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Universidad Nacional de Colombia.

Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales.


Departamento de Derecho.
Especialización en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.
Curso: Historia de los Derechos Humanos.

Luisa Fernanda Sánchez Casallas.

Reseña del Texto ¨La Era del Capital: 1848-1875¨ de Eric Hobsbawm.

En los capítulos III, IV, V, y VI, correspondientes a la unificación del mundo, conflictos y guerra, la
construcción de naciones y las fuerzas de la democracia, respectivamente, el profesor Hobsbawm
retoma acontecimientos políticos, culturales, económicos y sociales acontecidos en el continente
europeo (pero con influencia en los demás continentes) en la época post-revolucionaria entre los
años 1848- 1875, para describir la forma en que el emergente capitalismo industrial consolidó
sus características principales en un contexto de grandes cambios en los modelos de sociedad
que hasta ahora habían existido.

La unificación del mundo, inicia con la posibilidad de entablar relaciones económicas y


diplomáticas de una manera más eficaz, fundamentalmente por el surgimiento de nuevas
tecnologías que permitieron lograr una suerte de proximidad espacial que redujo los tiempos y
las dificultades de acceso e intercambios entre regiones y continentes.

Hasta 1948, la falta de comunicación entre regiones del mundo, de una manera u otra implicaba
que lo que aconteciera en una región, difícilmente se vería reflejado en otras regiones no muy
próximas. Es a partir de la entrada en funcionamiento de medios de comunicación sin precedente
alguno como fueron el telégrafo, el barco de vapor y el ferrocarril, que se inició el proceso de
unión entre naciones a través de la posibilidad de entablar relaciones diplomáticas, económicas,
políticas, y administrativas, dando así los primeros pasos para la construcción de la economía
mundial capitalista.

Aunque se presentaron algunas guerras, en su mayoría breves, la guerra como tal no fue una de
las características que definieron estás décadas, los levantamientos internos y las oposiciones
populares adelantadas, principalmente por demócratas radicales, una moderada clase media
liberal, y el movimiento de la clase trabajadora, se negociaron con algunas concesiones a lo que
se denominó ¨las fuerzas de la democracia¨ en el marco de un contexto de reformas y
liberalización política que permitía ceder ante algunas demandas sin que ;esto implicara la
pérdida del control político y la apertura de espacios de control.

Así lo practicaron Bismark en Alemania y Cavour en Italia, quienes usando además la diplomacia,
y el control de los mecanismos de gobiernos, lograron la unificación de cada una de sus naciones,
introduciendo cambios en el mapa europero, pero no los únicos, ya que en general la
transformación geopolítica de la época y la consolidación de naciones, implicó cambios
importantes desde el punto de vista geográfico.

Desde la revolución de 1848 en Francia, las apuestas por consolidar la nación fueron replicadas
de tal forma que la nacionalidad se convirtió en un principio característico de la época, por que
fueron, en últimas, la excusa para la creación de los Estados-nación, con base en la identidad, la
cual en algunos casos generaba discordia por su difícil agrupación considerando la diversidad de
muchos pueblos. Al final la primacía la detentaron las grandes potencias, y diseñaron formas de
integrar a las naciones mas pequeñas, porque entre otras cosas al considerar que el estado-
nación tenía un carácter progresivo, una economía, tecnología, organización estatal y fuerza
militar necesitaban mantener la unificación como principio, impuesta culturalmente a través de
la educación, el servicio militar y el trabajo.

Este imaginario de nación, en principio fue secundado por una clase social intermedia, las clases
populares como fueron campesinos y obreros no denotaban mayor convicción al respecto, hasta
que se fortaleció la conciencia de que como parte de la nación, el gobierno también tenía
obligación de atender sus demandas. A la par del nacionalismo surge la democracia como forma
de integración a través de la participación que se materializaba por medio del voto, sobre el que
existieron constantes debates en relación a si este debía limitarse o tener carácter universal.

En el marco de estos debates surge el conservadurismo, en respuesta a los sectores descontentos


temerosos de nuevas revoluciones, fundamentando su accionar en la tradición y la costumbre. A
continuación en el escenario político surgirá el proletariado - a pesar de la prohibición de los
sindicatos en todo el continente- con el nacimiento del proyecto socialista y la creación de la
internacional que logrará que se instaure el sufragio de universal en Alemania. Esta última etapa
se caracterizó por el surgimiento de proyectos políticos en relación a la instauración de la
democracia.

En conclusión, la exposición de Hobsbawm es el relato de cómo en el proceso de consolidar un


modelo económico hegemónico como el capitalista, se redefinió todo el espectro político, social
y cultural, e incluso geográfico, muestra de ello son los esfuerzos por consolidar naciones, e
imponer nacionalismos construidos desde la verticalidad donde clases dominantes imponen la
homogenización de sociedades diversas en nombre del progreso.

Las disputas que siguen, a propósito de todos los valores capitalistas que se construyen en la
época, serán las disputas imperialistas, aún vigentes en la actualidad, donde las potencias y su
expansión colonial en búsqueda de mercados, apunta a la explotación en naciones calificadas por
los mismos, como débiles y atrasadas, a las cuales impusieron sus formas institucionales, su
cultura, su educación, su historia y sus formas políticas.

Nuestra región es heredera, por no decir víctima, de todas estas transformaciones impuestas,
por ello la lectura de Hobsbawm es clave para comprender la transición acelerada que
atravesaron regiones como América Latina y África, en nombre de un modelo económico
transplantado e impuesto, y la necesidad de alimentar todas las formas de resistencia anti-
colonialistas (en materia de derechos, cultura, historia, etc) que se mantienen vigentes.

Bibliografía:

HOBSBAWM, Eric. La era del Capital: 1848-1875. Grupo Editorial Planeta, Buenos Aires, 2010, p.
60-126.

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