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INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES HISTÓRICOS:
Aristóteles, 350 a.C., observó el parecido entre abuelos y nietos, y propuso que la mujer
proporcionaba el material de la herencia, el hombre lo modelaba, y el embrión lo asumía,
Durante los 1900 años siguientes (300 a.C. - 1600 d.C.) los conocimientos teóricos de la
genética no se enriquecieron con nuevas ideas.
Realmente, la genética como ciencia independiente nace con los estudios de Mendel,
publicados en 1865.
1903: Bowen y Sutton unen la teoría del mendelismo con los cromosomas. (Teoría
Cromosómica de la herencia).
Principios de 1900: Bateson no apoya las ideas de Mendel para sus medidas biométricas.
Inicio de Siglo: Archibald Garrod crea el concepto de errores innatos del metabolismo
(Alcaptonuria.).
1908: Hardy-Weimberg describen la base de la genética de poblaciones.
1918: Fisher reconcilia las posturas con la idea de los caracteres cuantitativos.
1933: Thomas Morgan obtiene el premio Nobel al comprobar la teoría del ligamiento en
moscas.
Década de los 40: Beadle , Tatum - "Un gen, una enzima". Se propone el concepto de
enfermedad molecular.
1944: Oswald Avery describe la bioquímica del DNA y su relación con los genes.
Mediados del 70 hasta la actualidad: Técnicas del DNA recombinante, PCR, etc.
Localización física de genes, o secuencias de DNA, clonación, secuenciación.
Los estudios genéticos han avanzado de de tal manera que en fecha reciente, un hito de
extraordinarias proporciones de la historia científica de la humanidad ha tenido lugar,
cuando le fue entregado al Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, el mapa del
genoma humano. Esta tarea representa un avance de alcances inimaginables, que abre
puertas que harán posible el diagnóstico y tratamiento de innumerables enfermedades.
¿Qué es un gen?
Un gen es la unidad funcional de la herencia. En términos químicos es una cadena lineal de
nucleótidos, los bloques químicos que constituyen el DNA y el RNA.
¿Qué es un cromosoma?
Podemos considerar el cromosoma como una molécula grande, de DNA, organizada en
genes. Además de la abundancia de genes, los cromosomas tienen muchas regiones no
génicas.
¿Por qué las proteínas son tan importantes para los seres vivos?
Muchas proteínas son catalizadores biológicos, llamados enzimas. El papel de las enzimas
es controlar el metabolismo celular. Otras proteínas llevan a cabo misiones no enzimáticas,
como la hemoglobina que transporta oxigeno, el colágeno proporciona soporte estructural a
los tejidos, las inmunoglobulinas son la base de la respuesta inmunitaria, y la insulina es
una hormona.
¿Por qué las enzimas son necesarias para los seres vivos?
Las enzimas, como catalizadores biológicos, disminuyen la energía de activación
necesaria para muchas reacciones biológicas y aceleran la consecución del equilibrio.
ESTRUCTURA DE LA CÉLULA,
DIVISIÓN CELULAR Y CROMOSOMAS
En los seres vivos hay una sustancia que se denomina el material genético. Este material
esta compuesto del ácido nucleico DNA. Una molécula de DNA tiene muchas unidades
llamadas genes, cuyos productos dirigen todas las actividades metabólicas de las células.
El DNA, con su batería de genes esta organizado en cromosomas, estructuras que sirven de
vehículo para la transmisión de la información genética. El mecanismo por el que los
cromosomas se transmiten de una generación celular a la siguiente, y de los organismos a
sus descendientes, es extraordinariamente preciso.
La mayoría parte de las veces, los cromosomas son visibles sólo cuando las células están
dividiéndose, es decir, en la mitosis o en la meiosis. Cuando las células no están en
división, el material genético que constituye los cromosomas se despliega y desespiraliza,
dando lugar en el interior del núcleo a una red difusa, que en conjunto se llama cromatina.
ESTRUCTURA DE LA CÉLULA
Límites celulares
La célula está rodeada por una membrana plasmática, que es una cubierta externa que
define los límites celulares y delimita a la célula de su ambiente externo inmediato.
Además de esta membrana, las células vegetales tienen un cubierta externa llamada pared
celular. Uno de los componentes principales de esta estructura rígida es un polisacárido
denominado celulosa. Las células bacterianas tienen también una pared celular, pero su
composición química es diferente de la pared celular vegetal. En las bacterias el
componente principal es una macromolécula compleja denominada peptidoglicano.
Algunas bacterias tienen todavía otra cubierta, la cápsula.
La mayoría de las células animales tienen una cubierta por encima de la membrana
plasmática, denominada cubierta celular. La composición química de la cubierta celular,
formada por glicoproteínas y por polisacáridos difiere de estructuras comparables de
vegetales y bacterias. Una de las funciones de la cubierta celular es dar identidad
bioquímica a la superficie celular. Además de otras formas de reconocimiento molecular,
en la cubierta celular se encuentran varios antígenos. Todos los tipos de identidad
bioquímica de la superficie celular se encuentran bajo control genético y muchos de ellos se
han investigado a fondo. Por ejemplo, los antígenos AB y MN, que pueden inducir una
respuesta inmune en las transfusiones sanguíneas, se encuentran en la superficie de los
glóbulos rojos. En otras células, los antígenos de la histocompatibilidad, que pueden
inducir una respuesta inmune en los transplantes de tejidos y órganos, se encuentran en la
cubierta celular. Además, cierto número de moléculas receptoras altamente específicas,
son integrantes de la superficie celular. Estos son lugares de reconocimiento que reciben
señales químicas que a menudo se transfieren a la célula.
El núcleo
La presencia del núcleo y de otros orgánulos membranosos es característica de las células
eucarióticas. El núcleo alberga el material genético, el DNA, asociado a un gran número de
proteínas ácidas y básicas. En el período del ciclo celular en el que no hay división, este
complejo de DNA/proteinas se encuentra disperso y desespiralizado y se denomina
cromatina. En el núcleo se encuentra también el nucleolo, un componente amorfo, en
donde se sintetiza el RNA ribosómico (rRNA), y en donde se producen las primeras fases
del ensamblaje de los ribosomas. Las regiones del DNA que codifican al rRNA
constituyen en conjunto la región organizadora nucleolar o NOR.
Para la actividad de las células eucariotas hay otras tres estructuras citoplasmáticas muy
importantes: las mitocondrias, los cloroplastos, y los centriolos. La mitocondrias son los
lugares para la fase oxidativa de la respiración celular. Estas reacciones químicas
generan grandes cantidades de adenosina trifosfato (ATP), una molécula rica en energía.
El cloroplasto es un tipo de plastidio que se encuentra en vegetales superiores, algas, y
algunos protozoos. Este orgánulo está asociado con la fotosíntesis, el principal proceso de
captación de energía de nuestro planeta. Tanto las mitocondrias como los cloroplastos
tienen un tipo de DNA distinto del que se encuentra en el núcleo.
Las células animales y algunas vegetales tienen también un par de estructuras complejas
llamadas centriolos. Estos cuerpos citoplasmáticos, que se encuentran en una región
especializada llamada centrosoma, están asociados con la organización de las fibras del
huso, que actúan en la mitosis y la meiosis. La organización de las fibras del huso por los
centriolos se lleva a cabo en las primeras fases de la mitosis y de la meiosis. Estas fibras,
formadas por un racimo de microtúbulos, juegan un papel importante en el movimiento de
los cromosomas, cuando se separan en la división celular.
Estudiando la mitosis podemos hacer otras observaciones importantes. En primer lugar, las
células somáticas de los individuos de una misma especie tienen el mismo número de
cromosomas. Es el llamado número diploide (2n). Cuando se examina la longitud de tales
cromosomas y la situación del centrómero, surge el segundo rasgo general. En relación con
estos dos criterios, casi todos los cromosomas se encuentran formando parejas. Los
miembros de cada par se denominan cromosomas homólogos. Hay que advertir también
que cada uno de los 46 cromosomas de la especie humana tiene claramente una estructura
doble, con dos cromátidas hermanas en paralelo unidas por un único centrómero.
Las parejas de cromosomas homólogos tienen una semejanza genética importante. Tienen
genes idénticos, situados en los mismos lugares a lo largo del cromosoma, que se
denominan locus (en plural, loci). Por ello, tienen igual potencial genético. En organismos
con reproducción sexual, uno de los miembros de cada pareja proviene de la madre (a
través del óvulo), y el otro del padre (a través del espermatozoide). Por ello, y como
consecuencia de la herencia biparental, cada organismo diploide tiene dos copias de cada
uno de los genes. Como veremos más adelante los miembros de cada par de genes, aunque
influyen en el mismo carácter, no son necesariamente idénticos. Las formas alternativas
del mismo gen se denominan alelos. En una población de individuos de la misma especie
pueden existir muchos alelos diferentes del mismo gen.
La división nuclear o cariocinesis, mediante la cual el material genético se reparte entre las
células hijas, es más complejo que la citocinesis y requiere un mecanismo más preciso. En
primer lugar, los cromosomas deben duplicarse de manera precisa y luego repartirse
exactamente entre las células hijas. El resultado final es la producción de dos células hijas,
cada una de ellas con una composición cromosómica idéntica a la de la célula madre.
Las células que entran en la fase G0 permanecen viables y activas metabólicamente, pero
no se dividen. Aparentemente las células cancerosas evitan entrar en G0 o pasan muy
rápidamente por ella. Citológicamente la interfase se caracteriza por la ausencia de
cromosomas visibles.
Profase
Una vez se ha completado G1, S, y G2, se inicia la mitosis. La mitosis es un período muy
dinámico, de continua y gran actividad. Para su mejor comprensión se divide en fases,
cuyo orden secuencial es: la profase, la prometafase, la metafase, la anafase, y la
telofase.
Uno de los hechos más tempranos de la profase es la migración de los pares de centriolos
hacia extremos opuestos de la célula. Estas estructuras se encuentran próximas a la
envoltura nuclear, en una zona de citoplasma diferenciado denominado centrosoma. Una
vez han migrado, los centriolos son responsables de la organización de los microtúbulos
citoplasmáticos, lo que da lugar a una serie de fibras del huso que van de polo a polo.
A medida que los centriolos migran, la envoltura nuclear comienza a descomponerse y
desaparece gradualmente. De igual manera los nucleolos del interior del núcleo se
desintegran. Mientras suceden estos hechos, la cromatina difusa comienza a condensarse,
hasta hacerse visibles los cromosomas. A lo largo de la profase aumenta la condensación y
cuando finaliza esta queda claro que cada cromosoma es una estructura doble, escindida
longitudinalmente, excepto en una constricción puntual llamada centrómero. Las dos
partes de cada cromosoma se denominan cromátidas. Este par de cromátidas que se
denominan cromátidas hermanas, son genéticamente idénticas debido a que el DNA que
contienen es el resultado de la duplicación durante la fase S de la interfase anterior, de un
único cromosoma.
Los pasos que ocurren en la anafase son esenciales para proporcionar a cada célula hija una
dotación idéntica de cromosomas.
Telofase
La telofase es la fase final de la mitosis. En sus comienzos hay dos dotaciones completas
de cromosomas, una en cada polo. El hecho más significativo es la citocinesis: la división
o partición del citoplasma. Hacia el final de la telofase se inician también otros procesos
necesarios para la transición de mitosis a interfase. Representan una inversión generalizada
de aquellos sucesos que se han producido en la profase. En cada nueva célula, los
cromosomas empiezan a desespiralizarse y quedan de nuevo como cromatina
En primer lugar, los productos génicos implicados en la regulación son muy numerosos y
actúan en cada una de las fases del ciclo celular. Las alteraciones genéticas de estos genes
se denominan mutaciones cdc (mutaciones de ciclo de división celular). Los productos
de varios de los genes más importantes que corresponden a las mutaciones cdc son enzimas
denominadas proteínas quinasas, que actúan como moléculas de control esenciales,
transfiriendo grupos fosfato desde el ATP a otras proteínas, cambiando el comportamiento
químico de las mismas, haciendo que aumente o disminuya la actividad celular, relacionada
con el ciclo celular. A menudo las quinasas actúan en unión con otras moléculas
esenciales, las ciclinas. Estas se llaman así porque su concentración durante el ciclo celular
es "cíclica", aumentando o disminuyendo a lo largo del ciclo celular a medida que ejercen
control sobre fenómenos específicos. Cuando la actividad catalítica de una quinasa
depende de las ciclinas, la quinasa se denomina proteína Cdk, de "cyclin-dependent-
kinase" (quinasa dependiente de la ciclina).
Una segunda transición importante , el punto de control G2. se encuentra cuando la célula
termina la replicación del DNA y se prepara para desplazarse por G2 y entrar en mitosis.
La misma molécula Cdk se asocia con una ciclina diferente (llamada ciclina mitótica),
formando lo que se denomina MPF, por factor promotor de la maduración (maturation
promoting factor). La célula progresa hacia la mitosis sólo si la concentración de este
complejo y su correspondiente actividad quinasa aumentan.
La reproducción sexual asegura también la variación genética entre los individuos de una
especie. Gracias a la tremenda variación genética de los gametos derivados de dos
individuos genéticamente únicos, en la fecundación es posible un gran número de
combinaciones cromosómicas. Además el fenómeno meiótico denominado
entrecruzamiento (cross-over), da lugar a intercambio genético entre cada uno de los
miembros homólogos de una pareja de cromosomas. Esto produce cromosomas que son un
mosaico de los homólogos paterno y materno del que provienen.
Panorama de la meiosis
A diferencia de la mitosis, en la que cada uno de los miembros de una pareja de
cromosomas homólogos, que provienen del padre y de la madre, se comporta de manera
autónoma en la división, en la meiosis el par de cromosomas homólogos se une, es decir,
sufre sinapsis. Cada estructura en sinapsis, denominada bivalente, da lugar a una unidad,
la tétrada, que consta de cuatro cromátidas. La presencia de cuatro cromátidas demuestra
que ambos cromosomas se han duplicado. Para alcanzar la haploidia son necesarias dos
divisiones. En la primera, llamada división reduccional, los componentes de cada tétrada
que representan a los dos homólogos separados producen dos diadas. Cada diada esta
formada por dos cromátidas hermanas unidas por un centrómero común. En la segunda
división, denominada ecuacional, cada diada se escinde en dos mónadas de un solo
cromosoma cada una. Así, las dos divisiones pueden dar lugar, potencialmente, a cuatro
células haploides.
Leptoteno
En la subfase leptoteno, el material cromatínico interfásico comienza a condensarse y los
cromosomas, aunque aún extendidos, se hacen visibles. A lo largo de cada cromosoma se
encuentran los cromómeros, que son condensaciones localizadas que recuerdan las
cuentas de un collar.
Zigoteno
Los cromosomas continúan acortándose y engrosándose en la subfase zigoteno. En el
proceso de búsqueda del homólogo, los cromosomas homólogos sufren alineamiento inicial
entre sí. A medida que prosigue la meiosis comienza a formarse entre los homólogos un
componente estructural más amplio, el complejo sinaptinémico. Cuando termina el
zigoteno, los homólogos apareados constituyen una estructura denominada bivalente. El
número de bivalentes de una especie dada es igual a su número haploide (n).
Paquiteno
En la transición entre el zigoteno y la subfase paquiteno, continúan la espiralización y el
acortamiento de los cromosomas, y hay un mayor desarrollo del complejo sinaptinémico
que se encuentra entre los dos miembros de cada bivalente. Esto da lugar a un apareamiento
más íntimo llamado sinapsis. Durante el paquiteno ya es evidente que cada homólogo es
una estructura doble. Así pues, cada bivalente tiene cuatro miembros, llamados
cromátidas. Como en la mitosis, las réplicas se denominan cromátidas hermanas,
mientras que las cromátidas paternas respecto de las maternas de una pareja de homólogos
se denominan cromátidas no hermanas. La estructura de los cuatro miembros también se
denomina tétrada, y cada tétrada tiene dos pares de cromátidas hermanas.
Diploteno
En la subfase diploteno en cada tétrada, cada par de cromátidas hermanas comienza a
separarse. Sin embargo, uno o más puntos permanecen en contacto, que es por donde las
cromátidas se han entrelazado. Cada uno de tales puntos se denomina quiasma y se cree
que representa el lugar en donde las cromátidas no hermanas han sufrido intercambio
genético mediante el proceso que denominamos anteriormente entrecruzamiento.
Diacinesis
La subfase final de la profase I es la diacinesis. Los cromosomas se separan, pero las
cromátidas no hermanas permanecen íntimamente asociadas mediante los quiasmas. A
medida que progresa la separación, los quiasmas se desplazan hacia los extremos de la
tétrada. Este proceso denominado terminalización, comienza hacia el final del diploteno y
se completa durante la diacinesis. En esta última subfase de la profase I, el nucleolo y la
envoltura nuclear desaparecen y los dos centrómeros de cada tétrada quedan unidos a las
recién formadas fibras del huso.
En la oogénesis animal, la formación de los óvulos, tiene lugar en los ovarios. Las células
hijas que resultan de las dos divisiones meióticas reciben igual cantidad de material
genético, pero no reciben igual cantidad de citoplasma. En cada división celular, casi todo
el citoplasma del oocito primario, derivado de las oogonias, se concentra en una de las dos
células hijas. La concentración del citoplasma es necesaria debido a que la función
principal del óvulo maduro es nutrir al embrión en desarrollo después de la fecundación.
En la primera anafase meiótica de la oogénesis, se separan las tétradas del oocito primario y
las diadas se desplazan hacia los polos opuestos. En la primera telofase las diadas presentes
en un polo se separan rodeadas por muy poco citoplasma para formar el primer
corpúsculo polar. La otra célula hija que se produce recibe la mayoría del citoplasma y se
denomina oocito secundario. El óvulo maduro se producirá a partir del oocito secundario,
en la segunda división meiótica. En esta división el citoplasma del oocito secundario se
reparte de nuevo desigualmente, dando lugar a una oótida y a un segundo corpúsculo
polar. La oótida se diferencia posteriormente en el óvulo maduro.
A diferencia de las divisiones de la espermatogénesis, las dos divisiones meióticas de la
oogénesis pueden no ser consecutivas. En algunas especies, incluida la especie humana, la
primera división de todos los oocitos comienza en el ovario embrionario, pero se detiene en
la profase I. Muchos años después, se continúa la primera división en cada oocito antes de
la ovulación. La segunda división sólo se completa después de la fecundación.
EL SIGNIFICADO DE LA MEIOSIS
La meiosis es esencial para que tenga éxito la reproducción sexual en todos los organismos
diploides. Este proceso tiene el potencial de producir enormes cantidades de gametos
genéticamente distintos. A medida que aumenta el número de cromosomas homólogos,
aumentan las posibilidades de producir combinaciones diferentes de cromosomas maternos
y paternos en cualquier gameto dado. Por otro lado, el fenómeno del entrecruzamiento en
la primera profase meiótica baraja todavía más la información genética de los miembros
paterno y materno de cada pareja de homólogos. El resultado es que en los gametos se
pueden encontrar infinitas variedades de cada homólogo, desde cromosomas paternos o
maternos intactos, hasta cualquier combinación de los mismos.
Una vez comenzada la mitosis, las fibras se espiralizan y pliegan, condensándose en los
cromosomas mitóticos típicos. La observación de cromosomas mitóticos con el
microscopio electrónico en diversos estados de espiralización condujo a Ernest DuPraw a
postular el modelo de fibra plegada.
EL COMPLEJO SINAPTINÉMICO