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Compromiso de familia

Para el sacerdote Encarnación Miguel Rodríguez, de la Iglesia San José Obrero, del ensanche Ozama,
la Primera Comunión se constituye en el día de más ilusión para ellos, y esa ilusión, ciertamente se
concretiza en recibir el sacramento.

“Para los niños, que también nosotros vivimos esa experiencia, el día de la Primera Comunión es
como el gran día de su período de infancia, posiblemente es el día de más ilusión para ellos, y esa
ilusión, ciertamente se concretiza en recibir el sacramento”, explica.

En ese orden, Rodríguez exhorta a los padres a trabajar como familia, para que sus hijos conserven
esa ilusión de poder siempre recibir a Jesús en la Eucaristía.

“Los padres, como cabeza de familia, tienen una gran tarea, es el no descuidar de llevarles, de
encaminarles por el camino de la fe, porque ellos no irían por si mismos, hay que llevarlos a la
iglesia”, dice.

El sacerdote, que cada año recibe en su comunidad religiosa a diversos grupos de comunión o
confirmación, dice: “veo muchos casos de jovencitos que van a recibir la Confirmación, y me dicen
que la última vez que se confesaron y comulgaron fue cuando hicieron la Primera Comunión, lo que
significa que hay un cierto descuido en la familia de no darle continuidad al que los niños participen
del sacramento”.

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Rodríguez indica que la familia debe entender como una bendición que sus hijos puedan acercarse al
sacramento, tras indicar que “es el mismo Jesús hecho hombre, presente en ese misterio, el que
viene a la vida de los niños, por ende a la vida de la familia”.

“Entonces, el que ellos participen del sacramento, de una manera están haciendo presente a Jesús en
el seno de su familia, por lo tanto, es importante que la familia entienda eso y que sienta que ha sido
una bendición, porque es una bendición el que puedan participar sus pequeños del sacramento, y
quien sabe si también los adultos le acompañan y puedan buscar la manera de que sea toda la
familia la que esté presente siempre en la asamblea y participe siempre en la Eucaristía que es donde
está presente Jesús el hijo de Dios”, precisa.

El padre Rodríguez dice que la Primera Comunión es una fiesta que hay que vivirla con alegría y que
si los padres se las hacen vivir en grande a sus hijos, no olvidarán nunca ese momento, por lo que
siempre podrán responder a la fe, a la consagración de los sacramentos, sobre todo, la Confirmación
que será el sacramento que continuará para completar lo que llama Sacramentos de la Iniciación
Cristiana para creer en Dios.

La Primera Comunión hay que vivirla en la más íntima espiritualidad familiar, dice Ivette Baldera,
profesora del Colegio Santa Teresa y quien siempre ha trabajado en la formación cristiana de niños y
adultos desde la parroquia San José Obrero.

En ese sentido, explica que el centro educativo pretende ser una comunidad no solo de
conocimiento, sino también espiritual, que complemente la formación integral de sus alumnos.

“Buscamos integrar a los padres en el camino de la espiritualidad, a través de retiros y encuentros


cristianos junto con los niños, buscamos llevar la verdadera espiritualidad a los padres, para que
éstos se lo transmitan a sus hijos y así se de esa parte de la formación integral que buscamos en
nuestro centro educativo”, explica.

Sostiene que en las actividades espirituales padres e hijos pueden encontrar alimento, fortaleza y
vigor espiritual e intelectual, “y esto para la vida del colegio es muy importante”.

“Enseñamos a nuestros alumnos que la Eucaristía es la fiesta del amor, de ese amor que Jesús nos
profesó al entregar su vida por salvar a la humanidad, y dejar como legado el pan y el vino. que la
comunidad católica lo recibe consagrado.

LA EUCARISTÍA

Para Dulce Elena, una de las madres que participó de la Primera Comunión de uno de sus hijos,
revela que participar de la Eucaristía como familia, en la que participan su esposo y sus dos hijos, ha
cambiado su entorno familiar.

“La Eucaristía ha transformado nuestras vidas en casa, y aunque todos somos diferentes, asistimos
juntos a la misa, comulgamos mi esposo, mi niña y yo, y ahora podrá hacerlo el niño”, dice llena de
gozo.

Indica que en los momentos difíciles que ha tenido que atravesar su familia, la Eucaristía se ha
convertido en una fortaleza espiritual y unificadora.

“Exhorto a toda la familia dominicana, a las familias del mundo, que traten de acercarse a la iglesia a
buscar de Dios, a tratar de tener ese encuentro de la Eucaristía con el Señor, que es lo más
importante en la vida de una persona”, expresa.

Considera que la familia que no tiene a Jesús como norte, en un mundo tan convulsionado como el
que se vive en la actualidad, “no creo que pueda tener las fuerzas suficientes para enfrentar las
situaciones que puedan presentarse en la crianza de los hijos”.

Una fiesta social

La Primera Comunión constituye, además de un acto religioso, una recepción social, en donde se
congregan amigos y familiares a festejar la entrada del nuevo miembro de la familia a la comunidad
cristiana.
Para esa ocasión, el niño o la niña visten trajes y atuendos que identificarán siempre ese momento
de su vida.

La demanda de ese tipo de vestimentas y accesorios, ha hecho que algunas tiendas se especialicen
en preparar a los anfitriones de esa fiesta, como es el caso de Atelier Flor de Liz.

Para esa fecha especial, las niñas visten completamente de blanco: vestido, medias, guantes, bolso,
zapatos, accesorios para el pelo, entre otros; mientras que los varones exhiben pantalones de color
negro, camisa blanca y chalina o corbatín.

Tanto hembras como varones, llevan como complemento, accesorios como la vela, rosario, y el libro
de la Primera Comunión.

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