos en los que la cancel”(1997: 61). “Hace años traté de
escritura de Jorge Luis Borges puede librarme de él […]” (1997: 61). Borges
considerarse una literatura de conflic- (el alter ego de “yo”) se diferencia en
to: la existencia, la creación literaria y tanto está definido por los avatares ex-
los límites de la ficción. ternos: “[…] a Borges es a quien le ocu-
rren las cosas” (1997: 61).
Las líneas siguientes procuran re-
El arduo oficio de vivir forzar el efecto de la diferenciación, dar
a entender que el “yo” es más verdadero
Al leer la obra borgeseana, sorpren- cuanto más auténtico y condenado, sin
de encontrarse en el curso de la evolu- embargo, al olvido por la imposición de
ción del autor con textos autorreferen- Borges, quien con “su perversa costum-
ciales, de valor casi confidencial acerca bre de ampliar y magnificar” (1997: 62)
de las inquietudes existenciales que le se ha adueñado de “los juegos con el
aquejan. Su percepción de sí mismo no tiempo y con lo infinito” (1997: 62).
escapa ni mucho menos a su interés La última línea tiene un efecto deci-
creador: en pequeños ensayos como en sivo en el juego de confusión, pero tam-
“Borges y yo”, pero muy notablemente bién resulta aplastante desde el punto
en la poesía, este tema nos regala ex- de vista de expresión del conflicto exis-
tractos llenos de una belleza que mue- tencial: “No sé cuál de los dos escribe
ve a la compasión. esta página” (1997: 61). La discordia
En su texto de 1960, “Borges y yo”, entre las dos imágenes de sí mismo
el autor propone un juego de desdobla- se vuelve insostenible y transmite un
miento muy interesante para tratar de sentimiento de angustia irresoluble
ilustrar la forma en que su lado crea- ante la imposibilidad de desdibujarse
dor y conocido lo escinde de su yo ínti- entre dos percepciones encontradas de
mo y reflexivo. Parece un ejercicio lin- sí mismo.
güístico y semántico entretenido, una Por su parte, en el “Poema de los
presumible queja de alguien a quien la dones”, escrito entre 1958 y 1959, la
celebridad no le permite llevar la vida disconformidad borgeana se centra
anónima que le gustaría. en otro aspecto del arduo oficio de vi-
Sin embargo, una mirada más acucio- vir: la suprema ironía que marca la
sa puede identificar en los rasgos de in- vida del autor, la enfermedad degene-
conformidad y reproche, la pugna de asu- rativa que acabará en ceguera y que
mir una vida entendiendo que no nos es pareciera el castigo más despiadado
dado controlarla en su totalidad, el azar para el lector insaciable, el escritor
existe y confronta el libre albedrío: hay en prolífico, el intelectual y director de
la vida de cada uno sucesos que escapan la Biblioteca Nacional.
a nuestro control y capacidad decisoria, y La primera estrofa plantea la
Borges lo patentiza en este texto. confrontación en toda su crudeza:
54 Revista de Lenguas Modernas, N.° 27, 2017 / 51-62 / ISSN: 1659-1933
“Que nadie rebaje a lágrima o reproche vivió la misma amarga ironía: enton-
/ esta declaración de la maestría / de ces cómo saber “¿Cuál de los dos escri-
Dios, que con magnífica ironía / me dio be este poema de un yo plural y de una
a la vez los libros y la noche” (1998: 11). sola sombra?” (1998: 12).
Ante una contradicción de tal dimen- De esta manera, Borges consigue
sión, ¿cómo no plantearse alternativas transmitir al lector una perspectiva
extremas como las lágrimas o el repro- discordante, y sobre todo polémica, de
che? ¿La conmiseración o la rabia? todo lo que canónicamente se asocia
No se necesitan profundas reflexio- con una biblioteca, desde la memoria
nes para comprender que la vida del de los tiempos: no es el templo sagrado
autor debió estar marcada por las osci- que resguarda y atesora el saber, no es
laciones entre estos dos polos. La ima- el recinto de paz y conocimiento, de re-
gen trágica nos llega al imaginar unos cibimiento caluroso, de silencio místico
ojos sin luz que son habitantes, dueños por la comunión entre la búsqueda y la
y flâneurs de una ciudad de libros por la respuesta, sino al contrario el “mundo
que deambulan sin rumbo, consumidos que se deforma y que se apaga / en una
de hambre y sed que, no por ser metafó- pálida ceniza vaga / que se parece al
ricas, son menos urgentes y dolorosas. sueño y al olvido” (1998: 12).
Borges nos dibuja una imagen des- Desde el poema se cuestiona, se
garradora de conflicto entre su condi- desmorona la idea de permanencia
ción de ciego y su devoción por las pa- y trascendencia representada por la
labras (leídas o escritas, sin distingo). biblioteca que ampara la cultura y la
En una situación privilegiada, en que ciencia; más bien, se provee al lector
dispone del tiempo y del espacio a su una imagen de laberinto inútil de len-
antojo, le es arrebatada la condición tas galerías, deforme y opaco, asimila-
sine qua non para acceder al lugar que ble al sueño y al olvido, que tan lejanos
él había imaginado como el Paraíso. se encuentran del conocimiento.
Las enumeraciones de los versos Otro poema de Borges que nos
subsiguientes tienen un valor casi de presenta una confrontación diferente,
letanía, como si un flagelante enume- pero no menos desgarradora, es “El re-
rara en cada latigazo las razones que mordimiento”, uno de sus textos más
acrecientan su agonía: “Enciclopedias, difundido por la universalidad de su
atlas, el Oriente y el Occidente, siglos, temática. Plantear la propia infelicidad
dinastías, símbolos, cosmos y cosmogo- como un acto de dejadez, de irresponsa-
nías […]” (1998: 12); la vastedad que se bilidad, es cuando menos controvertido.
ofrece a su mano y que, sin embargo, le Si a ese aspecto se agrega el sentimien-
está vedada. to evocado en el título, el resultado es
No obstante, el conflicto del mal- abrumador. Pocos sentimientos son tan
hadado bibliotecario no es único en su avasalladores como el remordimiento,
género, nos lo recuerda Borges, por- porque revela la conciencia de lo irre-
que paradójicamente, ya su antecesor cuperable, la fugacidad del instante
Groussac había sufrido idéntica condi- perdido opuesta a la prolongación de la
ción. De esta manera, el espíritu ator- inmutabilidad de lo ido.
mentado del poeta trasluce otra veta Adicionalmente, el autor se sirve
del desasosiego: si ya otro antes que él de la perspectiva de la moral cristiana
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Así establece el valor que tienen en el en Europa desde el siglo XIX (siglo de
imaginario colectivo La Ilíada, la Odi- afianzamiento del género novelesco en
sea, los Evangelios y Las mil y una no- Francia, España e Inglaterra), sino
ches. La conclusión para Borges es que porque resulta completamente contra-
los hombres en realidad no necesitan dictoria cuando se examina el estilo
muchas historias, sino unas pocas que narrativo borgeseano.
puedan ser contadas muchas veces y Porque si bien es cierto Borges
que les permitan ser capaces de creer nunca se inclinó por el género noveles-
sinceramente en la felicidad y en la vic- co, basta dar una lectura a sus cuentos
toria sin renunciar a la imprescindible para percibir la forma en que él se atri-
dignidad de la derrota. buye el carácter demiurgo de jugar con
Borges retoma la idea, recurrente tiempos, voces y lugares; los experi-
cuando se habla de literatura, de que mentos narrativos que señala con dedo
todo ha sido escrito, que la literatura acusador se encuentran a raudales en
se reduce en realidad a unas pocas his- sus relatos.
torias que han sido contadas muchas Ahora bien, lo interesante es que el
veces y de maneras muy diferentes. autor decide dar un final optimista a
Esta posición es siempre susceptible su reflexión cuando afirma que guarda
de generar confrontaciones, así como la esperanza de que la épica primige-
la escogencia borgeseana de esos textos nia vuelva a ocupar un lugar destaca-
primigenios. No menos polémica resul- do en las preferencias de los hombres,
ta su afirmación posterior en este en- porque se volverá a instaurar el amor
sayo, en el sentido de que la novela ha por el relato: “No creo que los hombres
devenido una degeneración de la épica, se cansen nunca de oír y contar histo-
pues —a través de la multiplicidad de rias. Y si junto al placer de oír histo-
tramas— ha acabado por convertirse rias conservamos el placer adicional
en algo trivial. de la dignidad del verso, entonces algo
Sin embargo, es hacia la segunda grande habrá sucedido” (2001: 73). De
parte y final de este ensayo que pueden esta manera, el poeta se empoderará
señalarse las afirmaciones más contro- de nuevo, recuperará el canto junto al
vertidas de Borges en relación con la arte de contar que lo habita.
decadencia de la novela: “Pienso que De manera complementaria, la re-
la novela está fracasando. Pienso que flexión “Credo de poeta” se constituye
todos esos experimentos con la nove- como un texto ineludible para com-
la, tan atrevidos e interesantes —por prender la significación que el acto de
ejemplo, la idea de los cambios de tiem- crear tiene según la perspectiva borge-
po, la idea de que la historia sea con- seana. En primera instancia, el autor
tada por distintos personajes—, todos recuerda que el germen de cualquier
se dirigen al momento en que sentire- escritura pasa por la lectura; él mismo
mos que la novela ya no nos acompaña” calificándose primero como lector que
(2001: 73). como autor: “[…] me he atrevido a es-
La afirmación es problemática cribir; pero creo que lo que he leído es
en más de un sentido: no solo porque mucho más importante que lo que he
toca puntos sensibles de una narrati- escrito” (2001: 119). Borges termina el
va consolidada y muy especialmente párrafo con una afirmación sin duda
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discutible: “Pues uno lee lo que quiere, por la oscura iniciación en la maestría
pero no escribe lo que quisiera, sino lo del lenguaje.
que puede” (2001:119). Beatriz Sarlo añade al respecto que:
En las líneas que siguen, el autor
dirige su atención hacia su relación Borges construye su arte ficcional sobre
personal con las palabras y su progre- una doble base. Por un lado, el mandato
siva toma de conciencia del poder, la de construir tramas perfectas, como las
belleza y el peligro que ellas encierran. que admira en Kipling y Stevenson, a
Mediante la afirmación: “el hecho cen- quienes, hasta el fin, consideró modelos
tral de mi vida ha sido la existencia de de una ascética disciplina narrativa que
las palabras y la posibilidad de entre- supera o se desentiende de la naturale-
tejer y transformar esas palabras en za caótica, desordenada, incognoscible
poesía” (2001: 122), el autor nos plan- del mundo y de su fallida imitación en
tea su relación no solamente con el acto la literatura realista. Por otro lado, la
creador de la escritura, sino también libertad (severa y llena de reglas) de la
con el acto creador que conlleva la lec- literatura fantástica, displicente con
tura; sucede que Borges expresa así los ‘deberes y obligaciones’ del análisis
el concepto de hacedor en términos de psicológico y de la mimesis realista.
arte poética. (1995:50)
En los párrafos posteriores, el lec-
tor encuentra un repaso arbitrario de Esta idea permite entender las afir-
lecturas que han marcado la experien- maciones de Borges en el sentido de
cia de lectura/escritura borgeseana, el que para él el encanto de escribir nace
catálogo de referencias está acompa- de la fe en la historia por contar, más
ñado de toda suerte de comentarios allá de si lo que se va a narrar es ve-
susceptibles de generar discusiones rídico, histórico; lo que cuenta es la fi-
y desacuerdos entre quienes recorran delidad a la imaginación. De la misma
sus líneas. Sin embargo, confirman manera que la gente cree en sus ideas
las afirmaciones de Beatriz Sarlo en o en sus sueños, el escritor debe creer
el sentido de que la narrativa del ar- en su historia.
gentino está plagada de una erudición Además, Borges subraya el hecho de
heteróclita que “se desplaza por el filo que para él “no hay placer en contar una
de varias culturas, que se tocan (o se historia como sucedió realmente” (2001:
repelen) en sus bordes” (1995: 13-14). 139). Porque si el autor no agrega nada,
Borges insiste en que sus textos aunque sea nimio, de su propia cantera,
más acabados son el resultado de un sus textos no serán diferentes a los de
ejercicio constante de prueba y error, un periodista o un historiador.
nutriéndose de sus lecturas y tratan- Así, estamos frente a un escritor
do de imitar a sus modelos o de tomar que afirma convencido la importancia
su lugar como si fuera escritor de otras de la imaginación y la fe en ella, pero
épocas y de otras culturas. En apoyo que, al mismo tiempo, como expresan
a sus ideas cita a autores como Whit- sus críticos, oscila entre la preferen-
man, Stevenson, Carlyle, Sir Walter cia por el desarrollo de tramas sóli-
Scott y hasta Flaubert, a quienes con- das y acabadas, y el gusto por las na-
sidera sus luces en el vasto deambular rraciones displicentes con la imitación
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