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5 fabulas con sus moralejas

1 El águila y la llena

Un águila reposaba tranquila en lo alto de una colina cuando de repente, un cazador que
merodeaba los alrededores decidió herirla con una de sus flechas. Retorciéndose en su dolor,
la desdichada ave pudo ver que la flecha había sido hecha con plumas de águila, y en un
último suspiro exclamó: “¡Vaya tormento! Morir con un arma hecha con plumas de mi propia
especie”.

Moraleja: No hay nada tan doloroso como que nos derroten con nuestras propias armas.

2 La gallina de los huevos de oro

¡Un huevo de oro!, exclamó el granjero admirando la proeza de su gallina. Al día siguiente,
otro huevo de oro, y durante toda la semana, y durante todo el mes. Como es de esperar, el
granjero se hizo muy rico en poco tiempo, pero la avaricia se apoderó de su pensamiento, y
quiso el muy necio abrir a su gallina mágica para hacerse con todo el oro. Sin embargo, y
como sucede con toda empresa miserable, el granjero acabó perdiendo no sólo a su
maravillosa gallina, sino también toda la riqueza que había conseguido.

Moraleja: La avaricia solo nos lleva por caminos tortuosos

3 El cazador y el pescador
Un cazador regresaba a casa cargado con sus productos, cuando de repente se topó con un
pescador que igualmente, llevaba sus cestas llenas de pescado.

Entonces, el cazador quiso tener los peces del pescador, y éste quiso también tener las carnes
del cazador. Sin mucha dilación, los dos hombres intercambiaron el fruto de su trabajo y tan
satisfechos quedaron con el trato que lo repitieron una y otra vez durante varias semanas.

Sin embargo, un anciano que los observaba desde el primer día se les acercó una tarde y les
dijo: “Tal intercambio, pronto dejará de serlo, y no tardará el momento en que ustedes dos
deseen quedarse con lo que obtuvieron”.

Moraleja: Alterna tus gozos y los vivirás mejor.


4 Castor
En la antigüedad el castor era muy codiciado por los hombres, pues según cuentan, sus partes
eran utilizadas para la cura de enfermedades. Sin embargo, cuando los cazadores se internan
en los pantanos en busca de estos animalitos, ellos corren con toda la velocidad de sus patas
para ponerse a salvo, y cuando no logran escapar y los hombres los rodean, son capaces de
cortarse sus partes valiosas y desprenderse de ellas con tal de permanecer con vida.

Moraleja: En algunas ocasiones, un mal menor puede llevarnos a un bien mayor.

5 El Camello, El Elefante y El Mono

Cuando el león murió, los animales decidieron buscar un nuevo rey. El camello y el elefante,
enseguida comenzaron a discutir entre ellos por hacerse con el trono, pero el mono les dijo:
“Tú, camello, bien poco sirves porque no ayudas a los indefensos, y en cuanto a ti, elefante,
tampoco podrías ser rey porque le temes al marrano”.

Moraleja: La fortaleza se mide con nuestras debilidades.

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