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4 Cfr. CORTESÃO, Jaime, “Pauliceae Lusitana Monumenta Historica”, vol. I, p. 74, ed. Real
Gabinete de Leitura do Rio de Janeiro, Lisboa, 1956.
5 En un cambio de correspondencia entre D. João III y su hermana Isabel, Emperatriz y esposa
de Carlos V, y entre sus embajadores respectivos, Dª Isabel informa que los portugueses se
dirigían a Brasil para “hacer algunas fuerzas en los puertos, porque llevaban mucha artillería
gruesa e porque desde el puerto de San Vicente, que es en su demarcación, pensaban de entrar
por tierra el Rio de la Plata”. Cfr. GANDÍA, Enrique de, “Antecedentes diplomáticos de las
expediciones de Juan Díaz de Solís, Sebastián Caboto y Don Pedro de Mendoza”, Librería del
Colegio, Buenos Aires, 1935, p. 76.
6 Cfr. RUMEU DE ARMAS, Antonio. “El Tratado de Tordesillas”. Mapfre, Madrid, 1992.
7 Idem, p. 67.
8 Idem, p.219-240.
9 D. Pedro de Mendoza, como se sabe, a las órdenes de Castilla y arcando por cuenta propia con
los gastos, también organiza una expedición al río de la Plata. En esa expedición irá Antonio
Rodrigues que, más tarde, entrará en la Compañía de Jesús, y escribirá una carta a sus superiores
en 1553, un año antes de la fundación de São Paulo, diciendo que él había hecho el camino de
Perú a São Vicente.
10 HOLANDA, Sérgio Buarque de, “A Visão do Paraíso”, Brasiliense, 6ª ed., São Paulo, 1994.
11 “Carta de Luís Ramírez (10 de Julio de 1578), Revista do Instituto Histórico e Geográfico
Brasileiro RIHGB), XV, p. 22.
12 SOUZA, Pero Lopes de, “Diário da Navegação de Pero Lopes de Souza”, p. 211 y ss.
A partir de este momento se provoca un punto de inflexión en la política
portuguesa. La expedición de Martim Afonso en busca de metal precioso acaba en
un completo desastre, muriendo todos a manos de los indios 13, y la noticia del
fracaso llega a Europa casi simultáneamente con la deslumbrante hazaña de
Pizarro: las minas habían sido descubiertas, la suerte estaba del lado de Castilla y
el camino empezaba por el Pacífico y no por el Atlántico.
Esta primera época se caracteriza, por lo tanto, por la ausencia de un plan
colonizador14 o, mejor, por la presencia de un plan estratégico de confronto con
Castilla en la región fronteriza del Plata, a la procura de las anheladas minas.
La Corona de Portugal, que había estado centrada en la India, vuelve de
nuevo a su posesión oriental. Los primeros pobladores de Brasil no compartían de
una empresa común, de algo a ser transmitido a los indígenas. No había, como en
la colonización castellana, una meta oficial, un encargo catequético o una misión
colonizadora. De cierta forma, y eso también es suficientemente emblemático
como para caracterizar la diferencia entre ambas Coronas, los primeros
portugueses estaban aquí porque estaban aquí. No había una ley, ni un
ordenamiento que regulase sus relaciones entre sí o de ellos con los indígenas.
Eran un grupo más, más o menos bárbaro según se quiera, sin fusión social, sin
estructura definida o, si se prefiere, tan definida como la de los tupis, aymorés,
tamoios o potiguares.
Es verdad, por otro lado, que durante esos años (1500-1532) se verifica en
diferentes puntos de la costa brasileña el comercio del palo brasil. Un comercio
que casi no se puede llamar propiamente de comercio y, sí, de troca 15 y que deja
de manifiesto el poco interés colonizador, la falta de un plan de mayores
proporciones, una tarea totalizante a realizar 16.
Brasil continuaba siendo para la Corona “las partes del Brasil”. La
verdadera preocupación estaba en el Oriente:“sendo então a principal occupação
dos Portugueses as cousas da India, pela sua grande importancia, tinhão-se as do
Brazil em nenhuma consideração(...) por cuja causa deu-se no principio pouco
apreço à colonisaçaõ...”17.
Será antes de que Martim Afonso completase su misión en 1532 que el Rey
D. João III decidirá empezar la colonización al estilo que ya había sido probado en
otras islas, nombrando donatarios, que serían titulares de “Capitanías”. La idea
consistía en dividir toda la costa, demarcándola en “cincoenta leguas de costa a
13 En las Actas de la Câmara de São Paulo, del año 1585, se recoge el eco de esa aventura:
“pella qual matança que asi fizerão e fazem cda dia está mandado tempo a pollo sor martim afonso
de souza que som da gloria azo lhe fizesse guerra, quando se desta terra foi por lhe materem
oitenta homens que mandou pella terra a dentro a descobrir...”
14 Cfr. LUÍS, Washington, "Na Capitania de S. Vicente", Ed. Itatiaia-Edusp, 1980, p. 26.
15 Para un estudio más detallado de esa afirmación, véase MARCHANT, Alexander, “Do escambo
à escravidão”, Companhia Editora Nacional, São Paulo, 1980, Cap. II.
16 Prueba de que no había un sentimiento de nación o de conjunto, ni un plan colonial puede
servir el hecho de que en 1531 los portugueses que vivían en Pernambuco ayudaron a los
franceses a establecer un fuerte en la costa para poder comerciar con los indios. Cfr., MARCHANT,
A., op. cit., p. 26.
17 ANDRADE, Francisco de, “Chronica d´El Rei D. João III”, citado por ACCIOLI, J e AMARAL, B.,
“Memórias históricas e políticas da Bahia”, vol I, seção III, nota 1, Imprensa oficial do Estado,
Bahia, 1919.
cada capitania”. Para Martim Afonso y su hermano, el Rey se mostró magnánimo:
“mandei apartar para vós cem leguas e para Pero Lopes, vosso irmão, cincoenta
nos melhores limites dessa costa...”.
De cualquier forma, aunque los planes del Rey eran amplios con relación a
la extensión territorial, pues continuaba queriendo el Plata (determinei de mandar
demarcar de Pernambuco até o Rio da Prata cincoenta leguas de costa....) no
estaba seguro de que sus súbditos estuviesen dispuestos a asumir tal tarea: “e
segundo se requerem parece que se dará a maior parte da costa; e todos fazem
obrigações de levarem gente e navios à sua custa, em tempo certo...” 18.
Fueron 10 las Capitanías distribuídas, entre 1534 y 1536, y cuyo régimen
duró, con bastante poca eficacia, hasta la instalación del Gobierno General, en
1549: Ceará, Paraíba do Sul, Ilhéus, Itamaracá, Pernambuco, Bahia, Porto
Seguro, Espírito Santo, São Vicente e Santo Amaro. A pesar de sus deseos, la
división que hizo D. João III acababa en la costa vicentina, varios millares de
kilómetros antes de la desembocadura del Plata.
La mayor parte de los donatarios nunca vinieron al Brasil. Y la mayor parte
del territorio costero no pudo ser ocupado y lo que iba siendo ocupado traía la
marca de la inseguridad, porque “las Capitanías no eran un medio para la unidad
del Brasil: los capitanes eran demasiado egoístas y tan sólo veían sus intereses
particulares, no teniendo en cuenta que la defensa del Brasil portugués consistía
en la ayuda entre las varias Capitanías. Faltaba, de hecho, espírito unitario” 19.
Uno de los retratos más significativos del resultado del régimen de las
capitanías hereditarias se encuentra en la carta de Luis de Góis al Rey en 1548: :
“Se Vossa Majestade não assistir logo essas capitanias não só perderemos
nossas vidas e mercadorias como também perderá Vossa Majestade a terra... 20.
Lo curioso, sin embargo, no era el miedo de perder Brasil, sino el hecho de que,
perdiéndose Brasil se perdería la India, porque, como decía la carta: “...emquanto
os franzeses nom passavam do cabo de Santo Agostinho mais que ate aa Baya
nam eram tam sospeytosos nem tam periguosos, mas de se atreverem a passar
os baixos e dobrar o Cabo Frio, queira Deus nao se atrevão a dobrar o Cabo de
Boa Esperança...”21.
O sea, después de quince años, no hubo providencias efectivas para
realizar una tarea colonizadora: sencillamente se distribuyeron las tierras entre los
hombres de Corte, se descargaron sobre ellos las responsabilidade y se mantuvo
un compás de espera de resultados que, hasta el momento, parecía que no
llegarían nunca22.
Por otro lado, la “Justicia” estaba en manos de gente inculta y analfabeta
que, con frecuencia, distribuía arbitrariedades 23:“...serve de ouvidor (...) Francisco
Romeiro (...) ho qual he bõ homem mas nom para ter mando de Justiça porque hé
18 Idem, p. 165.
19 SERRÃO, J. V. op. cit., p. 318.
20 ACCIOLI, J. e AMARAL, B., “Memorias Históricas e Políticas da Bahia”, vol. 1, Parte I, Seção III,
nota 1, p. 256. carta de Luis de Góes a El-Rei sobre o estado em que se encontrava o Brasil, 12 de
maio de 1548.
21 Idem.
22 Cfr. LUÍS, Washington, op. cit., p. 64.
23 Carta do ouvidor do Brasil, Pedro Borges, datada do primeiro anno da gerencia de Thomé de
Souza, 7 de Fevereiro de 1550. A.T.T. Corpo Chronologico, parte Iª, maço 67, doc. 8.
ignorante e muito pobre, o que muitas vezes faz fazer aos homens o que nom
devem (...)De Porto Seguro a b i j de fevereiro de 1550”.
Francisco de Andrade, en su “Crônica”, indica el deficiente sistema de
distribución de justicia como una de las principales causas por las que la Corona
se decidió a implantar el Gobierno General, “revogando os poderes dos capitães
que existião, e transferindo-os totalmente para o da Bahia de Todos os Santos,
que ordenou fosse Governador Geral de todas as capitanias” 24.
Plata, y sus límites, al Norte, empezaban en Bahía de Todos os Santos, y, al, Sur, por Cabo Frio.
Con lo cual, toda la capitanía de São Vicente, y las ciudades de São Paulo, Cananéia y Santa
Catarina, puntos de arranque para la comunicación con el Perú, caían dentro de la demarcación de
Castilla . Cfr. Carta de Juan Bautista Gésio (1579) in CORDEIRO, J.P. Leite, “Documentos
quinhentistas espanhóis referentes à Capitania de São Vicente” RIHSP, XLVI, p. 314 e ss. Apud
HOLANDA, Sérgio Buarque de, p. 93.
29 DÍAZ DE GUZMÁN, Rui, Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las
provincias del rio de la Plata, escritas por Rui Díaz de Guzmán, en el año de 1612”, vol. I de la
“Colección de Obras y Documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las Provincias del
Río de la Plata, ilustradas con notas y disertaciones por Pedro de Angelis”, Buenos Aires, 1835 (liv.
I, cap. VIII, p. 31). Apud MÁRIO NEME, “Notas de revisão da história de São Paulo”, p. 31,
Anhambi, São Paulo, 1959.
a partir de ahí, intentar recomenzar, comenzar o reactivar todo lo que se pudiera a
lo largo de la costa.
Por eso, son varios los artículos para explicar detalladamente cómo se
debía mudar de posición la ciudad y las medidas que deberían ser tomadas para
su poblamiento y defensa, distribución de la tierra, “engenhos” de azúcar, ferias
libres...y, principalmente, muchos son también los artículos que se preocupan con
determinar las condiciones para realizar la “guerra justa” contra los indígenas
enemigos.
De la lectura del regimento se deduce un estilo de colonización que
marcará la influencia portuguesa: concentración en las áreas litoráneas. Tanto es
así que queda expresamente prohibido adentrarse en el interior del país (art. 23).
La Corona no quiere ni dispersar fuerzas, ni que se pierda ningún hombre válido,
porque todo morador es un soldado: “todo o morador das ditas terras do Brazil
que nellas tiverem casas terreas, ou aguas ou navios terá ao menos besta,
espingarda, espada, lança ou chuço”. Sin embargo, las dimensiones territoriales
cobraban un precio más alto de lo esperado.
30 Carta de Mem de Sá, Governador do Brazil para El-Rey, em que lhe da conta do que passou e
passa lá...Do Rio de janeiro, a 31 de Março de 1560. Parte 1ª, maço 104, Doc 13. Bibliot. Nac.
Diversos manuscritos, pag 429, v. ACCIOLY e AMARAL, B., p. 401.
31 Los indios eran “reducidos” en aldeas, pero no eran entregados a encomenderos, sino a los
jesuítas. Entre 1557 y 1562 los jesuítas de Bahia reunieron a 34.000 indios en once aldeas. Cfr.
MARCHANT, A., op.cit. trae la lista detallada de cada una, de acuerdo con las informaciones del
Pe. Anchieta.
32 LEITE, S., “Cartas do Brasil e mais escritos do Padre Manoel da Nóbrega”, Coimbra, 1955, p.
156.
33 En 1554 los jesuítas fundaron un colegio, subiendo desde el litoral hasta el altiplano. Tres años
después, conforme carta del Padre Luis de Grã, sólo había “cinco o seis hombres casados” (Cfr.
de Janeiro en la bahía de Guanabara, enfrentando los franceses que se instalaron
en las islas circunvecinas34.
El decenio anterior a la Unión de las Coronas fue un período que Portugal lo
vivió de espaldas al Brasil. El joven rey D. Sebastião tenía sus propios sueños de
cruzadas y su interés estaba colocado en la guerra al infiel africano. Mientras
tanto, los colonos se veían envueltos en luchas y escaramuzas, más o menos
violentas, contra los indígenas locales. A falta de un buen Gobernador, en 1572, la
Corona decidió dividir el Brasil en dos, el Norte con capital en Bahia, y el Sur con
capital en la recién fundada Rio de Janeiro; pero en 1577 se vio que la medida era
contraproducente y se volvió a la tradicional unidad gobernativa. Fue uno de los
últimos actos de gobierno de la dinastía de Avís.
El 4 de agosto de 1578 D. Sebastião fracasa y muere en la batalla de
Alcácerquivir. El balance general de Brasil entre 1575 y 1580 era poco animador:
el gobierno general aún se estaba rehaciendo; no había una burocracia
administrativa que controlase los impuestos; no había un sistema de justicia que
funcionase con eficacia en todo el territorio; de entre las ciudades y
asentamientos, con sus “engenhos” de azúcar, que se habían fundado a lo largo
de las décadas de 30 y 60, el resultado, al final de los 70, era que pocas estaban
en condiciones de prosperar 35. Un dato que puede ser significativo es la
comparación que Rivero establece entre el número de “engenhos” en 1574 y el de
1584:36
“Cartas dos primeiros jesuítas”, vol. II, p. 360). Cuando Nóbrega pensó en cerrar el colegio, el
Gobernador Mem de Sá decidió dar nuevo impulso, fundando allí la ciudad de São Paulo en 1560.
34 En 1555 la Corona francesa y los hugonotes atacan Cabo Frio y, con la ayuda de los indios
Tamoios, se establecen en toda la zona litoránea, ocupando también varias islas estratégicas
durante cinco años. Con la llegada de Mem de Sá no sólo fueron expulsados, como también la
fundación de Rio permitió controlar y defender mejor la extensa bahía.
35 Para un análisis detallado del resultado de las medidas económicas adoptadas por la Corona y
colocadas en práctica por los colonos y su fracaso, váse RIVERO, D. D. Gonzalo, “Brazil: The
cruzial years (1570-1612). Doctor of Philosophy Dissertation, Athens, Georgia, p. 16-79.
36 RIVERO, Diego D. G., op. cit., p. 109.
destruyeron la mayoría de los “engenhos” de Ilhéus y de Porto Seguro. De los
trece “engenhos” que funcionaban en esas Capitanías en 1573 tan sólo cuatro
estaban en funcionamiento en 1584”37.
Quizás no sea un exagero afirmar, como quiere Rivero, que los colonos,
principalmente los del sur de Brasil, miraban para la sucesión dinástica en
Portugal pensando en lo conveniente que sería para sus intereses que el elegido
fuese Felipe II. Brasil dejaría de ser, como prácticamente hasta aquel momento, un
apéndice de la India de Portugal y se transformaría en una de las piezas claves de
sustentación del Imperio español. No escapaba para muchos colonos el hecho de
que, mientras Portugal se encontraba distante y no había tenido una verdadera
experiencia de trabajo colonizador, de la tierra y de los indios, el Imperio español
se encontraba al lado, a sus espaldas, y ya llevaba casi cien años de experiencias
con las encomiendas y la mita38.
37 Ibidem.
38 Idem, p. 79.
39 Sobre ese tema puede verse, por ejemplo, FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel, “Felipe II y su
tiempo”, p. 787 y ss., Espasa, 8ª ed., Madrid, 1999.
40 Idem, p. 515 y ss.
41 Manuel Fernández Álvarez da como prueba de la eficiente estructura defensiva de Felipe II “el
espectacular aumento de las remesas de metales preciosos a lo largo del reinado”. Cfr. op. cit., p.
790.
42 AGI, Buenos Aires, Legajo 1, Libro 1.”De Parte y Oficios Río de la Plata, 21-02-1534”:
“Primeramente vos doy licencia y facultad para que por nos y en nuestro nombre y de la corona
real de Castilla podais entrar por el dicho rio de Solis que llaman de la Plata hasta la mar del Sur,
donde tengais 200 leguas de cuenca, de costa de governacion que comienza desde donde se
acaba la gobernacion que tenemos encomendada al mariscal don diego de almagro hasta el
estrecho de magallanes, y conquistar y poblar las tierras y provincias”.
43 Idem.
con la defensa de todo el territorio entre la boca del Plata y la ciudad de
Asunción44, determinando la fundación de dos pueblos en el interior y otro más,
“que llaman de San Gabriel o Buenos Aires” en la entrada del río. Más tarde, en
1594, la Corona pretende fundar otra ciudad, en el lado opuesto a Buenos Aires,
en el estuario del Plata, en la isla conocida como Maldonado 45. No parece que el
excesivo interés por fundar ciudades alrededor de la entrada del Plata 46 se deba
exclusivamente a las dificultades que el tráfico comercial clandestino empezaba a
suponer para la Corona47, sino que se trataba también de dar continuidad a un
plan defensivo que Castilla desarrollará a lo largo de toda la costa brasileña 48.
Quizás no haya nada de más ilustrativo que verificar las fechas de
construcción de las fortificaciones y fortalezas de la costa brasileña, ya que un
gran número de ellas fueron construídas durante la vigencia de la Unión de las
Coronas. Al Norte, en el estado del Pará, el fuerte de Presépio (1616), que dio
origen a la capital, Belém; en Macapá, São José, entre fines del XVI y comienzos
del XVII; en Maranhão, São Luis dos Franceses, que fue conquistado, reformado y
rebautizado para São Felipe (1615), Santa María (1614); en Ceará, São Sebastião
(1611) en la foz del río Ceará, origen de la capital, Fortaleza, Nossa senhora do
Amparo (1612), Nossa Senhora do Rosário (1613). En Rio Grande do Norte, Reis
Magos (1598) en la foz del río Potengi; en Paraíba, Santa Catarina do Cabedelo
(1617) y Santo Antonio, por la misma fecha.
En Pernambuco, São Jorge (1590) y Forte do Mar (1608). En Bahia, Monte
Serrate (1586), Santo Antonio da Barra (1598), Santa Maria y São Diogo (1614),
São João y São Bartolomeu (1614) y São Marcelo (1623). En Espírito Santo, São
Marcos y São Miguel (a comienzos del XVII). En Rio de Janeiro, Santa Cruz
(1580), São Tiago (1601), São Januário (1601) Santa Margarida (1601), São
Mateus (1613) y Santo Antonio (1613).
44 “Llevareis dos pueblos de españoles allende delos questan (...) poblados, los quales (...) entre el
distrito de la ciudad de la plata y el de la ciudad de la asencion donde mas convenga y con la
poblacion de españoles que convenga segun la disposicion de la tierra para su aprovechamiento y
entretenimientos y para la necesidad de su comercio y contratacion de una tierra a outra y para su
defensa y outro pueblo en la entrada del rio Eriel puerto que llaman de sangraviel o buenos ayres”.
AGI, Buenos Aires, Libro 4, p. 11-19.
45 AGI, Buenos Aires, Legajo 2, Libro 5.Real Cédula, 19-10-1594.
46 Conviene tener en cuenta que la entrada en la desembocadura del Plata era bastante difícil.
No todos conocían los canales por donde se debían llevar los barcos. Tanto era así, que los
mejores pilotos eran portugueses, pues conocían mucho mejor la técnica para entrar hasta Buenos
Aires. Cfr. CANABRAVA, Alice P. “O comércio português no rio da Prata (1580-1640), p.150,
Edusp-Itatiaia, São Paulo, 1984.
47 El “tira-y-afloja” para la abertura y cierre del puerto de Buenos Aires para el comercio también
indica, entre otras cosas, que una de las principales preocupaciones de su fundación no fue
precisamente el comercio, sino la defensa. Con relación al tema del contrabando en el Plata, véase
CANABRAVA, Alice P.,”O comércio português no rio da Prata (1580-1640), Edusp-Itatiaia, São
Paulo, 1984.
48 AGI, Buenos Aires, Legajo 2, Libro 1.Real Cédula, 30-11-1595 al gobernador del rio de la Plata
que no permita que por alli pasen al Perú ni a outra parte extranjeros ni naturales sin particular
licencia de S.M.
Y en São Paulo, además de los dos fuertes más antiguos que se conocen,
de 1547, el de São João da Bertioga y São Felipe, el de Santo Amaro da Barra
Grande (1584)49.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que Brasil, en aquella altura,
empezaba en Bahia y que hasta el primer marco castellano más al Norte –desde
Itamaracá hasta más allá del Amazonas- existía una enorme costa litoránea, tierra
de nadie, que iba siendo ocupada por ingleses, franceses y holandeses. Sin decir
nada de las tribus indígenas que, muchas veces, hacían alianzas con los
extranjeros.
El plan de la Corona, puesto en ejecución inmediatameente después de la
Unión, se puede resumir en tres líneas de acción 50:
1) cerrar la costa, de Norte a Sur;
2) tener un control total sobre los indios indómitos o enemigos y
3) hacer que Brasil pasase a contar con sus propios recursos.
Felipe I de Portugal era, antes de más, Felipe II de España y su punto de
vista era imperial, no local. El Rey miraba para el Nuevo Mundo “como una de las
principales llaves de su Imperio, una llave que requería protección y defensa” 51.
Por eso Brasil que, hasta aquel momento, había sido desplazada por la India,
ocupando en la práctica una posición marginal dentro de la corona lusitana, pasa a
ocupar una posición estratégica, dentro del plan imperial castellano, siendo, de
cierta forma, colocada en el centro político del Imperio 52.
La Corona pone inmediatamente en marcha la conquista de toda la “tierra
de nadie” que se extendía en el Norte del país hasta los límites con la Corona de
Castilla, más allá del Amazonas: las campañas de Sergipe y Paraíba (1584-
1591)53, Rio Grande do Norte (1597-1599), Ceará (1604-1611), Maranhão (1614),
Pará (1617-1619) y, simultáneamente, los esfuerzos en dirección al “hinterland” a
través de São Paulo, a partir de 1590, son más que una prueba para demostrar el
interés con que el Imperio miraba su reciente colonia.
Siguiendo los rumbos coloniales castellanos, la Corona se interesa para
que las iniciativas y la autonomía en el control de las operaciones partan desde
Salvador de Bahia. De hecho, entre 1595 y 1600 se puede decir que ya hay “un
gobierno colonial bien organizado y con una fuerza de operación militar que
consigue por si propia sus objetivos”54: el gobierno de Bahia puede disponer de
una Armada propia, formada por once barcos y, entre 1600 y 1605, la Corona
destina 54% de las entradas obtenidas con el diezmo para pagar los salarios de lo
61 Bajo esa denominación se hacía referencia a los que pertenecían a la “nación hebrea”.
que subía desde Buenos Aires hasta Tucumán y Salta, llegando a los
contrafuertes de los Andes y a Potosí. Era un camino extremamente difícil y
accidentado, donde se debía cargar con todo, incluso con agua 62.
Después de la Unión, el camino directo desde São Vicente o Santa
Catarina, tantas veces transitado años atrás hasta su cierre por Tomé de Souza,
no sólo podía ser abierto como ahora contaba con la excepcional localización de
São Paulo. Lo que antes era una atalaya para cerrar el paso hacia São Vicente, se
convertía ahora en proa para adentrarse a través de los campos y del “sertão” 63.
São Paulo era, en aquella altura, la única ciudad brasileña que estaba alejada del
litoral y, coincidentemente, gracias a la conformación de la costa, se encontraba
pocos grados abajo del paralelo de las minas de Potosí.
Inicialmente, la Corona hizo sus exploraciones a partir de Bahia en
dirección al interior, animado con las informaciones que recibió de Gabriel Soares.
Como no hubo resultados prácticos, todos los esfuerzos se concentraron a partir
de São Paulo, en dirección al Alto Perú, pasando por Guairá 64. La Corona quiere
descubrir las minas que se encuentran a lo largo de todo ese territorio. Para eso,
primero tiene que explorarlo y verificar si todos aquellos sueños de comienzos de
siglo son, de hecho, realidad.
Mientras se desarrolla en Europa la guerra contra Holanda, antes de la
Tregua de 1609, la Corona, apoyándose en los planes del Capitán y “Provedor das
minas de São Vicente” Diogo de Quadros, intentará adoptar un método similar al
usado en las minas potosinas65, importando esclavos africanos: “mandar Vossa
magestade por Conta de sua fazenda tirar mil escrauos de Guine e repartillos
pellos moradores com obrigaçam e fiança de os pagarem em tres annos” y
estableciendo, a la vez, un régimen similar al de la mita, mandando “uir alguns
Indios das capitanias do Rio de Janeiro e sperito Sancto para que reuesados
possam continuar no dito seruiço como se vsa no Perù...” 66.
Como se sabe, los indios del Perú fueron siendo removidos de sus
ciudades y llevados a Potosí. En São Paulo no parece que haya habido las
migraciones que Quadros proponía. Lo que sí hubo fue un aumento de motivos
67 La propia Corona reconocía, en el preámbulo de la Leyde 28-07-1609 que “por atalhar os meios
paleados de que os moradores do Brazil usavam para com pretexto de justa guerra os captivarem
houve por bem de revogar a dita Lei...”. Por otras palabras, los paulistas se aprovechaban de la
ambiguedad del concepto de “guerra justa” para esclavizar los indios.
68 Esa práctica facilitará e intensificará el comercio y el tráfico de esclavos negros a través de
Buenos Aires. En 1599, conforme indica ZAVALA en su libro (op.cit, tomo I, p. 212) se registran
fraudes en el comercio con Brasil. La legislación es cuidadosa y detallada, llegando a limitar la
entrada de esclavos negros por año. La Real Cédula de 20/02/1602 regulamenta el comercio tanto
con Brasil cuanto con Guiné. Para mayores detalles, además del libro de ZAVALA, ver también
CANABRAVA, ALICE, “O comércio português no rio da Prata (1580-1640)”, Edusp-Itatiaia, São
Paulo, 1984.
69 En una carta del Presidente de la Audiencia de Charcas al Rey, de 28/02/1590 se hace
referencia a la necesidad de importar esclavos para las minas: AGI, Charcas 17, y, en otra, fechada
el 2/07/1590 el Presidente aconseja a traer negros de Brasil para las minas de Perú: AGI, Charcas
17.
70 AGI, Charcas 42, 29/06/1587.
71 AGI, Charcas 16, 13/01/1588.
72 AGI, 74-6-21. Carta de don Antonio de Añasco al gobernador de Buenos Aires Diego Marín
Negrón sobre los excesos que cometian los portugueses de San Pablo del Brasil, 14 de noviembre
de 1611. A.M.P., I, p. 153.
Esa cooptación no es apenas una iniciativa jesuítica sino que cuenta con el
apoyo legal de la Corona que, a través del hijo y sucesor de D. Francisco, fallecido
en 1611, está incentivando los planes ya trazados años atrás por el mismo d.
Francisco de hacer con los indios lo mismo que se hacía en Perú, llevándolos de
su lugar de origen hasta el lugar de las minas. En la carta de D. Antonio de
Añasco, teniente general de gobernador y juez visitador, al gobernador de Buenos
Aires, el 14 de noviembre de 1611, se cuenta que el jefe de los paulistas, Pedro
Paes de Barros73 venía con treinta y dos portugueses y muchos indios tupis, y
traía “una comision que el governador de san Pablo Don luis de sousa Hizo de
don francisco de sousa, que dios aya, (...)y asi por la muerte de su padre esta
governando El dicho don luis el qual dio una comision a los caciques...”.
La ciudad de São Paulo será en estos primeros años del XVII el laboratorio
prácticamente exclusivo para poner en práctica y verificar las consecuencias de
una política abrangente no ya de la Corona de Castilla, sino de la “Unión ibérica”.
De hecho, por su posición, São Paulo era la única ciudad de la Corona de Portugal
que, geográficamente hablando, tenía una vocación “natural” para entrar en la
esfera de influencia castellana. Todas las otras ciudades (excepto Santa Catarina
y Cananéia) estaban bastante alejadas de las Indias de Castilla. La Corona mirará
para São Paulo como una extensión y continuación del enorme territorio conocido,
dentro de la Compañía de Jesús, como “Paraquaria”. Sâo Paulo, que antes de
1600 no llegaba a más de 170 vecinos, pasará a contar con más de 1.500 cuando,
en 1640, Portugal restaure su independencia 74.
Los años inmediatamente posteriores a las leyes de 1609 y 1611 asistieron
a una verdadera disputa entre castellanos y paulistas. Eliminadas las fronteras, los
castellanos se sentían impotentes para mantener los indios en sus tierras. Los
indígenas de Guayrá, por su parte, se sentían atraídos por las promesas que
paulistas e indios tupis les hacían y contaban sobre la ciudad de São Paulo y
abandonaban las reducciones al margen del Paraná para irse con los paulistas. En
1610, por ejemplo, se fueron más de 3.000 indios 75 y en 1612, trece caciques y
más de novecientos indios, según nos cuenta la carta de Bartolomé de Torales al
gobernador del Río de la Plata, de 19 de diciembre de 1612, se fueron siguiendo
al paulista Sebastião Preto,”que los llebo con puras dadiuas” 76. Para Torales, eso
era una señal evidente de que los jesuitas no estaban cumpliendo su papel 77 y
73 Ibidem. En el original se menciona a Pedro Vaez de barrios.
74 “de 30 años a esta parte hemos visto pasar al Perú mucho número dellos...alterando los
animos en aquellas partes, poniendo en riesgo las Indias Occidentales....” Informe del Pe. Antonio
Ruiz Montoya, 1939. John Carter Brown Library.
75 Carta del Cabildo de Ciudad Real al gobernador de Buenos Ayres Diego Marin Negron sobre la
inquietud que los portugueses de san Pablo del Brasil causaban entre los naturales de aquella
region, Ciudad Real, 20 –12-1612. A.G.I., 74-6-21. A.M.P., p. 159.
76 Carta de Bartolomé Torales al Gobernador del Rio de la Plata Diego Marin Negron sol el
alzamiento y uida de los indios de la provincia de Guayra sonsacados por los portugueses de la
villa de San Pablo, Guaira, 19-12-1612. A.G.I., 74-6-21. A.M.P., I, 157.
77 Son las consecuencias de la visión de Imperio: la Corona haabía decidido que la colonización
de toda la región paraguaya estuviese en manos de los jesuitas, y que éstos se preocupasen para
que los indios ayudasen a los españoles en las encomiendas. Lo mismo había sido decidido para
los dominios portugueses. D. Francisco de Sousa se aprovechaba de la concepción de Imperio y la
consecuente eliminación de las fronteras para aplicar las leyes en su beneficio. Consciente o
inconscientemente, estaba poniendo en marcha una economía regional que ultrapasaba los límites
como “los Padres de la compañia de jesus non an sido Poderosos De que estos
Dichos yndios no se fuesen”, se había visto obligado a perseguirlos por dos veces,
para llevarlos de nuevo a las inmediaciones del río Piqueri, donde los jesuitas
castellanos tenían sus misiones, y los indios prestarían servicios a los españoles.
El problema para los españoles se centraba en el hecho de que, yéndose
los indios para São Paulo, las ciudades de españoles fundadas más o menos
cercanas a las reducciones jesuíticas, se quedaban sin mano de obra que
pudieran realizar las servidumbres a la que tenían derecho de acuerdo con la ley
sobre las encomiendas:”es pues del cazo que de dos años a esta parte an estado
los naturales encomendados a los vecinos desta ciudad tan alterados y ynquietos
por la entrada de Rondon que an echo los portugueses entre ellos y los an
sonsacado y llebado mas de tres mill animas A la villa de sant pablo en harto
perjuizio desta ciudad de donde a resultado la dicha ynquietud en los que
quedaban que Realmente si no se vbiera puesto tanta diligencia en el Remedio
totalmente se vbiera despoblado el Rio donde ellos estaban” 78.
La unión ibérica se transformaba en una unión económica sureña, al estilo
de la mita potosina, uniendo la región paulista y la cuenca del Paraná. D. Luis de
Sousa, gobernador “de San Pablo del Brasil” 79 establece un plan estratégico de
redistribución de la mano de obra, procurando atrair los indígenas de Guayrá para
trabajar en São Paulo80.
La propuesta del lado castellano no se hace esperar. El gobernador de
Buenos Aires, Diego Marin Negron, propone que se separe el gobierno del Río de
la Plata y el del Paraguay y que se mande al gobernador de la provincia del Brasil
“que Ponga mucho cydado en estoruar estas entradas porque nos ynquietan la
tierra”81. Se trataba de una tentativa para remediar no propiamente la situación de
los indios, sino la de los encomenderos. De acuerdo con su plan, el hecho de
tener un gobernador en el Paraguay, más cerca del Paraná y de las reducciones
jesuíticas, contrarrestaría la “evasión” de mano de obra indígena para São Paulo y
garantizaría el trabajo indígena para los españoles.
La evolución de los acontecimientos a partir de esta fecha cambiará toda la
política que Castilla, a través del gobernador del sur del Brasil, venía adoptando.
El camino de comunicación entre São Paulo y Guayrá será cerrado; pero el motivo
fronterizos.
78 Carta del Cabildo de Ciudad Real al gobernador de Buenos Ayres....,Ciudad Real, 20-12-1612.
A.G.I., 74-6-21. A.M.P., I, p. 159.
79 El título que se le da en el documento de 12-11-1611 es el de “gouernador capitan general de
las provincias de san pablo”. Cfr. Testimonio y trasunto en castellano de la comision que el
gobernador de San Pablo del Brasil, don Luis de Sousa, dio en la Aldea de Fuerte a 25 de agosto
(de 1611) a los caciques de las aldeas... A.G.I., 74-6-21. A.M.P., p. 148.
80 Testimonio y trasunto en castellano de la comision que el gobernador de San Pablo del
Brasil....Idem: “...soy informado que algunos yndios principales Del serton quieren venir con su
gente a biuir en las aldeas Desta villa al gremio de la iglesia y por algun temor y rrecelo que dello
tienen avisaron a los parientes y principales desta aldea para que los fuesen a buscar con los mas
yndios sus subjetos los quales yndios Principales Della me pidieron los Dexasse yr a Hazer tan
gran seruicio de dios y de su magestad y bien comun desta capitania como es y ser el gentio para
labrar en las minas Della que es en avmento de la Hazienda de su magestad”
81 Carta del gobernador de Buenos Aires Diego Marin Negron a Su Magestad sobre la separacion
de los gobiernos del Rio de la Plata y Paraguay y excesos cometidos por los portugueses de san
Pablo. Buenos Aires, 8-01-1612. A.G.I., 74-6-21. A.M.P., I, p. 156.
no serán las reclamaciones de los encomenderos españoles y, sí, el temor de una
posible invasión holandesa82.
84 Idem.
85 Carta de S. Mg. sobre o Pará ao gouernador do estado do Brasil, 4 de setembro de 616. Livro
Segundo do Governo do Brasil, IV. A.M.P. III, p. 11.
86 En esa misma carta se hace referencia a una fortaleza y una población, con “engenhos de
assucar” de holandeses.
87 Dom Antonio, Prior de Crato, fue uno de los posibles herederos a la sucesión de la Corona de
Portugal, a la muerte del rey D. Sebastião. Después que la lucha sucesoria fue decidida en favor
de Felipe II, D. Antonio representó una amenaza real durante algunos años, siendo ayudado por
Francia.
88 Carta a Dom luis de sousa do seu consº.. Gouernador ECapitão geral destado do Brasil, 24-09-
1618. Segundo Livro do Governo do Brasil. A.M.P., III, p. 77.
89 Carta a Dom Luis de Sousa do seu Conº Gouernador, e Capitão General do Brazil, 28-08-
1618. Ibidem, p. 75..
90 Carta a Dom Luis..., 14-08-1617. Idem, p. 73.
91 Carta a Dom Luis..., 16-08-1617. Idem, p. 45.
92 “...reçebeosse auossa carta de 22 22 de Maio passado, em que me representaes
aneçessidade que ha deter nesse estao nauios Armados, que guardem a costa e a limpem dos
Cossariosque a infestao e fazem continuos roubos nos nauios mercantis”. Carta de S. Mg.e sobre
as armadas da costa, 28-08-1618. Idem, p. 74.
“...E em particular procurê aueriguar sehá algû sitio no Estreito, que fortificandose,
impida o passo delle”93 y manda poner en ejecución los planes para las
fortificaciones de Cabo Frío, Paraíba y Espírito Santo 94.
Al mismo tiempo, la Corona decide tomar medidas contra los cristianos
nuevos que, de una manera general, pasan a ser vistos como colaboradores de
los holandeses. Ya en 1617 se nota una profunda prevención de la Corona contra
los extranjeros residentes en Brasil, aunque aún no se encontraba una solución
clara para la cuestión. Así en la Carta de 16 de septiembre de 1617 se
determinaba que fueran expulsados del país “todos os estrange.ros q ouver nesse
estado”95 e incluso aquellos que estuvieran allí por un favor real especial. El motivo
era la información que había llegado a la Corte de los preparativos que Holanda
estaba haciendo para ir con una Armada en busca de “pau-brasil” 96. Un mes
después, una nueva carta revoga esa disposición, pero exige un relatorio detallado
de todos los extranjeros: “Hey por meu seruiço que suspendaes o cumprimento
della; E meinformeis particularmente de cada hum dos Estrangeiros que uiuem
nesse estado, de seus procedimentos, da confiança q entenderdes que se pode
fazer delles,e da fazenda E tratto que tem” 97 y especifica que el motivo de esa
preocupación son las posibles relaciones entre unos y otros –los de tierra y los de
mar-;. la experiencia de la guerra con los moriscos de Granada y sus
entendimientos secretos para facilitar laa invasión de España a la Sublime Puerta
aún estaba extremamente viva: “e que hauendo algûs deque se tenha sospeita
fundada, que incitão, E fauorecem os estrangeiros, os embarqueis logo para o
Reino a bomrecado, Enuiando Juntamente informação de suas culpas ou os
aparteis e façaes recolher pela terra dentro de maneira que se perca todo o
cuidado que se poderião dar”98.
Un año más tarde, por carta de 20 de Noviembre de 1618, el pedido se
centra no ya en todos los extranjeros, sino específicamente en los cristianos
nuevos. La carta hace referencia a un contexto mayor: la Corona quiere una
relación de todos los cristianos nuevos que viven en Brasil porque en la visita del
Santo Oficio en la ciudad de Oporto se prendieron “a mayor parte dos homês de
93 Carta de s. Mag.de sobre a jornada do estreito de Magalhães, 20-06-1617. Idem, p. 40: “...Y en
particular procuren averiguar si hay algún sitio en el Estrecho que, fortificándose, impida el paso”.
94 En la misma carta se tenía en cuenta que había necesidad de fortificar también la isla de
Fernão de Noronha, pero se ordenaba que, por las necesidades apremiantes de la defensa de la
costa, se dejase de lado esa construcción (“todavia hey por bem, quepor horasesuspenda, por
quanto havendo outras obrigações mais precisas, convem accudir primeiro aellas”). Sería sobre
Fernão de Noronha que los holandeses lanzarían su primer ataque contra Brasil. El 7 de febrero de
1619 llega noticia a la Corte de que se está organizando una Armada para atacar Fernão de
Noronha, y el 16 de Marzo del mismo año, el Rey manda una carta al Gobernador general para
que haga lo posible por expulsar los holandeses de aquella isla.
95 Carta sobre o pao Brasil e auiso das naos que vem rouballo, 16-09-1617. Idem, p. 46.
96 Idem.
97 Carta PªSobestar na embarcação dos estrangeirosE em minha embarcação de Pernambuco pª
a Bahia, 8-10-1617. Idem, p. 47. Tengo por mi servicio que suspendáis el cumplimiento de ella, y
me informéis prticularmente de cada uno de los extranjeros que viven en ese estado, de sus
procedimientos, de la confianza que entendéis que se puede tener en ellos, y de la hacienda y trato
que tienen”.
98 Ibidem.
negº. da nação dos christãos nouos que aly hauia” 99 y, como existían relaciones
entre los de Portugal y Brasil, se prevé que los presos van a enviar sus haciendas,
negocios y haberes para Brasil. Por eso, se advierte al Gobernador General que
nombre un hombre de confianza para que esté atento a los inventarios,
testamentos y ventas que sean realizados entre ellos, en Brasil.
Al final de la carta, se deja ver el recelo que la experiencia morisca había
despertado en la Corona: “ e de todos os christãos nouos que ha nesse estado me
enuiareis quanto mais breuemente possiuel hua relação muy particular, em que se
contenhão seus nomes, os lugares onde uiuem, que fazendas tem, equais podem
ser sospeitosos, e prejudiciaespara a comunicação com estrangeiros, para o que
tomareis as informações necessarias com m.to segredo eresguardo” 100.
No era ningún secreto para nadie que los cristianos nuevos de Portugal,
después del Decreto de expulsión, habían emigrado en su mayoría para
Amsterdam, donde iban dando forma a una floreciente comunidad. Tampoco era
un secreto que varias de esas familias de cristianos nuevos estaban echando
raíces en el Brasil, en otros puntos del Atlántico e incluso ya habían penetrado en
el Perú, a través del Brasil, estableciendo una pujante red comercial. Para la
Corona, todas esas relaciones suponían un peligro real y amenazaban
directamente las bases del Imperio.
Las primeras medidas contra las escaramuzas holandesas habían sido
tomadas. La tregua de los Doce Años aún estaba, teóricamente, en vigor y sólo
acabaría en 1621. A partir de ese momento la ofensiva holandesa sólo hará
aumentar y colocará en jaque la estrategia española para el Brasil y,
específicamente, para São Paulo.
Cuando la Tregua de los Doce años termina, Holanda se encuentra con
unas Indias de Castilla con las espaldas abiertas por dos senderos, que llevan
precisamente al centro neurálgico de todo el Imperio: uno, por el norte, a través
del Amazonas, mejor conocido y ya frecuentado por holandeses; y, otro, por el sur,
que los paulistas estaban usando para llegar a las misiones jesuitas. El destino
final eran las ricas minas de Potosí.
Por eso, el plan de ataque de Holanda no se puede reducir a la conquista
de Bahia, en 1624 (al año siguiente, fueron expulsados por la Armada comandada
por d. Fadrique), ni a la de Pernambuco en 1630. Los holandeses tenían un plan
de ataque mucho más agresivo101 que, aunque no dispongamos de documentos
holandeses que lo comprueben y confirmen, basta ver la sucesión de
acontecimientos para llegar a la conclusión de que se trataba de una operación de
113 “...que los portugueses del brasil no puedan pasar de la linea de la demarcacion que ay entre
aquella corona y la de Castilla ni entre en ella a reducir ni sacar indios”. Cfr. THOMAS, G. op.cit.
114 En su obra “Flandes indiano...”, Gabriel GUARDA hace referencia a un documento intitulado
“Traducción en español del papel que se presentó al Consejo Privado, facilitando la sorpresa y
fortificación de algunos puerto de América, con carta de Alonso Rancaño, de 24 de mayo”, donde
se puede leer un nuevo plan de ataque a Chile y Perú, haciendo escala en São Paulo, contando
con 1.180 marineros y 246 piezas de artillería. El autor no consigue situar el año, pero puede ser
alrededor de 1650. Cfr. op. cit.,p. 9.
demarcación. Había sido un sueño, motivado por el deseo de encontrar más
minas de plata y por eso se habían hecho todos los esfuerzos posibles para
establecer un camino abierto entre el Potosí y São Paulo. Un sueño que por muy
poco no acaba en pesadilla y un camino abierto que, antes de la misma
separación de las dos Coronas, tuvo que cerrarse, como se pudo, para evitar que
los holandeses llegasen a la imperial villa de Potosí, el centro vital de las Indias de
Castilla y de todo el Imperio.
São Paulo, 8-05-00
Rafael Ruiz
“Master” en Derecho Internacional por la Universidad de São Paulo
Doctorando en Historia Social por la Universidad de São Paulo
Becario de la FAPESP