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Introducción
Las personas condenadas por delitos violentos, tales como el homicidio, presentan un nivel de
riesgo que debe ser abordado adecuadamente a los fines de evitar la reincidencia.
Mediante una intervención específica y planificada se aspira a que el individuo adquiera las bases
de una conducta pro social y logre internalizar pautas de conductas socialmente aceptadas,
reconociendo lo disvalioso de su accionar.
De ahí que, una vez trascurrido el tiempo de sentencia, especificado para cada caso, el riesgo de
reincidencia se mantenga, dado que la privación de la libertad pierde su efectividad sin un
adecuado tratamiento.
Existe una multiplicidad de factores por los cuales una persona puede delinquir o reincidir en el
delito. Estos factores influyen en el diseño de los tratamientos dado que determinan el motivo de
la conducta delictiva.
Existen dos (2) grandes grupos de interpretación a partir de los cuales se diseñan los tratamientos:
1) El que prioriza el papel criminógeno de los factores sociales y ambientales, como la
pobreza, la desigualdad económica y cultural, la falta de empleo etc.
2) El que prioriza los factores individuales de los sujetos como la impulsividad, sus modos
de pensamiento, sus creencias, sus actitudes, su falta de empatía o incapacidad para
comprender el dolor ajeno.
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Redondo, S., Sánchez-Meca, J., and Garrido, V. (1999). The Influence of Treatment Programmes on the Recidivism of
Juvenile and Adult Offenders: An European . www.ub.edu/geav/members/sredondo/
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De este modo se han desarrollado y aplicado, diferentes técnicas terapéuticas para abordar las
conductas delictivas, a saber:
1) Esquemas de terapias psicodinámicas y no directivas individuales y grupales.
2) Déficit educativo e intervenciones educativas.
3) Aprendizaje del comportamiento delictivo e intervenciones conductuales
4) Habilidades de interacción social y programas cognitivo-conductuales.
5) Teoría de la disuasión penal y el endurecimiento de los regímenes de vida en prisión.
6) Ambientes institucionales profilácticos y comunidades terapéuticas.
7) Evitación del etiquetamiento.
8) La terapia de esquemas.
9) Modelo de la terapia dialéctica conductual.
Los programas son más eficaces cuando se aplican a delincuentes de alto riesgo, de manera
intensiva y focalizada en las necesidades criminógenas.
Cuando la población penal a tratar está conformada por internos con patologías psiquiátricas
asociadas a la conducta delictiva, como pueden ser los trastornos de personalidad o psicopatías,
los resultados son inciertos, ya que no es solo tratar la conducta delictiva propiamente dicha.
El riesgo delictivo, puede ser reducido mediante tratamientos efectivos, con preponderancia de
intervenciones grupales de tipo cognitivo-conductual, orientadas al comportamiento antijurídico.
Los tres principios más ampliamente reconocidos son los: riesgo, necesidad y responsividad o
disposición al tratamiento.2
Principio de riesgo: establece que el nivel de tratamiento que ha de recibir un delincuente, debe
ajustarse a su nivel de riesgo. Esto es, delincuentes de mayor riesgo requieren niveles intensivos
2
Andrews, D. A., Bonta, J. L., & Hoge, R. D. (1990). Classification for effective rehabilitation: Rediscovering psychology.
Criminal Justice & Behavior, 17, 19-52.
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Andrews, D.A. y Bonta, J..- (2003). The psychology of Criminal Conduct. Cincinnati: Anderson (3° edición)
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de tratamiento, mientras que los infractores de más bajo riesgo requieren niveles mínimos de
intervención.
Principio de necesidad: identifica dos grandes tipos de necesidades en el interno: las criminógenas
(estáticas y dinámicas) y las no criminógenas. Las necesidades criminógenas dinámicas son
aquellos factores de riesgo que, al poder ser modificados, se asocian con cambios en la
reincidencia. El tratamiento efectivo para el interno, será aquel que se enfoque
fundamentalmente hacia este tipo de necesidades.
Una adecuada asignación de recursos implica que los mismos sean destinados proporcionalmente
con el riesgo que presentan los utilizados en tanto se dirijan los internos de alto riesgo, y es
responsabilidad de los profesionales, seleccionar los perfiles para el programa de tratamiento.
Teniendo en cuenta el principio de riesgo, se deberá controlar con especial cuidado el abandono
de los participantes del tratamiento, así como la expulsión del programa, a los fines de evitar llevar
adelante el plan de sentencia con un grupo de internos de bajo riesgo. El tratamiento es más
efectivo, cuando se dirige a los factores dinámicos ligados a la criminalidad y a la violencia
(factores criminógenos). Los factores criminógenos vinculados a la violencia son, por definición,
dinámicos o modificables por naturaleza y deberían ser considerados como objetivos del
tratamiento, los factores dinámicos, son los vinculados a la violencia, tales como: actitud criminal,
control emocional y agresión interpersonal. En contraste, los factores de riesgo estáticos, como el
historial delictivo o lanencarcelación, pueden predecir la violencia, pero no son modificables, y no
es conveniente incluirlos como objetivos tratamentales.
Nivel motivacional: tiene como objetivo impulsar la motivación del interno para participar en el
programa de tratamiento específico a través de entrevistas grupales e individuales.
Nivel de intervención: las sesiones son siempre en grupos, con una duración de 90 a 120 minutos,
dos a tres veces por semana, durante aproximadamente un año.
Nivel intensivo: con técnicas cognitivas-conductuales dirigidas a modificar los factores que
intervienen en la génesis de la agresión: conciencia emocional (identificar la ira y aumentar el
autocontrol), empatía con el sufrimiento de la víctima, las distorsiones cognitivas, los mecanismos
de defensa y la prevención de recaídas (entrenamiento para anticiparse a situaciones de riesgo y
afrontarlas adecuadamente).Autoconocimiento del manejo de la ira.
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Subgrupos de tratamiento
1a. Intervención de contención profesional en personas que hayan sido procesadas o condenadas
por homicidio culposo, incluyendo algunos casos de homicidio preterintencional, destacando el
factor accidental como prioritario.
1b. Primarios procesados y/o condenados por un primer delito del cual se desprenda de la
manifestación del interno o de lo que surja del testimonio de sentencia, que no hubo una
intención previa, anticipada, y no había un ánimo cierto de causar un daño grave, tanto en su
forma como en los medios empleados.
2. Grupo de reflexión y tratamiento para internos con causa de homicidio simple primarios
(procesados y condenados).
3. Grupo de tratamiento y reflexión para internos reincidentes y/o con delitos contra la propiedad
a los que se sume un delito contra las personas.
Se utilizará para ingresar a la reunión de reflexión sobre delito de homicidio, la firma del acta de
consentimiento informado correspondiente, la que se realizará de manera individual.
Surgirá como resultado de las entrevistas iniciales, el nivel motivacional que posea el interno para
emprender un tratamiento.
Se requiere no tener comorbilidad con patología aguda o patología psiquiátrica (que se halle
descompensado). A fin de evaluar cada caso en particular, se solicitará la intervención de la
Dirección de Sanidad, priorizando la integración al tratamiento.
Que no sea concurrente con delitos contra la integridad sexual, para lo cual se propone su
Incorporación al programa P.O.S.
Tipos de tratamiento
Inclusión al dispositivo
Por demanda espontánea de internos que necesiten una contención profesional específica a su
problemática derivada de la tipología delictiva, o dentro de una convocatoria programada/
estipulada:
-Etapa del tratamiento de contención profesional en el momento en que los internos ingresan a
los establecimientos penales, luego de haber sido detenidos.
-Tratamiento de contención profesional en el momento en que al causante se lo notifica de su
condena (incorporación al régimen de condenado).
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- Etapa de trabajo en su paulatino regreso al medio libre: en esta etapa se propondrá el trabajo
con referentes, posibilidades laborales, adaptación al grupo social de pertenencia, expectativas
frente al medio libre.
Objetivo general
Proveer herramientas terapéuticas a los internos, a fin de que su proceso de detención y privación
de libertad, pueda ser utilizado para lograr un cambio positivo en sus conductas y estructuraciones
cognitivas, a fin de poder incorporar modelos más ajustados a la vida social.
Objetivos específicos:
Disminuir el riesgo de reincidencia delictual mediante el abordaje de factores
criminógenos.
Trabajar sobre el entendimiento del valor de la Vida Humana, propia y ajena, como un
Bien socialmente apreciado y jurídicamente protegido.
Trabajar para lograr la reinserción social del interno, como así también su reinserción
laboral.
Trabajar para lograr el intercambio y la reflexión con sus pares acerca de la problemática
que se aborda, vinculada al delito.
PASO 1
Etapa de preadmisión: Motivación al tratamiento
El primer estadio es el de pre-tratamiento. Se le informará al interno sobre las características del
tratamiento, de sus beneficios y se buscará conocer las motivaciones del sujeto para el mismo.
Esta etapa se lleva a cabo con entrevistas individuales. Dado que esta etapa consiste en lograr una
buena motivación del interno para incorporarse al tratamiento, se sugiere que se realicen la
cantidad de entrevistas que el profesional considere necesarias, con un mínimo de tres
entrevistas.
Pasar de esta etapa a la de tratamiento, requiere que el interno se comprometa al cambio y junto
al profesional interviniente, llegue a conocer sobre los objetivos de la intervención.
La estructura de la sesión semanal puede iniciarse revisando el listado de comportamientos
detectados, tales como actos violentos, abuso de sustancias, engaños, emociones y experiencias,
como el aburrimiento, como así también del uso de habilidades durante la semana.
PASO 2
Si el interno acepta voluntariamente incorporarse al tratamiento, se firmará el correspondiente
consentimiento informado. Anexo I y Acta de Compromiso.
PASO 3
Incorporación al Dispositivo Grupal.
OBSERVACIÓN: En caso que el interno se niegue a la participación en el Tratamiento en su
abordaje Grupal, se le ofrecerá un espacio de trabajo terapéutico individual.
“El interno será informado de las características generales del abordaje y del modo de evaluación”
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A los fines de evitar diferencias en las interpretaciones en las evaluaciones del desempeño de los
internos, sean estas al finalizar el tratamiento o durante el mismo, se sugiere la siguiente
modalidad de trabajo para las diferentes técnicas de abordaje:
El profesional interviniente, confeccionará una ficha junto al interno, mencionando aquellos temas
que este último desea abordar en el tratamiento.
El terapeuta puede colaborar, orientando y sugiriendo los temas a abordar. Se recuerda que lo
mejor es trabajar sobre los factores criminógenos.
Abordaje individual y/o grupal para internos primarios procesados a su ingreso al establecimiento
penitenciario.
En este dispositivo pueden ser incluidos aquellos internos que revistan calidad de procesados, es
decir que experimentan las expectativas propias del paso previo al dictado de sentencia, internos
procesados que se hayan adherido al Régimen de Ejecución Anticipada Voluntaria (REAV) e
internos condenados, que ya han sido notificados de la sentencia condenatoria.
TALLERES
En líneas generales, los Talleres a desarrollarse tendrán una duración estimada de cuatro a seis
meses, llevándose a cabo, una o dos reuniones semanales, por lo que se prevén entre 25 y 45
encuentros, con una duración de cada uno de ellos, de 90 a 120 minutos.
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Los encuentros serán grupales con dos (02) coordinadores a cargo: un psicólogo, preferentemente
con orientación cognitivo- conductual y otro profesional que actuará como un observador
participante. Asimismo, se podrá solicitar la colaboración de otro agente, si los profesionales lo
consideran pertinente.
Los grupos no deberán superar los doce (12) integrantes. Se deberá contar con un espacio áulico.
En relación a los recursos didácticos, los responsable del programa entregarán a los participantes,
un cuaderno que deberán utilizar por todo el período que dure el taller.
Durante los primeros encuentros, los profesionales explicarán a los internos, la temática y
modalidad del trabajo de los distintos talleres, y analizarán las ideas previas y los modos de
resolver conflictos con los que cuentan los internos, y las alternativas a estas modalidades.
Es dable destacar que el tiempo de cada tema a desarrollar y del taller en general, como así
también la cantidad de reuniones, se deberán ir adaptando a cada grupo en particular, ya que no
todos los sujetos responden del mismo modo al tratamiento, y no todos los grupos trabajan de la
misma forma.
Por otra parte, es posible que con algunos internos, y en situaciones excepcionales, sean
necesarias ciertas intervenciones clínicas adicionales (interconsulta con psiquiatría o con
neurología).
Objetivos:
Que los internos adquieran pautas sociales para la convivencia grupal, las actividades educativas y
laborales, propias del medio carcelario en que se encuentran. Manejo responsable de las
relaciones humanas intramuros, como así también, las modalidades relativas a las visitas.
Que los internos desarrollen hábitos saludables de higiene, normas de cuidado personal y respeto
a los demás, en el ámbito donde están alojados.
Se trabajarán pautas sociales básicas (saludos, disculpas, modales, técnicas de expresión verbal y
corporal, cortesía y cordialidad), hábitos de higiene (en lo personal y en el espacio físico que
habita), uso de vestimenta adecuada, respeto tanto al equipo tratante como a sus pares en la
convivencia diaria; respeto y cumplimiento de los horario de todas las actividades.
Objetivos:
Propiciar el desarrollo de habilidades cognitivas necesarias para realizar argumentaciones,
articulando el pensamiento lógico, reflexivo y crítico.
Privilegiar el uso de la palabra como forma de comunicarse y expresarse, frente a toda
manifestación de violencia, y el valor terapéutico de la misma.
Desarrollar habilidades de expresión y comunicación mediante el uso de diferentes
modalidades.
Elaborar estrategias que posibiliten establecer diversos diálogos, fortaleciendo y
potenciando la propia aceptación y la de los demás, el autoconocimiento y la autoestima.
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Maximizar las habilidades de interacción social a fin de entablar comunicaciones con el
otro, principalmente aquellas comunicaciones de índole afectiva, las que resultan
indispensables para interactuar con otra persona.
Desarrollo:
El profesional expondrá a los internos, los aspectos generales de la comunicación humana, como
punto de partida de las interacciones sociales, y posibilitadoras del cambio de esas interacciones.
Asimismo el profesional explicara los elementos básicos siguientes: Emisor (sujeto que emite el
mensaje, o fuente), Contenido del mensaje (temática), Canal (vías y medios que se utilizan para
transmitir el mensaje), y Receptor (sujeto que recibe el mensaje).
Primeras habilidades sociales: son las primeras que se aprenden. Son esenciales para crear y
mantener una buena comunicación. Escuchar, iniciar y mantener una conversación. Hablar en
público. Presentarse y presentar a otras personas. Dar las gracias. Realizar y aceptar un cumplido.
Habilidades sociales avanzadas: Una vez aprendidas las habilidades sociales básicas, se construyen
las habilidades sociales avanzadas para desenvolvernos en el mundo que nos rodea.
Habilidades vinculadas con los sentimientos: Conocer los propios sentimientos. Comprender los
sentimientos de los demás. Enfrentarse con el enfado del otro. Expresión justificada de molestia,
desagrado o enojo.
Habilidades sociales de negociación: Compartir algo. Ayudar a los demás. Conocer el autocontrol.
Respeto de los derechos propios y ajenos. Evitar generar problemas con los demás.
En cualquier situación interpersonal existe una gran cantidad de información que no es ofrecida
verbalmente. La información no verbal es tan importante o incluso más que la comunicación
verbal, por lo tanto hay que estar atento a ella.
Para el desarrollo de estos contenidos, los profesionales a cargo de los distintos talleres, podrán
seleccionar distintas actividades que conlleven el desarrollo de las habilidades sociales y
comunicativas, en el trabajo con las emociones, los sentimientos, la negociación, y la proyección al
futuro.
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Taller del control de la ira, la impulsividad y la hostilidad
Este taller, será apreciado como central en aquellos internos que hayan cometido un homicidio o
lo hayan intentado, como corolario de una situación de tensión que no se pudo resolver
adecuadamente, fomentando el compromiso con la tarea.
Desarrollo
Se describe a los internos la emoción de la ira, y los procesos mediante los que la misma se genera.
Se solicita a los internos que den ejemplos de situaciones y conductas de enojo e ira de una
persona con otra.
Que elaboren ejemplos de episodios ocurridos dentro o fuera del penal, efectuando un listado de
situaciones de ira y de sus posibles consecuencias.
Poner en común los ejemplos listados y las causas posibles que desencadenan los episodios.
Debatir e intercambiar opiniones sobre los ejemplos expuestos entre los integrantes del grupo.
A partir de los ejercicios efectuados anteriormente, se van a observar las consecuencias negativas
derivadas de la expresión de la ira y se podrán identificar quienes fueron las personas perjudicadas
(parejas, hijos, padres, amigos, etc.).
Ayudar a identificar otras formas de resolver el mismo problema, a partir de concientizarse sobre
las consecuencias de la expresión de la ira.
Se propondrá que efectúen un auto-registro para que los días siguientes (antes de la próxima
sesión), describan los episodios de ira experimentados por ellos, los antecedentes que los
precedieron y las gratificaciones que los siguieron.
En la siguiente sesión, se revisan y ponen en común los auto-registros efectuados, reforzando lo
hecho por cada uno y corrigiendo los mismos.
Se puede ampliar la actividad con la proyección de alguna película o la lectura de algún texto,
donde se refleje una situación en que el protagonista haya experimentado ira y se haya
comportado de forma agresiva.
Luego, se podría debatir en el grupo el uso de la agresión para expresar la ira y qué alternativas a
la violencia podrían existir.
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Que el interno adquiera pautas para enfrentarse con el problema de la inmediata gratificación, sus
impulsos y expectativas, trabajando de modo de adquirir mayor tolerancia a la frustración.
Identificar y explicar los efectos negativos del delito cometido (por ejemplo, la pérdida de la
familia, la pérdida de la libertad, la pérdida del trabajo, las dificultades propias de la vida
carcelaria, la culpa, los remordimientos, etc.).
Desarrollo:
El coordinador efectuará una exposición y/o presentará un ejemplo en el que los internos
participantes deberán identificar el problema de la inmediata gratificación (PIG).
Para dar inicio al taller, generar un espacio de debate y observar las apreciaciones de las personas
privadas de la libertad, se presentará un caso de apertura, en donde se describa una situación en
la que se ilustre sobre la gratificación inmediata vs. la tolerancia a la frustración.
Luego de la exposición del caso, el profesional dará inicio a una serie de preguntas a los efectos de
provocar un debate entre los internos, acerca de la situación expuesta y el papel primordial que
desencadena el problema de la inmediata gratificación.
Una vez terminada la discusión sobre el caso, los mismos deberán reconocer sus problemas de la
inmediata gratificación, para descubrir los indicadores externos e internos que estimulan y
provocan dichos problemas en ellos.
Otra actividad relacionada: identificar y listar situaciones, en la semana siguiente, que se
relacionen con la inmediata gratificación en la vida intramuros, incluyendo situaciones
relacionadas con la visita, para ser trabajadas en las sesiones siguientes.
Correlacionar el modo de pensar-sentir y actuar.
Cabe señalar que un grupo importante de conductas habituales provienen del estilo de vida del
sujeto, por ejemplo, el abuso o la dependencia de sustancias psicoactivas (alcohol, drogas, etc),
relacionadas a su historia vital o vinculadas al delito.
El terapeuta deberá tener siempre en consideración, enseñándoles en todo momento que la
cuestión de la gratificación inmediata/frustración, no es una cuestión interna que no puedan
dominar, sino una respuesta que con esfuerzo se puede reducir. Una vez reconocido el PIG, los
internos deben aprender a reconocer el impulso desde la objetividad (por ej. Sustituir “realmente
quiero tener dinero o un objeto”, por “estoy experimentando el impulso de querer obtener eso”).
Al externalizar y etiquetar el impulso y mirarlo desde los ojos de un observador, el sujeto reduce la
tendencia a identificarse con los impulsos y sentirse abrumado por la satisfacción inmediata.
Objetivo:
Se pretende facilitar la comprensión y aceptación de los propios comportamiento agresivos y
violentos, los cuales se desarrollan por causas que generan un proceso que puede ser conocido y
prevenido parcial o totalmente.
Que los internos ponderen otras formas de solucionar los conflictos.
Desarrollo:
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Se describe a los internos la conducta agresiva y se explica que la misma se encuentra
íntimamente relacionada con la forma de expresar la frustración o vinculada a una forma de
resolver los problemas.
Dicha conducta puede desarrollarse por diferentes factores: la cultura que nos rodea, la respuesta
ante el conflicto, factores de la propia naturaleza del individuo, factores ambientales y sociales, y
otros factores personales.
Cuando se realiza una conducta violenta, se encuentra siempre asociada a los siguientes
componentes:
Los PENSAMIENTOS o IMÁGENES que surgen de forma más o menos clara y más o menos rápida.
El profesional ayuda a las personas a analizar cada uno de los componentes que se afectan cuando
se genera o desarrolla el proceso que conlleva a la conducta violenta a través de un ejercicio de
auto-observación individual (pueden realizar un registro de tales pensamientos, emociones y
conductas previas – cadena de factores-), y luego, su puesta en común en el grupo.
El terapeuta podrá subrayar el proceso básico de la pauta agresión-ira-violencia; plantear en qué
medida considera el interno que este proceso es real, cómo se da en sus propias conductas y en
qué medida puede ser cambiado, y reemplazado por otras actitudes y conductas.
Posteriormente, se deberá efectuar el planteamiento respecto a la relevancia que tiene para la
propia valoración de la realidad, la interpretación cognitiva que se realiza de ella, y cómo las
personas actúan movidas por su sistema de creencias, y su interpretación de la realidad.
El propósito del taller se orienta específicamente a trabajar sobre la empatía de los internos en
relación a las consecuencias de sus actos, consiguiendo que entren en contacto con el mundo de la
víctima (en el caso particular de los homicidas, serían los familiares de las victimas), reconociendo
su sufrimiento y el alcance de sus actos.
Objetivos:
Que el interno logre:
Conocer los tipos de sensaciones, emociones y pensamientos que desarrollan las víctimas (directas
e indirectas).
Reconocer y conocer quien/es es/son las víctimas, sus consecuencias físicas y psíquicas.
Desarrollar y lograr identificar la capacidad de empatizar (ponerse en el lugar del otro), con la
víctima.
Para alcanzar los objetivos mencionados anteriormente, se propone el desarrollo de los siguientes
temas:
¿Quiénes pueden ser o fueron las posibles víctimas? Tipología víctimas. Empatía. Concepto y
desarrollo. Sentimientos positivos y negativos.
Responsabilidad de los actos cometidos frente a los familiares de la víctima. Desarrollo:
VICTIMAS-¿QUIEN ES LA VICTIMA?
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Entendemos por víctima, a toda persona que sufrió el daño derivado del hecho.
Víctimas pueden haber de muchos tipos, aunque realmente las que nos interesan son las víctimas
de delitos, y en concreto, los familiares de la víctima de un homicidio.
Nunca habrá una única víctima, siempre habrá más personas que vivirán con ella la agresión, que
las sufrirán y la recordaran constantemente.
Es muy frecuente que las personas cercanas a la víctima, necesiten recibir algún tipo de ayuda y
apoyo psicológico. La situación de la pérdida de un ser querido puede provocar una crisis
importante en la familia, sufrir consecuencias psicológicas graves.
Algunos de los daños psicológicos más comunes entre las victimas secundarias son:
Sentimientos de culpa, impotencia y frustración por no haber podido ayuda a evitar el
hecho.
Tristeza y angustia ante el sufrimiento que haya tenido la víctima y la elaboración del
duelo, depresión o melancolía.
Ánimo de venganza.
Alta agresividad.
Incertidumbre sobre la conducta a tomar a partir de la agresión.
Aislamiento como consecuencia de no saber qué hacer.
Actividad a desarrollar
El coordinador propondrá hacer que cada interno dibuje una figura humana y la asocie libremente
a las emociones, sentimientos y posibles cambios en la vida en general. La figura podrá ser tanto
de una víctima secundaria directa (familiar) o indirecta (no familiar).
Esta técnica puede ser utilizada también para identificar las sensaciones que se hubiera podido
generar en la propia familia del interno.
Se realizará una puesta en común de todos los internos participantes y se reflexionará sobre ello.
La actividad pretende que los sujetos sean conscientes de todas las víctimas que ha generado su
propia conducta reprochable.
La mejor forma de desarrollar la empatía es aprender a pensar en las otras personas, y en sus
sentimientos. La gente empática entiende los sentimientos de los demás, y, en alguna medida esto
podrá ayudar a que uno se responsabilice de sus propios actos.
A partir de las conclusiones que se fueran dando en el grupo, el coordinador podrá proponer que
cada interno participante, elabore un “informe de responsabilidad”, el cual ayudará a entender el
impacto de sus conductas, como conclusión del trabajo terapéutico.
El informe de responsabilidad es el reconocimiento de los hechos, no es sólo decir “si, yo lo hice”,
es llegar a hablar claramente de todo lo que ocurrió, de las circunstancias previas, del
involucramiento en los hechos, de factores que hayan desencadenado los sucesos, de lo que
realmente piensan, etc.
Reflexión grupal
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fuertes distorsiones cognitivas del agresor acerca de las conductas, los pensamientos y los
sentimientos, como así también, de los otros.
Con técnicas cognitivo conductuales, dirigidas a modificar los factores que intervienen en la
génesis de la agresión: conciencia emocional (identificar la ira y aumentar el auto control),
empatía con el sufrimiento de la víctima, las distorsiones cognitivas, los mecanismos de defensa
(asumir su responsabilidad en el delito) y la prevención de recaídas (entrenamiento para
anticiparse a situaciones de riesgo y afrontarlas adecuadamente). Autoconocimiento del manejo
de la ira.
Técnica de trabajo
En este taller participan aquellos internos que cuenten con condenas prolongadas y/o perpetuas.
La incorporación es voluntaria. Objetivos:
Mejorar su desempeño conductual intramuros y trabajar sobre la frustración que puede generar el
monto de la sentencia condenatoria.
Promover grupalmente la identificación sobre los sentimientos que surgen en torno a la condena y
la permanencia en el penal.
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Las técnicas a diseñar y las modalidades a trabajar con los internos, se irán estableciendo,
tomando en cuenta las edades de los mismos y el tipo de delito.
Objetivos:
Desarrollar Talleres Deportivos en donde los internos puedan vivenciar situaciones
relacionadas a las dinámicas deportivas, respetando las normas y límites que imparte la
actividad.
Compartir con sus pares dinámicas que impliquen la resolución de situaciones
problemáticas, favoreciendo la adecuada toma de decisiones en momentos de tensión.
Afianzar normas de cuidado, orden e higiene de los elementos, espacios y materiales.
Desarrollar actitudes de colaboración y respeto hacia sus pares y coordinadores de los
talleres.
Controlar las pulsiones afectivas aceptando la derrota y el triunfo como hechos normales
de la sana competencia.
Desarrollar y Afianzar los hábitos de higiene que permiten conservar la salud física y
mental.
Desarrollar espacios de reflexión que impliquen un análisis de lo trabajado en cada uno de
los encuentros del taller, valorando el trabajo interdisciplinario de cada una de las áreas
intervinientes.
Desarrollo:
Cantidad de participantes: 12 integrantes.
Duración de la Sesión: 60 minutos.
El trabajo será desarrollado por dos profesores de educación física, respetando el trabajo en
parejas pedagógicas. Los mismos deberán convocar a los internos participantes del taller antes de
iniciar el trabajo propiamente dicho, en donde le transmitirán cuál es el objetivo del trabajo de la
sesión, esto ayudará a que los participantes no presenten ansiedad por la actividad que se
abordará a futuro, permitiendo de esta manera, iniciar el trabajo más relajados.
Siempre se desarrollará un trabajo físico previo, teniendo como objetivo preparar física y
mentalmente al interno participante, observando de esta manera si los integrantes están en
condiciones de continuar con las tareas planificadas, donde se presentarán actividades que estén
relacionadas a la disciplina que se practicará. Los espacios de trabajo deben ser respetados y bien
delimitados, especificando las áreas de trabajo.
El desarrollo de la clase deberá iniciar con trabajos técnicos y tácticos específicos que desarrollen
las experiencias motoras de los participantes y que serán la herramienta para el posterior trabajo
en el deporte formal. Iniciar con trabajos simples, que se complejizarán en forma progresiva.
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reglado, no alcance niveles muy elevados de tensión y estrés, retornando a la actividad en forma
más calma.
Al finalizar la clase, los integrantes se reunirán con los profesores para poder compartir las
experiencias vividas en la sesión de trabajo dentro del taller, en donde los docentes a cargo,
deberán transmitir la importancia de un cierre de actividad cordial y respetuoso, y si no fuera así,
analizar qué llevó a que uno o varios de los integrantes estén molestos por alguna situación de
juego vivenciada, brindando alternativas diferentes para resolver los problemas presentados.
Es fundamental poder respetar cada uno de los momentos de la sesión antes descriptos, y de esta
manera, armar una estructura de trabajo normada que organice a los internos participantes. Cabe
destacar, que también es muy importante remarcar los progresos de cada una de las sesiones
trabajadas en el taller, demostrando interés no solo por las evoluciones individuales, sino también,
por el crecimiento del grupo de trabajo.
ANEXO 1
Modalidad:
De carácter voluntario, para iniciar la participación en el Programa. Una vez admitido, el interno
asumirá el compromiso de asistencia, pudiendo ser excluido en caso de inasistencias injustificadas
o nula participación.
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Técnicas: Aprendizaje de habilidades de interacción social, técnicas cognitivo-conductuales y
talleres temáticos.
Asimismo, su cumplimiento, será tenido en cuenta por el Consejo Correccional del establecimiento
que lo aloje, para la calificación trimestral de su guarismo conceptual, y avances en la
Progresividad, en el conjunto de las demás pautas fijadas por cada una de las áreas de
tratamiento.
Respetar a los coordinadores de los grupos como así también a todo el personal.
ANEXO II
El interno luego de ser informado de las características del Programa de Tratamiento Especial
................a realizarlo (Consignar lo que corresponda)
SE NIEGA VOLUNTARIAMENTE
ACEPTA VOLUNTARIAMENTE
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Firmas correspondientes a los intervinientes.
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