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3 Claves En Jeremias 33:3 Para Clamar A Dios

Los que esperan recibir las comodidades de Dios, hay que recurrir a él. En Jeremias 33:3 se nos
dan unas claves esenciales para recibir lo que viene del Señor. Las promesas se dan, no se debe
hacer de inmediato, pero para acelerar y alentar la oración. Estas promesas nos llevan al
evangelio de Cristo; y en el que Dios ha revelado la verdad a nosotros, y de paz directas para
hacernos fácil.

Historia de Jeremias
Esta es una de las grandes promesas de la biblia. Pero veamos un poco de la historia. ¿Por qué
Dios le dijo a Jeremías que clamara? ¿Dónde estaba Jeremías cuando Dios le da esta promesa?

En Jeremías 32:2.5 leemos que Jeremías estaba preso porque el Rey Sedequías se molestó
porque él había profetizado palabras que no le favorecían; la cuidad sería entregada en mano
del rey de Babilonia y él no escaparía de las manos de los caldeos.

Te invito a leer: Como Influye Jeremías 29:11 En Nuestra Vida Natural Y Espiritual

En este versículo de Jeremías 33:3 está siendo aconsejado por Dios a orar en la cárcel. Durante
cuarenta años, el profeta Jeremías había advertido que Judá y Jerusalén serían destruidas por
sus pecados, y ahora los ejércitos de Babilonia estaban en la muralla de la ciudad. Jeremías fue
echado en un hoyo en la cárcel. Para el pensamiento humano fue más allá de cualquier duda de
que las promesas de Dios a Israel sería un fracaso. Fue precisamente en ese tiempo oscuro que
Dios viene a su siervo con palabras de aliento. Ahora bien, veamos ¿qué es clamar? Clamar es
gemir, afligirse, suplicar. El diccionario dice “Quejarse a gritos pidiendo ayuda”.

Clamar viene de la palabra hebrea Cará, que significa acosar a una persona, insistir sin desistir.
Dios le dijo a Jeremías, clama a mí, aflígete ante mí, gime ante mí, insiste sin desistir ante mí, y
yo te responderé; y no sólo te voy a responder, sino que también te enseñaré cosas grandes, y
cosas que te son ocultas, y que tu, ni siquiera imaginas conocer.

A continuación le mencionamos algunas claves que le ayudarán a clamar y a entender lo que


este pasaje bíblico de Jeremias 33:3 significa en nuestra vida cristiana y Dios quiere que Usted
lo use porque es una de las promesas establecidas a su pueblo.
3 Claves en Jeremias 33:3
1. Clama a mi.
Dios le revela a Jeremías que clame, fíjese que no le dice ora cuando puedas y yo cuando tenga
tiempo te responderé. Tampoco le dice, piensa tu, mientras Yo pienso si te respondo o no; sino
que le dice que CLAME; clama a mi ahora, desahógate, descarga tu clamor por esa ciudad
sobre mi echa sobre mi tus cargas y tu necesidad, que yo te responderé.

Esta es una promesa viva, aún en nuestros días para usted y para mi . El Señor nos dice:
clamen de corazón por sus necesidades, por su familia, por su ciudad y por su gente, háganlo
creyendo porque yo les responderé. ¿A quién hay que clamar? A Jehová de los ejércitos. Clama
sólo a Él, clama solo a Dios, insiste sólo a Él.

Dios quiere que clamemos solo a Él, no al jefe, no a la institución, no al gobierno, sino sólo a
Él. Siempre que usted tenga alguna necesidad espiritual, material o física, acuda al que todo lo
provee clame, hágalo desde el fondo de su corazón y Dios le dirá, Yo te responderé.

2. Y yo te responderé
Dios nos dice, nos da su palabra de que “Él nos responderá” La respuesta vendrá y Dios
quiere que reconozcas quién fue el que te respondió. En diversas ocasiones recibimos el
milagro y le damos el crédito al médico, al familiar, al amigo, al banco, pero menos a Dios. Por
eso dice “Yo te responderé” (Salmos 91:15) “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré
yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré.”

Tenemos que invocar a Dios sin cesar. “Y yo te responderé” Sin duda, algunos temen que se le
invoca o que han llamado y no hubo respuesta. Pero cree en estas palabras aquí, “yo te
responderé”. En su tiempo y en sus maneras le responderá.

Dios ha sido paciente y esperando a que lo invoquen, por lo que debemos también esperar
delante de Él confiando que Él responderá. Él ha sido fiel en el pasado para responder. Algunas
personas necesitan ayuda en su fe para creerlo, pero tenemos que creer que el Señor va a
contestar y esperar pacientemente.
3. Y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces.
Cuando el ser humano, mueve el corazón de Dios bajo un clamor, pues el Señor se agrada de
escucharle y es allí donde muestra su infinita misericordia para con aquellos que claman, así
como nos dice en Jeremias 33:3, debemos creer que si Usted se mueve a clamar al Padre, Él le
mostrará hasta cosas que no conoce.

Dios siempre esta esperando a la puerta para que sus hijos, su mayor creación clame a Él y, Él
poder mostrarle los misterios escondidos en su reino, pues esta promesa se trata de conocer
el Reino de Dios, Él en este tiempo nos llama a clamar para poder revelarnos lo que nosotros no
conocemos y que esta en su corazón para darle a sus hijos verdaderos, a aquellos que realmente
quieran ver, oír y tocar el mundo espiritual de manera que puedan bajar los diseños de Dios a la
tierra.

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Inmolado
No sabemos los pensamientos de Dios. Él ha preparado para nosotros cosas grandes y ocultas
que nosotros mismos no nos podemos imaginar. No conocemos la voluntad de Dios. Nunca
vamos a poder comprender a Dios con nuestra mente humana; pero como dice su palabra en
Jeremias 33:3 Clama a mi y yo te responderé, esto quiere decir que si nosotros clamamos
veremos su respuesta y nos mostrará aun más de lo que clamamos. El mismo nos dice
en (Isaías 55: 8-9)”Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis
caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos.”

Tu clamor ante Dios mueve su corazón.


Como hijos de Dios, debemos presentarnos ante su trono con humildad, arrodillados ante su
majestad, aceptar la voluntad de Dios. Debemos entregar a Dios nuestro camino, y el hará por
nosotros, aprender a
esperar.

El secreto para abrir la puerta del mundo de Dios y mover su mano es clamando. No es un
clamor común y corriente, ferviente, con gemidos, el que clama con todo anhelo. Este tipo de
clamor es el que conmueve a Dios y el que lo mueve para mostrarnos la respuesta secreta que
sobrepasa en gran manera nuestros pensamientos y entendimientos.

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