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MANEJO DE LA RABIA
La rabia nos indica que sentimos o pensamos que algo está equivocado y/o nos representa una amenaza, y debe
ser manejado. Muchas veces nos indica que alguien o algún comportamiento ha traspasado nuestros límites y está
amenazando nuestra dignidad como personas.
La rabia puede convertirse en poco sana o francamente tóxica cuando no es reconocida, cuando se vuelca contra
uno mismo, o cuando las acciones que llevamos a cabo lesionan a otro ser humano. Cuando la rabia no es
adecuadamente manejada puede dañar nuestro espíritu, nuestra mente y nuestro cuerpo.
Identifica tu rabia
Conoce la respuesta psíquica y física que puede producirte este estado de ánimo:
1. Rabia enmascarada. Se niega o se disminuye la rabia sentida, y puede sustituirse por otras emociones,
apareciendo en forma desmedida en cualquier oportunidad.
2. Rabia Explosiva. Puede incluir la supresión por un tiempo de la rabia y luego su salida descontrolada y
frecuentemente peligrosa pero en con fundamento no en cualquier oportunidad.
3. Rabia Crónica. Se suprime en forma prolongada y se revierte en consecuencias físicas. (cortes en las
muñecas, autoagresiones físicas)
4. Rabia Sana. Se reconoce como una emoción normal, defensiva, parte de la vida. Se expresa
asertivamente de forma que pueda ser entendida por los demás y que pueda llevar a cambiar la situación
problema. Siempre debe expresarse en primera persona: "Yo me siento furioso o furiosa, cuando
usted..."
Ejercicio # 1
Cuando yo era niño, niña o joven, puedo recordar haber estado enojado por:
1.
2.
3.
Ejercicio # 2
Ejercicio # 3
1.
2.
3.
4.
5.
Ejercicio # 4
Ejercicio # 5
Ejercicio # 6
Ejercicio # 7
Mis padres.
Mis hermanos.
Mi pareja.
Mis amigos.
Mis hijos.
Mis compañeros.
Mis vecinos.
Ejercicio # 8
1.
2.
3.
4.
5.
TÉCNICAS BÁSICAS PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Escucha. Cuando discutimos con una persona, a veces estamos tan obsesionadas pensando en qué responderle que,
en realidad, nunca escuchamos con atención a lo que nos está diciendo. Por más que estés enojada o triste, haz el
intento por escuchar lo que la otra persona quiere o está intentando decirte. Saber escuchar es la clave para tener
un diálogo pacífico.
Nunca insultes. Más de una vez se nos habrá escapado un insulto cuando estamos furiosas pero ¡no lo hagas! Es una
de las peores cosas que puedes hacer. No solo no agrega nada positivo en la discusión sino que puede herir
gravemente al otro. Discutir es normal, pero ya cuando se falta el respeto hay que poner un límite.
Encuentra la raíz del problema. Muchas personas discuten por tonteras, porque nunca han podido resolver la
cuestión de fondo. Conocer lo que verdaderamente ocurre es la solución para no discutir en el futuro. Por ejemplo,
una sola causa puede provocar muchas peleas.
No siempre tienes razón. Cuando discutimos, uno siempre cree que tiene la razón, pero no siempre es así. Sé sincero
y honesto contigo mismo. Si internamente sabes que no tienes razón, entonces pide perdón y ponle un fin a la
discusión. Para terminar con las peleas de amigos o familiares es muy importante reconocer que a veces podemos
equivocarnos.
Olvida. ¿Realmente crees que vale la pena hacer un escándalo porque olvido devolverme un lápiz? Hay cuestiones
por las que no vale la pena pelear. Si te pones a pensar, muchas veces las discusiones comienzan por cosas sin
importancia. Si están discutiendo, pregúntate siempre a ti mismo: ¿vale la pena pelear por esto?
Comprométete. Si tienes personalidad fuerte, deben hacer un esfuerzo para evitar las peleas. A veces parece más
fácil pelear que hacer el esfuerzo por evitarlas ¿verdad? Comprometerse a ello es tu primera tarea.
Recuerda que la otra persona también siente: Si piensas en que el otro es igual a ti, siente como tu, no querrás
pelear con él todo el día ¿verdad? Y seguir con este circulo vicioso toda la vida que desgasta energía.
Empatía; capta e interésate también por el sentir y las perspectivas de los demás.
Hay muchas cosas que, a pesar de que nos lastiman o molestan, no podemos hacer nada al respecto.
Ya sea porque no tienen solución o porque ésta no depende de nosotros.
En ocasiones vivimos experiencias que nos hacen sufrir o nos enojan y no tenemos ningún control sobre ellas.
Enojarnos porque son injustas, porque no deberían de ser, etc., sólo aumenta nuestro dolor y coraje.
Por lo tanto, lo mejor es aceptarlas, es decir, reconocer que así son, que se están dando.
Con frecuencia el enojo no manejado y no expresado adecuadamente, a la persona que nos lo provocó, lo
descargamos en otras personas y estas pueden hacer lo mismo, dándose una cadena sin fin.
Por ejemplo, el jefe regaña al empleado, éste se desquita con su esposa, ella con los niños, ellos con el hijo de su
vecino que va llorando con su mamá, ésta se enoja y … así sucesivamente la cadena puede alargarse al infinito.
¿Cómo romperla?
Cuando se desquitan contigo, aunque sepas que es injusto, no discutas en ese momento.
Después, elige el momento adecuado y habla las cosas, utilizando técnicas adecuadas de comunicación.
Cuando tú estés enojad@, analiza bien las causas y busca resolver los problemas con la persona adecuada.
Utiliza las técnicas adecuadas para relajarte y tranquilizarte y si es necesario, comenta con la gente con la que estás
en esos momentos, que estás enojada y/o de mal humor, pero que no es con ellos.
No podemos dejar los problemas sin resolver, ni el enojo sin manejar, porque siguen surgiendo una y otra vez,
creando nuevas dificultades.
Por eso es importante hablar y aclarar las cosas con la persona involucrada.
Sin embargo, si estás muy enojado, antes de hablar, date un tiempo para disminuir tu coraje.
Hazlo, distanciándote físicamente de la situación o la persona.
Pero evita, durante ese tiempo, tener pensamientos que mantengan tu enojo.
Ser empático significa comprender a la otra persona, entenderla, ponerse en sus zapatos.
Cuando realmente podemos hacerlo, contactando con sus necesidades, sentimientos y pensamientos, podemos
entender la razón de su conducta.
Esto no significa que tenemos que estar de acuerdo con esa persona, pero sentir y ver las cosas desde su punto de
vista, nos ayuda a tener una perspectiva diferente y a eliminar el enojo.
5.- No personalices.
No des por hecho que cuando alguien hace algo que te enoja o lastima, es con la intensión de causarte un daño a ti.
Pensar así es un error, que arrastramos de nuestra infancia y que nos hace sufrir innecesariamente.
Si lo piensas, pregúntale a la persona involucrada, pero sin atacarla.
Utilizando una comunicación adecuada.
Cuando nos enojamos con frecuencia o cuando la gente lo piensa, es importante llevar un diario para darnos cuenta
de:
1. ¿Del 1 al 10, en donde 10 es mucho y 1 nada, cómo crees que calificarían los demás tu enojo?
2. ¿Cómo lo calificarías tú?
3. ¿Qué está sucediendo?
4. ¿Qué sucedió antes?
5. ¿Qué piensas de lo que sucede o de la persona que te provocó el enojo?
Responde objetiva y detalladamente estas preguntas, cada vez que te enojes, para conocer la frecuencia e
intensidad real, detectar qué tanto es un problema que te está afectando y cuáles son las causas.
Elige algunas técnicas adecuadas, para solucionar el problema.
Creemos, equivocadamente, que reconocer que nuestra autoestima es baja, indica que estamos mal, que somos
personas de "segunda".
Esto es un error.
Lo único que indica, es que tuvimos un aprendizaje equivocado en algunos aspectos y que sería conveniente que lo
trabajáramos, para sentirnos mejor y obtener mejores resultados en todo lo que hacemos.