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ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

FACULTAD DE DERECHO

INDIVISIÓN Y PARTICIÓN SUCESORIA.


CARGAS Y DEUDAS DE LA HERENCIA
Docente:
Dra. Mejía Chumán, Rosa
Asignatura:
Derecho de sucesiones
Ciclo:
V ciclo
Autores:
Huamán Piscoya, Lina.
Ocupa Vizconde, Sheyla.
Ramírez Bustamante, María.

Pimentel, 21 de junio del 2019

1
DEDICATORIA

A nuestros familiares
porque nos impulsan con su estímulo
y nos motivan a seguir adelante, a
nuestro maestro quien es nuestro guía
en el aprendizaje, dándonos los
últimos conocimientos.

2
AGRADECIMIENTO

Agradecemos en primer lugar, a


Dios, ser Supremo, único dueño de todo saber y
verdad, por iluminarnos durante este trabajo y por
permitirnos finalizarlo con éxito; y en segundo lugar,
pero no menos importante, a nuestras familias, por
su apoyo incondicional. Los esfuerzos mayores, por
más individuales que parezcan, siempre están
acompañados de apoyos imprescindibles para lograr
concretarlos. En ésta oportunidad, nuestro
reconocimiento y agradecimiento a nuestra docente
la doctora Mejía, por su comprensión, paciencia y
amabilidad; por su oportuna, precisa e instruida
orientación para el logro del presente trabajo.

3
ÍNDICE
DEDICATORIA ......................................................................................................................... 2

AGRADECIMIENTO ............................................................................................................... 3

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 6

CAPÍTULO I
INDIVISIÓN Y PARTICIÓN SUCESORIA

1.1. Indivisión sucesoria......................................................................................... 7

1.1.1. La copropiedad de herederos ................................................................ 8

1.1.2. Derechos que se adquiere del condominio ....................................... 10

1.1.3. Deberes que se adquieren del condominio ....................................... 11

1.1.4. Indivisión vs. Copropiedad ................................................................... 12

1.1.5. Régimen de la indivisión según la copropiedad ............................... 15

1.1.6. Clases de indivisión ............................................................................... 18

1.2. Partición sucesoria ........................................................................................ 18

1.2.1. Antecedentes históricos ........................................................................ 18

1.2.2. Definición................................................................................................. 20

1.2.3. Características ....................................................................................... 21

1.2.4. Quienes pueden Solicitarla .................................................................. 22

1.2.5. Momento de la Partición ....................................................................... 23

1.2.6. Suspensión de la Partición ................................................................... 24

1.2.7. Partición y adquisición de los bienes de la masa hereditaria ......... 25

1.2.8. Nulidad de la partición........................................................................... 25

1.2.2. Oposición de la partición ...................................................................... 26

4
CAPÍTULO II
CARGAS Y DEUDAS DE LA HERENCIA

2.1. La responsabilidad sucesoria ...................................................................... 27

2.1. La materia de la responsabilidad ................................................................ 28

2.2. Concepto de cargas y deudas .................................................................... 29

2.3. Distinción entre cargas y deudas ............................................................... 29

2.4. Cargas............................................................................................................. 30

2.5. Deudas ............................................................................................................ 31

2.5.1. La deuda alimentaria ............................................................................. 32

2.5.2. El legatario y las deudas....................................................................... 34

CAPÍTULO III
JURISPRUDENCIA

3.1. Análisis de la Jurisprudencia ....................................................................... 39

CONCLUSIONES .................................................................................................................. 40

REFERENCIAS ...................................................................................................................... 41

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INTRODUCCIÓN

Respecto a la indivisión sucesoria, se refiere una connotación de propiedad


colectiva, la misma que es impulsada en los sistemas que fomentan este tipo
de propiedad; siendo en el Perú un sistema ecléctico, ya que se norma
ampliamente tanto la indivisión como la participación.

Los artículos 844° y 845° de nuestro Código Civil regulan a la indivisión


sucesoria por las disposiciones relativas a la copropiedad, en virtud del
conocimiento que desde el momento del deceso del causante que deja varios
herederos la herencia será trasmitida a estos últimos, por tal sentido en el
supuesto de que el testador no hizo una partición testamentaria habrá la
necesidad de establecer un régimen transitorio que permita el uso y disfrute de
los bienes indivisos, así como su administración sin perjuicio de los herederos
que lo integran, hasta el momento de la división y adjudicación.

Sin duda, la indivisión sucesoria es una situación jurídica aun debatida por la
doctrina, en función a su tratamiento en los distintos ordenamientos legales.
Siendo importante señalar que en el caso de nuestra legislación, el Código
Procesal Civil ya ha advertido que merece una consideración jurídica singular,
que denomina "patrimonio autónomo", por lo que consecuentemente resulta
necesario apuntar las principales diferencias respecto de la copropiedad,
término utilizado en nuestro régimen jurídico.

Por ello, en virtud a las pautas en párrafos precedentes, con el desarrollo del
presente trabajo buscamos esclarecer lineamientos que deberán ser de
consideración para una regulación adecuada del tema de indivisión sucesoria
en nuestro ordenamiento jurídico, así como de esbozar una definición acertada
que se derive de sus características y naturaleza jurídica propia.

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I. INDIVISIÓN Y PARTICIÓN SUCESORIA

De Gásperi (1953), sobre el estado de indivisión y partición de la masa


hereditaria, anota que desde tiempos remotos de las XII Tablas, los romanos
concibieron que dejando el difunto por sucesores más de un heredero, se
constituyese entre ellos una comunidad incidental o communio incidens sobre
los inmuebles, sin intervención de su voluntad. Los jurisconsultos de aquella
época también entendieron que, siendo por naturaleza divisibles los créditos y
las deudas, no fuesen deferidos en comunidad a los herederos, sino por el
contrario, que se dividiesen de pleno derecho entre ellos, sin excluir las
obligaciones indivisibles sean sujetas activa o pasivamente in solidum a la
acción del acreedor.

Asimismo, se debe agregar que aquel principio del Código derogado es el


mismo recogido por el articulo por el artículo 844° del Código Civil vigente de
1984, donde se estipula que: “Si hay varios herederos, cada uno de ellos es
copropietario de los bienes de la herencia, en proporción a la cuota que tenga
derecho a heredar”.

Este precepto se relaciona directamente con la lógica del artículo 660°, el


mismo que establece que desde el momento de la muerte de una muerte de
una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia
se transmiten a sus sucesores.

Según Lohman (s.f.), el Código comete un error al mencionar que se configura


una situación de copropiedad sobre los bienes de la herencia, cuando lo que
ocurre es que se plantea una comunidad sobre el integro de la masa
hereditaria, entendida como unidad total de bienes, créditos y deudas.

Por esta razón, es que se han generado diversas confusiones respecto al


presente tema a tratar.

1.1. Indivisión sucesoria

Miranda (s.f.), expresa lo siguiente:

7
La indivisión tiene una connotación de propiedad colectiva, así tenemos
que, a la luz de las normas vigentes, los sucesores resultan propietarios
pro-indivisos de los bienes comunes de la herencia, en proporción a la
parte que tengan derecho, llamándose a eso condominio o copropiedad
(p. 237)

De lo anterior se desprende, entonces, que la indivisión aquella situación


jurídica en la cual ciertos sucesores, sean herederos o legatarios tienen
colectivamente un derecho conjunto no necesariamente en igualdad
porcentual, sobre todo o parte del patrimonio del causante; que se expresa en
un derecho ideal sobre el todo indiviso, sin directa titularidad sobre cada
elemento singular.

1.1.1. La copropiedad de herederos

El Código Civil peruano establece lo siguiente:

Artículo 844°.- Copropiedad de herederos

Si hay varios herederos, cada uno de ellos es copropietario de los bienes


de la herencia, en proporción a la cuota que tenga derecho a heredar.

La norma contenida en este artículo es la primera del capítulo destinada a


tratar el tema de la indivisión dentro del Libro de Sucesiones. La misma que
llama la atención por la utilización del término "copropiedad", en directa alusión
a la existencia de propiedad común, ya tratada en el Libro de Derechos Reales.
En tal sentido, un primer aspecto a tratar sería el referido a considerar si
efectivamente los herederos son o no copropietarios de los bienes de la
herencia, como este artículo pareciera indicar.

La indivisión es una situación jurídica que se produce cuando respecto de un


derecho existen varios titulares. Esta situación se presenta naturalmente al
abrirse una sucesión, conforme señala Borda (1991), puede ocurrir que, al
fallecer el causante, quede un solo heredero, y en tal caso, éste será dueño de
todos los bienes y cargará con todas las deudas desde el instante del
fallecimiento; pero puede ocurrir también que haya varios herederos, en cuyo
supuesto nos encontraremos en un caso de indivisión.

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En esta misma línea de pensamiento, Fornieles (1950) señala que: “Cuando los
bienes que componen la masa pertenecen a varios herederos, todos quedan
propietarios en común de ella, lo que genera una comunidad hereditaria o
estado de indivisión” (p. 276).

Algunos autores se han preocupado por otorgarle mayor fijación a estos


términos; como es el caso de Somarriva (2000), que señala:

Copropiedad e indivisión designan la misma situación jurídica, pero la


expresión copropiedad tiene una significación más restringida que la
indivisión. La indivisión es el género y la copropiedad es una especie de la
indivisión. La propiedad se aplica únicamente a las cosas materiales,
susceptibles de propiedad. Por el contrario, la indivisión puede tener por
efecto toda especie de bienes, de cosas incorporales, como también
materiales. (p.5)

Por otra parte, la copropiedad puede recaer sobre bienes; en cambio, la


herencia, como explica Valencia (1977), representa un conjunto o totalidad de
derechos subjetivos patrimoniales. Por tanto, según este autor en ningún caso
la herencia es un cuerpo cierto, no cosa corporal. Tampoco es una cosa
compuesta, ni cosa universal propiamente dicha, como lo son por ejemplo una
biblioteca, un rebaño, etc.

Cuando se da el estado de indivisión, los bienes pertenecen a todos los


herederos en común, de manera que no podrán alegar derecho a ningún bien
determinado sino a partes o porciones ideales de ellos; situación que es más
propiamente denominada comunidad patrimonial o sucesión indivisa.

Borda (1991) explica que la sucesión no es otra cosa que una comunidad, que
será condominio cuando se trate de Derechos Reales, y titularidad compartida
en los demás. Agrega el autor, lo siguiente:

Debe atenderse que el condominio solamente afecta las cosas y nunca los
bienes incorporales. Cada sucesor es propietario proindiviso de los bienes
comunes de la herencia, en proporción a la parte a la que tenga derecho;
salvo que, tratándose de una sucesión testamentaria, el causante haya
dejado hecha la partición (p. 195).

9
Somarriva (2000) explica que:

La diferencia entre comunidad y copropiedad es manifiesta, se dan en


relación de género y especie. La comunidad tiene sentido amplio,
comprende todas las relaciones en las que el sujeto de derecho sean varias
personas al mismo tiempo. La copropiedad es un concepto restringido de la
comunidad, cuando ésta tiene por objeto el derecho de propiedad sobre la
cosa (p.4).

En tal sentido, debe señalarse que antes de la partición lo que existe en una
sucesión con varios sucesores, es comunidad patrimonial, y no copropiedad.

Lohmann (2002) distingue entre comunidad hereditaria y comunidad


patrimonial, señalando que:

La primera se encuentra exclusivamente integrada por los herederos que


efectivamente acepten la herencia, mientras que la segunda coexiste con la
comunidad hereditaria y comprende a herederos y legatarios, siempre que
haya concurrencia de derechos o titularidad compartida de los mismos
sujetos sobre el mismo complejo sucesorio (p.139).

1.1.2. Derechos que se adquiere del condominio

Para Miranda (s.f.) los derechos que se adquieren del condominio son los
siguientes:

a) El copropietario goza del derecho de disposición respecto de su cuota


ideal, pudiendo así enajenar o gravar du parte, tal como dispone el
artículo 977° del Código Civil, pero para disponer del bien objeto del
condominio, se requiere la decisión unánime de los copropietarios, así lo
prescribe el artículo 971° inciso 1, del mismo cuerpo normativo.

b) El beneficio común, el condominio está facultado a reivindicar,


conservar y proteger el bien, estando facultado también a interponer

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acciones y defenderse de las mismas, con arreglo a ley contemplado em
el artículo 979° del Código Civil.

c) El derecho de retracto que le confiere el artículo 1599° inciso 2 del


Código Civil, para subrogarse en el lugar del comprador y en todas las
estipulaciones del contrato de compraventa, el precio, los tributos y
gastos pagados por éste y, en su caso, los intereses pactados, según el
artículo 1592° del Código Civil.

d) Si un copropietario practica, sobre todo o parte de un bien, acto que


importe el ejercicio de propiedad exclusiva, dicho acto solo debe ser
válido desde el momento en que se adjudica el bien o la parte, a quien
practicó el acto, así lo establece el artículo 978° del Código Civil.

e) A usar el bien y servirse de él, siempre que no altere su destino ni


perjudique el interés de los demás, de conformidad con el artículo 974°
del Código Civil.

1.1.3. Deberes que se adquieren del condominio

Asimismo Miranda (s.f.) también enumera los siguientes deberes que se


adquieren del condominio:

a) Indemnizar a los demás, cuando usa el bien, parcial o totalmente, con


exclusión de ellos, salvo lo dispuesto por el artículo 731°, ya glosado, tal
como lo prescribe el artículo 975° del Código Civil.

b) Responder proporcionalmente por los gastos de las mejoras necesarias


y útiles, los cuales pertenecen a todos los copropietarios, de
conformidad con el artículo 980° del Código Civil.

c) Concurrir, en proporción a su parte, a los gastos de conservación y al


pago de los tributos, cargas y gravámenes que afecten al bien común,
según el artículo 981° del Código Civil.

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d) Sanear, en caso de evicción, en proporción a la parte de cada uno,
conforme a lo que dispone el artículo 982° del Código Civil.

1.1.4. Indivisión vs. Copropiedad

Sosa (s.f.) cree que resulta necesario plasmar distinciones entre la indivisión y
copropiedad que nos permitan verificar y esclarecer a la indivisión dentro de la
perspectiva de comunidad patrimonial, por las siguientes razones:

a) La copropiedad sirve a los intereses actuales de los copropietarios,


mientras que la comunidad hereditaria, por su carácter esencialmente
temporal y transitorio, está pre-ordenada a su liquidación de modo que
su finalidad está puesta en la utilidad posterior a la partición.

b) Las reglas de la copropiedad son pertinentes exclusivamente para la


institución de propiedad, en cambio, la comunidad propia de la indivisión
sucesoria no solamente recae sobre el derecho real de propiedad, sino
sobre el total de activos, así como sobre el conjunto de los pasivos del
causante.

c) La comunidad patrimonial sucesoria es una sola, que recae sobre un


patrimonio en conjunto; no es una inorgánica suma de tantas
copropiedades como bienes y derechos haya. La copropiedad significa
la coexistencia de una suma de títulos diferentes y autónomos en
relación con cada uno de los bienes, considerados cada uno de ellos
separadamente. De esta manera, puede ocurrir perfectamente que un
sucesor, condómino del causante, tenga un derecho de copropiedad
directo sobre un bien determinado, con independencia de la cuota a que
pudiera tener derecho en la sucesión y que puede o no reflejarse, al
momento de la partición, sobre el mismo bien.

d) Mientras dure la indivisión los acreedores de los herederos no pueden


dirigirse con medida cautelar o en ejecución de sentencia contra bienes
singulares del conjunto de bienes, derechos y obligaciones resultantes

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del fallecimiento de una persona y que constituyen todo su patrimonio,
sino solamente contra la cuota hereditaria del heredero deudor.
e) Salvo el caso de pacto de indivisión, contenido en el artículo 993º del
Código Civil, la terminación de la copropiedad por división y partición
siempre es obligatoria cuando lo solicite cualquier copropietario.

f) Conforme al artículo 1209º del Código Civil, cada coheredero puede


ceder libremente su derecho a participar en una sucesión ya causada.
Agrega el precepto que, en este caso, el cedente solamente queda
obligado a garantizar su calidad de heredero, lo que viene a significar,
por tanto, que no está obligado a responder por el contenido de activos y
pasivos singulares de la masa sucesoria. Dicho de otro modo, sólo
asume responsabilidad por su derecho a participar en los aspectos
patrimoniales de la sucesión; porque, claro está, la calidad de heredero
en sí misma es intransmisible.

En cambio, en la copropiedad el régimen es diferente; por un lado


aunque cada copropietario puede disponer libremente de su cuota y de
los frutos, como autoriza el artículo 977º del Código Civil, los demás
copropietarios tienen derecho de retracto a tenor del inciso 2 del 1599º
del Código Civil. Es muy dudoso que en la cesión de herencia abarque
derecho a retraer o algún tipo de preferencia legal, pues no hay norma
legal que lo establezca.

De otra parte, siendo claro que libremente y sin autorización de sus


coherederos, el coheredero puede disponer de su cuota de participación
sucesoria como un todo, resulta claro que no puede disponer
directamente de sus participaciones individuales sobre los bienes, ni
suponer que sus derechos se concretan en una cantidad cierta o de un
modo determinado en tales o cuales bienes individualizados
equivalentes al mismo porcentaje que tiene en la sucesión. Por ejemplo
el coheredero de un 25% puede ceder sus derechos sucesorios a un
cuarto de la sucesión, pero no le está permitido ni transferir una cuarta
parte de los bienes, ni transferir una cuarta parte de cada uno de todos

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los bienes singulares. Se podrá replicar que el art 977º del Código Civil
faculta a cada propietario para disponer de su cuota ideal de
copropiedad pero hay que considerar que eso será luego de que se
sepa que, por efectos de la partición, le ha sido adjudicado dicho bien en
copropiedad. Mientras eso no ocurra, el heredero tiene una cuota cierta
en la sucesión, pero respecto de sus componentes singulares solamente
tiene una expectativa, o un derecho potencial, pues tales componentes
pueden o no serle adjudicados. Por eso se señala que el acto que se
realice sobre el bien sólo será válido si el bien respectivo le es
adjudicado en todo o parte.

g) En correspondencia con lo anterior, los frutos pertenecen a la


comunidad, si algún coheredero recibiera frutos del patrimonio indiviso,
unilateralmente no puede pretender retenerlos en la proporción de su
cuota e imputarlos a cuenta de lo que habría de corresponderle. Como
es evidente, todo ello está afecto indivisamente, a responder por las
obligaciones del causante y por aquellas que se produzcan durante el
período de indivisión.

h) La herencia indivisa y, por supuesto, su cesión, deja incólumes las


posiciones jurídicas que el heredero tenga a favor o en contra de la
masa sucesoria, cuando precedan o sean ajenas a la sucesión
propiamente dicha; es decir la comunidad puede mantener relaciones
jurídicas con los patrimonios particulares de los herederos.

i) Naturalmente, mientras que la copropiedad se extingue por la división y


partición del bien común, existiendo tantas particiones autónomas como
bienes haya, la extinción de la comunidad sucesoria por partición
supone un único acto como puntualiza el artículo 864º del Código Civil,
pues no alude a otra partición sino a completar la realizada, sin perjuicio
de que, como consecuencia del cese del estado de indivisión sucesoria
algunos activos o pasivos se adjudiquen en común a varias personas,
porque la comunidad universal puede dar lugar a comunidades
particulares.

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j) Mientras subsista la indivisión sucesoria los bienes que sustituyen a
aquellos que sean transferidos quedan afectos de pleno derecho a las
mismas circunstancias y derechos en que se encontraban los bienes
reemplazados.

k) Finalmente, cabe agregar que la copropiedad siempre puede ser


reconstituida, mientras que la comunidad patrimonial sucesoria una vez
extinguida, no hay manera de recomponerla.

1.1.5. Régimen de la indivisión según la copropiedad

Como ya se ha señalado, el derecho herencial de cada coheredero sobre la


masa hereditaria no puede configurarse con el mismo criterio que el derecho de
cuota de los copropietarios; puesto que el Código Civil no distingue la
comunidad de la copropiedad por lo que debe deducirse para todos los efectos
que el Código intenta aplicar las mismas reglas de la copropiedad a la
comunidad hereditaria en atención a la nota común de existir un estado de
indivisión, en ambos casos. En tal sentido a efectos de no aplicar
equivocadamente las normas supletorias del Libro de Derechos Reales, debe
tenerse en cuenta que la comunidad hereditaria si bien guarda ciertas
analogías con la copropiedad, es en realidad de naturaleza diferente.

Como explica La Cruz (1992): “En la copropiedad el derecho de cada


coheredero recae directamente sobre una cosa singular, mientras que en la
comunidad hereditaria recae sobre el patrimonio herencial y no sobre las cosas
singulares que, si bien lo forman, son distintos de él” (p. 200)

Las normas de la copropiedad que se aplicarán a la comunidad hereditaria


supletoriamente, se centran en los puntos siguientes en conformidad con lo
establecido por nuestro Código Civil.

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a) Presunción de igualdad de cuotas

Artículo 970°.- Las cuotas de los coherederos se presumirán iguales, salvo


prueba en contrario.

En materia de indivisión sucesoria las excepciones pueden ser dos, de un lado


la disposición distinta del testador, de buscar favorecer a un heredero
voluntario más que a otro y, por otro lado el diferente orden al que pertenecen
los herederos, en caso de representación; en ambos casos las cuotas podrían
resultar diferentes.

En la misma norma se señala que el concurso de los copropietarios, tanto en


los beneficios como en las cargas, está en proporción a sus cuotas respectivas;
por el que debe distinguirse el concepto de cargas utilizado en el Libro de
Derechos Reales, el cual básicamente se refiere a los pasivos que puedan
generarse a consecuencia de la titularidad sobre un bien que pertenece a más
de uno, como es el caso de impuestos y otros gravámenes. En cambio, en
materia sucesoria las cargas tienen un alcance más restringido, referido
únicamente a aquellos pasivos que se generen con motivo de la muerte del
causante, mas no a otro tipo de concepto. Sin embargo ello resultará
irrelevante en tanto el Libro de Sucesiones, en el artículo 871º del Código Civil
señala que los herederos responderán por las deudas en proporción a sus
respectivas cuotas hereditarias.

b) Decisiones sobre el bien común

Art. 971.- Decisiones sobre el bien común

Las decisiones sobre el bien común se adoptaran por:

1. Unanimidad, para disponer, gravar o arrendar el bien, darlo en


comodato o introducir modificaciones en él.

2. Mayoría absoluta, para los actos de administración ordinaria. Los


votos se computan por el valor de las cuotas.

En caso de empate, decide el juez por la vía incidental.

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Esta norma hace referencia a la adopción de decisión sobre el bien común
indicando que se adoptará por unanimidad, para disponer, gravar o arrendar
el bien, darlo en comodato o introducir modificaciones en él; y por
mayoría absoluta, para los actos de administración ordinaria; siendo la única
excepción a este principio sería la establecida en el artículo 860º del Código
Civil, pues en el caso específico que es el de la venta de los bienes para
pagar su parte a los herederos, la decisión se podrá tomar por mayoría.
Asimismo señala que los votos se computan por el valor de las cuotas, en tal
sentido los representantes sumarán entre sí los votos que le hubieran
correspondido a su representado.

c) Administración judicial del bien común

Art. 972.- Administración judicial del bien común

La administración judicial de los bienes comunes se rige por el Código


de Procedimientos Civiles.

Esta norma está referida a la adopción de reglas aplicables a la administración


de los bienes comunes, en estos casos la norma resultará perfectamente
aplicable, por lo que la administración judicial de los bienes comunes se
regirá por lo establecido en el Código Procesal Civil.

d) Administración de hecho del bien común

Art. 973.- Administración de hecho del bien común

Cualquiera de los copropietarios puede asumir la administración y


emprender los trabajos para la explotación normal del bien, si no está
establecida la administración convencional o judicial y mientras no sea
solicitada alguna de ellas.

En este caso las obligaciones del administrador serán las de administrador


judicial. Sus servicios serán retribuidos con una parte de la utilidad, fijada por el
juez y observando el trámite.

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1.1.6. Clases de indivisión

Para Miranda (s.f.) la indivisión sucesoria se divide de la siguiente manera:

a) Forzosa

Son aquellas que existen por mandato de la ley, como el caso de los bienes
comunes que constituye la sociedad de gananciales o los bienes del patrimonio
familiar; o por naturaleza de las cosas que son indivisibles. Por ejemplo: Los
servicios comunes, las áreas comunes, las propiedades horizontales y las
paredes medianeras.

b) Voluntaria

Son aquellas que pueden ser hechas por la voluntad del testador o convenidas
por los herederos.

Por el testador, de conformidad con el artículo 846° del Código Civil, éste
puede establecer la indivisión de cualquier empresa comprendida en la
herencia, hasta por un plazo de cuatro años, sin perjuicio de que los herederos
se distribuyan normalmente las utilidades. Las explotaciones agrícolas y
ganaderas se regirán por la ley de la materia.

Por los herederos, ellos están autorizados por el artículo 847° del Código Civil,
para que puedan pactar la indivisión total o parcial de la herencia hasta por un
plazo de cuatro años, susceptible de renovación en forma indefinida.

1.2. Partición sucesoria

1.2.1. Antecedentes históricos

Los antecedentes de mayor importancia los encontramos en el Derecho


Romano donde se conoció la partición propiamente dicha; es decir, el
fraccionamiento de la herencia de la que cada heredero tenía una cuota igual a
su participación en el todo. Destaca el derecho individual de cada coheredero
puesto que, nadie podía ser obligado a permanecer en la indivisión.

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De aquí parte la tesis romanista denominada atributiva según la cual la
partición es sólo atributiva del dominio sobre los bienes de la herencia.

En el digesto, la partición era el acto por el cual se atribuía dominio al


copropietario sobre la parte física del bien que se le asignaba.

CASTAÑEDA (1966) menciona que “La partición es la división de bienes de la


herencia conforme al derecho hereditario de cada uno de los sucesores. La
partición es permuta entre los coherederos (…). Cada uno cede el derecho que
tiene en la universalidad que es la herencia, a cambio del derecho exclusivo y
único que se le da sobre bienes determinados”. (p. 163)

Según el Derecho Francés, la partición es declarativa, explica qué bienes ha


heredado efectivamente cada coheredero desde la apertura de la sucesión del
causante sin la intervención de los coherederos ni mediante supuestas
operaciones conmutativas. Sostiene que los herederos al hacer la partición
reciben los bienes en la misma forma en que los hubiese transmitido el
causante.

El carácter declarativo de la partición y su efecto retroactivo determinan que


cada heredero es causahabiente directo del difunto y no de los coherederos,
quienes no tuvieron posesión ni dominio sobre lo adjudicado; y aquellas
enajenaciones hechas por el heredero antes de la partición sobre bienes que
finalmente no le son dados por el partidor, como también los gravámenes por él
constituidos, se asimilan a los actos cumplidos por quien no es verdaderamente
dueño.

Por la partición el heredero adquiere el dominio exclusivo sobre la cosa o cuota


que le fuere adjudicada; en este sentido es la partición un acto traslaticio de
dominio. Pero, por razón de carácter declarativo en la partición, la simple
hijuela de adjudicación no es plena prueba de dominio de los bienes ante
terceros; preciso es complementar con los títulos existentes del difunto.
(Ramírez, 1988, p. 181-182).

Por otro lado la Doctrina Italiana, la tiene como una subrogación de los bienes
adjudicados en el lugar de la cuota, aplicable por igual a la comunidad sobre un
objeto singular como a su universalidad; consecuentemente, la naturaleza de la

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extinción de una comunidad, por división, no es esencialmente distinta cuando
la pluralidad de herederos se orienta sobre un objeto singular de una herencia;
en ambos casos una anterior copropiedad es sustituida por la titularidad
individual de partes u objetos singulares.

Así los herederos subrogan, sustituyen los bienes adjudicados por la cuota
ideal que tuvieron a la apertura de la sucesión.

1.2.2. Definición

Sobre la Partición de la Herencia, Borda (1991):

Cuando existen varios herederos, el estado de indivisión tiene por naturaleza


un carácter eminentemente transitorio. Normalmente debe terminar con la
adjudicación a cada heredero de una parte de los bienes, pero no ya una
parte alícuota ideal, que la tienen desde el momento mismo de la muerte del
causante, sino una porción concreta. La partición es, pues, el acto mediante
el cual los herederos materializan la porción ideal que en la herencia les
tocaba, transformándola en bienes concretos sobre los cuales tienen un
derecho exclusivo. Es un acto de asignación, tendiente a localizar los
derechos de cuota; antes de él, esos derechos se traducen en una fracción
numérica (un tercio, un cuarto); después de él se materializan en objetos
determinados.

La partición sucesoria, es el acto jurídico mediante el cual se pone fin al


condominio de la herencia, adjudicándose a cada sucesor lo que corresponda.

El Código Civil, define la partición en el artículo 983°, que perpetúa que por la
partición permutan los copropietarios, cediendo cada uno el derecho que tiene
sobre los bienes que no se le adjudiquen, a cambio del derecho que le ceden
en los que se le adjudican.

Artículo 983º.- Por la partición permutan los copropietarios, cediendo cada


uno el derecho que tiene sobre los bienes que no se le adjudiquen, a cambio
del derecho que le ceden en los que se le adjudican.

20
En la realidad, la partición responde a un proceso jurídico desde la demanda de
partición hasta la titulación de las respectivas cuotas hereditarias, pasando por
su valoración para un justo y equitativo reparto, según el orden y grado de
parentesco.

Rosa Sastre ( 1948), califica a la partición de la masa hereditaria como “aquel


acto jurídico, unilateral o plurilateral, necesario e irrevocable, de naturaleza
declarativa, compuesto de un conjunto ordenado de operaciones, verificadas
sobre ciertas bases o supuestos de hecho y de derecho, y en el cual, después
de determinarse el activo y el pasivo de la masa hereditaria y de proceder a su
avalúo y liquidación, se fija el haber de cada partícipe, se divide el caudal
partible y se adjudica cada lote de bienes formado a cada heredero respectivo,
provocando la transformación de las particiones abstractas de los coherederos
sobre el patrimonio relicto (derecho hereditario) en titularidades concretas
sobre bienes determinados.”

La partición puede solicitarla o llevarla a cabo:

1. El de cujus, quien la puede dejar establecida en su testamento.


2. Los sucesores, en su calidad de condóminos, estando obligados a
practicarla cuando uno de ellos o el acreedor de cualquiera lo exija, a
menos que se esté ante un estado de indivisión forzosa.
3. Los acreedores de la herencia o de alguno de los sucesores

1.2.3. Características

Miranda (s.f.) menciona las siguientes características:

a) Es obligatoria y puede ser pedida en cualquier momento por los


interesados, salvo las hipótesis de postergación temporaria que se
estudiarán en seguida.

b) Es declarativa y no atributiva de derechos; la ley supone que los bienes


asignados a cada heredero han sido de propiedad exclusiva de éste
desde el momento mismo de la muerte del causante; que los ha recibido
de éste y no de sus coherederos. Del mismo modo, se supone que

21
nunca ha tenido derechos sobre los bienes que han sido asignados a los
demás.

c) El derecho a pedirla es imprescriptible mientras dure el estado de


indivisión; pero es susceptible de prescripción cuando la indivisión ha
cesado de hecho, porque alguno de los herederos, obrando como único
dueño, ha comenzado a poseerla de una manera exclusiva.

1.2.4. Quienes pueden Solicitarla

De acuerdo a nuestro ordenamiento legal, la partición pueden practicarla o


solicitarla, las siguientes personas:

a) El causante.- que puede dejar hecha la participación de los bienes en su


testamento, conforme lo dispone el artículo 852° del Código Civil que
prescribe lo siguiente:

No hay lugar a partición cuando el testador la ha dejado hecha en el


testamento, pudiendo pedirse, en este caso, sólo la reducción en la
parte que excede lo permitido por la ley.
No obstante lo señalado en el párrafo precedente, no cabe en ningún
supuesto la partición en tanto permanezca vigente el procedimiento
concursal al que se encuentra sometida la sucesión indivisa, de ser el
caso que ello ocurra.

b) Los Herederos.- Que en su condición de copropietarios, están obligados


a hacer la partición cuando uno de ellos o el acreedor de cualquiera lo
pida, salvo los casos de indivisión forzosa, de acto jurídico o de ley que
fije plazo para la partición, conforme lo dispone el artículo 984° del
Código Civil y el artículo 854° del mismo cuerpo normativo, que
establece: si no existe régimen de indivisión, la partición judicial de la
herencia puede ser solicitada: inc. 1. Por cualquier heredero. (Código
Civil Peruano; 1984)

22
Es oportuno aclarar que la acción de partición es imprescriptible y
ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por
prescripción los bienes comunes, tal como lo dispone el artículo 985° del
Código Civil.

c) Los acreedores de la sucesión o de cualquiera de los herederos.- esta


situación lo prescribe el artículo 854°, inciso 2 y el artículo 984° del
Código Civil.

1.2.5. Momento de la Partición

Miranda (s.f.) menciona que de acuerdo al tiempo, la petición sucesoria, se


clasifica de la siguiente manera:

a) Partición inmediata.- Dicha partición procede en cualquier momento,


según el artículo 954°, salvo que el testador haya establecido la
indivisión, tal como lo dispone el artículo 846° del Código Civil, que
faculta al testador poder establecer la indivisión de cualquier empresa
comprendida en la herencia hasta por un plazo de cuatro años, sin
perjuicio de que los herederos se distribuyan normalmente las utilidades,
o la hayan convenido los herederos con arreglo al artículo 847°, el
mismo que permite a los herederos pactar la indivisión total o parcial de
la herencia por el mismo plazo establecido en el artículo 846 y también
renovarla. Sin embargo, cabe aclarar, que el juez puede ordenar, a
petición de cualquiera de los herederos, la partición, en cualquier
momento, cuando sobrevienen circunstancias graves que lo justifiquen,
tal como lo prevé el artículo 850° del mismo cuerpo de leyes.

b) Partición mediata.- Se da este caso, cuando debe esperarse el plazo


fijado por el testador o los herederos, y no sobrevengan circunstancias
graves.

23
1.2.6. Suspensión de la Partición

Barassi (1955) enseña que; “….excepcionalmente puede diferirse el momento


de la iniciación del procedimiento particional: por voluntad del testador, si todos
o algunos de los coherederos son menores (...), por voluntad de la ley, si entre
los llamados existe un nasciturus, igualmente si existe juicio pendiente sobre la
(…) filiación natural de una persona que, en caso de sentencia favorable,
figuraría entre los llamados.”

En algún caso la ley suspende momentáneamente la posibilidad de hacer la


partición. Con ello no persigue mantener en indivisión, como ocurre cuando
ésta la dispuso el causante o la acordaron los coherederos, sino que trata sólo
que el seguir en indivisión, mientras dura la suspensión de la partición, es
consecuencia de que no se considera conveniente que se parta hasta que se
aclare si será o no heredero o un heredero más el ser que está ya, o cabe que
esté, concebido.

La suspensión procederá lo mismo en el caso de que el concebido hubiera de


venir a ser otro heredero juntamente con los ya llamados, que si naciendo le
correspondería a él solo la herencia por excluir a los que serían herederos en
su falta. En aquel caso se suspenderá la partición por duda en el número de
herederos; en éste porque quienes partirían, no serían herederos si nace.

Para Albadalejo (1982); “la suspensión de la partición en cuestión se justifica


por la brevedad del plazo en que se aclarará si el concebido será o no
heredero, o si hay realmente o no un ser concebido.”

En lo que concierne a los casos de suspensión de la partición de la masa


hereditaria, el Código Civil establece que:

 No cabe en ningún supuesto la partición en tanto permanezca vigente el


procedimiento concursal al que se encuentra sometida la sucesión
indivisa, de ser el caso que ello ocurra.

 La partición que comprende los derechos de un heredero concebido,


será suspendida hasta su nacimiento. En el intervalo la madre disfruta
de la correspondiente herencia en cuanto tenga necesidad de alimentos.

24
 Puede también diferirse o suspenderse la partición respecto de todos los
bienes o de parte de ellos, por acuerdo de todos los herederos o por
resolución judicial y por un plazo no mayor de dos años, cuando la
ejecución inmediata pueda ocasionar notable perjuicio al patrimonio
hereditario, o si es preciso para asegurar el pago de deudas o legados.

1.2.7. Partición y adquisición de los bienes de la masa hereditaria

Borda (1991) hace referencia a esto mencionando que los bienes de la


herencia se determinarán, si no lo hizo el causante en vida, por la facción de
inventario: se cumplirá, luego, con las obligaciones contraídas por el causante y
se pasará a la partición de bienes la que pueda ser judicial o extrajudicial.

Así mismo los bienes se adjudicarán en especie a cada uno de los herederos.
De no ser posible, el valor de sus cuotas le será pagado en dinero. Así lo
establece el artículo 859 del Código Civil.

Si no hubiera el dinero necesario para el pago a que se refiere el artículo 859,


se procederá a la venta de los bienes hereditarios que sea menester, previo
acuerdo mayoritario de los herederos y con aprobación judicial.

Si en la herencia hay bienes que pueden ser cómodamente partibles, su


partición material se efectuará adjudicándose a cada heredero los bienes que
corresponda.

Las porciones asignadas por el testador que reunidas exceden del total de la
herencia se reducirán, a prorrata, salvo lo dispuesto por aquel. Los créditos que
constituyen parte del activo hereditario, se dividirán entre los herederos en
proporción a la cuota que tienen en la herencia.

1.2.8. Nulidad de la partición

Para Baqueiro (1994), “las particiones son un acto voluntario y pueden estar
afectadas por las mismas causas de nulidad que todos los actos jurídicos, ya
sea por incapacidad de alguna de las partes, ya sea por vicios de voluntad o
por ilicitud en el motivo o fin.

25
La diferencia entre nulidad y caducidad, señalando que mientras la primera se
deriva de una causa, originaria que afecta el acto desde el momento de su
nacimiento o de su celebración.

La segunda se produce por una causa sobreviniere, posterior mente en el


tiempo, coherente con este lineamiento, la referencia a la caducidad
de la partición bastando pare ello el capítulo referente a la caducidad del
testamento, cuando la nulidad de a consignado en un art. 865, una norma que
señala que es nula la partición hecha con preterición de algún heredero y que
la nulidad no afecta a los derechos que un tercero adquiere de buena fe a
título oneroso.

La ponente del libro de derechos reales manifiesta en la exposición de


motivos que el Código Actual se ocupa de la caducidad de la partición en los
Art. 865 y 864, confundiendo así esa institución con la nulidad, distinción que
hemos dejado anotada. Puede un heredero no participar en la partición y sin
embargo no ser preterido.

Con la redacción del código anterior, cuyo Art. 796 decía que caducaba la
partición si uno de los herederos no era considerado en ella, la partición caduca
en este caso.

Ocurre alguna ves que siendo los bienes de la misma clase, como es el caso
de un patrimonio accionario, y siendo el derecho de cada uno de los herederos
igual y claro, uno de ellos se abstiene, por cualquier razón de pactarla partición
y de recibir su parte y los restantes convienen en recibir cada uno la suya y en
dejar pendiente la entrega que corresponde a aquel. (Baqueiro, 1994),

Con la adhesión del mismo y la entrega que se hace de su parte, partición


queda perfecta y se evita la caducidad". La omisión de algún bien en la
partición no acarrea la nulidad de la misma, tal como hemos expresado que
consigna el Art. 864.

1.2.2. Oposición de la partición

Según el Art. 875 el acreedor de la herencia puede oponerse a la partición y al


pago o entrega de los legados, mientras no se satisfaga su deuda o se le
asegure el pago.

26
II. CARGAS Y DEUDAS DE LA HERENCIA

2.1. La responsabilidad sucesoria

El artículo 660° del Código Civil indica que la transmisión sucesoria incluye las
obligaciones del causante, y el 661° apunta que el heredero responde de las
deudas y cargas de la herencia sólo hasta donde alcancen los bienes de ésta.
Incumbe al heredero la prueba del exceso, salvo cuando exista inventario
judicial.

A pesar que los artículos anteriormente referidos induzcan a creer que nuestro
ordenamiento consagra una responsabilidad intra vires, o sea, que el heredero
nunca respondería por obligaciones heredadas en cuanto superen el activo
heredado, debe imponerse una conclusión distinta derivada de un
razonamiento más pausado.

De esta manera, lo que quiere decir el primer párrafo del artículo 661° es que
sólo habrá responsabilidad limitada del heredero si hay inventario, o de no
haberlo logra probar la situación deficitaria de la herencia. La presunción legal,
por lo tanto, es de responsabilidad ilimitada, porque conforme al artículo 660°,
las obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a los sucesores.
Estos sucesores, por ende, las asumen y responden por ellas no sólo con los
activos sucesorales, sino con los suyos propios. Si no quieren responder,
tendrán que optar por uno de los mecanismos limitativos que la ley concede.

Así, cuando las deudas transmitidas por el causante exceden el activo relicto,
los sucesores que no deseen pagarlas quedarán solamente exonerados del
exceso en casos como:

a) Si al aceptar la herencia de modo expreso, lo hacen invocando el


derecho de solicitar inventario judicial, aunque no será necesario invocar
el beneficio si ya existe inventario hecho o en trámite, caso en el cual se
presume que la responsabilidad es limitada, salvo que el heredero
quiera pagar las deudas heredadas.

27
b) Si cuando la herencia se tuvo por aceptada en virtud de la presunción
ordenada en el artículo 673° del Código Civil, logra el heredero probar
que ésta es deficitaria.

Nuestro ordenamiento jurídico en materia sucesoria no contiene un sistema de


liquidación de obligaciones del cujus previo a la asunción de los activos por los
sucesores, sino que dispone que desde el momento de la muerte todos los
bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmitan en
conjunto al heredero.

Por ello, es imperioso otorgar una vigorosa protección a los acreedores del
causante, porque es obvio que los créditos no pueden extinguirse por efecto de
la muerte. Protección a los acreedores que sólo se logra, entre otras medidas,
dotándoles incluso de la posibilidad de oponerse a la partición, según el artículo
875° del Código Civil, y adjudicación de bienes hasta que se les asegure el
pago de sus créditos. En suma, al transmitirse las obligaciones por efecto de la
muerte, el heredero es deudor pleno de las deudas de su causante: las asume
como si fueran propias. En consecuencia, al igual que cualquier otro deudor,
debe responder con todo su patrimonio; a saber, el propio antes de la herencia,
ajeno a la misma, y el heredado.

Pero dicha protección a los acreedores puede traducirse en un perjuicio para el


heredero, excepcionalmente el ordenamiento jurídico otorga a los sucesores un
privilegio llamado beneficio, consistente en limitar su responsabilidad por las
obligaciones heredadas sólo hasta donde puedan cubrirlas los bienes y
derechos a su vez heredados. Esto, obviamente, es una potestad y no una
obligación, porque nada le impide al hijo heredero pagar las deudas de su
padre fallecido, aunque no hubiera heredado bienes suficientes para poder
pagarlas.

2.1. La materia de la responsabilidad

El artículo 661° del Código Civil estatuye que el heredero responde de las
deudas y cargas de la herencia. La redacción del párrafo no ha sido
afortunada. Efectivamente, las deudas no son deudas de la herencia, sino del
causante, y por tanto preceden a la herencia, aunque la constituyen. En

28
cambio, las cargas, en cuanto las haya, surgen precisamente por la muerte del
testador y constituyen pasivo a cargo de los herederos aunque no existan
activos en la masa hereditaria.

Hecha esta salvedad, lo primero que se impone precisar es que por deudas ha
querido decirse obligaciones en cuanto sean transmisibles. No se trata
solamente, pues, de deudas de dinero, sino de todo aquello respecto de lo cual
el causante tuviera una posición jurídica de deudor, con prescindencia de su
origen. En consecuencia, al transmitirse las obligaciones se transmiten con
todo que les es propio a cada una de ellas y permite, por lo tanto, que el
sucesor pueda invocar las excepciones personales que hubiera podido esgrimir
el causante. El precepto incluye también a las cargas. Por tales se entienden
las contempladas en los artículos 869° y 870° del Código.

2.2. Concepto de cargas y deudas

Son definidas por Gonzáles (1989), de la siguiente manera:

En un sentido amplio, la expresión “cargas de la herencia” hace referencia


no sólo a las deudas del causante y a los legados, sino también a todas
aquellas obligaciones nacidas después de la muerte del causante, y que se
originan por el hecho de tal muerte o por el de la sucesión o por
consecuencia derivada de una u otra (p. 24).

2.3. Distinción entre cargas y deudas

Borda (1971), señala que la carga está unida a la persona o bien, por el solo
hecho de su existencia, por lo cual puede ser independiente de la voluntad
individual. En otras palabras, se trata de la consecuencia de algo, en el caso de
la sucesión, viene a ser una consecuencia de la muerte del causante, por lo
que se les denomina cargas de la sucesión a las obligaciones originadas por el
fallecimiento del causante. Esto lleva a deducir que dichas cargas no se
transmiten sucesoriamente, porque no eran obligaciones previas del causante
sino que, surgen directamente para los herederos.

Por su parte, las deudas son las contraídas por el causante, formando parte de
la masa hereditaria y pasando al heredero por sucesión.

29
Es preciso señalar que el pago de las cargas de la sucesión tiene preferencia
respecto al pago de las deudas. Si bien las deudas son de mayor antigüedad
en el tiempo, por haber sido contraídas por el causante cuando éste vivía, que
las cargas, la razón de su orden de prioridad secundario reside en que sería
sumamente engorroso y dificultoso realizar los trabajos relativos al funeral o
sepelio del causante, así como administrar la sucesión en sí, de no ponerse a
estas cargas como de reembolso preferente.

La masa sucesoria indivisa consiste en un conjunto de activos y pasivos,


configurando un patrimonio autónomo separado al de los personales de los
titulares, que puede estar sujeto no solo a cargas sino a obligaciones, que el
Código, en forma insuficiente, denomina deudas. Dentro de los activos se
encuentran los bienes, los créditos y los derechos, y dentro de los pasivos
están las cargas y deudas. Una vez identificados y determinados todos los
elementos patrimoniales podrá establecerse con exactitud qué es lo que con
motivo de la partición corresponde a cada heredero.

En síntesis, las categorías de cargas y deudas de la sucesión pertenecen al


pasivo sucesoral, siendo relevante la distinción entre ambas únicamente con
motivo de un orden de preferencia de pago claro y ajustado a la realidad.

2.4. Cargas

Las cargas de la herencia son definidas por Ferrero (1987) como: “Los gastos
consecuentes del fallecimiento del causante” (p. 313).

Según los artículos 869° y 870° del Código Civil, dichas cargas de la masa
hereditaria son:

a) Los gastos del funeral y, en su caso, los de incineración, que se pagan


preferentemente. El anterior Código de 1936 solo estipulaba a los
primeros, no es hasta el anteproyecto de Lanatta, en el cual se utilizó la
expresión “cremación”, que posteriormente la Comisión Revisora cambió
por “incineración”.

30
b) Los gastos provenientes de la última enfermedad del causante. Este
supuesto rompe el esquema de que solo las obligaciones posteriores a
la muerte constituyen las cargas.

c) Los gastos de administración. Si bien no detalla a qué tipo de


administración se refiere, se cree que se refiere a la retribución de los
albaceas, los honorarios de los abogados y los gastos judiciales en que
fuere necesario incurrir con respecto a la sucesión.
d) Los gastos de alimentación y vivienda de las personas que recibieron
estos beneficios del causante, durante tres meses, si lo solicitan al
albacea o herederos.

2.5. Deudas

Las deudas son definidas por Ferrero (1987) como: “Las obligaciones del
causante al momento de su deceso” (p. 315).

Por su parte, Palacio (1991), afirma que: “Se consideran deudas de la herencia
todas las obligaciones patrimoniales que habiendo sido contraídas por el
causante, todavía no fueron pagadas a su fallecimiento, sea cual fuere el
motivo” (p. 859).

Ha de precisarse que el Código se refiere solamente a las transmisibles, pues


las personalísimas no son objeto de transmisión, así lo expresa el artículo
1218° del Código Civil respecto a las obligaciones, el artículo 1363° respecto a
los contratos y el artículo 188° en relación al cargo, como modalidad del acto
jurídico. El mismo autor, acerca de la transmisión, nos señala que por ésta
debe entenderse con todos los bienes y obligaciones de las que el causante es
titular al instante de su fallecimiento, tal como lo determina el artículo 660°, con
todo el activo y pasivo sucesoral. Pero este último, con la limitación establecida
en el artículo 661°: “Hasta donde alcancen los bienes de la herencia”. El
Código consagra así el sistema de la responsabilidad intra vires hereditatis,
estableciendo excepcionalmente el de la responsabilidad ultra vires hereditatis
cuando el heredero oculta dolosamente bienes hereditarios, simula deudas o

31
dispone de los bines dejados por el causante en perjuicio de los derechos de
los acreedores de la sucesión.

El artículo 871° de nuestro Código Civil establece que: “Mientras la herencia


permanece indivisa, la obligación de pagar las deudas del causante gravita
sobre la masa hereditaria; pero hecha la partición, cada uno de los herederos
responde de esas deudas en proporción a su cuota hereditaria”. Dicha
disposición, según Ferrero (1987), tiene por objeto establecer la integración
sistemática en relación a las dos etapas sucesivas por las que pasa la masa
hereditaria, que son la indivisión y la partición. En realidad, desde la muerte del
causante, los obligados son los sucesores, independientemente de si los
bienes están indivisos o si se ha procedido a la partición. El artículo 871° aclara
que el hecho de la partición y, por tanto, la consecuente adjudicación de los
bienes a los herederos no exime a estos del pago de las deudas del causante,
lo que quiere decir que, la deuda persigue a los bienes; primero, en propiedad
del causante; después, en condominio de los herederos y; más tarde, en
propiedad individual de cualquiera de ellos una vez efectuada la partición.

2.5.1. La deuda alimentaria

Si el causante ha tenido relaciones sexuales y ha concebido un hijo


extramatrimonial, éste podrá demandarle una pensión alimenticia hasta la edad
de dieciocho años, o pasada si estuviese incapacitado física o mentalmente, tal
como lo estipula el artículo 415° del Código Civil.

El artículo 874°dispone que esta pensión es deuda hereditaria que grava en lo


que sea necesario la parte de libre disposición en favor del alimentista, y que
se pagara según los casos:

a) Asumiendo uno de los herederos la obligación alimentaria por


disposición del testador o por acuerdo entre ellos. Puede asegurarse su
pago mediante hipoteca u otra garantía.
b) Calculando el monto de la pensión alimenticia durante el tiempo que
falta para su extinción, y entregando al alimentista o a su representante
legal, el capital representativo de la renta.

32
El artículo agrega que la elección de las indicadas alternativas corresponde a
los herederos, y que si hubiese desacuerdo entre ellos el juez decidirá su forma
de pago.

El artículo 874° dispone que esta pensión constituye deuda hereditaria que
grava en lo que fuere necesario la porción de libre disponibilidad de la herencia
a favor del alimentista. Debemos señalar que la redacción del dispositivo no es
clara y puede llevar a confusión, ya que pareciera indicar la existencia de una
herencia a favor del alimentista, lo cual es incorrecto debido a que, éste no es
heredero, sino mero acreedor del causante. Lo que la norma establece es que
la pensión alimenticia constituye deuda a cargo de la sucesión, que grava en
favor del alimentista lo que fuere necesario de la parte de libre disposición del
causante.

Jiménez (s.f), precisa que hay algunas diferencias importantes en el


tratamiento legal entre ésta y las demás deudas de la sucesión:

a) El que se limite a la porción de libre disponibilidad, sin exceder de dicha


parte de la herencia. En este aspecto se asemeja a los legados, siendo,
en cuanto a sus efectos, una suerte de legado de carácter preferencial.

b) Debido a que esta deuda del causante se encuentra dentro del ámbito
del Derecho de familia, será una deuda en el primer orden de prelación
respecto de los demás acreedores, pero solo dentro del ámbito de la
porción de libre disposición, sin afectar la legítima.

c) Siendo el alimentista el único acreedor del causante que a su muerte


será pagado exclusivamente con la porción de libre disponibilidad, para
determinar su tope máximo se deberán tener en claro las porciones
correspondientes a la legítima, a fin de establecer la porción de libre
disponibilidad. Las demás deudas, en cambio, no tienen más límite que
el patrimonio mismo.

33
2.5.2. El legatario y las deudas

Los legatarios participan de la herencia una vez que se haya cumplido con las
obligaciones del causante. Inclusive, pueden solicitar al albacea o a los
herederos la entrega de los legados, según lo inscrito en los artículos 787°
inciso 6 y 792° del Código Civil. Por ello, no están obligados a pagar las
deudas, en el título de las cargas y deudas de la herencia, a excepción del
caso de la consolidación que se refiere únicamente a los herederos como
obligados al de éstas.

Sin embargo, el cumplimiento de pagar las cargas y las deudas puede afectar a
los legatarios. Ya sea que el legado consista en un bien determinado o que
este referido a una cuota alícuota, puede verse sujeto a reducción como
consecuencia de la disminución del haber hereditario.

Ahora, el artículo 879° agrega la disposición “salvo disposición contraria del


testador”, lo que implica que si el causante establece al legatario la obligación
de pagar una deuda o parte de ella, le está imponiendo un cargo y, por lo tanto,
debe tratarse la liberalidad como un legado sujeto a cargo; el cual, conforme
dispone el artículo 768°, en concordancia con el artículo 1642°, en caso de
invalidarse, determinará la obligación de o herederos de resarcir al legatario por
la deuda pagada.

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III. JURISPRUDENCIA

Casación 2026-2016, Junín

Lima, veintiuno de octubre de dos mil dieciséis.

VISTOS; y, CONSIDERANDO:

PRIMERO: Viene a conocimiento de esta Sala Suprema el recurso de casación


interpuesto por William Domingo Tokunaga Ore, representante de la parte
demandada, a fojas novecientos treinta y cinco, contra la sentencia de vista del
veintiuno de marzo de dos mil dieciséis, obrante a fojas ochocientos noventa y
siete, que confirma la sentencia de primera instancia que declara fundada la
demanda; por lo que deben examinarse los requisitos de admisibilidad y
procedencia de dicho medio impugnatorio, conforme a lo previsto en la Ley
29364.

SEGUNDO: Que, en tal sentido, verificados los requisitos de admisibilidad


previstos en el artículo 387° del Código Procesal Civil, modificado por Ley Nº
29364, se tiene que el presente recurso cumple con dichos requisitos, esto es:
I) Se recurre una resolución expedida por la Corte Superior que en revisión
pone fin al proceso; II) Se ha interpuesto ante la Sala Civil Permanente de
Huancayo de la Corte Superior de Justicia de Junín que emitió la resolución
impugnada y elevó los actuados; III) Ha sido interpuesto dentro del plazo de
diez días de notificado con la resolución impugnada; y, IV) Ha cumplido con
adjuntar el arancel judicial respectivo.

TERCERO: Que, en lo referente a los requisitos de procedencia previstos en el


artículo 388° del Código Procesal Civil, modificado por la Ley acotada, se
advierte que el recurrente no ha consentido la resolución de primera instancia
que le fue desfavorable a sus intereses, por lo que cumple lo dispuesto en el
inciso 1 de la norma procesal anotada.

CUARTO: Que, para establecer el cumplimiento de los incisos 2, 3 y 4 del


precitado artículo 388° del Código adjetivo, se debe señalar en qué consiste la
infracción normativa denunciada. En el presente caso, el impugnante denuncia:
Infracción normativa del artículo 681° del Código Civil. Refiere que el

35
accionante solicita que se divida y parta un inmueble sobre el cual no tiene
ningún tipo de vocación hereditaria, dado que el derecho que alega proviene de
estar casado con Hermelinda Oré Gómez, lo que es un imposible jurídico,
puesto que únicamente pueden heredar los descendientes del causante en
línea recta y en línea colateral hasta el segundo grado, conforme a lo dispuesto
por el artículo 816° del Código Civil.

QUINTO: Que, la casación es el recurso extraordinario que tiene como objeto


que la Corte Casatoria anule resoluciones que ponen fin al proceso y que
contienen vicios de derecho que interesan al orden público subsanar. En esa
perspectiva se tiene:

1. Recurso extraordinario es aquel que la ley concede a las partes después


de haberse cumplido con el principio de la doble instancia. Se trata de un
recurso porque es un medio de “transferir la queja expresiva de los agravios” y
resulta extraordinario por estar limitados los motivos para su interposición, “por
ser limitadas las resoluciones judiciales contra las que puedan interponerse” y
porque su estudio “se limita a la existencia del vicio denunciado” . Desde esa
perspectiva Devis Echandía ha señalado que las limitaciones que presenta el
recurso tiene tres aspectos: “1) en cuanto a las sentencias que puedan ser
objeto de él, pues sólo se otorga para alguna de las dictadas por tribunales
superiores en segunda instancia y en lo civil además para las que dicten en
única instancia en procesos de responsabilidad civil contra jueces (…); 2) en
cuanto a las causales que sirven para que estas sentencias puedan ser
revocadas o reformadas, que están taxativamente señaladas; y, 3) en cuanto a
las facultades de la Corte en el examen y decisión del recurso, pues no puede
examinar errores de la sentencia que el recurrente no acuse ni por causales
que la ley no contemple.”

2. El recurso es analizado y resuelto por la Corte Casatoria, la que, a


diferencia de su antecedente el Tribunal de Casación, pertenece al órgano
jurisdiccional y se encuentra ubicada en la cúspide del aparato. Ella administra
justicia a los particulares, bajo la salvedad de que sólo lo hace en los casos en
que sirva al interés público y juzgando no el mérito de la controversia, sino la
sentencia de apelación o, como dice Calamandrei, “administra justicia a los

36
particulares sólo en los límites en que ello puede servirle para conseguir su fin
de unificación de la jurisprudencia”.

3. La casación impide reexaminar el íntegro de la sustancia debatida: se


trata esencialmente de una jurisdicción de derecho que no permite modificar los
juicios de hecho (salvo los casos que tengan que ver con la relación procesal,
los errores in procedendo o el control de la logicidad) y por ello no constituye
una tercera instancia judicial.

4. Entre el ius litigatoris y el ius constitutionis, la casación optó por éste


último. Es decir, lo que le interesa no es (fundamentalmente) subsanar el error
que pudiera estar perjudicando a una de las partes, sino evitar los errores de
alcance general. De ahí que Calamandrei advirtiera que sólo cuando el interés
individual y el público concordaran podía accederse a la casación.

5. Asimismo, cuando la norma alude a infracción normativa hace referencia


a las equivocaciones que pudieran existir en la sentencia impugnada sobre la
correcta aplicación del derecho objetivo, las que deben describirse con claridad
y precisión.

6. Finalmente, cuando indica que debe demostrarse la incidencia directa de


la infracción sobre la decisión impugnada, lo que hace es señalar que el
impugnante tiene que establecer una relación de correspondencia entre los
fundamentos de la resolución que rebate y las infracciones que menciona,
teniendo en cuenta estos parámetros que se emitirá el pronunciamiento
respectivo.

SEXTO: Que, del examen de la argumentación expuesta por la recurrente se


advierte que la causal denunciada no cumple con los requisitos exigidos en los
numerales 2 y 3 del artículo 388° del Código referido, pues de lo actuado, se
advierte que, conforme se ha señalado en el punto 9.2 de la sentencia de vista,
el actor no pretende heredar por representación a su suegra Guillermina
Gómez Palomino, dado que, en los términos del artículo 681° del código civil,
ello exigiría ser descendiente de dicha señora y que su esposa hubiera muerto
antes que esta, sino el derecho que alega es el de sucesor directo de
Hermelinda Ore Gómez, dado que ella sobrevivió a su causante (Guillermina
Gómez Palomino) y los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la

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herencia ya ingresaron a su patrimonio. De allí que sus herederos, entre ellos
su cónyuge, puedan reclamar el porcentaje que les corresponde. En tal sentido,
no siendo los hechos que se exponen en el recurso congruente con lo
establecido en el proceso, el recurso debe ser declarado improcedente.

SÉPTIMO: Que, respecto a la exigencia prevista en el inciso 4 del referido


artículo 388°, si bien la recurrente cumple con indicar que su pedido casatorio
es revocatorio, no es suficiente para atender el recurso materia de calificación;
en virtud a lo dispuesto en el artículo 392° del Código adjetivo, norma que
prescribe que los requisitos de procedencia de este recurso extraordinario son
concurrentes.

Por estas consideraciones y de conformidad con la precitada norma:

Declararon IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por William


Domingo Tokunaga Ore, representante de la parte demandada, a fojas
novecientos treinta y cinco, contra la sentencia de vista del veintiuno de marzo
de dos mil dieciséis; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en
el Diario Oficial “El Peruano” conforme a ley; en los seguidos por Alejandro
Lapa Orihuela, sobre partición de herencia; y los devolvieron. Interviene como
ponente el señor Juez Supremo Calderón Puertas.

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3.1. Análisis de la Jurisprudencia

En el caso que se presentó, el yerno demanda ser incluido en la partición y


división del inmueble dejado en herencia por su suegra.

Por otro lado, la parte demandada alega que es un imposible jurídico, puesto
que únicamente pueden heredar los descendientes del causante en línea recta
y en línea colateral hasta el segundo grado, conforme con lo dispuesto por el
artículo 681º del Código Civil, por lo que denuncian la infracción normativa de
dicho artículo.

No obstante, en primera instancia se declara fundada la demanda y la segunda


instancia confirma esta sentencia.

La Corte Suprema, luego del examen de los argumentos expuestos, advierte


que el actor no pretende heredar por representación a su suegra, dado que, en
los términos del artículo 681º del Código Civil, ello exigiría ser descendiente de
dicha señora y que su esposa hubiera muerto antes que esta, sino el derecho
que alega es el de sucesor directo de su esposa, dado que ella sobrevivió a su
causante, y los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia ya
ingresaron a su patrimonio. De allí que sus herederos, entre ellos su cónyuge,
puedan reclamar el porcentaje que les corresponde.

Finalmente, la Corte Suprema resuelve improcedente el recurso casatorio.

39
CONCLUSIONES

1. Debe tenerse en cuenta la concurrencia de diferencias y semejanzas


entre la indivisión y la copropiedad, básicamente porque ambas recaen
sobre un patrimonio común. De otro lado, la copropiedad brinda a los
copropietarios un derecho más concreto ya que, si bien persisten las
cuotas ideales, existe claridad respecto al bien sobre el cual recae el
derecho real.

2. La indivisión se extingue en un solo acto que es la partición, que causa


la pérdida del carácter abstracto de la comunidad patrimonial, elemento
esencial del cual se compone; muy por el contrario el régimen de
copropiedad se extingue parcialmente en razón de que con cada
partición no se hace más que materializar el supuesto base de la
copropiedad; esto es, otorgar un derecho concreto respecto a un bien
singular.

3. Un estado de indivisión se configura cuando el causante dejara más de


un heredero e inmediatamente después dela apertura dela sucesión se
dará origen a un estado de comunidad hereditaria, siendo en virtud de
esta comunidad y puesto que el llamamiento a la herencia tiene carácter
universal, el derecho sobre los bienes que la constituyen pertenece al
conjunto de los coherederos.

4. Mientras dure la indivisión y no se concrete la partición de la herencia,


será sin duda la comunidad hereditaria la que mantendrá autonomía
respecto del patrimonio personal de cada uno de los herederos y se
sujetará aun régimen especial en cuanto a la administración, uso y
disposición de los bienes particulares.

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REFERENCIAS

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Cabrera, L., Chávez, Z., Honorio, H., Lázaro, R., & Ventura, L. (s.f.). La
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https://www.academia.edu/8489434/INDIVISI%C3%93N_SUCESORIA.

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Tipográfica Editora Argentina.

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Chile.

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