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Actualmente, más de 140 organizaciones y más de 100 socios personales forman parte
de Forética. Dentro de la asociación conviven empresas de todos los tamaños y sectores
de actividad, además de asociaciones profesionales, organizaciones del tercer sector o
académicos de reconocido prestigio, entre otros.
Compromisos
Misión
Visión
Valores
Independencia
Responsabilidad
Flexibilidad
Compromiso
Algunos de los requisitos que cumple Forética, acordes con la SGE 21 son, por ejemplo,
la definición de una política de gestión ética y RSE, y de un código de conducta con
los valores de la asociación y sus compromisos para con sus grupos de interés, o el
establecimiento de una política anticorrupción y de un comité de ética. Otros aspectos
que Forética ha sistematizado gracias al proceso de certificación han sido, por ejemplo,
la medición de emisiones de CO2 de sus eventos o viajes, la formalización de una
política de diversidad, otra de formación y desarrollo profesional del equipo, o una
política de transparencia y buen gobierno frente a sus socios, entre otros.
Como parte de esta política de transparencia, Forética publica desde 2004 su memoria
de actividades. Los últimos cuatro años la ha elaborado según los criterios de GRI.
Documentos de interés:
Código de conducta
Política de gestión ética
Política anticorrupción
Certificado SGE 21
La quinta edición del Informe Forética sobre la evolución de la RSE en España revela
una consolidación del fenómeno a pesar de la crisis a la vez que pone de manifiesto una
brecha más profunda entre las empresas más pequeñas y las medianas y grandes en lo
que respecta a su actitud y también a su práctica de la Responsabilidad Social.
Según el Informe Forética 2011, una de cada tres empresas españolas ha dejado de
realizar actividades de RSE como consecuencia directa de la situación económica. Los
autores del estudio ponen de relieve la fortaleza de la responsabilidad social “si se tiene
en cuenta que desde la anterior edición del informe se han destruido 2,3 millones de
puestos de trabajo y 130.000 empresas”. Nuevamente, el tamaño de las organizaciones
es determinante: la tasa de abandono de actividades RSE de manera permanente (sin
previsión de retomarlas), es mucho mayor en el caso de las pequeñas empresas –un
18%- frente a tan solo el 3% en el caso de las medianas y grandes.
Otro de los impactos del ciclo económico en el sentimiento empresarial hacia la RSE
tiene su reflejo en las prioridades de las prácticas en las organizaciones. El objetivo de
“crear empleo” escala posiciones desde 2008 y se sitúa en segundo lugar solo por detrás
de “respetar los derechos humanos y la intimidad de sus trabajadores y proveedores”, en
detrimento del respeto al medio ambiente.
En abril de 2002 se publica la primera encuesta sobre RSE realizada por la empresa
MORI. Cada vez más empresas se unen a este movimiento.2
Entre marzo y julio de 2003, El Mercurio dedica cuatro suplementos especiales al tema.
A fines de Agosto, AMCHAM distinguió, por primera vez en Chile, a 3 empresas con el
premio al mejor ciudadano empresarial.
Este fenómeno, multiplicado varias veces y desde hace un par de décadas atrás, se
percibe con fuerza en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, su historia es más larga.
Ya a comienzos del siglo XX, las grandes empresas norteamericanas comienzan a ser
cuestionadas por ciertas prácticas laborales que perjudicaban a sus empleados.
Críticas en el camino
A pesar de la aparente bondad del movimiento, no todos han visto con buenos ojos esta
nueva moda socio-empresarial. Se sostiene que el movimiento de responsabilidad social
es pernicioso ya que aumenta los costos finales de las empresas al imponer estándares
más elevados en distintos ámbitos (laborales, medioambientales, de seguridad, etc.), lo
que redunda en niveles de precios mayores para los consumidores. Esta es la postura
del ex-economista jefe de la Organización para la Cooperación Económica y el
Desarrollo (OECD), David Henderson, quien ha señalado que no estamos frente a
ninguna crisis y que por lo tanto el modelo de empresa tal como lo conocemos no
necesita de cambios. “El planeta no se está aproximando a ninguna catástrofe
medioambiental y la proporción de gente viviendo en pobreza ha caído más
rápidamente que nunca en la historia gracias al proceso de industrialización
capitalista”.3
Sin embargo, la crítica más famosa a la RSE la realizó el conocido economista Milton
Friedman, quien en 1970 señala que “hay un y sólo un tipo de responsabilidad social de
la empresa: usar sus recursos e involucrarse en actividades que aumenten sus
utilidades en la medida en que se mantenga dentro de las reglas del juego, lo que
significa involucrarse en una abierta y libre competencia sin estafa o fraude”.
El ejecutivo es un empleado de los accionistas, por lo que si quiere hacer caridad, que
se meta la mano al bolsillo y done de su dinero, no del dinero que no es suyo.
Los norteamericanos han sido pioneros en esto. “Doing well by doing good, es el lema.
Incluso se han introducido conceptos tales como strategic philanthropy, argumentando
que resulta ser una “herramienta” fundamental a la hora de lograr una ventaja
competitiva. Este “gancho” también se ha instalado en Chile y no cabe duda que este es
un modo inteligente a la hora de introducir unas prácticas que en apariencia no parecen
sino reportar costos para la empresa. Correctamente el profesor Carlos Portales de la
Universidad Católica, señala que “cuando uno habla con empresarios, muchos dicen que
la ética es rentable, pero en una visión pragmática y utilitarista. La otra visión es la que
plantea que la ética es un valor en sí misma, es decir, hay que comportarse de manera
ética porque eso es lo que desarrolla al individuo, a la sociedad y a las organizaciones”. 7
Así, la RSE resultará éticamente válida sólo cuando la rentabilidad sea consecuencia del
comportamiento socialmente responsable. Cuando la rentabilidad es la causa de las
políticas de RSE, ésta será sólo un medio como otros para buscar un mejor resultado
final. “Habría un test decisivo para todo el que se aferra a la afirmación de que la ética
es rentable. Es una pregunta muy sencilla: y en aquellos casos en que ser ético no fuera
rentable, ¿también estaría Ud. dispuesto a actuar éticamente?”.
Una segunda crítica que especialmente creo necesario hacerle a la RSE chilena, tiene
relación con la coherencia interna-externa de estas políticas de responsabilidad social.
¿Están siendo todos los stakeholders verdaderamente atendidos en sus necesidades?
Bajo esta pregunta subyace una sospecha que creo fundada. Para muchas empresas,
ser socialmente responsables es involucrarse en alguna actividad, más o menos
sofisticada, de acción social. Si antes se donaba dinero para caridad, hoy una buena
parte de las organizaciones empresariales patrocinan iniciativas más articuladas en un
campo de acción determinado (medioambiente, educación, salud, etc.). Resultan ser un
tipo de “neocaridad”, una filantropía más sofisticada. Sin embargo, esto parece
insuficiente. “Dar generosamente a la Cruzada de la Misericordia no es un acto de
responsabilidad corporativa. Ni es proveer de apoyo financiero a un hospital local, a un
museo y a una orquesta sinfónica. Ni es enviar un barco lleno de alimentos para ayudar
países hambrientos del Tercer Mundo. Estos son actos de filantropía corporativa, y,
aunque son admirables, no tienen nada que ver con responsabilidad”.9¿Qué sucede con
el resto de los stakeholders? ¿Cómo estamos, por ejemplo, siendo responsables con
nuestros clientes? Un ejemplo paradigmático sobre este punto, al menos en USA, es el
de una de las empresas que más invierte en programas filantrópicos, Philip Morris, el
líder en la industria tabacalera. En los últimos 10 años ha donado más de US$1.000
millones10. No obstante, muchos cuestionarán que una empresa que fabrica un producto
que puede tener graves consecuencias para la salud de sus clientes pueda ser una
empresa socialmente responsable y que todos estos esfuerzos de responsabilidad social
no son más que una estrategia para limpiar la imagen. Aun más: Imperial Tobacco, la
cuarta empresa del rubro más grande del mundo y líder en Gran Bretaña, está a la
búsqueda de su Corporate Responsibility Implementation Manager.
Las críticas nos deben ayudar a corregir los desvíos del camino y a defender una
integral RSE. De esta manera estaremos verdaderamente fomentando este movimiento
empresarial, que sin lugar a dudas ha traído incalculables beneficios concretos para
distintos grupos de interés. Aún más, involucrándonos activa y críticamente en el
desarrollo de la RSE en nuestro país podremos confiar que la propia cultura empresarial
siga descubriendo un horizonte ético mucho más amplio y que muchos ejecutivos y
directores de empresas comprendan y valoren la verdadera extensión de su vocación
empresarial.
La RSE en el Perú
El Perú es un país que tiene muchas tareas pendientes. Enfrentamos altos niveles de
pobreza y necesidades básicas insatisfechas, un serio déficit de institucionalidad,
crecimiento de la informalidad, el incumplimiento social a las normas, la sobre
regulación y las demandas de la comunidad para que el sector privado supla la ausencia
del Estado.
Ante este panorama, el sector privado debe liderar un proceso de cambio y mejora en la
sociedad peruana que beneficie a todos. Para lograrlo se requiere de una gestión
transversal que involucre al sector privado, la sociedad civil y el estado.
En el Perú se están dando los primeros pasos para promover la importancia de las
buenas prácticas y hacerlas parte del quehacer empresarial. Existe un gremio
conformado por 50 empresas llamado Perú 2021, que viene difundiendo la importancia
estratégica de la responsabilidad social en la gestión empresarial.
La minería también está avanzando en el tema, ya que esta actividad económica viene
siendo percibida en forma negativa y necesita planificar adecuadamente las relaciones
con sus stakeholders.
La RSE en la Región
La responsabilidad social está en una etapa introductoria, por eso la relación entre la RSE y la
competitividad no parece estar totalmente asimilada en las empresas de la región, sólo
algunos sectores exportadores muestran signos de tener en cuenta esta relación.
En América Latina existe una larga tradición de filantropía corporativa, donde el sector privado
ha tenido una visión paternalista y asistencialita.
Durante los últimos años han habido esfuerzos en diversos países de la región, encaminados a
impulsar la RSE. Gracias a ello, son cada vez más las empresas que tienen buenas prácticas
sociales y medioambientales. Por ejemplo hasta julio del 2006, más de 900 empresas de la
región se han adherido al Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
Existen dos organizaciones que desarrollan el tema con alcance regional: la red EMPRESA, con
más de 1000 empresas asociadas, y la red regional del Consejo Empresarial Mundial para el
Desarrollo Sostenible: World Business Council for Sustainable Development (WBSCD), con más
de 300 empresas asociadas.
El sector privado latinoamericano no puede ignorar los desafíos a los que se enfrenta:
infraestructura insuficiente, debilidad en instituciones del gobierno y la necesidad de mejorar
el clima social. Si bien las empresas no tienen la obligación de solucionar todos los problemas a
los que se enfrenta América Latina, pueden contribuir a mejorar algunos aspectos a través de
la responsabilidad social. De este modo, tanto el sector privado como la sociedad
latinoamericana pueden seguir prosperando mancomunadamente.
Al hablar de Latinoamérica, es necesario considerar que los países que forman esta región son
muy diversos y su grado de desarrollo económico varía enormemente. Debido a esto, las
buenas prácticas y la responsabilidad social, deben adaptarse a las características específicas
de cada país.
INDICADORES DE RSE
Una empresa socialmente responsable incorpora las buenas prácticas en los procesos de
gestión y en las estrategias del negocio. Cuando esto ocurre, es imprescindible evaluar y
verificar periódicamente la evolución de la RSE en la organización. Los indicadores
sirven para este fin, convirtiéndose en una herramienta poderosa para generar procesos
de mejora continua.
La necesidad de las empresas por mantener una comunicación fluida y transparente con
los grupos de interés, ha contribuido a que se establezcan indicadores de
responsabilidad social de aceptación general. Estos indicadores nos ayudan a comparar
los resultados de diferentes empresas. Entre los indicadores, normas y acuerdos de
aceptación general más importantes, destacan los siguientes:
Norma SA 8000. Es una norma integral, Norma AA 1000. Fue creada en 1999 por
creada por SAI (Social Accountability AccountAbility para fomenta el diseño de
International), que ayuda a auditar y informes de RSE que sean entendibles y
certificar el cumplimiento de los derechos confiables. La norma detalla los principios,
laborales en las organizaciones. Esta norma normas de procesos y guías prácticas que
busca que todo lugar de trabajo sea son necesarios para el desarrollo de
administrado de manera que se garanticen informes corporativos de sustentabilidad
los derechos humanos básicos. social y ambiental.
Pacto Mundial. El Pacto Mundial es una ISO 26000. ISO, la Organización
iniciativa del Secretario General de Internacional de Estandarización, ha
Naciones Unidas, Kofi Annan, cuyo decidido lanzar el desarrollo de un Estándar
objetivo es animar a los líderes del Internacional que provea de una guía para
comercio mundial a respetar los derechos la Responsabilidad Social (RS). Esta
humanos, brindar condiciones laborales estándar será publicado en el 2008 como el
mínimas y preservar el medio ambiente en ISO 26000 y su uso será voluntario. Este no
sus prácticas empresariales. Las empresas incluirá requerimientos y no será un
que se adhieren al pacto se comprometen a estándar de certificación. Este incentivará el
respetar los nueve principios que éste compromiso voluntario para la
enuncia. responsabilidad social y dará una guía
común en conceptos, definiciones y
métodos de evaluación.
La actividad humana en los últimos 50 años ha deteriorado nuestro medio ambiente más
rápidamente que nunca. El uso de los recursos naturales ha permitido el desarrollo
humano pero a un costo ambiental muy alto.
El trabajo en responsabilidad social que realiza cada empresa debe estar incluido dentro
de la estrategia del negocio. De manera que, se puedan enfrentar a estos nuevos retos y
transformarlos en oportunidades, con el objetivo de reducir los impactos negativos
sobre los diferentes grupos de interés. Se habla que uno de estos grupos de interés es el
medio ambiente, relacionado con las generaciones futuras que ven amenazado su
desarrollo por el alto consumo de recursos naturales en la actualidad.
Eco-eficiencia
- Modelo de negocios basado en "hacer más con menos"
- Reducción de impactos ambientales negativos así como también sus costos.
Consumo sostenible
- Alentar a los clientes a actuar de una manera más sostenible.
Innovación
- Utilizar la capacidad innovativa para cambiar los procesos productivos y de marketing
a favor del medio ambiente.
La empresa como ser vivo dentro de la sociedad debe asumir su rol como Agente de
Cambio para mejorar el entorno en el que se desenvuelve, y así lograr un país próspero,
pacífico, democrático y justo; pilares de la Visión al 2021 de nuestra asociación.
Con la generación del presente Modelo, Perú 2021 entrega una herramienta de trabajo al
empresariado y a la comunidad en general, que facilitará el entendimiento y adopción
de la RS social en sus organizaciones.
Distintivo Empresa Socialmente Responsable
Perú 2021, mediante una alianza estratégica con el Centro Mexicano para la Filantropía,
adoptó el Distintivo ESR para promover una cultura de Responsabilidad Social
Empresarial a través del establecimiento y difusión de estándares de actuación
empresarial, mediante una herramienta de auto-diagnóstico online: Distintivo ESR.
El Distintivo ESR tiene un año de vigencia y este podrá ser renovado anualmente. Se
otorgará el Distintivo ESR a aquellas empresas que superen el 75% del puntaje obtenido
por la empresa que alcanzó la más alta puntuación en cada edición.
Perú 2021 otorga el Distintivo ESR a través de una iniciativa a la que denomina
AliaRSE por el Perú, en la que se unen otras cinco reconocidas organizaciones, con el
objetivo de garantizar la confiabilidad, transparencia del Proceso de otorgamiento del
Distintivo ESR en el Perú, así como velar por el compromiso social de las empresas
reconocidas.
Empresas Reconocidas
Kimberly-Clark Perú
Odebrecht Perú
Pfizer Perú
Profuturo AFP
Repsol Perú
1. Promueve una cultura de competitividad responsable que busca las metas y el éxito
del negocio, contribuyendo al mismo tiempo al bienestar de la sociedad.