Primero, algunos hechos: El sexo es biológico y contiene cualidades físicas y
anatómicas que se traducen en la distinción biológica entre hombres y mujeres. Al contrario, el género o, en otras palabras, el sexo social, es una construcción, es decir, no tiene nada que ver con características físicas y ni con la genética. En otras palabras, ni las mujeres son innatamente femeninas, débiles y sumisas; ni los hombres son masculinos, líderes, y fuertes. Todo esto son comportamientos que son forjados en las etapas tempranas del crecimiento, y fortalecidos más adelante. No obstante, durante la historia de la humanidad se ha utilizado el prejuicio del género (que en la mayoría de los casos pone a la mujer en un estado de inferioridad respecto al hombre) para garantizar la supremacía de los hombres. Lo que ha desencadenado toda una serie de discriminaciones, rechazos y abusos sobre las personas que no se identifican con ese género masculino. Dado que se enseña a modo de doctrina durante de infancia, es una estructura que se afianza entre los principios fundamentales de las personas. Por ello vemos con frecuencia expresiones que ya están muy naturalizadas como “no sea niña (débil)” o “mucha loca” (refiriéndose a alguien temeroso).
Como ya se mencionó más arriba, en el proceso de investigación, en lugar de
encontrar una respuesta, hayamos solamente preguntas. Lo que nos llevó a quedar en un estado de duda, y de confusión respecto a la concepción del género. Identificamos que esto en lugar de ser un problema, es un punto de partida; porque siempre el primer paso para cambiar la forma de pensar, es dudar sobre lo establecido y sobre los principios propios.El documental nace a partir de una serie de inquietudes que tenemos sobre lo que se nos ha infundado hasta el momento sobre las fronteras del género y la identidad. Con este documental procuramos lograr precisamente eso: generar preguntas en la audiencia, y que ese estado de confusión los lleve a sacar sus conclusiones y a confrontarlas con sus principios tradicionales.