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MACintyre

Este autor propone que es necesario situar las reflexiones en un contexto, es necesario tener en
cuenta la tradición, la historia. En segundo lugar, el autor propone un universo moral, una
situación imaginaria ―imagen― que ayuda a plantear su hipótesis. En esta imagen hay un mundo
en el que la ciencia ha puesto en riesgo a la humanidad, ha causado gran destrucción, en este
contexto surge un movimiento llamado no-saber, que destruye las universidades y todos los
centros en los que se produce y propaga el conocimiento académico. Después de estos sucesos, se
juntan fragmentos de teorías y libros de lo que quedó de esa destrucción. El problema surge
cuando se olvida que esta compilación de fragmentos es una compilación y se comienza a creer
que esa es La Ciencia; ya que es una compilación de fragmentos de muchos autores diferentes,
hay muchas contradicciones en ella. La hipótesis es que el lenguaje de la filosofía moral ha
olvidado que sus términos vienen de tradiciones y épocas específicas y diversas. Esta es la gran
catástrofe, no se reconoce ni siquiera que hubo una, entonces no es posible ir antes de ella. La
historia, dice MACintyre, es fragmentaria, hay en ella diversas tradiciones, no es lineal, de hechos
sucesivos, muchos de ellos ocurren simultáneamente, por ejemplo.

El autor está situado en la década de 1980, en donde se dan debates éticos inacabables,
irresolubles, no llegan a ninguna conclusión o resultado concreto, esto genera escepticismo y un
clima emotivista. Para ilustrar esto da tres ejemplos:

1. El debate sobre la guerra justa. La postura que se quiere combatir es que la guerra causa
únicamente daño y miseria. Las posturas para debatir esto son las siguientes:

a. La guerra justa es justificada por los fines que pretenden, es decir, los fines que con ella
se pretenden son mucho mejores y mayores que los males que acarrea.

b. Para que haya paz es necesaria la guerra, hay que mostrar que se está dispuesto a llevar
la guerra hasta cualquier nivel ―como la Guerra Fría―.

c. Las guerras entre grandes potencias son destructivas, pero está justificada la guerra de
liberación.

2. El debate sobre el aborto.

a. La mujer tiene autonomía sobre su cuerpo. El embrión depende de ella y es parte de


ella; por lo tanto el aborto debe ser permitido por la ley.

b. Imperativo categórico: No se puede negar el derecho a la vida porque no es una cosa


que yo desearía para mí mismo. El aborto es moralmente incorrecto pero no debe ser
ilegal.

c. El asesinato es malo. El infanticidio es un delito. El aborto es un asesinato y debe ser


prohibido.
3. El debate sobre la educación y la salud privadas. Hay unas condiciones de justicia para que se
garantice que cada persona tenga derecho de desarrollar sus propias facultades.

a. La posibilidad de acceder a este desarrollo debe ser igual para todos.

b. Es necesario dar espacio para disfrutar de diversas maneras el ejercicio de educación y


salud.

Entonces, todas estas posturas tienen como base ciertas premisas determinadas. En primer lugar
hay una inconmensurabilidad entre las posturas, no hay una medida común, por eso la premisa
última no puede ser verdadera o falsa. [si no entienden por qué, me preguntan]. En segundo lugar,
se trabaja en un lenguaje impersonal que tiene la pretensión de ser objetivo. Se quiere evitar un
lenguaje evaluativo, para que tenga la posibilidad de ser normativo y vinculante. Por último, todas
las posturas están situadas en épocas y lugares distintos. El problema es que se debate como si
fueran atemporales, descontextualizadas, como si la filosofía no estuviera en relación con otros
saberes, como si fuera ajena a hechos y sucesos moralmente delicados. Esta es la catástrofe, no se
puede localizar su origen porque se descontextualizan las tradiciones y por lo tanto el lenguaje.

Esto no es pluralismo ético, en donde hay diferentes posturas que pueden ponerse a discutir
entre sí y alcanzar acuerdos comunes, esto es una confusión en la cual los debates terminan en
afirmaciones fuertes.

Pese a todo lo anterior, ¿hay elementos que permitan llamar una acción o actitud virtuosa? Uno
de estos elementos es la práctica ―aunque no toda práctica sea virtud―. Cualquier forma
inteligente humana compleja, establecida de forma cooperativa, socialmente, mediante la cual se
realizan los bienes inherentes a sí misma. Son llamadas buenas prácticas las que tienen sus bienes
inherentes. En la práctica hay bienes internos y externos a ésta. Los externos permiten y
garantizan la realización de la práctica, pero los internos ―que tienen todas las prácticas―
transforman la vida de las personas.

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