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1- ¿Quién es el hombre?

Puede decirse que alcanzar el conocimiento del hombre acerca de sí mismo ha sido tal vez el
objeto primario y principal de la investigación filosófica. La propia constatación de la existencia del
pensamiento filosófico, constituyó el aliciente de los filósofos para procurar un auténtico
conocimiento de la esencia del hombre; incluso como un medio de liberarse de los
condicionamientos que le impone el mundo exterior y alcanzar una verdadera libertad.

2- Antropología filosófica.

La antropología filosófica, es aquella rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio del
hombre en sí mismo; que toma al ser humano como objeto a la vez que sujeto del conocimiento
filosófico.

Las interrogantes que se plantean apuntan a determinar qué es el hombre, qué diferencia al
hombre de las demás entidades que existen en la realidad, cuáles son los componentes
fundamentales de su ser; no en el sentido material o funcional físico con que pueden estudiarlo
sea la anatomía o la fisiología, sino con referencia a lo que constituye lo más diferencial y
personal de su ser, los determinantes de su condición espiritual y racional.

En este sentido, la antropología (del griego: ántropos=hombre), es aquella disciplina que procura
el conocimiento del hombre no en sentido físico sino especialmente respecto de su
comportamiento tanto en lo individual como en lo colectivo; aunque distinguiéndose de la
sociología como disciplina que analiza las cuestiones de las sociedades humanas desde un punto
de vista más general y objetivo, que subjetivo.

En la realidad, es fácil percibir que entre los seres vivos, fundamentalmente en el reino animal,
ocurren fenómenos de conducta individual. La etología, en particular, es la disciplina que se ocupa
de analizar las conductas de los animales de todos los niveles zoológicos. Sin embargo, es
también fácilmente perceptible que las conductas de los animales son explicables primariamente
en función de factores de carácter instintivo; como comportamientos que están impulsados por
determinantes que pueden considerarse automáticos o “programados” en relación a determinadas
circunstancias.

En el hombre, en cambio, si bien se reconocen ciertos comportamientos impulsados por factores


de índole biológica y también instintiva, existen conductas - que a medida que progresa en su
evolución y civilización resultan ser las predominantes - que no pueden explicarse como
originadas en una tendencia instintiva. En la mayor parte de los comportamientos humanos, no se
da la motivación a través de la manifestación activa y automática de un instinto o de un deseo;
sino que surge claramente que existen otros impulsos, sobre todo los de carácter racional o
emocional, que responden a un ser del hombre, que es su signo diferencial específicamente
característico respecto del resto de los seres vivos.

3- Diversas antropologías y las distintas ciencias que abordan el problema humano. El


problema Antropológico

Planteado en términos filosóficos el problema del hombre y su principal interrogante de determinar


qué es el hombre, qué diferencia al hombre de las demás entidades que existen en la realidad, y
cuáles son los componentes fundamentales de su ser; la cuestión reside en inquirirse acerca de la
esencia más definitiva del ser humano. Se trata de identificar aquello que constituye su
característica más propia y más determinante de su distinción respecto del resto de los seres,
especialmente de los seres vivos; una característica que sólo los seres humanos posean por el
solo hecho de ser humanos.

Prácticamente todos los filósofos que se han planteado esta interrogante, desde los primeros
orígenes, identificaron como tal elemento la posesión de la facultad de raciocinio, la razón. Ello se
sintetiza habitualmente en la expresión de Aristóteles conforme a la cual “el hombre es un animal
racional”; por oposición a los animales, aún los más evolucionados en la escala zoológica, que
actúan en base al instinto.

Reconocido y aceptado, por otra parte, que también los seres humanos están sometidos a
necesidades vitales y a instintos; es asimismo una idea que aparece siempre en el pensamiento
filosófico, expresada de una u otra manera y con uno otro alcance, la de que justamente la
superación del individuo humano resulta de alcanzar una capacidad de obrar, por lo menos en
algunos aspectos, por encima y a pesar de sus impulsos instintivos. Y, en consecuencia, lograr
que sean sus facultades intelectuales las que determinan su conducta, tanto en función de su
conocimiento o “ciencia”, como en función de ciertos criterios valorativos frente a sí mismo,
“conciencia”.

La investigación y la experimentación biológica, ha conducido a determinar en muchos casos,


conductas de los animales que aparentemente responden a un raciocinio, por lo menos en un
enfoque práctico. Especialmente, existen numerosos ejemplos demostrativos de lo que se
denominan “los reflejos condicionados” de diversas especies animales: monos, perros, delfines,
focas, osos, elefantes, etc. Incluso, existen conocidos estudios acerca de comportamientos
bastante complejos de seres como las hormigas o las abejas, algunos pájaros, etc.

Sin embargo, la resultante final de esos estudios, conduce a advertir que esos comportamientos -
aunque en muchos aspectos resultan ser consecuencia de determinaciones acerca de cuyo
origen no se ha alcanzado un conocimiento cabal desde el punto de vista científico - constituyen
un tipo de respuestas automáticas, esencialmente resultantes de vinculaciones “aprendidas” entre
una acción y un resultado (como la foca que recibe un pescado luego de obedecer un estímulo de
su entrenador).

Lo que esencialmente diferencia esos comportamientos “programados” de los animales


adiestrados - o los que puedan haber adquirido incluso en la vida en su hábitat propio - respecto
de los comportamientos racionales de los seres humanos, reside en que el hombre emplea a esos
fines otras facultades, que le son absolutamente propias y exclusivas: la inteligencia y la voluntad.

La facultad de la inteligencia, que caracteriza a los seres humanos, está constituida


fundamentalmente por la capacidad de interpretar la realidad no solamente en sí misma - como se
la percibe a través de los sentidos - sino bastante más allá.

El origen etimológico latino de la palabra inteligencia, se compone de sus raíces “intus” y “legit”,
que respectivamente significan interiorizar y captar o leer; es decir que “inteligere” es equivalente
a leer o captar lo que hay en el interior de las cosas, y sobre todo, en el interior de las relaciones
de la realidad.
La inteligencia humana posee ciertas características que le son específicas y la diferencian de
todas las restantes facultades de los seres vivos:

Posee la capacidad de abstracción — mediante la cual puede captar no solamente un objeto real,
sino el modo de ser en sí mismo del objeto, integrándolo en su género; es decir, que su
percepción va más allá de lo concreto en cuanto percibe el modo de existir en abstracto, de los
elementos individuales existentes en la realidad.

En ese sentido, cabe hacer la distinción entre una inteligencia práctica, que se aplica directamente
a encontrar los medios adecuados para llegar a un fin (como construir una herramienta para
ampliar la capacidad manual); y la inteligencia contemplativa, que analizando la realidad extrae de
ella relaciones y trata de obtener un conocimiento sobre el ser mismo de las cosas.

Posee la capacidad de interpretación — En su sentido más preciso, la inteligencia es por sobre


todo entendimiento. Si por una parte la inteligencia, al menos respecto del mundo de la realidad,
depende de la información que proviene del conocimiento sensible; lo que en definitiva es su
producto esencial está conformado por un resultado final de entendimiento de esa realidad, la
capacidad de interpretar todas las relaciones extraídas de la información obtenida, para alcanzar
el conocimiento del nivel más superior.

Se trata, por tanto, de un conocimiento que permite tener una representación coordinada,
coherente, armónica de la realidad o de una concepción intelectual; de tal modo que la razón
encuentra que ha logrado conocer la totalidad del objeto de su análisis, comprender sus orígenes
causales, sus pautas de funcionamiento, sus finalidades, anticipar todas las posibilidades de
ocurrencia. Como consecuencia de la interpretación inteligente de la realidad, es que el hombre
adquiere la verdadera posibilidad de poner en actuación todas sus restantes facultades ,
especialmente la voluntad, para obrar en la forma adecuada.

Tiene la capacidad de captar su propia existencia — de conocerse y “entenderse” a sí misma. Los


órganos sensoriales, los sentidos pueden percibir todos ellos sensaciones externas, pero nunca
pueden percibirse a sí mismos. Por otra parte, un sentido sólo puede percibir las sensaciones
actuales; en tanto que la inteligencia, auxiliada con la memoria, puede volver repetidamente sobre
sus propias percepciones y volver a procesarlas una y otra vez; lo que le permite revisar los
propios entendimientos y raciocinios previos, ya sea para ratificarlos o modificarlos.

Este proceso, que los filósofos designaron como reflexión, no tiene sin embargo equiparación
posible con los fenómenos físicos de ese tipo; porque no opera sobre ningún elemento que tenga
una existencia material, sino que su existencia es absoluta y puramente intelectual.

La conciencia de la propia existencia es asimismo un resultado racional, en la medida en que,


desde un punto de vista lógico, la propia acción de dudar de la existencia está confirmando esa
existencia, porque la duda no podría existir si no existiera el que duda.

La inteligencia no es un objeto corpóreo — No reside definidamente en un órgano del cuerpo,


como ocurre con la vista, el oído, el olfato, el tacto, etc. Los más modernos avances de la
tecnología - incluso filosóficamente fundados en la lógica de la diversidad falso/verdadero como lo
está la informática - evidencian que aunque es posible predeterminar procesos sumamente
complejos (tales como las computadoras gigantes que juegan al ajedrez); la inteligencia humana
siempre supera todas las posibilidades mecánicas de procesamiento del conocimiento de la
realidad.
La inteligencia no es medible ni es divisible — Sin duda, la capacidad de intelección del hombre
se incrementa enormemente a partir del conocimiento; pero de todos modos la capacidad de
“entendimiento” de la realidad, la inteligencia de una persona, no guarda una relación matemática
de proporcionalidad con el volumen del conocimiento que haya adquirido.

4- Las grandes concepciones antropológicas;

4.a- LA ANTROPOLOGÍA DE PLATÓN

Dualismo antropológico: Platón, basándose en elementos órficos y pitagóricos, elabora una


teoría antropológica como soporte de sus concepciones éticas y políticas. Su concepción es
dualista: concibe al ser humano como un compuesto de cuerpo (sôma) y alma (psijé) unidos
accidentalmente.
El cuerpo es una cosa sensible más que se genera y se muere. Es un obstáculo para lograr la
perfección, por lo que la misión del ser humano en vida es tratar de purificarse (cátharsis) para
poder ascender el alma a su lugar natural: el mundo de las ideas, alcanzando la felicidad. Es la
tumba (sema) del alma.

El alma es inmortal y domina sobre el cuerpo. Es una sustancia homogénea. Su actividad propia
es la contemplación de las ideas y constituye la esencia del ser humano, por tanto, la antropología
platónica es una psicología. Platón divide el alma en tres partes:

La teoría del alma: El alma es el fundamento del movimiento y de la vida. Proviene del
latín ánima, que es lo que anima a un cuerpo, por lo que tiene movimiento.

El alma es el principio del conocimiento. Conocemos gracias al alma. Se identifica con el noûs, es
una inteligencia capacitada para conocer las auténticas realidades: las ideas. Tiene diversas
capacidades o dynamis. Tiene tres dimensiones y funciones:

1. Racional: representada por el auriga, que es la que contempla las ideas, la que toma
decisiones.

2. Irascibles o volitiva: es la dimensión en que radican los impulsos voluntarios.

3. Concupiscible o apetitiva: es la fuente de los deseos y las pasiones relacionadas con el


cuerpo.

4.b- Aristóteles

Aristóteles. Es el primer sistematizador de la Antropología Filosófica. Sostiene que el alma (forma)


y el cuerpo (materia), constituyen el compuesto humano, el alma es única en cada hombre, tienen
varias facultades y realiza diversas actividades: vegetativas, sensitivas y racionales. No cualquier
alma es apta para cualquier cuerpo. Pasando el tiempo, el Helenismo y la Cultura Latina
(estoicismo, epicureísmo, hedonismo, escepticismo, neoplatonismo) no lograron superar las
alturas alcanzadas por Sócrates, Platón y Aristóteles en la Antropología Filosófica.

Aristóteles va a aplicar su teoría hilemórfica a la concepción del hombre, intentando recuperar la


unidad que Platón rompió al considerar nuestro ser como compuesto de dos substancias distintas
difícilmente reconciliables. Sin embargo, esto no implica que Aristóteles prescinda por completo
de una visión dualista sobre el hombre. En el Tratado del Alma llega el filósofo a una concepción
unitaria que considera al alma como la forma del cuerpo, indisolublemente ligada a él, pero, aún
así, el dualismo alma y cuerpo se mantiene ya que no desaparece la concepción bipolar de los
dos coelementos que componen la unidad hombre. Veámoslo.

Aristóteles explica el fenómeno de la vida con los mismos conceptos que utilizó en su física y en
su metafísica (forma, acto y fin) en una concepción que se ha denominado posteriormente
organicismo.

Cuando hablamos del alma humana, y del alma en el resto de los seres vivos, nos referimos con
ello a las múltiples acciones, operaciones y funciones que realizan estos seres: sentir, nutrirse,
pensar...

Estas actividades no pueden, desde luego, realizarse sin el cuerpo, porque precisamente no son
más que su propia operatividad y funcionalidad.

Por ello, y aquí se separa de Platón, no es lícito considerar al alma como algo separado o
separable del cuerpo. El alma es al cuerpo lo que la función es al órgano: "si el ojo fuera un
animal, la vista sería su alma"

Como consecuencia, el alma no es un ser subsistente por sí mismo ni tampoco una substancia.
Lo que es sustancia es el hombre, que es un compuesto de alma y cuerpo:

"Todo cuerpo natural, pues, que posee la vida, debe ser substancia, y substancia de tipo
compuesto." (Del Alma, 412, a. C)

Por este motivo, el estudio del alma (psyché), la psicología, tendrá que fundarse en un estudio de
las substancias naturales vivientes, es decir, en un estudio general del ser vivo: vegetales,
animales y hombres.

Todo ser vivo se caracteriza por el hecho de que realiza por sí mismo una serie de funciones
fundamentales: se alimenta, crece y perece según su naturaleza.

El término vida es análogo y no unívoco, esto quiere decir que dicho término posee múltiples
sentidos: "Ahora bien: la palabra vivir tiene muchos sentidos, y decimos que una cosa vive si está
presente en ella cada una de las cosas siguientes: mente o pensamiento, sensación, movimiento
o reposo en el espacio, además del movimiento que implica la nutrición y el crecimiento o
corrupción." (Del Alma, 413, a. C)

HILEMORFISMO ANTROPOLÓGICO

Los seres vivos son también substancias compuestas de materia y forma (hilemorfismo):

- El cuerpo (soma) de los seres vivos constituye su substrato o materia.

- El alma (psyché) es la forma (morphé) que determina a ese cuerpo a ser lo que es y a
comportarse y realizar naturalmente las funciones que le son propias.

Este hilemorfismo permite concebir al ser viviente como un compuesto unitario, regido por un
alma que no representa sino su principio vital, el fundamento de toda su funcionalidad y
operatividad.
Por lo tanto el hilemorfismo en el terreno antropológico supone el rechazo de la inmortalidad del
alma que afirmó Platón (y los pitagóricos).

El alma no sobreviene la muerte, no es eterna ni inmortal ni se reencarna en ningún otro ser.

El alma no puede existir sin el cuerpo, aunque ella misma no sea un cuerpo. Al igual que no
puede haber vista sin ojo que la realice, no puede existir separadamente un alma de un cuerpo,
puesto que ésta no es más que su forma, su funcionalidad.

4.c- San Agustín

Para Agustín, al igual que para la Patrística anterior, el hombre constituye una unidad. Pero no es
el hombre una nueva substancia resultante de la fusión de dos substancias, tal y como señalará
posteriormente la escolástica medieval, usando la terminología aristotélica. En San Agustín, la
unidad consiste más bien en que el alma posee al cuerpo, usa de él y lo gobierna. Por
consiguiente, hablando con propiedad, el hombre es el alma; el cuerpo no es un constitutivo
esencial de igual rango. En la psicología agustiniana está presente el platonismo general de la
Patrística. No obstante, el toque pesimista que se observaba aún en Orígenes -el alma vive en el
cuerpo como en una prisión- es rechazado por san Agustín. Sin embargo, esta consideración del
hombre esencialmente como alma, es una concepción que se mantiene y persiste firme en San
Agustín y pasa a ser patrimonio común del cristiano en su posición frente al hombre en general.

El hombre es, según el Doctor de Hipona, un alma que se sirve de un cuerpo. Concibe al hombre
bajo dos aspectos: a) como una substancia completa y acabada, sujeto de atribución de
operaciones inmanentes y transitivas; y b) como problema filosófico (unidad frente a dualidad). En
esta última cuestión se muestra fuertemente influido por el platonismo y el neoplatonismo, y no
acierta a conjugar la unidad humana con la dualidad de coprincipios entitativos del ser humano
(alma y cuerpo). Para San Agustín, el alma es una substancia racional completa, dotada de todas
las virtualidades necesarias para gobernar el cuerpo, que tiene por fin la unión con Dios.

La ausencia del hilemorfismo en la cosmología agustiniana deja sin plena solución el problema de
la unidad del hombre, que san Agustín afirma sin duda aunque con instrumentos conceptuales
indecisos y vacilantes. La comparación entre la unidad del hombre corpóreo y espiritual, con la
unidad de Cristo, humano y divino, deja el problema planteado en una perspectiva a la que falta la
comprensión de una estructura ontológica unitaria. Problema ontológico conexo con la
insuficiencia de su explicación sobre las relaciones entre la sensibilidad humana y la experiencia
de la mente por sí misma.

4.d- Descartes

Descartes, filósofo francés del siglo XVII, se propone como objetivo buscar unos pilares firmes y
sólidos sobre los que asentar el edificio del saber y el conocimiento. Para ello se propone dudar
de todo aquello de lo que sea posible. Después de aplicar la duda metódica llega al
descubrimiento de una verdad que es indubitable, que se le presenta con absoluta certeza y total
evidencia, "Cogito, ergo sum", "Pienso, luego existo". Mi existencia y mi pensamiento se me
presentan simultáneamente con claridad y certeza. Pero lo que conozco, sin ningún género de
duda, es mi existencia en tanto que pensamiento. Mi cuerpo al ser percibido por los sentidos -que
son engañosos- sigue estando sujeto a la duda -podría no existir-. Esta forma de proceder lleva al
filósofo francés a sostener un dualismo con respecto al ser humano. El hombre está formado por
dos sustancias (alma y cuerpo) radicalmente distintas e independientes.
Cuerpo y alma son sustancias o realidades distintas. El cuerpo lo percibo por los sentidos y, por
tanto, puedo dudar de su existencia. El alma o pensamiento es conocida a través de la razón y no
puedo dudar de su existencia. En opinión de Descartes no puede ser lo mismo aquello de lo que
dudo y aquello de lo que me es imposible dudar. El cuerpo es algo extenso, existe en el espacio y
se rige por leyes mecánicas, funciona como una máquina. El alma es inmaterial e inextensa, es
solo pensamiento.

El alma y el pensamiento son específicos del ser humano. De este modo, los animales, al no tener
alma, son considerados por Descartes como simples máquinas.

El alma es independiente del cuerpo. El cuerpo podría no existir, pero el alma o mente no dejaría
de existir aunque el cuerpo no existiese. El alma es, pues, independiente del cuerpo, no necesita
de éste para existir. El alma o pensamiento es así la esencia o naturaleza específica del ser
humano.

Existe una relación descendente entre el alma y el cuerpo. La mente controla al cerebro, es decir,
que los estados mentales o psíquicos provocan sucesos neuronales. Según Descartes, ese punto
de conexión se hallaría en la glándula pineal, que sería la base biológica de la influencia del alma
sobre el cuerpo.

Actos reflejos, Descartes distingue entre dos tipos de conductas o acciones. Las acciones reflejas
o involuntarias en las que el cerebro responde mecánicamente ante los estímulos externos, sin
que en ningún momento intervenga la mente o el alma humana. En estos casos el ser humano se
comporta como el resto de los animales, como una máquina. Por otro lado, están las acciones
voluntarias. En éstas es la mente o el alma la que manda la orden al cerebro para que ponga en
marcha alguna otra parte del cuerpo. Esto es lo específico del ser humano y lo que le otorga
libertad frente al determinismo de las leyes mecánicas.

4.e- Spinoza

Dentro del campo de la filosofía, Spinoza se declara materialista, esto es, no cree en la existencia
de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente y todo en su conjunto,
materia.

También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío y asegura que el hombre
está determinado por leyes universales que le condicionan mediante la ley de la preservación de
la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la
religión.

En su libro La Ética habla de Dios, del ser humano y el puesto que el hombre ocupa dentro de la
naturaleza; así dice que la forma correcta de entender a los hombres es como una parte más de
la naturaleza y que las acciones humanas no se deben analizar como criterios morales, sino como
partes necesarias de leyes que rigen el cosmos, esto es, que existen leyes universales de la
naturaleza a las que los hombres están sujetos, por lo que no se puede afirmar que el hombre es
totalmente libre. Siguiendo este planteamiento encontramos una de sus afirmaciones más
importantes y que más problemas le trajo, y es que Spinoza afirma que los valores son creaciones
humanas arbitrarias.

LA LIBERTAD HUMANA
Pero, a la vez, Spinoza abre un tremendo problema para explicar la libertad humana. La anterior
distinción de Descartes en tres sustancias permitió a este sustraer del determinismo mecanicista
al entendimiento, con lo cual el ser humano mantendría su libertad. El mecanicismo sostiene que
todo el universo está determinado por leyes, con lo cual cualquier ente que esté dentro de él
también estaría sujeto a estas leyes, incluido el ser humano.

Descartes y Spinoza son mecanicistas, pero el primero salva el problema a través de su postulado
de tres sustancias: el mecanicismo (por tanto el determinismo o ausencia de libertad) sólo afecta
a la sustancia extensa o mundo, mas no a la sustancia pensante o entendimiento. Pero, al
postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está
sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo
(negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco
alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que
todo está determinado.

ENTENDIMIENTO Y MUNDO

Este cambio tiene la ventaja, sobre la filosofía cartesiana, de borrar de un plumazo los problemas
que presenta la filosofía de Descartes para explicar la posibilidad del conocimiento: dado que
entendimiento y mundo son sustancias distintas, ¿cómo podemos conocer el mundo? Descartes
había resuelto de una manera aparentemente gratuita, amén de insatisfactoria, este problema, a
través de señalar la comunicación de estas sustancias en la glándula pineal. Con Spinoza, pues,
ya no existe este problema: podemos conocer el mundo porque nuestro entendimiento está
formado por la misma sustancia que aquel.

LA MUJER Y LA POLÍTICA

En lo político Spinoza reivindica la democracia más amplia posible, aunque dentro de esta no
incluye explícitamente a las mujeres, de las que se plantea si estas deben tener o no derechos
políticos, cosa que no tiene muy clara; finalmente se decanta por una inferioridad innata de las
mujeres y afirma que el mejor gobierno es de los hombres. No obstante, deja una puerta abierta al
reconocimiento de las mujeres diciendo que sí, finalmente sí que son iguales a los hombres, sí
que pueden gobernar, pero que lo mejor es evitar el tema, ya que puede generar conflictos. En su
libro Tratado Político afirma que la democracia es el mejor sistema posible y el que más se ajusta
a la naturaleza y a la razón. Según su visión, el fin del Estado es hacer a todos los hombres libres,
lo que significa que el hombre ha de dejar de ser un autómata.

4.f- Kant

Para entender la antropología de Kant tenemos que conocer primero su contexto histórico y
ubicarlo en las corrientes que perteneció. I. Kant nació en 1724 y murió en 1804, época que
coincide gran parte con el pensamiento ilustrado, pero a la vez influyen en su pensamiento las dos
corrientes dominantes desde el siglo XVII: empirismo y racionalismo. Aunque la Ilustración se
encuentra ubicada después del racionalismo y antes de la gran obra de Kant, la Crítica de la
razón pura, en 1781, este gran filósofo pertenece y se encuentra envuelto en el espíritu de la
Ilustración. Estudiar la filosofía kantiana no es de interés solo histórico, ya que el autor señala en
su tiempo elementos que las ciencias siguen reconociendo como fundamentales en el
comportamiento humano.
Kant utiliza el término “razón” que tiene un sentido específico en la Ilustración alemana, para
fundamentar los conceptos, la forma de explicarlos y el modo de conocer el mundo exterior. En
1788 Kant publica la Crítica de la razón práctica, en la que trata del análisis de la razón como
fundamento de la acción humana. El camino que sigue en ella es similar al llevado en la crítica de
la razón pura.

Kant llama el hecho moral a la manera como explica el comportamiento humano, observando que
la conciencia moral se expresa en principios a los que los hombres ajustan su modo de actuar, y
en función de estos, emiten juicios morales sobre su conducta y sobre la de los demás.

Afirma que los termino bueno o malo en sentido moral, no pueden ser aplicados a las cosa, ni
siquiera a aquellas que constituyen objeto de las acciones humanas, sino a la propia acción
humana. El fundamento de la moral, al igual que el del conocimiento, por basarse en la misma
razón, tiene que ser a priori, pura forma, algo vacío de contenido y, por lo tanto, independiente de
lo empírico. En esto consiste el carácter universal que Kant exige a tocar clase de juicios morales.

Únicamente si encontramos aquello que es capaz de determinar a la voluntad a obrar a partir de


sí misma y en virtud de sus propios principios, habremos dado con la raíz de un autentico principio
moral a priori. Esta es la base de una moral universal que afecta a todos los hombres por igual, en
virtud de la estructura misma de la facultad que lleva al hombre a la acción: la voluntad.

La moral Kantiana supone una inversión del esquema de la moral tradicional, pues no es el
concepto del bien como objeto el que determina y hace posible la ley moral, sino al revés, la ley
moral es la que determina y hace posible el concepto del bien. Considera al deber por el deber
mismo y no por la felicidad ni el interés.

Kant elabora cuatro grandes preguntas en diferentes aspectos: ¿Qué puedo saber? Desde la
teoría del conocimiento, ¿Qué debo hacer? Desde la ética, ¿Qué me está permitiendo esperar?
Desde política y religión y ¿qué es el hombre? Desde antropología. Kant califica al hombre como
un ser terrenal dotado de razón por su esencia específica, es decir, para él encontramos en todos
los hombres las mismas disposiciones originarias pero lo que los distingue son las capacidades
de cada uno para ponerlas en práctica.

Dice que la antropología en sentido fisiológico describe lo que la naturaleza ha hecho en el


hombre, y en un sentido pragmático que investiga lo que el hombre como ser libre hace, puede o
debe hacer de él mismo. Kant con el calificativo pragmático quiere dar a entender el punto de
vista desde el cual enfoca al hombre en su antropología. Pragmático significa “perteneciente al
bienestar” lo que lleva al hombre a sentirse bien.

Son muchos los aspectos que aborda Kant en la antropología, uno de ellos es el egoísmo, Kant
dice que es sinónimo de arrogancia, y esta puede ser de tres clases: del entendimiento, del gusto
y del interés practico; la primera la denomina egoísmo lógico, la segunda egoísmo estético y la
tercera egoísmo práctico. Quien padece de egoísmo lógico considera innecesario confrontar sus
juicios con los de los demás, con lo cual queda expuesto a toda clase de errores. Igualmente
sucede con el egoísta estético, que es aquel que se basta con su propio gusto en el campo
estético y al aislarse en su arrogancia es él quien pierde ya que se priva de progresar y mejorar
mediante los criterios de los otros.Por último tenemos el egoísta moral, que es "aquel que reduce
todos los fines a sí mismo, que no ve más provecho que el que hay en lo que le aprovecha a él.El
único remedio efectivo para combatir los egoísmos es el mismo con el que se combate la
arrogancia, "el pluralismo, esto es, aquel modo de pensar que consiste en no considerarse como
encerrando en el propio yo el mundo entero, sino como un simple ciudadano del mundo".

Otro tema de interés de la antropología de Kant son las enfermedades mentales considerando los
dos escritos en los que Kant se refiere a él, la Antropología en sentido pragmático y Versuchüber
die Krankheiten des Kopfes, en especial este último por contener una clasificación y un análisis
más detallado.La naturaleza, dice Kant, no hace charlatanes, locos ni impostores. Al contrario,
ella, como sencilla y sobria que es, ha dotado al hombre de conceptos comunes y de honradez en
su corazón; sin embargo, lo artificioso de la sociedad civil altera estos estados naturales y
produce toda clase de trastornos en los ciudadanos. Además, entre los trastornos de la razón y
los de la voluntad, los hombres prefieren los de la voluntad, porque les preocupa más ser tenidos
por tontos que por sinvergüenzas; aunque en realidad eso es lo que corresponde cuando se trata
de ser antinaturales, en lo cual la maña es una necesidad y la honradez, por el contrario, un
estorbo.

4.g- Hegel

En él, son llevados a su síntesis todos los rasgos característicos de la moderna antropología:
subjetividad centralidad del hombre Inmanencia primado de la razón sobre la fe primado de la
filosofía sobre la teología Es libre lo que no se refiere a otro ni es dependiente de otros.

Todo procede del Espíritu. Así desaparece todo carácter individual y personal. En el ser, que
llama Espíritu, están comprendidos todos los seres y todos los acontecimientos. El individuo no
tiene, en sí mismo, ninguna importancia. La historia de la Humanidad es su realización.

4.h- Nietzsche.

LA IDEA DE SUPERHOMBRE

La nueva meditación sobre el ser ha sido producida por la voluntad de poder: Exaltación de la
creatividad del ser humano en tanto que afirmación de esta vida terrenal. Esta afirmación es
eterna por lo que la voluntad de poder alcanza su mas alto grado de reflexión en el eterno retorno:
Amar la vida de forma que se quiera volver a vivirla.

El hombre no es solo un puente hacia el superhombre; este tendrá nuevas virtudes, nuevos
valores.

La gran política es la preparación que posibilita al hombre la superación, el adiestramiento que ha


de llevarnos al superhombre.

En la obra de Nietzsche no faltan alusiones al superhombre pero la conclusión final quedó sin
hacer.

EL primer discurso de Zaratrusta (una de sus obras) expone 3 metamorfosis del espíritu: Cómo el
espíritu se convierte en camello, cómo el camellos e convierte en león, y como el león se
convierte en niño. El camello representa a las personas que se contengan a obedecer
ciegamente, el león representa al gran navegador (símbolo de nihilista), éste tiene necesidad de
convertirse en niño, es decir, de poder llegar a superar su autosuficiencia para poder vivir libre de
prejuicios y crear una nueva tabla de valores.
El hombre superior no cree en la igualdad y dice sí a las jerarquías, él cree que la igualdad sólo
lleva a una moral de rebaño, de esclavos. El hombre superior es una imagen profética de ciertos
aspectos de la sociedad post-capitalista europea.

Características del superhombre.

A partir del tercer estado (el niño) es cuando empieza a aparecer el superhombre que da lugar a
la nueva humanidad libre y creadora.

Características:

 Ansia de vivir: el superhombre se preocupa, sobre todo, de la vida, sin traba


alguna. Valora en particular la vida corporal, la salud, el placer, las pasiones, la violencia, la
victoria, el éxito. Las virtudes que ama son la fuerza física, el poder, la rebeldía del fuerte y del
poderoso.
 Superación: superación de la moral tradicional occidental cristiana, no está
sometido a ningún precepto moral, porque se sitúa por encima del bien y del mal. El superhombre
es la máxima posibilidad del ser humano.
 Valores: el superhombre ha roto con la jerarquía de valores tradicional, ha
cambiado no sólo los valores, sino la misma forma de valorar, es decir, la forma de vivir. Se ríe de
los valores tradicionales.
 Tierra: vive la fidelidad a la tierra, lejos de la trascendencia metafísica de los
filósofos, lejos de la idea de Dios. Es fiel a lo terreno, a lo que pisa, olvidando las elucubraciones
espirituales.
 Poder: el superhombre vive la voluntad de poder, que es la consecuencia de las
ansias de vivir. Se deja llevar por el deseo de dominar, de ser señor y no esclavo.
 Retorno: es el ser que vive el eterno retorno. Querer el futuro es volver a querer el
pasado todo ha existido ya.

La nueva visión del hombre.

1. El hombre es un ser miserable: porque desprecia la tierra, el cuerpo, el instinto; es un ser a


medio hacer entre la bestia y el superhombre. Es un paso intermedio entre la animalidad y la
superhumanidad.

2. El hombre es un animal defectuoso: es el único animal del universo que aún no ha llegado a
consolidarse; está por hace. Corre un riesgo: o vencer al hombre mediante la superación o volver
a la animalidad primitiva.

3. El hombre es algo intermedio: es algo sin terminar de hacerse, es un puente tendido hacia el
superhombre. El hombre tiene que superarse, transformarse en el superhombre. El hombre no es
estático, inmóvil, está dotado de una enorme capacidad creadora.

4. La vida tiene una fuerza enorme, expansiva. La especie humana está dotada de esa fuerza
expansiva que tiene la vida, está en un proceso evolutivo constante, sin terminar, que le hace ir
(Darwin) hacia especies superiores.

Sentido de superación: para que el hombre llegue a ser el superhombre, tiene que superar la
moral tradicional, decadente, alienante y llegar a la nueva moral, a la que está de acuerdo con su
naturaleza, no a la que va contra ella. Este afán de superación le debe llevar a expulsar a Dios de
su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y sólo

La voluntad de poder

Voluntad de poder significa voluntad de dominio, fuerza, impulso vital, emoción, pasión, voluntad
de poderío, la ley del más fuerte.

Es la exaltación de la fuerza y de la agresividad. El superhombre es el que debe fundar una


sociedad de nobles y tiranos dominadores.

Nietzsche rechaza también la contraposición que suele hacer la filosofía entre el mundo
verdadero y el mundo aparente. El único mundo es el nuestro, el mundo terrenal, el del espacio y
el del tiempo.

La voluntad de poder puede ser afirmativa o negativa, es decir puede valorar o despreciar. La
afirmativa quiere la vida, es lo que define la voluntad como creación, alegría, donación, amor; en
definitiva como la vida

Es la capacidad de juzgar la capacidad que tiene el ser humano de crear valores. Por esta razón
la voluntad de poder llevara a negar los valores de una sociedad decadente. Abre nuevos
caminos y crea una nueva moral, una nueva ontología y una nueva antropología. Trata de
expresar la idea de que el ser humano es una fuerza destructora que se encamina hacia alguna
dirección, como si quisiera efectuar algo determinado pero que pueda cambiar, y de hecho
cambia constantemente. La voluntad de poder no quiere decir deseo de poder ni querer el poder.

DIFERENCIAS ENTRE LA ANTROPOLOGÍA DE NIETZSCHE Y LA DE PLATÓN.

La concepción del hombre que pretende Nietzsche es lo expuesto en el Superhombre. Para


Nietzsche, el Superhombre es el filósofo venidero tras la muerte de Dios.

Se trata de un ideal o mito que se desea que acontezca, no para que actúe como salvador de
nadie, ni sea líder de masas, sino que inaugure la época de los hombres: es el primer hombre.

Es pensado como un tipo moral creador, por tanto, de nuevos valores, aquellos a los que el
nihilismo nos conduce. Está más allá del bien y del mal.

Jamás este filósofo utilizó tanto la metáfora como en este punto: el camello que se convierte en
león y tras devorar al hombre (Dios) se convierte en un niño y de su ingenuidad, cuyo máximo
placer se encuentra en el juego de la práctica. No es ningún monstruo, en todo caso el mismo
héroe de la inocencia.

En su antropología, el hombre es pensado como un ser mediocre, gregario, miserable, incapaz de


grandes valores. El hombre es un ser defectuoso y enfermo, que se niega a evolucionar, a
abandonar los errores de la cultura occidental, sin ser consciente de que se vence a sí mismo
mediante la superación.

Además, observamos en él una tendencia a unificar lo espiritual y lo mundano. Concede plena


importancia a lo vital.
Platón posee una concepción dualista del hombre: está compuesto de cuerpo (perteneciente al
mundo sensible) y alma (perteneciente al mundo de las ideas). La unión de ambas es accidental y
no substancial (cuerpo y alma no forman uno).

El alma es preexistente, inmortal y volverá al mundo de las ideas tras la muerte del cuerpo, a la
espera de reencarnarse en otro.

Platón otorga al alma mayor importancia que al cuerpo, al que desprecia por considerarlo
perteneciente al mundo sensible, que es lo real.

Para Platón, el hombre debe vivir en sociedad, con los demás hombres, ya que no es
autosuficiente, no es capaz de satisfacer todas sus necesidades por sí mismo, es un indigente.

5- La evolución humana.

La evolución humana (u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie


humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un
análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la
genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y
la lingüística.

El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo.
Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homínidos, como Ardipithecus,
Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos
y de los chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación
la estirpe humana siguió ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a
excepción del Homo sapiens.

6- El impacto del darwinismo.

La teoría de Darwin tuvo inmediatas repercusiones éticas, morales y políticas, sirviendo de base
para el desarrollo de la eugenesia y el darwinismo social. No obstante, la celebridad de Darwin ha
hecho que su nombre sea asociado con ideologías que en algunas ocasiones defendió sólo
parcialmente, y otras están directamente enfrentadas con sus comentarios personales.

Eugenesia

Darwin estaba interesado en los argumentos de su medio primo Francis Galton, expuestos por
primera vez en 1865, que afirmaban que los análisis históricos de la heredabilidad mostraban que
los rasgos mentales y morales podían ser hereditarios, y que los principios de la cría animal se
podían aplicar también a humanos. En el Origen del hombre Darwin apunta que si se ayuda a los
débiles a sobrevivir y procrear se podrían perder los beneficios de la selección natural, pero
advirtió que negar tal ayuda podría poner en peligro el instinto de solidaridad, "la parte más noble
de nuestra naturaleza", y que factores como la educación podrían ser más importantes. Cuando
Galton sugirió que la publicación de estas investigaciones podría incentivar los matrimonios entre
los miembros de la "casta" de "aquellos que han sido mejor dotados por la naturaleza", Darwin
previó algunas dificultades prácticas y pensó que era el "único procedimiento factible, aunque me
temo que utópico de mejorar la raza humana", prefiriendo que solamente se diera publicidad a la
importancia de la herencia y se dejaran las decisiones a los individuos.
Tras la muerte de Darwin en 1883, Galton denominó eugenesia a la disciplina encargada de la
mejora biológica de la especie humana, y desarrolló la biometría. Los movimientos eugenésicos
ya estaban ampliamente extendidos cuando se redescubrió la genética mendeliana, y en algunos
países, entre ellos Bélgica, Brasil, Canadá, Suecia y Estados Unidos, se impusieron leyes de
esterilización obligatoria. La eugenesia Nazi hizo perder crédito a la idea.n. 2.

Darwinismo social

La utilización de leyes naturales como justificación de opciones morales o sociales está en el


centro del problema ético de pasar del ser al deber ser. Así, cuando Thomas Malthus sostenía
que el crecimiento de la población por encima de los recursos fue dispuesta por Dios para que los
hombres trabajaran de forma productiva y se refrenaran a la hora de formar familias, su
argumento fue utilizado en la década de 1830 para justificar las "workhouses" (asilos de pobres) y
la economía basada en el laissez-faire. Del mismo modo, algunos autores vieron implicaciones
sociales en la teoría de la evolución, y Herbert Spencer en su obra La estática social, escrito en
1851, basaba sus ideas de libertad humana y derechos individuales en la teoría evolutiva de
Lamarck.

La teoría de la evolución de Darwin se convirtió en una forma de justificación de las diferencias


sociales y raciales. Aunque Darwin había dicho que era "absurdo hablar de que un animal fuera
superior a otro", y concebía la evolución como carente de finalidad, poco después de la
publicación del Origen en 1859 los críticos se mofaban de su descripción de la lucha por la
existencia como una justificación maltusiana del capitalismo industrial inglés de la época. El
término Darwinismo fue usado en las ideas evolutivas de otros, entre ellos la aplicación del
principio de "supervivencia del más adaptado" por Spencer en el progreso del libre mercado, y las
ideas racistas de Ernst Haeckel del desarrollo humano. Darwin no compartía las ideas racistas,
comunes en su época. Era un firme detractor de la esclavitud, la "clasificación de las llamadas
razas del hombre como especies distintas" y los abusos contra los pueblos nativos.

Algunos autores han empleado la selección natural como argumento para varias ideologías, a
menudo contradictorias, como el capitalismo radical, el racismo, el belicismo, el colonialismo y el
neoimperialismo. Al mismo tiempo, el enfoque holístico de la naturaleza sostenido por Darwin y
que incluía la "dependencia de unos seres con otros" sirvió de fundamento a ideologías
diametralmente opuestas: el pacifismo, el socialismo, el progresismo y el anarquismo, como en el
caso del Príncipe Kropotkin, enfatizaron el valor de la cooperación sobre la lucha entre las
especies. El mismo Darwin insistió en que la política social simplemente no podía guiarse por los
conceptos de lucha por la supervivencia y selección natural.

El término darwinismo social, acuñado por Herbert Spencer, no era muy frecuente en la última
década del siglo XIX, pero se popularizó como una expresión despectiva en los años 1940 cuando
fue empleado por William Graham Sumner, oponiéndose al reformismo y al socialismo. Desde
entonces el término se utiliza para referirse peyorativamente a los que defienden las
consecuencias morales de la evolución.

7- EN RESUMEN:

Concepciones y orígenes a través de la historia


Pero las ideas que plantea la antropología filosófica, toda esa búsqueda de respuestas que el
hombre se han venido planteado a lo largo de la historia, sin embargo sería hasta mediados del
siglo XIX que nace la antropología como ciencia aunque ideas antropofilosóficas se han dado en
otros periodos del pasado.

• Edad Antigua: diversos autores ofrecieron reflexiones filosóficas sobre el hombre. Como
síntesis de sus ideas, podemos evocar a algunos de ellos: Platón diciendo que el hombre tiene un
alma unida a un cuerpo, y necesita mover a ambos simultáneamente (Timeo) si bien el alma tiene
el primado sobre el cuerpo (Fedón, República). O Aristóteles comentando que el hombre es una
sustancia compuesta de cuerpo y alma.

• Edad Media: reinó un periodo teocéntrico, en el que todo gira en torno al concepto de Dios. Al
hombre se le interpreta por su relación con Dios, el hombre es un ser creado por Dios a su
imagen y semejanza (posesión de inteligencia y capacidad de amar). Al hombre se le considera
compuesto de cuerpo y alma, ésta es considerada algo de naturaleza espiritual, libre e inmortal.
San Agustín se apoya en un argumento platónico y dice respecto a Platón: “Nadie como Platón se
ha acercado tanto a nosotros”[cita requerida]. Aparece, por tanto, la idea de salvación eterna, ésta
vida es un tránsito; un camino para conseguir la vida eterna por medio de la virtud que consiste en
obedecer los mandamientos de la ley de Dios y conduce a la felicidad de la salvación eterna, la
vida sólo tiene sentido como camino de salvación. Lo contrario sería la condenación eterna.

• Edad Moderna: el filósofo francés René Descartes puso la certeza del conocimiento en la pura
autocerteza de la conciencia (cogito ergo sum). El 'yo' de la conciencia está seguro de su propia
existencia antes que de la existencia del resto de las cosas. Con la conciencia Descartes no se
refiere al hombre, sino a la pura razón. De este modo en el modelo cartesiano el ser humano se
presenta como un agregado de dos realidades distintas e incomunicables. Por un lado la razón, la
conciencia pensante (res cogitans) y por otro el mundo corporal extenso (res extensa). Con ello se
niega la unidad substancial entre cuerpo y alma espiritual en el hombre y la posibilidad de una
interacción entre las dos substancias. Más tarde, Immanuel Kant contrapondrá los conceptos de
naturaleza y persona. Según el filósofo alemán la persona posee conciencia moral y es el único
ser que la posee. Kant define a la persona como “la libertad e independencia frente al
mecanicismo de la naturaleza entera”. La persona es el único ser del universo sometido a leyes
propias, es decir, sometido a leyes puras, prácticas establecidas por su propia razón. “La persona
es la libertad de un ser racional sometido a leyes morales”. Estas leyes morales de las que habla
Kant se las da el ser racional a sí mismo, lo cual no quiere decir que sean arbitrarias.

• Edad Contemporánea: se abre espacio a una amplia diversidad de corrientes que proponen
una visión sobre lo que es el hombre. La mayoría de éstas son el resultado de una radicalización
de las posturas surgidas en la Edad Moderna. Por un lado se posiciona fuertemente una visión
materialista sobre el hombre, según la cual en el ser humano no existe más que el ser y el
acontecer materiales. Se niega con ello lo espiritual en el hombre, que siglos antes había sido
considerado como la esencia misma del ser humano. A favor de esta teoría han intentado
esgrimirse argumentos surgidos de la teoría de la evolución de Darwin. Por otro lado, la corriente
existencialista ha negado que en hombre se de una esencia que lo determine, abogando que el
hombre es ante todo indeterminación y libertad pura. En esta doctrina se enfatiza la inmediatez de
la experiencia personal y la autodeterminación de la propia existencia por parte de cada individuo,
con el peligro de caer en el relativismo ético. Una tercera corriente muy fuerte surgida en la Edad
Contemporánea para tratar el tema del hombre es el Personalismo. Esta corriente filosófica busca
poner el énfasis en el significado del ser personal del hombre y su apertura constitutiva hacia los
demás. Parte de la segunda formulación del imperativo categórico kantiano según el cual la
persona debe tratarse como un fin y nunca como un medio.

Problema de la naturaleza del hombre (esencia)

Podemos empezar enumerando tres tesis: "Naturalista o Monismo", "Esencialista o Dualista", y


las contribuciones de la Filosofía hermenéutica.

Naturalista o monismo antropológico

No hay una diferencia esencial entre el hombre y el animal, sino diferencias de grado, de modo
que la vida superior del hombre resulta ser una forma más desarrollada, perfeccionada o
evolucionada de la serie animal. Las formas más altas de la vida humana (pensamiento, lenguaje,
arte, etc.) no son más que las resultantes genéticas de procesos inherentes a las manifestaciones
más elementales. Las dos variantes de esta teoría son:

1. La concepción mecánico-formal:

 El materialismo, que reduce los fenómenos vitales y psíquicos a fenómenos físicos-químicos;


 El sensualismo, que considera que todas las formas de fenómenos psíquicos son formas más
complejas de los datos sensibles.

1. La concepción vitalista: que explica al hombre en su integridad por la vida: el hombre se


convierte en el último producto de la evolución vital. Esta concepción se diversifica según qué
se considere como decisivo en la variedad de los impulsos vitales. Algunos le dieron
importancia a los impulsos nutritivos, otros a los impulsos de poder y otros a los impulsos
sexuales.

Esencialista, dualista o dual

Estas afirman que el hombre se distingue esencialmente no puramente de grado, de los demás
seres vivos pues en él hay un principio que le pertenece en exclusividad y que entraña la
posibilidad de una separación radical entre el hombre y el animal. El principio que diferencia al
hombre puede concebirse de distintas maneras: según el hombre es el que razona al animal, en
cambio el animal por no tener raciocinio no puede razonar al hombre. Según autores del mundo
antiguo y medieval, la diferencia básica entre hombres y animales está en el hecho de que el
hombre poseería un alma espiritual, no reducible a los elementos materiales que componen el
cuerpo humano.

Hermenéutica

El hombre no es algo que viene dado “esencialmente”, sino que se configura a través de sus
relatos, mitos, narraciones, saberes, creencias, construcciones culturales. En todo esto tiene una
importancia capital el lenguaje, que le brinda la posibilidad de expresión y de “sentido”, pero
también le muestra sus límites.

El hombre no está “atado” a algo fijo o estático, sino que se va configurando. El ser humano se
debe a un desarrollo temporal (historia) y a la vez a un “proyecto” que le configura como alguien
en desarrollo, nunca acabado. En esta historicidad, el hombre no es un espectador imparcial de
los fenómenos, sino que se ubica frente a los mismos desde presupuestos “heredados” (tradición)
que le orientan

Preguntas fundamentales a las que se intenta responder

En un sentido amplio, las preguntas a las que la antropología filosófica trata de resolver pueden
ser tomadas como confusas y oscuras, por ende no hay una definición teórica clara y unánime.
Sin embargo, la concepción más compartida para cada respuesta a las preguntas existenciales
que se ha planteado el hombre, apuntan hacia un postulado fundamental en que todos los seres
humanos, en forma individual, crean un significado propio para dar una esencia y justificar
nuestras vidas.

La antropología filosófica no crea ni se inventa los problemas del hombre solamente los
encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente y al contestar las preguntas de una
manera positiva podemos sentir asombro o a su vez admiración ya que nos sentiríamos seres
trascendentes, pero si no logramos responder las preguntas fundamentales podemos caer en una
frustración y desilusión por no haber logrado responder esas preguntas, las cuales son:

 ¿Qué es el hombre? Por la denominación científica es el Homo Sapiens (hombre que piensa),
entonces desde ese punto de vista científico sería una especie animal constituida por los seres
humanos, perteneciendo al orden de los primates. Sus capacidades mentales le permiten
inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia,
tecnología. Ahora desde un punto más espiritual decimos que el hombre es un ser racional
compuesto de cuerpo físico y alma, un ser que ama y el mismo que posee un sin número de
sentimientos.
 ¿De dónde venimos? El proceso de evolución biológica de la especie humana (hominización),
nos habla de sus ancestros hasta el estado actual, el ser humano desciende muy posiblemente
de una rama de los primates. Ahora desde el punto de vista de la religión fuimos creados por
Dios, todo poderoso y omnipotente.
 ¿Hacia dónde vamos? El ser humano posee libre albedrio, poder de decisión; pero desde un
punto de vista más metafísico todos tendríamos un destino. Allí planteamos más preguntas
como ¿Cuál es el fin de la raza humana? ¿Existe una misión para mí?, etc.
 ¿Qué es la muerte? Según el punto de vista de la ciencia de la tanatología, la muerte es el fin de
la existencia del ser, se cumple el ciclo vital de la vida. Pero desde una concepción más
espiritual la muerte sería sólo el principio de una nueva vida en un más allá.
 Como conclusión, cada persona desarrolla a lo largo de su vida una respuesta para cada
pregunta de estas, dependiente de su punto de vista personal y su concepción propia de la
imagen del ser humano. La tarea de la antropología filosófica es reunir las conclusiones de las
ciencias especializadas y las disciplinas filosóficas, por lo que las respuestas se pueden dar de
una manera sistemática a este tipo de cuestiones.
 En sí se trata de identificar dónde existen las respuestas evidentes o hipótesis metafísicas; pero
algo queda en claro: la antropología filosófica sólo puede dar respuestas relativas, o sea, sujetas
a cambios, pues todas las preguntas fundamentales de la existencia humana no tienen una
conclusión absoluta.

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