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“Los seres humanos viven gran parte de su vida en grupo. Interactúan como integrantes de
una familia, residentes de un vecindario o de un pueblo, son miembros de un determinado
grupo social, económico, religioso o étnico, y ciudadadanos de una nación. Aunque los
seres humanos no siempre son conscientes de su condición de miembros de un grupo, sí
piensan y actúan en formas que, por lo menos son determinadas parcialmente por
pertenencia al grupo. Los tipos de ropa que usan, la composición de la dieta y la forma
como se alimentan, las creencias y valores que mantienen, las costumbres que siguen, todo
ello recibe la influencia de los grupos a los cuales pertenecen.”(1992:1)
Ergo, la Sociología es una ciencia relativamente reciente, fue acuñada en 1838 por el
francés Augusto Comte, surge por primera vez la noción de una ciencia positiva de los
hechos sociales, sostenía que estos debían apoyarse en la observación y clasificación
sistemática de los mismos.
Hasta entonces, los filósofos y los escritores políticos, más que estudiar objetivamente la
sociedad real, la describen tal como, según ellos, debería ser. Sin embargo, incluso en los
filósofos antiguos, se encuentran a menudo concepciones positivas y perspicaces del
contexto social que seguidamente abordaremos.
Las primeras tomas de conciencia de las realidades sociales tienen lugar en los siglos VI-V
antes de Jesucristo en Grecia. Las civilizaciones orientales pre-helénicas no conocieron una
reflexión social crítica (una excepción importante: la civilización china).
A) Antes de Platón (siglo V a. de J. C.).- Los primeros pensadores sociales fueron los
sofistas: Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, etc. que enseñaron en Atenas a finales del
siglo V a. de J. C. Conocemos sus tesis por las narraciones qué de ellas hicieron sus
antagonistas (en especial Platón y Aristófanes). El arte más sublime que se vanagloria de
enseñar era el de la "virtud política", es decir, el arte de vivir en la ciudad (polis). El telón
de fondo de su predicación es un humanismo cultural, que rehúsa toda trascendencia: "Yo
no puedo saber si los dioses son o no son" decía Protágoras. (1990:20)
Por su parte, los sofistas desconfiaron de las costumbres y de las tradiciones, pusieron y
volvieron a poner en entredicho el orden social de la ciudad, considerando que así liberaban
al individuo de la opresión del grupo. Ningún proceder les parecía bastante duro para
estigmatizar la esclavitud, la pobreza de espíritu de los nacionalistas, la jerarquía social
tradicional y el carácter artificial y a veces ilícito de la ley.
Aunque todos los diálogos de Platón reflejan sus preocupaciones políticas y sociales, tres
textos deben retener principalmente nuestra atención: "La República" (donde describe su
ideal político). "La Política" (sobre el arte de gobernar) y "Las Leyes" (donde describe con
más realismo que en "La República", lo que debería ser el nuevo Estado).
Debemos despuntar que innumerables de los temas que promovió han sido proseguidos por
diferentes autores de los tiempos modernos. En contra de Platón, Aristóteles pretende que
la Ciudad no debe ser una oquedad constituida con miras a un trabajo perfecto de su
agregado.
Sin embargo, para Aristóteles la unidad económica es la familia (agrícola). Esta produce
para su consumo e intercambia los excedentes en vista también de su consumo. Célula
social por excelencia, la familia (que, además llena unas funciones educativas importantes:
Educación, por el jefe de familia, de las mujeres y los niños, que son "almas imperfectas")
excluye la idea de todo trabajo libre (de todo asalariado). La familia envoltura su marcha en
la esclavitud, con el poder absoluto del amo sobre el esclavo, que es considerado como una
herramienta viviente (Aristóteles prevé que el esclavo disipará toda utilidad cuando se
establezca el progreso técnico; o como expresa de una forma particularmente gráfica,
"cuando los telares tejan por sí solos".
“Los romanos no tuvieron ningún pensador social, del mismo modo que tampoco tuvieron
ningún hombre de ciencia, ningún filósofo. Las ideas políticas y sociales que se encuentran
entre los historiadores y los moralistas latinos, como Cicerón, Séneca, Tácito y Plinio, no
hacen más que formular una reflexión popular. Roma no "pensó "políticamente o
sociológicamente, sino que "vivió" su política. En efecto no hay que olvidar que fue en el
marco del Imperio romano donde se gestó, se fraguó este monumento gigantesco,
considerado por unos como un objeto arqueológico y por otros como una obra maestra del
espíritu político, que se denomina “Derecho Romano”. Al sustituir el derecho tradicional de
la Ciudad (el Derecho llamado “quiritario”) por un derecho general, destinado a aplicarse
en todo un universo (el derecho llamado “Jus Gentiun”), los jurisconsultos romanos
pusieron fin al estrecho exclusivismo de la Ciudad antigua y abrieron el camino al mundo
político moderno”. (1972: 41).
San Agustín (354-430).- Escribió en una época particularmente agitada desde el punto de
vista político: La época en que los “bárbaros” irrumpen el Imperio romano de Occidente
(ocupación de Roma por el visigodo Alarico, en 410). El derrumbe de esta ciudad, que
durante tantos siglos había subyugado el mundo, originó innegablemente, una asonada
profunda de las conciencias. Los filósofos se preguntaron a sí mismos e innumerables de
ellos exhortaron causas religiosas. Cuantiosos ensayistas paganos enunciaron la idea de que
Roma había fenecido porque había dejado el culto de las divinidades tutelares y había
abierto su espíritu a una nueva fe (el cristianismo). San Agustín para reconocer a esta tesis,
escribió, entre 412 y 426, “La ciudad de Dios”: Que es una oposición entre el mundo
pagano, descrito ideológicamente y sociológicamente, y el mundo cristiano. Además, opone
la ciudad de los hombres, gobernada por los apetitos materiales, la violencia y el egoísmo y
la ciudad de los ángeles que es “el amor a Dios llevado hasta el desprecio de uno mismo”.
En síntesis, el Estado tomista sería una especie de Estado teocrático moderado, que
toleraría un poder temporal con la condición expresa de que estuviera sometido al poder
espiritual. El problema de la oposición entre lo espiritual y lo temporal quedará reflejado en
la gran lucha medioeval entre el Sacerdocio (el Papado) y el Imperio (de Alemania).
Para Santo Tomás la ley es un precepto de la razón en orden al Bien Común difundida por
aquel que tiene el pulcro de la comunidad.
Concurren, según Santo Tomás tres especies de leyes: "eterna", "natural" y "humana".
La "ley eterna o divina" es la razón general del gobierno y de la ordenación de todas las
cosas, existente en la mente divina.
"La "ley natural" es la participación de la ley eterna en los seres racionales. Es común a
todos los pueblos, imborrable en el corazón del hombre, inmutable en sus primeros
principios, pero variable en los preceptos secundarios en cuanto requieran los casos
particulares y excepcionales en que tengan aplicación.
Por último, la ley humana, es una norma racional que aplica los principios de la ley natural
a las situaciones concretas de la realidad social. Su dictación corresponde a las necesidades
de la vida colectiva.
Empero, la ley eterna aparece como el cimiento, el apoyo último de todas las reglas. Puesto
que ella es “la razón del gobierno del Monarca Supremo, es preciso necesariamente que
todas las razones de gobernar que se encuentran en sus subordinados deriven de la ley
eterna”.
Ibn Jaldun indaga los "factores profundos y generales de la evolución histórica" y los revela
sobre todo en "la forma como cada pueblo provee a su subsistencia". Asiente también que
"existen estrechas relaciones entre la organización de la producción, las estructuras
sociales, las formas de la vida política, los regímenes jurídicos, la psicología y las
ideologías, y de esta forma llega a “considerar todos los elementos de la vida política e
intelectual en función de la evolución económica”.
Su idea principal es de que no puede haber buen gobierno sin un acuerdo, previo, explícito,
entre gobernantes y gobernados; es decir, en nuestro lenguaje moderno, sin un "pacto
constitucional". Maquiavelo extrae esta tesis de su observación a la monarquía francesa.
Con sus obras, Maquiavelo estacionó la filosofía política en su terreno, emancipado del
dogmatismo y de los apriorismos de la Edad Media cristiana. La observación de los hechos
sociales puede crearse de forma objetiva, sin referencia a ningún criterio moral o religioso,
y no hay qué buscar "valor" donde sólo hay "hechos".
Puede ser enlazada a la ideología platónica de Tomas Moro la de ciertos italianos, como
Campanella (1568-1639), quien pese a la época tardía en que vivió es por completo un
hombre del Renacimiento. El citado autoralista describió en "La ciudad del sol" una
República teocrática.
1.3 Corrientes Sociológicas en los siglos XVII, XVIII, XIX y XX
De otro lado, posándose en la filología y en el análisis de los mitos asevera que todas las
naciones, su historia, sigue el mismo ritmo: todas pasan por una "Edad de dioses", una
"Edad de héroes" y una "Edad de hombres" antes de retornar a su barbarie primitiva. En la
primera de estas edades la humanidad define ritos y creencias y la estabilidad del grupo
social queda garantizada por el temor a los dioses (Júpiter). En la edad de los héroes, las
familias están reunidas en unas ciudades donde el poder pertenece al más fuerte y a los más
valerosos (aristocracia de los héroes), y la religión atempera los excesos de la fuerza. Por
último, en la edad de los hombres las relaciones de derecho, determinadas por la razón se
hacen universales y se garantizan a sí mismas, tanto por su racionalidad como por su
eficacia. Toda nación ha tenido sus "Corsi e Ricorsi", y esta idea fundamental domina el
pensamiento sobre todo en materia económica en su obra "Scienza Nuova". Para concluir
digamos que la teoría de los "ricorsi" anuncia el método dialéctico.
C.-Montesquieu (1689-1775): Nació en La Brede, en las proximidades de Burdeos. En sus
viajes por Italia, Países Bajos e Inglaterra, por este último país concibió sus ideas políticas e
histórico-jurídicas, cuya expresión y sistematización culminó en su "Espíritu de las Leyes"
(1784). Montesquieu ataca el problema de la ley en sus aspectos natural e histórico,
demostrando que lo natural y lo positivo no son forzosamente contradictorios en la
legislación sino correlativos. Cada pueblo tiene el conjunto de leyes que consideren a su
naturaleza histórica entre los pueblos mismos. El ideal consiste puramente en el alcanzar la
libertad máxima dentro de las posibilidades dictadas por las circunstancias naturales e
históricas. Para ello precisa, en primer lugar, una separación de los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial, tal como el Barón de Montesquieu la encontró en la Inglaterra de su
tiempo, en cuya Constitución vió el ideal político deseable para Francia.
Montesquieu fue uno de los primeros que hizo resaltar la influencia de las circunstancias
físicas y especialmente del clima, en relación al temperamento, sobre las costumbres, las
leyes y la vida política de los pueblos; pero dista mucho de creer que con respecto a tales
influencias el hombre no puede permanecer más que puramente pasivo. Todo depende de
su reacción a la influencia del clima. "Cuanto más las causas físicas arrastran a los hombres
al reposo, tanto más las causas morales los deben alejar de él". "Cuando el clima inclina a
los hombres a huir del trabajo de la tierra, la religión y las leyes deben empujarlos a
trabajar". En la confrontación de los mismos agentes físicos viene a determinarse, según
Montesquieu, la libertad, la normalidad del orden histórico.
Años más tarde, desde el "Semanario del Nuevo Reino de Granada", sostuvo también la
tesis del medio sobre los seres humanos.
Rousseau, pone como fundamento del cuerpo político un convenio originario, libremente
estipulado entre sus miembros por el cual cada uno se obliga sin reserva para con todos, de
donde surge la obligación recíproca para con cada uno. De este modo, el individuo,
renunciando espontáneamente a su mera independencia natural, en la que predomina la
desigualdad de las fuerzas de que cada cual está dotado, se convierte en un ciudadano, o sea
que goza de la absoluta igualdad jurídica y moral que caracteriza a una verdadera sociedad.
E.-Francisco Bacon. (1561-1626): Pese al hecho de haber nacido con casi dos siglos de
anterioridad a los filósofos hasta ahora expuestos, su pensamiento, su obra, que pregonan
un nuevo método, una nueva filosofía cobra gran utilidad, entre aquellos pensadores que
precedieron al surgimiento de los verdaderos creadores de la Sociología como una ciencia.
Considerado por algunos como el fundador de la filosofía moderna, es no obstante visto por
otros como un intelectual básicamente "renacentista" y aún en algún respecto inmerso en
formas de pensar medievales. La primera opinión se basa en su propuesta de reforma de las
ciencias; la segunda, en su uso de ciertas nociones como la de forma que pertenecía más
bien a la tradición que al pensamiento "moderno", y que su pensamiento se desarrolló con
independencia de las corrientes que daban origen a la ciencia natural matemática. Es así
mismo de advertir que la inducción baconiana no se debe confundir con la. Inducción
clásica, en la cual se empieza con el examen de fenómenos particulares, se busca una
hipótesis, se comprueba si se aplica a tales fenómenos y, en caso afirmativo, se convierte en
un principio que explica lo que los fenómenos particulares son en su esencia.
F.-Saint-Simon (Claude Henri de Roubray (1760- 1825): Formó parte del cuerpo
expedicionario mandado por La Fayette, en los Estados Unidos, de 1779 a 1783. Se adhirió
sin reservas a la Revolución y renunció a su título para convertirse en el ciudadano Claude-
Henri-Bonhomme.
Considera Saint-Simon, que hay dos tipos de épocas en la historia: las épocas críticas (que
son necesarias para eliminar las "fosilizaciones" sociales) y las épocas orgánicas. El
hombre no es una entidad pasiva dentro del acontecer histórico, sino que trata siempre de
descubrir modos de alterar el medio social dentro del cual vive. Estas alteraciones se
imponen como indispensables para el desarrollo de la sociedad cuando esta funciona según
normas que no le corresponden. No puede decirse, pues, en absoluto que hay normas
sociales convenientes para toda la agrupación humana; lo que puede ser adecuado para una
época puede no serlo para otra. Así sucede con la sociedad industrial que necesita cambiar
la estructura del antiguo régimen todavía subsistente en ella si quiere realmente
desenvolverse. De este modo se podrán llevar a un máximo desarrollo todas las capacidades
de producción de los hombres lo que constituye acaso la única norma ideal posible para
todas las sociedades. Es un artificio, expresa Saint¬ Simon al suponer que las clases deben
mantener la estructura de épocas anteriores o que deben estar niveladas. La moral y los
sistemas de ideas tienen que ser distintos para cada una de las dos clases fundamentales de
la nueva sociedad industrial moderna.
Para Saint-Simon, tienen un gran valor los conflictos sociales. En la sociedad feudal,
advierte, la actividad esencial es el ejercicio de la guerra y el mantenimiento de la opresión.
Es una sociedad que sólo subsiste y que sólo tiene sentido por la fuerza y la violencia.
Allí engendró su teoría de los tres estadios a través de los cuales el conocimiento humano
tiene su desarrollo y que son: El Teológico, el Metafísico y el Positivo o Empírico.
Asimismo, Comte tildó que sólo en el Estadio Positivo la ciencia alcanzaría su pleno
desarrollo. Dirigió sus investigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres humanos y
hacia las causas primeras y finales, esto es, hacia los conocimientos absolutos,
representando los fenómenos como productos de la acción directa y continua de agentes
sobrenaturales, más o menos numerosos cuya intervención arbitraria explica todas las
anomalías aparentes del universo. En el Estadio Metafísico, que es sólo una modificación
del primero, los agentes sobrenaturales son sustituidos por fuerzas abstractas que están sí
dentro de la naturaleza, cada una de las cuales es capaz de reproducir los fenómenos que
tienen ocurrencia. Finalmente en el Estadio Positivo, el espíritu humano reconociendo la
imposibilidad de alcanzar nociones absolutas abdica a buscar el origen y destino del
universo y a conocer las causas últimas e íntimas de los fenómenos y se aplica únicamente
a revelar por razón de el uso bien combinado del juicio y de la observación, sus leyes
efectivas: esto es, sus relaciones invariables de sucesión y de semejanza.
La sapiencia a la cual todas las ciencias están subordinadas, como a su fin último, es según
Comte, la Sociología, la cual debe constituirse como las demás ciencias positivas, en la
misma forma que estas y concebir los fenómenos sociales como sujetos a leyes naturales
que hagan posible la previsión de los mismos, al menos dentro de los límites concurrentes
con su superior complejidad. La "Sociología", o "Física Social", es dividida por Comte en
"Estática Social" y "Dinámica Social, correspondientes a los dos conceptos fundamentales
en que ella se basa, los del orden y el progreso. El adelanto humano se verifica dentro de un
"orden social" que implica un gobierno y dominio de las pasiones contrarias a la paz y la
cooperación. El desarrollo no hace otra cosa que perfeccionar las estructuras permanentes
de toda sociedad, como son la religión, la propiedad, la familia, etc.
Es puntual registrar en el activo de Marx el puesto que otorga a las oposiciones de clases,
como señala George Gurvitch: “Había poco menos que desconocido. "La historia de toda
sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases", se lee al comienzo del
"Manifiesto del Partido Comunista" (1848). Aun cuan¬do se piense que Marx exageró un
poco este aspecto de la vida so¬cial, debe reconocerse que aportaba así una concepción
dinámica y dialéctica de la Sociología. (1962:98)
Sentencia Marx que "el modo de producción de la vida material condiciona, en forma
general, el proceso social, político e intelectual de la vida'' y que así "no es la conciencia del
hombre la que determina la existencia, sino su existencia social la que determina su
conciencia". Se le ha dado a esta doctrina el nombre de "materialismo histórico", término
que Marx jamás empleó. Se ha llegado hasta afirmar que, para él, las ideas y los
sentimientos no eran más que una especie de "epifenómeno'', es decir, de un fenómeno que
estaba sobre la base económica, sin que esas ideas o sentimientos tuvieran influencia alguna
sobre esta última la cual en realidad de verdad era la que venía a determinar a aquellos.
Enunció Durkheinm igualmente un principio que con frecuencia ha sido mal comprendido:
"los hechos sociales deben ser tratados como cosas". Esta expresión "cosa", al igual que la
importancia que atribuía al "substrato" social, hizo que algunos acusaran a Durkheinm de
materialista, e incluso algunos no vacilaron en relacionar su doctrina con la del
"materialismo histórico". Durkheinm protestó agudamente. Se le ha reprochado así mismo
el haber querido transformar la Sociología en un sistema filosófico.
"Spencer explica dinámicamente la constitución y los procesos de todos los sectores del
Universo como producto de la ley general de la evolución”. Y subsiguientemente agrega:
"También aplica a la sociedad el principio de la evolución, cuya presencia cree hallar en el
desenvolvimiento desde la familia, a través de la tribu, del pueblo, hasta el Estado, así
como también en otros procesos de desarrollo de la colectividad". (1961:76).
Algunas de las teorías de Spencer han tenido sustanciales modificaciones o han sido
abandonadas en el curso del desarrollo de la Sociología, pero la contribución de Spencer
debe ser siempre tenida en cuenta. Su influencia puede observarse en Sociólogos como Paul
Lilienthafel y Albert Schaffle y Jacques Novicow, en Europa, y los americanos Ward,
Sumner y Gidings.
Por último, Max Weber, es posiblemente uno de los padres fundadores cuya obra tiene más
impacto sobre la Sociología actual sobre todo en las ramas de conocimiento, política y
estratificación social. No dejando la implantación de una gran teoría y rechazando la idea
de cualquier teoría cerrada o acabada. Su trabajo consistió en ordenar el marco conceptual,
puesto que todas las teorías están destinadas a envejecer y a ser remodeladas con el paso del
tiempo. Sus obras pueden agruparse:
En el siglo XX, se puede decir que la Sociología tiene su trascendencia como conocimiento
científico, por que se inicia en ella una etapa acumulativa, de carácter constructivo, formada
por grandes sistemas, como teorías generales de la sociedad.
De esa forma enseña Eva Riquez:
“Es una etapa clásica de principios de siglo, con un conjunto de notas que la perfilan con
claridad y que podemos resumir así”: (1991:68):
a.- Es una Sociología sistemática, unitaria y general, constituida por doctrinas cerradas y
organizadas.
La doctrina sociológica de Gurvitch se asienta sobre una serie de principios esenciales que
son:
4.- La distinción entre la conciencia colectiva y el mundo espiritual de las ideas y de los
valores.