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RAICES HEBREAS
NIVEL I - CLASE 1

RAICES HEBREAS DEL


CRISTIANISMO

Dr. Iván Delgado ThD-CHED


DISCIPULADO RAÍCES HEBREAS
MODULO I – CLASE 1

RAÍCES HEBREAS DEL CRISTIANISMO

I. INTRODUCCION

Antes de entrar al estudio de cuál es la verdadera raíz de nuestra fe (emunah), para


determinar el verdadero origen y destino de nuestras creencias; lo primero que
haremos y de una manera muy general, es conocer todo lo que gira alrededor de la
figura central de quien dicen que es fundador del cristianismo: Jesús.
En el trasfondo alrededor de la vida y enseñanzas de nuestro redentor, debemos
recordar dos hechos principales: primero, la realidad histórica, religiosa y política de
Israel en el tiempo cuando hizo su aparición, y segundo, los elementos posteriores que
tienen lugar a partir de su obra redentora y sacrificial.

Desde el 64 AEC. Roma empezó a gobernar sobre el territorio de la tierra de Canáan


que fue asignado por YHVH a Israel. Como consecuencia un levantamiento civil contra
Roma, se dividió la región en 5 distritos para debilitarlos y facilitar el dominio romano. Uno de
estos distritos fue la provincia romana de Judea, en donde se asentaba la tribu de Judá; es en
este territorio de Judá, en la ciudad de Belén es que nace el redentor de la humanidad para
cumplir una profecía dada muchos siglos antes.

Miq 5.2 (750 al 680 AEC)


2 Pero tú, Belén (Betléhem) Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, De
ti me saldrá el que será Caudillo en Israel, Cuyo origen es desde el principio, desde los
días de la eternidad.

La expresión “de los días de la eternidad" nos muestra la preexistencia del Mesías en
los cielos desde los tiempos sin fin. El Mesías fue preparado desde antes de la
fundación del mundo, antes que existiese Israel como nación; esto también nos
muestra dos cosas:
1. El Mesías es anunciado en la torah y preparado desde la eternidad (quedem o
caddam).
2. Es una esperanza exclusivamente hebrea, ninguna cultura o religión de la
antigüedad tenía la esperanza de un redentor que daría vida eterna.

La salvación, un redentor de la humanidad no es algo que sea propio del cristianismo,


ya sea catolicismo o protestantismo; es algo exclusivo del pueblo hebreo, profetizado
desde el libro de Bereshit, siguiendo por los Profetas y Salmos. En conclusión, es una
verdad inapelable que no hay un mesías greco-romano.

Sal 89.27-29
Yo le daré la posición de primogénito el más excelso de los reyes de la tierra.
Permanecerá en mi misericordia para siempre, y en mi Pacto, seré fiel con él.
Estableceré su dinastía para siempre, y su trono por todo el tiempo que los cielos
permanezcan. Su dinastía permanecerá para siempre, su trono, como el sol ante Mí.
Será establecido para siempre, como la luna

Mat 2.1-2 (70-80 EC)


1 Después que Yeshúa nació en Belén (Bet-léhem) de Judea en días del rey Herodes,
he aquí unos profetas del oriente llegaron a Jerusalén, 2 diciendo: ¿Dónde está el que
ha nacido Rey de los judíos? Porque vimos su estrella en el oriente y vinimos a
adorarlo.
El redentor de la humanidad nació en Judá es decir fue judío, que vivió cumpliendo la
ley (torah) judía, esto incluye shabat, alimentos y convocatorias (moedim); también
cumplió las costumbres de su pueblo.
En este entorno judío, debió tener un nombre judío, como todo natural de Judea en
esa época y en épocas anteriores y posteriores.

1.1 Jesús vs. Yeshua

El nombre en español Jesús deriva del latín Iesus el cual fue transliterado del nombre
griego Ἰησοῦς (Iēsoûs).
Algunos eruditos argumentan que el griego Iesous no es sino un esfuerzo de
transliterar la palabra hebrea Yeshúa, solo que en lengua griega el sonido “Sh” de la
letra Shin (‫ )ש‬no existe y por eso se utilizó “S” y la terminación “A” de la palabra
Yeshúa que expresa un sonido femenino en el griego, por lo que se le agregó
otra “S” al final.
De manera semejante la letra “Y” de Yeshúa es la Yod (‫ )י‬hebrea, siendo esta la letra
más pequeña del alefbet Hebreo, la cual pasó a “J” en lenguas anglosajonas.
Pero por regla gramatical los nombres propios no se traducen, por lo que nuestro
redentor debió tener un nombre hebreo.

Eusebio de Cesárea en su obra “Historia Eclesiástica” escribió:


“Mateo escribió las palabras en el idioma hebreo y cada uno la interpretó como pudo”.
“Como también debía ir a los otros confió a la Escritura, en su lengua materna, su
evangelio, supliendo así, para aquellos de los que se alejaba, la falta de su presencia
por medio de la escritura (HE 3, 24, 6)”.
“Así pues Mateo publicó entre los hebreos en su propia lengua, una forma escrita de
evangelio, en la época en que Pedro y Pablo evangelizaban Roma y fundaban allí la
iglesia”

Epifanio, alrededor del año 90 EC


“Los judíos tienen todo el evangelio de Mateo escrito en hebreo”

Ireneo de Lyon (390 EC)


“Mateo que predicó a los hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el
evangelio cuando Pedro y Pablo fundaban la iglesia”.

Si Mateo se escribió en hebreo como muestran estas evidencias históricas, entonces


Jesús no fue el nombre del redentor, porque no es un nombre judío.

Mat 1.21-25 (70 – 80 EC)


21 Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Yeshua, porque El salvará a su
pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor
había hablado por medio del profeta, diciendo: 23 He aquí la virgen concebirá y dará a
luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con
nosotros 24 Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer; 25 y la conservó virgen hasta que dio a luz un
hijo; y le puso por nombre Yeshua.
A través de la Escritura y evidencia histórica podemos tener hasta este momento
algunas conclusiones:
El redentor Yeshua fue judío, nació en una provincia judía y en estas condiciones tuvo
que tener un nombre diferente a Jesús; el verdadero nombre del redentor de la
humanidad es Yeshua y es el mesías judío profetizado en las Escrituras, no existe un
salvador greco-romano, ya que la salvación y estado de pureza espiritual, Grecia y
Roma la buscan a través de la filosofía y la auto flagelación.
Al final del Concilio de Nicea, en el 325 EC, se unieron los nombres griegos Jesús y
Cristo, formándose Jesucristo.
Hasta antes de este concilio, Jesucristo no aparece en ningún manuscrito ni en griego
ni en latín; además recordemos que el llamado Nuevo testamento fue canonizado y
formado tal como lo conocemos hoy en el siglo IV de esta era, justamente después del
concilio de Nicea.

La raíz y la profecía de Yeshua, el redentor de la humanidad es judía, que es parte del


pueblo hebreo; es decir Yeshua el salvador del mundo es hebreo.

En segundo lugar, vemos que los escritos de Mateo fueron en lengua hebrea y las
Escrituras que manejaba Yeshua en su tiempo eran las Escrituras Hebreas llamadas
Tanaj, que luego del Concilio de Nicea, las empezaron a llamar Antiguo Testamento.
En la época de Yeshua no había Nuevo Testamento, que se empezó a escribir a partir
del 60 EC y se completó y canonizó en el siglo cuarto EC; las únicas Escrituras que
Yeshua, sus apóstoles y Pablo y sus seguidores hasta el 325 EC fueron los rollos del
Tanaj (Luc 3.17; 2Tim 4.13).

Incluso el llamado Nuevo Testamento o también conocido como escritos apostólicos,


fue escrito en rollos, en diversos sitios geográficos y enviados a diversos sitios
geográficos.
Jua 20:30
Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de los discípulos, las cuales
no están escritas en este rollo.

II. Judaidad de Yeshua

El Mesías profetizado es judío; no sólo por nacer en Belén de Judea, sino por su
genealogía y porque está profetizado en las Escrituras hebreas.

En el capítulo 1 de Mateo se ve la genealogía de Yeshúa, y esto sirve para demostrar


que él cumple con los requerimientos del Mesías que están escritos en el Tanaj: ser
descendiente de Abraham (Gen 22:18), de Jacob (Num 24:17), de Judá (Gen 49:10),
de Isaí (Isa 11:1), de David (2Sam 7:13) y de Zorobabel (Hag 2:22-23).
También luego de su resurrección, el demostró que era el Mesías profetizado en las
Escrituras:

Luc 4.18-27
18 y uno de ellos, llamado Cleofás, respondió y le dijo: ¿Eres tú el único forastero en
Jerusalem que no has sabido las cosas sucedidas en ella en estos días? 19 Les dijo:
¿Cuáles? Ellos le dijeron: Las cosas acerca de Yeshua el Nazareno, quien fue un
varón profeta, poderoso en obra y palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y
cómo los principales sacerdotes y nuestros magistrados lo entregaron para que fuera
condenado a muerte, y lo crucificaron. 21 Y nosotros esperábamos que él era el que
iba libertar a Israel, pero, además de todo esto, ya es el tercer día desde que
acontecieron estas cosas. 22 Aunque algunas mujeres de entre nosotros nos
asombraron después de ir muy temprano al sepulcro, 23 pues al no hallar su cuerpo,
vinieron diciendo que habían visto una visión de ángeles, los cuales dijeron que él
vive. 24 Y algunos de los nuestros fueron al sepulcro, y hallaron tal como habían dicho
las mujeres, pero a él no lo vieron. 25 Entonces Él les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de
corazón para creer en todo lo que hablaron los profetas! 26 ¿Acaso no era necesario
que el Mesías padeciera estas cosas y entrara en su gloria? 27 Y comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les explicó en todas las Escrituras
las cosas referentes a Él mismo.

Luc 24.44-46
44 y les dijo: Estas son mis palabras, que os hablé estando aún con vosotros: que
tenían que cumplirse todas las cosas que habían sido escritas acerca de mí en la
Torah de Moisés, y en los Profetas, y en los Salmos (Tanaj). 45 Entonces les abrió la
mente para que entendieran las Escrituras, 46 y les dijo: Así está escrito, que el
Mesías padecería y se levantaría de entre los muertos al tercer día.

Yeshua nunca asistió a una iglesia cristiana


en domingo; ni fundó ninguna iglesia.
El asistía cada shabat a la sinagoga y
enseñaba a veces en el Templo y en lugares
públicos

Hoy día, cada vez más y más eruditos bíblicos,


reconocen que Yeshua fue un judío, que vivió
como judío y murió como judío entre judíos
del primer siglo, así como el resto de sus
discípulos originarios, se abren cada vez más
a un entendimiento hebraico de la fe cristiana
que tiene sus raíces en el judaísmo del
Segundo Templo y en la torah.
Las enseñanzas de Yeshua, su metodología,
sus proverbios, sus aplicaciones, sus estilos
de interpretación y análisis de las Escrituras
son todos, sin excepción, judíos (hebreos) en
su naturaleza, e ignorar este hecho y
pretender interpretar sus palabras
desconociendo su trasfondo hebreo, es un
grave daño a la fe.
Evidencia de la judaidad de Yeshua

Mat 5.17-20
No penséis que he venido para abrogar la Torá(la ley) o los profetas; no he venido
para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo
y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Torá, hasta que todo se haya cumplido.
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,
y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos.

Es difícil entender sin caer tampoco en el judaizar, tras siglos de cristianismo separado
de sus raíces judías y un desarrollado sentimiento antisemita por parte especialmente
de la iglesia católico-romana, que el Nuevo Testamento es un libro profundamente
judío, que gira en torno al judío Yeshua, escrito por autores judíos para una mayoría
de lectores judíos, en un contexto judío.

El Dios de los cristianos es el Dios de la nación particular de Israel, y no el dios de otra


nación en la historia.
Es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. No es el dios de Roma, ni el dios Alah de los
musulmanes.
Ciertos sectores mal llamados cristianos, durante siglos han ocultado la judaidad de
Yeshua, presentándonos a un falso "cristo" greco-romano o germánico: no hay más
que ver las imagenes de ese falso cristo de pelo rubio, de ojos azules y con rostro casi
femenino.
En el otro extremo está la gran mayoría de su propia nación: la hebrea, que ha
rechazado desde el primer siglo con virulencia y en algún caso verdadero odio, que
sea el Mesías y su pertenencia al pueblo de Israel: el Talmud, libro en el que toma su
sustento religioso el actual judaísmo rabínico, es un libro con durísimas acusaciones
contra Yeshua y el cristianismo: así, Yeshua (al que no se menciona casi nunca
directamente, sino bajo diversos seudónimos) estaría hoy en el infierno en un tormento
de excrementos hirvientes junto con Balaam y el emperador Tito.
Se dice también en este libro que Jesús es un bastardo nacido de la unión adúltera
entre María y un legionario romano llamado Pantera (quizá por el hecho de que en
griego "virgen" sea "parthenos", que Jesús fue un mentiroso y un hechicero, etc.

"El Nuevo Testamento nos presenta a Yeshua como el Mesías prometido por Moisés y
los profetas, el redentor de Israel, en conformidad a las promesas dadas a los padres
de la nación de Israel.
Yeshua nació de una madre judía: la humilde jovencita hebrea Myriam, siendo su
padre adoptivo el judío Jose. Nació precisamente en Belén de Judea, de ascendencia
real, pues pertenecía tanto por línea materna como paterna a la casa del rey David.
Recibió el nombre judío de Yeshua (Lit. "Salvación").

Fue circuncidado al octavo día según la Ley de Moisés, realizaría su Bar-Mitzvá como
todo buen niño judío y recibiría una profunda y completa educación judía en la
sinagoga de Nazaret.
Hablaba en lengua aramea-judáica y hebrea. Fue reconocido por el pueblo, e incluso
por algún grande de Israel (Nicodemo) como Rabí (Maestro entre los judíos).
Vistió, según nos describe el Evangelio, como judío, con sus ropas acabadas en flecos
anudados o "Tsit-tsit" según la tradición de Israel, recordando las promesas hechas
por Dios a su pueblo.
No citó otras escrituras que las judías, sin incluir en sus enseñanzas los libros
Deuterocanónicos de origen judeo-heleno, introducidos por Roma en la Bíblia Católica
en Trento en el siglo XVI.
Yéshua nunca entró en una iglesia, ni guardó un solo domingo como día santo, Él, por
el contrario, predicó en las sinagogas de sus hermanos judíos, guardó Shabath,
guardó las grandes fiestas hebreas como por ejemplo Pesaj (Pascua), Sucot
(Tabernáculos) y Janucá (Dedicación), según se describe en el Nuevo Testamento.

Como un maestro itinerante típico del primer siglo dentro del judaísmo, Yeshúa
seleccionó a Sus discípulos, quienes eran hombres judíos con el mismo trasfondo y
cultura que Él, y los unió en una relación dinámica y de profundo compromiso.
Dejando todo atrás, Sus discípulos viajaron con Él constantemente, observando cada
movimiento y reacción.
En un contexto de amor y lealtad, le atendían y cuidaban: procuraban y preparaban Su
alimento; le daban compañerismo y protección; y lo guardaban de problemas y de
demasiada presión por parte de los miles que le agolpaban en busca de sanidad y de
Su sabiduría. A cambio de ese servicio, referido como shimush en hebreo, los
discípulos recibían continua instrucción basada en la Torá. La destreza más
importante para un discípulo exitoso era la imitación.
El discípulo no tan sólo aprendía el texto oral de la Torá, sino también su énfasis, la
articulación y los gestos que lo acompañaban. No era simplemente creer y asentir
mentalmente con su Maestro, sino llegar a ser como su Maestro.

Yeshua, nació, vivió y murió como un hebreo

III. Introducción al trasfondo hebreo del Nuevo Pacto

El 90% del Nuevo Testamento proviene del hebreo.

Investigadores han determinado que hay cerca de 200.000 variantes textuales en


cerca de 5.000 manuscritos griegos del Nuevo Testamento.
Los primeros quince líderes de la mal llamada Iglesia Primitiva, fueron todos judíos.
Eusebio, un historiador cristiano del cuarto siglo, ha dejado para nosotros este
testimonio:
"La Iglesia en Jerusalén, al principio fue formada por los de la circuncisión, luego
vinieron los gentiles cristianos... pero al comienzo, consistió de fieles judíos que
continuaron desde los días de los apóstoles hasta la destrucción de Jerusalén"
(Eusebio, Historia Eclesiástica).

En un documento histórico del segundo siglo, se nos confirma lo que es evidente en


Hechos, que Jacobo (Santiago, Hec 15), el hermano de Yeshua, vino a ser el Nasí o
presidente del movimiento de Yeshua, pero luego de la muerte de Jacobo, Hegesipo,
el historiador mencionado por Eusebio, nos informa que los apóstoles seleccionaron al
Emisario Simeón, pariente de Yeshua, como Nasí o Príncipe o Líder principal del
movimiento nazareno.

La lista luego es completada por Epifanio, quien menciona los siguientes 13 líderes
judíos que se mantuvieron al frente de la comunidad en Jerusalén hasta la Segunda
Guerra de los Judíos (132-135 EC).
En esa lista aparecen los siguientes nombres, todos de la circuncisión:
Tzadik, Zakeo, Toblas, Ben Yamim, Yojanán, Matías, Felipe, Séneca, TZadik, Efraim,
Yosef y Yehudah.

Esto significa que siempre hubo una presencia judía en lo que fue conocido entre los
cristianos como Iglesia Primitiva, al menos hasta el año 135, es decir, la primera parte
del segundo siglo. Cuando en el año 130, el rabino Akiva, nombró a Bar Koshiva como
el "Mesías de Israel", los líderes del movimiento de Yeshua, viendo el terrible daño que
se hacía a la causa judía con tal nombramiento, se separaron de aquel ejército y se
refugiaron en las montañas de Pella, como había ocurrido en el primer siglo durante la
innecesaria guerra contra Roma levantada ilegalmente por los líderes de los fariseos
zelotes.

La derrota de los ejércitos de Bar Koshiva no se hizo esperar, Jerusalén fue retomada
por los romanos y cambiada de nombre, así como la tierra de Israel a la cual ahora los
romanos dieron el nombre de Palestina, en honor a los dioses filisteos.
A partir de aquí, todo lo que oliera o tuviera algún sabor judío era visto como
potencialmente dañino para Roma y fue en este contexto que los creyentes de origen
gentil, iniciaron formalmente su desconexión histórica con los nazarenos y judíos
rabínicos.
Los judíos no podían entrar en Israel ni mucho menos visitar Jerusalén, pero a los
cristianos, en un principio, les fue permitido.

Para esa época, el obispo cristiano de Roma nombró a un creyente no judío su


representante en Jerusalén, y desde entonces, la separación de los cristianos de sus
raíces judías fue un hecho establecido y confirmado luego en Nicea para el año 323.

Mientras tanto, los judíos seguidores de Yeshua tuvieron que enfrentar, juntamente
con los demás judíos, el penoso exilio y la sobrevivencia; en el anonimato fuera de
Israel y disperso entre las naciones, como el resto de sus hermanos; mientras que al
cabo del tiempo los cristianos, asegurándole al imperio que ellos no tenían nada que
ver con los judíos ni con el judaísmo, poco a poco ganaron la simpatía de Roma y
finalmente lograron cristianizar incluso al Imperio mismo.

Para entonces, el cristianismo surgió como una religión aprobada por el Imperio,
completamente divorciado de sus raíces judías, y teniendo ahora, bajo su control,
todas las sinagogas, rollos y documentos judíos que existían, incluyendo los
manuscritos hebreos y griegos de lo que más tarde fue llamado Nuevo Testamento.

Los líderes cristianos se aseguraron que los escritos apostólicos que tenían en sus
manos respondieran a sus intereses doctrinales más que a la realidad textual de
donde provenían. Y en vez de preguntarse qué dice realmente el texto original, se
preguntaban cómo podemos hacer que esto afirme nuestra posición. El resultado fue
la corrupción textual del Nuevo Testamento.
Esto es lo que explica en parte, las más de 200,000 (doscientas mil) variantes
textuales que han sido encontradas en una lista de alrededor de 5 mil manuscritos
griegos del Nuevo Testamento, la mayoría de los cuales fueron alterados y
corrompidos intencionalmente.
No estamos hablando aquí simplemente de un error del escriba mientras se hacían
copias de un texto para algunas comunidades o personalidades imperiales, sino de
abusos premeditados, eliminando e introduciendo palabras en textos claves, a fin de
favorecer la doctrina de la Iglesia que ahora, unida al poder del Imperio, tenía total y
absoluto poder en sus manos para hacer y decidir lo que quisiera.

Los manuscritos griegos más confiables provienen de una edad tardía, como lo es el
siglo IV, especialmente el llamado Códice Vaticano (Bet) y el Sinaítico (Alef), el tiempo
que estos se mantuvieron bajo control estricto de la Iglesia fue suficiente para intentar,
aquí y allá, construir manuscritos y códices; entre los cuales, finalmente, surgió un tipo
de texto conocido como el Bizantino que vino a ser el oficial de la Iglesia, y por la vía
de Erasmo, del protestantismo, bajo el nombre del Textus Receptus que ha servido de
base, prácticamente, para todas las traducciones del Nuevo Testamento.

Este texto, surgido más por decisiones económicas y de intereses políticos que del
honor de la verdad misma, está plagado de errores por todos lados, los cuales han
pasado a todas las versiones castellanas que se han basado en dicho manuscrito.
El resultado ha sido que los cristianos, en vez de tener la riqueza del Nuevo
Testamento, lo que han recibido es una ensalada de versiones, sustracciones y
adiciones textuales que en muchos casos se distanció considerablemente de los
escritos originales de los apóstoles (Con la recién inventada imprenta, un inversionista
cristiano, J. Froben, deseaba por todos los medios tener un documento que fuera
accesible a todos, incluyendo a los católicos, y pidió aErasmo de Rótterdam la
publicación de dicho texto en griego y la traducción correspondiente. Erasmo mismo
tuvo que corregir los manuscritos que tenía a su disposición y, en algunos casos,
inventar su propia versión griega para luego traducirla, como fue el caso de una gran
parte de Revelaciones, que posiblemente lo vertió al griego por sí mismo o partir del
latín. Tristemente la rapidez de tal edición demuestra sus intereses económicos y
políticos más que amor por el honor de la verdad misma).

Así las cosas, ahora la Iglesia con dominio absoluto de la situación, produjo una nueva
generación de cristianos, nacida, en un entorno completamente diferente al judío y
desconectado de aquellas raíces hebraicas de su fe.
IV. El concepto Raíz

Raíz es la palabra hebrea sheresh (H8328) y significa raíz, arraigar, profundidad,


echar raíz. De la raíz sharash que significa echar raíz, arraigarse, desarraigarse.

sustenta

Raíz alimenta

invisible

 Su significado más común es el medio orgánico por medio del cual atraviesan
los nutrientes desde la tierra hasta una planta (Rom 11.16-24).
 Puede también definirse como "origen" o "fuente." La frase "regresando a las
raíces" implica retornar al lugar desde donde todo comenzó.
 Una cuarta definición es "ancla." Si algo está firmemente arraigado, está
fuertemente amarrado, incluso quizás inmóvil. "Echar raíces" significa
asentarse en un lugar por un buen tiempo.
Vive 2000 – 3000 años
Raíces fuertes en terrenos áridos
(están en el mundo, pero no son de este mundo)
Olivo Aunque se tale el tronco no muere
(Isa 53; Isa 11)
Hojas verdes todo el año
(Sal 1; Rev 22.1-2)

YHVH
Yeshua
Torah
Olivo Natural Patriarcas Olivo silvestre = Efe 2.11-19
Pacto
Promesas
Tierra

Mat 15:13
Pero El contestó y dijo: Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado, será
desarraigada.

El único árbol (olivo) sembrado por el Padre es Israel

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