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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Maestría en Psicoanálisis

Trabajo monográfico
Lo femenino y el superyó: algunas notas y
encrucijadas

Curso: MP 1410 Teoría psicoanalítica I

Titular: Dr. Prof. Osvaldo L. Delgado

Maestrando: Lic. Nicolás Andrés Dedovich (DNI 29867991)


Lo femenino y el superyó: algunas notas y encrucijadas

“el psicoanálisis, por su particular naturaleza, no pretende describir qué es la


mujer -una tarea de solución casi imposible para él-, sino indagar cómo
deviene, cómo se desarrolla la mujer a partir del niño de disposición bisexual”
(Freud, 1933, 108).

Lo femenino...antes y después, algunas pinceladas sobre la


cuestión

Punto de partida, la pregunta (que no será contestada aquí) de una mujer: “Si
lo femenino está en relación al S de A barrado, entonces no sólo compete al
goce” se podría entonces establecer una primera diferenciación entre “goce
femenino” y “lo femenino”.

En el Tabú de la virginidad (201), Freud escribe “…la sexualidad


inacabada de la mujer” que podemos ubicar del lado de lo abierto, infinito.
Lacan reescribe en el seminario 20 que la mujer es No-Toda y habla de un
goce del orden del infinito (124).

En la misma línea, Osvaldo Delgadoi ubica una dimensión de lo


femenino en los siguiente términos:“la mujer, como lo ajeno, nombra
radicalmente al Otro sexo y hace emerger la dimensión de la angustia”ii.

En esta línea, Isabel Durand en su libro El Superyó, femenino agrega


que “la articulación entre el Superyó y el goce femenino es el sin límite. Y si el
superyó es femenino, es porque el goce lo es”iii.

Surge la pregunta de cómo callar (si tal acción es posible), o qué


tratamiento dar a la voz del superyó, esa voz inarticulada, punto de goce
inasimilable.

E. Laurent, por su parte (Posiciones femeninas del ser), advierte que la


surmoitie del Atolondradicho, la voz del superyó es un llamado, un canto de
sirenas que ordena al sujeto acercarse al Otro goce, al goce más allá del falo.
Tal y como lo dice el mismo Lacan en este pasaje, es un llamado a hacer de

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Otro, a convertirse en Tiresias, quien sí tuvo acceso a ese suplemento. A las
voces de sirenas que piden: “hazte todo para mí”, hay que responder: no hay
Otro del Otro, nadie tiene la última palabra, la palabra que convendría a la
exigencia del llamado femenino. Hay que partir de ese goce en tanto ex-siste,
es preciso que haya un mínimo desplazamiento que permita acceder a las vías
del decir, al punto del S(A).

Recopilando: el goce en la mujer no puede reducirse a la lógica fálica,


hay allí una otra dimensión en juego, no complementaria, sino suplementaria
de lo fálico (que excede, pero no completa). Se afirma entonces que las
mujeres están de lleno en lo fálico, pero no se reducen a ello. Existe entonces
lo que distintos autores leen como una dualidad del goce femenino (Lacan, sem
19, Pág. 101).
Ahora bien: si el goce femenino en tanto diferente al goce fálico o
atravesado por lo fálico, preexiste en forma de lo inconmensurable, que debe
ser mediado por el nombre del padre para dar entonces como resultado la
fórmula de la neurosis (S/<>D). El estar ubicado “más allá del falo” de lo
femenino, es resultado de la condición previa de inconmensurabilidad,
recortada por la castración. El sujeto en relación a la demanda, pero no
demandado en su totalidad, no demandando el imperativo de “gozar
inconmensurablemente”.

En su conferencia 33 sobre la feminidad, Freud ubica lo que se lee a


menudo como salidas de la feminidad. En español, el término salida resuena
más ligado a punto de llegada, de algo que termina o se define.

“El descubrimiento de su castración es un punto de viraje en el


desarrollo de la niña. De ahí parten tres orientaciones del desarrollo: una
lleva a la inhibición sexual o a la neurosis; la siguiente, a la alteración del
carácter en el sentido de un complejo de masculinidad, y la tercera, en fin, a
la feminidad normal”.iv

Como puede verse, Freud no nombra a las salidas como tales, sino como
“orientaciones del desarrollo”. Orientaciones que pueden pensarse como

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formas de funcionamiento de lo femenino, a partir de la articulación de goce
inconmensurable (femenino) y la castración que relaciona a lo fálico.
Entonces, lo femenino como orientación necesita de la
inconmensurabilidad de la existencia del Otro (partículas elementales de los
seres parlantes) y de aquella ley que recorte cierta mesura, siempre en forma
de prohibiciónv (Freud, El sepultamiento del complejo de Edipo, 184). El
superyó como introyección edípica de los padres que nos legó Freud, se
tornaría un superyó, por así decirlo, de “segunda generación”. Masottavi,
leyendo a Freud, Ubica como caldo de este “Superyó arcaico” a “la primera y
más importante identificación: no es regresiva, ya que es anterior a toda carga
de objeto, es inmediata”. No obstante, Masotta también advierte que el
concepto de lo primario en Freud, aunque insistente, se presenta de forma
compleja, y podría remitir ambiguamente a la incorporación oral. La
identificación a estos “progenitores de la prehistoria personal” deja como saldo
una pieza menos explorada en la obra de Freud, que no se muestra pero se
insinúa en muchos puntos.
En el mismo artículo, Masotta pone en relieve la relación Superyó-ello:
“El superyó tiene su antecedente en el ello, o cobra a partir de él la escena
misma de su existencia; por dos razones: la indefensión infantil y el Edipo” vii
La identificación primaria (constitutiva del Syo arcaico), se sostiene en la
recepción de las sensaciones por parte del yo. Masotta distingue registro de
sensaciones, que son heterogéneas a los restos verbales y las
representaciones verbales (las dos últimas ya tramitaciones del incipiente
aparato). El yo como superficie que recibe la sonoridad de la voz (en Freud el
yo “endeble”), puede pensarse entonces en la siguiente secuencia (aunque la
idea de tiempo secuencial en psicoanálisis siempre es algo difusa):

 Tiempo 0 (necesario lógicamente): ¿yo? como “casquete receptor”,


recepción de sensaciones.

 1º movimiento: SYO arcaico, imperativo de goce.


 2º movimiento: fijación al objeto
 3º movimiento: fantasma (Syo. edípico)viii

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En Freud puede ubicarse un posible antecedente en su conferencia “Sueños y
ocultismo”:

“Uno se ve llevado a la conjetura de que esta sería la vía originaria, arcaica,


del entendimiento entre los individuos, relegada en el curso del desarrollo
filogenético por los métodos mejores de la comunicación con ayuda de
signos que se reciben mediante los órganos de los sentidos. Pero acaso el
método más antiguo permaneció en el trasfondo y podría imponerse aún
bajo ciertas condiciones; por ejemplo, en masas excitadas hasta la pasión.
Todo esto es todavía inseguro y rebosa de enigmas irresueltos, pero no hay
fundamento alguno para asustarse. Si existe una telepatía como proceso
real, cabe conjeturar que, a pesar de lo difícil de su comprobación, ha de
tratarse de un fenómeno muy frecuente. Respondería a nuestras
expectativas que pudiéramos pesquisarla justamente en la vida anímica del
niño. Nos viene a la memoria la representación angustiada, tan común en
los niños, de que sus progenitores se percatan de todos sus pensamientos
aunque no se los hayan comunicado -correlato cabal, y acaso la fuente, de
la creencia de los adultos en la omnisciencia de Dios-ix
(Freud, 1932)

Diferencia entre Lo Femenino inconmensurable y lo femenino infinito, del


Dios absoluto al Albedrío no tan libre.

Inconmensurable (RAE): significa lo que no se puede medir de ninguna


forma. Que no tiene principio ni final. El goce femenino es lo que no entra en la
cultura. Si algo no se puede medir, no puede entonces ubicarse en relación a
un orden. El orden estará dado por la prevalencia de un significante sobre
otros.

La voz, no como objeto, sino en su faceta de lo inconmensurable, debe


ser erradicada del registro del ser hablante, para volverse un, ahora sí, objeto.
Rose Paul Vinciguerra ubica en su testimonio “Había...hay” el “estaba mi padre
(Il y avait…) que luego de la intervención de Lacan resuena un “mi padre Dios”

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como conmoción del sujeto que se escucha y no puede ya escapar
neuróticamente de la conmoción del universo significante. Significante del
padre como santo de santos, internalizado a través del mandato paterno por
vía de la voz de la madre.

Para que lo inconmensurable se pueda tornar en infinito como


posibilidad, no del lado de la eternidad de Dios, sino de la posibilidad de la
religión singular.

“Padre eternizado, amor del padre muerto, ¿eran estas las únicas figuras que
podía aprehender de él? Es durante aquel análisis con Lacan que un sueño
hizo emerger de manera aguda la figura de un padre con un goce sin límites;
por primera vez, soñaba con él algunos decenios, después de su muerte.
«Estaba mi padre que…» El analista la interrumpió secamente; se escuchó a si
misma al bajar la escalera haber dicho «Yahvé mi padre»; ¿todo padre no es
acaso Dios?”x

Miller, en el artículo Jacques Lacan y la voz ubica que para un neurótico no hay
nada más desconcertante que “escucharse”.

“El sujeto no puede hablar sin oírse, es decir, su palabra propia incluye una
reflexibilidad espontánea”xi
No obstante, oírse no es lo mismo que escucharse, “El sujeto no puede
escucharse sin dividirse”xii
En el testimonio, la intervención analítica de corte produce la conmoción,
ese zumbido amorfo que es incorporado y persiste, toma un nombre que
permite, no erradicarlo, pero al menos nombrar con un “hay” aquel nombre que
por su naturaleza aniquila y vuelve locos a los mortales (Yavéh).

Vinciguerra da cuenta de algunos efectos de este “escucharse”

“Fue necesario con el pase "desprenderse de la idea de eternidad" al


mismo tiempo que de los "embrollos del amor y del deseo". Entonces la
eternidad pudo consentir al tiempo y el horizonte del infinito deshacerse. El

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enjambre de las huellas de sentido gozado del síntoma cesó de zumbar. Las
diferentes nombres del sujeto, los del síntoma, del fantasma tomaron lugar de
allí en más en el esquema de un síntoma lavado de todo pathos. El polo nocivo
fue erosionado. El lugar del goce, reducido el síntoma, se volvía barrera contra
este. El síntoma fue su "tutor". Ella consideró entonces que eso se sostenía y
que ella se sostenía allí en la nominación tan frágil como robusta que este
operaba.”

El analista sabe responder al superyó femenino, en tanto puede


reenviarlo a la verdadera lógica de la posición femenina que es denunciar los
semblantes que le dan consistencia al Otro. Si la posición del analista es tratar
el superyó femenino, el goce femenino confrontando al sujeto con la incidencia
en su decir del A barrado; sería posible pensar en un pasaje posible ¿del goce
femenino a lo femenino cómo proceso posible?

Se abre así una noción de infinito menos inabordable. Lo infinito por


definición es lo que no termina. Se postula la idea, por ejemplo, de que el
universo es infinito; no obstante, un sujeto puede orientarse mirando al cielo, si
conoce el nombre de algunas estrellas.

Bibliografía consultada
 Delgado, O. (2005) La subversión freudiana y sus consecuencias,
Buenos Aires, JVE Ediciones.
 Durand I. (2008) El Superyó, Femenino, Buenos Aires, Tres Haches.
 Freud S. (1918 [1917]) El tabú de la virginidad. (Contribuciones a la
psicología del amor, III). En Obras Completas, Tomo XI, Buenos Aires,
Amorrortu.
 Freud, S. (1924) El sepultamiento del complejo de Edipo. En Obras
Completas, Tomo XIX, Buenos Aires, Amorrortu.
 Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis, Conferencia 30º Sueños y ocultismo. En Obras Completas,
Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu.

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 Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis, Conferencia 33º La femenidad. En Obras Completas,
Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu.
 Lacan, J. (1975-1976) El seminario. Tomo XIX: … O peor. Paidos,
Buenos Aires.
 Lacan, J. (1976-1977) El seminario. Tomo XX: Aún. Paidos, Buenos
Aires.
 Laurent, E. Posiciones femeninas del ser (1997). Buenos Aires, Tres
Haches.
 Masotta, O. Sobre una Inconsistencia. En Escansión Vol. 1 (Junio 1984),
Buenos Aires, Paidos.
 Miller, J.A. (1997) Jacques Lacan y la voz. En La voz,
Colección Orientación Lacaniana, Buenos Aires, E.O. L.
 Vinciguerra R. Testimonio de pase “Había…hay” publicado en En página
web de la AMP: http://www.wapol.org/

i
El autor analiza los planteos hechos por Lacan en el seminario XVII (El reverso del psicoanálisis),
tomando como antecedente la lógica planteada en Totem y Tabú por Freud. Ubica así cuatro cortes para
entender la cuestión de lo femenino- entre ellos- el punto “c”: La mujer como ajeno.
ii
Delgado, O. (2005) La subversión freudiana y sus consecuencias, JVE Ediciones, Buenos Aires, Pág. 100-
101.
iii
Durand I. (2008) El Superyó, Femenino, Buenos Aires, Tres Haches, Pág. 99.
iv
Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, Conferencia 33º La
feminidad. En Obras Completas, Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu. Pág. 102.
v
“La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del
superyó, que toma prestada del padre su severidad, perpetúa la prohibición del incesto y, así, asegura al
yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto”. (Freud, El sepultamiento del complejo de
Edipo).
vi
Masotta,O. Sobre una Inconsistencia, En Escansión Nº1, Pág. 272/3.
vii
Ídem, Pág. 276/7.
viii
Queda como planteo para un futuro trabajo, la pregunta por la posibilidad de ubicar al complejo de
Edipo como estructurante entre el 2º y 3º movimiento.
ix
Conferencia 30 “sueños y ocultismo” Pág. 51-52
x
(N de T: En francés Il y avait –estaba -es homofónico de Yahvé)
xi
Miller, J.A. Jacques Lacan y la voz. En La Voz. Buenos Aires, Escuela de Orientación Lacaniana. Pág. 17.
xii
Ídem.

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