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urdimbre de la lengua, ya sea oral o escrita, las palabras se van entrelazando una con
otra hasta formar extensos bosques. Como todo en esta existencia, podemos sentirnos
no es capaz para abstraerlo todo, de tal forma que volver una y otra vez al objeto nos
puede ayudar bastante para comprender los elementos, de los cuales está formado.
El problema se agrava aún más cuando nos percatamos que en estos bosques
que emulan animales con características humanas, otros que ayudan a matizar el
paisaje. Después de la fascinación que nos puede causar esta vida capaz de habitar
corre sangre de tinta; es necesario recurrir al propio ingenio, tomar agujas de diversas
medidas, las tijeras y con ellas comenzar a deshilachar el universo diegético, y así
totalidad del objeto mimético, deshebrarlo parte por parte, admirar cada componente
cualidad de unos ojos que han logrado abstraer cada vereda, cada hoja, cada brillo,
cada roca del paisaje. Esto es lo que llamaríamos una lectura crítica de los textos
forma literaria casi tan antigua como las culturas mismas: La fábula. De este modo,
narratología en el siglo XX. Un panorama teórico y temático del Rafael Valles Mingo.
Estructura del lenguaje poético para la clasificación de este subgénero textual. Para
lograr explicar este paso evolutivo nos hemos ceñido a la figura del zorro, astuto animal
que ha figurado desde las fábulas clásicas hasta la neofábula de carácter mediático.
El zorro, curioso animal que, a menudo hemos tenido como figura negativa en
rasgos que apuntan a la inteligencia mal utilizada ¿Pero dentro de todo lo que esto
implica es del todo malo? A estas alturas podríamos decir que no, pues conforme ha
posmodernidad, esta figura ha tenido una evolución constante, en la que parece haber
tenido una reivindicación. ¿Qué factores fueron detonantes para qué esto sucediera?
En este ensayo hemos intentado dar un acercamiento para responder esta cuestión.
Para ello, hemos tomado como punto de partida la etapa neoclásica, pues en ella se
Para cumplir nuestro objetivo, hemos tomado una muestra de las fábulas dispuestas
tanto en el volumen de las Obras completas de Félix María de Samaniego editado por
Tomás de Iriarte. Fábulas literarias editado por la casa editorial Debolsillo, (Barcelona,
2004); para establecer una línea de continuidad temática entre ambos autores, Esopo,
Jean de Lafontaine y algunas producciones posmodernas, entre las cuales están: De
serie televisiva Looney Tunes de la Waner Brothers, Robin Hood, versión animada
Dinsey.
Para justificar esta comparación entre “ficción literaria” y “ficción animada”, nos hemos
valido de herramientas que nos permitieron establecer y explicar la línea temática del
zorro, tanto en las fábulas literarias como en las obras mediáticas, las cuales son: La
siglo VII a. C., aproximadamente, además de dar un paso hacia su evolución con los
dibujos animados del siglo XX. De esta forma, la literatura adquiere una opción para
transmutar de las estructuras clásicas hasta las formas mediáticas, que así mismo
abren paso hacia una cultura de masas. Para ello, hemos seguido dos rutas: La
todas las fábulas. Esto con el objetivo de acercarnos hacia un paso evolutivo entre la
fábula y los dibujos animados. Por otro lado, también fue necesario establecer una
breve línea temporal de la fábula como género de contenido textual para poder explicar
En esta primera parte, explicaremos los métodos intrínsecos1 en los que nos
hemos basado para elaborar nuestro cuerpo analítico. En primer lugar, es imperativo,
de la idea convencional que la fábula se vale de la alegoría como recurso literario para
aludir sígnicamente una acción cuyo propósito es enseñar mientras se deleita. Para
ello nos hemos ceñido a la explicación expuesta por Juan Eduardo Cirlot en su
Diccionario de símbolos, quien nos dice, a través de Carl Jung, que la alegoría, es un
inconsciente común, resulta pues, una conexión que puentea el vacío entre lo existente
y el interior de la abstracción humana, por lo tanto, mientras que el símbolo tiene una
estructura expansiva, el signo posee una estructura fija2. Otra explicación que nos
Buxó en su volumen intitulado Las figuraciones del sentido. Ensayos sobre poética
para poder ser comprendida. En otras palabras, el signo como tal posee una
que a partir de un contexto es posible entender. Por otro lado, el autor, atribuye al
1
VALLES Mingo, Rafael. La narratología en el siglo XX Un panorama teórico y temático. México UNAM 2009.
2
CIRLOT, Juan Eduardo. Diccionario de Símbolos. Editorial Labor S.A, Barcelona 1992.
3
BUXÓ, Pascual José. Las figuraciones de sentido. Ensayos de poética semiológica. FCE, México, 1984.
término semiológico una red que conecta el inconsciente humano, por ende, resulta
claro que en este lugar yace el símbolo. Por tanto, hemos considerado las acciones
sígnicas efectuadas por los animales como una alegoría que representa un defecto a
lado, estas acciones pueden mantener una correlación con la simbología perteneciente
propuesta por Tzvetan Todorov, quien ubicó la fábula dentro del género de lo
conocimiento lógico del mundo, en este caso que los animales hablen y posean
natural de la diégesis4. Aclarados estos puntos, estamos listos para exponer nuestro
análisis.
4
TODOROV, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. Ediciones Coyoacán, S.A de C.V, México, D.F, 2016.
5
VALLES Mingo, Rafael. La narratología en el siglo XX Un panorama teórico y temático. México UNAM 2009.
complementado con el método intrínseco6. La fábula, como subgénero literario, ha
conseguido reconectar al ser humano tanto con su propia infancia como con su entidad
dado su carácter dogmático, resulta de lo más común asociarla con la literatura infantil,
pues la trama es desarrollada por animales con carácter humano, cuyos problemas
resaltan; ya sean las virtudes o defectos inherentes a la esencia humana, que así
mismo fungen como objeto de aprendizaje. Esto abre camino al segundo caso, si bien,
los niños aprenden con mayor facilidad, los adultos no están vetados de dicha
actividad, la muestra está en que la mayoría de las fábulas literarias, desde Esopo
hasta Tomás de Iriarte, están dirigidas a un público ideal, que abarca a una sociedad,
ya sea como polis cerrada o con tendencias hacia lo universal, como se puede atisbar
para reflexionar acerca los ancestros de este subgénero literario. En primer lugar,
debemos tomar en cuenta un primer punto, la narración es casi tan antigua como el
ser humano, de hecho, es una capacidad intrínseca de nuestra especie, tal y como lo
afirmó Alberto Paredes en su manual Las voces del relato. Por tanto, los vestigios de
la fábula se disolvieron en el viento junto con el soporte oral que alguna vez los
sostuvo, imaginemos al hombre de las cavernas, cuya observación hacia los animales
comenzó a construir nuestro imaginario ¿De dónde nace la conocida astucia del zorro
6
Ibídem.
o el carácter traicionero de la culebra? De ninguna parte sino de la observación, nos
de este género textual, pues en el oriente, se han encontrado tablillas donde ya los
animales tienen un carácter humanoide, con el objetivo de fungir como ejemplo. Por
nos transporta al siglo III a. C, si bien, ninguno de estas narraciones son fábulas como
tal, sí comparten cierta genética, que permitió la evolución de ésta, tal cual la
donde un labrador se encuentra una piel de tigre y decide disfrazar a su jumento, para
que éste pueda alimentarse libremente en el sembradío de sus vecinos, los cuales no
osaban dañarlo por miedo a su apariencia, el burro se termina delatando cuando entra
en celo y rebuzna en busca de una burra, viendo esto, los vecinos deciden matarlo.
en la vana apariencia, la podemos encontrar en la fábula esopiana “El asno con piel
de león” donde un burro se encuentra con la salea de un león, al cubrirse con ella va
asustando a todos, pero cuando éste asoma la oreja, su amo conoce la treta y lo muele
a palos, otra versión de esta misma fábula nos dice que el asno va asustando a todos
los animales en el monto, cosa que lo hace echar una carcajada, viendo esto la zorra
conservado desde Esopo hasta nuestros días, en este sentido, la fábula es cercana a
la lírica popular, cuyo dominio general hace que existan diversas versiones de una sola
canción. Esto lo podemos observar en el paso histórico, estos ejes pasaron a la cultura
a mediados del siglo XVII Jean de la Fontaine también recuperó la tradición esopiana,
dicho autor llegó a ser faro para los fabulistas españoles. Por tanto, Félix María de
Samaniego, autor del siglo XVIII se ocupó de rescatar no sólo las fábulas lafontianas,
pues de igual forma puso énfasis en recuperar las esopianas. Si bien, las fábulas desde
su origen han tenido un carácter didáctico, las del siglo XVIII se caracterizan por
sentencia en las fábulas de Tomás de Iriarte, pues al ser colocada debajo del título
En esta parte nos hemos basado una vez más en el método intrínseco7, pues
Según la propuesta de este autor los textos pueden ser divididos en cuatro grupos: a)
Poema en prosa, la cual posee una carga semántica; b) Poema integral, o poema
imperan ni una ni otra carga y d) Prosa versificada, en la cual sobresale el valor fónico8.
la poesía en prosa o narrativa. Por otro lado, en los comienzos del S.XX, estas formas
7
Ibídem.
8
Jean Cohen. Estructura del lenguaje poético. Madrid, Gredos, 1984.
sufrieron una transformación, mudaron su estructura en verso y tomaron la prosa como
estructura base, esto se debe a que la estructura prosa le era más asequible al público
infantil. En la actualidad, las fábulas han tomado varias vías de subsistencia a través
de un cambio estructural: a) La vereda clásica, en las que los autores siguen esta línea
evolutiva, mas ahora se han decantado por la prosa, bajo la predisposición de que ésta
es más sencilla de entender. Al igual que Iriarte, han buscado la originalidad, además
mediática, donde lo único que se ha hecho es animar las fábulas y subirlas a la red,
este tipo de evolución se dio antes que la segunda vereda, pues los dibujos animados
datan desde el siglo XX. Esta se caracteriza por rescatar los temas clásicos y
intertextualidad ya sea por la vía del eje temático o por el eje simbólico.
El primer vestigio que tenemos del zorro ya con una intención fabulesca se
intitula “El zorro y el tambor”, donde dicho animal se encuentra con un tambor colgado
era un cuero lleno de comida, entonces brinca para alcanzarlo, lo deshace con sus
dientes, y no encuentra nada, se lamenta por ello y decide no perder más tiempo. La
moraleja de esta fábula versa que no se puede confiar en aquéllos que hablan
muestra como un animal lleno de practicidad, más adelante esto se verá reflejado con
posado en una higuera esperando a que le crezcan higos para así poder alimentarse,
entonces la zorra se le acerca y entabla conversación con él, después de saber sus
razones de permanecer ahí, le dice que no es bueno poner las esperanzas en una
para aconsejar de esa forma al cuervo. De este modo, si recordamos una de las
se define por sus acciones […]”9, tenemos un rasgo caracterizador del zorro:
practicidad. Si contrastamos este contraste con las sociedades a las que pertenecieron
cada uno de los textos, podemos intuir que esta característica no es mala, sino todo lo
contrario. Imaginemos una Grecia en tiempos de Esopo, una nación dotada de razón
y que sobre todas las cosas postula dicha capacidad, el rasgo de practicidad que posee
No obstante, si damos un paso más y saltamos hasta las fábulas esopianas, podemos
atisbar que el zorro adquiere una personalidad más compleja, pues es bifurcada en
habrá salido ese matiz en la caracterización del zorro? Razonemos un poco, pasemos
9
Aristóteles. Poética. Ediciones Colofón S.A., México, 2001.
a las funciones lingüísticas postuladas por Roman Jackobson, la intención del texto es
enseñar, por tanto, encontraremos en las fábulas como subgénero textual, una
función poética; esta vía parece llevarnos a que el zorro ha adquirido un carácter más
complejo, pues es una pieza importante para imitar a aquéllos que gozan de una
inteligencia superdotada pero que se enceguecen así mismos con la arrogancia, hecho
que los hace vulnerables. Nuestra primera respuesta basada en la mímesis parece
por lo que será necesario dar un paso más y brincar al estado referencial implicado en
más este matiz dado en las fábulas esopianas, pues el astuto animal usa sus artimañas
un lado, representa una inteligencia digna de ser elogiada y por otro, sabemos que
Dicha ambivalencia se puede ver reflejada distribuida a lo largo de todas las fábulas
de Esopo, una de ellas es “La zorra y el cuervo” donde el cuervo logra robar una taja
de carne a unos cazadores, se posa sobre un árbol para comer, cuando la zorra se
acerca, ya con la mira fija en la carne, y le habla adulonamente, hasta que le pica el
ego cuando de pronto exclama que es una lástima que el envanecido animal no tenga
voz, hecho que obliga al cuervo a abrir el pico para demostrar lo contrario, la carne cae
y la zorra sin perder el tiempo se va con el premio en el hocico. Otro ejemplo similar lo
10
JACOBSON, Roman. Lingüística y Poética. Editorial Cátedra S.A, 1988.
podemos encontrar en “La zorra en el pozo y el chivo” donde una zorra se encuentra
zorra si el agua está buena, ella le responde con embustes, de tal forma que el chivo
“La zorra y la liebre” donde una liebre, caracterización, según sus acciones, del necio
cenar, la liebre asiste y descubre el embuste demasiado tarde, de esta forma la zorra
demuestra una vez más su superioridad intelectual, dote utilizado para su beneficio
aún sea a costa de los demás. El zorro es inteligente y lo sabe, a menudo va por el
mundo haciendo gala de ello, esto lo hace ser arrogante, gusta de burlarse de los otros,
podemos observar tanto en “La zorra y la cigüeña” y en “La zorra y el águila con las
alas cortadas”, en ambas ficciones el animal les juega una mala pasada a las aves, en
la primera fábula, la zorra invita a comer a la Cigüeña, le sirve carne en un plato y ésta
no puede tomar la carne por las características del plato, hecho que divierte en
servirle carne en una botella, de esta forma la zorra cae en ridículo como consecuencia
obstante, este animal no siempre usó de esa forma sus dotes, por ejemplo, en “Las
zorras, las águilas y las liebres” donde las águilas, quienes se encuentran en guerra
con las liebres, acuden con las zorras en busca de ayuda, obtenido un no por parte de
las zorras, pues éstas ya habían analizado la injusticia del suceso. Por otro lado, en
“La zorra y el león anciano” la zorra se salva por su suspicacia, de la traidora treta del
león, quien se fingía enfermo para que otros animales lo visitaran y así comérselos.
Esta relación de admiración y repudio dada por los griegos se ha conservado. Antes
de pasar a la época neoclásica, nos parece importante destacar los elementos hasta
picaresca.
subgénero textual adquirió un realce lo bastante fuerte como para hallar una amalgama
y perdurar hasta nuestros días. La fábula abandonó los pies rítmicos y la cantidad
vocálica para ceñirse al medio ambiente de las lenguas romances, primero, salió de la
tinta lafontiana a mediados del S.XVII, encantó los ojos y los oídos de Félix María de
Samaniego, quien les dio un matiz crítico abocado hacia la sociedad, pasó frente a
Tomás de Iriarte quien la aprisionó en su tinta para luego expulsarla con un carácter
mordaz que corroyó hasta los más acérrimos nervios del ego neoclásico. ¿Qué
factores influyeron en el imaginario de la época como para que este ente textual tuviera
un nuevo auge? Por un lado, tenemos el imperio de la razón sosteniendo los cimientos
derivado de éste último, el carácter didáctico. Así es, para esta etapa, un texto debe
didáctico. De este modo, este siglo no sólo funciona como un puente entre el
pensamiento antiguo y el posmoderno, sino que le dio nuevos matices a esta entidad
textual. Las vías en las que la fábula se condujo para encontrar un nuevo hito vital
fueron dos: La primera, responde al “rescate copia” de las fábulas clásicas como fue
el caso de Jean de la Fontaine, quien retomó las fábulas clásicas, en algunos casos
versión esopiana el cuervo sostenía, desde un árbol, un pedazo de carne, con el autor
francés, sostiene un queso, en este sentido Félix María de Samaniego parece retomar
una versión más cercana a Esopo pues también versa acerca de un pedazo de carne.
Por otro lado, la voz del cuervo también se comporta como un factor de cambio,
mientras que en el texto esopiano la zorra le pica el ego al cuervo con lo de la falta de
la toma del alimento. Otro ejemplo lo podemos encontrar en “La zorra y la cigüeña”
el animal admira, en un primer plano, la belleza de la estatua, para luego decir que de
nada le vale eso sin tener sesos, en el caso de Esopo, el papel de objeto falto de
cerebro lo tiene una máscara teatral, fuera de esto, las acciones siguen el mismo
rumbo narrativo. Como pudimos observar, en esta primera vía tanto el eje simbólico 11
la segunda vía, este animal adquiere una expansión de su caracterización a través del
11
En primera estancia nos hemos abstenido de adjuntar el contenido del diccionario simbólico respecto a nuestro
animal, pues mientras esbozamos la recta del eje temático estamos describiendo la formación del eje simbólico,
por lo tanto, la adjunción erudita la hemos puesto hasta el final de nuestro análisis.
imaginario neoclásico pues sale en la escena de textos originales. Lafontaine nos
ofrece dos ejemplos excelentes: El primero se intitula “La zorra y el lobo” donde un
lobo, ofendido por los hurtos de la zorra, decide llevar a juicio el caso, donde el juez
mono al ver que éstos dos se la pasan insultándose, decide impartir castigo a cada
uno. Resulta interesante ver cómo la diégesis de la fábula se fusiona con el entorno
del autor, esto es visible desde Esopo, donde las acciones no sólo se daban en el
ámbito natural sino en palacios y ágoras, con Lafontaine podemos ver un juicio entre
los animales, atribuyéndoles un paso más al uso de la razón, hecho que ya traza un
camino hacia las fábulas de Samaniego e Iriarte. Por otro, el autor nos ofrece la fábula
de “La zorra y el gallo” donde la zorra invita al gallo a bajar del árbol donde se
insiste, que reciba el beso de una amistad sincera y a celebrar dicha unión, a lo que el
gallo le responde que de buena gana lo hará y que es más, en camino vienen dos
lebreles para hacer más grande la reunión, entonces la zorra le responde que le urge
despavorida. Aquí podemos ver otro ejemplo del zorro burlado, pues a pesar de que
su ingenio la pone por encima de todos los animes, no la exime de ser burlada como
los casos donde el artificioso animal sale a escena, solamente se encargó de retomar
podemos pasar de largo a este autor sin antes mencionar la gran importancia que tuvo
para este paso evolutivo, Samaniego, fue nada más ni nada menos el responsable de
quizás no hubiera tenido tanto auge como el que tuvo, la mayoría de las versiones que
se conocen de las fábulas se reconocen más por Samaniego y por Lafontaine. Por otro
lado, también es necesario mencionar que la intensidad crítica de este autor, no es tan
fuerte, pues solamente buscaba corregir los defectos y no burlarse de ellos. Casi
que nos sirven para continuar con nuestra caracterización bajo los dos ejes de estudio.
Por un lado, nos legó la introducción a sus fábulas intitulada “El elefante y otros
animales” donde llama a todos los animales a una reunión, allí le dice sus verdades a
cada uno de los presentes, los animales considerados como dañosos no toman a bien
observar que ella simplemente disimula, tratando con ello, solventar las cosas con su
ingenio ladino. En este caso podemos destacar dos cosas, primero, que Iriarte tacha
al zorro como un animal dañino, no hay que olvidar que en sus fábulas él se encargó
considera los vicios de la sociedad todavía bajo las categorías universales propuestas
por Esopo, Iriarte los traslapa a la falsa intelectualidad, por lo tanto, no será extraño
que considera a la zorra como una mala entidad, pues como vimos desde los clásicos,
ésta posee una arrogancia que la hace encajar a la perfección con el perfil de persona
que el autor busca ridiculizar. No obstante, tal cual nos sucedió al analizar el rostro del
zorro en los clásicos, podemos encontrar que Iriarte tampoco lo condenó del todo, esto
lo podemos observar en “La zorra y la oruga” donde los varios animales partícipes de
una tertulia elogian la obra del gusano de seda, en un rincón yace la oruga celosa por
tales alabanzas, hecho que la impulsa a descalificar tanto la obra del gusano como el
juicio de los demás animales, éstos se quedan callados, en eso, la zorra rompe el
silencio y dice, a modo de mofa, que solamente él que tiene el mismo oficio podría
criticar a la oruga. En este sentido, podemos aludir nuevamente, a esa fusión ambiental
que logró la fábula bajo el ingenio del autor, pues de un juicio jurídico propuesto por
Lafontaine, pasamos a una tertulia artística, donde la oruga figura al mal artífice que
bien la zorra no figura del todo en esta escena, con la sola acción de ridiculizar al
gusano es suficiente, una vez más el zorro brilla por su inteligencia, mientras que
ningún animal acertó a decirle algo al gusano, la zorra con ese aire burlesco no se
tan mal la cualidad innata del animal. Por tanto, podemos concluir que en esta época
no cambió del todo esta visión en la que alternan tanto la admiración como el repudio.
Hasta aquí hemos analizado las facciones del zorro desde sus orígenes en la literatura
conserva su carácter sólido y sirve como material de primera calidad para el ingenio
de aquélla época. Después de ese auge, podemos decir que la fábula se volvió a
quedar dormida, pues con la llegada de las nuevas corrientes, la etapa neoclásica, fue
vida, arpía cegada por la razón que llevó por muchos años un letrero, a nuestro
parecer, injustificado. Fue hasta mediados del siglo XX cuando ésta despertó de la
sequía para volver a florecer, pero… ¿Qué es en sí lo que ha hecho que este
subgénero textual resurja de entre sus cenizas? La respuesta la podemos obtener a
partir de su carácter didáctico, su primer resurgimiento se dio por las exigencias del
las grandes televisoras buscaron contenido para los niños, de esta forma surgieron los
dibujos animados, no debemos olvidar tampoco, el factor del gusto de los niños, a casi
todo infante le gustan los animales, por ende, tampoco fue extraño que las fábulas
fueran una vez más retomadas. Como ya se comentó en la breve línea temporal de
este subgénero textual, la neofábula también anduvo por dos sendas diferentes, por
un lado, la “copia mediática” de los clásicos en los que están incluidos los autores
creación de nuevas ficciones, en las que el zorro mudó su piel de letras impresas por
estas neofábulas. En primer lugar, pasemos por la Waner Brothers, empresa que a
mediados del siglo XX retomó diversas fábulas para alimentar la ficción animada: La
primera ficción donde figura el zorro se intitula “De zorros y sabuesos”, la cual nació
animal le dice que corra hacia la derecha y que gire y siga corriendo sin parar, el perro
sigue al pie de la letra sus indicaciones y termina cae por un barranco, el perro intuye
zorro, entonces éste le responde lo mismo y el perro vuelve a caer, vuelve a subir para
reclamarle, George se fastidia un poco del asunto e intenta escapar del perro, trata de
pasar a través de un tronco vacío y éste desgarra su disfraz, entonces huye, el perro
es tan idiota que dice que George se perdió de la cacería del zorro, entre la
persecución pasan por encima de un oso, éste se enoja, el zorro se esconde mientras
que el perro se sube a un árbol, en eso el zorro sale de su guarida y evalúa la situación,
su primer impulso es zafarse pero considera malo dejar ahí al perro, entonces saca un
cerillo, a hurtadillas lo coloca bajo el pie del oso y con otro lo enciende hasta que el
oso sale disparado por la quemadura. Este caso resulta interesante pues en él se ha
dado un primer paso para la reivindicación del zorro, pues, a diferencia de las fábulas
importa pasar por encima del otro, con tal de salirse con la suya, esta ficción lo hace
viejo enemigo, esta ruptura nos lleva a una primera consideración del zorro como una
entidad buena, aunque sea sólo en el fondo. Aunque no podemos cantar victoria, pues
once años después el zorro vuelve a hacer acto de presencia en un capítulo de los
Looney tunes intitulado “Un zorro en un embrollo” donde el zorro tiene como objetivo
hurtar las gallinas de una granja, se escabulle, pero lo sorprende el perro guardián,
quien lo golpea y lo echa de allí, entonces el zorro, incapaz de admitir una derrota, se
rasura la cola y las puntas de pelo para parecerse a un perro, entonces llega con el
perro y le inventa una historia, se hace pasar por menesteroso. El perro lo acepta, pero
lo hace pasar malos ratos al entrenarlo para perro guardián, por fin llega la noche y el
zorro intenta hurtar las gallinas, se logra hacer de una y sale corriendo, se encuentra
una gallina gigante, la cual es el perro disfrazado, el zorro se emociona, tira su antiguo
trasera dice “peleteros”. En este segundo caso, el zorro pierde tanto por su soberbia
como por su avaricia. De este modo podemos observar que también en los Looney
Tunes, se conserva una visión ambivalente del animal. Demos un paso adelante y
ejemplos donde este animal funge como figura principal: El primero se titula “Robin
Hood” versión animada del antihéroe inglés, el protagonista es encarnado por un zorro
quien logra engañar al rey numerosas veces. En este caso también notamos un paso
hacia el nuevo matiz del zorro, pues ya no hurta para sí mismos sino, al emular a Robin
Hood, lo hace para otros. El segundo fue titulado como El zorro y el sabueso historia
con una tónica bastante dramática que trata de la amistad entre dos animales que
deberían ser enemigos. Las circunstancias los llevan a enfrentarse, pero al final la
fidelidad del cánido sale a flote y evita la muerte de su amigo. Esta ficción es muy
importante pues aquí el paso ya se ha dado por completo, los dos amigos tienen que
enfrentarse en algún momento pues el granjero odia Toad, el zorro, pues por la
pero su amigo se interpone para que su dueño no dispare. En esta ficción el zorro no
posee ninguna característica mala. Por otro lado, en Zootopía, podemos observar al
zorro como una entidad que, a pesar de su inicio como estafador, termina por ayudar
a la protagonista, hecho que termina por reivindicar su figura. De este modo el zorro
Como se pudo observar, para realizar un acercamiento como éste, tuvimos que
echar mano tanto del método intrínseco y extrínseco de la teoría literaria. El primero
nos dio las bases necesarias para analizar los textos y el segundo a complementar la
definición simbólica de este animal, para contrastarla con nuestro análisis. De modo
frecuente del diablo. Expresa las aptitudes inferiores, las tretas del adversario”12.
Podemos decir que, al parecer dicha visión en este caso literario no parece concordar
del todo, pues el zorro, en efecto simboliza las tretas, no obstante, estas trampas
se le toma por lo general como símbolo de la astucia, pero de una astucia casi siempre
dañina”13. Esta primera definición parece coincidir con nuestra línea esbozada, no
Conforme pasó el tiempo, Dinsey, bajo el pragmatismo de su cultura, dotó al zorro con
12
CIRLOT, Juan Eduardo. Diccionario de Símbolos. Editorial Labor S.A, Barcelona 1992. p. 473.
13
CHEVALIER, Jean & Alain Gheerbrant. Diccionario de los símbolos. Heerder. 2007.
BIBLIOGRAFÍA:
CHEVALIER, Jean & Alain Gheerbrant. Diccionario de los símbolos. Heerder. 2007.
CIRLOT, Juan Eduardo. Diccionario de Símbolos. Editorial Labor S.A, Barcelona 1992.