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HIJO ADOLESCENTE
Publicado en 28 abril, 2012 por cardeli
INTRODUCCIÓN
El tema de la adolescencia nos interesa a todos porque o lo hemos pasado o lo estamos
sufriendo o tenemos recuerdos afortunadamente lejanos, pero lo que está claro es que, como
padres, o nos ha tocado o nos tocará alguna crisis adolescente. Nosotros como adultos la hemos
ya pasado, algunos hace mucho, pero ¿la recordamos todavía? ¿O se nos ha olvidado
totalmente, hasta el punto de no comprender qué pasa con nuestros hijos adolescentes?
¿Creemos realmente que son totalmente diferentes a los adolescentes que fuimos nosotros, no
nos damos cuenta de que pueden sentir igual, y que sólo han cambiado las circunstancias?
Empezaré leyendo una carta de una madre que creo es muy significativa, estoy segura de que
muchos de ustedes se van a sentir muy identificados. Dice así:
Pero esta crisis no sólo afecta a los propios hijos. La adolescencia está considerada como una
de las etapas de mayor estrés para los padres. Los hijos atraviesan un momento difícil, en el
que la rebeldía, el inconformismo, la crisis de identidad multiplican los conflictos. La
preocupación de los padres por el futuro de sus hijos, su educación, la influencia de sus amigos,
que no tomen alcohol, ni drogas, ni hagan mal uso del sexo,…se añade al propio conflicto
generacional.
¿Es necesaria la crisis de adolescencia para un desarrollo normal? ¿Cuándo debemos
alertarnos? ¿Es normal lo que le pasa a mi hijo?
DEFINICIÓN DE ADOLESCENCIA
La adolescencia es una época que sólo se recuerda feliz cuando se ha pasado y estamos en
plena madurez, e incluso puede añorarse, simplemente porque la hemos olvidado… No hay que
olvidar que etimológicamente adolescencia quiere decir crecer, desarrollarse pero
también padecimiento, dolencia. Encontrarse a sí mismo de nuevo es la difícil tarea en la que
está inmerso todo adolescente.
La adolescencia se define con una de mis frases favoritas, es de Jean Jacques Rousseau, el
filósofo francés, que decía que “la adolescencia era como un parto; en el primero nace un
niño y en el segundo, en éste, un hombre o una mujer”. Y yo añado que, como todo parto,
conlleva sufrimiento por ambas partes, inseguridad y miedo, pero que todo resulta más fácil si
tenemos más información, y podremos llegar con las técnicas adecuadas al “parto sin dolor”.
Por eso, el hecho de conocer qué es lo normal y qué no lo es, establecer un diagnóstico precoz
de cualquier anormalidad en dicho parto, puede sernos muy útil. El estar preparados, relajados
para ese momento, informados, puede ser la clave de que ese paso difícil para todos, de la niñez
a la edad adulta, sea lo menos traumático posible.
Por ello es imprescindible saber cuáles son las características normales de esta crisis de
adolescente, que tiene unos síntomas comunes, como vamos a ver a continuación.
CAMBIOS FISIOLÓGICOS
Empezaremos hablando desde el punto de vista fisiológico. Hablamos de cambios físicos que el
niño va a experimentar y para los que debemos ya haberles informado, para que no les coja
desprevenidos. Cuando hablamos de la adolescencia desde el punto de vista exclusivamente
físico, hablamos de pubertad. Se puede dividir en dos estadios:
Prepubertad: comienza con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, como
vello pubiano y en axilas, aumento de las mamas, etc.…
Pubertad propiamente dicha, que comienza en el chico con el cambio de voz y la
primera eyaculación, y en la chica con la primera regla o menarquia.
Los límites de edad entre los que nos manejamos, varían mucho, la media de aparición de la
pubertad es de 13 años para la chica, y 14 para el chico. Como ven, en esto, como en la
aparición del lenguaje, ganamos nuevamente las mujeres. Estos límites varían mucho y pueden
considerarse como límites extremos de los10 a los 15 años la aparición de la menarquia en la
chica, y entre los 11 y 17 para los chicos.
También aquí existen diferencias entre ambos sexos, a favor nuestro. En las chicas el proceso
de madurez se completa mucho antes. Por eso ustedes notan esa increíble diferencia entre un
chico y una chica de 15 años. Mientras que la primera ya nos está volviendo locos, el segundo
es aún nuestro niño, sin problemas, como siempre.
Pero ¿cuánto dura la pubertad? La mala noticia es que este proceso dura hasta cinco años en
algunos casos, y que, en la sociedad actual, el período de adolescencia y juventud, desde el
punto de vista social, por las dificultades de trabajo y emancipación, se alarga de forma
anormal hasta casi los 30 años, con la frustración que eso conlleva.
CAMBIOS PSICOLÓGICOS
Además de estos cambios fisiológicos, que son conocidos y aceptados por la mayoría de los
padres por poca que sea su información, se producen otros cambios psicológicos, que son
considerados como normales, pero que cogen desprevenidos a muchos padres, que consultan a
profesionales porque su hijo no es el mismo de hace un año, y tienen miedo de que le suceda
algo malo.
Los cambios son lo suficientemente importantes como para que los reconozcamos sin
problemas:
– Aburrimiento. Apatía ante todo, ante el estudio y ante las cosas que antes le gustaban.
– Trastornos del sueño y del apetito. Pueden adelgazar o, por el contrario, comer
continuamente, aunque en depresión es más frecuente lo primero.
– Sentimientos de inferioridad. Baja autoestima, se sienten menos que los demás, creen que
todos se dan cuenta de sus problemas y limitaciones.
– Dificultad para mantener relaciones sociales. Empiezan a salir poco, hasta que se quedan
todo el fin de semana en casa, habitualmente sin hacer nada.
En los adolescentes esta depresión puede no manifestarse como en un adulto, sino con
equivalentes que enmascaran dicho trastorno.
Es evidente que con unos padres autoritarios, que toman ellos las decisiones unilateralmente,
los hijos serán incapaces de hacer nada porque siempre tendrán miedo. Y, si la rigidez ha sido
mucha, lo más probable es que la crisis de oposición del chico o la chica sea mucho más grave.
No olvidemos que el temor y el miedo nunca han sido formativos. Debemos enriquecer su
personalidad, no anularla.
Aquellos que son superprotectores tampoco favorecen a los adolescentes, que serán chicos
tímidos, inseguros, incapaces de tomar decisiones, con un exceso de control paterno-afectivo,
que no es más que una forma de chantaje emocional. “¿te vas a ir? ¿Me dejas sola? Yo que
siempre me sacrifiqué”….
El otro tipo de padres, permisivos o igualitarios, hacen que casi no se distinga quién es quién.
En realidad suelen ser padres inmaduros, que no asumen la responsabilidad de la educación,
son despreocupados, negligentes, o con pocos recursos educativos. Padres que, por comodidad
o por temor a ser impopulares ante sus hijos, mantienen actitudes de concesión constante.
Ceden ante cualquier petición de los hijos. Esto es, sin duda, muy perjudicial, pues los niños
crecerán sin patrones adecuados de conducta, no podrán identificarse con un modelo paterno,
puesto que son colegas, y no podrán enfrentarse al mundo con la responsabilidad y la
formación adecuadas porque sus padres no la han tenido.
¿Cuál sería, pues, el tipo de padres que pueden educar sanamente a sus hijos? ¿Qué postura es
la adecuada para un buen desarrollo psicológico, emocional e intelectual del adolescente?
Es obvio que la manera de comunicarse define las relaciones entre las personas. La
comunicación es el hilo emotivo que nos une con los demás. Por eso, hablaremos hoy de las
características de una comunicación adecuada entre padres e hijos adolescentes.
– la orientación del cuerpo respecto del interlocutor (de frente, ladeado, de espaldas)
– el mismo silencio…
El comportamiento no verbal resulta imposible de ocultar, no se puede evitar enviar mensajes
a través de la cara o el cuerpo. Es imposible no comunicarse, especialmente en educación.
Siempre comunicamos más de lo que pretendemos. “El cuerpo dice a menudo lo que las
palabras no quieren o pueden decir”.
Pero la comunicación verbal y la no verbal no siempre van unidas. A veces decimos una cosa
con palabras y, al mismo tiempo, otra distinta con gestos. Por ejemplo, el niño me quiere contar
algo y le digo “te escucho”, dándole la espalda, continuando con lo que estoy haciendo y sin
mirarle ala cara. O cuando estoy riñendo al niño porque está hablando mal de su hermano, pero
sonrío ligeramente porque lo que ha dicho me ha parecido gracioso. O cuando le digo que no se
preocupe con la voz rota por la emoción.
Este “doble mensaje” puede entorpecer mucho la comunicación, ya que crea en el otro
perplejidad e incomprensión. Muchos estudios indican un mayor número de problemas en la
comunicación y la dinámica familiar cuando existen discordancias entre los mensajes verbales
y los no verbales, ya que puede dar lugar a ambigüedades y malentendidos.
Los mensajes se reciben por las dos vías del lenguaje: las palabras y el lenguaje del
cuerpo. El 90% de la comunicación emocional es no verbal.
Debemos estar atentos al lenguaje corporal: las palabras hablan de hechos; los músculos,
el tono de voz, mi cuerpo,…de sentimientos, de lo que sentimos acerca de esos hechos
objetivos.
Cuando exista inconsistencia entre ambos tipos de mensaje, el mensaje que más impacta,
el que se nos quedará grabado será el no verbal. “Más vale un gesto que mil palabras”.
Sólo nos comunicamos bien cuando el mensaje verbal coincide con el no verbal, cuando
transmitimos lo mismo con lo que se dice y con lo que se hace.
ESTILOS DE COMUNICACIÓN
Todos nos comunicamos de una determinada manera, tenemos nuestra forma particular de
comunicar.
LA ESCUCHA ACTIVA
¿En qué consiste?
Dar a entender, con nuestro lenguaje verbal y no verbal, que estamos escuchando lo que
nos dicen, haciendo sentirse mejor a la otra persona y fomentando que siga hablando. Le
hará sentirse no sólo escuchado sino comprendido.
¿Cómo se pone en práctica?
Con gestos:
Postura corporal receptiva.
Mirando a los ojos.
Moviendo la cabeza con gestos de asentimiento.
Usando un tono y un volumen de voz suaves.
Dedicándole tiempo, sin prisa.
Con palabras:
Indicando que se está atendiendo a lo que dice la otra persona: “ya veo”, “ajá”,
“entiendo”, “¡qué interesante!”, “¿en serio? ¿eso te pasó?”, “cuéntame más”, “¡no me
digas!”…).
Parafraseando o utilizando expresiones de resumen: “Si no he entendido mal…”, “o sea,
que lo que me estás diciendo es que…”.
Evitando:
Interrumpir al que habla.
Hacer otra actividad mientras el otro habla.
Minimizar sus sentimientos o sus problemas: “Venga, que esto no es nada…”. Una
respuesta común es “ojalá mis problemas fueran así de pequeños“. Pero los padres
deben saber que, para cada edad, los problemas tiene una significación distinta. Los
problemas de nuestros hijos adolescentes son realmente muy importantes para ellos.
Ofrecer ayudas o soluciones prematuras.
Juzgar.
Contar nuestra historia.
“Escuchen más a sus hijos, hablen menos”.
ESCUCHAR LOS SENTIMIENTOS: LA EMPATÍA
¿En qué consiste?
Escuchar activamente los sentimientos y emociones de los demás tratando de meternos
en su pellejo.
Empatizar no significa necesariamente dar la razón, sino más bien demostrar a la otra
persona que comprendes sus sentimientos.
¿Cómo se pone en práctica?
Observando y escuchando lo que dice con el cuerpo, la cara, los gestos…
Con gestos: Manteniendo contacto visual y adoptando una expresión facial apropiada a
los sentimientos que transmite el que habla.
Con palabras: “Entiendo que tendrás tus razones para sentirte así”, “parece que eso es
muy importante para ti”, “comprendo que te haya afectado”, “yo en tu lugar me
hubiera sentido igual”,”ya sé que no te gusta lo que hemos decidido tu padre y yo”…
“Quien no comprende una mirada de un niño, tampoco entenderá lo que le está contando”.
LOS “MENSAJES YO”
¿En qué consiste?
Son mensajes que, como su nombre indica, se envían en 1ª persona, se refieren a uno
mismo.
Consiste en centrarse en nuestros sentimientos a la hora de hablar de un problema, sin
juzgar al otro.
Al contrario que el “mensaje tú”, no recrimina o reprocha la conducta de los demás.
¿Cuándo ponerlo en práctica?
Nos facilitan la expresión de diferencias y desacuerdos. Es decir, nos van a ser útiles a la
hora de resolver discusiones y conflictos familiares, ya que tienen menos posibilidades
de provocar resistencia y rebeldía.
¿Cómo se pone en práctica?
Describir la situación o el comportamiento que me molesta o me crea problemas, sin
juzgar al otro: “Cuando ayer hiciste…”, “Estando…”.
Expresar sentimientos: “Me siento…”.
Pedir un cambio, expresar deseos: “Quiero que...”.
Recordar no hacerlo de forma general: “quiero que seas más educado”, “quiero que me
respetes” “quiero que no seas vago”; en lugar de eso, diremos “quiero que quites los pies de
mi mesa”, “quiero que cuando hablo me mires a los ojos y contestes a lo que te pregunto”,
“quiero que estudies tres horas diarias”.
Ejemplo 1:
Inadecuado: “Pero bueno, ¿tú eres tonto o qué?, ¿qué quieres, que te castigue todo el
mes o qué?, ¡haz el puñetero favor de hacer lo que te he dicho y venir en el autobús de
las 9! ¡Hombre, por favor, el crío, que se ha creído! ¡Y no le pidas a tu padre venir más
tarde porque ya lo hemos hablado! A ver si te crees que nos vas a tomar tú el pelo…”.
Adecuado: “Cuando me pides volver a las 10, y tú padre y yo ya te habíamos dicho que
volvieras a las 9 (descripción sin evaluación), me disgusta, me sienta mal que vuelvas a
insistir (expresión de sentimientos). Por favor, vuelve a la hora que te hemos
dicho (expresión de deseos)”.
Si nos parece adecuado, podemos también anticipar ventajas de lo que pedimos (así mañana
podemos levantarnos pronto e ir al pueblo…mañana tenemos mucho que hacer y tú tienes que
estudiar…) o adelantar inconvenientes de no cumplir lo mandado (si vienes tarde, tu padre y
yo te castigaremos sin salir el domingo…te dejaremos sin paga…).
Ejemplo 2:
Inadecuado: “No se qué pasa contigo, estamos a jueves y tú con el cuarto sin recoger,
pasando de todo, ¿es que no te da la gana de hacerlo o qué? ¡Tenías que haberlo
recogido ayer! ¿No ves que no se puede ir así por la vida?”.
Adecuado: “Cuando me dices que vas a recoger tu cuarto el miércoles y llega el jueves y
no lo has hecho…yo, de verdad, me siento incómodo por tener que recordártelo…me
molesta que no hayas cumplido tu obligación…por favor, cumple lo pactado y recoge
hoy tu habitación”.
SER POSITIVO Y RECOMPENSANTE
¿En qué consiste?
Es la habilidad de motivar.
Es expresar reconocimiento, reforzar verbalmente, destacar conductas que nos agradan
en el otro, lo que hará más probable que se repitan en el futuro.
¿Cómo se pone en práctica?
Utilizando expresiones positivas: “me gusta cómo has…”, “te felicito por…”, “¡jo, que
bien…!”, “yo sabía que serías capaz de…”, “estoy muy orgulloso de ti por…”.
Debe ser oportuno para no caer en el halago fácil o el “colegueo”, utilizándolo en el
momento apropiado.
Conviene no exagerar, tiene que ser sincero.
ACUERDO PARCIAL Y DISCO RAYADO
¿En qué consiste?
En escuchar y aceptar los deseos y sentimientos del otro, sin tener por ello que estar
completamente de acuerdo con lo que dice.
¿Cuándo ponerlo en práctica?
Cuando se trata de responder a réplicas y objeciones a nuestras órdenes, opiniones o
intentos de establecer acuerdos en determinados conflictos o problemas. Al responder al
“¿por qué no?”.
¿Cómo se pone en práctica?
El acuerdo parcial: “Entiendo que te sientas así…”, “es posible…”, “no dudo que
tengas razones para ello…”, “es verdad lo que dices…”.
La reafirmación de nuestra opinión, que se repetiría una y otra vez si hiciese falta:“pero
a pesar de ello…”.
Ejemplo:
Madre: Cuando no recoges la mesa, tal y como me habías prometido, me desagrada, porque se
incumplen los acuerdos y se altera la convivencia que estamos tratando de conseguir. Te pido,
por favor, que cumplas con lo acordado este mes. (Petición mediante un mensaje yo)
Hija: Es que es un rollo. (Réplica, que la madre escucha)
Madre: Es posible que sea una pesadez (acuerdo parcial), pero te pido que cumplas lo
acordado (disco rayado).
Conociendo estos cierraostras y abreostras, podemos conseguir un estilo de comunicación más
eficaz y beneficioso para la relación familiar, es decir, aprender a hablar para hacerse
comprender y aprender a escuchar para comprender al otro. Así conseguiremos mantener
siempre abiertas las vías de comunicación con nuestros hijos adolescentes. Muchas veces, más
de las que se cree, el único secreto para mejorar la relación con su hijo adolescente sería
fomentando una buena comunicación.
No tome la forma de ser del adolescente como algo personal: muchas veces la actitud
de los adolescentes puede ser desafiante o desconsiderada con los demás. En general, no
tienen las habilidades sociales suficientemente desarrolladas para tratar con los demás de
una forma adecuada, ni de su edad, ni mucho menos con personas mayores, y, en muchas
ocasiones, su comportamiento puede ser hiriente.
Muchas veces tendremos que recurrir a nuestro AUTOCONTROL, tanto de nuestras
reacciones físicas como de nuestros pensamientos y palabras. Si empieza a gritar, la
capacidad receptiva de su adolescente bajará a cero.
Cuando le escuche, póngase a la altura de la visión del mundo que tiene el
adolescente, no necesariamente de la verdad exacta de lo que ocurrió.
No podemos trasladar nuestras reglas y soluciones de adultos a los problemas de un
adolescente. Debemos respetar su manera de hacer las cosas, en la medida de lo posible.
Debemos dejar que aprendan de sus errores: que se equivoquen en sus decisiones, sufran
obsesiones pasajeras, fracasos con las amistades o los amores…
Lo que funciona bien para que un hijo le cuente sus cosas, no siempre funciona con
otro. Por ejemplo, su hija es muy abierta y habladora, pero su hijo es muy callado y
reservado. Pero sabiendo que su hijo disfruta con la música o que le gusta mucho leer, se
le puede acompañar con frecuencia a comprar discos o libros y aprovechar la ocasión
para hablar, en un lugar cómodo para él, en el que interesarse por sus gustos,
fomentando, de esta forma, que el hijo se abra a la comunicación son sus padres.
Cuando su adolescente comparta con usted alguna de sus preocupaciones,
agradézcaselo, hágale saber que aprecia su esfuerzo: “gracias por contarme esto”, “sé
que te habrá sido difícil hablar de esto”, “me alegra que hables conmigo cuando estás
preocupado”.
No se trata de “programar charlas”, ellos no se comunicarán cuando usted se lo pida,
sino más bien cuando ellos quieran. Se trata de estar disponible.
RECETAS PARA EDUCAR A UN ADOLESCENTE
Los tres ingredientes principales y básicos son empatía, sentido común y, sobre todo, mucho
amor: ponerse siempre en el lugar de su hijo, llegar a sentir como siente él (empatía), tratar de
ser lógico, no dejarse llevar por el dramatismo, ni por los demás, ser consecuente
(sentido común), y, sobre todo, quererle, pero quererle sin condiciones (amor, puro y duro, el
más difícil pero el mejor, el amor a los hijos).
Otros ingredientes:
Toneladas de:
Información: Informe a su adolescente y manténgase informado. La adolescencia es, a
menudo, una época para experimentar y, a veces, esto incluye comportamientos
arriesgados. No eluda los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el
tabaco; conversar con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se vea
expuesto a ellos aumenta las probabilidades de que su hijo actúe de forma responsable
cuando llegue el momento.
Kilos de:
Respeto a su privacidad: Para algunos padres esto es algo muy difícil. Creen que todo lo
que hacen sus hijos es asunto suyo. Pero cuando se trata de formar a un futuro adulto,
tener algo de privacidad se convierte en un derecho de ese futuro adulto. Si existen
señales de alerta que indican que puede haber problemas, usted se podría ver obligado a
invadir la privacidad de su hijo hasta que llegue al fondo del problema, pero, de lo
contrario, manténgase al margen.
Respete su espacio. El dormitorio de un adolescente y sus llamadas telefónicas, mensajes, e-
mails,…deben ser algo privado y no hay necesidad de que compartan con sus padres todas sus
ideas o actividades.
Supervisión pero sin tercer grado: Todos los niños, adolescentes o no, requieren
supervisión de los padres y usted tiene derecho a saber dónde estará su hijo y qué hace.
Pero no espere que le dé todos los detalles ni que lo invite a ir con él/ella. Establezca la
costumbre de que explique con quién sale y dónde podríamos buscarle en caso de
necesidad, que siempre lleve el móvil con la batería cargada y lo conteste siempre,…
Mucha cantidad de…
Escucha activa: Escuchar con atención lo que quieren explicarnos o preguntar. Cuando
hable con él, concéntrese en lo que dice. Y, sobre todo, nunca diga “ahora no tengo
tiempo”. Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar temas
que nos interesan a nosotros.
Una pizca de…
Establecer de antemano reglas apropiadas: Sepa ceder y ser flexible. Si su hora de
llegada no es la que el quiere, trate de negociar. Si se porta bien, el aumentar la hora de
llegada puede ser un premio. Tenemos que fijar normas y límites, pero a través del
diálogo, para que nuestros hijos acepten y asuman compromisos.
Tenga también previstas las sanciones. Hay que prever sanciones para el caso de que rompa
alguno de los compromisos o normas establecidas. Es inteligente tenerlas preparadas para
que no sean fruto de la improvisación ni desproporcionadas.
Crítica + elogios: En primer lugar, la crítica y la corrección deben combinarse con el uso
frecuente de elogios. Es decir, debe ser capaz de ver también lo que su hijo hace bien y
decírselo. Por muy desastre que le parezca su hijo, seguro que tiene también valores
positivos que debe esforzarse en reconocer. Además, es necesario corregir con mucho
cariño. Por tanto, la crítica debe ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin
apasionamiento. Cuidadosa, sin ironía, sin sarcasmo, como se corrige a un amigo.
Otro poco de…
Tomarlos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que
estamos de vuelta.
No sermonear… No aprovechar cualquier ocasión para soltarles “el mismo rollo”.
No hacer comparaciones. Es importante evitar, tanto cuando les hagamos propuestas
como cuando los censuremos, ponernos a nosotros mismos como modelos (“a tu edad
yo…”) o poner como ejemplo a otras personas (“mira tu hermano como…”, “deberías
aprender de tu primo”). Es injusto, ofensivo y un camino seguro para conseguir su
animadversión. En todo caso compárelo con él mismo (“seguro que lo conseguirás,
como cuando hiciste…”).
No se olvide de:
Libertad según responsabilidad: A mayor responsabilidad, mayor autonomía, y ante
faltas de responsabilidad, restricciones de autonomía. Si le engaña o falta a sus
compromisos, no le grite ni le riña. Explíquele con toda la calma de que sea capaz, que
ha faltado a nuestra confianza, por lo cual tendrá menos autonomía hasta que demuestre
que es digno de confianza.
La libertad y autonomía respecto al uso del tiempo libre, al uso del dinero, al horario de
llegada a casa, o a la gestión de sus estudios hay que otorgarla en función de la
responsabilidad demostrada. A mayor responsabilidad, mayor autonomía, y ante faltas de
responsabilidad, restricciones de autonomía.
Explique siempre por qué. Siempre que pida a su hijo que haga algo, explique por qué se
lo pide. No use expresiones como “porque lo digo yo“, “porque soy tu madre” o “porque
sí“.
No dude siempre. Deje que se explique. Dar crédito a lo que dice salvo cuando tenga
evidencia de lo contrario.
Espolvoree con…
El perdón cuando sea necesario. Usted puede perdonar y también pedir perdón, eso no le
hace más pequeño ante sus ojos sino más grande. Pedirle perdóncuando nos
equivoquemos o cuando, por falta de control personal, le gritamos o descalificamos.
Tiempo para él, para los dos. Él debe ser lo más importante. Compartan alguna actividad
(acompañarle a partidos, o actividades extraescolares, ver la fórmula uno, escuchar
música, ir de compras, etc…meterse un poco en su mundo…).
Comparta alguna preocupación personal con su hijo y pídale su opinión (temas al alcance
de su nivel madurativo: problemas de trabajo, de salud…); puede facilitar la
comunicación entre ambos.
Y el toque final para conseguir un buen resultado:
Asegurarle nuestra cercanía y afecto incondicional, independientemente de sus logros y
comportamiento. El adolescente también necesita sentirse seguro y querido por sí mismo.
No dé por supuesto que su hijo lo sabe, se puede expresar también físicamente cuánto le
quiere, con abrazos o besos, independientemente de la edad que tenga. Especialmente:
Quiérale… dígaselo….y demuéstreselo…
Recuerde que eso es lo único importante para que su hijo sea una persona feliz…y recuerde que
ese tiene que ser nuestro objetivo como padres…
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Esos monstruos adolescentes. Manual de supervivencia para padres. César Landaeta.
Editorial Alfa. 2008
Un adolescente en casa. Joan Carles Suris. Editorial: De Bolsillo. 2006
Un adolescente en mi vida: Manual práctico para la educación de los hijos.Diego
Maciá. Editorial: Pirámide. 2000
100 maravillosas formas de comprender a tu hijo adolescente. Trudy
Simpson.Editorial: Troquel. 1998
http://www.guiajuvenil.com
http://www.isabelmenendez.com
Fuente:
http://www.isabelmenendez.com/
http://clinicaisabelmenendez.wordpress.com/
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He leído con atención toda la información y me parece muy importante, ya que soy padre de
familia y tengo en este momento un hijo adolescente, y buscaba alguna información adicional
para reforzar y enriquecer mi educación para entender y orientar a mi hijo de 15 años.
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Me ha parecido interesante, mi hijo está llegando a esta estapa y aunque ahora es un niño
encantador, cariñoso etc…sé que eso va a cambiar y espero el momento con algo de “angustia”,
he visto un libro en una librería que pensaba comprar que se titula “Adolescentes, manual de
instrucciones” es de Fernando Alberca, le he echado un vistazo y me pareció que podía estar
bien, ¿lo conoces?
Gracias por estos artículos, nunca había entrado en el blog, pero está muy completo.
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4. Jose Luis en 30 abril, 2013 en 13:15 dijo:
Creo que hoy en día prestamos demasiada atención a nuestros hijos,tengo 43 años y no
recuerdo que mis padres estuvieran todo el día encima mía,hoy día si un niño es nervio o
inquieto es que tiene TDA,si esta triste,es que tiene depresión,si no aprueba o no habla muy
bien,al logopeda,si tiene un diente un poco torcido,le ponemos aparatos etc etc etc.
Hemos llegado a un punto en esta vida que nos pensamos que tenemos que ser perfectos en
todos los aspectos y eso no puede ser.Antiguamente cuando un niño era nervioso era por que
era nervioso y se acabo,hoy te medican para eso,si no eras muy listo,pues no pasaba nada,en la
vida tenemos que haber de todo,y si tenias un diente mal pues ya se te arreglara.
Daros cuenta que contra mas información tenemos de todo este tema,mas mal educados salen
nuestros hijos,peor contestan a sus padres y peor se portan.
Dejemos que nuestros hijos crezcan,que se relacionen,que sufran,que se diviertan,que se caigan
y se levanten solos,y de esta maneras haremos hombres y mujeres como los
somos nosotros.Yo no quiero me examinen de padre,no vaya a ser que después te tener tanta
información encima suspenda.Y si después de esforzarnos tanto por nuestros hijos,nos sale mal
la cosa,no me queda mas que pensar en la lo que dice la biblia.
También debes saber esto: que en los últimos días se presentarán tiempos difíciles.
Porque habrá hombres amantes de sí mismos y del dinero. Serán vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
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Mi hijo me contesta no me obedece y cuando le hago ver las cosas que están mal no lo.acepta y
siempre saca escuda de ese comportamiento (lo justifica) no se qué hacer no deja de discutir
por más que yo le digo ( ya dije una cosa acepta ) no sigue y sigue tratando de convencerme de
que lo que hizo fue por algo justificado y algo así porfavor no se qué hacer
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Acabo de leer esto y me parecio muy importante no me habia dado cuenta que estoy siendo
muy tosca al hablar y no se expresarme me dejo llevar por la colera y siempre que mi hijo no
me ayuda reniego y lo apuro y le digo lento y vago todo lo que dice aqwui lo voy a poner en
practica . espero que me den otros consejos,necesito un poco de ayuda talvez por el traabajo no
puedo visitar un psicologo
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9. Pingback: Recursos y libros para ayudarnos en la educación de nuestros adolescentes | Blog del
Ampa Instituto Ventura Rodríguez
Tras haber leido este articulo, siento un alivio y veo q no todo esta perdido con mi hijo de 15
años, que hasta ahora muestra una conducta mas desmarcada de la q yo recuerdo cuando tenia
su edad por lo cual me siento muy defraudado y/o fracasado e impotente. Las ilustraciones y
sugerencias las tomare muy en cuenta de aqui en adelante y espero compartir los resultados con
Ud. Es mi primer hijo.
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11. silvia noemi derma en 8 julio, 2014 en 1:41 dijo:
yo tengo 4 hijos el de 30 años que los cumple el miercoles , no tenemos mucho contacto vive
en el fondo de mi casa , yo creo que no asumio que yo haya vuelto a rehacer mi vida , me
separe del padre cuando el tenia 7 años y su hermana de 27 tenia 4 ,el padre nos abandono
cuando ellos tenian esa edad , y yo asumi todo sola nunca me paso un peso , yo me fui a
trabajar para poderles dar todo lo que pude darles , a los 5 años conoci a mi actual pareja que
tuve 2 hijos mas ahora , el varon tiene 15 y la nena 13 años , pero estaba todo biemn hasta que
nacieron mis otros hijos . mi esposo siempre los quiso me acepto con 2 hijos el es soltero , hace
20 años que estamos conviviendo y nos llevamos rebien , con su hermana de 27 si nos llevamos
rebien ella esta conmigo en las buena sy malas este no , nunca me supo valorar como madre a
los 13 años se fue a vivir con el padre , no le gustaba que le diga nada jamas me pude meter en
su vida o sea darle consejos nunca me quiso escuchar , tube 6 operaciones . y en la ultima
operacion fue que me dono sangre y le descubrieron que tenia leucemia , me dijo que ,no servia
n sus huesos su sangre , y su experma para tener mas hijos , tiene un nene de 11 años
abandonado y una nena de 3 con su actual muje r. y ahora esta embarazada denuevo ella como
se entiende esto . ,siempre me entero x 3 ros las cosa no x el . me jusgan injustamente , la
verdad no entiendo nada a veces me dejan ver la nena a veses no
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12. David Flores en 17 septiembre, 2014 en 14:18 dijo:
Gracias por escribir tanta informacion, la verdad me ha dado mucha herramienta, para poder
comprender mejor a mi hijo de 13 años.
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14. sandra en 7 octubre, 2014 en 22:03 dijo:
Gracias por esta información, los padres somos los primeros que debemos educarnos y ponerlo
en practica con nuestros hijos, gracias…………………
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en mi caso no se que hacer, para mi hijo soy lo peor. ya no quire estudiar y no quire salir de su
cuarto y solo habla cosas muy feas
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16. Noel Domìnguez en 14 octubre, 2014 en 7:48 dijo:
Muchas gracias será de mucha utilidad, para aplicar a la educación de mis hijos.
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Bueno creo que no somos los unicos padres que pasamos por esta situacion, y si es realmente
desesperante que ,los adolescentes se comporten tan mal.
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18. miguel medrano en 7 enero, 2015 en 6:25 dijo:
gracias por la orientacion, me ayudo de gran manera, pues tengo un hijo de 15 años, aquin
guiar.
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Gracias por los consejos,yo como mama me culpo por ser muy regañona,y le digo cosas muy
feas ,es mi unico hijo de 13 años,voy a preocuparme mas por hacer de el un adolescente
feliz,muchas gracias!!!!
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20. marlenemalavegonzalez en 6 febrero, 2015 en 18:50 dijo:
e leido esta pagina y m parecio de mucha importancia ya que se trata de la adolesencia temgo
tres adolesente y son totalmente distinto uno con caracter mas fuerte que el otro estoy pasando
por una situaciones Q al ler esta pagina medoy cuenta que no es tan grave cm lo pense ultima
mente la joven de 13 años esta desganada en los estudios abajo las notas un 70 ultima mente
esta peliando en el liceo pero bueno me refugio en saber que hay una solucion es que temgo
doble trabajo mis hijos y mi esposo que es muy autoritario un poco confuso y aun creeo que
fuerte yo co maddre de 3 hijos creeo que debemos de llevarnos bien con todos con forme asu
metabolismo pero pienso y siento que mi esposo es un poco mas brusco y autoritario con la
niña de 13 y pienso que ese puede ser el problema me gustaria su ayuda cm resolver pienso que
me toca mas fuerte con mi esposo que con los muchachos no se que me refiere pero me
encuetro en una situacion un poco agotada pienso y analiso este tema de suma importante y
creeeo que somos nosotros cm padres que fallamos no debemos de ser ni muy autoritario ni
muy dejado
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Muchas gracias yo necesitaba estos puntos, porque al igual que todos nos hacia falta un poco de
ayuda cuando uno tiene un hijo adolescentes y si voy a seguir investigando más otra ves gargias
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