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El ácido úrico así metabolizado tiene dos destinos fundamentalmente, debido a su baja
o casi nula solubilidad en agua (a un pH fisiológico, el 99% de las moléculas están en forma
de urato; sólo en algunas zonas del sistema urinario con pH menor a 5.7, las moléculas están
en forma de ácido úrico). Uno de sus destinos, es el de ser excretado por las
heces (representa sólo el 25% del total de ácido úrico metabolizado) a través del tracto
gastrointestinal, mientras que el otro destino, el más habitual ya que, representa el 75%
de la excreción del ácido úrico metabolizado, es la excreción a través del tracto urinario
por medio de la orina. Es en esta última forma de excreción del ácido úrico, dónde
observamos algunas diferencias
según la especie que tengamos en
cuenta. Para la mayoría de
mamíferos (menos los seres
humanos y los primates
superiores), el ácido úrico se
excreta por orina en forma
de alantoína formada a partir del
ácido úrico, por medio de la acción
del urato oxidasa. Para reptiles,
aves, insectos y particularmente en
los perros de raza dálmata (debido
a un defecto genético en la
expresión del urato oxidasa) la
excreción del ácido úrico es
únicamente a través de las heces, en
dónde el ácido úrico se excreta a
través de una pasta de cristales con
casi nula retención de agua en su
interior, actuando, así como un
proceso que les permite conservar
agua en el organismo y por tanto, resultar ser un eficiente mecanismo regulador de la
homeostasis del agua.
a) Alimentos purinóforos: aquellos que contienen más células por unidad de peso (es
decir, son más ricos en ácidos nucleicos) y por tanto repercuten en la síntesis endógena de
purinas. Entre los alimentos purinóforos más habituales de la dieta, encontramos a
las vísceras (sesos, callos, hígado, etc.), los pescados en conserva como las anchoas,
sardinas o arenques, las carnes rojas (cordero, ganso, caza), los mariscos, moluscos y
crustáceos (especialmente mejillones) o ciertas legumbres, verduras y
setas (especialmente espárragos y espinacas)
Ese ácido úrico generado desde el hígado se suma al ácido úrico circulante, repercutiendo
así en un episodio agudo de hiperuricemia. Además, se observado que este ácido úrico
generado a partir de la fructosa, provoca estrés oxidativo mitocondrial y
parece inducir resistencia a la insulina a través de efectos sobre los adipocitos,
pasando a ser así un factor más a tener en cuenta en el síndrome metabólico y
como predictor independiente (en valores elevados) de la diabetes, el hígado graso o la
elevación de la proteína C reactiva. No obstante, es necesario indicar que se requieren
niveles de ingesta de fructosa muy elevados (sobre todo en dietas hipercalóricas) para
poder observar un aumento claramente significativo de los niveles en sangre del ácido
úrico frente al consumo de fructosa en la dieta.
El consumo excesivo de alcohol repercute en los niveles de ácido úrico en sangre, ya que
este alcohol ingerido, se transforma en ácido láctico que inhibe competitivamente, la
secreción del ácido úrico a nivel del túbulo renal proximal. Cuando
el consumo es crónico, el metabolismo se deriva a una mayor degradación de ATP y, por
tanto, mayor generación de AMP, precursor del ácido úrico. Esta relación entre consumo de
alcohol y ascenso de los niveles de ácido úrico en sangre, es más habitual en mujeres que
en hombres y más acusado si el consumo de alcohol procede fundamentalmente de
la cerveza, debido a su mayor contenido en purinas de tipo guanosinas (nucleósidos
de guanina).
Respecto a los alimentos con bajo contenido en purinas, como los lácteos o ciertas frutas,
se observa que su consumo, aun conteniendo purinas en baja concentración, resulta
beneficioso para mantener los niveles de ácido úrico adecuados. Los productos
lácteos contienen un ácido, el ácido orótico, que tiene efecto uricosúrico, esto
es, permiten una mayor excreción del ácido úrico por
orina.
Esto es debido a que, el orato o ácido orótico, también es transportado por el transportador
URAT 1 del túbulo renal distal, originando así que por la competencia que se puede
establecer entre ambos, se favorezca la mayor eliminación del ácido úrico por orina.
Además del ácido orótico, la lactosa y galactosa de la leche, también activan otro
transportador renal del ácido úrico, el transportador OAT. Respecto a la fracción
lipídica de los lácteos, ciertos estudios afirman
que puede repercutir al igual que la colchicina en la
modulación de la respuesta inflamatoria a los
cristales de urato monosódico, en modelos
animales. En lo relativo
al consumo de frutas, también se
observan beneficios hipourecimiantes, sobre todo
en el caso de la cereza, debido a sus posibles
acciones sobre el aumento de la excreción renal
del ácido úrico y de carácter antiinflamatorio.
Otras frutas ricas en vitamina C, también son
destacables como alimentos hipourecimiantes, ya
que se ha observado que la vitamina C presenta
efectos uricosúricos que permiten modular los
niveles séricos del ácido úrico.
Como podemos ver, la dieto terapía influye en el
metabolismo del ácido úrico, pero no como se
creía en un principio. Cuando se determinó que
eran las purinas de la dieta, las principales desencadenantes de los estados hiperucémicos,
se impuso como medida preventiva su restricción en la dieta. No obstante, y
contrariamente a lo que se podía pensar, dietas ricas en proteínas (predominando las de
tipo vegetal) no se asocian con estados hipeuricemiantes, al contrario, una mayor ingesta
de estos nutrientes puede reducir el riesgo de elevar los niveles de ácido úrico en sangre,
al facilitar su eliminación por orina. Un efecto parecido sucede en el caso de dietas
hipocalóricas y/o de adelgazamiento, no obstante, este efecto hipouricemiante del
adelgazamiento, depende de la uricemia inicial, del grado de pérdida de peso y del sexo del
paciente (en mujeres es más acusada la relación obesidad – hiperuricemia).
Finalmente, es necesario decir, que a pesar de que en exceso resulta ser tóxico, en
condiciones normales, el aporte continuo de ácido úrico es fundamental en la
protección de los vasos sanguíneos del sistema circulatorio.
Y hasta aquí por hoy. Ahora ya sabéis cómo de verdad influye la dieta en el metabolismo del
ácido úrico, el parámetro bioquímico que culpabiliza a los pecadores de la gula (abusos de
ingestas, provocan fluctuaciones agudas en los niveles séricos del ácido úrico).
Tatiana DC
Fuentes: