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ADVIENTO

TIEMPO DE
ESPERANZA

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RETIRO DE ADVIENTO
ORACIÓN
MONICIÓN: ¡Ven Señor!, ¡Ven Señor! decimos... pedimos durante
este tiempo de Adviento. Pero este Señor, revelado como Padre de toda la
humanidad en la persona de su Hijo Jesús, no “viene” para unas simples
fiestas (de la Navidad y Año Nuevo), ni para llenarnos de sentimientos para
con el “niño Jesús”, ni para animarnos a repartir unos regalos caros o
baratos, ni para animarnos a comprar lotería de los “millones”, ni para
airear nuestras vestimentas folklóricas... Viene a buscar al ser
humano/humanidad que trata de ser “diosecillo” y dar la espalda al gran
“Otro”, al gran Amor.
El Señor viene a cumplir mejor su obra, la obra humana. Viene a
despertarnos, a ponernos en vela para acceder a la luz del día, del amor, de
la esperanza, de la verdad, de la justicia, del perdón, de la paz. Estos son
los signos en los que nos llega el Señor.

CANTO DE ENTRADA:

Vamos a preparar el camino del Señor


Vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la Aurora,
Él brillará en la mañana,
Pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.

El estará a nuestro lado, Él guiará nuestros pasos,


Él nos dará la salvación. Nos limpiará del pecado,
Ya no seremos esclavos, el nos dará la libertad.

Visitará nuestra casa, nos llenará de esperanza,


Él nos dará la Salvación. Compartirá nuestros cantos,
Todos seremos hermanos, Él nos dará la libertad.

Caminará con nosotros, nunca estaremos ya solos,


Él nos dará la salvación. Él cumplirá la promesa
y llevará nuestras penas, Él nos dará la libertad.

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Oración

Ven y sálvanos
de nuestra ceguera para descubrirte presente.
De nuestra pereza para caminar contigo,
de nuestras excusas para alejarnos de ti.

Ven sálvanos
de nuestra sordera a tu palabra,
de nuestros desplantes injustificados,
de nuestro gusto por el hombre “viejo de Egipto”.

Ven y sálvanos
de nuestra dureza para comprender las Escrituras,
de nuestras luchas por los primeros puestos,
de nuestra desconfianza en la semilla del Reino.

Ven y sálvanos
de nuestra comodidad puesta como valor primordial,
de nuestra falta de comprensión hacia los otros,
de nuestro egoísmo disimulado.

Ven y sálvanos
de nuestra superficialidad,
de nuestra insensibilidad por las cosas de arriba,
de nuestra pérdida de sentido.

Ven y sálvanos
de los dioses que nos hemos fabricado
de la rutina que nos aprisiona,
de nuestras miras pequeñas.

Ven y sálvanos
Dios salvador nuestro,
Dios amigo nuestro,
Dios anunciado por Jesús. Amén.

3
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Profeta Isaías 2,1-5.

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de


Judá y de Jerusalén :Al final de los días
estará firme el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes, encumbrado sobre
las montañas. Hacia él confluirán los
gentiles, caminarán pueblos numerosos:
Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a
la casa del Dios de Jacob. El nos instruirá en
sus caminos y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la
palabra del Señor. Será el árbitro de las
naciones, el juez de pueblos numerosos. De
las espadas forjarán arados, de las lanzas,
podaderas. No alzará la espada pueblo,
contra pueblo, no se adiestrarán para la
guerra. Casa de Jacob, ven; caminemos a la
luz del Señor.
Salmo responsorial
A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
ante ti, mi Dios, confío, confío, porque sé que me amas.
Que en la prueba no ceda al cansancio,
que tu gracia triunfe siempre en mí.
Yo espero siempre en ti.
Yo sé que tú nunca defraudas al que en ti confía.

Indícame tus caminos, Señor: enséñame tus sendas.


Que en mi vida se abran caminos de paz y bien,
caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza,

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sendas de igualdad y servicio.

Tú eres bueno y recto


y enseñas el camino a los desorientados.
Porque eres bueno, perdona mi culpa.
Cuando te soy fiel, Señor,
tú me enseñas un camino cierto;
así viviré feliz y enriquecerás mi vida con tus dones.

Tú, Señor, te fías de mí y me esperas siempre.


Tú, Señor, quieres que sea de verdad tu amigo.
Tengo los ojos puestos en ti,
que me libras de mis amarras y ataduras.
Ensancha mi corazón encogido
y sácame de mis angustias.

Indícame tus caminos, Señor,


tu que eres el Camino.
Hazme andar por el sendero de la verdad,
tú que eres la Verdad del hombre.
Despierta en mí el manantial de mi vida,
Tú que eres la Vida de cuanto existe.

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a


los Tesalonicenses 3,12-4,2.

Hermanos: Que el Señor os colme y os haga


rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo
mismo que nosotros os amamos, y que así os
fortalezca internamente; para que cuando
Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de

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sus santos, os presentéis santos e
irreprensibles ante Dios nuestro Padre. Para
terminar, hermanos, por Cristo Jesús os
rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de
nosotros cómo proceder para agradar a Dios:
pues proceded así y seguid adelante. Ya
conocéis las instrucciones que os dimos en
nombre del Señor Jesús.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas,


21,25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las
gentes, enloquecidas por el estruendo del
mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin
aliento por el miedo, ante lo que se le viene
encima al mundo, pues las potencias del
cielo, temblarán. Entonces verán al Hijo del
Hombre venir en una nube, con gran poder y
gloria. Cuando empiece a suceder esto,
levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra
liberación. Tened cuidado: no se os embote la
mente con el vicio, la bebida y la
preocupación del dinero, y se os eche encima
de repente aquel día; porque caerá como un
lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza
para escapar de todo lo que está por venir, y
manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.

SILENCIO Y REFLEXIÓN

«LEVANTAOS, ALZAD LA CABEZA” (Recitado por un lector)

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Un nuevo adviento llama a nuestra puerta, un adviento que es
portada de un año surcado de recuerdos.

Adviento de un hombre que busca; que se ha desencantado


de muchas cosas, pero que se siente internamente vacío;
que ha anunciado la muerte de Dios, para crear nuevos
dioses de mentira; que se embota con objetos de oropel y ha
perdido el sabor de lo sencillo...

Adviento de un Dios que nos busca y sale siempre a nuestro


encuentro; que sigue creyendo en los hombres a pesar de
nuestros olvidos y rechazos; que hace nacer nuevas
esperanzas de nuestras cenizas y desilusiones; que siempre
empuja a los hombres a crear justicia y derecho en la tierra.

En un nuevo adviento más, cargado de recuerdos y


memorias, Dios llama a nuestro corazón: «Levantaos, alzad
la cabeza»; no oteéis mares desconocidos; mirad a vuestro
interior; allí hay una riqueza mayor que la que cargaban las
naves de Indias.

«Estad siempre despiertos»; porque hay una brújula y una


estela que lleva a puertos de esperanza a pesar de nuestras
quiebras y naufragios. «Se acerca vuestra liberación»:
no buscada con espadas y corazas, sino con una cruz
salvadora que hermana a hombres de toda raza.

Adviento que nos dice quedamente: «Levantaos, alzad la


cabeza», Dios sigue creyendo en el hombre; el hombre
puede navegar hacia Dios. Timonel: endereza tu rumbo.
Alza la cabeza... Alza el corazón..

ORACIÓN

Lector: Ante un mundo materialista en el que dinero cuenta más


que las personas
Todos: Queremos construir una comunidad formada por personas
que tratan de conocerse, de unirse más, de ayudarse y com-
partir desinteresadamente, en la que no haya discriminacio-
nes, superiores e inferiores, sino hermanos y hermanas.

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Lector: Ante un mundo sin interés por los problemas de los
demás, que se desentiende de los ancianos, aparca a los
enfermos, rechaza a los inmigrantes.
Todos: Queremos construir una comunidad en la que la Palabra
de Dios ocupe un lugar preferente, en la que la Palabra sea
más escuchada y vivida y no está alejada sino inserta en los
quehaceres de cada día.
Lector: Ante un mundo en el que las personas son objetos de
producción y consumo y actúan como si los otros no
existiesen.
Todos: Queremos construir una comunidad cada vez más
misionera, con la ilusión y el gozo de comunicar la fe que
hemos recibido.
Lector: Ante un mundo de gente desalentada o resentida que
no encuentra ya sentido a la vida.
Todos: Nosotros queremos construir una comunidad con más
canto y que contagie la alegría de la reconciliación del Cristo
resucitado.
Lector: Ante un mundo que dilapida la creación y no piensa
más allá de su presente.

Todos: Queremos construir una comunidad que cree en la vida,


en la paz y fraternidad de la Humanidad, siempre en camino
hacia la casa del Padre.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN FINAL

Dios todopoderoso, aviva en nosotros, al comenzar el


Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que
viene, acompañado por las buenas obras, para que,
colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el
Reino Eterno. Por Nuestro Señor......

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