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1 de Marzo de 2009
POR QUÉ DEBO OFRENDAR A DIOS
I Reyes 8:66
“Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas
alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David
su siervo y a su pueblo Israel”.
Introducción: Uno de los temas más urticantes en la iglesia contemporánea es el de
las ofrendas. La razón es porque muchos dirigentes sin escrúpulos, abrigados con el
aura de la piedad, aprovechan ilícitas oportunidades para enriquecerse y empañar
el placer sincero de muchos que desean servir a Dios mediante las dádivas que
contribuyen al progreso de Su obra en esta necesitada tierra.
Sin embargo, dejando de lado a los farsantes y estafadores que se han metido en la
iglesia, pero, que no son de la iglesia (atención con esto), la práctica de ofrendar es
tan antigua como la civilización misma. Es una experiencia que se manifiesta a
través de todas las sagradas escrituras. Para ratificar esto le invito a que haga el
siguiente ejercicio corroborando estos textos que doy a continuación:
• Caín y Abel: Gn. 4:3‐5…
• Noé; Gn. 8:20‐21
• Abraham (2000 años después de Edén) en Harán (11:31), 12:7…; luego, v.8,
otro altar entre Bet‐el (casa de Dios) y Hai.
• Jacob y su experiencia con Dios, Gn. 28:20‐22…
Tome nota de este mandamiento: Ex. 25:2, “Di a los hijos de Israel que tomen para mí
ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda,”
v.8, “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.”
Curiosamente, aunque Levíticos podría llamarse el manual del AT, en materia de
ofrendas, sin embargo, todo el AT, sigue hablando de ellas. Cuando llegamos al NT, el
tema continúa con el lector; algunos ejemplos son los siguientes:
• Marcos 12:41…; en Lucas 21:1, se le llama “ofrendas”, no de animales, sino
dinero.
• Hechos 2:45…; Hech. 4:32‐33…; v.34ª (Atención, este no es un modelo de
ofrenda, sino un ejemplo de ofrenda)
• Rom. 15:26…;
• I Corintios 16:1; II Corintios 8‐9
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IGLESIA BAUTISTA CASTELLANA
Pastor: Edgardo Piesco
IGLESIA BAUTISTA CASTELLANA
343 Keele Street, Toronto, ON, M6P 2K6;
Tel. (416) 963-9073
www.iglesiabautistacastellana.ca
ibcastellana@rogers.com
En definitiva, lo que quiero demostrar con este ejercicio es que el tema de la ofrenda
está distribuido a través de las páginas de la Biblia. Tres pasajes bíblicos son
notables con relación al particular:
En el AT, Éxodo 25:2, “Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo
varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda,”
En el NT, Hechos 20:35, (Pablo enseñó en Mileto, punto sur de Asia Menor, frente a
Creta) “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y
recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que
recibir.”
I Corintios 16:1, “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de
la manera que ordené en las iglesias de Galacia.”
Hay dos cosas fundamentales que sacamos de este ejercicio:
1. El ofrendar es un mandato bíblico
2. El siervo verdadero desea agradar a su Señor, Salvador y Dios, y por ende en su
corazón siente el deseo firme de ofrendar.
Esto es válido tanto en el AT, como en el NT.
Pero, si es un tema tan importante en la Biblia, nos preguntamos, ¿qué es la
ofrenda?
Es evidente que, por lo que podemos deducir de las Escrituras, la ofrenda es parte
de la adoración de un creyente; no un sistema ritual para sostener un edificio. La
ofrenda hoy parece una cuota forzada para pertenecer a la elite de los redimidos.
Nada más lejos de la verdad. Una de las definiciones más elocuentes la podemos
apreciar en I Reyes 8:66, texto que le invito leer de inmediato.
Por lo pronto, déjeme subrayar que en este capítulo encontramos las siguientes
pautas:
1. El deseo de hacer algo para Dios
8:1719, “Pero Jehová dijo a David mi padre (Salomón pronuncia estas palabras):
Por cuanto tuviste en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien has hecho en
tener tal deseo”; Note que Dios aprobó tal deseo, v.18, “bien has hecho”; Pero, Dios
tiene planes diferentes, v.19, “Pero tú no edificarás la casa…”
De igual forma, note el hecho de que el deseo del corazón precede a la acción.
Aunque David no edificó el templo, Dios de todos modos aprobó la buena voluntad
de David, el deseo de hacer algo para Dios.
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2. La comprensión teológica que Dios no depende de nosotros
8:27, “Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los
cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he
edificado?”A veces pensamos que Dios necesita que le construyamos un edificio para
morar entre los hombres; que Dios necesita nuestras limosnas; que está supeditado
a lo que la criatura pueda contribuir para su manifestación y gloria. ¡Qué deshonra a
Dios es semejante pensamiento!
3. El reconocimiento de nuestra total dependencia de Dios
Es decir, somos nosotros quienes necesitamos de Dios y no al revés. Note la frase
repetitiva “tú oirás a la oración… en los cielos” (8:28, 32, 34, 36, 39,43,45, 49
También es especialmente notable el carácter misericordioso de Dios en la
expresión “perdonarás” vv.34, 36, 39, 50… Dios no necesita al hombre, sino que el
hombre necesita a Dios.
4. El acto de adoración a Dios por medio de las ofrendas
“Ofreció sacrificios de paz” “Ofreció a Jehová” los sacrificios de paz, vv.63, 64… Pero,
¿por qué? ¿Cuál es la motivación detrás de estas ofrendas de paz?
v.66b, “…por todos los beneficios que Jehová había hecho…” ¡Qué interesante es esto!
El acto de ofrendar tiene en mente todo lo que Dios ha hecho por el hombre.
Ahora, el texto va a dar cuenta de dos grandes beneficios:
a. Dios cumplió lo prometido a David acerca de un hijo que ha de reinar en
forma inmediata
Note la expresión “has cumplido” en los vv.15, 20, 24
Por eso son bien acertadas las palabras de Salomón en el v.15, “Bendito sea
Jehová, Dios de Israel, que habló a David…que con su mano ha cumplido…”, y
v.23, “Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo
en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan
delante de ti con todo su corazón” Este es el mismo Dios que adoramos hoy.
Ahora, hay algo más trascendente, porque estas promesas se cumplieron a
Israel, pero, ¿qué de nosotros?
b. Dios cumplió lo prometido acerca de su Hijo
vv.2526…
Ahora, si nos vamos al libro de Mateo 1:1 dice, “Libro de la genealogía de
Jesucristo, hijo de David…”
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O sea que, aquella generación que dedicó el templo, ofreció a Dios “por todos los
beneficios que Jehová había hecho…”
Pero nos preguntamos ¿y qué beneficios hizo Dios a nosotros? Pues, dar la
ofrenda más preciosa que se pueda concebir, y esto, con el fin de que los hombres
disfruten los beneficios de la salvación. Considere estos siguientes textos:
Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Efesios 5:2, “Andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo
por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”
Hebreos 10:10, dice acerca del Hijo de Dios, “…somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”, v.14, “porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” v.19 ff. “Así
que…acerquémonos (a Dios) con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestras esperanza, porque fiel es el
que prometió.”
Tomemos nota de esto, si buscáramos una razón bíblica del ¿por qué debo ofrendar
a Dios? una respuesta adecuada sería, “por todos los beneficios que Jehová ha
hecho…”
Y uno de los beneficios más grande es que Él ofreciera primero que nosotros lo más
precioso, la vida de su Hijo para que nosotros podamos acercarnos a Dios. Todo
sacrificio que hagamos no se compara en lo más mínimo con el sacrificio que hizo la
divinidad para salvarnos.
Entonces, la ofrenda es todo aquello que se dedica a Dios como reconocimiento
sincero y de corazón por las bendiciones recibidas. Se reconoce su soberanía, su
provisión, admitiendo que Él es el dador de la vida: física y espiritual. No cabe duda
que muchos hacen mal uso de las ofrendas, pero, dejemos que Dios juzgue tales
acciones; los que disfrutamos las bendiciones de Dios, debemos entregarnos
primero y luego entregarle nuestros bienes a su servicio como un gesto de gratitud
por sus beneficios. Esto debe ser una de nuestras motivaciones para no dejar de
contribuir para el Señor y su causa en este mundo. Considérelo.
Pastor Edgardo Piesco.
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