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Los orígenes
Isaac: tratado rápidamente. Son más importantes sus hijos, Esaú y Jacob.
Jacob engaña a su padre y perjudica a su hermano, escapa al norte, a Aram
Naharaim. Va a su tío Labán. Se casa con sus dos primas, Lía y Raquel. Con
ellas y sus dos esclavas, Zilpa y Bilha, engendra doce hijos (los once primeros patriarcas
y Dina).
Vuelve a Canaán. Teme encontrarse con su hermano Esaú. Lucha con un
personaje misterioso que le cambia el nombre por el de Israel y lo bendice. Se
reconcilian los hermanos. Le nace el último de sus hijos, Benjamín.
Al norte, el rey de Jasor reúne reyes para luchar contra Israel. Corren la misma
suerte que los del sur.
Conquistado el territorio, Josué emprende su segunda misión: repartirlo.
Primero reciben su heredad las tribus mayores: Judá, Efraín y Manasés. Más tarde las
que faltan. Los de Transjordania (que habían cruzado el río para ayudar), vuelven a su
tierra, creando un pequeño conflicto, con motivo de un altar.
Josué congrega al pueblo en Siquén: discurso de despedida, exhortación a
permanecer fiel, y el pueblo se compromete a servir al Señor.
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La monarquía
Los del Norte no soportan. Jeroboán, jefe de las brigadas de trabajadores del Norte,
capitanea la revuelta. Salomón domina la rebelión, y Jeroboám se refugia en Egipto.
redoblar el yugo impuesto por su padre. Las tribus del norte se separan y no aceptan al
descendiente de David como rey (931).
A partir de ahora existirán dos reinos: el Reino del Norte (Israel) y el Reino del Sur
(Judá).
Malos: Jeroboán funda los santuarios de Dan y Betel, para evitar que la gente vaya
a Jerusalén, e instala becerros de oro, símbolo de la presencia de Yahvé. Instituye como
sacerdotes a gente de la plebe.
Peores: Ajab, al casarse con Jezabel de Tiro, induce le culto al dios cananeo
Baal.
Malísimos: bajo el influjo asirio, comienzan con el culto al ejército del cielo, el
sacrificio de niños en la hoguera, la práctica de la adivinación y la magia.
a) Las luchas con Israel: el Libro de los Reyes da cuenta de las “continuas guerras
entre” reyes de Judá y reyes de Israel. Se alternan períodos de enfrentamientos con
períodos de paz.
formar una coalición contra la gran potencia Asiria, y Acaz de Judá no acepta la
propuesta. Acaz le pide ayuda a Tiglatpileser III de Asiria, que lo ayuda
invadiendo Siria e Israel. Judá se ve libre de sus dos enemigos, pero comienza un siglo
tesoro del templo y del palacio. Manasés, hijo de Ezequías, aprendió la lección, y
durante sus 55 años de reinado, nadie alzó la voz contra Asiria.
Tras la decadencia de Asiria, la amenaza y los tributos desaparecen.
rey de Nínive. Josías de Judá no quiere que resucite Asiria, se enfrenta al faraón
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Profetas: se mencionan, en los libros de los Reyes, muy pocos: Semayas, uno
Exilio y post-exilio
1. El exilio
Es necesario introducir algunos matices en la idea del exilio.
anuncian la pronta vuelta a la patria. Pero Jeremías, desde Jerusalén, les ordena a los
desterrados: “Construid casas y habitadlas, plantad huertos y comed sus frutos, casaos
y engendrad hijos e hijas, tomad esposas para vuestros hijos y casad a vuestras hijas…
Sesbasar es nombrado sátrapa por Ciro, se le entregan los tesoros del templo de
Jerusalén y se le encomienda la misión de reconstruir el templo.
Pero los primeros desterrados que llegan encuentran ciudades en ruinas, campos
abandonados o en manos de otras familias, murallas destruidas. Cundió el desánimo y
se limitaron a preocuparse de las viviendas y los campos, olvidando la reconstrucción
del templo.
Años después, llega desde Babilonia un grupo más numeroso, capitaneado por
En el año 520, el rey Darío permite continuar las obras, y el templo se termina
cinco años más tarde, “el día tres del mes de marzo, el año sexto del reinado de Darío”.
un gran centro cultural del judaísmo. Los judíos de Egipto adoptaron el griego como
lengua nativa. Esto hizo necesaria una traducción de las Escrituras (LXX).
Los Seléucidas (sirios) dominan Palestina en el año 197. Al principio los judíos
los recibieron con alegría: Antíoco III fue muy considerado: liberó a los cautivos,
eximió de impuestos durante tres años y los redujo en un tercio en lo sucesivo, permitió
vivir de acuerdo con la Ley, concedió una subvención al culto.
Pero la situación cambió por completo en el año 175, cuando subió al trono Antíoco
IV Epifanes.
La rebelión macabea
Este rey, entusiasta de la cultura griega, se propone la helenización de su reino. Esto,
más el despojo continuo de los tesoros para subvencionar sus guerras (saqueó el templo
de Jerusalén, apoderándose de los utensilios y vasos sagrados y arrancando las láminas
de oro de su fachada), hizo que los judíos se le enfrenten enérgicamente.
Atacó al pueblo, degollando a muchos y esclavizando a otros, la ciudad fue saqueada
y parcialmente destruida. Luego prohibió la práctica de esta religión: suspendió los
sacrificios, la observancia del sábado y de las fiestas, mandó destruir las copias de la
Ley y prohibió circuncidad a los niños.
Además se erigieron santuarios paganos por todo el país, los judíos fueron obligados a
comer carne de cerdo ofrecida los ídolos bajo pena de muerte.
En diciembre del año 167 fue introducido dentro del templo el culto a Zeus Olímpico.
Los judíos se resisten a esto, y Antíoco desata una persecución. Es entonces cuando
esenios). Lo sucede su hijo Judas, y más tarde los hermanos de este, Jonatán y
Simón.
La revuelta de los Macabeos es una lucha dentro del pueblo judío: enfrentamiento
entre el grupo de los partidarios de la tradición y el de los defensores del helenismo.