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Pregunta: ¿cómo las formaciones coloniales han influenciado las formaciones nacionales? y
cuál es el panorama de resistencia.
También se expondrá cómo durante los siglos XVII y XVIII se desarrolla la segunda
oleada de la modernidad que daría inicio a la formación de los Estados nacionales
en Latinoamérica caracterizada por una Modernidad proveniente también de
Europa, pero ahora caracterizada por las ideas liberales de Francia e Inglaterra, y
del mito del desarrollo moderno. De esta forma, para el siglo XIX los criollos ya
habían desarrollado una subjetividad católica, básicamente terrateniente en lo
económico y claramente liberal en lo político, lo que desataría en la creación de los
estados oligárquicos en Latinoamérica.
En este orden de ideas, Dussel critica el eurocentrismo como elemento fundamental
en la creación de las subjetividades en América latina, Filosofía de la liberación
(DUSSEL 1996). Por lo tanto, este eurocentrismo caracterizó la subjetividad de los
criollos que tuvieron el papel de construir el Estado nación.
Como resultado tenemos que, al llegar el siglo XIX, los criollos tienen interiorizado
el imaginario cultural de blancura, producto del discurso de limpieza de sangre que
se desarrolló durante la primera modernidad. Esto desembocó en el desarrollo de
los Estados nacionales la superioridad de unas formas de conocimiento sobre otras,
basado en lo que Aníbal Quijano ha llamado colonialidad del poder, siendo la
categoría clave del debate latinoamericano sobre modernidad/colonialidad.
De esta manera se entablo frente al otro, (el indio, el negro, el mestizo americano),
una relación de dominio. Así se desplegara la segunda modernidad que solo
empezó a finales del siglo XVII con el fin del imperio español y el surgimiento de
nuevas potencias que se autorepresentaron ideológicamente como la única
modernidad, la subjetividad que allí se formó correspondió a la burguesía y a la
formación del capitalismo.
La colonialidad del poder del Estado oligárquico obedece a una lógica propia
del epistemicidio, es decir un intento de eliminar las muchas formas de conocer
que sirvan a los propósitos civilizadores; apunta entonces, hacia la violencia
epistémica ejercida desde la primera modernidad bajo imágenes, símbolos y modos
de significación. Sin embargo hay que reconocer que estas formas de conocimiento
no fueron eliminadas por completo, fueron despojadas de su legitimidad epistémica,
es decir los europeos abarcaron los deseos, las aspiraciones y la voluntad de los
subalternos. Siguiendo esta lógica, se observa que en la formación de los Estados
oligárquicos su objetivo fue acceder a la europeización. Ejemplo de lo anterior lo
refleja el texto Facundo de Domingo Sarmiento, donde justifica la eliminación de la
población aborigen. De lo anterior, podemos deducir, una vez más, que la
colonialidad del Estado oligárquico no cumplía con las características de nación
descrita por Anderson, pues según este autor, ese espacio simbólico de la
construcción de la representación, nos permite conjugar las aspiraciones, las
emociones, los deseos y las expectativas que se tienen frente a la nación, y en
función de estas representaciones actuamos en el mundo social. Es decir,
pertenecen al artefacto cultural llamado nación, según Anderson, aquellos sujetos
que los unen ciertos sentimientos, ideales, cierta memoria y un pasado común, pero
teniendo en cuenta que la nación es un invento cultural.
Por consiguiente las disputas, a menudo violentas, entre las respectivas oligarquías
y sus regiones fueron obligando a las elites a establecer un ámbito de mediación
desde el Estado. Estas formas de mediación, que a la vez organizó el territorio
fueron el federalismo y el centralismo.
Por último quiero exponer el caso de Bolivia. Este país tenía un transcurso histórico
en la formación del Estado oligárquico que lo hizo “tardío” respecto a los demás
países latinoamericanos; “Lo que sí distingue a Bolivia de otros países… es la
circunstancia de que en ella el estado oligárquico empezó a formarse cuando en los
demás países se hallaba ya en fase de consolidación” (Carmagnani 1984, 157). La
reactivación de la producción de la Plata en ciertos sectores del País, sobre el resto
del país, contribuyo al mantenimiento de la vieja estructura social basada en la
diferenciación étnica; “La supervivencia de una estructura social interna basada en
la diferenciación étnica daba pie a que una minoría, calificada de “blanca”, ejerciera
su dominio sobre la “cholada” y la “indiada”, lo que explica la persistencia de formas
de caudillismo y de clientelismo tan fuertes como para hacer imposible la creación
del estado oligárquico antes de 1880” (Carmagnani 1984, 158). Este último ejemplo
expone claramente la colonialidad del poder, pues muestra claramente la
diferenciación étnica, entre unos criollos a cargo del estado y una “cholada” no
tenida en cuenta en la formación del tal Estado.
Bibliografía