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1.1.Definición de antropología.
Desde el final del siglo XIX el enfoque adoptado por los primeros antropólogos fue
puesto en tela de juicio por las siguientes generaciones. Después de la crítica de Franz Boas a
la antropología evolucionista del siglo XIX, la mayor parte de las teorías producidas por los
antropólogos de la primera generación se considera obsoleta. A partir de entonces, la
Antropología vio la aparición de varias corrientes durante el siglo XIX y el XX, entre ellas
la escuela culturalista de Estados Unidos, el Estructural-funcionalismo, el Estructuralismo
antropológico, la Antropología marxista, el Procesualismo, el Indigenismo, etc.
1.3.Fines de la antropología
1º Objetividad:
alcanzar una formulación válida no sólo para un/a observador/a honesto/a y objetivo/a,
sino para todos/as los/as observadores/as posibles, -por esto es que es tan universal la
antropología-.
Es decir, que el tiempo para los seres humanos se puede percibir como sincrónico: la
simultaneidad de los hechos del tiempo, "dando la impresión" de que se suprime el tiempo,
porque su estructura es circular, del "eterno retorno", como sucede en el discurso de
los mitos, o en las acciones repetitivas de los "rituales". O diacrónico: la sucesión de los
hechos en el tiempo, "dando la impresión" de que los hechos no se repiten, que cambian,
como si fueran una estructura lineal en ascenso (en descenso por descarte), como las flechas.
2º Totalidad
3º Significación
Y aunque estas sociedades son muy extensas o dispersas, las reacciones entre los/as
individuos más alejados/as entre sí se construyen siguiendo el tipo de relaciones más
directas, cuyo modelo, es por lo común el parentesco.
1.4.Orígenes de la antropología.
a. Antecedentes
Se atribuye al explorador François Péron haber sido quien uso por primera ocasión el
término antropología. Péron recogió en esa obra un conjunto de datos sobre los aborígenes
de Tasmania, que fueron casi exterminados en los años que siguieron al paso de Péron por la
isla. Sin embargo, Péron no fue el primero ni el más antiguo de quienes estaban interesados
en la cuestión de la diversidad humana y sus manifestaciones.
El estudio del ser humano viene de muy antiguo. Ya Herodoto (484-425 a.C.) Hipócrates
(460-377 a.C.) Aristóteles (384-322 a.C.) estudia al hombre por ser el animal más complejo.
Algunos autores consideran a fray Bernardino de Sahagún como uno de los antecedentes
más notables de la etnografía. El resultado fue el Códice Florentino, de vital importancia en
el conocimiento de la civilización mesoamericana precolombina.3
Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, quien escribió Histoire Naturelle (1749) donde
se enlazan las ciencias naturales y la diversidad física de la especie humana (anatomía
comparada) con la inquietud por comprender la diversidad de las expresiones culturales de
los pueblos.4 De manera análoga, algunos pensadores de
la Ilustración como Montesquieu, Rousseau e incluso el matemático D'Alembert abordaron
la materia, y propusieron algunas hipótesis sobre el origen de las relaciones sociales, las
formas de gobierno y los temperamentos de las naciones.
b. Historia
1.5.Ramas de la antropología
a. Antropología Urbana:
La antropología urbana hace referencia al estudio etnográfico y transcultural de la
urbanización global y de la vida en las ciudades. Es una subdisciplina de la Antropología
Social y de las Ciencias Sociales. Su investigación trata nuevas perspectivas de comprensión
en áreas como el urbanismo, la esfera pública, la actividad simbólica en ciudades del mundo,
el modo de producción industrial, el proceso de globalización, la multiculturalidad, la
sociedad de la información, el análisis de redes y los movimientos sociales.
años setenta.
En el campo de la antropología urbana contemporánea puede mencionarse el trabajo de
Marc Augé y su estudio sobre los no lugares.
b. Antropología del parentesco: esta rama se enfoca en las relaciones de parentesco,
entendido como un fenómeno social, y no como mero derivado de las relaciones
biológicas que se establecen entre un individuo, sus progenitores y los consanguíneos
de éstos.
c. Antropología de la religión: Estudia los sistemas religiosos y de creencias.
d. Antropología filosófica: es una rama de la filosofía alemana y no de la Antropología
científica que, principalmente, se ocupa de las incertidumbres de índole ontológica,
centrado su atención en el hombre, tomando en cuenta una variedad de aspectos de la
existencia humana, pasada y presente, combinando estos materiales diversos en un
abordaje íntegro del problema de la existencia humana.
Además de: antropología económica, antropología política, aplicada, rural, urbana, visual,
todas las que deben entenderse como enfoques o puntos de partida diversos para analizar los
fenómenos sociales.
Antropología Física (también como antropología biológica), se desprenden:
Antropología forense: Se encarga de la identificación de restos humanos
esqueletizados dado su amplia relación con la biología y variabilidad del esqueleto
humano.
Paleoantropología: Se ocupa del estudio de la evolución humana y sus
antepasados fósiles u homínidos antiguos.
Antropología genética: Se la define como la aplicación de técnicas moleculares para
poder entender la evolución homínida, en particular la humana, relacionándolas con
otras criaturas no humanas.
Autores como Lorena Campo (2008: 38), consideran a la arqueología como rama que se
desprende de la antropología cultural. En todo caso, de la Arqueología se pueden citar las
siguientes subramas:
Arqueoastronomía: Es el estudio de yacimientos arqueológicos relacionados con el
estudio de la astronomía por culturas antiguas.
Arqueología subacuática: Sigue los preceptos de la arqueología terrestre pero se
dedica, a través de la técnicas de buceo, a desentrañar antiguas culturas cuyos restos
materiales que, por una u otra razón, se encuentran actualmente bajo el agua.
Cada una de las ramas ha tenido un desarrollo propio en mayor o menor medida. La
diversificación de las disciplinas no impide, por otro lado, que se hallen en interacción
permanente unas con otras.
a. Antropología arqueológica
c. Antropología lingüística
d. Antropología aplicada
La antropología aplicada incluye cualquier uso del conocimiento y las técnicas de las
cuatro subdisciplinas para identificar, evaluar y resolver problemas prácticos.
TEMA II: ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE
Pero antes que aparecieran los homínidos, en la Tierra, al menos en algunos lugares
de ella, campeaba la especie llamada procónsul.
En el Mioceno Antiguo africano, de 22 millones a 18 millones de años, se encuentra
el género procónsul. Es el más antiguo y recuerda a los grandes primates vivos y
alaegiptopiteco.
El procónsul era un cuadrúpedo de movimientos lentos, arborícola. Su capacidad
craneana oscilaba entre 154 a 180 centímetros cúbicos y su dieta era frugívora. El principal
yacimiento del proconsul es Rusinga (Kenia), en donde el medio ambiente se ha supuesto
como un bosque tropical húmedo, oscilando hacia un medio más seco con arbolado difuso.
Fuentes Internet:
http://www.geocities.com/gabylago99/onas.html
http://www.artehistoria.com/historia/contextos/52.htm
http://www.bbc.co.uk/spanish/news000925hielo.shtml
http://www.artehistoria.com/frames.htm?http://www.artehistoria.com/historia/contextos/60.
htm
http://terraeantiqvae.blogia.com/temas/prehistoria.php
2.2.Monogenismo y poligenismo. Status Quaestionis
Rubén HERCE
Ahora bien, ¿qué sucedería si en algún momento se asocia necesariamente la existencia del
mal con un pecado2 cometido por la primera pareja de seres humanos? ¿Podría entonces la
ciencia llegar a decir que no existió esa primera pareja y por lo tanto poner en tela de juicio
la doctrina católica sobre el pecado? Para dar una respuesta adecuada a esa pregunta, habría
que examinar dos presupuestos implícitos:
1. Que la ciencia pueda demostrar que nunca existió una primera pareja.
2. Que la doctrina católica requiera del monogenismo como único modo de explicar la
existencia del pecado en el mundo.
1
LE POIDEVIN, R., Arguing for Atheism: An Introduction to the Philosophy of Religion, New York:
Routledge, 1996, 102-103.
2
Según el Catecismo de la Iglesia Católica 1850: «El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo he
pecado, lo malo a tus ojos cometí” (Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta
de Él nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo
de hacerse “como dioses”, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3,5). El pecado es así “amor
de sí hasta el desprecio de Dios” (SAN AGUSTÍN, civ, 1,14, 28)». Énfasis añadido
3
Cfr. Audiencia General de Juan Pablo II del 29 de enero de 1986 y Carta de la Pontificia Comisión Bíblica al
Cardenal Suhard, Arzobispo de París, sobre la fecha de las fuentes del Pentateuco y sobre el género literario de
los once primeros capítulos del Génesis, 16 de enero de 1948.
del Génesis sobre la creación del hombre, sino en la afirmación paulina de Jesucristo como
el nuevo Adán– evitan explícitamente un vínculo completo con el monogenismo:
más compatibles con el monogenismo que con el poligenismo, tanto por motivos
científicos, como filosóficos y teológicos.
Dentro de la especie Homo6 se puede distinguir entre el Homo habilis, que está en el
origen de la especie, y el Homo erectus, que evoluciona a partir del Homo habilis y que «sale
de África» por primera vez hace un millón de años. En esa expansión, el Homo erectus da
lugar por evolución a los Neandertales en Eurasia, a los Denisovanos en Asia, al Homo
floresiensis (que probablemente fue un Homo erectus que sufrió un proceso de
pitecantropización por aislamiento reproductivo) en la isla de Flores y al Homo sapiens en
África7.
4
Con el descubrimiento del A. sediba, y su estudio exhaustivo [BERGER, L. R., «The Mosaic Nature of
Australopithecus sediba», Science 340 (2013) 163-165], han surgido nuevos problemas a la hora de indicar con
precisión la especie de Australopithecus de la que provendría el hombre
5
LEAKEY, R. E., La formación de la humanidad, Barcelona: Orbis, 1986. ARTIGAS, M. y TURBÓN, D.,
Origen del hombre. Ciencia, Filosofía y Religión, 2 ed. Pamplona: Eunsa, 2008, 41-58. TURBÓN, D., La
evolución humana, Barcelona: Ariel, 2006.
6
Conviene aclarar que el término «especie» aquí no se emplea en el sentido biológico sino en el sentido de la
paleoantropología. Si se habla de especie biológica hay que decir que todos son humanos.
7
En el planteamiento que sigue, el Homo habilis se podría considerar como Homo pre-erectus y el resto como
Homo post-erectus. En realidad todos se podrían considerar como miembros de una única especie entendida
como Homo erectus en sentido amplio. Sin embargo, conviene distinguir al conjunto de la especie Homo de los
Homo sapiens que en la actualidad pueblan la tierra y que prodecen de una variante del Homo erectus a través
de un cuello de botella que tuvo lugar hace unos 150.000 años.
Este Homo sapiens, cuyo origen se remonta a hace unos 200.000 años, dio lugar a una
segunda «salida de África», en varias oleadas, hace unos 100.000 años. En su expansión, el
Homo sapiens colonizó de nuevo todo el mundo, conviviendo y mezclándose genéticamente
con los Neandertales y Denisovanos que ya ocupaban Europa y Asia. Con el paso del tiempo
el Homo sapiens fue la única subespecie o población humana que sobrevivió, dando lugar a
la variedad de razas que pueblan la tierra8. Por lo tanto, se puede hablar de una única especie
humana con dos linajes y dos salidas de África. Los humanos actuales que pueblan la tierra
son descendientes directos del segundo linaje, aunque todos los que salieron de África
mantienen trazas genéticas (entre un 2 y un 8%) de los descendientes del primer linaje que
salió de África9.
8
EXCOFFIER, L., «Human demographic history: refining the recent African origin model», Current Opinion
in Genetics & Development 12 (2002) 675-682.
9
STRINGER, C., «What makes a modern human», Nature 485 (2012) 33-35
10
HU H. Y. et al., «Evolution of the human-specific microRNA miR-941», Nature Communications 3 (2012)
1145, doi:10.1038/ncomms2146. PRÜFER, K. et al., «The complete genome sequence of a Neanderthal from
the Altai Mountains», Nature 505 (2014) 43-49.
11
Ibíd., 12-21.
coincidirían en el tiempo12 y además se requeriría del aporte genético de otros individuos
para dar razón de la variabilidad genética actual13.
Este trabajo, junto a otros realizados con anterioridad, descartan la posible existencia de lo
que se denominó «Eva mitocondrial» o «Adán Cromosoma Y»14, como antecesores comunes
de todos los humanos.
Frente a datos de la genética que parecen señalar la aparición de una nueva especie, no
a partir de un antecesor común sino a partir de una población numerosa, se sigue
considerando como válida la búsqueda genética de los MRCA (Most Recent Common
Ancestor)15.
12
La variabilidad genética de origen materno se mide por el ADN mitocondrial y la paterna por el cromosoma
Y. Aunque el estudio de esas variabilidades dé el mismo árbol filogenético, como la medida del tiempo tiene
lugar en un corto periodo evolutivo, no pueden coincidir en el tiempo porque se trata de una cuantificación
estadística de la velocidad de cambio. Si coincidieran seria indicio de manipulación de datos.
13
LI, H. y DURBIN, R., «Inference of human population history from individual whole-genome sequences»,
Nature 475 (2011) 493-497. SCALLY, A. y DURBIN, R., «Revising the human mutation rate: implications
for understanding human evolution», Nat. Rev. Genet. 13 (2012) 745-753.
14
Sin ir más lejos, los mismos autores de los estudios reconocieron la posibilidad de que hubiesen existido otros
individuos cuya contribución genética se podría haber perdido.
15
ROHDE, D. L. T. et al., «Modelling the recent common ancestry of all living humans», Nature 431 (2004)
562-566.
16
LORDKIPANIDZE, D. et al., «A Complete Skull from Dmanisi, Georgia, and the Evolutionary Biology of
Early Homo», Science 342 (2013) 326-331.
17
GIBBONS, A., «A new view of the birth of Homo sapiens», Science 331 (2011) 392-394.
hablar de una amplia variación intergrupal en una única especie. De este modo tampoco
resultaría sorprendente descubrir que tanto los Neandertales como los Denisovanos se
cruzaron con los Homo sapiens, una conclusión difícil de mantener si se considerasen como
diferentes especies biológicas.
Sea cual sea el nombre que elegimos para este linaje misterioso, lo que estos
resultados mostrarían es que el flujo genético fue posible no sólo entre los contemporáneos,
sino también entre los linajes antiguos y más modernos, ampliando por tanto el concepto de
especie no sólo geográficamente sino también temporalmente.
Por otra parte, algunos científicos han logrado secuenciar el ADN mitocondrial de unos
fósiles del Pleistoceno Medio (hace aproximadamente 400.000 años) a partir de una muestra
de la Sima de los Huesos en Atapuerca, España. Al hacerlo, han descubierto que su pariente
genéticamente más próximo no estaría entre el linaje que llevó a la aparición de los
Neandertales sino entre los Denisovanos de hace unos 40.000 años en Siberia18.
Así, por ejemplo, el uso de nuevas tecnologías ha permitido descubrir en 2013 que los
Neandertales de La Chapelle-aux-Saints en Francia enterraban intencionalmente a sus
muertos, mientras que a muy poco distancia, en El Sidrón, al norte de España, llevaban una
conducta caníbal19. Aquí se encuentran dos patrones de comportamiento muy diferentes
dentro de los Neandertales, que, dicho sea de paso, también se han dado en épocas más
recientes.
Análogas diferencias culturales se aprecian entre algunos Sapiens del suroeste de Europa
que pintaban en las paredes de cuevas y muchos de sus contemporáneos que no parece que
lo hicieran. O más recientemente en el comportamiento tribal de los habitantes de las islas
Andamán que, por lo datos genéticos actuales, han habitado esa isla en grupos de unos pocos
miles de personas durante aproximadamente unos 60.000 años, sin apenas mezcla genética
con otros individuos venidos de fuera20.
Para ello conviene distinguir entre el proceso biológico y el cultural que se dan en la
evolución humana. Al primero se le denomina hominización y consiste en el proceso de
formación del tipo morfológico del hombre o, en otras palabras, en la secuencia de cambios
que conducen a la forma biológica del hombre tal y como lo conocemos hoy. Mientras que
al segundo se le denomina humanización y es el proceso por el que el hombre adapta el
19
RENDU, W. et al., «Evidence supporting an intentional Neandertal burial at La Chapelle-aux- Saints», PNAS
111 (2014) 81-86.
20
ENDICOTT, P. et al., «Multiplexed SNP Typing of Ancient DNA Clarifies the Origin of Andaman mtDNA
Haplogroups amongst South Asian Tribal Populations», Plos One 1 (2006) e81.
ambiente a sí mismo. En ese proceso, la plasticidad del cerebro, cuya evolución se
retroalimenta por las presiones ambientales, a la vez que se va formando conforme a las
nuevas habilidades desarrolladas, ha debido jugar un papel fundamental.
Mientras que entre los seres humanos, aunque haya existido un proceso de hominización,
lo que debe haber contado más significativamente es la humanización21.
Por tanto se puede afirmar que en el origen del hombre estarían presentes los dos
procesos evolutivos: el primero se aprecia claramente en el Australopithecus, que tiende a
una especialización morfológica manteniendo una capacidad craneal estable; el segundo, sin
embargo, es propio del género Homo y está caracterizado por el constante aumento de su
capacidad craneal con una paulatina especialización cerebral. Dicho desarrollo cerebral
apareció ya hace poco más de 2 millones de años y está simultáneamente ligado al inicio de
la aparición de formas culturales como la fabricación y perfeccionamiento de herramientas
líticas (Homo habilis), el uso del fuego (Homo erectus) o los enterramientos intencionados
(Neandertales). Es decir hay un proceso simultáneo de mejora morfológica y de
enriquecimiento cultural.
Según esta segunda postura, el Homo habilis podría ser ya humano, aunque con unas
potencialidades menos desarrolladas, de modo análogo a los estados previos del crecimiento
de cada ser humano. El proceso de especialización del hombre sería posterior a su
humanización: primero sería hombre y después se especializaría seleccionando los cambios
aleatorios morfológicos y funcionales más acordes con su ser.
Es algo parecido a lo que hemos visto al describir la inteligencia de los Neandertales
como pericia, frente a la inteligencia de los Homo sapiens que ya tendrían memoria
operativa22 y por tanto serían más creativos. Esto les daría una ventaja adaptativa que les
permitiría sobrevivir mejor ante las dificultades climáticas23.
Y así una generación tras otra, de modo que el proceso de culturización al principio
debería ser muy lento porque el hombre, aunque fuese libre y consciente de sí mismo, tendría
que aprenderlo todo de cero, porque los grupos para transmitir los conocimientos de unos a
otros serían muy pequeños, porque la mayoría de sus recursos se emplearían en sobrevivir y
porque su inteligencia no sería tan elevada como la nuestra.
Solo con el paso del tiempo la mejor adaptación de lo que es propiamente humano
conlleva una des-especialización morfológica. El dominio que ejerce el espíritu y la
posibilidad de utilizar instrumentos, independiza al hombre con respecto al medio: no
21
La diferencia entre hominización y humanización reside en cuál es el proceso que gobierna la evolución del
hombre: el proceso biológico en un caso y el cultural en otro. Desde la aparición del hombre lo cultural tendería
a predominar sobre lo biológico, si bien los dos procesos estarían presentes. Al principio lo biológico tendría
una gran relevancia, que poco a poco sería reemplazada por lo cultural. Así por ejemplo, la inventiva humana
permitiría triunfar poco a poco sobre unos retos medioambientales para los que la mera biología resulta
insuficiente.
22
GEARY, D. C., «El cerebro primitivo en las aulas modernas», Mente y cerebro 60 (2013) 28-33.
23
WYNN, T. y COOLIDGE, F. L., «Evolución de la mente: del neandertal al hombre moderno», Mente y
cerebro 32 (2008) 12-21.
necesita adaptarse morfológicamente. Los animales se modifican para adaptarse al medio,
pero el hombre adapta el medio a sus necesidades.
El destino morfológico del hombre está ligado a su racionalidad, y cuando es capaz de
modificar el medio, deja de estar inmerso en la biología y se escapa poco a poco de los
procesos de selección natural24.
24
JORDANA, R., «El origen del hombre. Estado actual de la investigación paleoantropológica», Scripta
Theologica 20/1 (1988) 98.
TEMA III SOBRE EL ORIGEN DE LA INTELIGENCIA HUMANA
(Carlos A. Marmelada)
3.1.Carroña e inteligencia.
A partir de finales de los ochenta del siglo pasado, pero sobre todo en los noventa, fue
tomando cada vez más cuerpo una explicación de corte naturalista emergentista, en la que
algunos científicos sugerían que un cambio en la dieta de los homínidos, introduciendo el
consumo relativamente abundante de carne, habría dado lugar a cerebros más grandes en los
que habría podido empezar a emerger la inteligencia. Entre estos científicos destacan Leslie
C. Aiello y Peter Wheeler, quienes desde hace años viene llamando la atención sobre este
punto. Según ellos, individuos con cerebros relativamente grandes tendrían la inteligencia
mínima para ser los primeros en fabricar herramientas con las que romper las cañas de los
huesos para poder acceder al tuétano, en donde se hallan los nutrientes más energéticos. De
este modo una alimentación rica en grasas animales y en proteínas permitía un aumento
progresivo del volumen cerebral. Y con dicho incremento un desarrollo progresivo de la
inteligencia.
En España esta tesis ha llegado al campo de la divulgación científica de la mano del
último libro de Juan Luis Arsuaga: Los aborígenes. La alimentación en la evolución humana.
La ficción del descubrimiento casual de una joven Australopithecus afarensis sirve como
hilo conductor de la primera parte de la obra. Al golpear fortuitamente la tibia de un antílope
con una piedra para partirla posibilitando el poder alimentarse de las substancias de su
interior, esta hebra de afarensis abría el camino hacia la humanización. El relato se basa en
el supuesto de que los Australopithecus partían nueces con piedras al igual que hoy en día lo
hacen los chimpancés
Sin duda alguna, la incorporación en cantidad importante de productos de origen animal
a la dieta de los homínidos supuso el primer gran cambio en la historia de la alimentación
humana. ¿Comían carne los Australopithecus? Es posible que los especímenes más recientes
ya carroñearan. De hecho Pickford y Senut sugieren que Orrorin tugenensis, un supuesto
homínido de seis millones de años de antigüedad, ya lo hacía. Hace dos millones y medio de
años Homo habilis y Homo rudolfensis son los primeros homínidos de quienes tenemos
certeza que consumían carne de animales, procedentes del carroñeo.
El cerebro es un órgano muy caro de mantener ya que, en un hombre adulto anatómicamente
moderno, requiere un 20 % del gasto energético total de su cuerpo, en el momento del
nacimiento el cerebro llega a consumir hasta el 60 % de la energía corporal. El aparato
digestivo, incluyendo unos intestinos muy largos, como resulta habitual en los herbívoros,
también es muy caro de mantener en términos de consumo energético. De modo que: un
cerebro muy grande y un aparato digestivo muy voluminoso no suele darse simultáneamente
en un mismo ser vivo. La sustitución de una dieta casi exclusivamente vegetal, muy rica en
celulosa, por otra en la que la carne, rica en proteínas, desempeñaba un papel esencial,
permitió que aumentara el volumen del cerebro y disminuyera la longitud de los intestinos.
a traducción literal vendría a ser algo así como: Comida para pensar. Cambios en la dieta
fueron una fuerza conductora en evolución humana. Juan Luis Arsuaga también es de esta
opinión. En una entrevista concedida al diario La Vanguardia declaraba: “La explotación
alimenticia de la carroña permitiría que se dieran una serie de cambios morfológicos en los
homínidos, que acabaron por hacernos como somos. ¡Comer carroña nos hizo
inteligentes! ¡Ya tengo titular! (exclamaba el periodista) Precisémoslo (matizaba Arsuaga):
comer carroña no produjo directamente ese salto, pero permitió que pudiera darse. Permitió
un mayor desarrollo cerebral: el cerebro pudo crecer..., y creció. .- Periodista: Acláremelo.
Carroña e inteligencia: ¡parece una broma! (...) ¿La carne nos hizo inteligentes?- Arsuaga:
La dieta con carroña permitió que algún individuo mutante con menos intestino pudiera
sobrevivir (y transmitir sus genes). Y permitió que mutantes con cerebro mayor pudieran
sostenerlo (y transmitir sus genes). Y un cerebro mayor permitió crear mejor tecnología
(piedras, filos...)2 , y la mejor tecnología facilitó el acceso a más carne. .-Periodista: Una
rueda. .- Arsuaga: ¡La rueda de la inteligencia!3 Comer carne fue un cambio cultural que
abrió la vía a eventuales cambios morfológicos, que, una vez verificados, permitieron otros
cambios culturales” (La Vanguardia; 24-XI-2002). Es el mismo argumento que expuso hace
seis años Robert Blumenschine cuando declaró que: “los homínidos con cerebros
relativamente grandes fueron capaces de fabricar herramientas de piedra, y de emplearlas
para descuartizar y descarnar los restos de animales grandes; así pues, los individuos con
cerebros grandes podían comer mejor, podían tener más descendencia y, por tanto, esa
característica fue seleccionada como ventaja adaptativa”4 .
Incluso hay quienes piensan que la alimentación jugó un papel tan importante en la
evolución humana como para ser la causa de la aparición del lenguaje oral. Esto es
precisamente lo que defiende el primatólogo Richard Byrne cuando afirma que: “el lenguaje
apareció en la prehistoria a partir de las secuencias de movimientos desarrolladas para
preparar alimentos” (La Vanguardia; 16.X.2002); o lo que es lo mismo: manipular alimentos
tuvo como consecuencia, según Byrne, la aparición del lenguaje. Y aunque este científico
niega que el lenguaje sea la base del pensamiento, todo el mundo está de acuerdo en que
lenguaje e inteligencia guardan una estrecha relación.
Volviendo a la tesis central de Aiello y Wheeler expuesta en Los aborígenes, que afirma
que el consumo de carne por parte de los homínidos hizo aumentar el tamaño del cerebro,
facilitando así el surgimiento paulatino de la inteligencia; nos lleva a planear una pregunta
ingenua, sin duda, pero pertinente. Si esta hipótesis es correcta..., entonces ¿por qué los
grandes carnívoros, como el tigre o la pantera, que llevan muchos millones de años comiendo
carne, no han desarrollado cerebros muy voluminosos, y ya no digamos inteligencia en el
sentido fuerte de la palabra? Es más ¿por qué grandes depredadores como el león o la hiena,
los carnívoros por antonomasia, han visto como sus cuerpos, y por ende sus cerebros,
reducían su tamaño en un tercio a lo largo del último par de millones de años? Una respuesta
posible a esto último sería afirmar que las especies actuales de leones y hienas no son
descendientes directas de aquéllas. Quizás, pero queda en pie la cuestión de que sus cerebros
no son especialmente grandes pese a llevar millones de años comiendo carne como elemento
prácticamente exclusivo de su dieta, lo que no es el caso en los homínidos que, no lo
olvidemos, son omnívoros y, por lo tanto, el consumo de carne, sólo representa una parte de
su dieta.
Por otra parte, no todos los científicos están de acuerdo en que el cerebro humano no
haya hecho otra cosa más que crecer en los últimos dos millones y medio de años. Robert D.
Martin afirma que: “cada vez hay más pruebas de que el cerebro de los componentes de
nuestra propia especie Homo sapiens era antes mayor que ahora. Todo indica que se ha ido
produciendo una reducción estable del tamaño cerebral humano (sin disminución
concomitante del tamaño corporal) durante los últimos 20.000 años aproximadamente. Por
tanto, el tamaño del cerebro humano ha experimentado un descenso progresivo durante el
mismo período en que se han producido los avances más notorios de la cultura humana”5 ,
concluyendo que: “los cambios de mayor trascendencia para la sociedad humana han ido
acompañados de un descenso progresivo de nuestro tamaño cerebral”6 . Martin acompaña
estas afirmaciones con datos concretos, afirmando que los humanos del Mesolítico (hace
unos diez mil años) presentaban una media de encefalización de 1593 cc. Los varones y 1502
cc. las hembras; en cambio los hombres actuales tienen un promedio de 1436 cc. y las mujeres
1241.
¿Podemos saber científicamente cómo surgió la inteligencia humana?
En primer lugar hay que decir que nos encontramos ante una explicación materialista
del origen de la inteligencia humana que apostaría por un emergentismo gradual, algo que
científicamente no está demostrado7 ; es más, desde un punto de vista estrictamente científico
todavía no se ha podido definir de una forma unívoca el concepto de 'inteligencia', algunos
científicos incluso creen que esto jamás podrá lograrse, al menos ese es el parecer de William
H. Calvin cuando declara que: “Nunca habrá acuerdo universal sobre una definición de la
inteligencia, porque es un vocablo abierto, lo mismo que conciencia”8 . Por su parte Arsuaga
sostiene que: “eso que llamamos <<inteligencia>> es un concepto de difícil definición y muy
problemática medida”9 . Esta dificultad facilita la confusión, de ahí que algunos científicos
sostengan que ciertas especies de animales tienen inteligencia, mientras que otros la
restringen exclusivamente al género humano.
Por si esto fuera poco, el argumento expuesto representa un razonamiento circular, algo
que en lógica no suele ser bien visto. Según esta hipótesis, se afirma que el consumo de
grandes cantidades de carne es posible gracias al hecho de tener unos cerebros voluminosos
que permiten tener el mínimo de inteligencia para poder fabricar las herramientas que
posibilitan descuartizar y descarnar los restos de grandes animales.
Somos libres de especular y de suponer todo lo que queramos, pero hemos de ser
conscientes de que debemos de distinguir entre lo que es un escenario evolutivo hipotético,
de lo que es una verdad científica firmemente establecida, y lo cierto es que la ciencia no
puede determinar con exactitud empiriométrica cómo surgió la inteligencia humana.
Por otra parte, si la inteligencia humana hubiese sido educida por emergencia gradual
de las potencialidades de la materia, entonces cabría la posibilidad de que los animales
tuvieran también inteligencia en un agrado inferior. Este es, precisamente, el parecer de
Arsuaga, cuando afirma que: “los seres humanos nos caracterizamos por poseer una
inteligencia mucho más desarrollada que el resto de los animales”11 .
El conocimiento intelectual, la elaboración de conceptos abstractos y universales, es
algo exclusivo de los humanos. Un animal puede percibir (y comer) dos piezas de carne; pero
sólo un humano sabe lo que es el número dos, la dualidad. La cognición, en cambio, se
produce en un sistema central que realiza las operaciones mentales que comúnmente
denominamos pensamiento. Este sistema central es inaccesible a la investigación y
permanece misterioso”12 . ¿Por qué no profundiza Arsuaga en esta vía? La respuesta nos la
da en otra de sus obras, concretamente en La especie elegida, cuando afirma que: “la ciencia
tiene como objeto explicar los fenómenos naturales (...) por medio de causas naturales”13 .
La postura es totalmente lícita; y, de hecho, esto ha sido lo que ha permitido a la ciencia
progresar de la forma tan espectacular con que lo ha hecho en los últimos cuatro siglos.
3.3.¿Darwin o Wallace?
Muchos psicólogos y neurólogos encuentran una gran diferencia entre el grupo de los
primates y el resto de los mamíferos: la capacidad lúdica en la madurez. Cualquiera que haya
poseído alguna vez un gato, por ejemplo, no habrá podido menos que sorprenderse del hecho
de que los depredadores son sumamente juguetones durante su infancia y juventud, y luego
dejan abruptamente de jugar cuando alcanzan la adultez. Esta conducta puede observarse en
prácticamente todos los animales superiores con excepción de los primates.
El juego es, en animales distintos del primate, una evidente rutina de entrenamiento que
los capacita para afrontar los desafíos de la vida adulta: en el caso de los felinos, estos
desafíos se refieren principalmente a la caza. El juego del gatito con una bola de lana es una
copia en miniatura de las conductas cinegéticas del gato maduro. Cuando "captura" el
pompón con una garra, se verá que lo arroja limpiamente por sobre el hombro del mismo
lado.
Sin embargo, a los nueve meses o al cumplir el año, el gatito deja completamente de jugar
por iniciativa propia.
Por regla general, los mamíferos que muestran este comportamiento poseen una muy breve
infancia; los que mantienen el juego como actividad primordial y repetitiva a lo largo de
todas sus vidas tienen infancias muy largas, con interminables períodos de dependencia y
aprendizaje de sus progenitores.
La teoría dice que estos largos períodos juveniles, como los de los grandes monos y los seres
humanos, ayudan al desarrollo de la inteligencia. Agregaremos que la misma —en el sentido
en que los humanos la entendemos— requiere versatilidad, esto es, la posibilidad de afrontar
con éxito desafíos desconocidos.
Sin embargo, la versatilidad puede no ser una ventaja, o al menos no en todos los casos.
El neurofisiólogo teórico de la Universidad de Washington William H. Calvin cita el caso de
los chimpancés de Uganda. Estos animales poseen cerebros muchas veces más grandes que
los de los demás monos de la región, y esto debiera suponer una gran ventaja evolutiva al
momento de competir por las frutas que constituyen el alimento de ambos grupos.
Los chimpancés son esencialmente inteligentes y versátiles, mientras que los monos más
pequeños son frugívoros obligados que no tienen otra forma de vida que cosechar y comer
de los frutales. Cuando la tribu de chimpancés llega al bosque frutal, normalmente los árboles
ya han sido vaciados por los pequeños monos competidores, menos versátiles pero
sumamente especializados en la recolección de frutas. Los chimpancés echan mano entonces
de su cuasihumana flexibilidad alimentaria y se dedican a devorar termitas, a pescar o incluso
a atrapar y devorar a los pequeños monitos que los han dejado sin alimento.
En la carta que da inicio al trabajo, Calvin correctamente afirma que el lenguaje es el mejor
ejemplo de nuestro amplio rango de elevadas funciones intelectuales. Se puede agregar que
el lenguaje es acaso el único síntoma inequívoco e indiscutible de inteligencia.
Pero ¿es la inteligencia un resultado deseado o favorecido por la evolución? Max Ernst,
de la Universidad de Harvard, señala que la inmensa mayoría de las especies son no-
inteligentes, lo que sugiere que la selección natural no favorece la evolución en el sentido de
la inteligencia, o que, por lo menos, es un logro dificilísimo de alcanzar.
Ya en 1874 se especulaba con que la inteligencia había evolucionado de acuerdo con los
procesos enunciados por Darwin. El psicólogo William James arriesgaba que las ideas
competían unas con otras en el cerebro, y que sólo predominaba la mejor, la única capaz de
sortear con éxito esta "selección natural".
Antes de descartar la idea como ridícula, conviene recordar que inmunólogos y
genetistas han demostrado sin asomo de dudas que nuestro sistema inmune reacciona a las
amenazas bacterianas siguiendo las mismas y rígidas pautas de la selección natural
darwinista, y ¡operando en una escala temporal de sólo algunos días!
Como señala en su ensayo ¿Modelo universal de la "mente? Eduardo Daniel Schurzbok,
los patrones a evolucionar dentro de un cierto sistema dado deben tener la capacidad de
modificarse, competir entre sí por unos recursos limitados, y tener a su alrededor un entorno
exigente que oficie de selector. Todos estos criterios se cumplen con creces en el caso de la
inteligencia humana, y el proceso resultante parece ser una especie de "autoorganización"
que evoluciona espontáneamente según los mecanismos darwinistas. Es la misma concepción
anterior del "salto lateral" o el camino alternativo. Continúa afirmando que el sistema
autoorganizado sufre variaciones ocasionales, plagado de pautas y subpautas que compiten
unas con otras por la supervivencia dentro de un espacio severamente limitado.
Hablando del cerebro, dice que "la precisión se logra mediante grandes circuitos que
tratan de hacer la misma tarea de manera redundante: la precisión es a menudo la propiedad
emergente de una suficiente cantidad de neuronas imprecisas". La competencia entre los
circuitos neuronales, en este escenario, puede ser responsable tanto de nuestra autoconciencia
humana como de la capacidad sintáctica del cerebro humano. Es aquí donde, por tanto, tanto
Calvin y Bickerton como el modelo mental de Schurzbok arriban a la conclusión de que la
lengua y la inteligencia llegaron a ser a través de la competencia y la selección natural que
preconizó Darwin en "El origen de las especies".
La inteligencia y el desarrollo del lenguaje, entonces, siguieron caminos paralelos e
interrelacionados, a tal punto que no se cree posible, hoy en día, que el uno pudiese haber
llegado a existir sin el concurso del otro.
La realidad es que la capacidad lingüística humana no
es una simple mejora de los circuitos no sintácticos del chimpancé: es un circuito paralelo,
creado independientemente por los procesos evolutivos lingüísticos-mentales, que trabajan
coordinadamente superpuestos con los simiescos.
Calvin señala que la capacidad sintáctica puede haber derivado, más bien, de la evolución
de los circuitos de reconocimiento fisonómico o de jerarquías sociales más bien que de los
de vocalizaciones, porque de otro modo las exclamaciones habrían sido suprimidas al ser
reemplazadas por un lenguaje verbal. Sin embargo, no hemos perdido las interjecciones, ayes
ni exclamaciones, sino que caminan por circuitos diferentes que las palabras habladas.
Dado que la boca, lengua, dientes, laringe y diafragma de los monos nunca alcanzaron
el nivel evolutivo necesario para llegar a la palabra hablada, es obvio que el idioma y la
inteligencia de tipo humano no fueron necesidades críticas para su supervivencia.
Sin embargo, algunos monos, de los que hemos hablado en otro artículo, pueden llegar a
niveles simbólicos bastante profundos sin idioma ni inteligencia. Los defensores de los
chimpancés "parlantes" olvidan que estos logros han sido obtenidos exclusivamente bajo
supervisión y enseñanza de lingüistas humanos
Las categorías pueden muy bien ser abstractas, y ésta es una característica que asocia a
la inteligencia con el lenguaje. También puede expresarse otro tipo de evolución en el cerebro
humano para alcanzar la abstracción, comparable con aquella de los circuitos sintácticos de
que hemos hablado.
El cerebro humano desarrolló primero soluciones a los problemas concretos, y sólo
después de ello llegó al pensamiento abstracto. Los circuitos y las áreas cerebrales que
usamos para movernos o alimentarnos no tienen nada que ver con las que nos permiten
resolver cálculos, por ejemplo. Al igual que en el tema lingüístico, los monos poseen aquellos
pero ni siquiera muestran vestigios embrionarios de éstos. Es por ello que puede postularse
que la inteligencia (caracterizada por la capacidad de abstracción) no desciende de la
inteligencia "motriz" o de supervivencia de los demás primates, sino que es un desarrollo
nuevo de la naturaleza.
Es obvio que la capacidad abstracta de la inteligencia está también interrelacionada con
el lenguaje.
Es posible que la mayor parte de la inteligencia se deba, paradójicamente, a una multitud
de procesos evolutivos darwinistas que se caracterizan por ser no inteligentes. Se ha
demostrado que la mayor parte de nuestra inteligencia se basa en procedimientos rutinarios
o de simple obediencia a reglas elementales. Pero, a la vez, procesos mucho más elevados
tienen lugar todo el tiempo. Expectativas acerca de lo que sucederá después, previsión de
posibles problemas, evaluación de conceptos y comparaciones, definición de entidades
abstractas, conceptos que se anidan en otros conceptos y, por sobre todo, la estrella
indiscutida de la evolución sobre el planeta: el lenguaje.
El impresionante salto cuántico dado por la naturaleza entre el cerebro de nuestro más
avanzado primo simiesco y el nuestro propio no puede ser mensurado, definido ni explicado
por medio de simplezas.
La inteligencia ha dado un salto cuántico en verdad: ha pasado de golpe de la no-
inteligencia del mono a la inteligencia humana sin transición. ¿Por qué no existen especies
con inteligencias intermedias entre el mono y el hombre? Porque una semi-inteligencia sería
la cosa más peligrosa para la supervivencia de la especie que la tuviera. No sería tan capaz
de sobrevivir como los animales totalmente instintivos, ni tampoco podría manipular el
entorno como el ser humano. Uno u otro de los extremos la destruiría tarde o temprano (más
bien temprano), ya que el "semihombre semiinteligente" no podría, por su naturaleza
parcializada e imperfecta en sí misma, competir con los "especialistas" instintivos ni contra
los "no-especialistas" inteligentes. No dominaría los campos de ninguno de los dos, y sería
imposible que sobreviviera.
El mero hecho de que a lo largo de la historia de la vida en la Tierra no haya existido,
que sepamos, ninguna especie semiinteligente da bastante crédito a esta teoría. La
inteligencia es o no es, y no parece haber un estadio intermedio entre una rana o un mono por
una parte y el ser humano por la otra.
La inteligencia es la facultad cognitiva que más diferencia al ser humano del resto de
los animales; y es la capacidad que tenemos para conocer y comprender las cosas y formar
nuevas ideas. En esta facultad intervienen múltiples factores, no sólo intelectuales, y se
podría decir que hay siete tipos de inteligencia. Estos son: la lingüística, que está relacionada
con nuestra capacidad verbal; la lógico-matemática, la espacial, la musical, la kinestésica, la
interpersonal y la intrapersonal. Estas dos últimas son los precedentes de la teoría de la
inteligencia emocional, que se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y
modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Esta capacidad es otro rasgo
diferenciador entre los animales y los humanos.
Ahora voy a hablar del desarrollo cerebral que experimentó el ser humano en su proceso
de hominización. Esto fue muy importante porque hizo posible la aparición de capacidades
técnicas y simbólicas en los humanos, que facilitaron mucho su adaptación al medio y la
aparición del lenguaje. Gracias a la capacidad técnica, los humanos fueron capaces de
fabricar y utilizar instrumentos para modificar el entorno y adaptarse a él para satisfacer sus
múltiples necesidades. Pero me voy a centrar en la capacidad simbólica, cuya manifestación
fundamental es el lenguaje articulado gracias al cual el ser humano es capaz de expresar
realidades simples y complejas, a diferencia del resto de animales, que sólo pueden expresar
emociones básicas. Por eso, decimos que la capacidad simbólica y el lenguaje humano
constituyen los cimientos de la cultura humana, que es el factor humanizador más importante
y un gran rasgo diferenciador respecto al resto de seres.
La cultura humana se puede definir como toda aquella información adquirida
socialmente y transmitida mediante el lenguaje. Gracias al lenguaje, se permite la transmisión
de la información a distancia, cosa que no se pueden permitir el resto de animales, a los cuales
les es necesario el contacto directo para transmitir información, ya que la transmiten por
imitación y esto hace que su cultura sea fragmentaria y muy restringida, mientras que la
humana es dinámica y muy rica y variada.
Hay tres tipos de información que se pueden distinguir en la cultura humana, según para
lo que sirva, puede ser de estos tres tipos: descriptiva, que explica y representa la realidad y
permite comprender el funcionamiento y las características de nuestro entorno; práctica, que
proporciona pautas para la acción y enseña a realizar tareas de forma eficaz; o valorativa, que
nos permite valorar lo que nos rodea, originando sentimientos de atracción o rechazo hacia
eso. Todo lo que el ser humano hace puede incluirse en alguno de estos tipos de información
cultural.
Por último, explicaré como van cambiando las diferentes culturas de la humanidad. Estos
cambios socioculturales tratan de ser explicados por la dinámica cultural, y hay cinco tipos
de transformaciones culturales, que son: mutación, transmisión, contagio, deriva y selección.
La mutación cultural consiste en la introducción de nuevos contenidos o en la modificación
de algunos ya existentes. Si se deben a una intención voluntaria se denominan invenciones,
y si la intención es involuntaria son errores. La transmisión cultural transporta informaciones
de firma vertical, es decir, de generación en generación, o de forma horizontal, entre personas
de la misma generación. El contagio cultural supone el trasvase de elementos de otras culturas
y la adopción como propios. Esto puede ocurrir de forma espontánea o por imposición, hecho
denominado aculturación. La deriva cultural ocurre cuando una cultura se fragmenta en
grupos o subgrupos culturales. Este fenómeno es parecido al de la evolución biológica, donde
el aislamiento de una población da lugar a una diferenciación genética. Finalmente, la
selección cultural ocurre cuando las innovaciones culturales que resultan eficaces se
mantienen porque los miembros del grupo las prefieren y eligen. Un ejemplo de esto fue la
elección de la rotación de cultivos en la Edad Media.
En conclusión, la inteligencia y la cultura son los rasgos que más nos diferencian del resto
de seres vivos, y nos hacen seres racionales y sociales, capaces de transmitirnos información
y de adaptarnos al medio fácilmente.
Para seguir la pautas dictadas comenzaré por la cultura, ¿es la cultura un factor determinante
en nuestra historia?, la respuesta es sí, sin más podríamos todo la historia, todo lo ocurrido a
nuestro alrededor y encontraríamos que el ser humano comienza su historia, comienza su
racionabilidad en el nacimiento de la cultura, pues hasta el momento en el que nació dicho
tópico podíamos hablar de hominización, pero ¿cuándo daríamos el salto hacia la
humanización?, ¿cuándo un salto hacia una inteligencia superior?, ¿cuándo un gran paso
hasta lo que somos hoy en día?, pues cuando nace la cultura, pues gracias a esta y al lenguaje
que contiene y sus capacidades tanto de transmisión como de almacenamiento, gracias a esto
hemos adquirido el nivel de inteligencia del que hoy gozamos, pero ¿qué hay de los demás
seres?, ¿qué ha sido de ellos a lo largo de la historia?, ¿han participado en la propia historia?,
podemos decir que no, pues toda la historia es humana, el ser humano se dice que es un ser
histórico, ya que gracias al desarrollo de una cultura ha sido capaz de conocer el pasado,
actuar en el presente y planificar el futuro; cómo podemos ver, el ser humano, gracias a la
cultura, es el único ser en haber evolucionado, como podemos saber gracias a dicha cultura
y un lenguaje desarrollados por él mismo.
Ahora bien también hay otros factores que han permitido la evolución humana, de los
que se creen que son perjudiciales y en mi opinión, éste factor es la sociabilidad del ser
humano, gracias a la vida en sociedad hemos podido avanzar juntos mejorando nuestras
vidas, pero ¿de dónde viene esta vida en sociedad?, hay dos teorías que antiguamente
defendían, por una parte Hobbes, quien postulaba la vida en sociedad por interés, es decir, el
ser humano ha vivido en sociedad para vivir y avanzar mejor, tan solo por propio interés, y
por otro lado Aristóteles, quien defendía la imperfección del ser humano, el ser humano es
imperfecto por lo que tiene la necesidad de vivir en sociedad para sobrevivir. En mi opinión
deberíamos plantearnos la segunda posibilidad, pues tres son los factores que la respaldan: la
indeterminación instintiva, que nos diferencia de los animales, los que actúan por instinto
mientras que nosotros debemos aprender para actuar; el largo periodo de inmadurez, a
diferencia de las crías animales que en meses abandonan a sus madres para vivir por su
cuenta, el ser humano necesita muchos años de aprendizaje hasta formarse y poder vivir por
su cuenta; y el último, la escasez de propiedades físicas destacables, pues a diferencia de
animales como la jirafa quien posee un cuello alto para llegar a zonas altas, el león que posee
mucha fuerza, el ser humano no posee ninguna capacidad destacable.
Pues bien estas tres características propias de nuestra especia nos han hecho pensar,
intentar mejorar, superar las adversidades que la naturaleza nos depara, estas tres
características junto a la cultura nos han permitido evolucionar.
Aunque ya he medio hablado del comportamiento humano definiendo éstas tres
características anteriores, voy a ir más allá ¿es la inteligencia humana superior a otras?,
algunos pensadores han afirmado que no, pues muchos animales no necesitan un por qué
para actuar, es decir, poseen una conducta instintiva actúan por instinto como he dicho antes,
porque los demás lo hacen, si un animal adquiere una característica los demás lo imitan y por
tanto también la adquieren, pero ésta conducta tiene un gran inconveniente que la del ser
humano carece y es la determinación. Los animales están determinados no pueden elegir, tan
solo imitan o hacen lo que en su especia tienen dictado, a diferencia del ser humano quien
puede elegir, puede escoger las características más convenientes, posee una conducta abierta
en la que se le presenta un gran abanico de posibilidades y él escoge las más apropiadas, las
que le han permitido evolucionar, avanzar, y lo más importante dominar.
Acabados los puntos a describir en esta disertación llegamos a una conclusión, podemos decir
que el ser humano es el único ser histórico y que la historia le pertenece, pues gracias al
lenguaje, el comportamiento, la sociabilidad, la indeterminación, el largo periodo de
inmadurez, ... el ser humano ha evolucionado tanto en inteligencia como en cultura y no
sabemos el límite de dicho progreso, pues ¿quién le hubiera dicho a Aristóteles o a Platón
que ahora podemos encontrar sus teorías con un simple “clic” en Internet?
En esta disertación voy a hablar de cómo la cultura y la inteligencia propia del ser
humano nos hace tan diferentes respecto a los animales. Pero nosotros podemos pensar que
los animales también tienen cultura, y esto de algún modo es cierto.
Se puede considerar que tanto los seres humanos como los animales poseen cultura,
siempre y cuando se entienda por cultura el conjunto de informaciones adquiridas a través
del aprendizaje social. Por ello decimos que los animales también poseen cultura ya que son
capaces de transmitirse conductas sociales nuevas pero la adquisición de nuevas costumbres
en los animales es social. De forma que el aprendizaje es la imitación. Sin embargo, en el ser
humano además de adquirir nuevas conductas por imitación existe otra forma de transmisión
cultural que es única del ser humana, la cual se basa en la transmisión a través del lenguaje.
Gracias a este medio la especie humana puede transmitir información sin que sea necesario
el contacto directo entre los miembros del grupo, lo cual resultaría imposible si el aprendizaje
se realizase solamente por imitación. Es decir, el lenguaje característico del ser humano es el
que permite la transmisión y asimilación de las nuevas conductas, técnicas, conocimientos o
información, a distancia, Y de esta forma, los nuevos contenidos culturales se heredan de
generación en generación, se acumulan y se incrementan con el paso del tiempo. Por esta
razón, se puede afirmar que el lenguaje es la causa del carácter acumulativo de la información
cultural y la principal diferencia entre el hombre y el resto de los animales. Debido a este
lenguaje la cultura humana destaca por su dinamismo y su gran variedad y riqueza en
comparación con la cultura de los animales.
Por todo lo dicho anteriormente se debería volver a definir lo que es cultura humana
como el conjunto de informaciones adquiridas de forma social y transmitida mediante el
lenguaje.
El lenguaje es un sistema de signos que nos permite transmitir información si n estar en
contacto, y esto es debido a que es arbitrario y convencional, es decir, relaciona un objeto
con un conjunto de signos pero estos no guardan ninguna relación de semejanza, causa-
efecto...con el objeto que representan y además es articulado y, por tanto creativo, ya que la
lengua dispone de un número limitado de signos gracias a los cuales se pueden crear infinidad
de mensajes; los seres humanos somos capaces de utilizar este lenguaje ya que poseemos una
mente, es decir, un conjunto de procesos, fenómenos y estados considerados psíquicos. Uno
de estos fenómenos mentales es la inteligencia, una facultada cognitiva ya que está
relacionada con el proceso de conocimiento y que no ayuda a formarnos una idea de cómo
es y cómo funciona la realidad, es la facultad cognitiva que más diferencia al ser humano del
resto de animales, es muy difícil definir claramente que es la inteligencia pero sabemos que
en esta facultad intervienen múltiples factores y no sólo intelectuales. Además sabemos que
hay siete tipos de inteligencia que nos permiten relacionarnos con el mundo, resolver
problemas y adaptar nuestra conducta alas deferentes situaciones. Está la inteligencia
lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, kinestésica, interpersonal e intrapersonal.
Pero a nosotros nos interesa la primera ya que es la relacionada con nuestra capacidad verbal,
con el lenguaje y las palabras, es decir, el hecho de que los seres humanos poseamos éste tipo
de inteligencia es lo que nos permite que poseamos un lenguaje a diferencia de los animales.
Otra facultad cognitiva que nos diferencia de los animales es la memoria ya que gracias a
ésta podemos retener la información y recordarla en el futuro; y ésta capacidad de retener
experiencias del pasado nos permite tanto el aprendizaje como nuestra continuidad como
personas. Estas dos facultades, de algún modo permiten la evolución de la especie humana.
En conclusión, gracias a la inteligencia posemos un lenguaje que hace que nuestra cultura
sea diferente a la del resto de los animales, y es diferente ya que podemos acumular la
información aprendida por la inteligencia y la memoria y por ello se puede hablar de
evolución, ya que cuando las personas aprenden algo que les es beneficioso para adaptarse
al medio, lo memorizan y lo utilizan siempre que se les presenta una situación parecida y por
ello se adaptan mejor y más rápidamente al medio.
El proceso evolutivo del hombre va desde las formas más antiguas de primates hasta
nuestros antepasados homínidos más próximos, en este proceso no sólo se produce la
hominización o aparición de las primeras especies que se pueden considerar propiamente
humanas.
Los homínidos sufren una serie de cambios hasta llegar al ser humano como la posición
erguida, la liberación de las manos o el desarrollo cerebral, pero lo realmente esencial es la
aparición de la cultura. Nuestra dimensión cultural está compuesta por todo aquello que ha
sido adquirido socialmente como son conocimientos, técnicas, hábitos, normas y formas de
vida. De esta manera consideramos que la cultura es el conjunto de informaciones adquiridas
a través del aprendizaje social.
Si la entendemos así, no podemos afirmar que la cultura sea exclusiva del ser humano,
también los animales, incluso los no homínidos tendrían algún tipo de cultura, ya que son
capaces de transmitirse conductas sociales nuevas. Sin duda alguna los animales también
tienen cultura pues poseen conductas adquiridas socialmente, ahora bien su forma de
aprendizaje es la imitación.
El ser humano tiene una forma de transmisión cultural propia: el lenguaje. A través del
lenguaje el hombre puede transmitir la información sin necesidad de tener contacto directo
con los miembros del grupo, lo que sería imposible si el aprendizaje se diera sólo por
imitación.
El lenguaje permite asimilar y transmitir nuevas conductas, técnicas, conocimientos o
información de los nuevos contenidos culturales que se heredan de generación en generación,
se acumulan y se incrementan con el paso del tiempo.
La gran diferencia de cultura entre el hombre y el reto de animales, es que en el hombre
las informaciones se transmiten mediante el lenguaje.
Por lo tanto la cultura humana se definiría como el conjunto de informaciones adquiridas
socialmente y transmitidas mediante el lenguaje.
En definitiva, la cultura reside en el individuo, ya que los contenidos culturales se almacenan en el
cerebro, pero las informaciones culturales que cada individuo posee son compartidas por los distintos
miembros de un mismo grupo o colectivo.
Las informaciones culturales de la humanidad han ido cambiando a lo largo del tiempo a deferencia
de la cultura animal, que apenas evoluciona. Estas transformaciones se producen en un proceso
denominado dinámica de la cultura.
Mosterín establece cinco tipos de transformaciones culturales:
Mutación cultural.- Supone la modificación de nuevos contenidos o la modificación de los
ya existentes
Transmisión cultural.- Transporta las informaciones culturales de manera vertical, de padres
a hijos, de generación en generación; o de forma horizontal, entre individuos de la misma
generación.
Difusión o contagio cultural.- Transvase de elementos de otras culturas y su adopción como
propias. Puede darse de forma espontánea, o bien por imposición del pueblo colonizador
hacia el pueblo colonizado, en este caso se denomina aculturación.
Deriva cultural.- Se da cuando una cultura se fragmenta en grupos o subgrupos culturales
como fue el caso de la lengua latina.
Selección cultural.- Aparece cuando las innovaciones culturales que resultan eficaces se
mantienen, ya que los miembros del grupo las prefieren y eligen racionalmente.
IGNASI VIDAL AROCAS
TEMA IV: EL HOMBRE, HACEDOR DE CULTURA
Definiciones antropológicas
25 Cf. http://www.marisolcollazos.es/Sociologia-complemento/pdf/SOC04.pdf
Tylor; no se advierte tampoco una génesis de la cultura, sino que se asume como algo
preexistente. Y no es que no tuvieran razón, hablando de lo que uno, como miembro de una
cultura, recibe durante el proceso de socialización, sino que falta el componente dinámico,
aquel que indica cómo es su desarrollo, su transformación y su génesis.
Vamos a repasar ahora la definición dada por Ward Goodenough, el impulsor del
cognitivismo en antropología.
“cultura: tal como es utilizada por los arqueólogos, el término posee dos significados
separados. En su sentido más general se refiere a todo lo que el hombre hace, que deriva más
de la ‘crianza que de la naturaleza’ (V.G. Childe), esto es, de la conducta que es aprendida
en lugar de genéticamente controlada. Una definición alternativa de la cultura en este sentido
está relacionada con los ‘medios adaptativos extrasomáticos del hombre’ (L. Binford).
Cultura en realidad es todo lo que hacemos, es decir, como actuamos, nos movemos,
pensamos, etc. Sólo hacemos cultura. Pero este es un concepto, que elaborado en principio por
la antropología y la sociología, tiene un significado bastante ajeno al que se le suele dar.
El termino fue adoptado más rápidamente por los antropólogos que por los sociólogos, tal
vez porque los “padres fundadores" no lo emplearon.
1. Los elementos cognitivos: significa que toda cultura tiene un grado o nivel alto de
conocimientos objetivos sobre la naturaleza, (el mundo que nos rodea) y sobre la
sociedad.
2. Las creencias: La creencia es algo que empíricamente no se puede demostrar, es algo
difícil de racionalizar, es una cuestión de fe, te la crees o no te la crees. Son enunciados
específicos las personas consideran ciertos.
3. Las normas: reglas y expectativas sociales a partir de las cuales una sociedad regula las
conductas de sus miembros. Unas son proscriptivas: prohíben ciertas cosas otras son
prescriptivas: indican lo que se debe hacer .
4. Los valores: modelos culturalmente definidos con los que las personas evalúan lo que
es deseable, bueno, bello y sirven de guía para la vida en saciedad.
5. Signos: pueden ser de dos clases.
a) Señales; indican un hecho.
b) Símbolos; son significados más complejos, son parte del sistema de comunicación que
es la cultura. LENGUAJE.
6. Formas no normativas de conducta: Son las maneras o estilos peculiares de la gente de
una comunidad "idiosincrasia". Son los que hacen diferenciar a los andaluces de los gallegos,
etc. Podemos formar parte del mismo sistema cultural pero el comportamiento peculiar, lo que
nos hace diferentes.
Por muchos antagonismos que en el interior de una cultura podamos encontrar sus partes
tienen que estar mínimamente integradas. Con un mínimo de interdependencia, para que las
culturas puedan subsistir, es decir, se requiere un orden cultural, ninguna es un conjunto
caótico de normas y de valores.
Todas las culturas son conjuntos dinámicos que tienen que adaptarse al medio físico y
social y a las innovaciones de todo tipo, técnicas, de ideas, etc., que se producen, por ello no
existen culturas que no cambien, las culturas son dinámicas, cambian, evolucionan. Aquellas
que se resisten al cambio, las que no se adaptan a las innovaciones esas culturas tienen menos
posibilidades de supervivencia, se aíslan y a menudo una cultura aislada desaparece. Las
culturas más ágiles, las más dinámicas aunque a menudo parezcan más vulnerables, por la
posible influencia exterior, tienen grandes posibilidades de perdurar, aunque también en ese
camino o tránsito, pueden perder fácilmente algunas de sus características.
Las unidades más reducidas de cada cultura se denominan rasgos culturales, son las
unidades más pequeñas identificables de una cultura, su valor para la investigación consiste en
que se pueden aislar y definir con claridad, pero por sí solos carecen de cualquier valor.
Necesitan estar integrados en configuraciones, en patrones, en lo que se denominan complejos
culturales.
A. Complejos culturales
Los complejos culturales pueden trasladarse de una cultura a otra y a eso se le denomina,
difusión cultural.
En cualquier caso, aun existiendo esta difusión cultural, los complejos culturales suelen ser
diferentes de un lugar a otro. Ej.: un edificio, el lugar donde se reside. El tipo de edificación
nuestra es diferente, que la de otros como pueden ser la de los chinos, los africanos o los
hindúes, etc.
a) Difusión cultural: Ej.: De Japón nos llega una moda cultural que puede producir un
cambio en nuestra cultura.
b) Aculturación Es el cambio que se produce cuando dos culturas entran en contacto. Ej.:
El contacto entre las culturas A + B = C, es decir, este contacto entre ambas culturas
produce una síntesis cultural. En una cultura donde haya elementos de A y B, cuando la
cultura A tiene más fuerza que B, entonces la cultura C presentará más elementos de A.
Toda cultura tiene una razón de ser, permite a sus miembros a los individuos que
participan en ella, cumplir determinadas funciones sociales y en la medida de eso, les
permite sobrevivir, desarrollarse, relacionarse, tenemos que considerar que todas las
culturas son respetables (aunque no necesariamente todos los valores culturales).
En ese sentido, aparecen los valores universales de respeto y dignidad, todas las
culturas, las mejores, son aquellas que permiten el mayor nivel de consenso entre sus
miembros y el mayor grado de dignidad como valor esencial de su cultura.
B. Relativismo cultural
C. Determinismo cultural
Consiste en que nos comportamos en función de cómo se espera que nos comportemos.
Nuestro comportamiento, viene marcado por nuestra cultura. Aunque no siempre es así.
Hay que reconocer la existencia de un amplio determinismo cultural, pero debemos dejar
claro que no somos el resultado automático, directo, de lo que nuestra cultura, nos impone.
Hay elementos culturales, por lo tanto, comportamientos individuales que no vienen dados
por nuestra cultura, sino que forman parte de nuestra dotación biológica.
1.4. La Socialización
A. Proceso de socialización
Podríamos definirlo como el puente que vincula a las personas y a la sociedad. Mediante
el proceso de socialización los individuos, las personas, aprenden a interiorizar en el
trascurso de su vida, a lo largo de toda su vida, los elementos socio-culturales de su medio
6 ambiente (lugar donde se mueven), los integran en la estructura de su personalidad bajo
las experiencias y la influencia de agentes sociales significativos y se adaptan así al entorno
social en cuyo seno deben vivir. EJ proceso es perenne, dura toda la vida.
1. A través de este proceso adquirimos la cultura. ¿Cómo? Desde que nacemos y de manera
más intensa en la infancia, durante toda nuestra vida y la palabra clave es que
aprendemos. Adquirimos cultura aprendiendo.
3. Mediante proceso nos adaptamos al entorno social y lo hacemos nuestro. Por ello
hablamos de nosotros los universitarios, nosotros los españoles o nosotros los
murcianos. Lo asumimos y lo compartimos (palabra clave).
B. Agentes de la socialización
a) La familia
b) La escuela
En la escuela se aprende a leer, escribir, contar... Pero también aprenden otras cuestiones
que no se les enseña de un modo formal o sistemático. Estas otras cosas componen lo que los
sociólogos denominan un currículo oculto (el esfuerzo, la competitividad...). En la escuela los
niños están continuamente recibiendo una enorme cantidad de mensajes, explícitos e
implícitos, que tienden a reforzar el sistema de valores de la sociedad en que viven. También en
la escuela se nos evalúa según parámetros impersonales, al contrario de lo que ocurría en el
seno familiar. Esto es, en la escuela se les enseña a aceptar que alguien ajeno a su familia puede
evaluarles según lo que hacen y no según quienes son.
En la escuela es el primer lugar donde tenemos que actuar según unas reglas formales y
rígidas. Se nos da un horario, existe una rutina preestablecida y aprendemos a someternos. En
la escuela aprendemos valores de disciplina, sometimiento, etc., que se nos exigirán cuando
entremos a formar parte de alguna organización, cuando seamos adultos, por supuesto.
c) El grupo de iguales.
El grupo de iguales es un grupo social compuesto de personas que tienen más o menos, la
misma edad y posición social y unos intereses comunes. Se eligen entre los vecinos o entre los
compañeros de juegos y más adelante los compañeros del colegio.
A diferencia de la familia en el grupo de iguales los niños eluden el control de los adultos.
Se empieza a ganar en independencia personal que va a ser clave a la hora del mantenimiento
de relaciones sociales y de empezar a formarse una imagen de sí mismos distinta de la que
reciben a través de los padres o de la familia.
Los grupos de iguales permiten a los niños o a los jóvenes compartir y explorar inquietudes
o intereses que probablemente no forman parte de las preocupaciones de los padres. Ej.: las
drogas, el sexo, etc.
A través del grupo de amigos, al estar fuera del control de los padres, se explicaría también
que empiecen a aparecer los primeros problemas en las relaciones padres-hijos. De ahí, el
interés de los padres siempre por conocer y controlar las relaciones y amistades de los hijos.
Y en nuestra sociedad donde los cambios se suceden a una velocidad tan vertiginosa, rápida,
los grupos de iguales pueden rivalizar con los padres produciendo lo que conocemos como
"choque generacional". En la etapa adolescente es donde se hace más notable, más evidente ese
distanciamiento, entre hijos y padres. En esta etapa de ruptura donde el adolescente empieza a
independizarse del padre, estos adolescentes pueden desarrollar un fuerte sentimiento de
adhesión al grupo de iguales acompañado por un sentimiento de sumisión al grupo de iguales
que además les está ofreciendo una nueva identidad.
Aunque en realidad este conflicto de lealtades entre los padres y los grupos de iguales puede
ser más ficticio que real, porque los padres siguen ejerciendo una fuerte influencia sobre los
hijos. Ej.: en cuestiones musicales, de juegos, etc., se apoyan en el grupo de amigos, pero a la
hora de la toma de decisiones importantes, se sigue confiando más en los padres que en los
amigos.
Por último, los grupos de iguales no actúan aislados. En toda comunidad se pueden
identificar multitud de grupos de iguales. Los miembros de un grupo tienden a valorar su propio
grupo en términos muy positivos y a desdeñar a los otros grupos. Esto explica que pueda
resultar tan atractiva la pertenencia a un determinado grupo de iguales que uno empiece a
imitar la conducta y estilo de ese grupo con la esperanza de ser admitido. Este proceso recibe
el nombre de socialización anticipada, que es el aprendizaje de las normas, valores o conductas
sociales que tiene como objetivo alcanzar una determinada posición.
Los medios de información de masas, por esa influencia tan importante en nuestras vidas
tienen el riesgo de la manipulación, de tal manera que nos lleven a tomar decisiones
equivocadas o a emitir juicios equivocados o a tomar como verdaderas cosas que a lo mejor no
lo son. Antes de que un niño aprenda a leer, ver la televisión es ya una rutina. Un niño pasa va
tantas horas delante del televisor como en la escuela.
Uno no debería poder tomar leche. Nuestros ancestros no podían hacerlo. Fue sólo hace
9.000 años que los humanos adquirimos la habilidad de hacerlo sin enfermarnos.
Los niños podían tomarla. Pero no fue hasta que el hombre se dedicó a la producción de
lácteos, que los adultos adquirieron la capacidad de digerir bien la leche.
Resulta ser que las sociedades con una historia de producción y consumo de lácteos tienen
una tasa mucho más alta de tolerancia a la lactosa -y de su gen asociado- que aquellas que
no.
El consumo de leche es sólo uno de los ejemplos en que las tradiciones y las prácticas
culturales pueden influir en el rumbo de la evolución del hombre.
Tradicionalmente se pensaba que la cultura y la genética eran dos procesos separados, pero
cada vez más los investigadores se han dado cuenta que están íntimamente relacionadas, y
que cada una influye en la progresión natural de la otra.
A esto los científicos le llaman "coevolución genético-cultural". Pero, ¿por qué es
importante?
Si logramos determinar cómo la cultura afecta nuestra composición genética -y cómo estos
procesos se aplican a otras criaturas- entonces podremos entender mejor cómo la forma en
que hoy actuamos como sociedad influye nuestro futuro.
Otro ejemplo de cómo la cultura ha jugado un papel en la evolución genética es la relación
que hay entre el cultivo de ñame y la resistencia a la malaria.
La lucha contra la malaria se libra en buena parte de África. Según el Centro de Control de
Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), en 2010 se registraron unos
219 millones de casos de malaria en todo el mundo, 660.000 de esos afectados murieron.
Más del 90% de los muertos vivía en África.
Sin embargo, algunas personas parecen tener una defensa natural contra esta enfermedad.
Sus glóbulos rojos tienen forma de medialuna o de hoz, en lugar de discos aplanados. Esta
anomalía produce anemia falciforme que puede tapar los vasos sanguíneos, lo que produce
dolor y daños en los órganos.
¿Malaria o anemia?
Malaria
En algunas poblaciones de África se ha desarrollado resistencia a la malaria debido a los
cultivos de ñame.
En circunstancias normales, la evolución mantiene el índice de esta enfermedad en valores
mínimos porque además de ser muy dañina puede reducir la expectativa de vida.
No obstante, debido a una peculiaridad biológica, el gen de la anemia falciforme puede
proteger contra la malaria. Por lo tanto, en aquellas partes del mundo donde la tasa de
infección de malaria es extremadamente alta, como en África, la selección natural puede
favorecer a la anemia.
En el juego de la vida es preferible la protección contra la malaria, incluso con el riesgo
potencial de sufrir esta afección.
Y aquí es donde está el dato interesante: aquellas comunidades que cultivan ñame tienen
tasas más altas del gen de la anemia que otras cercanas donde tienen otro tipo de producción
agrícola.
Para poder cultivar ñames hay que talar árboles. "La tala aumentó la cantidad de agua de
lluvia estancada, lo cual proporcionó un mejor campo de cultivo a los mosquitos portadores
de la malaria", escribe en Nature Reviews Genetics el biólogo Kevin Laland de la University
of St. Andrews. Más mosquitos implican más malaria, lo cual hizo que las células de la
anemia se adaptaran.
Si bien es la anemia falciforme la que protege contra la malaria, fue un comportamiento
exclusivamente humano -el cultivo de ñame- el que le permitió que la evolución actuara.
No todos los ejemplos de coevolución genético-cultural son beneficiosos.
Los polinesios, por ejemplo, tienen una preponderancia de diabetes tipo 2. Es una de las más
elevadas a nivel mundial.
Un grupo de investigadores descubrió que los polinesios tienen una alta tasa de una mutación
de un gen llamado PPARGC1A y que este podría ser el responsable, al menos en parte, de
los altos índices de diabetes tipo 2.
¿Por qué están tan afectados por esta enfermedad? Especialistas sugieren que puede estar
relacionado con la costumbre de exploradores de sus ancestros.
"Metabolismo ahorrativo"
Polinesios
El pasado de los polinesios pudo haber influido en que hoy en día haya altos índices de
diabetes 2.
A medida que los polinesios se asentaban en las islas del Pacífico, debían soportar largos
viajes por mar abierto y resistir el frío y el hambre. Dichas condiciones podrían haber
favorecido un "metabolismo ahorrativo" que les permitiera crear con la comida disponible
más rápido depósitos de grasa.
La selección natural pudo haber incrementado la frecuencia de las mutaciones genéticas
asociadas. Pero el metabolismo que pudo haber ayudado a esos exploradores, podría ser hoy
en día una de las causas de obesidad y diabetes tipo 2 en los individuos de la sociedad actual
que cuentan con constantes fuentes de nutrición.
Entonces los polinesios de hoy pueden haber heredado una susceptibilidad a la diabetes tipo
2. No por vivir un estilo de vida sedentario, sino porque sus ancestros decidieron subirse a
unas canoas y salir a explorar el planeta.
Si bien estos ejemplos son los que mejor explican la coevolución genético-cultural, expertos
han identificado otros.
La domesticación de las plantas puede haber dado un empujón a los genes que nos permiten
neutralizar ciertos compuestos químicos dañinos que están presentes en las plantas que
comemos.
La invención de la cocina pudo haber alterado la evolución de nuestras mandíbulas y esmalte
dental. Mientras que la aparición del lenguaje y cognición social compleja pudo haber hecho
que la selección natural acelerara el desarrollo del cerebro humano y sistemas nerviosos.
La influencia cultural en nuestra evolución avanza con rapidez. Sin embargo, actualmente es
imposible predecir cómo será.
¿Qué tipo de adaptaciones genéticas veremos como resultado de nuestra cultura tecnológica?
¿Cómo afectarán las interfaces humano-máquina, como las prótesis robóticas o los implantes
neurales, a nuestra genética? ¿Obtendrán las culturas propensas a los deportes violentos
adaptaciones contra los traumatismos de cráneo?
No tiene sentido seguir pensando que la genética y la cultura son dos grandes monolitos
separados que no interactúan entre sí.
El problema reside en identificar en cómo uno influencia al otro. "Este es el gran reto del
campo de la coevolución genético-cultural y es un reto formidable", escribe Laland.
TEMA V: EL ORIGEN DE LAS “RAZAS” HUMANAS Y DE LOS GRUPOS
SANGUÍNEOS
Los seres humanos vienen en un arco iris de colores: amarillos, rojizos, blancos, rosados.
¿Quién entre nosotros no tiene curiosidad acerca de los colores de la piel, textura del cabello,
estructura del cuerpo, y rasgos faciales asociados con el trasfondo racial? ¿Por qué muchos
africanos tienen piel oscura, mientras que la piel de la mayoría de los europeos es rosada
clara? ¿Por qué lucen muy parecidos los ojos de la mayoría de la gente “blanca” y “morena”
pero difieren tanto de los ojos de los orientales? ¿Por qué tienen algunas “razas” cabello
crespo, mientras otras tienen cabello liso? ¿Por qué algunas “razas” crecen siendo más de 7
pies de altura (e.g., los Watusis de África), mientras otras son de menos de 5 pies de alto
(e.g., los Pigmeos de África)? Adicionalmente, la ciencia ha determinado que los seres
humanos poseen cuatro diferentes tipos de sangre. ¿Cómo pudieron cuatro tipos de sangre
haber venido de solo dos individuos—Adán y Eva? ¿Es la sangre que cursa a través de sus
venas similares a la sangre de los animales—debido a la evolución? El siguiente material fue
diseñado para responder a estas preguntas, y para documentar que el registro de Génesis de
la creación es veraz, defendible, y creíble.
Una raza humana es definida a menudo como un grupo de gente con ciertos rasgos en
común que los distinguen de otros grupos de gente. Actualmente existen tres o cuatro “razas”
principales de seres humanos, como la palabra raza comúnmente es definida:
a. Caucasoide;
b. Mongoloide;
c. Negroide;
d. Australoide.
Generalmente hablando, los Australoides son considerados un subgrupo de los
Caucasoides, simplemente porque los dos grupos tienen muchos rasgos en común, a pesar
del hecho de que los Australoides poseen piel oscura (el grupo Australoide a menudo es
conocido como el grupo Aborigen Australiano). Si fuera proyectado un análisis por
porcentaje de los habitantes del mundo, los grupos lucirían como esto:
Caucasoide 55%
Mongoloide 33%
Negroide 8%
Australoide 4%
Aunque es posible clasificar una gran cantidad de gente sobre la base de ciertas
características físicas, no hay rasgos conocidos, o grupos de rasgos, que funcionarán en todos
los casos. Algunos han sugerido que el color de la piel sea el criterio. No obstante, esto provee
dificultades innumerables ya que aunque la mayoría de los africanos del sur del Sahara y sus
descendientes alrededor del mundo tienen piel más oscura que la mayoría de los europeos,
hay millones de gentes en India, a quienes muchos de los antropólogos clasifican como
miembros de la raza Caucasoide, los cuales tienen pieles más oscuras que la mayoría de
Negros Americanos. Y algunos africanos de las regiones del sub-Sahara tienen coloración de
piel que no es más oscura que la de los españoles, italianos, griegos, o libaneses. Para
acomodar esta diversidad inmensa, han sido propuestas muchas clasificaciones diferentes.
Algunos han sugerido tantas como dos o tres docenas de razas. Pero ninguno ha podido lograr
la tarea de definir con éxito exactamente cómo, al final, una raza sería determinada.
Los biólogos determinan las especies (entre otras maneras) al incluir en una especie
a todos los individuos que son capaces de cruzarse para producir descendencia fértil.
Solamente existe una especie de hombres sobre la Tierra—Homo sapiens. Eso, a primera
vista, es un factor interesante. Los antropólogos y biólogos colocan a todas las razas en
existencia hoy en día en una especie sencilla, que señala el hecho de que las diferencias entre
las razas humanas no son realmente del todo sorprendentes. Los miembros de todas las razas
pueden unirse en matrimonio mixto y producir descendencia fértil. También es muy
interesante notar que estas “diferencias” entre los grupos son exactamente tan pronunciadas
como las diferencias dentro de los grupos.
Hay a lo menos tres factores que deben ser considerados, desde un punto de vista
creacionista, en cualquier intento por explicar el origen de lo que hoy en día llamamos razas:
Si tanto Adán y Eva hubieran sido aabb (otra vez, excluyendo las mutaciones
genéticas), ellos hubieran solamente tenido hijos que hubieran sido aabb y que tuvieran la
coloración Caucasoide más clara posible. Por consiguiente, el mundo no contendría otra
agrupación. Pero el mundo lo tiene. Por ende, esta opción también puede ser descartada por
un proceso de eliminación. La pregunta real es esta: ¿Existe un mecanismo por el cual las
características raciales que vemos hoy en día podrían haber sido originadas con una pareja
humana—en la corta historia de pocos años de la Tierra?
Por lo tanto, comenzando con dos padres que fueran heterocigóticos (i.e., marrón- medio
en color), los colores raciales extremos (negro y blanco, para nombrar solamente dos
ejemplos) podrían ser producidos en tal manera que las razas tendrían colores diferentes
permanentemente. Desde luego, es también posible producir una raza marrón-medio que
tendrá un color marrón-medio fijo. Si los padres originales de color marrón-medio
producirían descendencia de AAbb (o aaBB), y esta descendencia se casaría con solamente
su propia clase (i.e., evitando matrimonios mixtos con aquellos que no tienen su propia
composición genética), sus descendientes serían marrones-medios fijos.
1.4.Otros factores
Hay poca duda de que las características raciales existían antes del Diluvio, a lo menos
en algún grado. Pero una vez que el Diluvio hubiera llegado e ido (alterando drásticamente
tanto la Tierra y el medio ambiente del hombre), y una vez que el incidente de la Torre de
Babel hubiera ocurrido (Génesis 11), el hombre se encontraría migrando a medios ambientes
nuevos (y diferentes).
A parte del medio ambiente, otras características físicas juegan un rol en lo que
llamamos las características raciales. Por ejemplo, el color amarillento en las razas
Mongoloides es debido al espesamiento extra de la capa de queratina en la piel, lo cual causa
que la luz del Sol sea reflejada desde la piel. El color marrón normal producido por la
melanina es “alterado”, y el resultado final es un amarillo-marrón. O, considere el ojo del
Mongoloide como opuesto al ojo del Caucasoide. El ojo del Caucasoide tiene solamente una
capa de grasa; el ojo del Mongoloide tiene una doble envoltura de grasa, produciendo un ojo
en forma de almendra. Las razas fueron producidas en un periodo muy corto de tiempo, y las
variaciones raciales que vemos hoy son meramente una expresión de la dote genética original
de Adán y Eva cuando lo pasaron a nosotros a través de Noé. Ningún “proceso evolutivo”
los produjo.
Cuando Dios creó toda criatura viviente, Él lo hizo conociendo que todos nosotros
tendríamos necesidades diferentes. Con esas necesidades vienen requerimientos diferentes.
La sangre humana no necesita ser especializada para largos periodos de hibernación como la
sangre de los osos de América del Norte. Adicionalmente, nuestras necesidades de oxígeno
son muy diferentes a las de los peces y pájaros, y por lo tanto la composición de nuestra
sangre también varía. Los mismos científicos clasifican a los animales en dos clases
generales, de sangre caliente, y de sangre fría (según cómo los animales se calientan a sí
mismos). Sin embargo ellos todavía querrán que nosotros creamos que la sangre de todas las
criaturas vivas comparte un origen similar.
¿Prueba el hecho de que los seres humanos poseen cuatro tipos sanguíneos que todos
nosotros no habremos descendido de una pareja única de padres originales? No, no lo prueba.
¿Es la sangre humana y la sangre animal la misma? No, no lo es. ¿Encajan los cuatro tipos
de sangre humana con el relato bíblico de la Creación? Sí, encaja. De estos cuatro grupos
sanguíneos fenotípicos (A, B, AB, y O), existen seis genotipos posibles: AA, AO, BB, BO,
AB, OO. [Genotipo hace referencia a la composición genética—los genes reales; fenotipo
hace referencia a las características observables]. Ninguna diferencia médica existe entre AA,
y AO; ambos son tipo “A” y funcionan igual. En un modo similar, no hay trascendencia con
BB o BO; ambos son “B”. Se dice que el tipo “A” y “B” son codominantes, lo cual significa
que ambos son dominantes al tipo “O”, pero igual entre ellos. Así que si una madre y un
padre son tipo AO y BO, entonces el tipo de sangre de su descendencia puede ser, A, B, AB,
u O. Por ejemplo, si Adán hubiera sido tipo AO y Eva tipo BO, entonces cruzando los tipos
AO y BO, las posibilidades para los tipos de sangre entre la descendencia sería: Adán A O
Eva B AB BO O AO OO 25% AO 25% AB 25% BO 25% OO
C. Otras consideraciones
Los glóbulos rojos de todos los vertebrados no-mamíferos (i.e., peces, anfibios,
reptiles, y pájaros) son nucleados, aplanados, y elipsoidales, mientras que los glóbulos rojos
humanos son anucleados. Los chimpancés tienen tipos de sangre A y mínimo O, pero nunca
tipo B. Los gorilas tienes tipo B y mínimo O, pero nunca A. No hay tipo de sangre AB en
ninguno de estos primates, mientras que algunos humanos poseen tipo sanguíneo AB.
Además considere que los gatos tienen 11 tipos sanguíneos, los perros tienen 8, y las vacas
son reportadas como teniendo casi 800 diferentes tipos sanguíneos. Evolucionar 800 tipos
sanguíneos diferentes no es una pequeña hazaña, considerando que el hombre todavía no ha
evolucionado aún una. También, la sangre de muchos animales es especializada. Los osos
poseen en su sangre un elemento conocido como activador de inducción de hibernación
(AIH). La sangre del pez es más espesa que la de los humanos, y es bombeada por un corazón
con solamente dos cámaras. Los pájaros, por otro lado, comparten un sistema circulatorio
similar, sin embargo sus glóbulos rojos son nucleados.
Conclusión
Taller: