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Más allá de todas las discusiones que rodean al tema, que no son
pocas, es una realidad su existencia. Por lo tanto, es de importancia su
regulación, esfera que sin duda lleva de lleno al derecho, que es la rama de
las ciencias sociales orientada a ordenar realidades patentes en la sociedad.
Para poder tomar el tema desde la arista que nos atañe es necesario
adentrarnos primero en nociones que relacionaremos estrechamente:
homosexualidad y matrimonio.
Hay que agregar a lo anterior, que los principios que regulan los temas
que estamos tratando, si se miran con una visión actual y realista del tema
de la homosexualidad y el matrimonio, no tendrían porque restringir la
libertad individual en el sentido de elegir una pareja homosexual para toda la
vida y que la misma se encuentre reconocida por el Ordenamiento jurídico
con los mismos beneficios, derechos y deberes que tienen las parejas
heterosexuales. El principio de la constitución cristiana de la familia,
entendido como un fundamento del Derecho de Familia, es un lineamiento
que se tuvo en especial consideración al momento de la elaboración de
nuestro Código civil, sin embargo el mismo en la actualidad se ha limitado,
puesto que no cabe reglamentar las relaciones humanas de una sociedad
laica al alero de ninguna religión o Iglesia. Además conforme a otro principio,
el del Interés de la familia, que tiene su fuente en la Constitución, no cabe
hacer distinciones en la formación de la misma ni a sus características
particulares, sino que sólo obliga tanto a gobernantes como a tener presente
el mismo al momento de la toma de decisiones. Otro fundamento del
derecho de familia y por consiguiente del matrimonio, es el del interés
superior del niño, este principio si bien no es de la esencia del matrimonio si
suele estar ligado al mismo, sea por temas de reproducción o de adopción;
en cuanto a este punto es donde podemos encontrar mayores reticencias a
la existencia del matrimonio homosexual, sin embargo se debe hacer la
salvedad que son situaciones distintas y que no necesariamente el
matrimonio entre dos personas del mismo sexo debe llevar inequívocamente
a la necesidad de tener hijos. Otro principio importante, es el de la protección
del cónyuge más débil, y no existiendo una distinción por parte del legislador
en cuanto a si es el hombre o la mujer el cónyuge más débil, ha de carecer
de importancia si en una relación de pareja se repite el mismo sexo para
fines de determinarlo. Por ultimo y en relación a nuestro tema, los principios
más importantes serían la igualdad de los cónyuges y el principio de la
autonomía de la voluntad; en el primero se expresa con absoluta claridad el
concepto de que no puede existir un trato discriminatorio hacia ninguno de
los miembros de la pareja, esto independiente de su sexo, y en esa vía ha
avanzado la legislación. En lo que respecta a la autonomía de la voluntad, las
corrientes modernas del derecho de familia han ido permitiendo un mayor
ámbito de acción de la misma, que permita el surgimiento de una familia
igualitaria y asociativa que admite que sus miembros puedan establecer
entre sí pactos o estipulaciones. Ya no vemos la familia decimonónica, un
padre con la autoridad plena y absoluta que rige los destinos de la familia,
por el contrario vemos un núcleo familiar en que todos sus miembros, en
este caso la pareja, colabora recíprocamente para alcanzar los fines que
orientan a su grupo familiar.