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UNIVERSIDAD ANÁHUAC MAYAB

EINSTEIN NUNCA MEMORIZÓ, APRENDIÓ


JUGANDO

Tarea-Ensayo sobre el Capítulo Segundo:


La Criatura: de cómo el bebé nace listo para aprender

Desarrollo Infantil | NRC: 50636


Psic. Greta N. Molina Gutiérrez
Jesús Fernando Luis de Luna
Sin importar si sabemos o no la procedencia y veracidad de las peculiaridades

que nos encontramos en nuestras vidas, seguimos creyendo e, inclusive, viviendo

estas cosas y haciéndolas casi palabra de Dios. ¿Impresionante? Sí, lo es. Al día de

hoy, puede que ya sea un poco subjetivo el hecho de cómo pensamos y procesamos

esta información, por ejemplo tenemos: “Mozart hace a los bebés más listos”. Y,

realmente, el dato es parcialmente cierto, de acuerdo con el libro que empezamos a

leer.

El libro nos relata cómo se fue dando poco a poco el descubrimiento y el

rechazo de la Teoría de “The Mozart Effect”. Al principio, me he dado cuenta que es

una teoría que realmente se sigue teniendo en cuenta, puesto que, sí, ayuda a que las

neuronas del infante nonato hagan más conexiones entre sí para que le beneficien en

su desarrollo. Sin embargo, con base estudios que se hicieron en un punto de la

historia, se hicieron otros iguales algunos años después de los ya mencionados y

sucedió que los resultados de estos estudios fueron un tanto contradictorios. En uno,

se tienen a un grupo de niños que mejoran en su desempeño después de haber

escuchado Mozart por un cierto tiempo, mientras que en el ejercicio hecho algunos de

los años después, “Hay un cierto efecto Mozart (…) aunque poco duradero”

Me pareció también muy interesante el cómo explica la sinapsis y el proceso

para poder conocer las cosas, o para que llegue la información a donde debe. De igual

manera expresa de muy buena manera la etapa de los tres primeros años y el “periodo

crítico”. A los cuales la lectura define como incorrecto, puesto que los padres del niño

no influyen más que biológicamente cuando aun es nonato. Las experiencias

vivenciales las adquiere por sí mismo una vez ya nacido, por lo tanto no pueden usarse
los periodos críticos para justificar la creación de entornos mejores para cerebros

mejores.

Proporciona también pautas muy prácticas, como el que no nos dejemos que

nos convenzan de que hay programas para la mejora de los ambientes, al igual que la

existencia de técnicas o métodos educativos para el desarrollo del cerebro del infante,

sino que estas pruebas que nos proponen no están comprobadas. Otro ejemplo que

nos proporciona es el no “quedarnos en la caja”, el cual se me hace el más importante

de los que menciona en el libro, porque es muchísimo más práctico. Implica trabajo y

realmente ayudar al niño a que experimente tal o cual cosa y no solo comprarle

juguetes llamativos y, hasta un cierto punto, educativos.

En conclusión, puedo decir que el libro, realmente nos ha ayudado a

comprender de una manera más objetiva el porqué de una de las teorías más comunes

que la mayoría de la gente piensa en relación a la posibilidad de la creación de

espacios y métodos educativos propicios al desarrollo “más integral” del cerebro. Estoy

de acuerdo con esta proposición del libro por dar un sustento tan firme de la teoría que

nos quiere “imponer”, desde un cierto punto de vista.

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