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I.

TRASTORNOS DE ANSIEDAD FÓBICA (F40)

1.1 FOBIA

El término fobia hace referencia a un miedo excesivo irracional y persistente ante un objeto,

actividad o situación que determina un deseo imperioso de evitar aquello que se teme. Para

que la fobia tenga una entidad clínica, el miedo debe ser reconocido como excesivo e

irracional, por el individuo y la conducta de evitación ha de implicar algún grado de

incapacidad (2,3). Durante mucho tiempo, las fobias fueron consideradas como un trastorno

de la misma naturaleza y origen que las obsesiones. La diferenciación de la neurosis fóbica

se debe a Freud quien en 1895 publicó un artículo titulado “Obsesiones y Fobias. Su

mecanismo psíquico y su etiología”, en el que distingue las obsesiones verdaderas de las

fobias. Los trastornos fóbicos fueron diferenciados, desde el punto de vista diagnóstico en

1947, en la Clasificación de la O.M.S. En sus sucesivas ediciones se han ido recogiendo los

estados fóbicos como una entidad separada, aunque sin establecer diferencias entre las

distintas fobias. Una nueva etapa en la historia de los estados fóbicos se estableció gracias a

las investigaciones de la escuela británica durante las décadas de los 60 y 70 que

contribuyeron decisivamente a delimitar las fobias como formas específicas de ansiedad.

Marks y Lader señalaron las diferencias básicas entre la agorafobia y las fobias específicas.

1.2 EPIDEMIOLOGIA

En el estudio epidemiológico Epidemiologic Catchment Area (ECA) realizado en la

población general de cinco ciudades de Estados Unidos, siguiendo los criterios diagnósticos

del DSM-III, se observó que las fobias eran el trastorno psiquiátrico más común, con unas
tasas de prevalencia al mes y a los 6 meses de 6,2 y 7,7% respectivamente, así como una tasa

de prevalencia a lo largo de la vida del 12,5%. Se observó que las fobias específicas eran las

más frecuentes (11,3%) seguidas por la agorafobia (5,6%) y la fobia social (2,7%). Las fobias

específicas eran más frecuentes entre las mujeres que entre los hombres (14,5% frente al

7,8%); también la agorafobia era más frecuente entre las mujeres (7,9% frente al 3,2%),

mientras que la fobia social tuvo una prevalencia similar en ambos sexos (2,9 y 2,5%

respectivamente). La agorafobia representa el 60% de todos los estados fóbicos que acuden

en busca de tratamiento. Es la fobia más incapacitante y más resistente al tratamiento. En

comparación con otras fobias, la edad de comienzo es más tardía, por lo general surge en la

mitad o al final de la tercera década de la vida, casi nunca se observa antes de los 18 años o

después de los 35. Aunque las fobias simples son muy comunes en la población general, los

afectados acuden con menor frecuencia que otros fóbicos a los servicios psiquiátricos,

iniciándose generalmente antes de la pubertad. Las fobias sociales tienen una edad de

comienzo similar a la de los agorafóbicos, rara vez antes de la pubertad, o después de los 30

años. Existen diversos estudios que confirman una incidencia familiar en la agorafobia y una

relación en este sentido con el trastorno de pánico. Respecto a las fobias específicas los

estudios de agregación familiar muestran que un 73% de las familias de probandos con fobia

específica incluyen al menos un pariente con fobia específica frente al 29% de las familias

de probandos control. Para fobia social, el riesgo relativo en familiares de primer grado es

más de tres veces mayor que en controles.

1.3 ETIOLOGIA

 TEORÍA PSICODINÁMICA
En un principio, Freud no consideraba a las fobias como un trastorno de origen psicológico,

sino que pensaba que eran manifestaciones de un estado tensional inducido fisiológicamente.

Respecto a la agorafobia, ya hace más de cien años, Freud describía el desarrollo de la

ansiedad anticipatoria con una visión muy aproximada a la que tenemos en la actualidad. En

su primera hipótesis, el creador del psicoanálisis, afirmaba que las fobias surgían porque la

energía libidinosa no descargada era transformada fisiológicamente en ansiedad, la cual se

asociaba y se descargaba parcialmente a través de objetos que eran, por su propia naturaleza

o por experiencias previas, peligrosos. Más tarde, en 1909, a través del caso del “Pequeño

Hans” (un niño de cinco años que desarrolló una fobia a los caballos), Freud formuló una

teoría psicológica explicativa de las fobias. Los sentimientos sexuales inconscientes y

prohibidos hacia la madre y los sentimientos agresivos y de rivalidad hacia el padre, eran

bloqueados por la represión y se transformaban fisiológicamente en ansiedad, la cual era

desplazada hacia un objeto cuya evitación aliviaba parcialmente la ansiedad. Más adelante,

Freud reconceptualizó su explicación de las fobias, en el contexto de su teoría estructural

evolutiva. Afirmaba que los síntomas fóbicos se producen formando parte de la resolución

de los conflictos intrapsíquicos ocasionados por la interacción de los impulsos instintivos, las

prohibiciones del super yo y las limitaciones de la realidad. El yo experimenta ansiedad

cuando los impulsos inconscientes intentan liberarse. Dicha ansiedad moviliza tanto una

represión como su proyección y desplazamiento del conflicto hacia un objeto simbólico, cuya

evitación permite una solución neurótica al conflicto original. Desde Freud, la literatura

psicodinámica se ha ido alejando de estas formulaciones centradas en la líbido y en la

ansiedad de castración y prestando más atención a la importancia de la relación con personas

de confianza, o bien a la ansiedad de separación.


 TEORÍA DE APRENDIZAJE

Según esta teoría, la ansiedad fóbica es una respuesta condicionada, adquirida a través de la

asociación del objeto fóbico (estímulo condicionado) con una experiencia nociva (estímulo

incondicionado). Al principio, la experiencia nociva produce una respuesta incondicionada

de dolor, malestar y miedo. Si el individuo experimenta con frecuencia dicha situación junto

al objeto fóbico, por condicionamiento contingente, resultará que la sola presencia del objeto

fóbico, podrá desencadenar una respuesta de ansiedad (respuesta condicionada). La evitación

del objeto fóbico previene o disminuye esta ansiedad condicionada, y en consecuencia se

perpetúa mediante la reducción de la exposición

Este modelo clásico de la teoría del aprendizaje se ha visto apoyado por los resultados

satisfactorios de las técnicas conductuales, en el tratamiento de muchos pacientes con fobias

específicas. Sin embargo están surgiendo críticas por considerarse incongruente con algunas

observaciones empíricas, entre las que se pueden destacar las siguientes:

—La mayoría de las fobias no han comenzado tras un incidente traumático.

—Según la teoría cualquier objeto o situación podría constituirse en objeto fóbico, pero la

realidad es que el abanico de estos es más bien limitado y de distribución no azarosa y no

predominan los relacionados con la sociedad moderna.

—Esta teoría no puede explicar las diferencias cualitativas entre crisis de angustia y ansiedad

anticipatoria, puestas de manifiesto por estudios farmacológicos y de infusión de lactato.

La Teoría del condicionamiento puede explicar algunos casos de fobia social y fobia

específica. Además aunque la teoría del aprendizaje explique cómo emergen algunos

síntomas fóbicos, no puede explicar por completo el mantenimiento de los mismos, ya que

la exposición repetida al estímulo condicionado suele extinguir la respuesta condicionada.


 TEORÍAS BIOLÓGICAS

Algunas de las hipótesis acerca del origen de las fobias son el resultado de la integración de

los enfoques etológico, biológico y de la teoría del aprendizaje

Seligman sugirió que las fobias específicas son un ejemplo de aprendizaje modelado por la

evolución. El concepto de “preparación” para el aprendizaje proviene de la observación de

que algunas respuestas a determinados estímulos se aprenden con más facilidad que otras, y

de que la facilidad para aprender una circunstancia particular varía de una especie a otra. La

mayoría de las fobias específicas involucran estímulos que en el curso de la evolución han

representado un peligro para el hombre y ante los que todavía se reacciona como si fueran

intrínsecamente peligrosos. Como apoyo del componente biológico de las fobias específicas.

Fyer y cols. hallaron una elevada transmisión familiar, como ya señalamos anteriormente.

Los síntomas de fobia social se acompañan en quizás el 50% de los casos de un aumento de

la adrenalina plasmática. De todos modos en la fobia social también intervienen algunos

elementos cognitivos, ya que las infusiones rápidas de adrenalina fuera de las circunstancias

fóbicas no reproducen exactamente los síntomas. La feniletilamina u otras aminas biógenas

similares pueden estar implicadas en nuestra respuesta emocional a la aprobación o

desaprobación sociales. Este sistema estaría regulado deficientemente en los pacientes con

fobia social y en los que padecen depresión atípica.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y DIAGNÓSTICO

 AGORAFOBIA (F40.0)

El término agorafobia, derivado del griego agora, que significa “lugar de mercado”, fue

utilizado por primera vez por el psiquiatra alemán Westphal en 1871 para describir “la
imposibilidad de atravesar ciertas calles o plazas, o la posibilidad de hacerlo con un temor

ligado a la ansiedad” . El sentido del término se ha ido ampliando, y sobrepasando su

acepción etimológica, al incluir el miedo a las aglomeraciones y el temor a los lugares

públicos de diverso tipo. El cuadro clínico de la agorafobia consiste en múltiples y variados

temores y conductas de evitación centradas en torno a tres aspectos principales: 1. Miedo a

abandonar el hogar, 2. miedo a quedarse solo y 3. miedo a encontrarse lejos del hogar en

situaciones en las que se siente uno atrapado, molesto o indefenso. De acuerdo a las

clasificaciones nosológicas actuales como la CIE-10 o el DSM-IV, lo que se teme es padecer

una serie de síntomas desagradables encontrándose en situaciones de las que uno no puede

escapar fácilmente, o donde no puede conseguirse ayuda con facilidad en caso de problemas.

Los temores agorafóbicos más característicos son el uso de transportes públicos, hallarse en

lugares públicos concurridos, ascensores, hacer cola, o viajar lejos de casa. En los casos más

graves los pacientes están atados a sus casas, con miedo a salir sin compañía o a quedarse

solos. La mayor parte de los casos comienzan con una serie de crisis de angustia espontáneas.

Si las crisis continúan, los pacientes suelen desarrollar ansiedad anticipatoria, caracterizada

por una sensación persistente de temor o aprensión por cuando se presentará la próxima crisis,

y por sus consecuencias. En una tercera fase es cuando surgen los síntomas de agorafobia.

Muchos pacientes establecen una relación causal entre sus crisis de angustia y la situación en

la que se han producido, y posteriormente evitan dichas situaciones en un intento por evitar

nuevas crisis. Los agorafóbicos temen también las situaciones en las que creen que no podrán

huir rápidamente si ocurre una emergencia. Algunos pacientes tienen crisis espontáneas a lo

largo de la enfermedad y otros sólo ocasionalmente al comienzo de la enfermedad y

posteriormente al exponerse a las situaciones fóbicas. Muchos pacientes incapaces de salir

solos de casa, pueden viajar largas distancias si van acompañados de una persona de
confianza. En la práctica clínica, es raro encontrar pacientes con agorafobia sin historia de

crisis de pánico. Por ello para algunos investigadores el desarrollo de agorafobia, requiere el

antecedente de crisis de angustia. Esta afirmación es controvertida. Así en una serie de

pacientes con trastorno por angustia con agorafobia, el 23% informó que la agorafobia

precedió a la crisis de pánico inicial, aunque se supone un sesgo retrospectivo. También cabe

reseñar en esta controversia, la elevada prevalencia de la agorafobia sin crisis de angustia que

se encontró en estudios epidemiológicos como el ECA, en el que se informó que la mayoría

de las agorafobias diagnosticadas por primera vez (dos terceras partes aproximadamente se

produjeron sin historia de crisis de angustia. Este parece explicarse porque en las

evaluaciones epidemiológicas, el umbral de gravedad es muy bajo y el diagnóstico diferencial

incierto . Los temores más frecuentes correspondientes a una muestra de pacientes

agorafóbicos españoles, fueron: alejarse de casa (90%), transportes públicos (70%), lugares

concurridos (60%), sitios cerrados (45%) y espacios abiertos (30%) .

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Miedo o evitación marcados y consistentes a, al menos, dos de las siguientes situaciones:

1. Multitudes.

2. Lugares públicos.

3. Viajar solo.

4. Viajar lejos de casa.


B. Al menos dos síntomas de ansiedad en las situaciones temidas deben haberse presentado

juntas en, al menos, una ocasión desde el inicio del trastorno, y uno de los síntomas debe

haber sido de los enumerados entre 1 y 4 a continuación:

Síntomas autonómicos:

1. Palpitaciones o golpeo del corazón, o ritmo cardíaco acelerado.

2. Sudoración.

3. Temblores o sacudidas de los miembros.

4. Sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación).

Síntomas en el pecho y abdomen:

5. Dificultad para respirar.

6. Sensación de ahogo.

7. Dolor o malestar en el pecho.

8. Náuseas o malestar abdominal (p. ej., estómago revuelto).

Síntomas relacionados con el estado mental:

9. Sensación de mareo, inestabilidad, desvanecimiento o aturdimiento.

10. Sensación de que los objetos son irreales (desrealización) o que uno está lejos de la

situación o "fuera de ella" (despersonalización)

11. Sensación de perder el control, de "volverse loco" o de perder el conocimiento.

12. Miedo a morir.


Síntomas generales:

13. Sofocos o escalofríos.

14. Sensación de entumecimiento u hormigueo.

C. La evitación o los síntomas de ansiedad causan un malestar emocional significativo, y el

sujeto reconoce que éstos son excesivos o irracionales.

D. Los síntomas se restringen o predominan en las situaciones temidas o al pensar en ellas.

E. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. El miedo o la evitación de situaciones

(criterio A) no es consecuencia de ideas delirantes, alucinaciones ni otros trastornos, tales

como un trastorno mental orgánico (FOO-F09), esquizofrenia y trastornos relacionados (F20-

F29), trastornos del humor (afectivos) (F30-F39) o un trastorno obsesivo-compulsivo (F42.-

), ni tampoco son secundarios a creencias culturales. Puede especificarse la presencia o

ausencia de trastorno de pánico (F41.0) en la mayoría de las situaciones agorafóbicas

utilizando un quinto carácter:

F40.00 Sin trastorno de pánico.

F40.01 Con trastorno de pánico.

 FOBIA SOCIAL(F40.1)

En la fobia social, el miedo está centrado en que el paciente al actuar se vea sometido a una

situación de humillación o ridículo ante los demás. Estos individuos temen y evitan diversas

situaciones en las que se sentirían requeridos a actuar en presencia de otra gente. Las fobias

sociales más típicas son el temor a hablar, comer o escribir en público, a utilizar urinarios
públicos, así como asistir a fiestas o entrevistas. Así mismo, un miedo común de los sujetos

con esta fobia, es que la gente sea capaz de detectar y ridiculizar su ansiedad ante situaciones

sociales. Cada paciente puede tener una fobia social limitada o varias. La ansiedad va ligada

al estímulo fóbico. Cuando el paciente se ve forzado o es sorprendido por la situación fóbica

experimenta una ansiedad intensa acompañada por varios síntomas somáticos de ansiedad.

La sudación, ruborización y la sequedad de boca son más frecuentes en la fobia social, que

las palpitaciones o la opresión precordial, más propias de las crisis de pánico. Cuando los

pacientes tienen que enfrentarse a la situación fóbica, suelen presentar una intensa ansiedad

anticipatoria. En algunos pacientes la fobia social permanece limitada a una situación, pero

en la mayoría de los casos el sujeto es sensible a varias situaciones sociales. Un estudio

sistematizado que comparó un grupo de individuos con fobia a hablar en público con otro

grupo con fobia social generalizada, puso de manifiesto que estos últimos eran más jóvenes,

tenían menor nivel de educación y presentaban más ansiedad, depresión, miedo a la

evaluación social negativa y mayor tasa de desempleo.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de cualquiera de los siguientes:

l. Miedo marcado a ser el foco de atención, o miedo a comportarse de un modo que sería

embarazoso o humillante.

2. Evitación notable de ser el centro de atención, o de situaciones en las cuales hay miedo a

comportarse de un modo que sería embarazoso o humillante. ' .. Estos miedos se manifiestan

en situaciones sociales tales como comer o hablar en público, encontrarse conocidos en


público o introducirse o permanecer en actividades de grupo reducido (por ejemplo, fiestas,

reuniones de trabajo, clases).

B. Al menos dos síntomas de ansiedad ante la situación temida, como se definen en el criterio

B de F40.0, tienen que presentarse conjuntamente en una ocasión al menos desde el inicio

del trastorno, y uno de los síntomas siguiente:

1. Ruborización.

2. Miedo a vomitar.

3. Necesidad imperiosa o temor a orinar o defecar.

C. Malestar emocional significativo ocasionado por los síntomas o la conducta de evitación,

que el paciente reconoce excesivos o irrazonables.

D. Los síntomas se limitan a las situaciones temidas o a la contemplación de las mismas.

E. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Los criterios A y B no se deben a ideas

delirantes, alucinaciones u otros trastornos, como los trastornos mentales orgánicos (FOO-

F09), esquizofrenia o trastornos relacionados (F20-F29), trastornos del humor (afectivos)

(F30-F39) o trastorno obsesivo-compulsivo (F42.-), ni tampoco son secundarios a creencias

de la propia cultura.

 FOBIAS ESPECÍFICAS (AISLADAS) (F40.2)

Estas fobias se basan en miedos circunscritos a un objeto, situación o actividad concretos. El

síndrome tiene tres componentes: La ansiedad anticipatoria desencadenada ante la

posibilidad de enfrentarse al estímulo, el temor central en sí mismo y la conducta de evitación


para aliviar la ansiedad. En estas fobias el miedo no suele provenir del objeto en sí mismo,

sino de las supuestas consecuencias derivadas del contacto con el objeto. Estos miedos son

excesivos, irracionales y persistentes, por lo que, a pesar de que la mayoría de los pacientes

lo reconocen, sus temores no disminuyen. En las clasificaciones nosológicas actuales como

la CIE-10, pero también el DSM-IV, se describen subtipos de fobias: Tipo animal (insectos,

perros), tipo fuerzas de la naturaleza (tormentas, agua), tipo sangre, inyecciones y heridas,

tipo situaciones (ascensores, túneles) y otros. En apoyo de la validez de esta subtipificación

se dispone de información referida a diferencias de edad de inicio, forma de comienzo,

agregación familiar y respuestas fisiológicas frente al estímulo . Las fobias animales

constituyen el sector más extenso de las fobias específicas. Son muy frecuentes en la infancia,

pero en la mayoría de los casos este temor se supera al llegar a la adolescencia. El objeto del

temor puede referirse a cualquier animal, pero quizás los más frecuentes eran las serpientes,

los insectos, los perros y las aves. La fobia a espacios cerrados, pueden generarse de forma

aislada, (claustrofobia), pero también es común en la agorafobia. La reacción aversiva hacia

la sangre es relativamente frecuente. El sujeto no puede soportar la contemplación de la

sangre y no permiten que se le hagan extracciones. Algunos llegan a sufrir una crisis de

desmayo al ver la sangre propia o la ajena. Niveles altos de ansiedad en relación con el

tratamiento dental afectan al 5% de la población, que lo evita salvo en casos de urgencia .

Son muy frecuentes en la población general, las fobias alimentarias que ofrecen dos

variedades distintas. Una corresponde a la fobia a tragar debida al temor a atragantarse, que

no se vincula al tipo de alimento. Otra variedad se refiere a las fobias restringidas a ciertos

alimentos, con más frecuencia a la carne y a los alimentos grasos .


CRITERIOS DIAGNOSTICOS.

A. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Miedo marcado a un objeto o situación específicos, no incluidos en la agorafobia (F40.0)

o en la fobia social (F40.1).

2. Evitación marcada de un objeto o situación específicos, no incluidos en la agorafobia

(F40.0) o en la fobia social (F40.1). ' ... Entre los objetos o situaciones más frecuentes están

animales, pájaros, insectos, alturas, truenos, a volar, espacios pequeños cerrados, la visión de

sangre o heridas, inyecciones, dentistas y hospitales.

B. Los síntomas de ansiedad ante la situación temida, como se definen en el criterio B de

F40.0, se deben haber manifestado en algún momento desde el inicio del trastorno.

C. Malestar emocional significativo ocasionado por los síntomas o la evitación, y el individuo

reconoce que son excesivos o irracionales.

D. Los síntomas se limitan a la situación temida o a la contemplación de la misma. Si se

desea, las fobias específicas pueden subdividirse como sigue:

• Tipo animal (p. ej., insectos, perros).

• Tipo fuerzas de la naturaleza (p. ej., tormentas, agua).

• Tipo sangre, inyecciones y heridas.

• Tipo situacional (p. ej., ascensores, túneles).

 Otro tipo. F40.8


II. OTROS TRASTORNOS DE ANSIEDAD (F41)

2.1. ANSIEDAD

La ansiedad se define como una sensación de miedo, inquietud, tensión, taquicardia y

dificultad respiratoria, que puede no estar asociada a ningún estímulo aparente. Así, se habla

de "trastorno de ansiedad” para referirse a ciertas patologías en las que el paciente

experimenta un gran miedo aunque no haya una razón para ello.

El afectado apenas puede controlar el miedo o no puede controlarlo en absoluto. Este

trastorno también se conoce como “neurosis de angustia”. Básicamente, el miedo se describe

como una situación de amenaza. En estas circunstancias, el miedo tiene una función: es una

señal de alarma que ayuda a evitar dicha amenaza. Cuando esta amenaza ha pasado, el miedo

también debería desaparecer. En el trastorno de ansiedad se considera una amenaza algo que

en realidad no lo es.

2.2 Causas de la Ansiedad

Las causas del trastorno de ansiedad no están completamente claras. Existen diferentes

teorías con distintos puntos de vista de cómo se produce el trastorno de ansiedad.

 Teoría del psicoanálisis

De acuerdo con la teoría del psicoanálisis, los conflictos internos pueden causar ansiedad.

Además, considera que la persona afectada no tiene la capacidad de gestionar tal ansiedad.

En las situaciones conflictivas, esta persona se encuentra sobrepasada hasta tal punto que

pueden acudirle miedos infantiles. Se produciría, por ejemplo, en casos en que se produce
el riesgo de sufrir una pérdida (de una persona cercana o del reconocimiento social), pudiendo

aparecer una ansiedad aguda como en la ansiedad por separación.

 teoría del aprendizaje

Se puede explicar por qué el trastorno de pánico se asocia a la ansiedad de anticipación.

Cuando se repite un ataque de pánico, la persona tiene miedo a padecer más ataques y esto

se conoce como el miedo al miedo.

Los enfoques de la teoría del psicoanálisis y la del aprendizaje buscan las causas del

trastorno de ansiedad en determinadas condiciones ambientales. Los expertos creen, sin

embargo, que el trastorno de ansiedad no está provocado solo por malas experiencias de

aprendizaje. Por el contrario, la persona que sufre el trastorno biológico ha de ser

particularmente propensa a esto.

Un factor que parece desempeñar un papel importante es el sistema nervioso autónomo.

Este regula y controla las funciones de los órganos internos como el corazón y la respiración.

En las personas que sufren un trastorno de ansiedad el sistema nervioso autónomo se

muestra más inestable (se altera rápidamente ante una variedad de estímulos). Esto nos lleva

al hecho de que los síntomas del miedose puedan producir muy rápidamente. Esta

inestabilidad del sistema nervioso autónomo es aparentemente innata.

Se cree que ciertos “mensajeros del cerebro” (neurotransmisores) de los pacientes con

ansiedad sufren anomalías (como la serotonina, la noradrenalina o el ácido gamma-

aminobutírico (GABA). Otros hallazgos neurobiológicos muestran que las personas con

trastorno de ansiedad presentan diferencias en una región del cerebro determinada conocida
como sistema límbico. El sistema límbico desempeña un papel importante en el tratamiento

y la percepción de los sentimientos en el hombre.

También parece que los factores genéticos desempeñan un papel importante en la

aparición del trastorno de ansiedad. Los estudios han demostrado que el trastorno de

ansiedad es más frecuente en familiares de primer grado de pacientes

con trastorno de ansiedad que en gente que no tiene familiares afectados por dicho

trastorno. Sin embargo, no se sabe si estos resultados solo se deben a factores genéticos o a

que con frecuencia los parientes de primer grado viven expuestos a los mismos factores

ambientales o a influencias externas parecidas. Si los factores ambientales influyen en el

desarrollo del trastorno de ansiedad, esta podría ser la razón de que haya una probabilidad

más alta de enfermedad en el entorno familiar afectado.

La ansiedad también puede aparecer con el consumo de determinadas sustancias como

el alcohol, la cafeína o las drogas. La respuesta circulatoria relacionada con los estimulantes

se puede vivir como un ataque de pánico. Debido a la ansiedad de anticipación, el afectado

temerá que se produzcan más crisis de ansiedad y esta puede ser la razón que lleve a

un trastorno de pánico.

2.3 Síntomas de la Ansiedad

El trastorno de ansiedad se puede manifestar a través de diferentes síntomas. La

enfermedad afecta no solo a las experiencias mentales, sino también a las físicas. A menudo,

los afectados no perciben el sentimiento subjetivo del miedo en primer lugar, sino que más

bien se trata de molestias físicas que los llevan a buscar atención médica. Por esta razón, a

menudo se realizan exploraciones y tratamientos en los pacientes ante la sospecha de que


exista una enfermedad cardiaca o similar, antes de que los síntomas físicosindiquen que se

trata de un trastorno de ansiedad.

En el trastorno de ansiedad es característica la conducta de evitación. La persona

afectada comienza a evitar determinados elementos o situaciones por el miedo al miedo. Así,

las personas con miedo a volar evitarán hacerlo en el futuro. Las personas con agorafobia

solo saldrán de casa acompañadas (o no saldrán). Cuanto más se evitan las situaciones que

provocan ansiedad, mayor será esta. Como resultado, el afectado evitará cada vez más

situaciones.

Las personas con trastorno de ansiedad por lo general temen perder el control.

Asimismo, interpretan los síntomasfísicos como un ataque al corazón inminente o temen

perder la consciencia, desmayarse o volverse locas.

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas y pueden clasificarse

en diferentes grupos:

Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores,

sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de

la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e

inestabilidad. Si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del

sueño, la alimentación y la respuesta sexual.

Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar,

inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder


el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más

extremos, temor a la muerte, a la locura, o al suicidio.

De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar,

impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas

vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas

cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios

en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, etc.

Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de

los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación,

pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de

confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños

detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones

inadecuadas, susceptibilidad, etc.

Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación,

en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar

o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios

derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.

No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni éstos la misma intensidad en todos los

casos. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se muestra más

vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas.


2.4.MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y DIAGNÓSTICO

 Trastorno de Pánico (F41.0)

Su característica esencial es la presencia de crisis recurrentes de ansiedad grave (pánico) no

limitadas a ninguna situación o conjunto de circunstancias particulares y que son, por lo tanto,

impredecibles. Son por tanto imprevisibles. Es frecuente la aparición repentina de

palpitaciones, dolor precordial, sensación de asfixia, mareo o vértigo y sensación de

irrealidad (despersonalización o desrealización). Casi constantemente hay un temor

secundario a morirse, a perder el control o a enloquecer. Cada crisis suele durar sólo unos

minutos, pero también puede persistir más tiempo. A menudo el miedo y los síntomas

vegetativos del ataque van creciendo de tal manera que los que los padecen terminan por

salir, escapar, de donde se encuentran. Si esto tiene lugar en una situación concreta, por

ejemplo, en un autobús o en una multitud, como consecuencia el enfermo puede en el futuro

tratar de evitar esa situación. Del mismo modo, frecuentes e imprevisibles ataques de pánico

llevan a tener miedo a estar sólo o a ir a sitios públicos. Un ataque de pánico a menudo se

sigue de un miedo persistente a tener otro ataque de pánico.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. El sujeto experimenta ataques de pánico que no se asocian de forma consistente con

una situación u objeto específicos, y que se producen espontáneamente (es decir, los

episodios son impredecibles). Los ataques de pánico no se asocian con un ejercicio físico

intenso o con la exposición a situaciones peligrosas o amenazantes para la vida.

B. Un ataque de pánico se caracteriza por todos los siguientes:

l. Es un episodio diferenciado de intenso miedo o de malestar.


2. Se inicia abruptamente.

3. Alcanza su máxima intensidad en pocos minutos y dura, por lo menos, algunos

minutos.

4. Se presentan al menos cuatro de los síntomas enumerados a continuación, de los cuales

uno debe ser del grupo a)-d).

Síntomas autonómicos:

a) Palpitaciones o golpeo del corazón, o ritmo cardíaco acelerado.

b) Sudoración.

c) Temblores o sacudidas.

d) Sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación). Síntomas relacionados

con el tórax y abdomen:

e) Dificultad para respirar.

f) Sensación de ahogo.

g) Dolor o malestar en el pecho.

h) Náuseas o malestar abdominal (p. ej., estómago revuelto).

Síntomas relacionados con el estado mental:

i) Sensación de mareo, inestabilidad o desvanecimiento.

j) Sensación de que los objetos son irreales (desrealización) o de que uno mismo está

distante o "no realmente aquí" (despersonalización).

k) Miedo a perder el control, a volverse loco o a perder el conocimiento.

l) Miedo a morir.

Síntomas generales:

m) Sofocos de calor o escalofríos.

n) Aturdimiento o sensaciones de hormigueo.


C. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Los ataques de pánico no se deben a

una enfermedad orgánica, trastorno mental orgánico (FOO-F09) u otros trastornos

mentales, como esquizofrenia y trastornos relacionados (F20-F29), trastornos del humor

(afectivos) (F30-F39) o trastornos somatomorfos (F45.-).

El grado de variación individual, tanto en el contenido como en la severidad, es tan

grande, que, si se desea, puede especificarse en dos grados, moderado y grave, mediante

un quinto carácter:

F41.00 Trastorno de pánico moderado (por lo menos cuatro ataques de

pánico en un período de cuatro semanas).

F41.01 Trastorno de pánico grave (al menos cuatro ataques de pánico

por semana, en un período de unas cuatro semanas)

 Trastorno de Ansiedad Generalizada (F41.1)

La característica esencial de este trastorno es una ansiedad generalizada y persistente, que no

está limitada y ni siquiera predomina en ninguna circunstancia ambiental en particular (es

decir, se trata de una “angustia libre flotante”). Como en el caso de otros trastornos de

ansiedad los síntomas predominantes son muy variables, pero lo más frecuente son quejas de

sentirse constantemente nervioso, con temblores, tensión muscular, sudo-ración, mareos,

palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas. A menudo se ponen de manifiesto temores a

que uno mismo o Un familiar vayan a caer enfermo o a tener un accidente, junto con otras

preocupaciones y presentimientos muy diversos. Este trastorno es más frecuente en mujeres

y está a menudo relacionado con estrés ambiental crónico. Su curso es variable, pero tiende

á ser fluctuante y crónico.


CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de un período de por lo menos seis meses con tensión prominente,

preocupación y aprensión sobre los acontecimientos y problemas de la vida diaria.

B. Presencia de al menos cuatro de los síntomas listados a continuación, de los cuales por

lo menos uno de ellos debe ser del grupo 1-4:

Síntomas autonómicos:

1. Palpitaciones o golpeo del corazón, o ritmo cardíaco acelerado.

2. Sudoración.

3. Temblor o sacudidas.

4. Sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación).

Síntomas relacionados con el pecho y abdomen:

5. Dificultad para respirar.

6. Sensación de ahogo.

7. Dolor o malestar en el pecho.

8. Náuseas o malestar abdominal (p. ej., estómago revuelto).

Síntomas relacionados con el estado mental:

9. Sensación de mareo, inestabilidad o desvanecimiento.

10. Sensación de que los objetos son irreales (desrealización) o de que uno mismo está

distante o "no realmente aquí" (despersonalización).

11. Miedo a perder el control, a volverse loco o a perder la conciencia.

12. Miedo a morir.

Síntomas generales:

13. Sofocos de calor o escalofríos.


14. Aturdimiento o sensaciones de hormigueo.

15. Tensión, dolores o molestias musculares.

16. Inquietud e incapacidad para relajarse.

17. Sentimiento de estar "al límite" o bajo presión, o de tensión mental.

18. Sensación de nudo en la garganta o dificultad para tragar.

Otros síntomas no específicos:

19. Respuesta exagerada a pequeñas sorpresas o sobresaltos.

20. Dificultad para concentrarse o de "mente en blanco", a causa de la preocupación o de

la ansiedad.

21. Irritabilidad persistente.

22. Dificultad para conciliar el sueño debido a las preocupaciones.

C. El trastorno no cumple criterios de trastorno de pánico (F41.0), trastorno de ansiedad

fóbica (F40.-), trastorno obsesivo-compulsivo (F42.-) o trastorno hipocondríaco (F45.2).

D. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. El trastorno de ansiedad no se debe a

un trastorno orgánico, como hipertiroidismo, a un trastorno mental orgánico (FOO-F09)

o trastorno relacionado con el consumo de sustancias psicoactivas (FIO-F19), tales como

un exceso de consumo de derivados anfetarnínicos o abstinencia a benzodiacepinas.

 Trastorno Mixto Ansioso-Depresivo (F41.2)

Es una condición muy frecuente, y consiste en una categoría diagnóstica donde entran

aquellos pacientes que presentan tanto síntomas de ansiedad como de depresión en igual

medida, pero de forma menos intensa. Lo más frecuente es que lo síntomas de ansiedad sean

más acentuados que los de depresión.


Esta clasificación es relativamente nueva y poco estudiada, ya que parece funcionar como

“cajón de sastre” para los que no encajan con otros criterios diagnósticos.

Sin embargo, está claro que constituye una enfermedad que afecta a la salud mental de la

persona y, por tanto, repercute en su funcionamiento diario.

III. TRASTORNO OBSESIVO – COMPULSIVO (F42)

La característica esencial de este trastorno es la presencia de pensamientos obsesivos o actos

compulsivos recurrentes. Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos

mentales que irrumpen una y otra vez en la actividad mental del individuo, de una forma

estereotipada. Suelen ser siempre desagradables (por su contenido violento u obsceno, o

simplemente porque son percibidos como carentes de sentido) y el que los padece suele

intentar, por lo general sin éxito, resistirse a ellos. Son, sin embargo, percibidos como

pensamientos propios, a pesar de que son involuntarios y a menudo repulsivos. Los actos o

rituales compulsivos son formas de conducta estereotipadas que se repiten una y otra vez. No

son por sí mismos placenteros, ni dan lugar a actividades útiles por sí mismas. Para el enfermo

tienen la función de prevenir que tenga lugar algún hecho objetivamente improbable. Suele

tratarse de rituales para conjurar el que uno mismo reciba daño de alguien o se lo pueda

producir a otros. A menudo, aunque no siempre, este comportamiento es reconocido por el

enfermo como carente de sentido o de eficacia, y hace reiterados intentos para resistirse a él.

En casos de larga evolución, la resistencia puede haber quedado reducida a un nivel mínimo.

Casi siempre está presente un cierto grado de ansiedad. Existe una íntima relación entre los
síntomas obsesivos, en especial pensamientos obsesivos, y la depresión. Los enfermos con

trastornos obsesivo-compulsivos tienen a menudo síntomas depresivos y en enfermos que

sufren un trastorno depresivo recurrente (F33.-) a menudo se presentan pensamientos

obsesivos durante sus episodios de depresión. En ambas situaciones el incremento o la

disminución en la gravedad de los síntomas depresivos se acompaña por lo general por

cambios paralelos en la gravedad de los síntomas obsesivos.

El trastorno obsesivo-compulsivo es tan frecuente en varones como en mujeres y la

personalidad básica suele tener rasgos anancásticos destacados. El comienzo se sitúa

habitualmente en la infancia o al principio de la vida adulta. El curso es variable y, en

ausencia de síntomas depresivos significativos, tiende más a la evolución crónica.

3.1. Síntomas

El trastorno obsesivo-compulsivo en general incluye obsesiones y compulsiones. Sin

embargo, también es posible tener solo síntomas de obsesión o solo síntomas de compulsión.

Puedes darte cuenta o no de que tus obsesiones y compulsiones son excesivas o no

razonables, pero te consumen muchísimo tiempo e interfieren en tu rutina diaria y en tus

actividades sociales o laborales.

 Síntomas de obsesión

Las obsesiones del TOC son pensamientos, impulsos o imágenes repetidos, persistentes e

indeseados, que son invasivos y provocan angustia o ansiedad. Podrías intentar ignorarlos o
deshacerte de ellos poniendo en práctica un ritual o comportamiento compulsivo. En general,

estas obsesiones te invaden cuando intentas pensar o hacer otras cosas.

A menudo, las obsesiones tratan sobre distintos temas, por ejemplo:

 Temor a la contaminación o a la suciedad

 Necesitar que las cosas estén ordenadas simétricamente

 Pensamientos agresivos u horrendos sobre lastimarte o lastimar a otros

 Pensamientos indeseados, por ejemplo, agresivos, o sujetos religiosos o sexuales

Los signos y síntomas de la obsesión incluyen lo siguiente:

 Temor a contaminarse por tocar objetos que han tocado otros

 Dudas sobre si se puso llave a la puerta o si se apagó la estufa

 Estrés intenso cuando los objetos no están ordenados u orientados de una determinada

manera

 Imágenes indeseadas e incómodas en las que te lastimas o que lastimas a otros

 Pensamientos sobre gritar obscenidades o actuar de manera inadecuada, los cuales son

indeseados y te incomodan

 Evasión de situaciones que pueden desencadenar obsesiones, como dar la mano

 Angustia acera de imágenes sexuales desagradables que se repiten en la mente


 Síntomas de compulsión

Las compulsiones del TOC son comportamientos repetitivos que te sientes obligado a

cumplir. Estos comportamientos repetitivos o actos mentales tienen como fin prevenir o

reducir la ansiedad relacionada con tus obsesiones o evitar que suceda algo malo. Sin

embargo, involucrarse con las compulsiones no genera placer y puede aliviar la ansiedad solo

temporalmente.

Puedes establecer reglas o rituales que te ayuden a controlar la ansiedad cuando tengas

pensamientos obsesivos. Estas compulsiones son excesivas y, a menudo, no están

relacionadas de manera realista con el problema que intentan solucionar.

Tal como ocurre con las obsesiones, las compulsiones también son sobre temas

determinados, por ejemplo:

 Lavado y limpieza

 Verificación

 Recuento

 Orden

 Respetar rutinas estrictas

 Exigir garantías
Los signos y síntomas de la compulsión incluyen lo siguiente:

 Lavarse las manos hasta que la piel queda en carne viva

 Verificar varias veces que las puertas están con llave

 Verificar varias veces que la estufa está apagada

 Contar siguiendo determinados patrones

 Repetir en voz baja una plegaria, una palabra o una frase

 Ordenar las latas de modo que estén orientadas hacia el mismo lado

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de obsesiones o compulsiones (o ambas) la mayor parte de los días durante

un período de al menos dos semanas.

B. Las obsesiones (pensamientos, ideas o imágenes) y las compulsiones (actos)

comparten las siguientes características, que tienen que estar presentes todas:

l. El paciente reconoce que se originan en su mente y no son impuestas externamente por

personas o influencias.

2. Son reiteradas y desagradables, y debe haber al menos una obsesión o una compulsión

que el paciente reconoce como excesiva o irracional.

3. El paciente intenta resistirse a ellas (aunque la resistencia a obsesiones o compulsiones

de larga evolución puede ser mínima). Debe haber al menos una obsesión o una

compulsión que es resistida sin éxito.


4. Experimentar pensamíentos obsesivos o llevar a cabo actos compulsivos no es en sí

mismo placentero (lo cual debe distinguirse del alivio temporal de la ansiedad o tensión).

C. Las obsesiones o las compulsiones producen malestar o interfieren con el

funcionamiento social o individual del paciente, normalmente por el tiempo que

consumen.

D. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Las obsesiones o las compulsiones

no son resultado de otros trastornos mentales, tales como esquizofrenia o trastornos

relacionados (F20-F29) o trastornos del humor (afectivos) (F30-F39).

El diagnóstico puede especificarse más con los siguientes códigos para el cuarto carácter:

IV. REACCIONES A ESTRÉS GRAVE Y TRASTORNOS DE ADAPTACIÓN

(F43)

Esta categoría difiere de las otras por el hecho de que incluye trastornos identificables no

sólo en base a su sintomatología y evolución, sino también a la existencia de una u otra de

las siguientes dos influencias causales: un suceso vital excepcionalmente estresante que

produce una reacción aguda de estrés, o un cambio vital significativo que induce

circunstancias desagradables prolongadas, el cual da como resultado un trastorno de

adaptación. Aunque el estrés psicosocial menos grave (“sucesos vitales”) puede precipitar el

inicio o contribuir a la presentación de una amplia diversidad de trastornos clasificados en

otras partes de este capítulo, su importancia etiológica no siempre es clara, y en ellos el

cuadro depende de la vulnerabilidad individual, a menudo idiosincrásica, del paciente. Es

decir, los sucesos vitales no son necesarios ni suficientes para explicar la aparición y la forma

del trastorno. Por el contrario, se considera que los trastornos aquí agrupados surgen siempre
como consecuencias directas del estrés agudo grave o del trauma prolongado. El suceso

estresante o las circunstancias desagradables prolongadas constituyen el factor causal

primario y esencial, al punto de que el trastorno no habría tenido lugar sin estos impactos.

Los trastornos en esta categoría pueden ser considerados así como respuestas adaptativas

patológicas al estrés grave o prolongado, en el sentido de que interfieren con los mecanismos

de adaptación normales, por lo cual inducen un deterioro del funcionamiento social del

paciente.

4.1. Síntomas

Los signos y síntomas dependen del tipo de trastorno de adaptación y pueden variar según

la persona. Sufres más estrés del que normalmente se esperaría en respuesta a un suceso

estresante, lo que provoca problemas significativos en tu vida.

Los trastornos de adaptación afectan la forma en la que te sientes, así como lo que piensas

de ti mismo y del mundo; también pueden influir en tus acciones y tu conducta. Algunos

ejemplos son:

 Sentirte triste, desesperanzado o no disfrutar cosas que solías disfrutar

 Llorar con frecuencia

 Estar preocupado o sentirte ansioso, nervioso, tenso o estresado

 Trastornos del sueño

 Falta de apetito
 Dificultad para concentrarse

 Sentirte abrumado

 Tener dificultades para desenvolverte en las actividades diarias

 Apartarte de tus fuentes de apoyo social

 Evitar asuntos importantes, como ir al trabajo o pagar cuentas

 Pensamientos o conductas suicidas

Los síntomas del trastorno de adaptación aparecen dentro de los tres meses posteriores a

un suceso estresante y no duran más de seis meses después de su finalización. Sin embargo,

los trastornos de adaptación persistentes o crónicos pueden continuar durante más de seis

meses, en especial, si lo que te produce estrés continúa, como el desempleo.

4.2 MANIFESTACIONES CLINICAS Y DIAGNOSTICO

 (F43.0) REACCIÓN A ESTRÉS AGUDO

La Clasificación Internacional de las Enfermedades (10ª ed.) define este trastorno como aquel

de gravedad importante que aparece en un individuo sin un trastorno mental preexistente.

Remite, por lo general, en horas o días y surge en respuesta a un estrés físico o psicológico

excepcional. Tales situaciones pueden concretarse en amenazas serias para la integridad

física y la seguridad del enfermo o figuras significativas de su entorno, o cambios bruscos

y/o amenazadores de su rango o entorno social. Si bien se admite que cualquier persona en

una situación tal de estrés podría desarrollar este cuadro, no es menos cierto que existe mayor

susceptibilidad a padecerlo ante situaciones tales como agotamiento físico u otros trastornos
orgánicos, habiéndose descubierto de igual forma, la existencia previa de factores que pueden

establecer una cierta vulnerabilidad personal a sufrir el trastorno.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. El paciente tiene que haber estado expuesto a un estresante excepcional físico o

psicológico.

B. La exposición al estresante se sigue del inicio inmediato de los síntomas (en una hora).

C. Hay dos grupos de síntomas; la reacción a estrés agudo se califica como:

F43.00 Leve; sólo se cumple el criterio 1.

F43.01 Moderado; se cumple el criterio 1 y dos cualesquiera de los síntomas del criterio

2 F43.02 Grave; se cumple el criterio 1, y cuatro síntomas del criterio 2 o estupor

disociativo (véase F44.2).

1. Se cumplen los criterios B, C y D del trastorno de ansiedad generalizada (F41.1).

2. a) Abandono de la interacción social esperada.

b) Estrechamiento de la atención.

c) Aparente desorientación.

d) Ira o agresividad verbal.

e) Desesperanza o desesperación.

f) Hiperactividad inapropiada o sin propósito.

g) Duelo incontrolable y excesivo Guzgado a tenor del patrón cultural local).

D. Si el estresante es transitorio o puede aliviarse, los síntomas deben empezar a

disminuir en no más de ocho horas. Si la exposición al estresante continúa, los síntomas

deben empezar a disminuir en no más de 48 horas.


E. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. La reacción debe producirse en

ausencia de cualquier otro trastorno mental y del comportamiento concurrente de la CIE-

lO [excepto F41.1 (trastorno de ansiedad generalizada) y F60.- (trastornos de la

personalidad)], y no dentro de los tres meses tras la finalización de un episodio de

cualquier otro trastorno mental y del comportamiento

 TRASTORNO DE ESTRÉS POST-TRAUMÁTICO (F43.1)

La Clasificación Internacional de las Enfermedades (10ª ed.) señala como, a diferencia de la

reacción a estrés agudo, en este caso, el trastorno surge como una respuesta tardia a un

acontecimiento estresante, o situación de naturaleza excepcionalmente amenazante o

catastrófica. Tal situación sería capaz de causar por sí mismo malestar generalizado en todo

el mundo. Se incluirían acontecimientos tales como catástrofes naturales, combates,

accidentes graves, el ser víctima de tortura, terrorismo, violación u otro crimen, etc. La

preexistencia de factores como determinados rasgos de personalidad o antecedentes de

trastornos psiquiátricos, pueden favorecer o agravar el curso del trastorno, pero no se

consideran elementos ni necesarios ni suficientes para la aparición del mismo. Como

manifestaciones típicas, se encuentran episodios reiterados en los que se vivencia el trauma

en forma de reviviscencias o sueños sobre un trasfondo de embotamiento o indiferencia

afectiva y areactividad hacia el entorno, anhedonia y clara actitud evitativa de situaciones

que puedan evocar el trauma. Generalmente coexisten también síntomas de hiperactividad

vegetativa, hipervigilia, incremento de la reacción de sobresalto e insomnio. Es frecuente la

coexistencia de sintomatología depresiva y/o ansiosa, así como las ideas de suicidio. El
consumo de alcohol y psicotropos pueden complicar el cuadro y en cualquier caso, agravan

su pronóstico.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A.El paciente tiene que haber estado expuesto a un acontecimiento o situación

estresantes (de corta o larga duración) de naturaleza excepcionalmente amenazante o

catastrófica, que probablemente causaría malestar profundo en casi cualquier persona.

B. Debe haber recuerdos persistentes de "revivir" el acontecimiento o situación

estresantes en forma de reviviscencias ("flashbacks"), recuerdos vÍvidos o sueños

recurrentes, o una sensación de malestar al exponerse a circunstancias parecidas o

asociadas al acontecimiento o situación estresantes.

C. El paciente debe mostrar una evitación real o preferente de circunstancias parecidas o

asociadas al acontecimiento o situación estresantes, que no presentaba antes de la

exposición al mismo.

D. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Incapacidad para recordar, parcial o completa, algunos aspectos importantes del

período de exposición al acontecimiento o situación estresantes.

2. Síntomas persistentes de hipersensibilidad psicológica y activación (ausentes antes de

la exposición), que se manifiestan por dos cualquiera de los siguientes:

a) Dificultad para conciliar o mantener el sueño.

b) Irritabilidad o arrebatos de ira.

c) Dificultad para concentrarse.

d) Hipervigilancia.

e) Reacción de sobresalto exagerada.


E. Deben cumplirse los criterios B, C y D dentro de los seis meses del acontecimiento

estresante o del fin de un período de estrés (el comienzo diferido más de seis meses puede

incluirse en circunstancias especiales, pero debe especificarse claramente).

 (F43.2) TRASTORNOS DE ADAPTACIÓN

La CIE-10 los define como estados de malestar subjetivo acompañados de alteraciones

emocionales que suelen interferir con la actividad social y que aparecen en el período de

adaptación a un cambio biológico significativo o a un acontecimiento vital estresante. El

agente estresante puede actuar de forma individual o en la colectividad a la que pertenece el

sujeto. Más que en el caso de las reacciones a estrés grave previamente expuestas, los

trastornos de adaptación están mediados por una predisposición o vulnerabilidad individual;

sin embargo, se debe aceptar el hecho de que sin la situación estresante, no se presentarían

los síntomas.

Subtipos

La forma clínica de presentación de los trastornos de adaptación se puede especificar

mediante la adición de un quinto dígito. La CIE-10 establece así las siguientes categorías:

—F43.20 Reacción depresiva breve. Cuando la sintomatología afectiva no excede el mes de

duración.

—F43.21 Reacción depresiva prolongada. Se define como el estado depresivo moderado que

surge debido a una situación estresante prolongada, pero cuya duración no excede los dos

años.
—F43.22 Reacción mixta de ansiedad y depresión. Existen tanto síntomas de ansiedad como

de depresión, pero en grado que no satisfacen las pautas diagnósticas del Trastorno mixto de

ansiedad y depresión (F41.2) u otro trastorno mixto por ansiedad (F41.3).

—F43.23 Con predominio de alteraciones de otras emociones. Además de síntomas de

depresión o ansiedad, existen otros como preocupaciones, tensión o ira. Deben codificarse

aquí los ya referidos cuadros de conductas regresivas en la infancia.

—F43.24 Con predominio de alteraciones disociales. Aparece de forma preponderante una

alteración del comportamiento, fundamentalmente de tipo agresivo o disocial y en edades

adolescentes.

—F43.25 Con alteración mixta de emociones y disociales. Cuando se producen ambos tipos

de manifestaciones.

—F43.28 Otros trastornos de adaptación especificados.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. El inicio de los síntomas debe producirse en el mes posterior a la exposición a un estrés

psicosocial identificable, pero no de tipo catastrófico ni inusitado.

B. El individuo manifiesta síntomas o alteraciones del comportamiento del tipo de los

descritos en cualquiera de los trastornos del humor (afectivos) (F30- F39) (excepto ideas

delirantes y alucinaciones), de cualquiera de los trastornos en F40-F48 (trastornos neuróticos,

secundarios a situaciones estresante s y somatomorfos) y de los trastornos disociales. Los

síntomas pueden variar en forma y gravedad.


El rasgo predominante de los síntomas puede especificarse más utilizando un quinto carácter:

F43.20 Reacción depresiva breve. Estado depresivo leve y transitorio de duración no

superior a un mes.

F43.2l Reacción depresiva prolongada. Estado depresivo leve que se produce en

respuesta a la exposición prolongada a una situación estresante, pero cuya duración no excede

los dos años.

F43.22 Reacción mixta de ansiedad y depresión. Predominan ambos tipos de

síntomas, pero a niveles no mayores que los especificados para el trastorno mixto de ansiedad

y depresión (F41.2) u otro trastorno de ansiedad mixto (F41.3).

F43.23 Con predominio de alteraciones de otras emociones. Los síntomas suelen ser

de varios tipos de emoción, tales como ansiedad, depresión, preocupación, tensión e ira. Los

síntomas de ansiedad y depresión pueden cumplir criterios de trastorno mixto de ansiedad y

depresión (F41.2) u otro trastorno de ansiedad mixto (F41.3), pero no predominan hasta el

punto que pueda diagnosticarse otro trastorno depresivo o de ansiedad más específico. Esta

categoría también debe utilizarse en niños que presentan conductas regresivas, como enuresis

nocturna o chupeteo del pulgar.

F43.24 Con predominio de alteraciones disociales. La principal alteración es la del

comportamiento; por ejemplo, una reacción de duelo en un adolescente que resulta en un

comportamiento agresivo o disocial.

F43.25 Con alteraciones de las emociones y disociales mixtas. Los rasgos

predominantes son de ambos tipos, síntomas emocionales y alteraciones del comportamiento.

F43.28 Con otros síntomas predominantes especificados.


C. Excepto en la reacción depresiva prolongada (F43.21), los síntomas no persisten más de

seis meses tras el cese del estrés o sus consecuencias. (No obstante, esto no es óbice para que

se realice un diagnóstico provisional si todavía no se cumple este criterio.)

V. TRASTORNOS DISOCIATIVOS (F44)

Los trastornos disociativos son trastornos mentales que suponen una desconexión y falta de

continuidad entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Una persona que

sufre trastornos disociativos escapa de la realidad de formas involuntarias y poco saludables,

lo que causa problemas con el funcionamiento diario.

Por lo general, los trastornos disociativos aparecen en reacción a un trauma y ayudan a

mantener los recuerdos difíciles controlados.

5.1. Síntomas

Los signos y síntomas dependen del tipo de trastornos disociativos que tengas, pero

pueden comprender:

 Pérdida de memoria (amnesia) de ciertos períodos, sucesos, personas e información

personal

 Sensación de estar separado de ti mismo y de tus emociones

 Percepción de que las personas y cosas que te rodean están distorsionadas o son irreales

 Un sentido confuso de la identidad


 Estrés significativo o problemas en tus relaciones personales, tu trabajo y otros ámbitos

importantes de tu vida

 Incapacidad para afrontar bien el estrés emocional o profesional

 Problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, y pensamientos y

comportamientos suicidas

5.2. MANIFESTACIONES CLINICAS Y DIAGNOSTICOS:

 Amnesia disociativa (F44.0)

Su principal característica es la pérdida de la memoria, habitualmente de sucesos importantes

recientes, que no se debe a un trastorno mental orgánico pero que es demasiado importante

como para que pudiera ser explicada por olvido o por fatiga comunes. La amnesia se centra

habitualmente en sucesos traumáticos, tales como accidentes o duelos inesperados, y por lo

general es parcial y selectiva. Es rara la amnesia completa y generalizada, la cual

habitualmente forma parte de una fuga (F44.1). Si es así, debe clasificarse como tal. No debe

hacerse este diagnóstico si hay un trastorno cerebral orgánico o una intoxicación o fatiga

excesiva.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. Amnesia, parcial o completa, para acontecimientos o problemas recientes que fueron

o todavía son traumáticos o estresantes.


C. La amnesia es demasiado extensa y persistente para que pueda explicarse por un olvido

habitual (aunque su profundidad y extensión puede variar de una a otra exploración) o

por una simulación intencionada.

 FUGA DISOCIATIVA (F44.1)

tiene todas las características de la amnesia disociativa más el propósito de escapar de la

realidad cotidiana. Aunque hay amnesia del período de fuga, el comportamiento del paciente

durante el mismo puede parecer completamente normal para los observadores no informados.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. El individuo lleva a cabo un viaje inesperado pero organizado lejos de casa o de lugares

habituales de trabajo y actividades sociales, durante el cual se mantiene un cuidado de sí

mismo adecuado.

C. Presencia de amnesia, parcial o completa, durante el viaje, la cual cumple el criterio e

de amnesia disociativa (F44.0)

 Estupor disociativo (F44.2)

El estupor disociativo se diagnostica con base en una disminución profunda o una ausencia

de movimiento voluntario y de respuesta normal a estímulos externos como la luz, el ruido o

el tacto, pero el examen médico y los análisis de laboratorio no revelan evidencia de causa

física alguna. Además, hay evidencia positiva de la causalidad psicógena del trastorno a partir

de sucesos o problemas estresantes recientes.


CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. Hay una disminución profunda o ausencia de los movimientos voluntarias y del habla,

y una respuesta normal a la luz, el ruido o el ser tocado.

C. Están conservados el tono muscular, la postura en reposo y los movimientos

respiratorios normales (y a menudo de los movimientos coordinados de los ojos).

 Trastorno de trance y de posecion (F44.3)

Trastornos en los cuales hay una perdida temporal del sentido de la identidad personal y de

la plena conciencia del entorno. Se incluye solo los estados de trance involuntarios o no

deseados que se producen fuera de situaciones religiosas o culturales aceptadas.

Excluye:

Estados asociados con:

Trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23.-)

Trastorno orgánico de la personalidad (F07.0)

Síndrome postconmocional (F07.2)

Intoxicación por sustancias psicoactivas (FlO-F19 con el cuarto caracter común .0)

Esquizofrenia (F20.-)
CRITERIOS DIAGNOSTICOS:

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Trance. Alteración temporal del estado de conciencia, que se muestra por alguno de los

siguientes:

a) Pérdida del sentido de identidad personal habitual.

b) Estrechamiento del campo de la conciencia del entorno inmediato o focalización inusual

estrecha y selectiva en determinados estímulos del entorno.

c) Limitación de los movimientos, de las posturas y del habla para la repetición de un

repertorio limitado.

2. Trastorno de posesión. El individuo está convencido de haber sido poseído por un espíritu,

poder, deidad u otra persona.

C. Ambos, 1 y 2 del criterio B, deben ser no buscados y perturbadores, y se producen fuera

o como prolongación de estados similares en situaciones religiosas o culturales aceptadas.

D. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. El trastorno no se produce al mismo

tiempo que una esquizofrenia o trastornos relacionados (F20-F29), o trastornos del humor

(afectivos) (F30-F39) con alucinaciones e ideas delirantes.

 Trastorno disociativo de la motilidad (F44.4)


Las variedades más frecuentes son la pérdida de la capacidad de movimiento de la totalidad

o una parte de un miembro o miembros. Puede haber un parecido muy cercano a casi

cualquier variedad de ataxia, apraxia, acinesia, afonía, disartria, discinesia, convulsiones o

parálisis.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS:

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Pérdida completa o parcial de la capacidad para realizar movimientos que normalmente

están bajo control voluntario (incluida el habla).

2. Variedades o grados variables de falta de coordinación, ataxia o incapacidad para

mantenerse en pie sin ayuda.

 Convulsiones disociativas (F44.5)

Las convulsiones disociativas pueden imitar muy bien a ataques epilépticos en cuanto a los

movimientos, pero son raras la mordedura de la lengua, las contusiones debidas a las caídas

y la incontinencia urinaria. No hay pérdida de conciencia o se reemplaza por un estado de

estupor o de trance.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).


B. El individuo presenta movimientos espasmódicos repentinos e inesperados, muy parecidos

a cualquiera de las variedades de crisis epilépticas, pero que no se siguen por una pérdida de

conciencia

C. Los síntomas del criterio B no se acompañan de mordedura de la lengua, contusiones o

hematomas importantes debidos a las caídas, o incontinencia urinaria.

 Anestesias y perdidas sensoriales disociativas (F44.6)

Las áreas de anestesia de la piel, a menudo, tienen unos límites que reflejan más bien su

relación con las ideas del paciente sobre las funciones corporales que con el conocimiento

médico. Puede haber pérdidas diferenciales entre las distintas modalidades sensoriales que

no pueden explicarse por una lesión neurológica. La pérdida sensorial puede acompañarse de

parestesias. En los trastornos disociativos son raras la pérdida completa de la visión o de la

audición.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS:

A. Deben cumplirse los criterios generales de trastorno disociativo (F44).

B. Presencia de alguno de los siguientes:

l. Pérdida completa o parcial de alguna o todas las sensaciones cutáneas normales en una

parte o todo el cuerpo (especificar: tacto, pinchazos, vibración, calor, frío).

2. Pérdida completa o parcial de la visión, audición u olfato (especificar)


 Trastorno de personalidad multiple F44.81

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Existencia de dos o más personalidades en el mismo individuo, siendo sólo una evidente

a un tiempo.

B. Cada personalidad tiene sus propios recuerdos, preferencias y patrones de

comportamiento, y en algunos momentos (y recurrentemente) toma el control completo del

comportamiento del individuo.

C. Hay una incapacidad para recordar información personal importante que es demasiado

extensa para poder explicarse por un olvido ordinario.

D. Los síntomas no se deben a trastornos mentales orgánicos (FOO-F09) (p. ej., trastornos

epilépticos) o a trastornos debidos al consumo de sustancias psicoactivas (FlO-F19) (p. ej.,

intoxicación o síndrome de abstinencia).

VI.TASTORNOS SOMATOMORFOS (F45)

Son un grupo de enfermedades caracterizadas por molestias diversas, en mayor o menor

grado difusas, que aquejan al paciente pero que no pueden ser explicadas por la existencia de

una lesión orgánica, o al menos no de manera suficiente y concluyente.

6.1. ETIOLOGÍA
Se supone que el trastorno por somatización tiene una etiología biopsicosocial (12) compleja

en la que intervienen los siguientes factores:

1. Alteraciones neuropsicológicas. En distintas series se ha observado: deterioro frontal de

ambos hemisferios, disfunción del hemisferio no dominante, anomalías de potenciales

evocados auditivos y alteración de la respuesta discriminativa de estímulos

relevantes/irrelevantes. Todas estas alteraciones requieren una investigación más detallada.

Se han descrito también fenómenos de hiperreactividad biológica y de facilitación límbica

(13).

2. Factores genéticos y familiares. La asociación clásica entre los trastornos por somatización

y los trastornos asociales de la personalidad (10), sugirió una base genética común en ambos

(que se manifestaría como trastorno por somatización en las mujeres y trastorno asocial de la

personalidad en los hombres); esta hipótesis no se ha confirmado con posterioridad y, en

muchos casos, la asociación más frecuente se dá con otros trastornos de la personalidad (5).

3. Conflictos y déficits psicológicos. El psicoanálisis clásico entendió la histeria como una

sustitución de impulsos edípicos reprimidos por síntomas somáticos pero la literatura

psicoanalítica posterior ha subrayado la participación de aspectos preedípicos (14). Algunos

síntomas del trastorno por somatización representan una expresión simbólica de conflictos

intrapsíquicos; otros parecen más una consecuencia inespecífica del estrés. Todos los

síntomas suelen sustituir al lenguaje verbal en la comunicación normal de las emociones y

suelen ser utilizados por los pacientes para controlar a los allegados y el ambiente.

4. Anomalías específicas de la relación médicoenfermo, variables socioculturales que

determinan la organización del “self” y aspectos específicos de la organización médica


asistencial parecen contribuir a la presentación somática de síntomas del estrés o de trastornos

psiquiátricos.

6.2. Síntomas

Las características de los síntomas del trastorno somatomorfo pueden ser las siguientes:

 Son sensaciones específicas, como dolor o dificultad para respirar, o síntomas más

generales, como cansancio o debilidad

 No están relacionados con una causa médica identificable, o se relacionan con un

trastorno médico como el cáncer o la enfermedad cardíaca pero son más importantes

de lo que se espera

 Son síntomas únicos, múltiples o variables

 Son leves, moderados o graves

El dolor es el síntoma más frecuente, pero cualquiera sean los síntomas, existen

pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con tales síntomas,

que pueden causar problemas importantes, dificultar la funcionalidad o, en ocasiones,

incapacitar.

Estos pensamientos, sentimientos y comportamientos pueden tener las siguientes

características:

 Preocupación constante sobre posibles enfermedades


 Interpretación de sensaciones físicas normales como signos de enfermedades físicas

graves

 Temor sobre la gravedad de los síntomas, aún sin que exista evidencia

 Pensamientos sobre la amenaza o daño que representan las sensaciones físicas

 Sensación de que la evaluación o el tratamiento médico no han sido adecuados

 Temor de que la actividad física pueda causar daños al cuerpo

 Revisión repetitiva del cuerpo en busca de anomalías

 Consultas frecuentes al médico que no eliminan las preocupaciones o que las empeoran

 Ausencia de respuesta al tratamiento médico o sensibilidad inusual a los efectos

secundarios de los medicamentos

 Afectación más intensa de la esperada para el trastorno médico

En el caso del trastorno somatomorfo, cobra más importancia que los síntomas físicos que

se tengan, la forma en que se interpretan, la reacción que provocan y el efecto que tienen

sobre la vida cotidiana.

6.3. MANIFESTACIONES CLINICAS Y DIAGNOSTICOS

 Trastorno de somatización (F45.0)

Los rasgos principales son síntomas físicos múltiples, recurrentes y frecuentemente

cambiantes de al menos dos años de duración. La mayoría de pacientes tienen una larga y
complicada historia de contactos con servicios de salud de atención primaria y

especializados, durante los cuales se han llevado a cabo múltiples pruebas negativas y

operaciones exploratorias infructuosas. Los síntomas pueden referirse a cualquier parte o

sistema del cuerpo. El curso del trastorno es crónico y fluctuante, y a menudo se asocia con

alteraciones en la vida social, familiar e interpersonal. Los cuadros con síntomas de corta

duración (menos de dos años) o poco llamativos deben clasificarse como trastorno

somatofonno indiferenciado (F45.1).

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Debe haber antecedentes de al menos dos años de quejas de síntomas múltiples y variables,

que no pueden ser explicados por ningún trastorno físico detectable. (Cualquier trastorno

físico que se conozca coincidente no explicaría la gravedad, extensión, variedad y

persistencia de las quejas físicas o la invalidez social.) Si están presentes algunos síntomas

claramente debidos a una hiperactividad vegetativa, no son la principal característica del

trastorno, en el sentido de que no son particularmente persistentes y molestos.

B. La preocupación por los síntomas ocasiona un malestar persistente y conduce al paciente

a la búsqueda de reiteradas consultas (tres o más) y chequeos, tanto en los servicios de

atención primaria como en los especializados. En ausencia de servicios médicos, por motivos

de accesibilidad o económicos, el paciente se automedica continuamente o realiza múltiples

consultas a curanderos locales o personal paramédico.

C. Hay un rechazo continuado a aceptar el reaseguramiento por los médicos de que no existe

una causa orgánica que explique los síntomas somáticos (La aceptación de tales aclaraciones
durante un breve período, es decir, pocas semanas durante o inmediatamente después de los

chequeos, no excluye este diagnóstico. )

D. Debe haber un total de seis o más síntomas de la siguiente lista, que se producen en al

menos dos grupos diferentes:

Síntomas gastrointestinales:

1. Dolor abdominal.

2. Náusea.

3. Sensaciones de plenitud abdominal o de meteorismo.

4. Mal sabor de boca o lengua saburral.

5. Quejas de vómitos o regurgitación de alimentos.

6. Quejas de tránsito intestinal rápido o diarreas mucosas o líquidas.

Síntomas cardiovasculares:

7. Falta de aliento sin haber hecho esfuerzos.

8. Dolores torácicos.

Síntomas urogenitales:

9. Disuria o quejas de micción frecuente.

10. Sensaciones desagradables en los genitales o alrededor de ellos.

11. Quejas de flujo vaginal excesivo o inusual. Síntomas cutáneos y de dolor

12. Quejas de manchas o decoloración de la piel.


13. Dolor en los miembros, extremidades o articulaciones.

14. Sensaciones desagradables de hormigueo o de quedarse dormido algún miembro.

E. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Los síntomas no se producen sólo durante

algún trastorno esquizofrénico o relacionado (F20-F29), algún trastorno del humor (afectivo)

(F30-F39), o un trastorno de pánico (F41.0).

 Trastorno somatomorfo indiferenciado (F45.1)

Cuando las quejas somatomorfas son múltiples, variadas y persistentes, pero no se ajustan al

cuadro típico y completo de trastorno de somatización, debe considerarse el diagnóstico de

trastorno somatomorfo indiferenciado.

CRITERIOS DIGNOSTICOS

A. Se cumplen los criterios A, C y E del trastorno de somatización (F45.0), excepto que la

duración sea de al menos seis meses.

B. Uno o ambos de los criterios B y D del trastorno de somatización (F45.0) se satisfacen de

forma incompleta.

 Trastorno hipocondriaco (F45.2)

El rasgo esencial es una preocupación persistente por la posibilidad de tener uno o más

trastornos físicos graves y progresivos. Los pacientes manifiestan continuamente quejas

somáticas o preocupación por su aspecto físico. Las sensaciones y aspectos normales y

habituales son interpretados a menudo por el paciente como anormales y perturbadores, y la

atención suele estar centrada sólo en tomo a uno o dos órganos o sistemas corporales. Con

frecuencia hay síntomas depresivos y ansiosos que pueden justificar un diagnóstico adicional.
Trastorno dismórfico corporal

Dismorfofobia (no delirante)

Neurosis hipocondríaca

Hipocondriasis

Nosofobia

Excluye: Dismorfofobia delirante (F22.8)

Ideas delirantes fijas sobre funciones y forma corporales (F22.-)

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Debe estar presente alguno de los siguientes:

1. Creencia persistente, de al menos seis meses de duración, de tener un máximo de dos

enfermedades físicas graves (de las cuales, al menos una debe ser nombrada específicamente

por el paciente).

2. Preocupación persistente por una presunta deformidad o desfiguración (trastorno

dismórfico corporal).

B. La preocupación por ese convencimiento y por los síntomas ocasiona un malestar

persistente o una interferencia en el funcionamiento personal en la vida diaria, y conduce al

paciente a buscar tratamientos médicos o pruebas diagnósticas (o ayuda equivalente en los

curanderos locales).

C. Rechazo continuado de aceptar el reaseguramiento de los médicos de que no hay una causa

orgánica de los síntomas o de la deformidad física. (La aceptación a corto plazo de tales
aclaraciones, es decir, por pocas semanas durante o inmediatamente después de los chequeos,

no excluye este diagnóstico.)

D. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Los síntomas no se producen sólo durante

algún trastorno esquizofrénico o relacionado (F20-F29, en particular F22), o algún trastorno

del humor (afectivo) (F30-F39).

 Disfuncion vegetativa somatomorfa (F45.3)

El paciente presenta los síntomas como si se debieran a un trastorno orgánico de algún

sistema u órgano que están amplia o completamente bajo el control inervatorio del sistema

nervioso autónomo; por ejemplo, el sistema cardiovascular, el gastrointestinal, el respiratorio

y el urogenital. Normalmente, los síntomas son de dos tipos, ninguno de los cuales sugiere

un trastorno físico del órgano o sistema afectado. El primer tipo son quejas basadas en signos

objetivos de hiperactividad vegetativa, como son palpitaciones, sudoración, rubor, temblor y

la expresión de miedo y malestar ante la posibilidad de padecer una alteración orgánica. El

segundo tipo son quejas subjetivas de naturaleza no específica y cambiante, como molestias

y dolores fugaces, sensación de quemazón, pesadez, opresión y sensaciones de estar hinchado

y distendido, que el paciente refiere a algún órgano o sistema.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS:

A. Debe haber síntomas de hiperactividad vegetativa, que el paciente atribuye a un trastorno

orgánico de uno o más de los siguientes órganos o sistemas:

l. Corazón y sistema cardiovascular.

2. Tracto gastrointestinal alto (esófago y estómago).


3. Tracto intestinal bajo.

4. Sistema respiratorio.

5. Sistema urogenital.

B. Presencia de dos o más de los siguientes síntomas autonómicos:

1. Palpitaciones.

2. Sudoración (fría o caliente).

3. Sequedad de boca.

4. Sofocos o rubor facial.

5. Malestar epigástrico, "nervios" en el estómago o estómago revuelto.

C. Presencia de uno o más de los siguientes síntomas:

l. Dolores torácicos o malestar en o alrededor de la región precordial.

2. Disnea o hiperventilación.

3. Cansancio excesivo ante ejercicio leve.

4. Aerofagia, hipo o sensaciones de quemazón en el pecho o epigastrio.

5. Quejas de tránsito intestinal rápido.

6. Aumento de la frecuencia de micción o disuria.

7. Sensaciones de estar hinchado, distendido o pesado.

D. No hay pruebas de alteraciones estructurales o de la función en los órganos o sistemas de

los que el paciente está preocupado.


E. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Estos síntomas no se producen sólo en la

presencia de un trastorno fóbico (F40.0-F40.3) o un trastorno de pánico (F41.0). Puede

utilizarse un quinto carácter para clasificar los trastornos individuales de este grupo,

indicando el órgano o sistema que el paciente atribuye originan los síntomas: F45.30 Corazón

y sistema cardiovascular. Incluye: neurosis cardíaca, astenia neurocirculatoria, síndrome de

Da Costa. F45.31 Tracto gastrointestinal alto. Incluye: aerofagia psicógena, hipo, neurosis

gástrica. F45.32 Tracto gastrointestinal bajo. Incluye: síndrome del colon irritable, diarrea

psicógena, síndrome de gases. F45.33 Sistema respiratorio. Incluye: hiperventilación. F45.34

Sistema urogenital. Incluye: aumento psicógeno de la frecuencia urinaria y disuria. F45.38

Otros órganos y sistemas. f45.4 Trastorno de dolor persistente somatomorfo

 Trastorno de dolor persistente somatomorfo (F45.4)

La queja predominante es dolor persistente, severo y molesto, el cual no puede explicarse del

todo por un proceso fisiológico o un trastorno orgánico. El dolor se produce asociado a un

conflicto emocional o problemas psicológicos suficientes para concluir que éstas son las

principales influencias causales. El paciente consigue, normalmente, un aumento notable de

apoyo y atención por parte del médico y otras personas. No debe codificarse aquí el dolor,

de presunto origen psicógeno, que se produce durante el curso de trastornos depresivos o

esquizofrenia.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de un dolor persistente (durante al menos seis meses y continuo la mayoría de

los días), grave y molesto, en cualquier parte del cuerpo, el cual no puede explicarse
adecuadamente por pruebas de un proceso fisiológico o un trastorno orgánico. El dolor es de

forma consistente el principal foco de atención del paciente.

B. Criterio de exclusión usado con más frecuencia. Este trastorno no se produce ante la

presencia de esquizofrenia o trastornos relacionados (F20-F29), o sólo durante algún

trastorno del humor (afectivo) (F30-F39), un trastorno de somatización (F45.0), un trastorno

somatomorfo indiferenciado (F45.1) o un trastorno hipocondríaco (F45.2)

VII. OTROS TRASTORNOS NEUROTICOS (F48)

 Neurastenia (F48.0)

Hay considerables variaciones culturales en la presentación de este trastorno, del que hay dos

tipos principales, que se solapan entre sÍ. En el primero, el rasgo principal es la queja de un

aumento del cansancio tras realizar algún esfuerzo mental, a menudo asociado con una

disminución del rendimiento laboral o para afrontar con eficiencia las tareas cotidianas. La

fatigabilidad mental suele describirse típicamente como la intrusión desagradable de

asociaciones o recuerdos que distraen al individuo, dificultades para concentrarse y falta de

rendimiento general del pensamiento. En el otro tipo, el énfasis está en sensaciones de

debilidad y agotamiento corporal y físico tras esfuerzos mínimos, acompañado de una

sensación de dolores y molestias musculares y de incapacidad para relajarse. En ambos tipos

son frecuentes una variedad de otras sensaciones físicas desagradables, tales como mareos,

cefaleas tensionales o sensaciones de inestabilidad general. También suele haber

preocupación por la disminución del bienestar físico y mental, irritabilidad, anhedonia y


grados leves variables de depresión y ansiedad. El sueño a menudo está alterado en las fases

iniciales y medias, pero también puede destacar la hipersomnia.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Quejas persistentes y molestas de sensación de agotamiento tras esfuerzos mentales

mínimos (tales como realizar o intentar realizar tareas cotidianas que no requieren un

esfuerzo mental inusitado).

2. Quejas persistentes y molestas de sensación de cansancio y debilidad corporal tras

esfuerzos físicos mínimos.

B. Al menos uno de los siguientes síntomas debe estar presente:

1. Sensaciones de dolores o molestias musculares.

2. Mareos.

3. Cefaleas tensionales.

4. Alteraciones en el sueño.

5. Incapacidad para relajarse.

6. Irritabilidad.

C. El paciente es incapaz de recuperarse de los síntomas del criterio A.l o 2 tras descansar,

relajarse o entretenerse.

D. La duración del trastorno es de al menos tres meses.


E. Criterio de exclusi6n usado con más frecuencia. El trastorno no se produce ante la

presencia de un trastorno de labilidad emocional (asténico) orgánico (F06.6), un síndrome

postencefalítico (F07.2), algún trastorno del humor (afectivo) (F30-F39), un trastorno de

pánico (F41.0) o un trastorno de ansiedad generalizada (F41.1).

 Trastorno de despersonalización – desrealizacion (F48.1)

Trastorno raro, en el que el paciente se queja espontáneamente de que la vivencia de su

actividad mental, su cuerpo y su entorno están cualitativamente cambiados, hasta el punto de

ser irreales, lejanos o automatizados. Entre los variados fenómenos del síndrome, la queja

más frecuente de los pacientes es la pérdida de emociones y la sensación de extrañeza o

distanciamiento de su propio pensamiento, su cuerpo o del mundo real. A pesar de la

naturaleza dramática de esta experiencia, el paciente es consciente de la irrealidad del

cambio. El sensorio es normal y está intacta la capacidad de expresar emociones.

Nota diagnóstica

Este trastorno debe distinguirse de otros trastornos en los que se experimentan o refieren

"cambios de personalidad" o "escisiones del yo", tales como la esquizofrenia, trastornos

disociativos y algunos casos de demencia incipiente. Este diagnóstico no debe utilizarse

como diagnóstico principal o único cuando el síndrome se presenta en otros trastornos

mentales, tales como estados confusionales o delirantes orgánicos (F05.-, F06.-),

intoxicación por alcoholo drogas (Flx.O), esquizofrenia y trastornos relacionados (F20-F29),

trastornos del humor (afectivos) (F30-F39), trastornos de ansiedad (F40. -, F41. -) u otras
condiciones (como fatiga importante, hipo- glucemia o en estados pre o postictales de la

epilepsia). No obstante, estos síndromes se producen a menudo en el curso de otros muchos

trastornos psiquiátricos, y es apropiado codificarlos como diagnóstico secundario o adicional

a un diagnóstico principal diferente. Es mucho menos frecuente su presencia como síndrome

aislado.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS

A. Presencia de alguno de los siguientes:

1. Despersonalización. El paciente se queja de la sensación de estar alejado o de "no estar

realmente allí”. Por ejemplo, los individuos pueden quejarse de que sus emociones,

sensaciones o vivencias de sí mismos son distantes, extrañas, ajenas o desagradablemente

perdidas; o de que sus emociones o movimientos parece como si pertenecieran a otra persona,

o de que se sienten como si estuvieran actuando en una representación.

2. Desrealización. El paciente se queja de sensación de irrealidad. Por ejemplo, puede haber

quejas de que el entorno u objetos específicos parecen extraños, distorsionados, aplanados,

descoloridos, sin vida, monótonos, aburridos o como en un escenario en el cual todo el mundo

está actuando.

B. No hay pérdida de la introspección, en el sentido de que el paciente se da cuenta que el

cambio tiene lugar en sí mismo y no es impuesto desde el exterior por otras personas o

fuerzas.

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