You are on page 1of 8

INTRODUCCIÓN

I. La Doctrina católica romana de la eucaristía según su catecismo.

En el catolicismo romano “Eucaristía” es el nombre que recibe el tercer sacramento


de los siete que la iglesia profesa. Dentro de su secuencia sacramental corresponde a la
culminación de la iniciación cristiana (precedida por el Bautismo y la confirmación).1 Este
es el sacramento más importante dentro de su sistema, el Catecismo afirma que “la eucaristía
es fuente y cima de toda la vida cristiana… los demás sacramentos están unidos a la eucaristía
y a ella se ordenan”2 y también que “Toda la vida litúrgica de la iglesia gravita en torno al
Sacrificio eucarístico y los sacramentos.” 3 Ocupa un lugar importante dentro del desarrollo
de la vida de los feligreses católicos. Para entender generalmente la eucaristía en la doctrina
católico-romana, se deben considerar los siguientes aspectos: El nombre del sacramento, los
signos, y la presencia de Cristo.

A. El Nombre del Sacramento

La Eucaristía es la celebración católica de la Santa Cena, la última pascua celebrada


por nuestro Señor Jesucristo con sus discípulos, y que fue instituida por él como signo de su
sacrificio. Se le llama eucaristía (en griego eucharistian) porque es una “acción de gracias a
Dios.” Porque nos recuerda la bendición de Dios en sus obras de creación, redención y
santificación. 4 Pero también se conoce por otros nombres tales como Banquete del Señor,
Fracción del Pan, Asamblea eucarística, memorial de la pasión y la resurrección del Señor,
Santo Sacrificio, Santa y Divina liturgia, Comunión, y Santa Misa.5

B. Los signos

“En el corazón de la celebración de la eucaristía se encuentra el pan y el vino”6 Estos


fueron los símbolos usados por Jesucristo en la última pascua que celebró con sus discípulos.
En este punto los católico-romanos fundamentan correctamente el sacramento; la Escritura

1
Ed. Monseñor Román Arrieta Villalobos, Catecismo de la Iglesia Católica (San Pablo: San José de Costa Rica,
2014), 452.
2
Arrieta, Catecismo, 452.
3
Arrieta, Catecismo, 386.
4
Arrieta, Catecismo, 453.
5
Arrieta, Catecismo, 453-455
6
Arrieta, Catecismo, 453.
es su fuente principal y de ella establecen la celebración y los signos. Incluso describen la
relación de la Pascua antiguo-testamentaria con la eucaristía, y afirman una continuación
directa entre estos dos símbolos, pero que ahora Jesús le da un nuevo sentido al pan y el
vino.7 Es a causa de esto que aseguran que el pan tiene que ser sin levadura, debido a que era
el pan usado en la pascua y el que uso Cristo en la institución del sacramento.

C. La presencia de Cristo

En el concepto católico-romano de la celebración, los símbolos no quedan solo como


símbolos. El pan y el vino en el momento en el que son bendecidos por el sacerdote u obispo
debidamente ordenado, se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Esta doctrina es
llamada “Transubstanciación” y fue uno de los conceptos más objetados por los protestantes
contra los católico-romanos. Ahora, la iglesia es muy sutil a la hora de usar las palabras para
hablar de la presencia de Cristo en la eucaristía. Afirman que lo que ocurre es “el cambio de
toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la
substancia del vino en la substancia de su sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y
apropiadamente a este cambio transubstanciación.”8 Con esto no quieren significar que
visiblemente el pan se vuelve cuerpo y el vino sangre, sino que substancialmente se
convierten, por eso lo llaman transustanciación y no transformación, porque la forma no
cambia sino la sustancia. El pan y el vino ya no son pan y vino substancialmente, sino
sustancialmente el cuerpo y la sangre de Cristo. El catecismo cita a Tomas de Aquino quien
afirma que no se puede conocer la presencia de Cristo en los elementos sino a través de la fe.
Consecuentemente por este concepto, ven la Eucaristía, una continuación del
sacrificio de Cristo. Es a través de esta celebración que su sacrificio se hace presente y actual.
“El sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre
actual… cuantas veces se renueva en el altar el sacrificio de la cruz, en el que Cristo, nuestra
pascua, fue inmolado, se realiza la obra de nuestra salvación.”9 No es una re-sacrificación o
un sacrificio nuevo, sino el mismo sacrificio ininterrumpido. Es el mismo sacrificio de la
Cruz, porque el sacerdote y el sacrificio es el mismo, pero varía la forma del sacrificio. El
sacerdote es el mismo porque Cristo opera a través de los sacerdotes ordenados, y es el mismo

7
Arrieta, Catecismo, 456.
8
Arrieta, Catecismo, 472.
9
Arrieta, Catecismo, 466.
sacrificio porque substancialmente el pan y el vino son el cuerpo y la sangre de Cristo.10
Además es el mismo sacrificio porque tiene el mismo fin de expiar los pecados. Grudem
hablando de esto mismo cita a Ludwig Ott en su obra Fundamentos del Dogma Católico y
dice: “Como sacrificio propiciatorio… el sacrificio de la Misa lleva a cabo la remisión de
pecados y el castigo por los pecados.”11 Actualmente Cristo expía y propicia los pecados de
su pueblo, a través del sacrificio eucarístico.

Dentro de la liturgia de la Misa, el sacrificio de Cristo se da en el momento en el que


los elementos son bendecidos por el sacerdote. Al pronunciar él las palabras de nuestro Señor
Jesucristo, “esto es mi cuerpo” y “esta es mi sangre” los elementos por el poder del Espíritu
Santo se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, y así toda la asamblea participa del
sacrificio de Cristo y recibe el perdón y la propiciación de los pecados. Y también separa del
pecado; el catecismo afirma que “el Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión es
"entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es "derramada por muchos para el perdón
de los pecados". Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo
12
tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados” Así que
resumidamente, la eucaristía católico-romana es una acción de gracias a Dios que se celebra
por la institución de Cristo, en la cual Cristo se hace presente sustancialmente en los signos
del pan y el vino, y además es el sacrificio constante e ininterrumpido de Cristo por la
propiciación y expiación de los pecados de su pueblo.

II. La doctrina bíblica de la suficiencia del sacrificio de Cristo.


De acuerdo a la doctrina católica romana en cuanto a la eucaristía es bastante notorio
el sacrificio insuficiente de Cristo, sin embargo, como veremos ahora a continuación la biblia
expresa que el sacrificio de Cristo es todo suficiente, y definitivo, por lo cual es inaudito que
en la santa cena se haga a través de los signos, el sacrifico continuo e ininterrumpido de
Cristo. Para esto consideraremos, qué es la doctrina bíblica de la suficiencia del sacrificio de
Cristo, culés son los aspectos que deben de considerarse para entender la doctrina de la
suficiencia del sacrificio de Cristo y cuál es la relación que haya con la Cena del Señor.
A. Qué es la doctrina bíblica de la suficiencia del sacrificio de Cristo.

10
Arrieta, Catecismo, 467.
11
Wayne Grudem, Teología Sistemática (Vida: Miami, 2017), 1046.
12
Arrieta, Catecismo, 478-479
Es la provisión divina de Cristo como sacrificio de expiación y propiciación, que
logra de manera satisfactoria, suficiente y en perfección, para nuestra redención de la
maldición de la ley y del pecado de manera irrepetible, esto debido a la perfección inherente
de su persona y sacrificio. Por lo cual no hay necesidad de sumarle algo más al sacrifico de
Cristo, ni repetir el sacrifico de Cristo para lograr nuestra redención, porque escrito está, que
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
B. Cuáles son los aspectos que debemos considerar para entender la doctrina
de la suficiencia de Cristo.
1. La necesidad de redención del hombre
Después de la caída y tener como resultado la gran separación entre Dios y el hombre
que “ni los hombres ni los ángeles pueden serrar” tal separación, hay una necesidad, de cual
Berkhof, dice que es un “grito que pide el auxilio divino”. Pero esto es por la realidad de la
imposibilidad del hombre para redimirse a sí mismo, por tanto, es absolutamente necesario
apaciguar la ira de Dios y cumplir las demandas penales, y preceptivas de la ley de Dios de
manera perfecta, para su redención. De manera que Dios, en la infinitud de su gracia provee
el auxilio divino, para cerrar esa gran separación que hay entre Dios y el hombre, y la
provisión es la segunda persona de la trinidad en sacrificio, que primeramente a través de la
historia del Antiguo testamento ha sido tipificado por el sacrificio de machos cabríos, hasta
el día de su cumplimiento, en que Cristo no solo fue el sacrificio perfecto sino también el
sacerdote perfecto.
2. La insuficiencia del sacrificio de los animales
John Murray dice que los sacrificios en el Antiguo Testamento “eran básicamente
expiatorios”; por tanto, la persona que estaba en transgresión contra Dios y su ley tenía que
llevar un sacrificio al altar, en lugar de él, esto es una sustitución, el animal sin defecto alguno
por el pecador, pero por otro lado había una imposición de las manos sobre la cabeza del
animal para una transferencia del pecado y la responsabilidad del pecador, este cuadro es
típico en el libro de Levítico. Estos sacrificios eran hechos conforme se cometían pecados y
seguirían haciéndose mientras hubiese pecadores que reconciliar; estos sacrificios no podían
ser de expiación ni propiciación perpetua y por consecuencia no podía proveer una redención
suficiente, efectiva, ni definitiva. Esto por dos razones:
a. Hay una desproporción entre el pecador y el sacrifico.
b. Estos sacrificios del Antiguo testamento no eran más que copias y sombras de
lo que vendría a ser de Cristo.
Los sacrificios del Antiguo Testamento han colocado el trasfondo para señalar el
sacrificio de Cristo, en el Nuevo Testamento, quién es el auténtico y todo suficiente y
definitivo sacrificio por nuestros pecados, el verdadero sustituto en lugar nuestro. Hebreos
no los presenta de esta manera hebreos 10:10 “somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Cristo hecha una vez y para siempre” el sacrificio redentor de Cristo no se volverá
a realizar más como si su sacrificio no fuese perpetuo, sino por cuanto es Dios y hombre su
sacrificio tiene un valor eterno y por cuanto es hombre no existe una desproporción como
con los animales en sacrificio.
Hebreos 10:18 “pues donde haya remisión de éstos no hay más ofrenda por el pecado”
esto dice porque, el sacrificio de Cristo fue todo suficiente de tal manera que Dios dice v17
que nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Por tanto, no hay más necesidad
de presentar ofrenda alguna para nuestra redención invalidando así el sacrifico de Cristo
como hacen los católicos romanos de acuerdo a su catecismo que declara que “cada vez que
se celebra la eucaristía se realiza la obra de nuestra redención” trayendo otra vez al Cristo
glorificado que está a la distrae del Padre intercediendo por nosotros para sacrificarlo otra
para una supuesta redención. (Catecismo CR. Pag 483)
3. La insuficiencia de los sacerdotes
Cuando hablamos de la ofrenda de sacrificio por el pecado debemos de hablar
necesariamente de aquel que administra este sacrificio, en el Antiguo Testamento; y estos
administradores eran los sacerdotes, administraban las ofrendas de sacrificios por los
pecados, de acuerdo a Hebreos 5:1 todo hombre que era constituido como sacerdote lo era
favor de los hombres, para que presente ofrendas y sacrificio por los pecados. Pero las
razones por las que estos sacerdotes eran insuficientes e ineficaces son:
a. Su permanencia temporal, Hebreos 7:23.
b. Su naturaleza pecaminosa
Y Cristo siendo sacerdote de la orden de Melquisedec y constituido como sacerdote
desde la eternidad a favor de los hombres para que presentase ofrenda y sacrificio por los
pecados de su pueblo, podemos ver lo que le hace a Cristo especial, suficiente y eficaz como
sacerdote es:
a. Su permanencia eterna, Hebreos 7:24, esto hace que su sacerdocio sea
suficiente, por tanto, no más sacerdotes, por cuanto él no muere
b. Su santidad Hebreos 7:26, hace que la obra sacerdotal de Cristo sea eficiente.
Quiero que notemos que Jesús es el Sacerdote y el sacrificio, el nunca pido que se le
tomaran a él y le presentaran como sacrificio, nunca tomo a un sacerdote para que lo
ofrecieran a él como sacrificio, porque él es el verdadero sumo sacerdote, ni tomo alguna
otra ofrenda de sacrificio por los pecados de su pueblo para redimirlos eternamente porque
él es el suficiente, definitivo, y verdadero sacrificio; antes bien, dice que él es quien pone su
vida por las ovejas (Juan 10:15) y él es quien tiene poder para volverla a tomar, no menciona
a alguien más que pueda hacer eso con él.
Ahora bien, qué con la celebración de la eucaristía donde supuestamente el sacerdote
toma el cuerpo de Cristo tantas veces sea necesario como en los sacrificios del Antiguo
testamento para volverla a sacrificar como ofrenda para redención. Tales personas no tienen
autoridad de hacer eso, eso es volver al sistema del antiguo testamento, y tener por
insuficiente el sacerdocio y sacrificio de Cristo.
C. Cuál es su relación con la ordenanza de la Santa Cena.
La relación que existe entre el sacrificio de Cristo y la Santa Cena es que el sacrificio
de Cristo no es el continuo sacrificio de Cristo sino una conmemoración del sacrifico de
Cristo hecha una vez y para siempre porque, no en vano dice el señor al administrar cada
elemento de la cena tanto el pan como vino que lo hagan en memoria de él y no que se ofrezca
como ofrenda de sacrificio para nuestra redención. Recordamos esa redención única,
suficiente, efectiva y definitiva. La ordenanza es el recuerdo continuo de este sacrifico y no
el sacrificio continuo. J. C. Ryle presenta la relación del sacrificio de Cristo como “el
recuerdo continuo para el cual la Cena del Señor fue instituida”
III. Las Razones por las cuales la eucaristía católica romana atenta contra el
sacerdocio de Cristo ya la suficiencia de su sacrifico.
La doctrina de la transustanciación es una negación de la doctrina bíblica de Cristo.
No obstante, “la transustanciación le atribuye atributos divinos a la naturaleza humana finita
de Cristo.”13 No solamente ha sido aceptada por el vulgo en general esta opinión, sino que el
acto que ejecutan ha sido de tal manera ordenado, que es una especie de expiación para

13 (Boettner 1962) p.12


satisfacer a Dios por los pecados, así de los vivos como de los muertos. “…Mas cuando se
haya probado claramente por la Palabra de Dios que esta misa, por más compuesta y
arreglada que esté, priva sobremanera a Jesucristo de su honra, oprime y sepulta su cruz, hace
caer en olvido su muerte, nos quita el fruto que de ella nos viene, destruye y disipa el
sacramento en el cual se nos dejó memoria de la muerte del Señor…”14
A. La misa deshonra el soberano sacerdocio de Jesucristo
Calvino menciona diciendo: “…el Padre no lo ordeno y consagró a Él como sacerdote
y Pontífice por algún periodo limitado de tiempo, como lo fueron los sacerdotes del Antiguo
Testamento…”15 teniendo en cuenta que los sacerdotes anteriores que no podían vivir por
siempre; por lo cual era necesario que tuvieran sucesores que ocupasen después su lugar; en
cambio Jesucristo, como era inmortal, no tuvo necesidad de vicario alguno que le sustituyese.
Pues ha sido señalado por el Padre como “sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec” (Sal. 110:4). Por lo consiguiente “…después de su venida, los sacerdotes
levitas cuya costumbre y habito establecido era sacrificar diariamente…porque todos los
santos encuentran una completa consagración ene la única y sola ofrenda de Cristo…”16
B. El altar de la misa destruye la cruz de Cristo
“Es del todo cierto que al erigir un altar cae por tierra Jesucristo…”17 Porque si Él se
ofrece a sí mismo en la cruz como sacrifico para santificarnos para siempre, ya para
obtenernos redención eterna (Heb. 9,12), sin duda la virtud y eficacia de este sacrificio dura
eternamente sin que jamás haya de tener fin. Ya que, en el Catecismo Católico se refiere
diciendo: “…el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el
sacrifico eucarístico en el que se volverán en su Cuerpo y en su Sangre.”18
Jesucristo en la últimas palabas pronunciadas al entregar su espíritu dijo: “consumado
es” (Jn. 19:30). Nos declara que por éste su solo sacrificio se ha perfeccionado y cumplido
todo cuanto se refería a nuestra salvación. Al realizar este tipo de celebración con este
entendimiento, es solo añadir continuamente sacrificios, como si el de Jesucristo hubiera sido
imperfecto, habiendo demostrado su perfección el mismo cuando estaba en la tierra.

14 (Calvino 2013) p.1124


15 (Calvino 2013) p.1124
16 p.205 (Calvino, Comentario a la Epístola a los Hebreos 2016)
17 (Calvino, Comentario a la Epístola a los Hebreos 2016) p. 1125
18 P. 462. (Villalobos 2014)
C. La misa borra la muerte única de Jesucristo

Como entre los hombres la confirmación del testamento depende de la muerte del
testador, de la misma manera nuestro Señor con su muerte ha confirmado su testamento, por
el cual nos ha asegurado eternamente la remisión de nuestros pecados y la justicia. La
celebración de la cena “es un sermón visible, en el cual se nos presenta a Cristo sacrificado.”19
El sacramento de la cena del Señor representa y exhibe la salvación a través del sacrificio
único y perfeto de Cristo, “…el énfasis centra de la ordenanza es el “recuerdo” de “la muerte
del Señor.” Los elementos recuerdan el cuerpo y la sangre ofrecidos a Dios en el sacrificio
de sí mismo por nosotros.”20
Calvino dice lo siguiente: “Los que se atreven a quitar, cambiar o innovar algo en este
testamento, niegan la muerte de Jesucristo y la estiman en nada.”21 Porque, como dice el
Apóstol, “donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador” (Heb.
9,16). La misa pretende ser un nuevo testamento de Jesucristo; por tanto, exige su muerte.
Además, es necesario que el sacrificio que se ofrece sea sacrificado y muera.
Si Jesucristo es ofrecido en cada misa, es necesario que a cada momento sea muerto
y cruelmente sacrificado en una multitud de lugares. Calvino se refiere diciendo: “Si
Jesucristo tuviera necesidad de ofrecerse a sí mismo muchas veces, debería haber padecido
muchas veces desde el principio del mundo”22 La confesión de Londres dice también los
siguiente: “Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace en absoluto ningún verdadero
sacrificio para la remisión del pecado ni de los vivos ni de los muertos”23
Sabemos bien que ni la muerte ni la vida de Jesucristo están en sus manos de alguien
creado. Se llega a la comprensión que estos elementos no se convierten en la carne y sangre
literal de Jesús. “¡Él no se transformó de una persona en algo de líquido y pan!.”24 Pablo
también dice que el pan sigue siendo pan (1 Cor. 11:27-28) “Si el vino se convirtiera en
sangre literal durante la misa ritual, como se afirma, entonces beberla seria prohibido por la
Escritura”25 (Lev. 3:17;7:26;17:10,12; Hch. 15:20).

19 Thomas Watson, The Ten Commandments. Pag.165


20 (Williamson 2015) p. 318
21 (Calvino, Institución de la Religión Cristiana 2013). 1127.
22 (Calvino, Institución de la Religión Cristiana 2013)
23 (Waldron 1997) p. 367.
24 (Boettner 1962) p. 13.
25 (Boettner 1962) p. 13.

You might also like