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Prólogo
Agradecimientos
1. Definiendo el código de liderazgo
1. Cómo descubrimos el código de liderazgo
2. El código de liderazgo: el tiempo, la atención y uno mismo
3. El código de liderazgo: conviértalo en una realidad para usted y
para su organización
2. Regla 1 Cree una visión de futuro
1. Mire con curiosidad a su alrededor y cree una visión de futuro
2. Invite a participar en la estrategia a quienes más tienen que decir
sobre su negocio
3. Involucre a toda la organización: nadie sabe por sí mismo todo lo
necesario
4. Cree tracción estratégica en su empresa
5. Conclusión: la estrategia como historia
3. Regla 2 Haga que las cosas sucedan
1. Haga que el cambio suceda
2. Siga un protocolo para la toma de decisiones
3. Asegure la responsabilidad por acciones y resultados
4. Construya equipos
5. Asegure la eficiencia técnica
4. Regla 3 Gestione el talento
1. Comunique, comunique, comunique
2. Practique un estilo de gestión acorde a la estrategia de la empresa
3. Fortalezca las competencias: asegúrese de que las personas tienen
las capacidades que necesitan
4. Asigne recursos a las personas para que puedan enfrentar las
exigencias
5. Cree un ambiente laboral positivo a través de su propia
espiritualidad
6. Diviértase en el trabajo
5. Regla 4 Desarrolle la siguiente generación de talento
1. Trace un mapa de la fuerza laboral
2. Relacione la marca de la empresa con la de los colaboradores
3. Ayude a las personas a gestionar sus carreras
4. Encuentre y desarrolle la siguiente generación de talento
5. Fomente las redes y las relaciones
6. Regla 5 Invierta en usted mismo
1. Piense con claridad: no se pierda en los detalles
2. Conózcase a sí mismo
3. Tolere el estrés
4. Demuestre agilidad de aprendizaje
5. Desarrolle el carácter y la integridad
6. Cuídese
7. Muestre energía personal y pasión
7. Cómo garantizar mejores líderes y un mejor liderazgo
1. Establezca una teoría clara de liderazgo
2. Evalúe a los líderes
3. Invierta en los líderes
4. Haga un seguimiento para alinear las prácticas de la organización
5. ¿Qué más hace falta? La marca de liderazgo
Notas
Dave Ulrich, Norm Smallwood y Kate Sweetman
MADRID BARCELONA
BOGOTÁ BUENOS AIRES MÉXICO D.F.
LONDRES MUNICH
Comité Editorial de la colección de Acción Empresarial:
Tomás Alfaro, José Luis Álvarez, Ángel Cabrera, Salvador Carmona,
Guillermo Cisneros, Marcelino Elosua, Juan Fernández-Armesto, Luis Huete,
María Josefa Peralta, Pedro Navarro, Pedro Nueno, Jaime Requeijo,
Carlos Rodríguez Braun y Susana Rodríguez Vidarte.
Colección Acción Empresarial
Editado por LID Editorial Empresarial, S.L.
Sopelana 22, 28023 Madrid, España
Tel. 913729003 - Fax 913728514
info@lideditorial.com
LIDEDITORIAL.COM
y Richard Sweetman
Prólogo
El código del nuevo líder se refiere al requisito común para conseguir este
comportamiento homogéneo: el liderazgo. Para alcanzar este comportamiento
homogéneo se necesitan personas –directivos– que inspiren esa manera de
hacer las cosas desde una punta a otra de la empresa. Líderes que tienen que
cumplir dos condiciones: a) competencias comunes a todos los líderes (el
código de liderazgo); b) competencias diferenciadoras, cualidades específicas
para cada empresa y para cada persona.
Según la investigación recogida en este trabajo, la efectividad de un líder
depende entre un 60-70% de la primera parte (la común) y un 40-30% de la
segunda (la diferenciada). Eso es así porque para los autores, como explican
en el capítulo 7, siempre se cumple la siguiente ecuación:
Marca de liderazgo = Código de liderazgo x diferenciadores
Por tanto, querido lector, este libro le dará la clave del 60-70% de su eficacia
como directivo y de la eficiencia de su empresa.
A estas alturas del prólogo, el lector de la edición en castellano, si no leyó ya
Marca de liderazgo, se puede estar preguntando cuál de los dos debe leer
primero.
La respuesta es que, afortunadamente en este caso, como en las matemáticas, el
orden de los factores no altera el producto. En efecto, el orden de lectura no
afecta al aprendizaje que se puede extraer de los dos trabajos.
No obstante, como prologuistas, queremos dar una pequeña orientación: según
sea la intención, o la posición del lector en la empresa, puede ser más útil
poner más énfasis en uno u otro libro.
Si el lector busca su mejora personal como líder, es posible que le convenga
empezar por El código del nuevo líder y profundizar en él, sin olvidar que no
tendrá un conocimiento completo del esquema de pensamiento hasta que
estudie también Marca de liderazgo.
Por otra parte, deberá poner el mismo énfasis en ambos libros si es un
constructor de organizaciones, un director de recursos humanos, un miembro
de comités de dirección, juntas directivas o consejos de administración, un
gerente o director general, un presidente, consejero delegado, chairman o un
CEO (en terminología anglosajona). En Marca de liderazgo encontrará los
instrumentos conceptuales para convertir su compañía en la favorita de los
empleados, clientes, accionistas e inversores, a través del comportamiento de
los empleados. En El código del nuevo líder encontrará las cinco reglas que
le harán a él/ella y a sus colaboradores más efectivos como líderes para
conseguir esa marca de liderazgo.
Esas cinco reglas le permitirán: a) aumentar su capacidad estratégica y de
visión a largo plazo; b) conseguir que se cumplan las tareas y los objetivos
estratégicos, es decir, que las cosas ocurran; c) comprometer el talento actual
que existe en la organización; d) crear capital humano generando los talentos
de la próxima generación; y e) invertir en la mejora personal, base de todas
las demás competencias de liderazgo. Cada una de estas reglas se descompone
en el libro en comportamientos completos con resultados tangibles.
No hay que olvidar que en el liderazgo, como en los saberes prácticos de la
vida, ya lo decía Aristóteles, se trata más de hacer que de conceptualizar. Los
autores son conscientes de ello. Por eso, aportan en cada capítulo
cuestionarios de autorreflexión para el lector; de cada uno de ellos se pueden
extraer intensos aprendizajes. El aforismo del oráculo de Delfos «conócete a ti
mismo» es el primer paso de toda sabiduría. El directivo, lector de este libro,
tiene en los cuestionarios un instrumento de autoconocimiento profundo, tanto
de él mismo, como de su organización.
Esta es una de las características que se puede observar en los trabajos de The
RBL Group. Los autores son académicos, de ahí el rigor con que tratan sus
fuentes de información, pero también son consultores y asesores de las
mayores empresas a nivel global. Es decir, son teóricos arraigados en la
realidad, la mejor combinación para este tipo de trabajos. Sus afirmaciones,
que a veces parecen obvias, están enraizadas en sólidos estudios empíricos,
con una amplia base de consulta a lo largo de todo el mundo en empresas
globales.
Por último, como lectores, hay que agradecer en este trabajo el esfuerzo de
condensación de conceptos. Decía Baltasar Gracián que lo bueno, si breve,
dos veces bueno. Por eso el lector no debe dejarse engañar por el número de
páginas. La extensión del libro permite leerlo en un tiempo prudencial, pero la
profundidad de sus conceptos exige estudio y meditación.
Ernesto Uscher
Si, como dice un proverbio africano, se necesita todo un pueblo para educar a
un niño, para escribir un libro hace falta, mínimo, una ciudad. Esperamos
poder agradecer aquí a todas las personas que han contribuido a hacer posible
este libro desde su concepción hasta su finalización.
Desearíamos expresar nuestro agradecimiento a Harvard Business Press por
su apoyo, en especial a Melinda Merino, nuestra siempre gentil y perspicaz
editora.
Queremos dar las gracias a Bob Eichinger, que continuamente nos ha incitado
y animado a escribir.
También deseamos expresar nuestro más profundo agradecimiento a Omar
Kader, que nos dio su inestimable opinión sobre varios capítulos del
manuscrito, y a Dean Weatherford, quien nos proporcionó nuevas perspectivas
y nos infundió ánimos.
Gracias a todas aquellas personas que han asistido a nuestros seminarios, en
los que probamos nuestras ideas y aprendimos de sus preguntas y sugerencias.
Nuestro más profundo agradecimiento a las personas que entrevistamos. Su
contribución ya está en el libro, pero queremos agradecerles también aquí su
ayuda, ya que, sin ellos, ni el código de liderazgo ni el libro habrían sido
posibles. Los líderes de reconocido prestigio a los que entrevistamos fueron
Jim Bolt (experto en desarrollo de liderazgo); Richard Boyatzis (experto en
modelos de competencias y liderazgo resonante); Jay Conger (experto en
alineamiento de las habilidades de liderazgo a la estrategia); Marc Effron
(experto en estudios sobre líderes globales); Bob Fulmer (experto en
habilidades de liderazgo); Marshall Goldsmith (experto en habilidades de
liderazgo global y en cómo desarrollar estas habilidades); Gary Hamel
(experto en liderazgo en relación con la estrategia); Linda Hill (experta en
cómo convertir a los directivos en líderes y en liderazgo en economías
emergentes); Jon Katzenbach (experto en el trabajo con líderes desde dentro
de la organización); Jim Kouzes (experto en la credibilidad de los líderes);
Morgan McCall (representantes del Centro de Liderazgo Creativo); Barry
Posner (experto en la credibilidad de los líderes); Paul Thompson (experto en
estilos de desarrollo actuales) y Jack Zenger y Joe Folkman (expertos en la
consecución de resultados y la excelencia en los líderes).
Naturalmente, queremos agradecer a nuestros apreciados colegas pasados y
presentes de RBL su colaboración, sin la cual esta obra no habría sido
posible: Jon Younger, Wayne Brockbank, Judy Seegmiller, Barbara Ferre,
Ginger Bitter, Loretta Allen, Ernesto Uscher, Justin Allen, Dave Hanna, Allan
Freed, Bonner Ritchie, Gene Dalton, Erin Wilson Burns, Tim Kapp, Justin
Britton, Meggan Pingree, David Gilliland y Mark Nyman.
Y a todas las personas que nos han ayudado a elaborar estas ideas y nos han
proporcionado las cifras y datos que necesitábamos: Kara Helander, Robert
Burnside y Robin Athey.
Un agradecimiento especial a nuestras familias, que se han mostrado
comprensivas con nuestra obsesión por la escritura: Wendy Ulrich, Tricia
Smallwood y Alexis Yoshi Belash, y a Isabel y Ali, las pacientes hijas de
Kate. Y, por supuesto, a Mary Sweetman, madre de Kate, quien le inculcó su
potente código.
1. Definiendo el código de liderazgo
Nuestro pensamiento se guió por una analogía. ¿Son tan diferentes el híbrido
Toyota Prius y la camioneta Ford F-150? Si piensas como la mayoría,
probablemente creerás que ambos vehículos son muy diferentes entre sí. Quizá
incluso opuestos. El ecológico Prius atrae a las personas interesadas en
reducir las emisiones de dióxido de carbono sin por ello dejar de desplazarse.
La enorme y sólida F-150, por otra parte, es el vehículo perfecto para quienes
identifican la conducción con la libertad personal y sienten un auténtico placer
cuando son dueños de la carretera. Quizá te encante uno de los dos y no irías
ni muerto en el otro, creyendo que son dos vehículos muy diferentes entre sí.
¿Pero lo son realmente? Detrás de las características externas obvias, los dos
vehículos tienen más cosas en común que elementos diferenciadores. En
primer lugar, ambos son un tipo de transporte de personas y no de carga. Los
dos te llevan a donde tú quieres. Ambos lo hacen mediante un conjunto
importante de elementos comunes: la unidad motriz, el cigüeñal, el motor, los
frenos, los limpiabrisas y la batería. De hecho, cuando sumamos todos estos
elementos, las similitudes entre los dos vehículos superan las diferencias.
Mientras escuchábamos a los expertos, teníamos la sensación de que la misma
lógica se podía aplicar al liderazgo. ¿Se parece en algo un líder eficaz de, por
ejemplo, Starbucks o Whole Foods a un líder eficaz de ExxonMobil? ¿Tienen
algo en común un líder eficaz de una ONG que lucha por salir adelante y uno
de la ONU, famosa por sus procedimientos burocráticos? ¿Son parecidos un
líder eficaz de un mercado emergente y uno de un mercado maduro? ¿Y un
líder eficaz del crimen organizado y un líder religioso? ¿Se parece un líder
eficaz de una farmacéutica suiza a uno de la ONG MoveOn.org? ¿Y dos
líderes eficaces de Nokia y Verizon?
Presta atención al siguiente relato sobre dos hermanos: Billy y Whitey Bulger
crecieron en Boston dentro de la misma familia. Los dos compartían el mismo
gen de liderazgo o el mismo ambiente de aprendizaje sobre liderazgo, o ambas
cosas a la vez. Sin embargo, Billy llegó a ser el máximo responsable del
sistema universitario del Estado de Massachusetts, mientras que Whitey se
convirtió en el poderosísimo jefe de la mafia irlandesa local, conocido por su
mala reputación. Ambos son líderes, cada uno ha aplicado sus talentos de
forma diferente y se puede considerar que ambos han tenido éxito en su
terreno5.
Regla 1: cree una visión de futuro. Esta regla está integrada en la dimensión
de estratega del líder. Los estrategas responden a la pregunta acerca del lugar
a dónde vamos y se aseguran de que las personas que les rodean también
conozcan la dirección en la que avanzan. No sólo visualizan el futuro, sino que
son capaces de construirlo. Como futuristas prácticos que son, saben hacia
dónde se tiene que dirigir la organización para tener éxito, comprueban la
validez que sus ideas tienen en la práctica en función de los recursos con los
que cuentan (dinero, personas, capacidades de la organización) y colaboran
con otras personas para averiguar cómo llegar desde su posición actual hasta
la posición futura que desean alcanzar. Los estrategas tienen una idea del
futuro que desean y son capaces de posicionar su organización para construir
dicho futuro e irse adaptando ante él. Las reglas para ser un buen estratega
giran en torno a la capacidad de crear, definir y dictar principios sobre lo que
pueda suceder en el futuro.
Para las cuatro primeras áreas del código de liderazgo o áreas de acción,
identifique en cuál ha obtenido la mayor puntuación promedio. Ésta será su
fortaleza del código de liderazgo.
Si ha obtenido una puntuación menor o igual a 3 en alguno de los puntos del
área de eficiencia personal, establezca cómo puede mejorar sus competencias
en esta área para garantizar un liderazgo eficaz sostenido.
Ejecutor
Gestor de talento
Me comunico eficazmente…….............................................. 1 2 3 4 5 6 7 8 9
10
Creo una gestión acorde a la estrategia…...............................1 2 3 4 5 6 7 8 9
10
Fortalezco la competencia en mi organización.................…. 1 2 3 4 5 6 7 8 9
10
Asigno recursos para satisfacer las demandas……............... 1 2 3 4 5 6 7 8 9
10
Creo un ambiente laboral positivo……................................. 1 2 3 4 5 6 7 8 9
10
Si quiere convertirse en un buen estratega, tiene que evitar las trampas más
comunes a la hora de crear una estrategia:
� No permita que la estrategia se quede en un conjunto de órdenes
ambiciosas sin un plan de acción concreto que las sustente. Las misiones y
visiones que no están ancladas en la realidad generan más escepticismo que
confianza. Un equipo de líderes de alto nivel que conocimos dedicó meses
a diseñar su misión, su visión, sus valores y demás nobles propósitos.
Enviaron a sus más de 50.000 empleados un DVD con un tutorial en el que
explicaban todo esto, esperando una gran acogida; lo que obtuvieron, en
cambio, fue un montón de planes estratégicos apilados en las estanterías de
los despachos. Los colaboradores leyeron las grandes palabras, pero no
vieron las acciones concretas.
� No piense que para crear una estrategia basta con proyectar las cifras de
hoy en el futuro. Las páginas y páginas de análisis de los resultados y
pronósticos financieros, las tendencias actuales y futuras de clientes y
colaboradores, y los procesos tecnológicos y de fabricación pueden estar
enmascarando la falta de una estrategia real. Nosotros trabajamos con un
equipo de alto nivel que había estado analizando los datos financieros y de
todos sus clientes durante dos días; al tercer día les formulamos una
sencilla pregunta: ¿pueden decirnos, en menos de veinte palabras, cuál es
su estrategia? No nos sorprendió encontrarnos con que cada uno de los
individuos tuviera su propia respuesta particular a una pregunta tan sencilla
como a dónde querían dirigirse. El análisis de los datos que habían
realizado no les había conducido a adoptar una decisión conjunta.
� No se limite a seguir a los líderes de su sector; intente dejarles atrás y
conseguir una posición exclusiva en el mercado. La evaluación
comparativa o benchmarking resulta útil para aprender qué
comportamiento adoptan los mejores líderes y, después, superarlo o
adaptarlo a su manera.
� No permita que los éxitos del pasado determinen la elección de sus
estrategias futuras ya que es posible que no le sirvan para predecir el futuro
tanto como piensa. La parte negativa del éxito es que lo que ha funcionado
una vez puede llevarle a elegir las opciones equivocadas fácilmente. Y es
posible que se sienta seguro eligiendo esas opciones incorrectas, pero
puede que esto lo aleje de tus objetivos. Los políticos que dominan el arte
de la publicidad en televisión y otros medios de comunicación se han dado
cuenta, a menudo obligados por una mala experiencia, de que Internet ha
cambiado las reglas del juego y requiere prácticas diferentes.
� Si los clientes, los productos o el propio sector están cambiando a su
alrededor, no se centre en las pequeñas mejoras que en apariencia eliminan
los riesgos pero que no le ayudan a redefinir este entorno de manera
adecuada. A veces, la estrategia requiere pensar de forma atrevida e
innovadora y que intente adelantarse a los problemas de sus clientes antes
incluso de que sean conscientes de ellos. Pocos clientes solicitaban en las
investigaciones de mercado un sistema de mapas por satélite donde poder
encontrar su casa y trazar las rutas de sus viajes. El equipo de innovación
de Google previó con Google Earth una necesidad no satisfecha y los
productos que podían derivarse de ella.
� Cuando diseñe su estrategia, tenga cuidado con prometer cosas
diferentes a distintas personas. No juegue a dos bandas. Cuando se intenta
contentar a todo el mundo, generalmente se acaba por no tener éxito con
nadie.
No basta con que reconozca e intente evitar estas trampas. Si quiere
convertirse en estratega, lo principal es que tenga claro a dónde quiere ir. Esta
claridad se consigue dominando los cuatro principios de la estrategia. Los
principios convierten las suposiciones y las creencias en convicciones y
compromisos, y conocerlos a la perfección le ayudará a tener claro a dónde
quiere ir.
¿Qué puede hacer usted para mirar con curiosidad a su alrededor y crear una
visión de futuro propia? Necesita explorar las diferentes posibilidades y
acceder a nuevas ideas que le saquen de su zona de confort.
� Formúlese la pregunta «¿Y si...?» y explore las diferentes posibilidades:
cuando lea una novela, vaya al cine, a un restaurante o de compras, esté
atento a qué le pueden enseñar estas experiencias acerca de sus productos o
servicios. Por ejemplo, nosotros logramos comprender mejor la
contratación por referencias (la técnica de pedir a un colaborador que
recomiende a un amigo, que provoca que el colaborador se comprometa
más con la empresa) al darnos cuenta de que en el supermercado no nos
cambiábamos de cola cuando había alguien detrás de nosotros: el
comportamiento en las colas de los supermercados podría tener un impacto
en las prácticas de contratación.
� Relaciónese con aquellas personas que más ideas le puedan aportar
(clientes, inversores, colaboradores o competidores): generalmente no
aprendemos ideas innovadoras de nuestras personas más allegadas, es
decir, nuestras amistades más cercanas, ya que a menudo elegimos amigos
que comparten muchas de nuestras ideas. Por eso necesitamos tener
abundantes vínculos menos estrechos, es decir, contactos más casuales, con
personas diferentes a nosotros que puedan darnos opiniones que, de otra
forma, no tendríamos. Busque y cultive este tipo de relaciones para tener
acceso a nuevas formas de ver tu mundo.
� Lea cosas de todo tipo: un directivo de una empresa citada en Fortune
500 afirma que le gusta leer a escondidas las revistas Rolling Stone y
People, aunque sabe que la mayoría de sus colegas sólo lee libros de
negocios y prensa especializada.
� Alíese con la tecnología si todavía no lo ha hecho ya que ésta afectará
profundamente a todos los negocios que quieran avanzar hacia el futuro.
Conviértase en un serio estudioso del futuro, lea libros y navegue por sitios
que hablen de las tendencias globales en la economía, la demografía y la
política; y reflexione sobre el impacto que produce la tecnología en su
sector, su organización y su gente. En ocasiones le puede interesar
simplemente hacer una búsqueda en Google sobre un problema o reto al
que esté enfrentado. Averigue qué han hecho otras personas y cómo se han
enfrentado al problema. Utilice la Red para acceder no sólo a la
información que necesita, sino para forjar relaciones que, de otra forma, no
tendría.
� Aprenda a experimentar los problemas a los que se podrían estar
enfrentando sus clientes potenciales: actúe como cliente de los productos o
servicios de su empresa. Mírese a través de sus ojos. No se limite a
preguntar a sus clientes qué es lo que quieren, viva de primera mano qué
están experimentando.
Si hace lo que acabamos de describir, estará más dispuesto a cambiar y
ampliar la imagen que la organización tiene de sí misma. Ketchum, una
división de Omnicom y una de las empresas de relaciones públicas más
grandes y de mayor éxito del mundo, encargó a 250 de sus principales
directivos una nueva evaluación estratégica de la identidad de la firma en el
mundo virtual y viral de la Red.
Como resultado, la empresa ha reformulado la definición de sí misma y su
oferta de productos y servicios, pasando de ser una firma de relaciones
públicas a una agencia de comunicación que se acomoda mejor a las nuevas
formas de llegar a la gente, que se salen de los planteamientos tradicionales de
las relaciones públicas.
Disciplina: dado que en las dos últimas décadas el mundo de los negocios se
ha dedicado al recorte de personal, la reducción de las jerarquías, la
redistribución de los empleados y la reingeniería, puede resultar sorprendente
darse cuenta de que las organizaciones son más que puros niveles de gestión.
Piense en esto: ¿hay algún cliente que conozca o al que le importe el número
de niveles de gestión que hay en su empresa? No. Pero sí que saben qué cosas
funcionan. La identidad de una organización deriva de su capacidad de hacer
algo bien (como satisfacer las necesidades de los usuarios de Web 3.0)
gracias a los talentos especiales que tiene como organización: la capacidad de
colaborar, aprender, adaptarse rápidamente, cambiar su cultura, innovar, servir
al cliente, ser eficiente, responsable, etc. Constantemente, los estrategas deben
ir dando forma a la estrategia y la organización al mismo tiempo, empezando
por lo externo y terminando por lo interno.
Las iniciativas de cambio deben obtener una puntuación alta en todas estas
áreas para que tengan éxito. Evalúe todas las áreas según esta escala:
9-10 = Excelente | 7-8 = Bueno | 6 e inferior = El proyecto peligra en esta área
Plazos
Procesos
Somos claros sobre el proceso que vamos a utilizar para tomar una decisión
de calidad................................................ 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Seguimiento
Una vez que hemos tomado una decisión, hacemos un seguimiento para
comprobar que se ha implantado.............. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Total:_______
Analice cada apartado de la evaluación para determinar las fortalezas y
debilidades de su grupo en esa área. A continuación, observe la puntuación
final para establecer la capacidad de toma de decisiones de su organización.
4. Construya equipos
En las grandes organizaciones, la mayor parte de la ejecución se produce en
los equipos, ya que la complejidad de las exigencias de los clientes y de las
propias organizaciones hace difícil que una única persona lleve a cabo todas
las actividades necesarias. La excelencia en la ejecución, por lo tanto,
depende de que los equipos sean excelentes. Los equipos reúnen a personas
con diferentes destrezas y capacidades, que colaboran para alcanzar un
objetivo común, por lo que dan la bienvenida a distintas perspectivas y
fomentan las ideas, los planteamientos y los compromisos diferentes. Los
equipos también proporcionan estabilidad dentro de la organización: aunque
los individuos pueden entrar y salir de ellos en función de las tareas o
funciones que les encomienden, el equipo puede continuar como entidad
independiente con una misión propia y proporcionar realmente un entorno
productivo en el que desarrollar iniciativas a largo plazo. El compromiso
colectivo del equipo puede hacer prosperar los planes de la organización.
Los líderes que ejecutan los proyectos con ayuda de equipos de alto
rendimiento consiguen cuatro propósitos: establecer un objetivo respaldado
por un proceso, administrar los roles/tomar decisiones, crear relaciones y
aprender. Preste atención a estos cuatro factores en los equipos que usted
gestione y estimule a los líderes de su empresa a que revisen periódicamente
sus equipos para comprobar que en la organización funciona el trabajo en
equipo.
Los líderes que desean ser excelentes ejecutores deben cuidar la eficiencia
técnica en sí mismos y en su organización. Estar calificado en cuestiones que
valoran las personas que le rodean le da credibilidad. Su eficiencia técnica
puede ser en el campo de las finanzas, los clientes, las operaciones, la
tecnología o la estrategia. Tener un conocimiento profundo de un área
determinada le permite no sólo liderar en el campo de la retórica, sino
también en la práctica. Le permitirá formular preguntas inteligentes en su área
de conocimiento. A medida que usted se sitúe en puestos de mayor
responsabilidad dentro de la organización es posible que pierda algo de su
eficiencia técnica actual, pero si se ha destacado en ella en algún momento,
sus efectos perdurarán. Puede que no sea experto en todas las áreas, pero es
bueno que lo sea en alguna.
Por otra parte, debe asegurarse de que su organización cuenta con eficiencia
técnica. ¿Poseen las personas encargadas de la ejecución el conjunto de
habilidades necesarias? ¿Se conoce cuáles son esas habilidades? ¿Cómo
puede la organización tener la seguridad de que cada persona conoce
realmente su oficio? ¿Qué conocimientos y habilidades extraordinarias
requiere un problema en concreto? ¿Consideramos que nuestro conocimiento
es de primera clase? Si no es así, ¿dónde estaría este conocimiento y cómo
podríamos acceder a él?
Aunque garantizar la eficiencia técnica puede parecer un objetivo a corto
plazo –con toda seguridad, el conjunto de las habilidades de la organización
va a tener que cambiar–, es un proceso que tiene consecuencias a largo plazo
para el individuo y la organización, ya que la mayoría de los líderes
comienzan sus carreras demostrando su excelencia técnica. El dominio
extraordinario de una habilidad técnica (por ejemplo, en finanzas,
operaciones, marketing, ventas, ingeniería, derecho, etc.) confiere al futuro
líder credibilidad y le hace ganarse el respeto que algún día necesitará para
alcanzar una posición de liderazgo importante. El famoso efecto halo se
cumple.
La ejecución, una de las reglas fundamentales del liderazgo, consiste en
garantizar que llegamos a donde nos hemos propuesto. Es la capacidad de
pasar de la teoría a la práctica. Para hacerlo, debemos introducir un gran
número de disciplinas en el proceso de cambio, la toma de decisiones, la
responsabilidad, los equipos y la eficiencia técnica, como hemos explicado.
Algunos líderes están más predispuestos para la ejecución y tienen integradas
las disciplinas que hemos comentado de forma natural; otros pueden aprender
de las herramientas y preguntas que proponemos, e ir dando pasos para
convertirse en excelentes ejecutores.
4. Regla 3 Gestione el talento
Para obtener el compromiso del talento, usted debe ser un gestor de talento:
1. Comunique, comunique, comunique.
2. Practique un estilo de gestión acorde a la estrategia de la
empresa, que conecte al individuo con la organización.
3. Fortalezca las competencias; asegúrese de que las personas
tienen las capacidades que necesitan.
4. Asigne recursos a las personas para que puedan hacer frente a las
exigencias.
5. Cree un ambiente laboral positivo a través de su propia
espiritualidad.
6. Diviértase en el trabajo.
Los gestores de talento cultivan y fomentan el desarrollo de los demás. Los
líderes nunca lideran aisladamente, sino que involucran a sus colaboradores
en la definición de las estrategias y la ejecución de los objetivos. La gestión
del talento tiene muchas vertientes. La forma más sencilla de garantizar el
éxito de su empresa es seleccionar a sus empleados y los de su competidor; a
menudo bromeamos con que la mejor elección de talento que podrías hacer
sería colocar a los peores empleados de su empresa en la competencia y
esperar que trabajen allí igual que lo han hecho contigo.
La gestión del talento parece simple en teoría, pero no lo es en la práctica. Los
gestores de talento de éxito obtienen lo mejor de sus empleados y atraen a las
personas a trabajar con ellos como un imán. Comparten los logros y se
responsabilizan de los errores. Más que consumidores, son productores de
talento para el resto de la empresa. Generan una intensa lealtad hacia sí
mismos y hacia la organización. Su confianza en sí mismos les permite
rodearse de personas talentosas y aprovechar el talento de los demás. Cuando
las personas trabajan para grandes gestores de talento describen su
experiencia con palabras del tipo: no sabía que pudiera conseguir tantas cosas
o había un gran sentido de trabajo en equipo y una gran conexión con los
demás. Los gestores de talento hacen crecer a los demás y, a menudo, les
inspiran. También insisten en que sus empleados disfruten en el trabajo.
Ningún líder con sentido común negaría hoy en día la importancia del talento.
Pero la gestión del talento va más allá de las frases bonitas, los programas
simbólicos o los discursos. En nuestra investigación descubrimos que los
líderes de las empresas más representativas en liderazgo dedican más del 30%
de su tiempo a cuestiones relacionadas con el talento. En ese tiempo revisan
formalmente las candidaturas a la sucesión, participan de forma activa en el
diseño y la puesta en práctica de programas de formación y desarrollo,
establecen redes sociales con aquellos empleados con el potencial para
convertirse en futuros líderes y discuten sobre el talento en las juntas del
consejo y la dirección. Usted debe encontrar la manera de que las personas de
su organización no sólo se comprometan intelectualmente con ella, sino de que
sientan que contribuyen personalmente a los planes de su empresa. Aunque se
han escrito cientos de libros sobre cómo gestionar mejor el talento, nosotros
hemos reducido la cuestión a seis propósitos que contribuirán a que el talento
que lo rodea alcance sus niveles máximos de rendimiento. ¿Por qué hablamos
de propósitos y no de principios o disciplinas? Nos gusta este término porque
liderar talento requiere un acto de voluntad, e incluso valor, al igual que
ocurre con los propósitos de Año Nuevo.
Por último, usted debe repetir constantemente su mensaje hasta que sea
escuchado (y no hasta que se canses de decirlo). Lo habitual es que, por cada
vez que su mensaje sea escuchado y comprendido, usted tenga que transmitirlo
diez veces. Estos propósitos de comunicación no son novedosos, pero si los
sigue, se darás cuenta de que sus palabras adquieren una mayor importancia,
ya que los demás las escucharán y actuarán en consecuencia.
Como líder, usted es quien marca cómo se sienten las personas en su entorno
laboral, ya sea a nivel organizacional o de un equipo específico. Los
psicólogos positivos como Martin Seligman afirman que las personas
prosperan en atmósferas positivas donde el foco se pone en lo que está bien,
no en lo que está mal4. En sus estudios sobre psicología positiva, han
ahondado en los principios fundamentales de las principales religiones,
buscando unos principios comunes, y han descubierto que en el hinduismo, el
budismo, el judaísmo, el cristianismo, el islamismo y en otras religiones existe
un conjunto de disciplinas espirituales reconocibles que han perdurado en el
tiempo. Con un poco de imaginación, estas nociones pueden adaptarse al
contexto empresarial. Introducir los fundamentos de la espiritualidad en el
lugar de trabajo puede ayudar a crear un ambiente laboral positivo.
¿Cuáles son los fundamentos de la espiritualidad? En primer lugar, la
sabiduría y el conocimiento que derivan de la creatividad, la curiosidad y la
mente abierta. Los líderes que desarrollan el talento ayudan a aprender y
crecer a los demás proporcionándoles oportunidades para que se desarrollen.
En segundo lugar, la valentía: la persistencia y la integridad frente a las
dificultades. El líder necesita modelar un coraje vital en sus decisiones y
acciones. En tercer lugar, la humanidad. Trata de construir una organización en
la que los empleados sean tratados con consideración y amabilidad, y donde
los negocios se desarrollen en un contexto de humanidad y preocupación por
los demás e, incluso, de amor. Esto quedará reflejado en el cuarto elemento
básico de la espiritualidad, la justicia, un sentimiento universal de civismo e
imparcialidad. Relacionado con esto se encuentra el quinto elemento: la
templanza, un sentimiento de misericordia, humildad y modestia. En una
organización con templanza, los empleados pueden prosperar aunque hayan
cometido errores. Por último, y quizá como elemento más importante, el líder
puede ayudar a sus colaboradores a que trasciendan lo ordinario y encuentren
un sentido y un significado en su trabajo. La trascendencia encuentra belleza en
el día a día y deriva de un sentimiento de gratitud y esperanza, combinado con
una buena dosis de humor.
Estas virtudes crean una organización optimista y alentadora, que fomenta la
salud física y emocional de los empleados, la productividad, la cohesión de
sus equipos y la innovación. Si se propone demostrar estas disciplinas
espirituales, permitirá que su talento las experimente mediante su ejemplo.
Cuando las personas viven un ambiente de trabajo positivo es más probable
que se queden en la empresa, sean productivos y se conviertan en una fuente de
atracción de futuros empleados.
6. Diviértase en el trabajo
En el cuadro 5.1 puede observar cómo las diferentes funciones que hay en la
empresa proporcionan diferentes niveles de valor a la organización. Todos los
trabajos pueden dividirse en tres tipos de trabajos (y tareas):
1. Tareas críticas.
2. Trabajos de apoyo.
3. Trabajos no esenciales.
Por lo general, tan sólo entre el 10 y el 20% de la fuerza laboral desarrolla un
trabajo generador de riqueza. La mayoría de los altos directivos debería estar
en la lista de puestos con tareas críticas por el impacto potencial que tienen en
grandes grupos de personas. Sin embargo, también se pueden encontrar tareas
críticas en puestos de mucho menor nivel. Por ejemplo, la camarera del
Starbucks tiene una tarea crítica, ya que es la persona que genera la
experiencia para el consumidor. El ingeniero que controla los procesos en una
empresa de fabricación desempeña una tarea crítica por el impacto que tiene
su trabajo en la producción y el tiempo de funcionamiento de las máquinas.
Dentro de la organización hay otras tareas de apoyo a estas tareas críticas, y
otras que deberían desarrollarse con la mayor eficiencia en costos posible
para que la organización pueda prosperar. Las tareas de apoyo estratégico
ayudan a las personas que realizan tareas críticas a ser más eficaces. Las
tareas operativas son más rutinarias, pero son fundamentales para la
organización y proporcionan eficiencia en costos.
Preguntas clave: como líder, deberá formularse tres tipos de preguntas para
asignar la persona adecuada a cada puesto:
1.¿Qué tareas críticas van a determinar los resultados de la empresa en los
próximos cinco a diez años? Si no lo sabe, ¿cómo puede averiguarlo?
2.¿Está preparado para cubrir esos puestos críticos con las personas
adecuadas? ¿Qué porcentaje de esos puestos clave están cubiertos por
personas calificadas para el futuro? ¿Qué porcentaje de las personas que
están totalmente calificadas son susceptibles de marcharse a otra empresa?
3.¿Qué porcentaje de los puestos clave cuenta con talento calificado? ¿Cuál
es su proporción de refuerzo (el número de personas calificadas para
situarse en puestos clave dividido entre el total de puestos clave)?
A estas alturas, probablemente le resulte obvio leer que todas las personas de
la organización tienen que ser cazatalentos e ir siempre en busca de jóvenes
promesas. Todos deberían hacerlo con la lógica del mapa de recursos humanos
en mente. Creemos que la mejor fuente de talento futuro es el talento presente.
Cuando en nuestros seminarios preguntamos a los directivos si conocen a
alguien que pudiera ser un buen empleado para su empresa, generalmente el
80% de ellos responde con un sí rotundo. A través de sus contactos personales
y profesionales, saben de alguien que podría hacer un buen trabajo en su
empresa. Cuando les preguntamos que cuántos de ellos cuentan con un proceso
disciplinado para contactar a estos empleados potenciales e invitarlos a
formar parte de su empresa, casi nadie responde. Una opción para localizar
talentos para las posiciones críticas es proponer al talento presente que realice
recomendaciones. Naturalmente, debe tener en cuenta la diversidad y
asegurarse de que no se limita a contratar a personas a imagen y semejanza de
sus empleados actuales. La relevancia de esta técnica reside en que cuando el
talento actual recomienda a otras personas, se compromete más con la
empresa. En el supermercado, rara vez nos cambiamos de cola cuando
tenemos a alguien detrás. Si un buen empleado juega un papel decisivo a la
hora de captar a futuros colaboradores, es mucho menos probable que
abandone la empresa. Es una situación ganar-ganar. Invitar a sus empleados a
localizar colaboradores potenciales le ayudará, por una parte, a identificar y
captar grandes talentos y, por otra, a retener a su mejor talento.
Y cuando haya encontrado y atraído al talento adecuado hacia su organización,
intente conservarlo por todos los medios. Una vez lo tenga, no lo deje marchar.
A través del coaching y la tutorización puede ayudar a las personas a saber
cómo pueden encajar y prosperar en la empresa. La delegación y la
transferencia de poder hacen más fuertes a las personas y a la organización, y
es otro recurso con el que cuenta la empresa para desarrollar su capital
humano y demostrarle su confianza.
Hable con el talento actual sobre sus deseos. Beverly Kaye, en su libro Love
’Em or Lose ’Em: Getting Good People to Stay [algo así como Ámalos o
piérdelos: consigue retener a los buenos empleados], presenta una sencilla
pero profunda idea llamada entrevista de fidelización. Se trata simplemente de
que encuentre tiempo para hablar con sus empleados talentosos, les diga que
aprecia su trabajo (lo cual es muy reconfortante) y les pregunte qué
necesitarían para quedarse en la empresa. Esta conversación, que
generalmente se pasa por alto en el proceso de evaluación formal del
empleado, hace ver al colaborador que lo valora y aprecia, y le da
información valiosa acerca de cómo conservarle2. El simple hecho de sentir
que sus necesidades y preocupaciones son escuchadas da salida al estrés que
pudiera estar sintiendo y calma cualquier necesidad de marcharse que pudiera
tener.
Como desarrollador de capital humano, su legado dependerá de que invierta
en talento futuro. Pasará a la historia como alguien que encontró a las personas
adecuadas, las ayudó a desempeñar sus funciones correctamente, las preparó
para que lo hicieran en el futuro, y contribuyó a hacer de su empresa un lugar
de trabajo atractivo.
Coach y mentor: decir que las personas generalmente no dejan las empresas,
sino a sus jefes, es una perogrullada. Es especialmente importante lograr
conectar con el talento destinado a ocupar los puestos de primera clase y esta
conexión debe ir más allá del jefe actual.
Una de las mejores formas de preocuparse por estas personas –y demostrarles
que la organización las valora a largo plazo– es proporcionarles un coach.
Éste podría ser alguien de dentro de la organización o un consultor externo.
Los coaches pueden ayudar a los futuros empleados tanto a mejorar sus
comportamientos como a obtener resultados. El coaching enfocado a los
comportamientos les ayuda a comprender qué elecciones de comportamiento
tienen y las consecuencias de dichos comportamientos.
Por ejemplo, ¿qué efecto van a producir en los demás si hablan con
brusquedad o con delicadeza? El coaching de resultados ayuda a las personas
recién contratadas con potencial a conocer con claridad qué resultados tienen
que ir demostrando a medida que progresan en su carrera: las tareas por las
que tienen que pasar para adquirir la experiencia y la visibilidad que necesitan
para ascender. Este tipo de orientación es valiosa para todo el mundo, aunque
es especialmente crítica para las mujeres y otras minorías, cuyas
probabilidades de contar con una red que les ayude a enfocarse a los trabajos
y las experiencias adecuadas son menores.
Comparta los incentivos: los empleados son conscientes de que los altos
cargos y las personas con un rendimiento excelente deberían tener un mayor
salario. Pero cuando la diferencia entre su retribución y la de los altos
directivos es demasiado grande (un estudio reciente muestra que, en Estados
Unidos, la retribución total del consejero delegado es doscientas veces mayor
que la de un supervisor de planta), ¿quién puede recriminar a los empleados
que se sientan enojados y no motivados con la cesión de poder?
Su compromiso con los empleados que permanecerán en su empresa cuando ya
no esté es darles la oportunidad de aprender y crecer para que estén
preparados cuando les llegue la oportunidad de convertirse en líderes.
5. Fomente las redes y las relaciones
Otra característica de los líderes que piensan con claridad es que no evaden
las decisiones más difíciles. Un alto directivo se lamentaba bromeando:
«Tengo que dar la cara por una gran cantidad de decisiones poco acertadas,
porque las cuestiones más peliagudas me las encargan a mí. Si un problema
tiene una solución obvia al 80%, yo no debería ocuparme de él. A mí me tocan
los problemas 51/49 que son complicados, ambiguos y poco definidos». Sin
embargo, debe ser capaz de tomar decisiones difíciles incluso cuando la
solución no sea evidente. Pregúntese y recuérdese a sí mismo y a los demás
cuál es la decisión que hay que tomar y así centrará toda su atención en ella sin
perderse en los detalles. Siempre debe actuar con una firmeza 90/10, incluso
en los problemas 51/49.
Actúe con coraje y valentía: pensar con claridad exige actuar con decisión.
Lance a la canasta. Los grandes jugadores de baloncesto siempre quieren el
balón en el momento decisivo del partido. Están dispuestos a asumir la
responsabilidad de lanzar el último tiro. Un excelente jugador de baloncesto
profesional lleva tatuado en los brazos «No guts, no glory» [Quien no arriesga
no gana]. La valentía del líder no es muy diferente. Si tiene que tomar una
decisión, identifíquela, estúdiela y tómela. Si se equivoca, admítalo y aprenda
de ello, pero muéstrese siempre dispuesto a actuar.
Los líderes valientes y atrevidos tienen confianza y seguridad en sí mismos.
Cometen errores, pero aprenden de ellos. Las empresas que cuentan con una
estrategia del océano azul tienen las ventajas típicas de quien mueve la ficha
primero, porque son quienes establecen las reglas en los nuevos mercados.
Los líderes que actúan con valentía y coraje también son quienes primero
mueven la ficha, ya que provocan que las cosas sucedan en lugar de limitarse a
observar lo que ha ocurrido.
2. Conózcase a sí mismo
Realizamos sesiones de coaching a un directivo que había llegado a lo más
alto de su organización, en parte, por su forma mesurada de conectar con los
empleados, los clientes y demás. Inteligente, analítico y profundamente
introvertido, dirigía eficazmente la empresa por medio de conversaciones
individuales, mensajes de correo electrónico, reuniones estructuradas y
eventos formales. Pero en un momento determinado, la situación competitiva
cambió. A medida que los resultados de la empresa empeoraban, los
inversores, la comunidad local y otros interesados exigieron una cara pública
visible para la organización. Profundamente comprometido con la
supervivencia de su empresa, el directivo dejó a un lado su tendencia a
encerrarse en su despacho y dio la cara. Para ello tuvo que entregarse a los
demás: compartir quién era, lo que pensaba y a qué dedicaba su tiempo. Al
hacerlo, transmitió a los demás su sólida confianza en que la empresa iba a
salir adelante. Durante dos meses, este hombre modesto concedió entrevistas a
la prensa y se reunió con los proveedores, las autoridades reguladoras, los
clientes, las principales figuras de la comunidad y los sindicatos. Se convirtió
en la cara pública de su empresa. Aunque adquirió destreza a la hora de
expresarse en público, nunca se sintió del todo cómodo haciéndolo. Pero su
competencia y entusiasmo por la empresa le ayudaron a vencer su tendencia
natural, y aprendió a ser más visible, al tiempo que hacía lo conveniente para
que su empresa prosperara.
Este líder se conocía a sí mismo: lo que se le daba bien, lo que no y lo que
necesitaba cambiar para conseguir lo que más le importaba. Si reflexiona con
sinceridad sobre quién es y en quién necesita convertirse, puede ampliar su
abanico de destrezas como líder, lo que le permitirá reaccionar mejor ante la
situación por la que esté pasando su negocio y tomar la decisión acertada. La
evaluación 6.1 plantea un ejercicio para que evalúe sus fortalezas y
debilidades. El cuadro 6.1 presenta un radar de muestra: un gráfico sencillo
que le permitirá descubrir su perfil de eficiencia personal.
Prueba de eficiencia personal
Total:_______
3. Tolere el estrés
A no ser que haya alcanzado un estado zen de dominio de sí mismo poco
habitual, es probable que el mundo laboral le parezca estresante. La
eliminación de las fronteras entre la vida laboral y profesional que han
provocado los portátiles, el correo electrónico y la necesidad de
disponibilidad constante; nuestro horario laboral; y las promesas a clientes,
colegas o a nosotros mismos que nos esforzamos en cumplir, inevitablemente
se dejan sentir en forma de estrés. Hay muchos días en que nada parece fácil,
especialmente manejar las incertidumbres y las complejidades inherentes al
mundo corporativo.
Una de las principales fuentes de estrés para las personas ambiciosas es el
miedo al fracaso. Los líderes valientes y atrevidos asumen riesgos y, a veces,
éstos les juegan una mala pasada. Hemos descubierto una fórmula sencilla
para afrontar los riesgos: la voluntad de ganar dividida entre el miedo a
fracasar. La voluntad de ganar crece cuando siente un entusiasmo personal y un
deseo de éxito, y cree en los resultados de su plan de acción. El miedo al
fracaso se reduce cuando la organización incorpora redes de seguridad para
proteger su carrera y retribución de sus posibles errores.
Los líderes de éxito se recuperan rápidamente de los reveses. Su capacidad de
recuperación emocional proviene de dos fuentes. Una es un optimismo
generalizado («no funcionó la última vez, pero lo hará la próxima») y la otra
es una tendencia a externalizar el fallo (es decir, son capaces de ver que el
error ha sido producto del contexto y las condiciones –el mercado, por
ejemplo, o un punto débil en la cadena de suministro– en lugar de haber sido
provocado por ellos). Las personas con poca capacidad de recuperación se
culpan automáticamente y cuestionan su propio valor como seres humanos
cuando algo sale mal. Se rinden. Las personas con capacidad de recuperación
están dispuestas a sobreponerse a los contratiempos, aprender de la situación
y seguir adelante.
Dado que ser líder implica gestionar las emociones y las expectativas de otros
además de las propias, es crucial mantener la compostura incluso en las
circunstancias más extremas. Todos conocemos a personas que la pierden
cuando las cosas se ponen feas. Son las personas que empiezan a señalar con
el dedo en cuanto algo sale mal. Los líderes eficaces mantienen sus emociones
bajo control cuando es necesario.
6. Cuídese
Los líderes que están sometidos a una vigilancia y presión extremas deben
encontrar la manera de revitalizarse. Cuidar de uno mismo significa aumentar
la capacidad de recuperación frente a las adversidades y mantenerse lleno de
energía ante las inevitables dificultades. Como líder, ha de cuidar de sí mismo
en muchas dimensiones.
Los capítulos anteriores describen las reglas que nos permiten convertirnos en
mejores estrategas, ejecutores, gestores de talento y desarrolladores de capital
humano, así como mejorar nuestra eficiencia personal. Nos gusta la metáfora
de las reglas porque permite instaurar disciplinas de acción que nos ayudan a
alcanzar los resultados que deseamos y a mejorar. A nuestro alrededor hay
numerosos ejemplos de reglas que facilitan la acción:
� Las normas de tráfico nos permiten conducir con prudencia.
� Las reglas de juego facilitan las partidas.
� Las reglas de la escritura (la gramática, la ortografía y la puntuación)
nos permiten comunicarnos con mayor claridad.
� El orden del día nos ayuda a conducir mejor las reuniones.
Adapte las competencias a cada fase profesional: una vez haya creado un
modelo de competencias de liderazgo completo que contenga todos los
elementos del código de liderazgo, deténgase un momento a saborear su logro.
A continuación, formúlese una sencilla pregunta: ¿todos los líderes ejercen las
competencias de la misma manera? Por supuesto que no. Entonces, ¿de qué
formas diferentes manifiestan los líderes las competencias, dependiendo del
nivel en el que se encuentren? Está claro que un supervisor de planta y un alto
directivo tienen diferentes expectativas respecto a qué es ser un buen
estratega. Del alto ejecutivo se espera que conozca la dinámica del sector y
las opciones competitivas y que establezca una dirección para toda la
empresa, un área de negocio o una función. Del supervisor se espera que
conozca la estrategia y sus implicaciones para su área y que encarrile a su
equipo hacia esa dirección. Incluso la ejecución es diferente según la fase
profesional. Basándonos en estas variaciones importantes, hemos trabajado
con algunas organizaciones para establecer cómo cambian las competencias a
medida que las personas van ascendiendo por la escalera de talento. En el
capítulo 5 explicamos por qué hemos dividido el desarrollo profesional en
cuatro etapas, que también utilizaremos en este capítulo.
El cuadro 7.1 muestra un ejemplo de cómo se llevó esto a cabo en el extenso
departamento de sistemas de información de una gran empresa de
telecomunicaciones.
Sesiones de coaching impartidas por el jefe directo del líder. Nunca haremos
demasiado énfasis en la importancia de esta sencilla pero poderosa
revelación: los líderes estarán mejor preparados para contribuir a la empresa
cuanto más hablen con sus jefes sobre los estándares de desempeño de su
puesto actual. Somos de la opinión de que cualquier iniciativa destinada a que
las personas discutan sobre su desempeño produce un fuerte impacto. Pero hay
varias razones por las que los jefes rechazan hablar con sus subordinados
sobre sus trayectorias profesionales. En primer lugar, a menudo no comparten
un lenguaje con ellos (como el código de liderazgo) para hablar de su
desempeño. En segundo lugar, no quieren entrar a discutir sobre un puesto
específico que no saben si estará disponible en el futuro, aunque el empleado
esté realizando un estupendo trabajo en su puesto actual. En tercer lugar,
algunos directivos intentan evitar los conflictos cuando el desempeño de la
persona no es el adecuado, de forma que se niegan a discutir sobre él. Para
empeorar las cosas, el empleado a menudo tiene razones para evitar estas
conversaciones. Al igual que su jefe, muchas veces carece de un lenguaje o un
esquema para pensar en su desarrollo profesional. En segundo lugar, es
posible que desee abandonar el equipo del directivo para desarrollarse en otra
área, pero que esté preocupado por las repercusiones de pedir un traslado. Por
último, al igual que ocurre con los jefes, algunos empleados rehúyen los
conflictos, de manera que evitan las discusiones.
En vista de que hay razones por las que se obstaculizan las conversaciones
entre jefes y empleados y de que es importante que éstas tengan lugar, tenemos
que encontrar la manera de que se produzcan. El estudio del Conference
Executive Board de 2006 citado anteriormente describe diferentes roles que
puede desempeñar el jefe para ejercer esta responsabilidad. Cuando se
desempeñan con eficacia uno o más de estos roles, el directivo produce un
impacto significativo en el desempeño de su colaborador:
� Asesor de desempeño: ayudan a los empleados a encontrar las
respuestas adecuadas formulándoles preguntas, no diciéndoles lo que tienen
que hacer. Tienden a trabajar las fortalezas de los empleados en lugar de
fijarse en sus debilidades.
� Agente de relaciones: favorece el que los empleados establezcan
relaciones adecuadas, en lugar de tener muchas. Se trata de fijarse en la
calidad y no la cantidad de los contactos. También hacen uso de su
influencia favoreciendo que los empleados desplieguen sus redes por la
organización.
� Agente y optimizador de experiencias: permiten que los empleados
progresen en sus carreras ayudándoles a conectar las experiencias críticas
que necesitan para progresar. También les animan a que exploten sus
puestos actuales y extraigan valor de ellos. Los optimizadores de
experiencias se aseguran de que sus subordinados se toman el tiempo de
reflexionar y aprender de sus experiencias, así como de aplicar lo que
aprenden a su trabajo.
Resulta muy útil que los líderes de todos los niveles reciban formación sobre
los mismos esquemas, teorías y modelos. Por eso, si su empresa tiene una
forma de abordar el aumento del compromiso en los empleados, –por ejemplo,
lo que correspondería al rol de gestor del talento–, es importante que los
líderes de todos los niveles utilicen un lenguaje y unas herramientas comunes.
De lo contrario, es imposible crear masa crítica y ver un verdadero cambio.
En el ejemplo del compromiso, el rol del alto directivo sería apoyar la
filosofía del compromiso de los empleados, favorecer la práctica regular del
compromiso y recompensar a los líderes que consigan altos niveles de éste
entre sus empleados. En el primer puesto de la escala de liderazgo, el rol de
supervisor sería medir el compromiso de equipo, conocer las circunstancias
específicas de cada empleado y tomar medidas para mejorar el compromiso
con el grupo. La formación en este caso debería ir enfocada a fomentar todos
los elementos del código y a generar experiencias estructuradas y procesos de
aprendizaje mediante la acción adecuados a su nivel dentro de la jerarquía del
liderazgo.
Para la organización, el efecto neto de estos sistemas de seguimiento es que
aseguran que el liderazgo sea menos individual y más organizacional. Una
persona con talento puede estar a la altura de las circunstancias y liderar de
manera adecuada, pero cuando existen sistemas que producen un flujo de
líderes potenciales, esto los conduce tanto a usted como a su organización
hacia el éxito.
A nivel individual, debería ser proactivo y aprovechar estos sistemas que le
ofrece su organización. Si cree que su sistema de retribución no refleja lo que
se pide de usted, intente cambiarlo. Elija tareas que le permitan aprender y
crecer. Inscríbase en cursos de formación en los que entre en contacto con
nuevas ideas. Administre su trayectoria profesional e invierta sabiamente en sí
mismo.
Capítulo 1
Capítulo 4
1 Todas las citas de los líderes han sido extraídas de entrevistas realizadas
por los autores entre los años 2000 y 2008.
2 http://www.catalyst.org/publication/ 82/the-bottomline-connecting-
corporate-performance-and-genderdiversity.
3 Wendy Ulrich, Identification and Referral of Depressed Secondary
School Students, tesis doctoral, Universidad de Michigan, 1989.
4 Martin Seligman, La auténtica felicidad: la nueva psicología positiva
revoluciona el concepto de felicidad y señala el camino para
conseguirla, Nueva York, Free Press, 2004.
5 AdrianGostick y Chester Elton, The Carrot Principle: How the Best
Managers Use Recognition to Engage Their Employees, Retain Talent,
and Drive Performance, Nueva York, Free Press, 2007.
Capítulo 5
Capítulo 6
1 Martin Seligman (2004), La auténtica felicidad: la nueva psicología
positiva revoluciona el concepto de felicidad y señala el camino para
conseguirla, Nueva York, Free Press.
2 M. Lombardo y R. Eichinger (2003), The Leadership Architect Norms
and Validity Report, Minneapolis, Lominger Limited; M. M. Lombardo y
R. W. Eichinger (2000), «High Potentials as High Learners», Human
Resource Management, núm. 39 (4), pp. 321-330.
Capítulo 7