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Facultad de Psicología
Maestría en Psicoanálisis
Trabajo monográfico
Lo femenino y el superyó: algunas notas y
encrucijadas
Punto de partida, la pregunta (que no será contestada aquí) de una mujer: “Si
lo femenino está en relación al S de A barrado, entonces no sólo compete al
goce” se podría entonces establecer una primera diferenciación entre “goce
femenino” y “lo femenino”.
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Otro, a convertirse en Tiresias, quien sí tuvo acceso a ese suplemento. A las
voces de sirenas que piden: “hazte todo para mí”, hay que responder: no hay
Otro del Otro, nadie tiene la última palabra, la palabra que convendría a la
exigencia del llamado femenino. Hay que partir de ese goce en tanto ex-siste,
es preciso que haya un mínimo desplazamiento que permita acceder a las vías
del decir, al punto del S(A).
Como puede verse, Freud no nombra a las salidas como tales, sino como
“orientaciones del desarrollo”. Orientaciones que pueden pensarse como
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formas de funcionamiento de lo femenino, a partir de la articulación de goce
inconmensurable (femenino) y la castración que relaciona a lo fálico.
Entonces, lo femenino como orientación necesita de la
inconmensurabilidad de la existencia del Otro (partículas elementales de los
seres parlantes) y de aquella ley que recorte cierta mesura, siempre en forma
de prohibiciónv (Freud, El sepultamiento del complejo de Edipo, 184). El
superyó como introyección edípica de los padres que nos legó Freud, se
tornaría un superyó, por así decirlo, de “segunda generación”. Masottavi,
leyendo a Freud, Ubica como caldo de este “Superyó arcaico” a “la primera y
más importante identificación: no es regresiva, ya que es anterior a toda carga
de objeto, es inmediata”. No obstante, Masotta también advierte que el
concepto de lo primario en Freud, aunque insistente, se presenta de forma
compleja, y podría remitir ambiguamente a la incorporación oral. La
identificación a estos “progenitores de la prehistoria personal” deja como saldo
una pieza menos explorada en la obra de Freud, que no se muestra pero se
insinúa en muchos puntos.
En el mismo artículo, Masotta pone en relieve la relación Superyó-ello:
“El superyó tiene su antecedente en el ello, o cobra a partir de él la escena
misma de su existencia; por dos razones: la indefensión infantil y el Edipo” vii
La identificación primaria (constitutiva del Syo arcaico), se sostiene en la
recepción de las sensaciones por parte del yo. Masotta distingue registro de
sensaciones, que son heterogéneas a los restos verbales y las
representaciones verbales (las dos últimas ya tramitaciones del incipiente
aparato). El yo como superficie que recibe la sonoridad de la voz (en Freud el
yo “endeble”), puede pensarse entonces en la siguiente secuencia (aunque la
idea de tiempo secuencial en psicoanálisis siempre es algo difusa):
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En Freud puede ubicarse un posible antecedente en su conferencia “Sueños y
ocultismo”:
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como conmoción del sujeto que se escucha y no puede ya escapar
neuróticamente de la conmoción del universo significante. Significante del
padre como santo de santos, internalizado a través del mandato paterno por
vía de la voz de la madre.
“Padre eternizado, amor del padre muerto, ¿eran estas las únicas figuras que
podía aprehender de él? Es durante aquel análisis con Lacan que un sueño
hizo emerger de manera aguda la figura de un padre con un goce sin límites;
por primera vez, soñaba con él algunos decenios, después de su muerte.
«Estaba mi padre que…» El analista la interrumpió secamente; se escuchó a si
misma al bajar la escalera haber dicho «Yahvé mi padre»; ¿todo padre no es
acaso Dios?”x
Miller, en el artículo Jacques Lacan y la voz ubica que para un neurótico no hay
nada más desconcertante que “escucharse”.
“El sujeto no puede hablar sin oírse, es decir, su palabra propia incluye una
reflexibilidad espontánea”xi
No obstante, oírse no es lo mismo que escucharse, “El sujeto no puede
escucharse sin dividirse”xii
En el testimonio, la intervención analítica de corte produce la conmoción,
ese zumbido amorfo que es incorporado y persiste, toma un nombre que
permite, no erradicarlo, pero al menos nombrar con un “hay” aquel nombre que
por su naturaleza aniquila y vuelve locos a los mortales (Yavéh).
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enjambre de las huellas de sentido gozado del síntoma cesó de zumbar. Las
diferentes nombres del sujeto, los del síntoma, del fantasma tomaron lugar de
allí en más en el esquema de un síntoma lavado de todo pathos. El polo nocivo
fue erosionado. El lugar del goce, reducido el síntoma, se volvía barrera contra
este. El síntoma fue su "tutor". Ella consideró entonces que eso se sostenía y
que ella se sostenía allí en la nominación tan frágil como robusta que este
operaba.”
Bibliografía consultada
Delgado, O. (2005) La subversión freudiana y sus consecuencias,
Buenos Aires, JVE Ediciones.
Durand I. (2008) El Superyó, Femenino, Buenos Aires, Tres Haches.
Freud S. (1918 [1917]) El tabú de la virginidad. (Contribuciones a la
psicología del amor, III). En Obras Completas, Tomo XI, Buenos Aires,
Amorrortu.
Freud, S. (1924) El sepultamiento del complejo de Edipo. En Obras
Completas, Tomo XIX, Buenos Aires, Amorrortu.
Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis, Conferencia 30º Sueños y ocultismo. En Obras Completas,
Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu.
6
Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al
psicoanálisis, Conferencia 33º La femenidad. En Obras Completas,
Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu.
Lacan, J. (1975-1976) El seminario. Tomo XIX: … O peor. Paidos,
Buenos Aires.
Lacan, J. (1976-1977) El seminario. Tomo XX: Aún. Paidos, Buenos
Aires.
Laurent, E. Posiciones femeninas del ser (1997). Buenos Aires, Tres
Haches.
Masotta, O. Sobre una Inconsistencia. En Escansión Vol. 1 (Junio 1984),
Buenos Aires, Paidos.
Miller, J.A. (1997) Jacques Lacan y la voz. En La voz,
Colección Orientación Lacaniana, Buenos Aires, E.O. L.
Vinciguerra R. Testimonio de pase “Había…hay” publicado en En página
web de la AMP: http://www.wapol.org/
i
El autor analiza los planteos hechos por Lacan en el seminario XVII (El reverso del psicoanálisis),
tomando como antecedente la lógica planteada en Totem y Tabú por Freud. Ubica así cuatro cortes para
entender la cuestión de lo femenino- entre ellos- el punto “c”: La mujer como ajeno.
ii
Delgado, O. (2005) La subversión freudiana y sus consecuencias, JVE Ediciones, Buenos Aires, Pág. 100-
101.
iii
Durand I. (2008) El Superyó, Femenino, Buenos Aires, Tres Haches, Pág. 99.
iv
Freud, S. (1933 [1932]) Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, Conferencia 33º La
feminidad. En Obras Completas, Tomo XXII, Buenos Aires, Amorrortu. Pág. 102.
v
“La autoridad del padre, o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del
superyó, que toma prestada del padre su severidad, perpetúa la prohibición del incesto y, así, asegura al
yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto”. (Freud, El sepultamiento del complejo de
Edipo).
vi
Masotta,O. Sobre una Inconsistencia, En Escansión Nº1, Pág. 272/3.
vii
Ídem, Pág. 276/7.
viii
Queda como planteo para un futuro trabajo, la pregunta por la posibilidad de ubicar al complejo de
Edipo como estructurante entre el 2º y 3º movimiento.
ix
Conferencia 30 “sueños y ocultismo” Pág. 51-52
x
(N de T: En francés Il y avait –estaba -es homofónico de Yahvé)
xi
Miller, J.A. Jacques Lacan y la voz. En La Voz. Buenos Aires, Escuela de Orientación Lacaniana. Pág. 17.
xii
Ídem.